La población mundial de gorilas de montaña se reduce a 720 ejemplares; una mitad habita el Parque Nacional de la Selva Impenetrable de Bwindi, en Uganda, en tanto que la otra se encuentra a 24 kilómetros al sur de las montañas Virunga. La cordillera volcánica de Virunga se extiende sobre las fronteras de Ruanda, Uganda y RDC, de modo que tres parques comparten la región. Antaño, los gorilas de montaña fueron la principal atracción turística del parque y pueden generar ingresos por varios millones de dólares anuales. Esta información es importante porque Virunga, como todos los parques de RDC, debe producir su propio ingreso. La administración corre a cargo del ICCN (Instituto Congolés para la Conservación de la Naturaleza), organización que actúa como dependencia oficial, pero apenas recibe fondos del gobierno. Sin un presupuesto asegurado, los parques nacionales del Congo son muy susceptibles a la corrupción y a la explotación, características de un país que Transparencia Internacional calificó entre los 13 más corruptos del mundo en 2007.
Designado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979, Virunga ha estado persistentemente inscrito en la lista de los lugares más amenazados de la ONU. ¿Por qué? Porque, a pesar de su biodiversidad, casualmente se encuentra en el epicentro de la mayor diversidad de inhumanidad en la historia moderna: el genocidio de 1994 en la cercana Ruanda (la masacre de más de ochocientos mil miembros de la etnia tutsi) y dos guerras en el Congo, la primera en 1966-1967 y la segunda entre 1998 y 2003, con un saldo de cinco millones de muertos –más que en cualquier conflicto armado desde la Segunda Guerra Mundial–. En vista del grado de devastación, resulta asombroso que el Parque Nacional Virunga permanezca en pie.
Capítulo III: Conservación en tiempos de guerra
Extendida a ambos lados del ecuador, con una variedad de ecosistemas, la es uno de los países más biodiversos del mundo. Sus 2,3 millones de kilómetros cuadrados gozan de selvas tropicales y bosques de lluvia de baja altura, bosques afromontañeses, selvas abiertas (como miombo), sabana y manglares, así como majestuosas cataratas, manantiales de aguas calientes, grutas pintorescas y paisajes idílicos. Se enorgullece de sus 11.000 especies de plantas, 1.086 aves, 1.069 peces y 152 víboras. Entre ellas se encuentran especies tan raras como el chimpancé enano o bonobo, el gorila montañés, el gorila de los países bajos orientales, el rinoceronte blanco del Norte, el okapí y el pavo real congolés. Un pionero de la conservación El país también se enorgullece de ser un pionero de la conservación de la naturaleza de Africa. Su territorio incluye el parque más antiguo en Africa, el Parc Albert (ahora Parque Nacional Virunga), establecido en 1925. Además, le cabe el honor de haber legado la Carta Mundial de la Naturaleza a la humanidad.
El Instituto Congolés para la Protección de la Naturaleza (ICCN), establecido en 1975 (un ejemplo único de la centralización y ordenación de zonas protegidas por una empresa pública de orientación científica y técnica) tiene el cometido de:
proteger la fauna y la flora en los parques de vida silvestre y otras zonas protegidas,
alentar la investigación científica y el turismo en estas zonas al mismo tiempo de poner énfasis en la conservación,
manejar las estaciones de recolección de datos tanto dentro como fuera de los parques,
asegurar el desarrollo socioeconómico de las comunidades en las zonas protegidas en el interés de la equidad y la seguridad.
El Instituto maneja siete parques nacionales y unas 30 reservas de caza y vida silvestre (de las cuales 14 son operacionales), que abarcan más de 180.000 km2, casi 9% de la superficie del país. Cinco de las zonas protegidas han recibido la condición de sitios de Patrimonio Mundial (ver recuadro) gracias a la riqueza de su biodiversidad.
El ICCN ha tropezado con una variedad de problemas en la gestión de estas zonas, entre las cuales cabe mencionar:
caza furtiva comercial (carne, marfil, pieles, cuernos y animales domésticos),
falta de infraestructura, material y recursos financieros,
falta de capacitación y recursos humanos,
falta de planes de gestión y desarrollo,
ausencia de una política de desarrollo comunitario,
dificultades con la comunicación y el manejo de información.
Encima de estos problemas tradicionales estamos enfrentándonos ahora con las secuelas de sucesivos conflictos armados. Tres de ellos (la guerra interétnica en Rwanda, la guerra civil que resultó en la victoria de la Alianza de las Fuerzas Democráticas para la Liberación del Congo que llevó al poder a Laurent Désiré Kabila el 17 de mayo de 1997, y la continua violencia de 1998) todos han dañado los esfuerzos de conservar la rica biodiversidad de la República Democrática del Congo.
