En el Ejército, Ambrosio destacó desde el principio, por su buena conducta y obediencia, habiéndose adaptado muy bien a la disciplina castrense; consiguiendo ascensos rápidamente, hasta lograr el grado de cabo primero; en los deportes despuntó muy bien, destacándose en el atletismo como corredor de los cuatrocientos metros planos, llegando a convertirse en el campeón de su guarnición; y en competencia con las demás guarniciones, fue el sub_campeón, de todas las Fuerzas Armadas de su país. Todo esto le granjeo un liderazgo y un gran respeto dentro de sus compañeros de armas… Faltándole pocos meses para salir de baja del Ejército, además de tener planes para quedarse en éste y hacer carrera militar; fue llamado para integrar el Seleccionado de Atletismo de las Fuerzas Armadas, que participaría en una competencia internacional entre Fuerzas Armadas de varios países, a celebrarse en el exterior, pero mes y medio antes de dicha competencia, y a cuatro meses de cumplir con el obligatorio servicio militar; durante un entrenamiento del Seleccionado; sufrió una aparatosa caída, causada por un desgarre muscular; golpeándose fuertemente al caer y sufriendo serias lesiones en un brazo, en una pierna y el desprendimiento de uno de sus riñones; este accidente lo mantuvo hospitalizado por casi dos meses, y a causa del mismo, quedó fuera del Seleccionado y fue motivo, para darle de baja prematuramente, truncándosele así, sus planes y aspiraciones. Al tiempo después de haber sido dado de baja del Ejército, se decidió a inscribirse en el Instituto de Formación de Guardias de la Nación, no revelando en lo más mínimo, lo del accidente sufrido en el Ejército. Fue aceptado en dicha Institución, y gracias a sus conocimientos y a su disciplina ¡Y a su férrea voluntad!, se graduó con méritos, siendo destacado luego en el Puerto Castillo. Y se puede decir que le iba muy bien en este lugar, ya que ganaba buen sueldo, recibía y disfrutaba de muchas y buenas prebendas, tenía una novia que lo quería mucho ¡En fin!… Pero no había cumplido ni los dos años como guardia de la nación, cuando cierto día, que se encontraba de permiso, disfrutando en el pueblo con una novia muy bonita que tenía en ese momento, de nombre Alba, se le ocurre entrar en un bar familiar, que siempre visitaba, y en el sitio se encontraba un teniente, vestido de civil, el cual, era guardia de la nación también, y había sido destacado recientemente en el Puerto Castillo; dicho teniente, teniendo unos tragos de más, comenzó a verle con descaro la novia a Ambrosio, llegando al colmo del abuso, cuando acercándose a ellos, trató de darle un beso a Alba; Ambrosio, no soportando más la situación, le dio un empellón y le dijo _ ¡Es que a ti nadie te ha ensañado a respetar a los hombres?_ Propinándole al mismo tiempo, un puñetazo en el mentón _ ¡Pues yo te voy a enseñar!_ Con el golpe, lo hizo retroceder hacia una pared que se encontraba cerca, chocando el teniente contra ésta; Ambrosio, no queriendo agravar más el asunto, pensó en marcharse, pero el otro individuo, dice en ese momento, llevándose su mano derecha a la espalda _¡Aaah! ¡Es que tú eres guapo? ¡No sabes quién soy yo?_ Ambrosio fue a responderle, pero el verle el arma en la mano, con una rapidez increíble y ayudado por el instinto de conservación, desvió el disparo hacia el techo, y con la misma presión que hizo al agarrarlo, lo obligó a soltar el arma, golpeándolo nuevamente y diciéndole con rabia _ ¡Yo no sé quién coño eres tú ni me interesa! ¡Pero tú a mí me respetas oístes, porque yo soy Ambrosio Ortiz!_ En ese momento llegó la Policía Castrense, la cual había sido llamada por el dueño del local, que sí sabía y los conocía a ambos, y mientras éste le explicaba lo ocurrido, al que comandaba a los soldados; otros cuatro, se llevaban detenidos a Ambrosio y al teniente; la novia del primero, Alba; fue llevada a su casa por unas amigas con una crisis de nervios, a causa de lo sucedido. Ya en el cuartel militar, después de los informes respectivos de los involucrados y de la Policía Castrense; a Ambrosio le fueron impuestos cuarenta días de arresto severo, y al teniente lo confinaron en su habitación por doce días, decisiones estas, que molestaron mucho a Ambrosio, y cuando era conducido al calabozo, le decía a sus compañeros _ ¡Yo me voy de esta mierda! ¡No acepto ! ¡No quiero pagar algo injusto! ¡Porque esto que me hicieron es algo injusto! ¡Una injusticia! ¡Por eso me voy! ¡Me voy pal coño! _ Y uno de los compañeros que lo conducía al encierro, le decía, en forma sarcástica y sonriendo _ ¡Sí!, tú te vas a ir, pero dentro de cuarenta días _ Pero Ambrosio pensaba, lleno de ira _ ¡Eso es lo que ustedes creen ! ¡Pero de que me voy ya! ¡Me voy ya! ¡Que se los aseguro yo!_ Y efectivamente, en el momento en que le fueron a llevar la cena, en un leve descuido que tuvo el guardián del calabozo, lo golpeó, le quitó el armamento, las llaves y los encerró a los dos, tanto al que le llevó la comida, como al guardián; salió de los calabozos, y sigilosamente se dirigió a la parte trasera del cuartel, la cual daba a la montaña, saltó la pared y emprendió la huida; pasó a despedirse a casa de Alba, se cambió de ropa y reanudó la huida, pensando que la forma más segura de escapar, era a pie y a través de las montañas. Ambrosio tardó muchos días en atravesarlas, saliendo a descubierto solamente a conseguir agua y comida, en tres o cuatro oportunidades; hasta llegar a la parcela de sus padres, a la cual se acercó de noche ; y se puso a esperar pacientemente, el momento en que su madre saliera hacia el lavadero, a tapar la jaula de los loros con un trapo ; al verla llegar , la llamó en voz baja, casi siseando, y Doña Carmen, sin reconocerlo al momento, se asustó mucho, pero al hacerlo, dio un gritico de alegría, diciendo _¡Aay muchacho! ¡Dios te bendiga! ¡Quí hace jaquí ? ¡Y e neses tao ! ¿Qué ti cieron ? ¿Qué te pasó?_ _¡Mamá mamá !_ Le dice Ambrosio, sosegándola _ ¡Cálmate por favor!, baja la voz que nos pueden oír. Lo que pasó fue, que tuve un problema con otro guardia de la nación y me querían arrestar y escapé_ ¡Escapate ? ¿De qué ? ¿Pol qué ? _Pregunta Doña Carmen, preocupada y sin entender nada ; a lo que le dice Ambrosio _Bueno mamá, que deserté ¡Soy un desertor !_ ¡Ay mijo ! ¡Un deseltol !_ _¡Sí mamá, soy un desertor, y lo más seguro es que me vengan a buscar aquí ¡Sí es que no están vigilando la parcela ya !, sólo vine para que lo supieras ; voy a estar en la montaña el tiempo que sea necesario, mientras se calma el problema_ Interrumpiéndolo Doña Carmen, al preguntarle, temerosa _¡Mira mijo! ¿Y cómo va jacé pa pasala hi ? !, sin ropi sin comía_ _Usté no se preocupe, que yo me las sé arreglar_ Le responde éste, tranquilizándola ¡Aunque podemos hacer una cosa !, cada tres o cuatro días, usté manda a alguien para la montaña con ropa y comida, ¡Eso sí !, la persona que usté encargue de la misión, debe de estar pendiente de no que lo sigan, de todas maneras, él sólo debe internarse en la montaña, que yo salgo a recibirlo ¡Y si no!, es porque me he dado cuenta que lo siguen_ Y así estuvo Ambrosio por más de tres meses escondido en el inhóspito lugar, sirviéndole de mucho, el entrenamiento que recibió en el ejército, para sobrevivir allí. Al principio casi muere a manos de unos guerrilleros, que creyeron que iba como espía, pero luego se aclararon las cosas. También entabló amistad con un hombre nombrado Andrés, el cual, defendiendo su propia vida, había matado a dos hombres, padre e hijo; pero los muertos eran de familia pudiente y relacionada con el gobierno, razones por las cuales querían y podían matarlo sin hacerle juicio ni nada ; este hombre ya llevaba en la montaña más de seis meses, y al principio también creyó que Ambrosio iba por él, pensando igualmente en matarlo, para que no lo delatara; pero gracias a la intervención de los mismos guerrilleros, que le explicaron las razones del porqué éste se encontraba allí ; desistió de ello, llegando ambos a hacerse buenos amigos, ayudándose y haciéndose compañía mutuamente; hasta que Ambrosio estuvo seguro de que ya no lo buscaban, y resolvió volver a su casa… Al regresar a ella, sus padres lo recibieron con mucha alegría, y Don Emiliano, entusiasmado y muy contento por el regreso de su hijo, ordenó que mataran un maute y lo prepararan, y se pusieron a fiestear por varios días, y Ambrosio, sintiéndose muy feliz, volvió a recordar tiempos de cuando era niño, y pensaba, que el amor de sus padres compensaba todas las cosas malas de la vida. Por otro lado, Pablito, quien no había cambiado en nada su aptitud para con Ambrosio ¡Al contrario !, había aumentado su animadversión hacia éste ; aprovechaba la celebración, para continuar sembrando cizaña en contra de su hermano menor ¡Ayudado como siempre !, por Ramón y Antonio. Y sobrinos, primos, vecinos, amistades… Los oían, sorprendidos de las cosas que estos les narraban ; como lo que les decía Pablito _¡Hay que ve como son las cosa !, hay que poltase