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El despreciado – Novela (página 5)

Enviado por Francisco Tovar


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9

Comienza así una nueva etapa en la vida de Ambrosio Ortiz, haciendo el papel de padre y madre a la vez, para que a esa hermosa niña, por la cual se preocuparía siempre, criaría, educaría y haría una mujer ; no le faltara nunca nada ; en esta ardua tarea, recibiría la valiosa ayuda de Doña Carmen, quien estaba muy feliz, de tener nuevamente a su Negrito en casa. A las pocas semanas de encontrarse Ambrosio allí, en Caracuay; consiguió trabajo en Hambler Car c.a. gracias a las referencias que traía de la Asociación General del Carro, pero a los tres meses de estar laborando en dicha empresa, le cayó un pesado cajón de madera en una pierna, accidente que le ameritó más de dos meses de reposo, y al reincorporarse a la compañía, fue cesanteado. Después de esto pasaron dos años, durante los cuales, Ambrosio consiguió dinero para alimentarse y vestirse a medias : halando machete, podando árboles, haciendo jardines, limpiando parcelas, solares, pozos sépticos…. procurando que su hija no pasara trabajo de ningún tipo ; hasta que consiguió empleo en Auto Partes Mariacar, allí duró solamente cinco meses, debido a que uno de los supervisores, temiendo que Ambrosio, por su forma de trabajar y de comportarse, lo desplazara del cargo ; buscó la forma de que lo despidieran, y lo logró ; volviendo éste a buscar la vida, de la misma forma en que lo había venido haciendo, antes de que consiguiera este trabajo. "Y seguían sumándose años y años !, que restándole a la vida, la llenan a la vez de vicisitudes que conciben la experiencia ;" y Ambrosio aún sin trabajo fijo ; duramente se ganaba el pan en lo que saliera, ya que no podía dejar de percibir dinero en ningún momento ; porque Méry Cleofe, a medida que iba creciendo, como toda niña al fin, exigía cada día más y más, sobre todo, porque su padre había logrado inscribirla en un buen colegio, y él tenía que correr en solitario, con todo los gastos que esto generaba. Durante estos años, Ernestina enfermó de un raro mal que la hizo sufrir mucho y la llevó a adelgazar horriblemente, y Don Emiliano, en su tristeza y con el dolor que lo embargaba, al ver a su hija en ese estado, murió de una embolia cerebral, la misma noche en que ella falleció, adelantándose en una hora a ésta. Esa sería la primera gran pérdida humana para la familia Ortiz-Aponte, y Doña Carmen, aunque muchos pensaron que no resistiría esta dura prueba, y se iría trás ellos ; soportó estoicamente el dolor que le infligía la vida, y sobrevivió. Con el tiempo, y en esos mismos años, Pedro también moriría, a consecuencia de un accidente, en el cual sus entrañas ¡Sobre todo el hígado !, sufrieron grandes y graves daños ; este fue el segundo golpe estremecedor para la familia, pero Doña Carmen también lo resistió. Mientras tanto, Ambrosio seguía sobreviviendo y pensando _¡Dios mío! ¡Santo Dios! ¡Hasta cuándo voy a estar en esta situación ? ¡No doy pie con bola!, a donde quiera que voy me prometen y me dan esperanzas, pero nada que cuajo un trabajo ¡Ayúdame Dios mío, por favor!, ya llevo varios años así y mi niña cada día necesita más y mejores cosas ¡Y yo estoy obligado a dárselas ! ¡Necesito un trabajo fijo ! _ Prácticamente, esta era la diaria súplica de Ambrosio, preocupándose sobre todo por su hija, para que ésta no le pasara trabajo, cosa que él había sentido en carne propia de manera constante ¡Y es que en realidad ! , lo único bueno, beneficioso o redituable, del tipo de trabajo que realizaba Ambrosio para sobrevivir, ¡Aparte de que conseguía para cubrir a medias sus necesidades claro !; era el buen estado físico del que disfrutaba ¡Y ni siquiera la úlcera estomacal le molestaba casí !, pero del resto, no era nada provechoso ¡Hasta que por fin un día !, lo mandaron a llamar de "Tabacos Nacionales" , empresa en la cual, había introducido su currículum_vitae desde hacía año y medio, habiendo asistido todo ese tiempo de manera religiosa ; a la puerta de la compañía, las dos primeras horas laborales de todos los días hábiles de la semana… Una vez en esta empresa tabacalera, Ambrosio tomó un aire ; laborando en un buen ambiente de trabajo, la paga era aceptable y segura, llevándosela bien con sus compañeros ; aunque estos, conociéndole el carácter, y sabiendo lo delicado que era, le jugaban bromas de mal gusto ; como la de aquel día viernes ; en el que Eugenio, sabiendo que por su itinerario, él tenía que pasar por aquel largo pasillo que separaba dos departamentos de la empresa ; agarró el sobre en el que le habían pagado su sueldo, le metió una pequeña paca de fajillas, con las que identificaban las cajetillas de cigarros, y lo lanzó al piso ; y al Ambrosio desembocar en el pasillo con la carrucha, divisó el pequeño sobre de color amarillo, en el medio del mismo, ya que éste permanecía limpio y brilloso todo el tiempo ; e inmediatamente apuró el paso, lo recogió sin detenerse, metiéndoselo en el bolsillo, y al llegar al final, luego de haber colocado en su sitio, las bandejas recolectoras de cigarrillos que transportaba; procedió a abrirlo para sacarle el contenido, y al darse cuenta del engaño, se volteó inmediatamente ¡Y los vió !, como a diez compañeros, riéndose de él, y sin pensarlo mucho, sacó el Apureño que nunca le faltaba en el bolsillo, y con éste empuñado, los hizo correr, mientras que furiosamente les gritaba _¡COÑO JE MADRE ! ¡Es que ustedes creen que yo soy su payaso? … En otra oportunidad, Doña Carmen le dijo para que le rifara un pato que tenía, y le sacara unos cien o ciento cincuenta pesos que necesitaba, para comprarse unos cortes de tela y un par de zapatos. Lo cierto fue, que Ambrosio llenó el talonario y le puso precio de cinco pesos a cada acción, y al primero que abordó fue a Eugenio _Mira Eugenio, para que me juegues un número de una rifa_ Pero arrepintiéndose rápidamente, dice _¡No no !, mejor no, tú eres muy jodedor_ Y dirigiéndose a Ladislao, que se les acercaba en ese momento, le dice _Mira Ladislao, juégame un número para una rifa_ Éste le quitó el talonario y le pregunta _¡Qué estás rifando ? _Un pato_ Le responde Ambrosio con tranquilidad, y Ladislao, al ver el valor de la acción, hace un gesto de sorpresa y exclama _¡COOÑO ! A cinco pesos ! ¡MUCHACHOS, MIREN ESTO ! ¡AMBROSIO ESTÁ RIFANDO AL PATO LUCAS !_ Ambrosio le arrebató el talonario rabiosamente y viendolos con odio, lo despedazó volvéndolo añicos, y mientras los otros se reían, Eugenio le decía _¡Fíjate !, no me quisiste decir nada a mí y el que te jodió fue Ladislao…_ Cuando Doña Carmen le preguntó por la rifa, Ambrosio le respondió con decepción _¡No hombre mamá !,

quédate con tu pato más bien, aquí tienes los cien pesos que necesitas para que compres lo que vas a comprar…

*

Desde los primeros días en que Ambrosio comenzó a trabajar en "Tabacos Nacionales", se fijó en Sofía, una mujer de buena apariencia, con dos hijos, una hembra de siete años y un varón de cuatro ; pero se fijó en ella, más que todo por la necesidad que tenía de compañía femenina, que por estar enamorado de ella, ya que la amargura y el resquemor que le había dejado Martha en contra de las mujeres ¡Y sobre todo la desconfianza !, persistía en su mente y corazón ; comenzó a enamorarla, y al poco tiempo estaba conviviendo con ella ¡Y se puede decir que Sofía tocó con suerte !, porque Ambrosio, en vista de que ella trabajaba todo el día, y a él lo habían puesto a trabajar en el turno especial que comenzaba a las seis de la tarde ; le preparaba el desayuno y se lo llevaba a la empresa, y en los mediodías, la esperaba en casa de Doña Carmen, con unos suculentos y nutritivos almuerzos ; también le lavaba, le planchaba y la trataba muy bien ; con el tiempo tuvieron una hija, a la cual le pusieron el nombre de Mara María ; ¡Pero sin embargo !, Sofía tampoco supo apreciar al Negrito Ambrosio, ya que en vez de cuidarlo, quererle, corresponderle igual y reconocer que se había conseguido con un buen hombre ; pensó y actuó contrariamente, al creer que se había conseguido un pelele, con