La guerra civil en Rwanda causó una avalancha de casi 2 millones de refugiados que literalmente invadieron los Parques Nacionales de Virunga y Kahuzi-Biega, cazando furtivamente y causando inmensurable deforestación.
Los conflictos de 1996 y 1998 exacerbaron y aumentaron la destrucción de los ecosistemas, y condujeron a la explotación ilegal y al sistemático saqueo de recursos, tanto en tierra (café, madera, marfil, etc.) como de recursos subterráneos (coltan, oro, diamantes). Las armas proliferaron y los guardas y gerentes del ICCN fueron asesinados por bandas de maleantes.
Para salvar los sitios de Patrimonio Mundial amenazados, el ICCN propuso al Centro del Patrimonio Mundial la realización de un proyecto encaminado a prestar apoyo a la gestión de la biodiversidad en tiempos de conflicto. Este proyecto, de cuatro años de duración, cuenta con un presupuesto global de 4.180.957 dólares, de los cuales 2.902.024 fueron contribuidos por la Fundación de las Naciones Unidas (FNU). El proyecto tiene los siguientes propósitos:
Proveer apoyo para los sitios de Patrimonio Mundial en la República Democrática del Congo: pagos de bonificación a los guardas, equipo.
Formación de capacidad: entrenamiento de guardas, fortalecimiento de la Ley contra la caza furtiva, vigilancia de la biodiversidad, desarrollo comunitario.
Proveer apoyo político y diplomático para la conservación a través de la comunidad internacional: misiones diplomáticas para instar a los regímenes antagónicos a cooperar y considerar los sitios de conservación como zonas neutrales.
Buscar fondos para financiar la conservación, y redactar un documento sobre las lecciones aprendidas sobre la ordenación de los sitios en tiempos de conflicto armado.
En efecto, ya se han aprendido varias lecciones. Hemos hallado que el apoyo ofrecido directamente en el campo es un medio eficiente de salvaguardar la diversidad biológica en tiempos de conflicto armado. Entretanto, varias misiones diplomáticas han posibilitado mantener contacto entre las partes en guerra y lograr cierta unidad en la tarea de coordinar gobiernos antagónicos.
Ha habido colaboración con socios ya bien establecidos en diferentes sitios , a fin de poder utilizar los fondos de forma eficiente. Por su parte, el ICCN y sus socios aliados tratan de colaborar a través de consultas, tanto a nivel nacional como al nivel del sitio.
La Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible celebrada en el año 2002 en Johannesburgo puso de relieve la biodiversidad de la Cuenca del Congo y ayudó a asegurar los fondos para salvaguardar las selvas de la región. Mas para poder conservar sus recursos naturales, la crisis de la República Democrática del Congo requiere mayor asistencia de la comunidad internacional.
La ICCN, respaldada por el Gobierno, tiene como objetivo incrementar al 15% la proporción del país dedicada a la conservación. Es necesario declarar ciertos sitios como zonas protegidas, incluso las selvas de Lomako, Itombwe, Lomami-Lualaba y Ngiri, y las cuevas de Ishango. Estrategias, planes y socios Entretanto, la organización está involucrada en poner al día la Ley sobre la conservación de la naturaleza, en elaborar una estrategia nacional de conservación y en diseñar planes para el desarrollo y la gestión de zonas protegidas. Tiene planes para reestructurar y capacitar su personal. Y con la renovación de la cooperación bilateral y multilateral, hará falta que encuentre más socios.
El ICCN está estableciendo una plataforma de consulta, la Coalición para la Conservación en el Congo (CoCoCongo) y un departamento de gestión y cartografía con miras a mejorar la coordinación con sus diversos socios y aliados. El Instituto cree que esto proveerá un nuevo trampolín para el ordenamiento sostenible de la rica diversidad biológica del país después del reciente período de caos.
Capítulo IV: La amenaza del carbón
De algo no cupo la menor duda: no fue obra de cazadores furtivos, pues ellos dejan una "tarjeta de presentación" inconfundible. Secuestran a los bebés y cortan las manos y cabezas de los adultos para venderlas en el mercado negro. Sin embargo, estos cuerpos fueron abandonados en el sitio y dejaron a las crías para que murieran de hambre.