mal pa que lo traten bie na uno, ese carajo ques comú nengendru el demonio ¡Más malo que Caín !, lo recibe nasina¡ ¿Fíjence que ses tan malo !, qui una ve jallén la cienda, agarrún perro que tenía y lo metiú entri un sacu y lo tiró pun barranco ¿Y saben pol qué ?, polqués taba jugando conel perru y el perro lo rajuñó. Tambié nuna ve nos queriá matá co nun machete, a mí, a Ramoni Antonio, na más polque le dijimu a papi mamú na cosa mala qué labía hecho ¡Y lúltima gracia quizu ahora ! ¿Saben cuál fue ? que pol poco no matu a cuatro gualdia je la nación compañeros dél y sizo deseltol ¡Y miren la fiesta que li hacen pol la gracia !, a uno que si ha jodío trabajando tu el tiempu e nesta vaina, ni le paran bola, peru al vagu ese que nu a hechun coño pu esta palcela, sino puro anda difrutandu e la vidi gozandu na bola fuera dí aquí ; mira como lo tratan, ¡Qué sa bél cuánto si ha comíu ese maute que le matarón, ni cuánto trabajo dio pa crialo.,_Y estas falsas historias, y muchas otras mentiras y calumnias acerca de Ambrosio, se regaron ¡Y se continuarían regando !, dentro de la descendencia de la familia Ortiz-Aponte, gracias a una sola persona de mente envidiosa, pervertida, mentirosa, malévola y perversa ¡Pablito Ortiz ! ayudado por las mentes débiles, asustadizas y manejables, de Ramón y Antonio Ortiz; creándole así esa mala fama, de la cual disfrutó toda su vida el Negrito Ambrosio Ortiz. No habían pasado muchos días, luego del agasajo que le hicieron sus padres, cuando Ambrosio sintió que sus hermanos habían comenzado nuevamente a amargarle la vida, por lo cual decidió marcharse otra vez a la Capital, comunicándoselo así a sus padres, y Doña Carmen, muy preocupada, le dice _ ¡Pero mijo ! ¿No será muy peligroso? ¡Mira que tuavía te pue nanda buscando ! ¡Y co nesi otro problema qui acaba je tené!… ¡Lo del cañaveral!_ _¿Aah sí!… ¡Pero no se preocupe mamá!_ Le responde Ambrosio con seguridad _A lo mejor sí, pero yo me sé cuidar, y en la Capital me sé defender muy bien_ Y así, al día siguiente de esta conversación con sus padres, llegó de nuevo Ambrosio a la Capital, ciudad esta, que lo vio terminar de crecer y hacerse hombre por completo, y una vez allí, buscó a Omar, un joven que había sido su compañero de armas en el ejército, habiéndose convertido en buenos amigos ; este mismo joven llegaría a convertirse en su compadre. Ambrosio le pidió a Omar, que mediara con su familia, para ver si ésta le daba alojamiento, mientras él se establecía en algún sitio que lo satisfaciera. Ya, habiendo logrado que su familia le concediera a Ambrosio vivir en su casa, Omar, que prestaba sus servicios en la Policía Bancaria del Distrito, le propone a su amigo lo siguiente _¡Mira vale !, si tú quieres y estás dispuesto, yo te consigo trabajo en el cuerpo policial donde yo presto servicio_ _¡Claro vale !, claro que estoy dispuesto, hazme ese favor, te lo agradecería mucho_ _Le responde Ambrosio, emocionado y sin pensarlo mucho_ Así empezaría a resolver mis problemas de una vez, y sería una carga más liviana para ustedes_ _¡No hombre chico !_ Le dice Omar, tranquilizándolo _Tú sabes que en esta casa te estimamos y no vas hacer una carga_ Y sucedió, Omar le consiguió el empleo. Este cuerpo policial, en el que laboraba el par de amigos, se encargaba, además de la vigilancia de los bancos; de prestar seguridad y custodia en hospitales y demás dependencias del Distrito. Y Ambrosio, fue destacado en el "Hospital Central de la Capítal", el mismo, en donde un día, le salvaron la vida cuando niño. En este centro asistencial, Ambrosio se hizo querer y apreciar mucho, ya que aparte de cumplir a cabalidad con sus funciones, era muy servicial y colaborador, tanto con los trabajadores del Hospital, como con los pacientes, familiares y visitantes que asistían a dicho centro hospitalario… Por esta misma época, Don Emiliano Ortiz, entabló conversaciones con una emisora de radio de la Capital, la cual estaba interesada en que le arrendara la parcela, para instalar una antena repetidora, ya que la ubicación y la extensión del terreno, eran ideales para lo que dicha emisora de radio necesitaba. El trato entre el Don y la emisora de radio se llevó a cabo, sin que los hijos ni Doña Carmen supieran, si en definitiva había vendido o arrendado la parcela, porque el Don seguía con su aptitud de no consultar, ni comunicarle sus negocios a nadie. Lo cierto del caso fue, que el Don recibió, lo que para esa época era una buena cantidad de pesos, dinero con el cual compró una bella casa tipo quinta, en una de las mejores urbanizaciones de la ciudad de Caracuay, muy cerca de Turemo , y también compró en el mismo Turemo, una buena bodega, con su respectiva licencia de vinos y cervezas y otra parcela más pequeña, en donde continuo criando el poco ganado porcino y vacuno que poseía… Ambrosio se enteró de todo esto, porque todas las semanas salía de la Capital, a visitar a sus padres y a dejarles dinero, algo que jamás dejaría de hacer; pero en ese tiempo no se interesó ni profundizó mucho, en los hechos que habían rodeado dichas negociaciones hechas por su padre… Cierto día, al llegar a su comando a reportarse, Ambrosio encontró una invitación a una fiesta, enviada por su hermano Santiago ; para que asistiera al bautizo de su primer hijo, y llegado el día, él asistió gustoso a dicho evento, ¡Elegantemente vestido y demás!, y encontrábase divirtiéndose mucho, conversando y bailando de lo mejor ; cuando se le ocurrió sacar a bailar, a la única muchacha con la cual no lo había hecho ; sin darse cuenta, que la razón de ello, era un novio demasiado celoso, que no le permitía bailar con otro que no fuere él ; y se le acercó, diciéndole _¡Buenas noches bella dama !, será usté tan amable de concederme esta pieza, para sentir el placer de bailar con tan hermosa mujer_ La joven, no pudiendo resistirse ante tanta educación y a semejante galanteo ; salió a bailar con Ambrosio. El novio de la muchacha, que había ido al baño y regresaba en esos momentos ; buscó a su chica, en el lugar que la había dejado, y al no encontrarla, dirigió la mirada hacia las parejas que danzaban en medio de la sala, y al verla con Ambrosio se le acercó rápidamente, y al llegar hasta ellos, empujó a Ambrosio violentamente, mientras le decía con furia _¡Quién te dio permiso para bailar con mi novia ? ¡Tú eres un falte respeto !_ Ambrosio, reaccionando rabiosamente, más que todo por la vergüenza que le había hecho pasar el muchacho ; le dio una soberana cachetada, que restalló en toda la casa, al mismo tiempo que le decía _¡Aquí el único falta de respeto eres tú mocoso ! _ El joven, que debido al golpe, había retrocedido varios metros, tratando de recuperar el equilibrio; le decía a su rival _¡Tú no sabes con quién te metiste piazu e negro!_ Y haciéndole señas a los demás muchachos que estaban allí, se abalanzó sobre Ambrosio como una fiera ; siendo imitado por los demás jóvenes, que no lo pensaron mucho para hacerlo ; ya que el único que no era de esos alrededores, era el hermano de Santiago, y el Negrito, no teniendo otra salida, ya que eran demasiados para él ; optó por tomar una silla con la rapidez que le era característica, y comenzó a repartir silletazos a diestra y siniestra, para defenderse, mientras buscaba la puerta de salida, y al llegar a ella, soltó la silla y emprendió una veloz carrera, "cual venado que ha sido disparado" ; la turba de jóvenes enardecidos, lo persiguió lanzándole piedras y botellas, pero no lograron alcanzarlo, ni herirlo, debido a la velocidad que le imprimió Ambrosio a la huida ; razón por la cual, muy cansados por el esfuerzo, regresaron a la casa, a reiniciar la fiesta que habían dejado a casi dos cuadras atrás. Ambrosio, mientras tanto, al darse cuenta que había cesado la persecución, se detuvo jadeante y muy sudoroso, y recostándose de una pared, con las manos en las rodillas, se puso a pensar._¡Que buena vaina me echaron esos carajitos !, yo que pensaba amanecer en casa de mi hermano, ahora estoy aquí, en medio de la calle ¡Y ni taxis pasan por esta porquería de barrio ! ¡Bueno !, no me queda otro remedio que caminar hasta el Centro, así doy tiempo a que amanezca ¡Y si es que encuentro la forma de salir de aquí !_ _ Y pensativo, echó a andar, pero no llevaba ni cinco minutos caminando, cuando una altisonante voz, lo sacó de su ensimismamiento _¡AMBROSIO ORTIZ, DATE PRESO!¡Saca tu pistola con cuidado, ponla en el suelo, y con el pie aléjala de ti ! ¡Y no hagas ningún movimiento sospechoso ! ¡Porque te tenemos copado!_ Ambrosio, dándose cuenta rápidamente de su situación, y viendo la desventaja en que se encontraba, porque eran cuatro los hombres que lo rodeaban, dos por cada flanco ; sin hacer ningún movimiento que les diera motivo para disparar, hizo todo lo que le dijo el que comandaba el grupo, y sabiendo que eran agentes policiales los que lo detenían, pensaba _¿Cómo es posible que estos sepan mi nombre ? ¡Y además de eso, que ando armado ! ¡Qué raro !