el cual podía hacer lo que le viniera en gana ¡Pero se equivocó de pico a cola !, ya que Ambrosio, con el transcurrir del tiempo, vio como ella lo estaba tomando, y dándose cuenta, que ésta no estaba dispuesta a portarse con él, de la misma forma en que éste se había venido comportando con ella ; tomó la decisión de separarse de Sofía ¡Y lo llevó a cabo !. Ésta fue su segunda mujer de obligación ¡Y la última!, ya que las anteriores y las que vendrían después, serían de oportunidad, ¡A excepción de Rosa!, que pudo haber sido y no fue… Después de año y medio de haberse separado de Sofía y de estar cumpliendo cuatro años y medio en la empresa, sufrió un accidente en la misma. Resultó ser, que encontrándose cumpliendo con sus labores en la compañía, el supervisor del turno, lo llama y le dice _Mira Ortiz, Ya la bandeja en aquella procesadora está lista, ve y sácala y la pones junto con las otras_ Ambrosio, muy diligentemente, se dirigió a la procesadora indicada, y al llegar allí, haló la bandeja, pero ésta no cedió ante la fuerza aplicada por él, y optó por agacharse para ver en dónde estaba pegada, al mismo tiempo que seguía halándola fuertemente para sacarla ¡Y de repente!, ésta salió como impulsada por algo , y una de las esquinas se le introdujo en uno de los ojos, no sin antes haberle causado una herida abierta en el pómulo, la cual sangraba copiosamente _¡AAY COÑO ! ¡ME JODÍ !_ Gritó Ambrosio dolorosamente, y el supervisor, al percatarse del accidente, inmediatamente lo envió al "Hospital de la Seguridad Social", con dos de sus compañeros, y allí le agarraron siete puntos visibles ; le diagnosticaron pérdida casi total de la visibilidad, por desgarramiento de la córnea. Este accidente le ameritó al Negrito Ambrosio, dos meses y una semana de reposo, y cuando regresó a la empresa a reintegrarse al trabajo, como era de esperarse ; fue despedido de ésta ; y peleó, discutió, buscó defensa legal, pero finalmente, por haberse buscado abogados ineptos y peseteros, entre los que se encontraban un tal Fabián Vázquez, a los cuales la empresa les ofreció más dinero del que podían ganarle a él ; casi pierde toda su liquidación, porque lo que consiguió fue menos de la mitad de ésta, y una pensión de Veinticinco pesos mensuales, por invalidez parcial, la cual le fue otorgada por la "Seguridad Social", y Ambrosio, cuya mayor preocupación era su hija Méry Cleofe, que con casi trece años edad, era toda una señorita, cursante del tercer año de bachillerato, por ser bastante inteligente ; rogaba de esa manera _¡Mi Dios querido ! ¡Otra vez a lo mismo! ¡Ayúdame!, no desampares a mi hija ni a mi mamá, ellas me necesitan mucho, ayúdame a conseguir otro trabajo, lo necesito con urgencia_ Pero pasaría mucho tiempo, para que se oyeran sus ruegos. En este punto de la vida del Negrito Ambrosio Ortiz, su sino parecía revitalizarse, ya que no tenía empleo fijo, estaba pasando mucho trabajo, la niña de sus ojos, Méry Cleofe, se le enamoró de Jesús, el hijo mayor de Pablito ; y éste, junto con Antonio y Ramón no perdían oportunidad para hacerle daño y arremeter en contra de él ; como aquel día, en que se encontraba reclamándole al vecino, el cual, hasta no hacía mucho tiempo, había sido amistad de él, diciéndole airadamente _¡Tú lo que eres es un cobarde chico ! ¡Un sucio !, aquel día cuando viste la cosa fea en el Vaso y Copa, saliste corriendo como una vulgar gallina, y me dejaste solo con los tres tipo que me querían jodé , pero fíjate que no me hizo falta tu ayuda, porque aunque los tres tenían navajas y cuchillos y me tenían arrinconado contra la paré, me defendí y me abrí paso a silletazo limpio, sin acobardarme ¡Como un varón !, no como tú, que corriste como una marica_ Ambrosio lo ofendía de esta manera, queriendo que Oscar reaccionara e intentara agredirlo, para así él poder golpearlo, y descargar el odio que le tenía, por no haber actuado como él creía que debía haber actuado ; pero Oscar, viendo como le centelleaban los ojos al Negrito, estaba como paralizado por el miedo ; mientras Ambrosio seguía diciéndole _¡Yo en cambio si me fuese resteado contigo ! ¡Anda pues !, soy yo solo ¡Demuéstrame  que estoy equivocado y que no eres un sucio cobarde !_ Pablito y Ramón, que por casualidad visitaban a la mamá ese día, vieron otra oportunidad de embromar a su hermano, y cuando Ambrosio se le fue a encimar al vecino, Ramón lo agarró por la espalda y Pablito le propinó un golpe en la boca del estómago, y cuando el Negrito se dobló del dolor, lo levantó con otro golpe, en el mismo ojo, en el que había sufrido el accidente, todo fue tan rápido, que cuando Doña Carmen salió a ver qué era lo que estaba pasando ; ya Oscar, Pablito y Ramón habían desaparecido y sólo vio a su Negrito, que se incorporaba trabajosamente y con un ojo cerrado completamente… Por esos mismos tiempos, y poco días después de estos hechos, Pablito echó de la casa a su esposa y a todos los muchachos, y Marlene, junto con sus hijos, se fue a la casa de Doña Carmen en busca de auxilio, y ésta ¡Sin imaginarse siquiera !, las molestias que le acarrearía esta decisión a tomar, le cedió un lugar en la casa ¡Y eso fue desde los primeros momentos de convivencia !, en que las discusiones entre Marlene y Doña Carmen se sucedían una tras otra ; no salían de una, cuando ya habían entrado en la siguiente, suscitándose así, una perenne tensión en la casa ; Ambrosio salía en la mañana, esperanzado en conseguir un empleo, y las dejaba discutiendo, y regresaba en la tarde, muy desilusionado, por no encontrarlo ; y las conseguía en lo mismo ¡Hasta que cierto día !, en que la noche devoraba a la tarde calmadamente, alimentándose de ésta para ser ella misma ; Ambrosio, presionado por no haber conseguido el dinero para comprarle algunas cosas a Méry Cleofe, las cuales necesitaba con urgencia ; no aguantó más, y agarró uno de sus machetes, y golpeando la mesa del comedor, con el plan del mismo, dice con rabia, dirigiéndose a Marlene, que desde allí le ripostaba a Doña Carmen _¡Ya basta ! ¡Se acabó esta vaina ! ¡Mire Marlene !, usté ahorita mismo agarra sus muchachos y sus peroles ¡Y se me va de aquí ya ! ¡Qué guarandinga es esa? ! ¡Que desde que tú te viniste a vivir para acá no hemos tenido un momento de paz en esta Casa ! ¡Mi hija, mi mamá y yo no hemos tenido tranquilidá desde que se te dio el lado_ Y volviendo a golpear la mesa repetidas veces con el plan del machete, insiste, diciendo _¡VAMO VAMO VAMO ! ¡Eso es ya que se me van de aquí, no aguanto más esta situación !_ Marlene, en vista de esto, y no queriendo entrar en discusión, al ver lo furioso que estaba Ambrosio, comenzó a acomodar sus cosas para irse, y entre gimoteo y gimoteo, llamaba a sus hijos para que hicieran lo mismo ; en esos momentos llegó Eliodoro, y al ser informado de lo que pasaba, se enfrentó a Ambrosio: pero después de cruzar algunas palabras con éste y con Doña Carmen, entró en razón, primero ; porque los argumentos del Negrito eran de peso, y segundo:  porque su mamá apoyaba lo que éste estaba haciendo; llevándose a Marlene de allí, junto con sus hijos. A la semana siguiente, sábado en la tarde, se encontraban de visita en casa de Doña Carmen, Ramón y su última mujer para ese momento ; a la cual le estaba criando una niña y la tenía embarazada ; y llegó Eliodoro en su camioneta nueva, la cual no tenía un mes todavía de haberla comprado ; y mientras ellos conversaban muy entretenidamente en la casa, Yeisi, la hija de Luisa, una hermosa catirita de azules ojos, con una edad entre los cuatro y cinco años ; agarró una piedra y comenzó a rayar en una de las puertas del vehículo. Cuando Eliodoro se fue a ir, vio el rayón en su carro, hecho que lo hizo alterarse mucho, y comenzó maldecir y a pronunciar groserías de todos los tamaños y colores. Ambrosio, que con una escardilla en el hombro y un machete empuñado en la otra mano ; venía llegando en ese momento de limpiar una parcela ; pregunta inocentemente ¡Después de haberse enterado ! ¿De qué y cómo pasaron las cosas ? ¡Por supuesto ! _¿Y ya le dieron por la manito, para que aprenda que eso no se hace ? ¡Pero eso fue diciendo esto, y Ramón y Luisa que se le enciman !, y el primero lo retaba, diciéndole _ ¡Pol qué coño no le pegas tú ? ¡Anda !, ¡Atréveti a pegale !