"Sigan el rastro del carbón –propone De Merode en su despacho de WildlifeDirect–. El carbón es la mayor amenaza para el parque". El carbón es la principal fuente de energía y sufrimiento en Kivu Norte, donde 98 % de los hogares lo utiliza para tareas domésticas, como cocinar, hervir agua para potabilizarla y generar calor. El carbón vegetal se obtiene a partir de la madera de los bosques primarios del parque, y que mueve anualmente unos 20 millones de euros, comparado a los 200.000 que generó en 2006 el turismo de avistamiento de gorilas.
Limitada al sur por el lago Kivu, Goma es una ciudad de humildes viviendas con techo de lámina que, en la última década, se ha visto invadida por personas que huyen del conflicto armado. La población actual asciende a setecientos mil habitantes aproximadamente, aunque hay varios cientos de miles más en los campos para refugiados de las cercanías. La ONU apostó a unos cinco mil setecientos soldados, en su mayoría indios, alrededor de la ciudad. Debido a su fértil suelo volcánico, el área que rodea el parque es una de las regiones de mayor densidad poblacional en África, con más de cuatrocientas personas por kilómetro cuadrado. El carbón, producido mediante la tala y quema de árboles en improvisados hornos de barro, procede del interior del parque. Los más valiosos son los árboles más antiguos, pues son fuente de carbón de madera dura, que arde con mayor intensidad y por más tiempo que el carbón de madera blanda. En su esfuerzo por rescatar esos bosques, diversas ONG, como el Fondo Mundial para la Vida Silvestre, han sembrado millones de árboles alrededor del parque, sobre todo eucaliptos de rápido crecimiento, para ofrecerlos como una fuente sostenible de madera. Entre tanto, los expertos buscan la manera de introducir hornos de mayor eficiencia, así como otros combustibles, como butano, hojas, hierba e incluso aserrín; pero, por lo pronto, el comercio ilegal de carbón florece.
Una familia puede satisfacer sus necesidades de energía hasta por un mes con un saco de 70 kilogramos de carbón de madera dura. Sin embargo, con más de cien mil familias en un área de 30 kilómetros en el extremo sur del Parque Nacional Virunga, la demanda se eleva a 3500 o 4000 sacos de carbón al día, sin considerar las necesidades de Ruanda, que ha proscrito la producción de carbón con la finalidad de proteger sus bosques. Es imposible transportar semejantes cantidades de carbón sin una flotilla de camiones, los cuales el ejército congolés proporciona a las milicias hutu, sus proveedores dentro del bosque. El saco de carbón cuesta alrededor de veinticinco dólares. Las cuentas: De Merode calcula que, en 2006, cuando el turismo de gorilas inyectó al país menos de trescientos mil dólares, el comercio de carbón en Virunga alcanzó un valor equivalente a más de treinta millones de dólares.
La producción de carbón ha devastado cerca de 25 % de los antiguos bosques de madera dura en la mitad sur del parque nacional."No obstante, podemos impedirlo, debemos impedirlo y así será", enfatiza Muir, ciudadano inglés que habla francés a la perfección, y que pasó los primeros tres años tratando de proteger a los guardas de Virunga, pero ahora ha volcado su pasión contra el negocio del carbón. Justo frente a su oficina hay 50 sacos que ayudó a decomisar personalmente. Muir explica el desafío: las fuerzas de Nkunda no abandonarán el Parque Nacional Virunga hasta que la guerrilla hutu se vaya y, por su parte, el ejército congolés se niega a retirarse hasta que los otros dos se hayan ido. Se trata de un impasse al que nadie quiere poner fin, menos aún cuando hay tanto dinero en el negocio del carbón (Nkunda asegura que ha prohibido la tala en las regiones que controla, sin embargo, aunque así sea, en el sector Mikeno hay quienes afirman que se ha apropiado de las operaciones carboníferas cerca de Kirolirwe). Si no detienen la producción de carbón, el bosque desaparecerá y, al perderse el hábitat, se perderán los gorilas. Muir sabe que el retiro de todos los efectivos militares de la zona –alrededor de quince mil soldados congoleses, cuatro mil guerrillas hutu (FDLR) y otras cuatro mil tropas de Nkunda (CNDP)– es la única solución, pero dadas las circunstancias políticas del Congo, el propio parque bien podría haberse desvanecido para entonces.
Capítulo V: La investigación está en marcha
La campaña de Ngobobo contra los productores de carbón ilegal comenzaba a cobrar fuerza. Entonces, durante un patrullaje, él y otros siete guardas fueron atacados por soldados congoleses y de las FDLR (Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda). Ngobobo y sus hombres se ocultaron en el bosque hasta entrada la noche y después escaparon. A la mañana siguiente fue directamente con el coronel del campo militar de Rutshuru para presentar una queja formal.