_ Y con esas dudas martillándole la cabeza, fue trasladado a su comando, en la Capital, en calidad de detenido. Al día siguiente, su comandante le pedía explicaciones duramente _¡Por qué un buena conducta como usté, está metido en este problema ?, en este informe lo acusan de lesionar a varios muchachos ¡Esplíqueme qué fue lo que pasó ?_ _Mire mi comandante_ Comienza a decir Ambrosio, con un tono seguro y sin amilanarse _Todo lo que hice fue defenderme, porque sino amanezco muerto ¡O por lo menos, herido de gravedá en algún hospital ! , porque esos muchachos…_ Y pasó a relatarle a su superior, todo lo sucedido, con lujo detalles ; para finalizar diciéndole _Fue la mejor forma que hallé de defenderme ¡Porque se imagina usté !, que yo como un loco hubiera sacado mi armamento para dispararlo ¡Así si es verdá que me complico la vida ! _ A lo que le responde el comandante, muy complacido _¡Eso ! ¡Y su buena conducta !, es lo que lo salvan de que lo arreste por tres meses, quédese en su cuadra por cinco días y después se reporta a su guardia normal_ _Mire mi comandante_ Pregunta Ambrosio, muy intrigado _Discúlpeme la pregunta ¡Pero! ¿Quién fue que me denunció anoche ? ! _La verdá que aquí no dice el nombre del denunciante_ Le responde el Comandante, rascándose la barbilla _Pero tiene que ser alguien que lo conoce ¡Por lo detallado de la denuncia digo !, además de las características del sitio descritas por usté. ¡Aah !, se me olvidaba decirle algo, para el, o para los denunciantes y para los familiares de los lesionados ; usté está preso por averiguaciones, por no se sabe cuánto tiempo, y esa es la información que va a salir de este comando ; puede retirarse_ Ambrosio se despidió de su superior, y se retiró al dormitorio, muy pensativo ; y con muchas dudas en su mente se decía para sí _Pero si en ese barrio nadie me conoce ¡Sería mi cuñada ? ¿O sería Santiago ? ¡Pero si ellos no estaban en ese momento en la sala, y no vieron cómo sucedieron las cosas ! ¡Aunque es posible que les hayan contado las cosas de otra forma ! ¡Y eso !, unido a la famita que me han fabricado ¡Bueno pue !…_ Y Ambrosio jamás despejariá esas dudas, que le molestaban en su mente en ese momento… Después de haber cumplido con los cinco días de arresto en su dormitorio y reincorporarse a su servicio normal, Ambrosio recibió su guardia en el "Hospital Central de la Capital", y esa mañana, al comenzar como de costumbre, su recorrido rutinario, notó en una de las habitaciones, la presencia de una paciente, la cual, a pesar de estar demacrada, a causa del mal que la aquejaba, se veía hermosa ; era de blanca piel ; con un largo, ondulado y negro pelo ; grandes y seductores ojos, del mismo color del cabello ; notándosele un pequeño hoyuelo en la barbilla y otros dos en las mejillas al hablar y al sonreír ; además de un largo y estilizado cuello ; por encima de las sábanas se percibían las formas de un bello e insinuante cuerpo, de buena estatura y seductoras ondulaciones. Ambrosio, quedó impresionado con esa mujer de tan exuberante belleza, y desde ese momento supo que se había enamorado. Se acercó un poco más a ella, y dándole los buenos días, entabló conversación, diciéndole _¿Usté está recién ingresada al Hospital verdá ?_ _Sí ¿Por qué ?_ Le responde ella, sonriente, y él le dice _¡Bueno ! es que yo estoy destacado en este Hospital ¡En esta área precisamente !, y no la había visto hasta ahora_ _Y yo tampoco a usté ¡Y ya llevo tres días aquí ! _ Le responde ella, mientras pensaba socarronamente _Este negro está buenote, y me gusta bastante, no se ve mala gente el hombre_ En eso, Ambrosio la saca de sus pensamientos, diciéndole _Bueno ¿Y se puede saber ? ¡Si no es mucha entrepitura digo ! ¿Por qué una mujer tan hermosa como usté, se encuentra hospitalizada aquí ?_ _Bueno _ le responde ella con timidez, sonrojándose y con nerviosismo _Según los exámenes que me hicieron, tengo una lesión grave en el útero y me van a operar ¡Creo que pasado mañana!, me dijeron que sino me opero rápido, puedo morir de eso_ _Ni Dios lo quiera que usté se me vaya a morir !_ Replica Ambrosio, entre asustado y sorprendido _Desde este momento me voy a ocupar personalmente de usté ; me voy a preocupar por su persona y haré que me le atiendan bien_ Y efectivamente, de allí en adelante, él se esmeró en atenciones, dedicando mucho de su tiempo a estar pendiente de ella, preocupado por que no le faltara médicos, enfermeras, buena comida y todo lo mejor del centro asistencial ; cada día le traía manzanas, peras, confites,.. La trataba como a una Reina. El día que la llevaban al pabellón para practicarle la intervención quirúrgica, Ambrosio se acercó a la camilla en donde la trasladaban, y tomando una de sus manos entre las de él, le dice amorosamente _Deseo con todo mi corazón, mi alma y mi mente, que salga bien y recobre su salú totalmente_ _Muchas gracias_ Le responde ella, muy emocionada. ¡Y dándose cuenta en ese momento !, que no sabía el nombre de él, ya que venían tratándose y saludándose cariñosamente de usted ; le dice extrañada _¡Parece mentira !, pero tan bien que nos hemos llevado y ni siquiera sé tu nombre, y tampoco te he dicho el mío_ _Bueno, yo me llamo Ambrosio Ortiz_ Le contesta él, con jactancia _ ¡Y aunque tú no me has dicho el tuyo, sé que te llamas Martha Cubillán_ Y ella, haciendo un gesto de sorpresa, le pregunta _¡Caramba¡ ¿Y cómo lo supiste ? _¡Bueno !_ Dice Ambrosio, socarronamente _Cuando a uno le interesa una persona, uno se las arregla para conocer todo lo que pueda sobre ella, y a mí no se me hizo difícil averiguar algunas cosas sobre ti ; preguntándole a mis amigas las enfermeras_ _¡Ay !, tú sí tienes cosas_ Le dice Martha, sonriente y sintiéndose cada vez más atraída por Ambrosio. Y a sí llegaron a la entrada de los quirófanos, y él volvió a desearle lo mejor a ella, mientras le daba un beso en la mejilla. Durante casi cuatro horas que duró la intervención quirúrgica practicada a Martha, Ambrosio estuvo paseándose nervioso, por los pasillos que circundaban los pabellones del Hospital, acercándose a la puerta que daba acceso a los mismos, cada cinco o diez minutos, para averiguar y enterarse cómo estaba saliendo la operación ¡Y hasta que no la vio salir y le informaron que todo había salido bien !, no se tranquilizó de un todo. Martha estuvo recuperándose muy bien luego de la operación, y permaneció convaleciente en el Hospital once días más después de ésta ; ¡Días en los cuales !, las atenciones de Ambrosio para con ella, no decayeron en ningún momento ; y para el día que la dieron de alta, ya los dos se habían comprometido, habiendo acordado vivir juntos. Ese día, Ambrosio la acompañó hasta su casa, ¡A ella y a su hermana Luisa !, que también la había estado atendiendo ; éstas estaban residenciadas en uno de los barrios de la zona oeste de la Capital. Al llegar allí, los recibieron varios niños, dos varones y dos hembras, que al verlos llegar, se abalanzaron sobre Martha, diciendo _¡Mami, mami ! _ _¿Ya llegaste mamí ? ¡Bendición !_ Y mientras Martha, abrazaba y besaba a sus hijos y les echaba la bendición ; Ambrosio pensaba, sorprendido y lleno de dudas _¡Cónchale !, cuando ella me hablaba de sus niñitos, yo pensaba en dos y bien pequeños, pero no tantos así, ¿Qué más me ocultará ?, porque_ En eso, Martha lo saca de sus pensamientos, diciéndole con alegría _¡Mira Ambri !, conoce a mis niñitos ¿Ya te había hablado de ellos verdá ? , mira, este es Hugo, el mayor, tiene siete años, esta es Mirian, que va a cumplir seis, este es Juancito, tiene cuatro años y esta es Marthica que tiene dos añitos y medio_ Ambrosio, ya recuperado de la impresión que le causaron los cuatro niños saltando y gritando alrededor de su madre, le respondió, con tranquildad _Están muy lindos tus hijos y bien cuidados, que Dios los guarde_ Y Martha, dirigiéndose a sus hijos cariñosamente, les dice _ Miren mis niñitos lindos, este señor se va a venir a vivir con nosotros aquí, tienen que tratarlo bien y respetarlo como que si él fuera su papá_ Hugo, el hijo mayor, en su inocencia, pensó _¡Nojose !, otro papá nuevo ; ya van tre_ Ya que según su cuenta, Ambrosio era el tercero que conocía en su corta existencia, pero en realidad era el número cinco, porque cada uno de ellos había sido engendrado por diferentes hombres ¡Esto es lo que se podría llamar gajes del oficio !, puesto que Martha era meretriz ¡Una hermosa y seductora meretriz por cierto !, de lo que sí podía estar seguro Hugo, era de que no iba a tener más hermanos, porque su madre quedó estéril, debido a la histerectomía con su respectiva corpovaginoplastia a que fue sometida, Ambrosio, luego de haber estado compartiendo por un buen rato con Luisa, con Martha y con los hijos de ésta, decidió marcharse ¡ Por cierto !, que para ese momento, ya le había tomado bastante cariño a los muchachitos ; y dijo, mientras se levantaba del asiento en donde había permanecido _Bueno, ya es hora de que me vaya, es muy tarde_ Y Martha, le pregunta dudosa _¡Y cuándo te vas a venir a vivir con nosotros definitivamente ? _ A lo que Ambrosio, quedándose pensativo por un momento, mientras se frotaba un brazo, le responde _Tengo que arreglar varios asuntos pendientes, pero yo creo que en menos de quince días estoy viviendo aquí con ustedes, Chao mi amor_ Le dice a Martha, dándole un beso en la boca, y después de darle un beso a cada uno de los niños y despedirse de Luisa, salió a la calle para marcharse, y Martha, diciéndole adios con las manos y lanzándole besos al aire, le decía _¡Chao mi amor ! ¡Cuídate ! ¡Que te vaya bien ! _Martha cerró la puerta, e inmediatamente agarró a Luisa por un brazo y se la llevó para la cocina, para que así, los niños no oyeran lo que le iba a decir, y al llegar allí, dando muestras de ansiedad y angustia, le dice _¡Mira manita !, tú tienes que ayudarme en esto !, ya es definitivo que Ambri se viene a vivir conmigo, y él no debe ¡No tiene porque enterarse de mi vida !, de lo que soy ¡Porque al fin he encontrado un hombre de verdá verdá !, siento que lo quiero y lo necesito_ A lo que le pregunta Luisa, extrañada _¿Y cómo lo aseguras así de un todo ? ¡Todavía no has estado con él !