Representación del gaucho por los artistas extranjeros. Siglo XIX (Argentina)
Enviado por Paula Marinangeli
Durante el siglo XIX, arribaron al Río de la Plata varios de los denominados pintores viajeros, la mayoría provenientes de Europa, con fines originalmente religiosos, políticos y/o científicos, que contribuyeron con sus diarios de viaje e imágenes, al conocimiento del territorio Argentino, sus habitantes y sus usos y costumbres.
En este trabajo, me interesa tomar específicamente la representación que muchos de estos artistas tuvieron del Gaucho, el singular habitante de la Pampa, que representaba para ellos, lo exótico y lo pintoresco.
Teniendo en cuenta que lo que consideraban hasta el momento exótico, era el norte de África, representaron la iconografía del Gaucho con un alto grado de similitud a la de los Beduinos y utilizando el orientalismo como un recurso plástico.
Podremos ver esto, no sólo en la representación física del mismo, si no en las connotaciones políticas y sociales.
Durante principios del siglo XIX, el Río de la Plata transitó un proceso de Revolución y guerras por la independencia; lo que ofreció nuevas posibilidades laborales a los artistas viajeros (Europeos en su mayoría).
Los diarios de viaje y las imágenes que produjeron durante su estadía , quedaron guardadas como los primeros documentos históricos y obras artísticas, que permitieron comprender de modo más visual una gran parte de la Argentina y sus habitantes.
En un principio hubo un auge de la pintura de retrato, que desplazó a la pintura religiosa de la época, simbolizando una ruptura y un cambio en la sociedad Rioplatense, alejándose de las antiguas y clásicas costumbres de colonia, para comenzar a crear una independencia, no sólo en el ámbito político-económico, sino también en el plano social.
Las familias más adineradas y poderosas utilizaban el retrato como un modo de perdurar y ser recordados a lo largo del tiempo; y eran colocados en las salas de las viviendas como símbolo de prestigio. Los retratos debían ser copias fieles de los rostros, representando exactamente la figura del personaje.
Al mismo tiempo que el retratismo estaba instalándose en la sociedad, comenzó a asomar la pintura de paisajes, usos y costumbres, y con esta, la representación que los artistas viajeros hacían de las mismas.
La extensión y la sensación de vastedad que ofrecía la llanura de La Pampa, brindaba una sensación de desmesura que atrapaba la mirada de los artistas extranjeros, "en esta parte del mundo (América) las montañas, los valles, los ríos, las cataratas, todo, en una palabra, tiene más grandes proporciones que los objetos de la misma naturaleza que se podrían encontrar en Europa no parecen ser ante ellos más que miniaturas o copias pequeñas " (Marta Penhos, 2007), generando diferentes sensaciones, desde fascinación hasta hastío.
En las obras de muchos de los artistas de la época, se toma la geografía Argentina como el escenario donde se realizan diferentes acciones humanas, llevadas a cabo por gauchos, "indios" (más adelante haremos hincapié en el por qué de las comillas) y paisanas que habitan estas llanuras, donde el lugar central de la obra es ocupado por el hombre y su historia.
Es casi inevitable notar la mirada orientalista que le brindan estos artistas al gaucho; y esto se debe a que la mayoría de estos, no conocía otro repertorio para representar esta figura, para ellos tan ajena. Si bien casi la totalidad de las imágenes fueron realizadas en base a una observación directa de los personajes, no lograban despojarse del todo de los modelos y convenciones que traían con ellos, logrando la representación de una escena verosímil, pero no exacta. El orientalismo brindaba bases que permitían comprender y representar la geografía de la pampa y sus habitantes mediante la comparación con el norte de África, aunque tratando de captar la singularidad de cada grupo humano, logran encontrar una similitud entre el salvajismo de los personajes encontrados en las llanuras Pampeanas o en el Chaco, con las costumbres de antiguos pueblos Orientales.
A mi forma de ver, los artistas lograron ver en nuestro territorio situaciones muy similares a las que ocurrían en África, que era al igual que este, un sociedad aún no Europeizada, con grandes llanuras desérticas, con poco más que algunos habitantes que hacen sus labores a caballo o en camellos. Sociedades en crecimiento, dirigidas por gobiernos déspotas y autoritarios, con una sociedad mayormente bárbara, a sus ojos.