_ A la vez que Luisa le daba barrigazos, incitándolo con su raro acento _ ¡Pegámi a mí pue! ¡Pegáme! ¡Andá! ¡Atrevéte! ¡Pegámi a mí!_ Ambrosio, colocándole en el pecho la mano en la cual empuñaba el machete ; la rechaza hacia la camioneta, diciéndole tranquilamente_ Mire señora, yo no quiero problemas, sólo hice una sugerencia y ya, así que con permiso_ Y dando media vuelta , se dirigió hacia la casa de su madre, escuchando en ese momento, lo que Ramón le decía _¡Te jodite ! ¡Me golpiate la mujé y ta preñá ! ¡Ya te voy a mandá preso ite !_ Y en ese momento, Eliodoro dice, muy alterado aún por lo que le pasó a su carro, ¡Ustede si tienen bola je veldá ! ¡Aquí e lúnico que tiene derecho des tarrechu y amenazá soy yo ! ¡Y con razón ! _Y con la misma, se montó en su vehículo, lo encendió y se fue a su casa ; pero esto no amilanó a Ramón, que al igual que Pabilo y Antonio, no perdía oportunidad para perjudicar y hacerle daño a su hermano Ambrosio ; y se fue junto con Luisa, al comando de policía. No habían pasado veinte minutos desde que se fueron, cuando llegó una patrulla a casa de Doña Carmen, con cuatro agentes policiales, a buscar al Negrito Ambrosio, éste, sin oponer resistencia, se dejó conducir al comando, sabiendo que nada debía ni temía, y al llegar allí, el oficial de guardia, después de pronunciar el nombre del Negrito, le entregó una hoja de papel, en la cual estaba asentada, la denuncia formulada en contra de él por Ramón y Luisa, y le dice _¡Qué responde usté a eso ?  Y Ambrosio, después de leer el papel, el cual decía, entre otras cosas, que él estaba acostumbrado a pegarle a las mujeres, a maltratarlas de palabra y cosas así por el estilo, le contesta sonriente _¡Y qué le voy a responder?, que todo esto que dice aquí es tan falso, como decir que esa catirita tan linda es hija de ese negro tan feo_ Ramón y Luisa, reaccionando ante lo sarcástico de la frase del Negrito, quisieron abalanzarse sobre él, pero los agentes, que estaban muy pendientes, se lo impidieron. En eso, el oficial de guardia, sin poder contener una sonrisa, se dirige a ellos, diciendo _Ambrosio Ortiz, usté se me queda aquí y ustedes dos se pueden ir_ Y Ambrosio, alterándose mucho por esto, le dice al oficial, encarándose a él _ ¡De manera que no me cree a mí lo que le digo y le da la razón a ellos verdá ? ¡Qué pasó ?  ¡Te gustó la mujercita esa ?_ Y el oficial, alterándose también, por la palabras de Ambrosio, se levantó de su silla y apoyando las manos en el escritorio, le dice_ ¡Sí ! ¡Estás arrestado! ¡Y ahora con más razón! ¡Le faltaste el respeto a la autoridá! ¡Y a ustedes dos qué les pasa ?   ¡Termínense de ir de una vez! _ Y Ramón y Luisa, salieron del comando policial, de prisa y felices, por haber logrado que arrestaran al Negrito; y el oficial , dirigiéndose a Ambrosio nuevamente , le dice, muy molesto aún _ ¡Yo a ti pensaba dejarte ir después que se fuera tu hermano y tu cuñada, para que todos quedáramos contentos ! ¡Pero por alzado y para que aprendas a amarrarte la lengua! Vas a pasar aquí la noche conmigo, haciendome compañía_ Y el Negrito Ambrosio, por enésima vez, volvía a recordar las palabras, que en forma de sentencia, pronunciara Juancho aquel día tan lejano, allá en la hacienda de café, cuando él llamó bruto a su hermano Pablito…

*

Méry Cleofe y su primo Jesús, ya llevaban cierto tiempo con su noviazgo de adolescentes, pero Ambrosio sólo los veía, como dos primos_hermanos, que se querían y se trataban amigablemente ¡ Y como él pensaba !, que el muchacho no tenía la culpa de ser hijo de quien era ; dejaba que llevaran, lo que el creía, que era sólo amistad ; y a donde quiera que él sacaba a Méry Cleofe, Jesús manifestada su deseo de acompañarlos, y Ambrosio consentía en dejar que fuera con ellos. Jesús, con mucha malicia y de acuerdo con Méry Cleofe, la mayoría de las veces que iba a visitar a su abuela, y su tío Ambrosio se encontraba en la casa; se dirigía a la casa de al lado, a hablar con las muchachas que vivían allí y pasaba una o dos horas conversando con ellas, para que así el Negrito creyera, que era a una de estas señoritas, que el estaba cortejando ; pero Doña Carmen, que contemplaba lo de Jesús y Méry Cleofe con perspicacia y era más baquiana que Ambrosio, se la vivía diciéndole, con ironía _ El primo se ve cha la prima, ponles preparu a tiempo ante je que sia talde , mira que calne primo se come_ A lo que él le respondía fastidiado _ ¡Cónchale mamá !, no seas mal pensada chica, ese muchacho viene aquí es por una de las vecinas_ Y Doña Carmen le volvía a responder, en forma machacona_ ¡Esu es lo que ti hacen creé !, pero mientras tanto te lavan la cara ¡No mi hagas caso ! ¡No mi hagas caso ! , pero te va ja repentí _ Esta seguridad con que le hablaba su madre, y lo repetitivo de estas frases ; le sembró la duda, y la hicieron crecer día a día, y pensaba _ ¡No lo creo !, no es posible que mi hija esté enamorada de Jesús, el hijo del hombre que tanto daño me ha hecho ¡Porque ella lo sabe !, yo le he hablado mucho de eso, ella sabe de las maldades que él me ha hecho ¡ Y también sabe !, que el culpable de la mala fama que tengo es Pablito ¡Su tío ! ¡El papá de Jesús !_ Hasta que un día, encontrándose los tres en un club privado, del cual se había hecho socio, en los días en que trabajaba en "Tabacos Nacionales", y del cual había logrado le exoneraran las cuotas ; no resistiendo más el peso de las dudas, los llamó a los dos y les preguntó, en un tono fuerte y con el rostro muy serio _ ¡Yo quiero que ustedes me digan ! ¡Aquí y ahora !, toda la verdá ¡Ustedes están enamorados ? _ Méry Cleofe, algo nerviosa, sabiendo que su papá no estaba de acuerdo con los noviazgos entre familiares, ya que para el dos primos, eran como dos hermanos ¡Y en su caso era peor!, por ser Jesús hijo de quien era ; le responde con seguridad _¡Papá por favor! ¡Cómo vas a pensar eso ?, tú sabes que Jesús y yo nos queremos mucho, pero como primos, y nos llevamos muy bien, sobre todo cuando bailamos ¡Tanto!, que me siento extraña cuando bailo con otro que no sea él, pero más nada papá_ Y Jesús, secundando a su novia, le dice también, con una sonrisa en flor _ ¡No tío ! ¡Cómo va a creer usté eso ? , yo la quiero mucho a ella como mi prima y nada más, quítese eso de la cabeza ; tranquilo_ Ambrosio, sintiéndo seguridad y sinceridad en las palabras de los muchachos, creyó en lo que le dijeron y quedó satisfecho . Ya más tranquilo, los dejó solos, y se dirigió a buscar su partida habitual de dominó de todos los domingos, mientras pensaba alegremente _ Yo sabía que mi mamá estaba equivocada, mi hija no me podía hacer eso_ Por otro lado, Jesús y Méry Cleofe se dirigieron a la piscina, y él decía, muy preocupado _ Ese nunca va a estar de acuerdo con lo nuestro, estoy seguro _ No te preocupes mi amor_ Le dice ella, muy tranquila _ Lo que importa es que nosotros nos amamos, y en lo que yo cumpla la mayoría de edá, nos casamos o nos metemos a vivir y punto ¡Y él tiene que calársela !_ Y dice Jesús _ Para mí que es la vieja esa que le está metiendo chismes a mi tío y le está dando casquillo ; de ahora en adelante tenemos que tener más cuidado mi amor_   _¡Ay sí mi amor !