_ _¡Ay chica !_ Dice Martha, jactaciosamente _Si lo sé yo, que conozco de hombres ¡Ese es un palo de hombre ! ¡Que te lo digo yo !_ _Y sí es así_ Le dice Luisa con preocupación _Y dices que lo quieres y lo necesitas ¿Por qué no empiezas una nueva vida con él ?, por mi parte nunca va a saber de tu vida ¡Ahora !, lo que no se sabe es, si los vecinos te van a guardar el secreto_ _¡Ay manita !_ Replica Martha despectivamente _De los vecinos ni me preocupo, yo conozco a la gente, y no van a decir nada ¡Fíjate tú por ejemplo !, yo nunca he sabido que a los hombres a quienes sus mujeres le montan cuernos, los vecinos le digan nada, el cornudo es el único que no sabe nada ¡Y tú sabes que es así !, y mi caso es más o menos lo mismo, mientras no entablen amistá con él, nadie le va a decir nada, y después, que lo conozcan tampoco le dirán nada, por miedo a meterse en problemas ¡Por eso es a ti manita !, que te pido que me ayudes_ ¡ Está bien mana !_ Le responde Luisa, resignada _Te voy a ayudar en todo lo que pueda ¡Pero insisto mija !, cambia de vida, por el bien de esa relación que quieres empezar ¡Y acuérdate de Abel !, ese siempre se aparece por ahí de vez en cuando_ Martha, dubitativa, le responde _¡Cónchale, mana !, la verdá que quiero cambiar de vida ¡Te lo juro !, porque siento que esta relación entre Ambri y yo va a ser duradera ¡Y voy a hacer el intento ! ¡De verdá !, pero tú sabes que así es como he mantenido esta casa por años, y a mis hijos los he mantenido y criado con el dinero que me gano así ¡Además !, siempre he estado acostumbrada a ganar y a tener mi propio dinero ¡Y uno no puede cambiar así !, de la noche a la mañana, es muy difícil, y mientras tanto hay que seguir viviendo, por eso cuento con tu ayuda ¡Y Abel ! ¡Bueno ! Abel es mi hermano ¡Y él no me va a echar la partida para atrás !, en lo que se aparezca por ahí lo pongo en los palitos y ya_ Después de este día, Ambrosio volvió a visitar la casa de Martha en dos oportunidades más, y en la tercera ocasión, se trajo todas sus cosas para quedarse a vivir definitivamente en ella. Y así comenzó Ambrosio una vida de familia, que para él era muy hermosa, ya que además de estar muy enamorado de su mujer, amaba también a los niños como si fuesen sus hijos, y éstos también se encariñaron con él, hasta el punto, que le pedían la bendición y lo llamaban papá, ¡Sin imaginarse en lo más mínimo !, la inmensa mentira en que estaba sumergido, mentira que Martha supo mantener muy bien por muchos años, valiéndose de su malicia natural de mujer y de muchas otras artimañas aprendidas en su alegre vida. Por más de nueve años, mantuvo Martha engañado a Ambrosio, años en los cuales, él recibió cuidados y mimos en abundancia ; ella se esmeraba por atenderlo muy bien todos los días. Al él regresar de su trabajo, su mujer lo ayudaba a bañarse, le lavaba el pelo, le cortaba las uñas, le afeitaba la barba, le daba masajes, lo secaba después del baño, procuraba que anduviese bien arreglado ; sumándose a esto la forma melosa en que le hablaba, con la cual lo sedaba, diciéndole cosas como: "¿Qué quiere comer hoy mi papito lindo ? _ ¿Mi cosita linda quiere un masajito ? _¡Mi vida ! ¿Cómo te fue hoy en el trabajo ? ¿Está cansadito mi Negrito precioso ! ¡Tú eres la razón de mi vida !"… ¡Y en la cama ni se diga !, era toda una experta en el arte de hacer el amor ; siempre tenía una forma distinta de excitar a Ambrosio y complacerlo ; complaciéndose ella a la vez realizando el acto sexual ; él por su parte creía, que había encontrado el paraíso, y que el mal sino que él creía tener se le había alejado ¡Ni siquiera !, por su poca experiencia con las mujeres claro ; se le ocurrió pensar y preguntarse ¿Qué de dónde su mujer adquirió tantos conocimientos y experiencia respecto al sexo ? ¡Y Martha !, si quizo cambiar de vida en algún momento, no dio muestras de ello ; ya que seguía consiguiendo dinero, de la misma forma en que lo había venido haciendo por años ¡Y no lo dejaría de hacer así !, puesto que a ella nunca le importó el tipo de trabajo que tuviera Ambrosio ; siempre se las arreglaba para hacérsela, y fue debido a esta experiencia vivida, que Ambrosio se le metió en la cabeza, que toda mujer que se esmera y exagera en cuidos y mimos para con su marido, es porque lo está engañando o ocultándole algo grave y delicado¡Y esta idea jamás se le apartaría de la mente ! ; ¡Una sola vez estuvo Martha a punto de ser descubierta por Ambrosio y fue un domingo, en que él tenía que montar guardia en el Hospital, y ella citó a uno de sus clientes para ese día ; pero resultó ser, que Ambrosio cambió la guardia con un amigo de él, ya que quería darle una sorpresa a su mujer y a sus hijos, de llevarlos a ver un circo muy famoso, que había venido a la ciudad el día anterior ; y llegado el momento, y viendo que Ambrosio no se levantaba, habiendo pasado la hora, en que él, tenía por costumbre hacerlo, ella le dice _¡Papito ! Papito bello ¿No vas a ir a trabajar ? ¡ Recuerda que tienes guardia hoy y se te va a hacer tarde !_ _No te preocupes mi amorcito_ Le responde Ambrosio con tranquilidad, mientras se desperezaba _Tengo algo muy importante que hacer hoy, y cambié la guardia con un compañero_ A Martha, por poco y se le para el corazón del susto, y sin poder decir nada, sino tan solo un ¡Aaah !, de asentimiento, comenzó a maquinar en su mente, lo que iba a hacer y a decir, para cuando apareciere el cliente, el cual le había adelantado la mitad del dinero y venía a buscarla a las ocho de la mañana para pasar el día con ella ; al principio estaba nerviosa, pero luego se controló. Cuando tocaron a la puerta, Ambrosio y Martha se encontraban leyendo el periódico en el recibidor, y ella, al oír los toques, se levantó rápidamente, y abriendo la puerta, dice, a la vez que hace un guiño con el ojo derecho _¡Aay señor !, lamentablemente el producto que usté encargó no está disponible en este momento, aquí está el dinero que usté dio, de todas maneras yo le aviso, hasta luego ¡Y disculpe !_ Y cerrando la puerta, fue y se sentó nuevamente al lado de Ambrosio ¡Muy tranquila !, sin dar muestras de que estuviera ocurriendo algo fuera de lo normal ¡Y éste !, sin sospechar nada, pero extrañado, le pregunta _¿Quién es ese ?, ¿Qué es eso del producto ? _Bueno papi_ Le responde ella, sin inmutarse _Tú sabes que Luisa está vendiendo productos de belleza, y yo a veces le ayudo a vender, y ese señor me había pagado la mitá de un perfume que me encargó, pero Luisa me avisó que estaba agotado y tuve que devolverle sus riales_ Y mientras le decía esto a Ambrosio, pensaba para sus adentros _Tengo que hablar con Luisa urgentemente para ponerla al tanto, no vaya a meter la pata si Ambrosio le pregunta algo, de ahora en adelante tengo que tener más cuidado…Por estos días, fue derrocado el gobierno dictatorial que imperaba en ese país, y durante el plan de urgencia implantado por los nuevos gobernantes, se formaban tumultos de personas, de los cuales algunos se dedicaban a matar policías, y Ambrosio se salvó de puro milagro, cuando se topó con uno de éstos, ya que estando a punto de lincharlo, él los entretuvo, gritándoles que él era solamente un vigilante bancario, y que no tenía nada que ver con los atropellos de la policía del Distrito, y diciéndoles esto, echó a correr, y era muy difícil que lo atraparan de nuevo, pero sin embargo recibió una pedrada en la cabeza, que por poco le hace perder el equilibrio ; y llegó a su casa sangrando, hecho este, que causó una gran conmoción en la misma. Estos sucesos, hicieron que Ambrosio abandonara la Capital por un tiempo, ya que temía le sucediera de nuevo, y no sabía como podrían reaccionar sus vecinos en cualquier momento ; y se fue a la ciudad de Caracuay, a la casa de sus padres. Estando allí, se enteró a las pocas semanas, que estaban reestructurando el cuerpo