Analizando la representación física que los artistas hacen de estos personajes, podremos notar, en palabras de Antonio N. Romera, que poseen una "enérgica cabeza a la oriental", cabellos negros y gruesos, ojos oscuros bien marcados, cejas tupidas, incluso una vestimenta basada en los Beduinos.
La guitarra es otro claro ejemplo de orientalismo, ya que su origen es Turco, y se suele asociar al gaucho con la guitarra y el chiripa, también de origen oriental, aunque con algunas modificaciones en la zona del Río de la Plata.
Podemos tomar como ejemplo la pintura Soldado de Rosas de Raymond Quinsac de Moivoisin, donde observamos un hombre recostado sobre si mismo, con una connotación melancólica, mediante la cual podríamos hacer una analogía con la sensación de nostalgia que le pudiera traer al autor recordar alguna situación experimentada en África, con claros rasgos árabes en su rostro y en su pose (sensualidad y sexualidad que son atribuidas a los árabes por los Europeos), que luego serán utilizados por Domingo Sarmiento para describir a Facundo Quiroga en su libro Facundo.
Auguste Raymond Quinsac de Monvoisin, Soldado de Rosas, 1842
No debemos dejar de lado las connotaciones políticas y sociales que tiene la representación orientalista del Gaucho y su relación con la literatura. Y para esto tomaré el ejemplo del libro Facundo de Domingo F. Sarmiento, donde se establece una relación entre Facundo y el Soldado de Rosas (Monvoisin), no sólo física, si no también conceptual, donde el gaucho representa a la barbarie, al despotismo, a lo que para Sarmiento representaba el gobierno Rosista, debiendo ser superado por la sociedad urbana. Constantemente está buscando Sarmiento comparaciones con otros pueblos para reafirmar su idea de que el suelo y el paisaje influyen en las costumbres de los pueblos y en sus habitantes, y si bien no conocía el Oriente más allá de las lecturas, lo toma constantemente como un paralelismo a lo que ocurría en el territorio Rioplatense. "La América de Rosas es bárbara como el Asia, despótica y sanguínea" (Domingo F. Sarmiento, 1999 )
Teniendo en cuenta esto, logramos vislumbrar que estos artistas no sólo representaban la imagen que tenían ante sus ojos, sino también una ideología, que era la que reinaba en la época, civilización y barbarie. Tomando por barbarie al campo, al gaucho, relacionándolo con lo oriental que era lo exótico, lo "otro", y dejando la civilización en manos de las ciudades.
Si observamos otras pinturas de la época, como puede ser Porteña en el Templo, podremos notar la amplia diferencia que hay en la representación de la mujer que aparece en la pintura, la cual representa una dama de la sociedad urbana; rostro iluminado, tez blanca y una gran connotación religiosa, en alto contraste con la imagen descuidada e indolente del gaucho.
Auguste Raymond Quinsac de Monvoisin, Porteña en el Templo, 1842
Si analizamos otro artista de la época, Jean-Leon Palliere, volvemos a encontrar la temática literaria en las pinturas gauchescas. Palliere fue de los artistas de la época el que mejor logró captar el espíritu de la población nativa, ya que estaba altamente interesado en los tipos humanos, los trajes y las costumbres de la población local. Si bien tiene una excelente representación del paisaje, en la mayoría de sus obras aparece la figura humana con una historia para contar, "la presencia humana en la vastedad de la llanura", logrando un equilibrio entre ambas cosas. Palliere analiza e intepreta los paisajes y los personajes, no a través de una mirada naturista y extranjera, si no por medio de una memoria artística, poética, lo que fortalece la fusión con la literatura y la poesía.
Tomaré como ejemplo la obra Idilio Criollo, la cual nos permite, y casi nos obliga, a imaginar la historia detrás de aquellos personajes, encontramos una relación directa entre la pintura del paisaje y la historia que el autor quiere que encontremos en esa representación. La primera mirada la pondremos seguramente en la pareja que observamos parada al lado del rancho, en actitud seductora, romántica e idílica, dejando para después la precariedad del entorno donde se está llevando a cabo esta situación. En base a esta obra, se realizó una litografía con un verso de Ricardo Gutiérrez, que da un sentido poético a la imagen, logrando la intención inicial de Palliere, que era generar emoción en el espectador.