_ Dice Méry Cleofe , despectivamente_ Es esa vieja el coño, yo la he oído cuando nos nombra a tí y a mí, esa vieja es más metiche y entrépita que quien sabe_ ¡Hablaban así de su abuela ! Doña Carmen, una señora, que desde que su padre se la trajo recién nacida ; se había esmerado en cuidos, cariños, mimos y preocupaciones por ella. Si Ambrosio hubiera oído, la forma en que se expresaba la niña de sus ojos, de Doña Carmen y de él, lo menos que le hubiere dado habría sido un paro cardíaco ; porque hablaba sin ningún tipo de consideración ni respeto, hacia su mamá y hacia él, que prácticamente daba la vida por ella, dejando de comer para complacerle sus gustos, haciendo sacrificios de todas las índoles, habiendo llegado hasta pasar la vergüenza de pedir dinero prestado y sacar alimentos fiados en los abastos ¡ Y hasta algunas mujeres !, que le pudieron haber servido para obligación, las dejaba, porque ella, poniéndose de víctima ; le decía que por complacer a su mujer, no la complacería a ella ¡O por el sólo hecho de que no le gustaba como mujer para él ! ¡En fin !, ella no tomaba en cuenta lo que su padre había hecho, lo que estaba haciendo y lo que seguiría haciendo por su bienestar. Quince días despúes de esto, domingo en la noche, Méry Cleofe, se encontraba en frente de la casa de su abuela, acompañada de Yuruby, una de las hijas de Pablito, hablando con unos militares ; dichos soldados estaban haciendo tiempo, para entrar a su cuartel a la hora indicada para hacerlo , ya que el mismo se encontraba a poca distancia de allí ; y Ambrosio tenía rato llamando a Méry Cleofe, para que se metiera a la casa, ya que para él, eso daba mal aspecto , pero ella, haciéndole caso a su prima, que le decía_ "No le pares a ese viejo fastidioso chica" _ No le hacía caso a su padre, y Ambrosio, muy alterado ya, porque su hija no le obedecía , además de que no le gustaba la junta de Méry Cleofe con Yuruby ; salió con un machete en la mano, de esos que el siempre tenía, que cortaban un pelo de sólo tocarlo; y fue a amagar con darle un planazo a Méry Cleofe, sólo para asustarla; pero Yuruby , atacada por los nervios, fue a detenerlo, y al hacerlo, medio rozó el filo del machete con una de sus muñecas, hiriéndosela, ¡Brotando la sangre de forma escandalosa !, y uno de los soldados, inmediatamente, fue a llevar a Yuruby al dispensario, en donde le atendieron y le curaron la herida, la cual amerito dos puntos de sutura . Mientras tanto Ambrosio, le decía a Méry Cleofe, muy angustiado y preocupado _ ¡Viste !, el problema en que me metí por tú no hacerme caso ¡Ahora por ese rajuño !, Pablito va hacer hasta lo imposible para meterme preso ¡Estoy seguro de eso ! _Y Méry Cleofe, muy nerviosa, le respondía también _¡Pero usté también papá !, no puede hacer nada si no es con un machete en la mano ¡No jose !_ _Mira mi amor_ Le dice Ambrosio, un poco más tranquilo _Vamos hacer una cosa ¡ Menos mal que la señora Mirla me pagó hoy el trabajo que le hice !, agarra unas cosas y te vas para la casa de la profesora Nelly, le esplicas el problema en que me metí, y que me haga el favor de tenerte ahí por unos días, aquí tienes cincuenta pesos, yo me voy a ir para la Capital, a casa de mi compadre Omar, mientras veo qué pasa_ ¡Y efectivamente !, ese día siguiente, Pablito comenzó a remover mares y montañas, para ver sí podía mandar preso a su hermano Ambrosio, y le hizo levantar un expediente, en donde lo ponía hasta de matón de barrio. A los nueve días, después de esto, Méry Cleofe llamó a su padre a la Capital, y le decía entusiasmada_ ¡Aló papá! ¡La bendición!_ _¡Díos te bendiga mija! ¡Cómo estás? ¿Cómo está todo?_ _Bien papá! ¡Todo está bien! ¡Y usté cómo está?_ _Bien mi amor! ¡Bien !, ¡Dime!. ¿Qué ha pasado con el asunto ?_ _ ¡Para eso lo llamé!, el problema está casi resuelto, la juez sólo le va a dar la ciudá por cárcel, mientras se termina de arreglar el problema, porque como usté no tiene antecedentes y la herida no causó lesiones graves ; pero tiene que venir a presentarse a declarar ¡Es lo único que tiene que hacer para resolver todo !, porque el espediente que le hizo levantar mi tío ¡Aunque es bien feo!, no vale nada sin pruebas, y no tiene pruebas, porque son puras mentiras que él inventó y… _A los dos días, después de esta conversación con su hija, Ambrosio se vino a Caracuay, y se presentó a declarar, al despacho de la juez que llevaba su caso, y ésta, después de los saludos de rigor, le dice seriamente _Señor, Ambrosio Emiliano Ortiz Aponte, portador de la cédula de identidad, quinientos noventa y ocho mil, novecientos noventa y nueve, aquí en este espediente, aparte de la sarta de mentiras, las cuales hemos comprobado como tales ; está asentado, que usté le dio un machetazo en una de las manos a su sobrina, la señorita Yuruby Engracia Ortiz Parra ! ¿Es eso cierto o falso? ¿Cómo se declara? ¡Culpable o inocente?_ _ Discúlpeme doctora_ Le dice Ambrosio, sumisamente _Antes de declararme culpable o inocente, quisiera que usté oyera algunas cosas en mi defensa ¿Puedo ? _¡Claro que puede! ¡Adelante!_ Bueno, mi querida doctora, primero que nada debo decirle, que el padre de esa niña me ha odiado toda la vida! ¡Por qué razón ?, no lo sé ¡Nunca lo he sabido ! ¡Y nunca he logrado esplicarme las razones que él pueda tener para odiarme tanto!, pero lo cierto es, que desde que mé conozco y tengo uso de razón, ha sido así ! ¡Yo por el contrario !, nunca le he odiado a él ¡Si acaso le temo !, por las cosas a que lo puede llevar ese odio a hacerme a mí ; como es el caso que nos ocupa en este momento, ahí dice, que yo le di un machetazo en la mano a esa niña ; pues fíjese en esto : mi trabajo es talar árboles o podarlos, jalar machete, limpiar parcelas, solares ¡Y todas esas cosas !, y esos hierros yo los tengo amolaítos todo el tiempo ¡Principalmente los machetes ! a esos bichos yo le saco filo por los dos lados ¡Y quedan, que cortan nada más con verlos ! ¡Bueno! Imagínese usté !, si yo le fuera dado un machetazo a esa niña ¡Quién sabe a dónde fuera ido a caer la mano¡, después de habérsela cortado ¿No cree usté ? _La verdá que tiene razón_ Dice la doctora Mirtha, muy agrimada; por la ejemplarización del Negrito _Yo le vi la herida a la niña, y sólo le cojieron dos puntos ¡Qué fue lo que pasó en realidad ?  _Y Ambrosio pasó a explicarle a la juez, todo lo ocurrido en verdad, con lujo de detalles ; y al finalizar, la doctora le dijo _La verdá que este pequeño accidente, no amerita mayor sanción que el susto que usté ha pasado ¡Uug !, pero por lo que sabemos, su hermano no va a querer llegar a un acuerdo, y anda furibundo por allí, pidiendo la cárcel para usté, así que cuando el venga por aquí, yo le voy a hacer creer, que le di la ciudá por cárcel por cuatro meses, y que también tiene que presentárseme una vez a la semana ¡Y usté !, me hace el favor y de ahora en adelante, me agarra esas herramientas que usté tiene, y solamente las utiliza para lo que fueron hechas, quiero que se evite problemas ¡Porque si lo veo por aquí otra vez por lo mismo ! ¡No lo va a salvar ni Bambarito !, así que evítese dificultades ; ¡Y bien !, ya finiquitado este problema, voy a pedirle un favor ahora, tome esta tarjeta con esta dirección, allí vive mi mamá, yo necesito que le haga el jardín a la casa y me le limpie el solar, y después viene y me dice cuánto es ¿Puede ? _ _¡Claro doctora!_ Le responde Ambrosio, muy entusiasmado, a la vez que aprovecha, para hacerle una consulta jurídica _¡Claro que puedo ! No faltaba más! Mire doctora ¡Y perdone el abuso!, pero es que quiero aprovechar la oportunidá para preguntarle algo ¡Como usté es la que sabe de leyes !_ _Adelante, pregunte, pregunte con confianza_ _Bueno, el caso es que hace muchos años, el Intituto Agrario Social, le asinnó a mi papá una parcela en la zona de Turemo y con el tiempo, él parece que se la arrendó a una emisora de radio, pero ahí no hay nada en este momento, y yo he estado haciendo el intento de recuperarla ! ; he ido a la Capital y todo, pero no he encontrado la forma de hacerlo ¿Usté cree que se pueda hacer algo?_ _¡Caramba señor Ortiz ! ¡Definitivamente hoy es su día! _ Le dice la juez, muy sonriente y entusiasmada _Usté me está hablando y yo lo dejo que continúe. ¡Pero es que yo sé cuales son esas parcelas!, ¡Un colega mío tiene una que le heredaron hace varios años! ¡Hace tiempo que yo estoy por conseguir un terreno para criar unos ovejos !  ¡Y usté y yo podemos hacer un negocio !, yo voy a mover los contactos que tengo en el Instituto Agrario Social, tanto los de aquí, como los de la Capital, para arreglar ese asunto, y usté se va a encargar de conseguirme cualquier papel que los relacione a ustedes con esa parcela ; también voy a mandar a redactar un documento, el cual tienen que firmarme todos los de la sucesión, para poder así legalizar el derecho que tienen ustedes sobre esos terrenos ; le repito, todos ; su mamá, sus hermanos ; todos absolutamente deben de firmar, para que no haya ningún tipo de problemas y más adelante no surjan dificultades ¡Ahora bien !, como yo sé que usté no tiene el dinero suficiente, como para pagar mis honorarios, ustedes me van a ceder una hectárea en la parte de atrás, la que colinda con el cerro, para yo criar allí mis ovejos ¡Qué le parece el trato señor Ortiz ? _ A lo que le responde el Negrito, con alegría _¡Cómo me va a parecer doctora!, muy bueno, chévere chévere, ¡Y usté cree que se logre eso? _ ¡Claro que lo vamos a lograr! _Responde la juez con mucha seguridad _¡Que se lo digo yo! ¡Délo por hecho !, usté sólo tiene que cumplir con su parte, que yo me encargo de lo demás_ _Está bien doctora_ Dice él muy satisfecho _Se hará como usté dice ¡Y gracias por todo !, hasta luego _Hasta luego señor Ortiz, y que me le vaya bien_ El Negrito salió del despacho de la doctora Mirtha, muy contento y pensaba _Al recuperar la parcela, voy a encargarme de que gran parte de la familia Ortiz-Aponte, tenga su pedazo de tierra en lo que nos pertenece por derecho_ Él, muy en su interior, creía que haciendo esto, iba a hacer que la familia cambiara de manera de pensar respecto a su persona. Casi un mes después de haber hecho el trabajo en la casa de la mamá de la juez, le llegó una citación, para que se entrevistara con la doctora Mirtha, cita a la cual asistió inmediatamente. Una vez allí, la juez, luego de responderle el saludo, le dice, muy complacida _¡Señor Ortiz ! ¡ Ya está todo listo !, aquí están los documentos de que le hablé, este es para la legalización del derecho sobre la parcela, y este es, en donde ustedes me ceden la hectárea de terreno ; tráigamelos firmados por todos los de la sucesión que estén vivos ; con estos documentos debidamente firmados y con estos recibos que usté me acaba de traer, y en donde consta que su padre fue pisatario; el mandado está hecho, por que todos los contactos necesarios en el Intituto Agrario Social, están hechos ya ¡ Pero le vuelvo a recordar una cosa ! ¡Todos! ¡Absolutamente todos los de la sucesión, deben firmar !, ya que como le he dicho anteriormente, por uno solo que no lo haga, el negocio se complica, porque todos y cada uno de ustedes, tiene el derecho a oponerse a que se lleve a cabo_ _¡Y mire doctora !_ Dice Ambrosio, con entusiasmo _¿Cuánto tiempo tengo para traerle los papeles firmados ?_ _Tómese el tiempo que sea necesario ¡Pero recuerde !, mientras más rápido arreglemos esto, es mucho mejor_ _¡Cómo usté diga mi doctora querida !. ¡Bueno !, ahora me voy, hasta_ Espere un momento señor Ortiz_ Lo interrumpe la juez, con seca voz_ Usté no me ha dicho cuánto le debo por el trabajo que me hizo_ ¡Pero doctora por favor !_ Le responde el Negrito, como apenado ¡Cómo cree usté que yo le voy a cobrar ! ¡Ah?, después de todo lo que usté ha hecho por mí, después de… de… ¡Bueno usté sabe !_ _Pues sí, tiene que cobrarme !_ Le dice la juez, poniéndose muy seria _Porque una cosa no tiene que ver con la otra ¡Por algo soy juez !, su trabajo es su trabajo, y de eso vive usté_ _Bueno_ Le dice Ambrosio, sumisamente _Ya que usté me la pone así de chiquitica, déme cien pesos pues_ La juez después de buscar en su cartera, le dice _Tome trecientos pesos, porque eso es lo que yo considero que vale su trabajo ; y quiero que ahora me haga otro favor, que se encargue de mi casa ; aquí en esta tarjetica está la dirección ; a todo lo que usté considere que haya que hacerle mantenimiento, usté se lo hace, y después nos arreglamos ¿Estamos de acuerdo?_ _¡Claro doctora, como usté diga ! ¡Y mire! ¿Puedo ir cualquier día o en fin de semana? _ ¡Cuando usté quiera y pueda !, allí siempre hay gente_ _Bueno doctora_ Dice el Negrito, muy complacido _Ahora sí me voy hasta luego_ _Hasta luego señor Ortiz, que le vaya bien_ _¡Igualmente!_ Ambrosio, a sabiendas que Pablito, Ramón y Antonio, al enterarse de que era él, el que estaba haciendo las diligencias ; no iban a colaborar, ni lo iban a apoyar, habló con Eliodoro, para que éste consiguiera las firmas de los tres ; y después que él consiguió la firma de su madre, la de Santiago, la de Eliodoro, la de Carmela y la de él mismo, le entregó los documentos a Eliodoro, para que éste consiguiera las firmas de aquellos tres. Y efectivamente, después de recibir la visita de Eliodoro, quien les explicó muy bien el asunto ; Ramón y Antonio firmaron los papeles, y se entusiasmaron mucho con la idea, al igual que el resto de la familia. Al día siguiente, después de haber conseguido la firma de estos dos, Eliodoro llegó a la casa de Pablito, a las primeras horas de la mañana de ese día domingo, y luego de los saludos de rigor, le comienza a explicar, muy amablemente ; la razón de su visita _Mi relmano, e lasunto que me traju aquí hoy, es ques tamos tratandu e recuperá la palcela que re papá, y ya tenemos to listo ; e lúnico que falta pol filmé res tú, aquís tan los documento pa lográ que la palcela sea e la familio tra ve_ Pablito, con un raro brillo en los ojos, tomó los papeles con desdén, y comenzó a leerlos, y una vez que terminó de hacerlo, se los lanzó a Eliodoro, con desprecio ; mientras decía con insolencia _¡Esu es basura ! ¡Yo no voy a filmé sa vaina!_ ¡Cómu es la cosa ? _ Le pregunta Eliodoro, sorprendido y muy alterado, mientras se agachaba a recoger los documentos, y al levantarse le dice, mirándolo directamente a los ojos _¡No ves quejen beneficiu e tua la familia?  ¡Pa que nuestro sijo ji nuestros nieto tenga nonde viví e nel futuro !_ _No sé ni min teresa !_ Le replica Pablito, despreciativamente _¡Cada quien que busque su acomodo como puedi pol su cuenta !, polque sa palcela, ya yo la tengo vendía, pol cien mil peso jen combinación con mi compai ques concejal pu el distrito ¡Ademá !, yo no voy a dejá que ningú nabogao ladrón vengui se cojun pedazu e lo ques mío sin que le cueste na_ _¡Tú sí tienes bola je veldá !_ Dice Eliodoro, más alterado aún _¡Quié nes ladrón ?  ¡Ladró ne jel concejaluchu ese!, que tes ta ciendo creé que vaja vendí una vaina que ni es tuya sin papeles ni na ¡Piazu e bruto! ¡Tú sabes cuánto cobrariú nabogao pol recuperé sa palcela ?, como cincuenta o sesenta mil pesos ¡Y di ónde vamo ja saqué sa cantidé rial? , la hectarie terreno son lo jonorario je la doctora pu el trabajo ques ta ciendo, y nos queda no nosotros cuatro hectarias di una vaina ques ta peldía ¡Y tú sale jahora con aque la va ja vendé ! ¡Asesorao pu el corruptu e tu compa!, pa peljudicá tua la familia, ¡Presu es que puede ji pol meteti a tracalero!, polque pa llegás tadonde mos llegao nosotros pa recuperala, ha costao Dio ji su ayuda ¡Y se necesite todos pa podé tomá posesión de la palcela! ¡De todo joíte! ¡Y tú la vaja vendé! ¡Tú solito la va ja vendé! ¡No mi hagas reí! … ¡Entonces ?  ¡No va ja filmá los papele ? _ _No! ¡Ya te dije que no voy a filmún carajo!, esa palcela ta vendía ¡De que la vendo, la vendo!_ _¡Pero mira piazu e bruto !_ Dice Eliodoro con impotencia _¿Cómo coño la va ja vendé sin nuestro consentimiento ? ¡Ademá!, será que la va ja regalá, polque sa palcela vale mucho más rial ¡Debe se que ses tan muriendo di hambri ustedes do! ¡Sinvelgüenzas!_ Y al decir esto, Eliodoro dio media vuelta y se fue de allí, dirigiéndose a la casa de Doña Carmen. Al llegar a ella, le comunicó la mala noticia a su madre y a su hermano Ambrosio, diciendo con tristeza_ La veldá que sel mano nuestru e juna muli un muelto di hambre_ Y a la pregunta de Ambrosio, de qué ¿Qué había pasado ?, procedió a contarles lo que había sucedido en su visita a la casa de Pablito ; y al finalizar, Ambrosio dijo entre dientes _Ese desgraciado ! ¡Qué se habrá creído ?  Bueno, de todas maneras yo voy a ir mañana hablar con la doctora, a ver qué se puede hacer… Al día siguiente, en el despacho de la doctora Mirtha, Ambrosio le está diciendo, muy preocupado _Aquí están los documentos doctora, pero hubo uno que se negó a firmar! ¡Adivine quién ?_ _ ¡Pablo Emiliano seguramente !_ Dice la juez con seguridad _Y sólo por llevarle la contraria a usté_ _¡No hombre doctora!, Ojalá fuera por eso ; él no sabe que soy yo el que está gestionando el asunto ; la cuestión es : que él dice que tiene la parcela vendida por cien mil pesos, en combinación con un compadre de él que es concejal por el Distrito en donde está ubicado Turemo_ ¡Así es la cosa !