Tras la matanza de los gorilas, la UNESCO y la Unión Mundial para la Conservación (IUCN, por sus siglas en inglés) pusieron en marcha una investigación que, aunque jamás se dio a conocer, ejerció la presión necesaria para que el ICCN lanzara su propia pesquisa. La dependencia para la vida silvestre contrató a Cingoro y su compañía para que persiguiera jurídicamente el caso, y desde entonces él ha trabajado en ello. "Paulin, un hombre solo, tenía que enfrentar a un sistema de corrupción que existe en el Congo desde hace 50 años y, por supuesto, fue arrestado de inmediato. Un hombre con principios corre grave peligro en el Congo".
Así Ngobobo relata lo acontecido: "Llovía. El guardaespaldas del coronel me hizo salir y desnudarme. El coronel había hablado con Honoré Mashagiro y este dijo que yo era indisciplinado y necesitaba corrección, así que iban a darme 75 azotes". Durante su esfuerzo por combatir el comercio ilegal de carbón, Ngobobo se convenció de que su superior –el jefe de guardas del Parque Nacional Virunga y director provincial del ICCN en Kivu Norte– era el mandamás del tráfico de carbón. El funcionario había falsificado libros de cuentas y registros, ofrecía protección y recibía sobornos e "impuestos" sobre el carbón. Cingoro afirma que las pruebas demostraron que, en un año, Mashagiro había ganado cientos de miles de dólares con el negocio de carbón.
"El guarda me quitó la chaqueta, el cinturón y las botas, y me obligó a tenderme boca abajo en el fango –recuerda Ngobobo–. Mientras me azotaba, iba contando uno, dos, tres".
Al abrigo del anonimato, un importante funcionario del ICCN confirma el relato de Ngobobo. "El director provincial hacía todo lo posible para detener la investigación y provocar que expulsaran a Paulin de Rumangabo".
Pero no sucedió así. Ngobobo regresó a la tarea de desmantelar la red de producción de carbón y, en junio de 2007, arrestó a seis importantes guardas que participaban en el tráfico del combustible, pero Mashagiro sobreseyó el arresto y reinstaló a los hombres. El 8 de junio, una hembra de la familia Kabirizi fue ejecutada. "Investigué el asesinato de inmediato –prosigue Ngobobo–. Uno de los sospechosos era uno de los seis guardias que yo había arrestado. Sin embargo, interrumpieron la investigación antes de que pudiera terminarla". Mashagiro no sólo canceló las pesquisas de Ngobobo sino que, según el heroico guarda y fuentes internas de la comunidad de conservación, acusó al propio Ngobobo de matar a los gorilas y convenció al gobernador de Kivu Norte de que lo arrestara.
"La razón por la que los guardas de patrulla no pudieron detener directamente a la gente implicada en el comercio de carbón fue que el propio Mashagiro les brindaba protección", asegura un funcionario de campo de WildlifeDirect.
"Pasé una noche y un día en la cárcel de Goma –continúa Ngobobo–, y a la siguiente noche me dejaron volver a casa, pero tenía que presentarme a detención todas las mañanas y quedarme allí hasta que oscurecía, sin moverme, sin hablar".
La segunda noche en que Ngobobo regresó a su casa fue la del 22 de julio. A la mañana siguiente, encontraron muerto al primero de los seis gorilas de montaña.
"Mashagiro ordenó que los mataran para desacreditar a Paulin –asegura un investigador de conservación familiarizado con el caso, luego de pedir que sus declaraciones fueran anónimas, pues teme por su vida–. Fue fácil. En el Congo usted puede hacer que maten a cualquiera por un cartón de cervezas".
Ngobobo revela que ha sufrido tres intentos de asesinato pero, con la ayuda de cuatro guardaespaldas y el apoyo de la policía local y funcionarios militares, ha permanecido ileso hasta ahora. Mediante demanda fechada el 10 de marzo, en representación del ICCN, Matthieu Cingoro presentó cargos contra Mashagiro ante el fiscal general de la Corte de Apelaciones de la provincia de Kivu Norte, en Goma. La querella argumenta específicamente que Mashagiro operaba una red ilegal de carbón, intimidó a Ngobobo y otros, y se reunió con seis guardas para fraguar el asesinato de los gorilas con miras a socavar la reputación de Ngobobo ante la comunidad y a la larga, hacer que lo retirasen del servicio de parques.