policial del estado Urauca, y solicitaban jóvenes con experiencia para hacerlos oficiales ; y sin pensarlo dos veces, se dirigió al Cuartel General de Policía, para informarse del procedimiento a seguir. Se sometió a todos los exámenes: psicotécnico, de conocimientos generales y al médico, quedando entre los primeros en orden de méritos, y a la semana, después de superar el examen físico, fue aceptado y entró en funciones. No llevaba muchos días en su cargo como oficial, cuando se enteró de que el comandante de la policía del estado Urauca en ese momento, era amigo y compadre del que había salido por el derrocamiento de la dictadura, siendo este último el que ejercía el poder en realidad, hecho este, que no le gustó mucho a Ambrosio, y lo motivó a urdir un plan secreto, junto con los otros oficiales, para sacar del puesto al que fungía de comandante, y quedarse él como tal. Al poco tiempo, esgrimiento argumentos muy convincentes ; como el de que no era posible que un esbirro de la dictadura siguiera en el poder, y que había que cambiar las cosas de verdad verdad ; consiguió poner de su lado, en menos de tres meses, a casi todos los oficiales y a la gran mayoría de los agentes de rango. Todo estaba listo para tomar el control del Cuartel General de la Policía del estado Urauca. Pero dos noches antes de llevar a cabo la acción ; uno de los oficiales comprometido en el movimiento clandestino, estaba libando licor en uno de los bares cercanos al cuartel de policía, y entre copa y copa, habló más de la cuenta, y encontrábase en el sitio un agente raso, confidente del comandante ; el cual se marchó enseguida a comunicarle a su jefe, todo lo que había oído en el bar en cuestión ; y esa misma noche arrestaron a la mayoría de los cabecillas. Ambrosio, se encontraba en la casa de su hermana Ernestina en ese momento, y allí le fue a avisar Eliodoro, mediante súplica de Doña Carmen ; para que no se acercara a su casa, porque lo estaban esperando en la misma para hacerlo preso. Y al día siguiente, a primeras horas de la madrugada, partió Ambrosio hacia la Capital nuevamente, y para suerte de Martha, el bus tuvo un percarce, y llegó después de las siete de la mañana a su casa, puesto que si Ambrosio hubiese llegado a la hora prevista, la hubiera encontrado infraganti, descubriéndole así ¡Quién sabe con qué consecuencias!, su gran mentira. Ésta lo recibió, con el mismo amor y entusiasmo de siempre, esmerándose en atenciones, y diciéndole lo feliz que se sentía por tenerlo de nuevo en casa ; enseguida levantó a los muchachos, que se encontraban durmiendo, y éstos saltaban de alegría, lo abrazaban, lo besaban, le pedían la bendición y lo acosaban con preguntas de toda índole, a excepción de Mirian, quien no se encontraba en la casa, hecho este, que le extrañó mucho a Ambrosio, y al preguntarle a Martha que en dónde se encontraba, ésta le contestó, que la había mandado a vivir a casa de su hermano Abel. Momentos después, ya calmado el ambiente, luego del recibimiento de Ambrosio, éste le pregunta a su mujer, cariñosamente _Mira mi amor ¿Y cómo están las cosas aquí ?_ Contestándole ella, melosamente _¡Ay papi !, por aquí todo está calmado ¡Un poco tenso, sí !, porque la gente no se acostumbra todavía , tú sabes, esta es la Capital… ¡Y a ti? ¡Qué te pasó que te viniste?, porque hasta hace poco que estuve allá, todo estaba bien_ Bueno chica, como tú sabes, yo era oficial de la policía ¡Y ya estaba entre los jefes pues !_ Le contesta Ambrosio, como decepcionado ; y haciendo un gesto con la mano, continúa diciendo _Y estuve así de cerca !, de convertirme en el comandante general de la policía del estado Urauca ¡Pero bueno ! ¡Qué se va hacer! ¡Y aquí estoy!, sin trabajo otra vez_ _¡Ay papi !_ Dice Martha, entusiasmada _Hablando de trabajo, me dijeron que en la Asociación General del Carro están metiendo obreros ¡Y en esas compañías del norte y que pagan muy bien ! ¡Me han dicho a mí no sé ! Por qué no te llegas hasta allá_ _Si es así como tú dices_ Le responde Ambrosio dudoso _ Mañana mismo me voy acercar por allá, a ver cómo es la cosa, yo nunca he trabajado en compañías, pero no puede ser más arrecho que jalar machete en el sol de seis a seis, o que cargar una lata de kerosén de veinte litros en el lomo todo el día, subiendo y bajando edificios _¡Bueno !, mañana se verá_ Dice Martha, intranquila _Pero cuéntame ¿Cómo fue eso de que ibas a ser comandante ?_ _¡Bueno !, lo que pasó fue que… Para conseguir trabajo en la empresa mencionada por Martha, Ambrosio tuvo que estar casi tres meses, en la puerta de la misma, llevando el sol parejo y aguantando el hambre hereje, hasta que por fin logró entrar a trabajar, y lo ubicaron, por casualidad ; en el mismo departamento en que laboraba Simón, un vecino de él, que en muchas oportunidades se lo había encontrado en el barrio, sin llegar a entablar conversación con éste ; pero bastó que se convirtieran en compañeros de trabajo, para que naciera una bella amistad entre ellos. Por otro lado, y desde el primer momento ; a los jefes de Ambrosio les impresionó la forma de trabajar de éste y su capacidad de aprendizaje, porque a pesar de que el tipo de trabajo, era considerado por sus superiores, fuerte y pesado, él, en ningún momento, daba muestras de cansancio, y su rendimiento era sobresaliente sobre otros trabajadores más antiguos, y eso lo haría merecedor de buenos aumentos de salario, como incentivo a su labor. Y no dejaba de comentar con orgullo, siempre que se le presentaba la oportunidad; la prueba que tuvo que pasar para que lo engancharan en la empresa: "Yo para poder entrar a trabajar aquí, tuve que pasar trabajo hereje, parado todo el día en la reja ¡Y para completar!, un día antes de entrar, se me paró al frente, en su carro, el gringo Mister Smit, el gerente de personal; y me preguntó "Yo necesitar abrir hueco en casa, para letrina ¿Usté poder?", y enseguida le dije que sí ¡Un día me eché! , abriéndole el hueco para el pozo séptico"…
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Continuaba la vida, "los años llovían sobre ella, llenándola de pasado ; pasado" que Don Emiliano Ortiz y Doña Carmen Aponte de Ortiz, recordaban melancólicamente, trayendo a su memoria, los tiempos en que vivían rodeados por sus hijos y la forma en que éstos fueron abandonando el seno familiar paulatinamente, hasta que quedaron solos, en esa inmensa casa de Caracuay, en la cual eran visitados religiosamente y cada quince días, por Santiago y Ambrosio ¡Que curiosamente !, siendo los que vivían más lejos de allí, eran los que más contacto tenían con sus padres y los que más les ayudaban, tanto económicamente, como haciéndole mantenimiento y reparaciones a la casa ; además de entretenerlos, conversando con ellos y haciéndolos felices con su presencia ; el resto de los hijos, sólo los visitaban de cuando en vez, y las pocas veces que lo hacían! A excepción de Eliodoro !, era para mortificarle la vida al par de viejos, haciéndoles reproches o reclamos injustos, e insultándolos y gritándoles inconscientemente, sin mostrarles ningún tipo de consideración ni respeto. Una vez mas que otra, alguno de los hijos de los Ortiz Aponte, hacía reuniones para festejar cualquier acontecimiento, ya fuese en su propia casa o en casa de los viejos, y este solo hecho, era regocijante para éstos y los alegraba sobre manera, porque eran ocasiones en que veían a la familia reunida ¡Si no a toda !, por lo menos a gran parte de ella ; departiendo entre sí. ¡Pero los días que esperaban con más ansias los ancianos Ortiz Aponte !, eran los de las fiestas decembrinas, ya que era la época del año, en que podían disfrutar de la presencia de todos sus hijos, nietos, bisnietos, amistades…. ¡Estas reuniones familiares ! Fueren por la causa que fueren !, seguían siendo utilizadas por Pablito, Ramón y Antonio, para regar y abonar la cizaña, ya sembrada por ellos en contra de su hermano Ambrosio, haciendo que la mala fama que ellos le habían fabricado a éste, creciera y creciera cada día más, dentro del seno de la familia y dentro del círculo de amistades ; ¡Y llegó a crecer de tal manera !, que de los integrantes de las generaciones siguientes, no había ninguno que le tuviera cariño ¡Y hasta le tenían miedo !, ya que para ellos, Ambrosio era una especie de monstruo, al cual era peligroso acercarse para abrazarlo, saludarlo o jugar con él ¡Sin embargo !, habían algunos, que a duras penas y tomando sus precauciones, se le acercaban y le pedían la bendición, como lo eran los hijos de Santiago ¡Y eso, por la educación que les habían dado éste y su esposa María ! !Todo esto hacía !,que la sola presencia de Ambrosio en alguna de estas reuniones, creara un ambiente de tensión en las mismas, y esto era aprovechado, por los que conociendo el carácter de él, y sabiendo de antemano que nadie le prestaría apoyo; para provocarlo de una forma u otra, y cuando él reaccionaba, le caían varios encima a golpearlo !Y hasta algunos de sus sobrinos !, aprovechaban para darle. ¡Por cierto !, que el que casi siempre comenzaba con las provocaciones, era su hermano Ramón, y de allí, que cuando dentro de alguna de las familias descendientes, habían algunos hermanos que discutían o peleaban mucho, salía a relucir la expresión : "¡Miren ! ¡Ahí están Ramón y Ambrosio!." En estas cayapas siempre intervenían, arriesgándose a que le dieran un mal golpe ; Don Emiliano y Doña Carmen, y ésta suplicaba así _¡Po re lamol de Dio !, si nos quiere nun poco, si le tiene nun pocu e respetues tos viejo, no lo sigan golpiando pol favol !No ven que ya ni se mueve !