_ Dice la juez, algo alterada _¡Que problema señor Ortiz!, como ya le he dicho, tienen que firmar todos, porque sino se hace difícil la legalización del derecho sobre el terreno ¡Y precisamente !, el que dejó de firmar es el más problemático ¡Pero todavía tenemos una salida !, vamos a esperar que a él se le ocurra vender de manera ilegal y fraudulenta ; porque la única manera en que puede hacerlo es así, forjando documentos y cuando él lo haga, estará atrapado y lo obligaremos a firmar los documentos, porque si no lo hace, lo denunciaremos por la elaboración de documentos falsos para cometer estafa ¡Qué le parece ? _Como usté diga doctora, se hará como usté diga_ _Está bien señor Ortiz, estando de acuerdo en todo, lo que nos queda es esperar, tener paciencia_ Está bien doctora_ Dice el Negrito, resignado _Me iré entonces, ya usté tiene mi dirección, estoy a la orden para cualquier cosa que necesite_ _Lo mismo digo, hasta luego señor Ortiz_ Hasta luego doctora_ Ambrosio se retiró, pensando con tristeza, qué cómo era posible, que gracias a una sola persona mal intencionada, se pudiera perder todo lo que él había soñado, para ayudar a gran parte de su familia, para así poder demostrarles en alguna medida, que él no era lo que les habían hecho ver y creer que era. ¡Y efectivamente! , no habían pasado ni cuatro meses, desde esa conversación entre el Negrito Ambrosio y la doctora Mirtha, cuando varias decenas de familias, invadieron la parcela que alguna vez fue de los Ortiz Aponte, las mismas estaban comandadas por un fulano de nombre; Damián Velásquez, dirigente vecinal; perdiéndose así y de una manera definitiva, toda posibilidad de recuperar esos terrenos para la familia. Esto le causó mucho dolor a Ambrosio, y cuando le comunicó a su madre que habían tomado la parcela, a ésta se le salieron las lágrimas, y todo llorosa decía, con dolor, _¡Ay mijo !, que bueno fuera sio, snif, que se fuera cumplío tu deseu y mi sueño, snif, y quen ve je se poco des traño jen la palcela, snif, tuviera tua la familia hi, snif, me siento ma ligual que tú, snif… A la semana siguiente, luego de haber sido poblada la parcela, Dona Carmen enfermó de una grave infección en la orina, la cual la hizo verse muy mal, y sólo gracias a los extremos cuidados de Ambrosio y de una hija de Carmela, y a que éstos le suministraron de forma precisa todos los medicamentos ¡Tal y como los habían prescritos los médicos !, fue saliendo del peligro ¡Y fue precisamente en esos días, en que Doña Carmen estaba saliendo del peligro !, que se presentó en la casa de ésta, una de las mujeres más odiadas, por Ambrosio y su madre : Betsabel, la ex exposa de Antonio, al cual ésta, había engañado por muchos años de matrimonio, y que hasta con los mismos sobrinos de él, se la había jugado ; lo más doloroso para Doña Carmen fue, que la había querido como a una de sus hijas ; de sus nueras era la predilecta, y no perdía oportunidad para bien ponerla y halagarla con obsequios, por eso el golpe fue demasiado duro para ella cuando se descubrió el engaño y la traición ¡Y por supuesto ! El Negrito Ambrosio, se unió al dolor y al odio de su madre, por que además de que él sabía lo que venía sucediendo en el matrimonio de su hermano Antonio ; y sabía también lo mal intencionada e hipócrita que era Betsabel ; su hermana Carmela le contó algo que le había hecho esta mujer a sus padres, lo que colaboró mucho, a que ese odio se hiciera más fuerte ("resultó ser ; que un día en que Carmela se encontraba en casa de su madre, visitándola, llegó también Betsabel, al sitio, y estando solas las dos conversando en la sala, le dice ésta, de repente, dando muestras de fastidio _¡Ay chica !, ando limpia, sin medio en la cartera ¡Y eso me enferma !, me siento mal, voy a ver qué se me ocurre, porque no puedo seguir así_ Como a la hora y media, después de haberle dicho esto a Carmela, Betsabel se puso a llorar y a gritar histéricamente, a la vez que decía _¡Me robaron, me robaron !, me sacaron el monedero de mi cartera y me dejaron limpia ¡Ni el pasaje !, snif ¡Ni el pasaje siquiera me dejaron !, snif ¡Ay Dios mío me robaron !, snif, me robaron ¡Qué voy hacer ahora ? _ Don Emiliano, Doña Carmen y Julián , un señor mayor, que tenía más de un año alquilado en una de las habitaciones de la casa ; salieron corriendo hacia la sala al oír los gritos ; y al enterarse, de lo que según Betsabel había pasado, se extrañaron mucho, ya que ellos eran los únicos que estaban en la casa, aparte de Carmela, quien anonadada, y sin saber qué hacer ni qué decir, permanecía muy quieta y asombrada, de lo cara dura que era su cuñada y de lo negro que tenía el corazón, al punto, de hacer pasar por ladrones a sus padres y al respetable inquilino ; tan sólo por conseguir algo de dinero ; y ante la insistencia de la intrigante, Don Emiliano, muy apenado, le pregunta _¿ Y Cuánto te robaron mija ?_ Ochenta pesos, snif,_ Le responde ella, entre gimoteo y gimoteo_ _Un billete de a cincuenta, uno de a veinte, snif, y uno de diez pesos, snif_ _¡Ay mija!_ Dice Don Emiliano sorprendido_ _Esu es mucho rial ¡Cómo pudo pasá eso mija ?__ No sé, snif, no sé cómo pasó, snif, pero pasó_ _Ta bien mija_ Dice el Don, humildemente _ Ta bien, yo le voy a pagá sus riale, pa que no piense mal de nosotros_ Y diciendo esto, se dirigió a su habitación, buscó el dinero, y vino y se lo dio, diciendo muy apenado _Tome mija, aquí tiene su jochenta peso ji disculpeno_ _Muchas gracias, sinf,_ Le dice Betsabel, con un brillo de malicia en los ojos _De todas maneras, sinf, voy a buscar mi monedero, porque el que me lo robó lo debe haber tirado por ahí, sinf, después de sacarle los riales_ Y efectivamente, al rato, gritó sonriente, que lo había encontrado en un costado de la casa)". ¡Es por eso !, que cuando el Negrito Ambrosio la vio que venía entrando a la casa, sintió que le hervía la sangre y quiso echarla de allí inmediatamente, pero Carmela, que había venido a cuidar a su madre ese día ,_ Le respondió el saludo y le preguntó qué deseaba, y ésta le respondió, que quería ver a Doña Carmen, por lo que Carmela la condujo a la habitación ; una vez allí, está se quedó observando por un rato a la Doña, para luego ponerle en la mano un billete de cincuenta pesos, Doña Carmen entreabrió los ojos, y Betsabel notó en ellos una mirada de odio, aunque la enferma no parecio reconocerla, bien sea por lo mal que se encontraba o por los años que tenía sin verla ; lo cierto fue, que cuando la mujer salió del cuarto, tuvo la santa cachaza de preguntarle a Carmela, ¿Qué por qué sería que la vio así? ¿Por que será que no la quería?; y Ambrosio, que la oyó, lo que le provocó fue ahorcarla en ese mismo momento. A los días siguientes Doña Carmen, ya restablecida totalmente de la grave enfermedad; le preguntó a Ambrosio, con un dejo de preocupación _Cuando yos tuven felma, vinu na mujé que creo que ra Belsabeli que me dio cincucnta peso? ¡O fue una pesadilla ? ¿Vino? ¿Sí o no? _Sí mamá! _Le responde el Negrito con rabia _¡Esa maldta mujer estuvo aquí!_ _Dios mío !_ Dice la Doña sorprendida y muy disgustada _ ¡Quí hacie sa mujén mi casa ? ¡Ay Dios mío! ¡Que no sea lo ques toy pensando! ¡Polqui así si es veldá que me voy a morí_ _¡Mamá, por favor!_ Dice Ambrosio, algo asustado _ ¡No digas eso !_ Y ella sigue diciendo _¡Y hablandu e morime ! ¡Tú mes ta jaciendo las diligencias pa la vente la casa ?, mira que no quiero dejá motivo pa quí ustede se sigan peliando despué que yo me muera_ ¡Mamá !, ya te dije ¡Y te lo vuelvo a repetir !, no quiero tener más problemas de los que ya tengo con mis hermanos, ¡Así que yo no me voy a meter en ese peo !_ _¡Así es la cosa !