"Todos sabían que era inocente, pero Mashagiro me inculpó de los asesinatos. Tenía que eliminarme para proseguir con su industria de carbón".
En entrevista telefónica, Honoré Mashagiro negó toda acusación de improbidad y sostuvo que él no formaba "parte del negocio del carbón. Mi negocio es proteger el parque". También negó haber participado de forma alguna en la matanza de gorilas. Aunque era director del parque, agregó, "la responsabilidad por los gorilas no era mía, sino de Paulin".
Mashagiro fue depuesto como director provincial de Kivu Norte, en tanto que Ngobobo fue transferido a Kinshasa y exonerado de todos los cargos. Dos aldeanos fueron hallados culpables de participar en la matanza y sentenciados a ocho meses en prisión.
"Es difícil saber quién tiró del gatillo –dijo Cingoro –, pero que Mashagiro fue el organizador de la matanza de gorilas es un hecho".
En los últimos dos meses el general Mayala, comandante del ejército congolés en el Parque Nacional Virunga, ha prometido a Robert Muir que incautará el carbón transportado en camiones militares e impondrá un castigo de 15 días de detención a cualquier soldado que sea sorprendido traficando con el combustible. Por su parte, Muir ha convencido a los comandantes de Naciones Unidas para incrementar el número de misiones de patrullaje conjuntas con los guardas del parque a dos o tres recorridos por semana.
Laurent Nkunda y sus fuerzas aún controlan el sector de gorilas del Parque Nacional Virunga. Paulin Ngobobo está en espera de recibir un cargo como jefe de guardas forestales del Congo y Honoré Mashagiro, suspendido por el ICCN, fue arrestado en Goma y será enjuiciado por la matanza de los gorilas de Virunga.
Capítulo VI: Conclusión
Es una pérdida trágica y sin sentido de unos de los animales más queridos del mundo. El gorila de montaña se encuentra entre las especies en peligro según la lista roja de especies en peligro de extinción. Este gorila está avocado a la pérdida en estado salvaje debido a su merma de hábitat, a la caza ilegal, los contagios de enfermedades humanas y la guerra. Como si esto fuera poco ahora aún corren mas peligro de desaparecer definitivamente de la faz de la tierra gracias a estos grupos terroristas armados (queda claro que no fue obra de cazadores furtivos). A partir de este trabajo nos dimos cuenta de lo poco o nada que vale la vida en un país como el Congo. Sea una vida humana o la de estos apacibles gorilas, que lamentablemente molestaban a la "mafia del carbón".
El problema surge a raíz del carbón ya que este es la principal fuente de energía en Kivu Norte donde el 98% de las familias lo utiliza para subsistir. Esta zona se ha visto invadida por personas que huyen de la guerra, esto genera mas demanda de carbón y favorece a la venta ilegal de este. Los gorilas fueron asesinados por los que operan la red ilegal del carbón para intimidar a las autoridades y los guardias del bosque y así proseguir con la industria ilícita, cegados en la ambición del dinero les interesa poco destruir una de las más importantes reservas del mundo con toda su biodiversidad y a los gorilas ejemplares únicos que habitan en ella. Es obvio que acá hay un problema muy complejo que no surge en principio de estas personas sino que es la situación que aqueja a esta zona desde hace tiempo que son las guerras, la miseria y la corrupción.
La compleja trama apunta a Honoré Mashagiro, director del parque y miembro destacado del Instituto Congoleño de Conservación Natural (ICCN, por sus siglas en inglés) de la RDC. Este ha sido detenido acusado de organizar la matanza de siete gorilas de montaña el año pasado en el Parque, para desacreditar al insobornable encargado del sector sur del parque, Paulin Ngobobo, y proteger así un lucrativo negocio ilegal de carbón forestal que él mismo dirigía y que implicaba a soldados congoleños. Creemos que su detención constituye un logro muy importante para todos los que esperamos justicia por estos pobres animales.
BIBLIOGRAFIA
–Revista "National Geographic", Edición mes de Julio. Nota de Mark Jenkins con impresionantes imágenes de Brent Stirton.
–www.unep.org/OurPlanet: Palabras de Eulalie Bashige Baliruhya, Directora del Instituto Congolés para la Conservación de la Naturaleza.
Autor:
María Vanesa Levín
Martín Ezquivel
Facultad: Derecho
Materia: Régimen Jurídico de los Recursos Naturales
Cátedra: Dra. De Kemmeter
27/10/2008
Universidad Nacional de Lomas de Zamora
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