_ Y todo esto convertía la alegría de los viejos, en amarga tristeza ; ya que seguía repitiéndose, la relación familiar atípica entre Ambrosio y sus hermanos y demás familiares ; que siempre los llevaban a pensar así _ !Dios mío ! ¡Será que nos vamo ja morí, y siempre va se lo mismo co nel Negrito? , con razón no quería nacé, y Ma Porfiria tuvo que sacalu a juro_ Y cuando Ambrosio, recuperándose de la golpiza, se veía en los brazos de su madre, que lo mojaba con sus lágrimas, y bajo la mirada triste de su padre, que mecía la cabeza de un lado a otro ; contemplaba en su mente, repitiéndose cual película, aquella bella escena debajo del Gran Samán de la hacienda ; y recordaba una por una, las cosas que pensó cual juramento, en aquel lejano día, !Día en el cual !, estuvo a punto de cometer una horrible locura… En la Capital, y acercándose la época decembrina, Martha le dice a Ambrosio, melosamente _Mira papi, hay que comprar con tiempo los estrenos, acuérdate que a medida que se acerca diciembre, se van poniendo más caras las cosas, y quiero que vayamos bien bonitos para las fiestas de fin de año en Caracuay, tú sabes que esas cuñadas tuyas son muy criticonas y hablan muchas tonterías ¡Y tus hermanas ! ¡Ni se diga!. Quiero que nos vean muy elegantes y bellos ese día, para que se las carcoma la envidia ¡Tú las conoces!_ A lo que responde Ambrosio, cariñosamente _Bueno mami, según nos informaron, la compañía nos va a pagar las utilidades la semana que viene, el miércoles o el jueves, y ese mismo día en la noche te puedes ir si quieres_ El le decía esto, porque todos los años, por esa época, con el dinero que le daba Ambrosio, Martha viajaba al extranjero a comprar los estrenos, regalos ¡Y a otras cosas también !, y se tardaba hasta diez días en estos menesteres. En esta oportunidad, se tardó once días en el otro país, divirtiéndose de lo lindo, ¡Como siempre!, y regresó cargada de ropa y obsequios para todos, incluyendo a sus hermanos Luisa y Abel, y también a Mirian, que ya llevaba varios años viviendo con su tío. Ambrosio, después de la conmoción de la llegada de su mujer, le pregunta extrañado ¡Y estos otros regalos para quién son ?_ A lo que ella le responde, con desdén _Aah, esos son los de tus cuñadas y las mías, como me alcanzó el dinero, aproveché para comprárselos de una vez_ _¡Y estos ?_ Vuelve a preguntar Ambrosio, a lo que ella responde , muy emocionada _¡Ay, estos son para mi niña bella ! ¡Le compre todo de una vez !, para que cuando Abel me la traiga a pasarse los días de vacaciones con nosotros, no tengo que estar dando carreras ¡Tú sabes !_ Y esa noche, para completarle la emoción y la alegría a Ambrosio, de tener de nuevo a su mujercita en casa ; ésta le brindó los placeres del acto sexual, como sólo ella sabía hacerlo, haciéndole ver con susurros, gemidos y caricias de todo tipo, que él ¡Y sólo él !, era su macho, su hombre, su amor…
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Y llegaron las fiestas decembrinas de ese año, y allá en la casa de Don Emiliano y Doña Carmen, reinaba la alegría. La segunda tanda de doscientas unidades del plato navideño, que preparaban para la época, ya abarrotaban la nevera, y desde hacía ya cuatro días, antes de la noche buena de año nuevo; se estaban reuniendo los familiares y amistades, que venían desde distintos puntos del país : Y el treinta y uno de diciembre, como a las siete de la noche, ya estaban todos reunidos en la casa de Caracuay ; tanto los hijos, como los nietos, los bisnietos, las amistades…. ¡Todos ! ¡Todos los que recibían el año !, con los ancianos Ortiz Aponte, se encontraban allí reunidos ¡A excepción de Ambrosio !, que extrañamente, no había llegado aún, puesto que normalmente, para esa fecha, ya él tenía dos o tres días de haber llegado; y entre los sobrinos de él, los más pequeños, se venía corriendo un rumor ; rumor que se fue convirtiendo en alegre villancico, a medida que avanzaba la noche ; acompañado de palmaditas, producidas por sus inocentes manitas –"El mostro ya no viene, el mostro no llegó."" El mostro ya no viene Satanás se lo llevó." "El mostro ya no viene, el mostro no llegó". El mostro ya no viene que feliz me siento yo"_ Y así seguían cantando muy contentos, por creer que esa noche no verían a Ambrosio, el supuesto monstruo. Pablito, que los veía pasar para allá y para acá, entonando el alegre canto, se sonreía feliz por su obra, ya que esa forma de pensar y actuar de sus sobrinos, en contra de su tío Ambrosio, era el producto de muchos años de ardua labor. Entre los nietos de Don Emiliano y Doña Carmen, que coreaban el cántico en cuestión, se encontraba Santiago Ortiz, el hijo mayor de Santiago Ortiz, y que algunos de sus tíos llamaban Santiaguito, pero que su abuela bautizó como Sant, y éste era el de mayor edad, entre el grupo mencionado ¡ Y fue precisamente él !, que al salir a la calle del frente, reconoció a su tío Ambrosio, que venía como a una cuadra de distancia, junto a otras personas, ¡Y lo reconoció !, porque Ambrosio podía dejar olvidada cualquier cosa menos su guitarra !, instrumento éste, que él había aprendido a tocar durante en su estadía en el ejército ¡Y lo tocaba muy bien por cierto !, habiendo llegado a tomarle un afecto poco común a dicho instrumento. Sant, al reconocerlo, se quedó paralizado por un momento, para luego devolverse y echar a correr hacia la casa de sus abuelos, mientras gritaba asustado, señalando hacia esa dirección_ ¡AHÍ VIENE ! AHÍ VIENE !_ Los demás muchachos, al ver hacia el sitio que Sant señalaba, y viendo a quién era que se refería éste, lo imitaron también, para entrar en tropel en la casa, gritando como asustados, y los demás familiares y amigos, al enterarse de quién era el que llegaba, también pensaban con temor, que se había acabado la tranquilidad, habiéndose comenzado a sentir la tensión acostumbrada. Faltando como una hora para que se escuchara la detonación que marcaba el inicio del nuevo año, a Sant le dan ganas de orinar, y al encontrarse con que el baño de la casa estaba ocupado, se dirigió a la parte más oscura del patio trasero de la misma, a hacer su necesidad, y estando allí, vio tres sombras que se aproximaban hablando, hacia el palo de mango en donde él se encontraba ; deteniéndose éstas muy cerca de él, a orinar también, y sin imaginarse siquiera que había alguien cerca, continuaban hablando, y Pablito decía en un tono autoritario _Esta noche lo vamo jagarrá despué del feliz año, tú te va jen calgué provocalo ¡Tú verás cómo te la jarreglas pa que si arreche !, y cuando nosotros veamo ques ta bie narrecho y te vaya caén cima, nosotro nos metemo pa jodelo bien jodío_ Sant, que del miedo que sentía, temblaba detrás del palo de mango, no lo fueren a descubrir y le dijeran a su abuelo, que él le estaba orinando su mata más preciada, ya que eso le respresentaría una buena cueriza ; oyó toda la conversación de Pablito, Ramón y Antonio, pero en su mente de muchacho ¡Ni siquiera se imaginaba, de qué, ni de quién estaban hablando sus tíos !, el sólo quería y estaba impaciente por salir del sitio sin que lo descubrieran, y así librarse de una pela ¡O por lo menos de un buen regaño ! ; y continuar jugando con los demás niños. Por fin se retiraron los conspiradores, y Sant, pudo salir a reunirse con sus primos y hermanos, y en el trayecto, se encontró con tres de sus tías políticas : las mujeres de Ramón, Antonio y Ambrosio, las cuales venían cuchicheando entre ellas, a meterse en una de las habitaciones ; y la que llevaba la voz cantante era Martha, la cual decía, muy emocionada, mientras habría la puerta _Les voy a contar algo que hice en el viaje ! ¡Fue de espanto y brinco ! _ Esta frase, "de espanto y brinco", le causó mucha impresión a Sant, y como en el momento que la decía, Martha hacía la mención de abrir su cartera, lo primero que se imaginó en su mente inocente, fue un pequeño espanto, que salía de la cartera dando grandes brincos ; pero muchos años después, él sacaría sus propias conclusiones, respecto a esta reunión que llevaron a cabo sus tías políticas, encerradas en esa habitación, ya que estas tres mujeres tuvieron en común ; !Aparte de pasársela brujeando ! , de espiritista en espiritista, de hechicero en hechicero, siendo siempre embaucadas y robadas por éstos ; el haber mantenido engañados y habérsela jugado por muchos años a sus respectivos maridos…