_ Dice Doña Carmen, alterada _¡Que vaina tan seria !, qui uno no pue contá con naiden pa que li hagun favol ¡Ah carajo !, yo misma me voy encalgá di hacé mis diligencia, polque yo quiero vendés ta casa ¡Y la voy a vendé !, ante je morime tengo qui hacelo ; polque yo quiero descansá en pa, y si me muero y no lu hago, esta casa va se motivu e muchas pelea jentre mi sijo, y yo voy astá penando tua le telnidá_ Ambrosio, viendo la determinación de su madre, y conociendo a ésta muy bien ; no tuvo más remedio que comprometerse con Doña Carmen, a comenzar a hacerle las diligencias para la venta de la casa, ya que no quería tampoco, que se siguiera mortificando por el mismo asunto. Lo primero que hizo fue, colocarla en una agencia inmobiliaria, la cual le puso un precio de ciento cincuenta mil pesos, de los cuales, cien mil eran para Doña Carmen, por ser esa la cantidad de pesos que ella quería por su propiedad. Y clientes venían y clientes iban, pero por una razón u otra, no compraban la casa ; hasta que pasados dos meses, Ambrosio conoció a una persona que vivía en la Capital, y que quería comprar una casa en Caracuay para mudarse, ya que según él, estaba hastiado de la ciudad en que estaba recidenciado, y el Negrito se lo llevó a ver la casa de su madre, y la persona, después de haber impeccionado la casa, preguntó por el precio en que la estaban vendiendo, a lo que Ambrosio le respondió, sin dudarlo en ningún momento _La estamos vendiendo en ciento ochenta mil pesos_ A lo que le responde el posible comprador _¡Caramba !, me parece un buen precio, uugh ¡Está hecho negocio !, dentro de veinte días vengo a cerrarlo…. Luego Ambrosio, pasó a explicarle a su madre, cómo iban a hacer para llevar a cabo este negocio , el cual era mucho mejor que el de la agencia inmobiliaria ; y calmadamente le decia así _Mira mamá, tú estás pidiendo cien mil pesos por la casa ¿Verdá?, y la agencia está pidiendo ciento cincuenta mil pesos por ella, para que le queden de ganancia cincuenta mil ¡Bueno !, yo voy a sacar la casa de la inmobiliaria, para vendérsela a ese señor de la Capital. Tú sabes que él va a pagar ciento ochenta mil pesos, y a tí te van a tocar ciento treinta mil ¡Treinta mil pesos más! de los que te iba a dar la agencia ¡Y los cincuenta mil que se iba a ganar la inmobiliaria!, yo me los voy a agarrar para mí, para comprarme algo en donde vivir ¡Porque tú sabes que yo no tengo casa ! ¡Y hasta te puedes ir a vivir conmigo cuando la compre! ¿Qué te parece mamá? _Muy bueno! _Le responde la Doña, muy contenta y entusiasmada por la idea de su hijo _¡Maravilloso!, me parece muy bueno mijo, polque pa que lagencia se quede co nesos riale, mejol no los quedamo nosotros ¡Y dimi una cosa?  ¡Cómo va jacé pa sacala di ahí ? _¡Ahora mismo voy a ver, qué es lo que hay que hacer para sacarla de la agencia_ Una vez en la inmobiliaria, le informaron que tenía que pagar setecientos pesos, por los gastos de representación y publicidad que había generado en los dos meses de contrato, y así se eliminaba el mismo ; requisito que cumplieron en los días siguientes, al cancelar dicha cantidad de dinero… En los días siguientes, la noticia de la venta de la casa se regó "como se riegan las secas hojas de los árboles, arrastradas por la acción del fuerte viento". Y Pablito ¡Que por supuesto !, fue uno de los primeros que se enteró del negocio ; se puso rápidamente en movimiento para detener la venta de la casa, ya que él tenía otros planes para la misma, ¡Y que por supuesto !, lo beneficiaban era a él ; y además de comentar, que esa casa no se podía regalar en ese precio, hizo correr la especie, de que Ambrosio estaba vendiendo la casa por su cuenta, para irse con Méry Cleofe a un país del norte y ponerla a estudiar allí, y dejar a Doña Carmen, su madre¡ A su querida madre !, en la calle, sin casa y sin un centavo. Y el rumor creció y creció ¡Y por supuesto !, debido a la fama de que disfrutaba Ambrosio gracias a su hermano Pablito ; creció hasta convertirse en una verdad entre la familia Ortiz-Aponte, allegados , amistades y vecinos; ya que de ese monstruo de Ambrosio, se podía esperar cualquier cosa ¡Y hasta la misma Doña Carmen!, abrumada por lo que le decían los demás al respecto, se lo creyó también, y agobiada por el dolor y toda llorosa, le reclamó a su hijo _¡Mijo ¡ , snif ¿Cómu es posible?, snif, que tú me vaya jacé esu a mí, snif ¡A mí que te quiero tanto!, snif ¿Pol qué?, snif ¿Dime pol qué snif?_ _¡Pero mamá! Le responde el Negrito , alterado y muy dolido también _¿Cómo vas a pensar eso de mí? ¡No me pongas más mal de lo que estoy! ¡No te das cuenta mamá, que todo eso es mentira? ¡Tú sabes muy bien, que siempre me negué a hacerme cargo de la venta de la casa! ¡Por eso mismo! ¡Porque yo sabía que esto iba a pasar!, pero no te culpo por acusarme también mamá, yo sé que tú eres una víctima, lo mismo que yo; de esa gran mentira ¡De esta gran calumnia!, que me imagino ¡Me imagino no! ¡Estoy seguro de quién la inventó!… _ ¡Y por supuesto!, con toda esta trama, la venta de la casa no se llevó a cabo; cumpliéndose así el objetivo que se propuso Pablito. Varios días después , Ambrosio conversanban con su madre en la sala de la casa, respecto a lo mismo, y el Negrito le decía con tranquilidad a su mamá _ ¿Te fijaste mamá?, espero que con lo que pasó, hayas agarrado escarmiento y te olvides de ese empeño tuyo de vender esta casa , porque ellos no te van a dejar hacerlo ¡Nunca te van a dejar que la vendas!, siempre inventarán algo para impedirlo, como esas mentiras en contra mía ¡O algo peor!_ _ Sí mijo_ Dice Doña Carmen, muy apenada _Ya me di de cuenta; hasta me pusiero nen contra tuya, tú que re je lúnico que siempre ta ja mi lau acompañándome, apoyándome, ayudándome siempren to; que ni cuandos taba jen la Capital mi abandonate ¡Tú ere je lúnico con que cuento siempre! , no sé cómo me dején gañá, conociéndote tanto ¡Dios mío! ¿Cómo me dején gañá si?, mijo, peldóname sí, peldóname, snif, snif_ _ ¡No hombre mamá!_ Le dice Ambrosio, muy incómodo por la petición de su madre y por las lágrimas de ésta _No te pongas así ¡No es para tanto! ¡Qué voy a perdonarte yo a ti? ¡A ti!, que eres un pan de bondá, que te preocupas por todo el mundo, tú que no dejas ir a nadie de esta casa sin que se coma algo ¡Lo conozcas o no!, tú, que nada de lo que tiene es tuyo, sino de quien lo necesite, ¡Qué voy a perdonarte yo a ti? ¡Mira mamá!, a ti de lo único que se te puede acusar es, de que eres demasiado buena ¡Así que no quiero oírte de nuevo pidiéndome perdón! ¡Ni a mí ni a nadie! , solamente a Dios_ Y estando en esta conversación , vierón en ese momento, desde donde estaban sentados, a Antonio, el cual se bajaba de un vehículo marca Ford Fairlane color rojo; y Doña Carmen, pregunta extrañada _¿De quién seré se carro?, se pareci al mismo que visto po rahí dando vuelta .En eso, entra Antonio y dice – la bendición vieja ¿Cómo me leva?_ _ Dios me lo bendiga mijo; aquí, con mi jachaque je siempre ¡Y qué me li había pasao?, tenía ma je tres mese que no venía porái; y lo sé, polque lu estau esperando pa preguntali una cosa. Cuando tuven felma, la pute sa con que te casati una ve vinu a veme ¡Se metiú en mi casa!, aprovechando que yo no me podía mové, ni podía hablá pa insultali correla di aquí, po rabusadori falte respeto; y lo cincuenta peso que me dejó, los rompí lo jeché pol la poceta ¡Polque yo de sa desgraciá no quiero ni ques te viva!, ¡Pol qué sengendru el Demonio tiene que pisá mi casa?¡ ¡Quién le diu ese pelmiso? ¡Tú?_ _ ¡Mira ma!_ Le responde Antonio, con altanería _¡Qué coño voy a sabé yo quí hacíe sa mujé aquí? ¡Y mucho meno quién le dio pelmiso! ¡Y como veo que va jempezá con la misma mariquere siempre! ¡Me voy pal carajo! _Y dando media vuelta, se fue, mientras su madre decía con rabia _¡El que se pique polque aji come! ¡Que buena vaina carajo!, ques tos muchacho jel cipote no se les pue decí na polque quieren pegali a uno_ Y Ambrosio, pensaba con tristeza _Ay mamá, si supiera; no te digo la verdá, porque sé que te va hacer mucho daño, pero lo que sospechas es cierto, Antonio y Betzabel están viviendo juntos otra vez desde hace tiempo; esos en lo que andan estudiando el terreno, para ver cómo tienen los puntos contigo, pero con esa enjaboná que le diste, se van a convencer que contigo no tienen nada que buscar. En ese momento, venía llegando Sant, el sobrino de Ambrosio, el cual, desde que salió del obligatorio servicio militar, se había residenciado definitivamente en Caracuay, y de los nietos de Doña Carmen, Sant era el único que se preocupaba por ella, visitándola todos los días y ayudándola en todo lo que podía ¡Y por supuesto!, la convivencia continua con Ambrosio, hizo que el sentimiento que había nacido en su corazón, aquella vez que vio, siendo un niño aún; como golpeaban a su tío, impune e injustamente; creciera y se hiciera más fuerte cada dia, hasta convertirse en un amor entrañable entre el sobrino y el tío ¡Mas que eso! Eran amigos, hermanos; se contaban sus penas, sus problemas, sostenían largas conversaciones, en las que Sant aprendía de su tío y de la vida, llegando a comprender la magnitud y las consecuencias, de la falsa fama que le habían cargado, lo cual hacía que se apegara más a Ambrosio, hasta llegar a convertirse en su férreo y único defensor. Ambrosio enseñó a Sant a jugar bochas, dominó, e intentó enseñarlo a tocar la guitarra ¡Prácticamente!, era la sombra el uno del otro… _La bendición (Muuush) _ Dice Sant, abrazando y besando a Doña Carmen con cariño _¿Cómo está la abuela más bella del mundo?