No te vayas, luz nacidaen mi noche desolada, llevando en cada pisadaun pedazo de mi vida.Mi esperanza entristecida como un toque oraciónpara comprar la ambiciónde este inmenso amor sin calmate trae un cielo en el almay un mundo en el corazón.
En varias ocasiones, el artista logró hacer una comparación entre el territorio del Río de la Plata y Oriente. "Muchas mujeres mal vestidas, con aspecto árabe y bohemio, llegan para vendernos tazones de leche, melones, sandías y muchos duraznos"; " sus habitantes se hallan en la calle, sentados en el suelo; tienen un sorprendente aspecto de árabes o de beduinos"; " los indios que quise dibujar en la calle escaparon como los árabes en África en parecidas circunstancias". En un pueblo salteño al pedirle una mujer que cure a su hijo enfermo, "esto me recuerda que en Oriente se hacen parecidas peticiones a los viajeros europeos"; al describir al pueblo de Santiago del Estero: "La mitad de la población, por lo menos, es india, siendo diferente a cuanto he visto hasta ahora; es de tipo egipcio por completo." (Beduinos en la Pampa, 2007)
Jean Leon Palliere, Idilio Criollo, 1861
Como se ha dicho del artista, al dejar Buenos Aires, lo hace dejando en su paso un importante repertorio de imágenes representativas y poéticas de las llanuras Pampeanas, el Chaco, sus habitantes y sus usos y costumbres.
En una época en la que el Río de la Plata comenzaba su independencia, donde la sociedad corría detrás de las costumbres y modas Europeas, no resulta casual esta analogía entre el gaucho con lo oriental, que representan lo bárbaro, lo otro que hay que excluir para civilizarse y para lograr dejar de lado el despotismo que venían sosteniendo el gobierno Rosista, en quien se concentraba todo el poder.
El siglo XIX fue para el Río de la Plata una época de mocha movilización política, económica y social. La llegada de artistas extranjeros y la europeización de la sociedad fue creando lo que hoy en día es el territorio Argentino.
Desde épocas muy tempranas existió el contraste, aún presente, entre campo y ciudad, entre civilización y barbarie, si bien hubo una época en la que dio un giro y el campo se vio por un tiempo como la civilización.
La orientalización de la figura del gaucho mostró no sólo la mirada con la que ya veían los artistas viajeros, de otro continente, de otra civilización, si no que consiguió reforzar el antagonismo entre dos tipos de sociedad, la rural y la urbana, poniendo énfasis en el salvajismo del gaucho y civilizando al habitante de la ciudad.
Si bien los pintores extranjeros brindaron al país una creación pictórica inigualable y fueron algunos de ellos quienes nos dejaron como legado las imágenes que hoy utilizamos para comprender y analizar lo que fue nuestra historia, pudieron llevarse consigo a su vuelta la imagen de un mundo nuevo, en formación y lleno de novedades y sorpresas.
PAYRÓ, Julio E., El pintor Juan León Pallière (1823-1887). Buenos Aires, FFyLUBA, Biblioteca de Historia del Arte, serie argentina 2, 1961
CROS, Philippe y Alberto Dodero, Aventura en las pampas. Los pintores franceses en el Río de la Plata. Buenos Aires, edición de los autores, 2003
AMIGO, Roberto, "Beduinos en la pampa. Apuntes sobre la imagen del gaucho y el orientalismo de los pintores franceses" en: VI Jornadas de Estudios e Investigaciones en artes visuales y música. Buenos Aires, Instituto de Teoría e Historia del Arte Julio E. Payró, FFyL-UBA, 2006
PENHOS, Marta, Mirar, saber, dominar. Imágenes de viajeros en la Argentina, catálogo exposición. Buenos Aires, MNBA/Asociación Amigos del MNBA, 2007
MUNILLA LACASA, María Lía, Siglo XIX;1810-1870, en BURUCÚA, José Emilio, Nueva Historia Argentina. Arte, sociedad y política, Buenos Aires, Sudamericana, tomo I, 1999
ALTAMIRANO, Carlos, El orientalismo y la idea del despotismo en el Facundo, en Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana "Dr. Emilio Ravignani" Tercera serie, núm. 9, 1er· semestre, 1994
MONOGRAFÍA
ARTE ARGENTINO
Curaduría y Gestión de Arte – ESEADE
Fecha: 16-11-2016
Profesora: María Elena Babino.
Autor:
María Paula Marinangeli.