Fue como a las dos de la mañana del nuevo año, que a Sant se le aclaró todo, ya que encontrábase embelesado, oyendo a su tío Ambrosio cantando y tocando la guitarra, y pensando con mucha ternura _Así no se ve tan malo mi tío Ambrosio, hasta parece bueno y cariñoso_ ¡Cuando de repente !, sin son ni ton, su tío Ramón interrumpe sus pensamientos, diciendo en alta voz y burlonamente _¡Tú ere jun peorro cantandu y tocando la quitarra ! Préstale la quitarra mi compa !_ A lo que le dice Ambrosio, con calmada voz _Esta guitarra la toco yo solamente, y al que no le guste como yo la toco ¡Que se vaya pal carajo !_ Y pensaba Ambrosio, con inquietud _Ya empezaron a buscarme, pero por mis viejos, voy a hacer lo posible para no hacerles caso._ Pero Ramón insistía en provocarlo, diciéndole con torpeza, a causa del licor ingerido _¡Dale la quitarra mi compa !, que tú no toca jun coño_ Y Sant pensaba, muy asustado _¡Ay Dios mío !, que mi tío Ramón no siga ! ya se va poné bravo mi tío ! ¡Tío, dale la quitarral compadre mi tío ! ¡Tío, no sigas buscando pleito! ¡Dios mío, qui alguien se lo lleve !_, Y estos pensamientos, eran casi los mismos del resto de las personas que oían y veían la provocación de Ramón. La tensión reinante en el lugar era impresionante, y éste insistía _El compa te puen señá lo quel sabe ¡Dale la quitarra él!_ El compadre de Ramón, que también estaba nervioso por lo que ocurría, le dice con cierta alteración _¡Y bueno compadre! ¡Cuál es su insistencia en que él me dé la guitarra a mí ? ¡Y no estoy de acuerdo con usté! Ambrosio toca bien ¡A mí particularmente me gusta como lo hace !, ¡Quédese quieto ! ¡Y deje que Ambrosio toque tranquilo !_ Con esta actitud de David, Ambrosio se sintió bien, y además muy agradecido, y pensó, al igual que el resto de las personas presentes, que con estas palabras, Ramón se iba a quedar tranquilo ; pero estaban muy alejados de la realidad, ya que Ramón, que se encontraba muy cerca de Ambrosio ; le arrebató la guitarra de una forma brusca e inesperada, y sin dar tiempo a nada, la estrelló contra la pared, haciéndola pedazos, mientras gritaba con odio _¡SI NO LA TOCA MI COMPAI NO LA TOCA NAIDEN !_ Ambrosio sintió que se le rompía algo por dentro ¡No tanto por el valor material del instrumento !, sino por la guitarra en sí, ya que era y representaba, algo muy especial para él ¡Y la amaba ! sí, la amaba como se ama a una mujer ; con el cuerpo, con el corazón y con la mente ; ¡Y la reacción no se hizo esperar!! Fue inmediata !, le propinó un golpe a Ramón, que lo hizo retroceder hacia la pared, pero no pudo seguir golpeándolo, como deseaba hacerlo, puesto que Pablito y Antonio, que estaban muy atentos a lo que sucedía, esperando el momento oportuno para intervenir, según el plan pre_concebido ; entraron en escena, echándosele encima a Ambrosio. ¡Y comenzaron a hacerse más consecutivos, los gritos de las mujeres y los de los niños !, los cuales se estaban dejando oír, desde el mismo momento en que Ramón tomó la guitarra y la destruyó. Sant, que muy asustado, había salido corriendo de la sala, en el momento en que comenzó todo ; con lágrimas en los ojos, observaba lo que estaba ocurriendo, desde el otro lado de la reja que separaba la sala del jardín ; y mientras veía lo que estaba sucediendo en el interior de la casa ; pensaba, ¡Pensaba mucho !, y comenzó a relacionar los hechos, con la conversación oída por casualidad horas atrás, en el patio de la vivienda ; pero a la vez que se le aclaraban cosas, éstas se le enredaban con otras que él creía ya explicadas ; formándosele así, en su pequeña cabecita, una complicada madeja de pensamientos; madeja que él iría desenmarañando con el transcurrir de los años; ¡Pero fue esa noche precisamente !, la que marcó el principio, del cambio de actitud de Sant para con su tío Ambrosio ; ya que se dio cuenta que los otros, en vez de tomar acciones en contra de su tío Ramón, quien fue el provocador y el que le acabó la guitarra a su tío Ambrosio ; estaban cayapeando era a este último. ¡Ambrosio, sin embargo !, se defendía como fiera herida, y repartía puñetazos y patadas a diestra y a siniestra, y en un momento de la pelea, Sant vio con toda claridad, como su primo Gregorio, el cual practicaba físico culturismo; se le acercó por la espalda a su tío Ambrosio, y lo sujetó con una fuerte llave de lucha, denominada "Doblenelson" ; para que los otros lo golpearan a mansalva ¡Y hasta que no sintió que éste se le desvanecía en los brazos !, no lo soltó; ya en el suelo, sus hermanos y sobrinos le daban de patadas ¡ Hasta que intervinieron Eliodoro y Santiago, a quitárselo !, mediante las súplicas de sus padres, ya que los otros no oían los implorantes ruegos de éstos ; ellos agarraron a Ambrosio, y lo trasladaron a una de las habitaciones, y una vez allí, su madre, acariciándolo, decía sollozante _¡Hasta cuándo Dios mío ? ¡Hasta cuándo?_ En ese momento, levantó la mirada, y viendo a Martha, le dice con firmeza _Po na calentá gua con sal, que le vamo ja sacá los golpe ! ¡Y tráemi algodoni alcol pa limpiale la jerida ! ¡Aay mi pobre Negrito ! ¡Hasta cuándo sufre ?_ Y mientras Ambrosio se quejaba adolorido, por la golpiza recibida, los demás seguían divirtiéndose como si nada hubiese ocurrido, y los autores de los hechos, disfrutaban, muy satisfechos de la acción que habían llevado a cabo. Así comenzó ese nuevo año en la vida de Ambrosio Ortiz, un año que le deparaba muchas sorpresas y cambios en su vida ¡Cambios serios y cruciales!.
*
Meses después de estos sucesos, Ambrosio y Simón, que recién terminaban su jornada de trabajo, y venían saliendo de la empresa, conversaban amigablemente, y Simón le decía a Ambrosio _ _Mire compa, yo mejor me voy de una vez para el clu ¡O nos vamos juntos de una vez los dos ?_ _¡No no !_ Le responde Ambrosio, sobresaltado _Yo voy para la casa primero, me baño, me cambio y como ¡Ah !, y aprovecho de dejarle los reales a ésta. Espérame allá en el clu, yo voy como a las dos_ Está bien compa_ Dice Simón, resignándose _Nos vemos allá entonces ¡Te espero!_ Ambrosio siguió para su casa, y Simón de desvió en dirección al club, sitio en el cual se reunía con su amigo, casi todos los fines de semana, para departir, jugar bolas, dominó… Esto lo habían venido haciendo él y Ambrosio, desde el momento en que se hicieron amigos en la Asociación General del Carro ; de una forma casi religiosa ¡Y eran varios años ya!. Mientras se dirigía hacia el sitio, Simón pensaba con disgusto _¡Cuándo coño será que Ambrosio va a abrir los ojos y se va a dar cuenta de la clase de mujer que tiene? , esa desgraciada le monta cuernos con todo el que se le atraviesa, y él cree que tiene en su casa una gran señora ¡Y yo!, soy un mal amigo por no sacarlo del engaño, siempre me vengo diciendo ¡Esta semana sí se lo digo ! , pero como un cobarde, la lengua se me tranca del miedo y no le digo nada. Y así, pensando en estas cosas y en otras, Simón llegó al club, y comenzó a ingerir cerveza. Como a las tres de las tarde, Ambrosio se presentó en el lugar, pidió una cerveza, y buscó a Simón y comenzó a jugar, haciendo pareja con él. No llevaba ni dos horas en el sitio, cuando viendo el reloj, le dice a su compañero _Voy a jugar esta última partida y me voy para la casa_ Simón, poniéndose muy serio, y con la lengua medio enredada por la cantidad de cervezas ingeridas, le dice con disgusto _¡No joda chico ! ¡Tú siempre con el mismo pujo ! ¡Mira ! ¡No son ni las cinco de la tarde y ya te quieres ir pal coño ! ¡Es rara la vez que te quedas hasta tarde divirtiéndote y compartiendo con uno !_ _Tienes razón_ Le responde Ambrosio, muy incómodo _Discúlpame vale, pero es que Martha me pidió que llegara temprano, que vamos a salir a cenar fuera_ A lo que Simón reacciona violentamente, diciendo en alta voz ¡MARTHA MARTHA MARTHA ! ¡Esa mujer del coño me saca de quicio ! ¡Y tú ! ¡Tú como un manso corderito ! ¡Inocente de todo ! ¡Sinceramente Ambrosio ! ¡A veces me da tanta arrechera contigo, que me provoca caerte a coñazo ! ¡Porque no sé si eres o te haces ! ¡No sé si sabes y te haces el que no sabes ! ¡O sí de verdá no sabes nada¡_ Ambrosio, muy sorprendido por la actitud de Simón, y bastante extrañado por la retahíla de cosas que éste le decía, y las cuales no terminaba de entender ; picado por la curiosidad y poniéndose muy serio, le habla golpeado, diciéndole _¡Mira Simón ! ¡Qué coño es lo que tú estás diciendo con esa lengua toa mocha ? ¡Y mi mujer qué tiene que ver ? _¡Bueno eso ! _¡Eso qué !_ Vuelve a insistir Ambrosio, con impaciencia, Simón, tomándose de un solo trago la cerveza que tenía en la mano, como para cobrar ánimos ; Le dice despectivamente _Sencillo Ambrosio, muy sencillo_ Simón respira hondo y prosigue hablando _No me gusta ¡Nunca me gustó ! Y después que nos hicimos amigos, menos !, que tu mujer te haya venido engañando de una manera tan miserable ¡Tan ruín !_ Ambrosio, aún más sorprendido con estas palabras y aún más alterado, le pregunta _¡CÓMO ES LA VAINA ? ¡Ahorita mismo me vas a esplicar! ¡Qué es lo que tú me estás queriendo decir con todo esto ?