_ _ ¡Mi nieto querido! Le responde ella, sonriente _Dios me lo bendiga ¡Yo creía que ya no venía joy!_ _ La bendición tío ¿Cómo me le va?_ _Dios te bendiga ¡Cómo está la cosa?_ _Estamos vivos y con salú!_ Dice Sant, con una sonrisa en flor, y viendo la tristeza reflejada en el rostro de su abuela le pregunta _¡Y esa cara abuela? ¿Te sientes mal?_ _ Sí ¡Pero de lalma! _Le responde ella, quejumbrosa _ Eso sijos míos que no me dan reposo_ Sant, ve a Ambrosio inmediatamente, creyendo que se trataba de éste, y él le hace señas, negando tener la culpa, a lo que su sobrino dice, repentinamente y muy alterado _¡Aah! ¡Tenía que ser Antonio! ¡Ahorita lo vi en un carro que iba manejando una mujer! ¿Será que estos tíos míos no saben darle otra cosa que no sean disgustos? ¡Cada vez que se le ocurre a uno de ellos venir para acá! ¡Ya sea Antonio, Ramón o Pablito! ¡A lo que vienen es a mortificarle la existencia! ¡Aaaah! ¡Pero no se acuerdan que usté come, se viste, que usté necesita zapatos, alimentos, vitaminas, medicinas¡ ¡Nooo! ¡Sino que más bien vienen a pedirle de lo poco que usté rajuña! ¡Y usté de buena y tonta se lo da! ¡Esos seres no le dan un minuto de felicidá a usté! ¡Pero yo le hago una apuesta a usté! ¡Y ojala usté pudiera verlo! ¡Que el día que usté se nos muera! ¡Dios quiera y esté bien lejos ese día! ¡Van a estar lloriqueando! ¡Comprándole flores! ¡Prendiéndole velas! ¡Mandándole hacer coronas!… ¡Mandándole hacer misas! ¡Vainas que usté no va a necesitar! ¡Ni las va disfrutar!, porque usté ya está descansando en paz; ¡Por qué no se portan bien mientras usté está viva?, como mi papá y mi tío Ambrosio ¿Por qué no están pendientes, preocupándose de usté como siempre lo han venido haciendo mi tío Ambrosio y mi papá, ahora que está viva? ¡Por qué no le traen ropa, zapatos, dinero, medicinas, alimentos; para que usté viva más tiempo con nosotros? ¡Porque ahora que está viva es que usté necesita de todo! ¡No después que se muera! ¡ Después que uno se muere no necesita un coño!, el muerto lo que pide es hueco y más nada _ Aaay mi nieto querido_ Dice Doña Carmen tristemente, mientras lanza un suspiro _Tienes mucha razón , pero quién lo jace cambiá, si han siu asina tua su vida ¡Ni siquieral papa lo trataban como debían!, ni lo respetaban_ _¡Bueno!, se está haciendo tarde; voy hacer lo que vine hacer_ Y diciendo esto, Sant se dirigió a la cocina; a llenar las botellas vacías, en las que se metía agua a la nevera; cosa que hacía todos los días; y los fines de semana, se le podía ver en la casa de su abuela, barriendo el frente de ésta, el solar, el interior, el jardín, trapeaba y enceraba el piso de la misma; mientras era contemplado por su tío Ambrosio y por su abuela, quienes se sentían muy complacidos y felices, por la forma en que se comportaba Sant… No pasó mucho tiempo, sin que Doña Carmen descubriera ¡O mejor dicho!, confirmara las sospechas que tenía, ya que cuando a ella se le ponía en su mente, que algo estaba sucediendo, no descansaba hasta saber que era eso que estaba pasando ¡Y efectivamente así fue!, casi dos meses después de la discusión con Antonio, confirmó que éste y la mujer que más le había amargado la vida; la mujer que más la había hecho sufrir; la mujer que más daño le había hecho y a la cual odiaba profundamente; se habían estado burlando de ella desde hacía bastante tiempo. ¡Nunca se imaginó Doña Carmen!, que esa mujer volviera, para mortificarle los últimos días de su existencia. Desde el mismo momento en que ella comprobó lo que venía sospechando, perdió el apetito, su espíritu decayó, las ganas de seguir viviendo las perdió; y así como murió Don Emiliano, por una embolia cerebral, causada por la tristeza y el sufrimiento doloroso, de ver a su hija Ernestina muriendo lentamente; ¡Así mismo murió Doña Carmen!, por una embolia cerebral, causada por la tristeza y el sufrimiento doloroso, de confirmar lo que para ella fue, una humillante y horrible verdad: ¡La convivencia de Antonio y Betsabel!… Su nieto Sant, que se venía dando cuenta del sufrimiento de su abuela a causa de esto; le preguntó a su tío Ambrosio, todos los detalle sobre el asunto, y comenzó a aborrecer a Betsabel como la aborrecían Ambrosio y la Doña, y al morir ésta, odió mucho a Betsabel ¡La odió más que nadie! , por considerala la causante directa, de que su abuela se fuese a destiempo; algo, que ni siquiera la grave enfermedad que había pasado hace poco, pudo hacer… La noche del velatorio, costumbre de la religión que profesaba la familia Ortiz-Aponte; tal como lo habían predicho Ambrosio y su sobrino Sant; todos se daban golpes de pecho y moqueaban, y las velas, las coronas de flores y los envases llenos de éstas, abarrotaban la sala de la casa. No habían pasado las primeras horas de la noche, "la cual, sin querer siquiera adornarse con la Luna; de tristeza y de negrura, se vistió para la ocasión"; Cuando Pablito, que hipócritamente lloriqueaba; se dio cuenta, que la urna en que se encontraba el cuerpo de su madre, tenía unos rayoncitos en una esquina, y comenzó a decir alarmado, en un tono de superioridad pedante y en alta voz _ ¡Cómu es posible que la ulne mamés te rayá! ¡Yo pedí un selviciu e primera! ¡Y tiene que si un selviciu e primera! ¡Ya voy a folmún peo pa que me cambie nesta vaina!_ ¡Y así lo hizo efectivamente!. Y cuando ya la noche mediaba, para entregarse plácida e irremediablemente en los brazos de la fría madrugada; llegaron a cambiar el servicio funerario, y mientras la mayoría de los familiares veían con malsana curiosidad, cómo cambiaban el cadáver de Doña Carmen de un ataúd a otro; Pablito, Ramón y Antonio decían, casi a coro _ ¡Mamá se merece lo mejol! ¡Si señol, así e! ¡Lo mejol pa la vieja!_ Y Ambrosio y Sant, comentaban entre ellos, con tristeza e impotente rabia _Ni después de muerta quieren dejarla tranquila ¡Y escucha lo que dicen los sinverguenzas esos! ¡Quien no los conozca!_ _¡Es que sinceramente!, lo sucio y lo hipócrita no se les quita ¡Ni siquiera en estos momentos! " Y cuando ya el naciente nuevo día, daba sus primeros y débiles pinitos clareantes"; los hijos de Don Emiliano Ortiz y de Doña Carmen Aponte de Ortiz, se reunierón en el patio trasero de la casa, para conversar y resolver algunos asuntos, y en el transcurso de la discusión, Santiago dice con solemnidad_ Comu Ambrosiu e jel qui ha estao más tiempu al lau e mamén lo súltimos saño ¡Deje que nació Méry Cleofe!, polque nunca podío tení una vaina propion de vivi; lo podemos dejá viviendu aquí pa que cuide la casa, mientra resolvemo quí hacé co nella, polque podemo jalquilali ca uno va garrando su mes di alquilel, o podemos vendeli repaltino los riale_ Eliodoro, Ambrosio y Carmela, estuvieron de acuerdo con Santiago, pero Pablito , Ramón y Antonio, ¡Como era de esperarse!, se opusieron a la propuesta, pero tuvieron que someterse a la mayoría; sin embargo, rato después , Pablito le decía a sus secuaces _ ¡No no!, no le paren bola eso, ma jadelante no las vamo jarreglá pa sacalo di aquí ¡Yo que se los digo!_ Ya para esa hora, los familiares habían hecho fiesta con las pertenencias de Doña Carmen, sin la participación de Santiago, Ambrosio y Sant por supuesto…

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