_ _Bueno compa_ Le responde Simón , esta vez algo nervioso _Eso mismo, que tú has venido haciendo el papel de cabrón desde que te metiste a vivir con esa mujer_ Ambrosio, reaccionando con violencia, ante las palabras de su amigo, lo toma de la camisa con ambas manos, y sacudiéndolo con furia, le dice _¡RESPETA SIMÓN ! ¡ME ESTÁS INSULTANDO! ¡RESPÉTAME! ¡Mira que por menos de eso han matado un hombre !_ ¡Si porque te respeto es que te lo digo !_ Le dice Simón, muy asustado _Nosotros en el barrio conocemos a Martha desde siempre, y al principio yo creí, como lo creían los demás, que tú sabías en dónde te estabas metiendo, y que simplemente eras otro de los chulos de ella ; pero al ir pasando el tiempo y empezar a tratarnos y nacer esta amistad entre nosotros, empecé a darme cuenta de que estabas engañado, ¡Aunque te digo ! Muchas veces tuve mis dudas respecto a si estabas engañado o no, porque creía que tú sabías lo que pasaba y te hacías el que no sabías nada _¡Mira Simón !_ Dice Ambrosio, muy desconcertado, mientra soltaba a su amigo_ _¡Yo voy a averiguar muy bien todo esto que tú estás diciendo ! ¡Porque es muy grave oíste! ¡Y muy malo para mí ! ¡Y si llego a descubrir que todo esto es un invento tuyo contra mi mujer! ¡Es mejor que te desaparezcas! ¡Porque puedo llegar hasta matarte oíste! ¡Hasta matarte !_ _¡Averigua !Ambrosio _Le dice Simón, un poco más tranquilo _¡Averigua! Y prepárate muy bien para lo que te viene !, porque las cosas que vas a descubrir no vas a poder creerlas ¡Y mucho menos !, que hayan estado pasando por tantos años sin que tú lo supieras ; ¡Sin que lo sospecharas siquiera!_ Ambrosio, después de este serio altercado con su mejor amigo; con mucha astucia, comenzó a indagar sobre lo dicho por éste. Muchas veces dijo, que iba a alguna parte o que tenía que trabajar sobretiempo en la empresa; para poder así, quedarse merodeando en el vecindario viendo, averiguando y cerciorándose ¡Muy a su pesar!, que lo dicho por Simón era cierto. Ambrosio comenzó a descubrir muchas cosas, y a medida que iba descubriendo la pudredumbre, en que había estado viviendo desde hacía tanto tiempo, sentía ganas de matar ¡En más de una ocasión quiso hacerlo!, y había estado a punto de llevarlo a cabo, pero inteligentemente recapacitada a tiempo, pensando en que iría a la cárcel, a desperdiciar el resto de su vida ¡Y por alguien tan poca cosa ! , Pero sin embargo, obsesionadamente, pensaba _Tengo que esperar, tengo que buscar la manera de vengarme sin complicarme la vida ¡ Tiene que haber una forma de hacerlo !, porque no puede ser que esta mujer, después de estar haciéndome tanto daño, no lo vaya a pagar_ ¡Por cierto !, esto que había descubierto Ambrosio, marcaría para siempre a éste, creándole un gran resquemor en contra de las mujeres, lo que lo llevaría a no creer ni confiar en ellas y a huirle al matrimonio. ¡Por fin, un día !, la forma de vengarse, se le presentó personificada en Mirian, la hija mayor de Martha. Resultó ser que en esos días y de manera repentina, Abel se apareció con la muchacha, para que ésta se residenciara de nuevo en casa de su madre ; la excusa que le dio a su hermana fue, que a Mirian la habían comenzado a rondar los muchachos y hombres también, y que él no se quería responsabilizar por lo que pudiera suceder. A la efeba, no hacía mucho que le habían celebrado sus quince años de edad, con bombos y platillos; y ciertamente, no le había perdido pinta a su madre ; esbelto y curvilíneo cuerpo, prominente busto, exuberante belleza ¡Muy hermosa la joven ! ¡Lo cierto fue!, que Mirian no perdía oportunidad para insinuársele a Ambrosio, y aprovechaba cualquier momento en que estuviesen solos, o que no estuvieran viéndola, para acariciarlo, sentársele en las piernas y darle besitos. Cierto día, que Martha salió a hacer algunas compras; Ambrosio vio el modo, y aprovechó el momento para consumar su venganza, ya que estando sentado, viendo la televisión, Mirian se acercó a él, se le sentó en las piernas y comenzó a acariciarlo y a besarlo; éste, habiéndosele despertado su apetito sexual, se levantó con ella en los brazos, y cargándola cual bebé, se la llevó a su habitación. Una vez allí, usando varias de las habilidades aprendidas de Martha, la gozó y la hizo gozar ; haciéndole el amor de una manera tan inimaginable para ella, que ésta sintió que moría de placer en varias ocasiones ¡Y la niña no se quedó atrás en el acto tampoco !, habiéndose sentido Ambrosio, muy complacido también. Después de haber disfrutado a plenitud del acto sexual, y de haber quedados exhaustos; Ambrosio, muy serio y algo molesto, le pregunta a Mirian _ ¡Quién fue el primero que hizo esto contigo? ¡Dímelo ? _ Insiste Ambrosio, duramente, ya que la niña, hacía tiempo que había dejado de ser virgen _¡Y quiero que me respondas con la verdá !, porque esta no es la primera vez que has hecho esto_ La niña , muy nerviosa, no se atrevía a responderle, pero ante la insistencia de éste, accedió a hacerlo, y comenzó diciendo _Bueno, el que me enseñó fue mi tío Abel, teníamos tiempo haciéndolo_ Y Ambrosio, muy extrañado, le pregunta _¡Y no saliste preñá ? ¡Qué raro!_ Respondiéndole la niña, tímidamente _Bueno, mi tío Abel antes de metérmela siempre se ponía una bolsita, y cuando yo le preguntaba qué para qué era eso ?, él me decía que era para no empreñarme, ¡Pero así sin bolsita es más rico !_ Dijo Mirian, muy entusiasmada ; volviéndosele a encimar a Ambrosio ; haciéndolo dos veces más ese día. Pasaban los días, y Martha no sospechaba en lo más mínimo, que entre su marido y su hija, existía también una relación de marido y mujer, mucho más activa si se quiere, que la de ella con Ambrosio, ya que éstos no desperdiciaban cualquier oportunidad, para tener relaciones sexuales. En una de estas oportunidades, Ambrosio le dijo a Mirian _Sabes que quiero tener un hijo contigo, ya que tu mamá no me lo puede dar, quiero que seas tú la que me dés mi primer hijo, ¡Pero eso sí!, si sales preñá o ya estás preñá; no le vayas a decir nunca a ella que yo soy el papá, ¡Tú verás cómo te las arreglas !, pero Martha no debe saber quién es el padre del niño ¡Recuerda que yo le puedo echar el cuento de Abel y tú ! _ A Mirian, que le gustaba tanto, que Ambrosio le hiciera el amor ; accedió a la petición de éste, de no decirle jamás a su madre, en el caso de que llegara a salir en estado ; quién era el progenitor de la criatura ; hecho que efectivamente sucedió. Transcurrió el tiempo, y Martha, sospechando del embarazo de su hija, por lo gorda y barrigona que estaba, le hizo confesar su estado, pero por nada del mundo, ni por más amenazas que recibió de su madre ; confesó el nombre del papá ; y Martha, toda llorosa, le decía a Ambrosio _¡Fíjate Ambri !, snif, mi hija, mi niña querida, snif, ¡Tantos planes ! ¡Tantas ilusiones, que me hice con ella desde que nació !, snif ¡Y mírala !, snif corriendo la misma suerte que yo, sinf_; ¡Bueno mujer ! _ Le dice Ambrosio, sintiéndose gozoso en su interior y bastante satisfecho, por lo bien que le estaban saliendo las cosas _Por eso no te preocupes, porque yo puedo presentar a ese muchacho como hijo mío_ _¡De verdá papito lindo? _Le pregunta Martha, muy contenta y con los ojos llenos de felicidad _ ¡Tú te atreverías a hacer eso por mi niña?_ _ ¡Claro que me atrevo!_ Le responde él con seguridad y con una sonrisa en los labios _En el mismo momento en que nazca el niño, vamos y lo presentamos como hijo mío y le doy mi apellido. ¡Eso sí!, el nombre lo escojo y se lo pongo yo_ ¡Como tú digas papi! _Le dice Martha, muy feliz y llena de gozo, sin sospechar siquiera, que estaba recibiendo de lo mismo que ella le había dado a Ambrosio durante tantos años…
¡Y así sucedió !, en lo que Mirian dio a luz y se recuperó del parto, se dirigieron a las oficinas del prefecto y presentaron a la criatura como : Méry Cleofe Ortiz Cubillán, una hermosa niña piel canela, con un abundante, liso y negro pelo, y unos grandes y hermosos ojos color castaño claro. En esos mismos días, Ambrosio introdujo el pre_aviso en la empresa, arregló todos sus asuntos en la capital ; y cuando ya la niña contaba con tres meses de nacida, acomodó sus peculios, tomó a la criatura y se trasladó a Caracuay, no sin antes haberle dejado a Martha, una extensa carta, en la cual le explicaba todas las cosas muy bien ; desde el hecho, de que hacía meses que le había descubierto todo su engaño ; de cómo lo había planeado todo y de la forma que lo había hecho, para que ella no pudiera actuar. Esto hizo, que Martha se sintiera cohibida de tomar acciones, ya que legalmente, todo favorecía a Ambrosio, además de que contaba con el apoyo de Mirian, que no quería asumir su papel de madre responsabilizándose de la niña ¡Todo esto ! aparte de que Mirian confirmó lo dicha por Ambrosio, acerca de Abel en la carta ; hizo que todo lo planeado por éste, le saliera bien, ya que había sabido hacer las cosas…
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