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Análisis de la tragedia Alfonso Munio, de Gertrudis Gómez de Avellaneda (página 2)


Partes: 1, 2

El primero de febrero de 1873, en Madrid, Ferraz No. 2, murió la Avellaneda después de sufrir dolorosas crisis de soledad y abatimiento. Pocos años antes —entre 1869 y 1871—, prematuramente envejecida y enferma de diabetes, había preparado una edición revisada de sus Obras literarias en cinco volúmenes. De ellas excluyó Guatimozín, último emperador de Méjico (1846), así como sus dos novelas más tempranas: Sab (1841) y Dos mujeres (1842-1843), que en su momento habían sido prohibidas en Cuba por orden del Censor Real, y embargadas por la aduana en Santiago de Cuba.

Resulta sumamente interesante cómo la crítica contemporánea ha retomado la obra de la Avellaneda, a quien se le califica —incluso— como una precursora del feminismo moderno tanto por su actitud vital como por la fuerza que imprime a sus personajes femeninos literarios.

Dentro de su amplia y valiosa obra literaria tenemos además en teatro: "Munio Alfonso", "Flavio Recaredo", "La Hija de las Flores"; en novelas: "Sab", "Dos Mujeres", "Espatolino", "El Artista Baquero", "La Doma del Gran Toro", "La Baronesa de Jonx"; y poemas como "Al Partir". No podemos olvidar su reveladora autobiografía y las ardientes cartas dedicadas al gran amor de su vida Ignacio de Cepeda y Alcalde.

Tragedias de ambientación medieval

Las tragedias de Gertrudis manifiestan una peculiaridad frente a otras producciones trágicas románticas. Nos referimos al uso que hace de la historia de España, en concreto de la Edad Media; lo cual, si era lo normal en lo que respecta al genuino drama romántico español, no lo era en absoluto en lo que se refiere al género trágico. Así lo manifiesta la autora, justificando su actitud, en el prefacio que dedicó a Alfonso Munio (o Munio Alfonso, como prefiere entonces) en la edición corregida de sus obras que realizó en 1868, donde afirma refiriéndose a la figura principal de la misma:

[…] me pareció muy propia para el coturno, probando una vez más que la edad media -desdeñada por la mayoría de los autores clásicos dramáticos- podía suministrar argumentos y caracteres no menos dignos de la tragedia que los rebuscados todavía en las historias de los antiguos griegos y romanos.Esta afirmación, que no es del todo cierta, pues la realidad es que, si nos ceñimos a los autores neoclásicos españoles, éstos se inspiraron con más frecuencia en la historia nacional que en los temas o historias del mundo clásico antiguo, no deja de ser útil en lo que se refiere a la tendencia real existente entre los dramaturgos de su tiempo. Es el caso de José María Díaz, que escribe varias tragedias inspiradas en la historia de Roma pocos años antes o por las mismas fechas en que Avellaneda compone su Alfonso Munio. Además, nos sirve como prueba del posicionamiento de la autora, que se manifiesta consciente de haber escrito una tragedia de ambientación medieval.

Gertrudis «ya no llama tragedia a su obra, sino drama trágico, convencida de que aquel nombre sólo debía otorgarse a las obras que tratasen asunto tomado de la antigüedad»

Ya en el siglo XII, tiempo en que se desarrolla la acción de Alfonso Munio, estaban consolidados cinco reinos en la Península Ibérica: Aragón, Navarra, Castilla, León y Portugal. Es el tiempo en que Alfonso VII de Castilla y León intenta sin éxito aglutinar los reinos hispanos en un imperio, pero contribuye luego a la separación al legar sendos reinos a sus dos hijos. Es también el momento cuando, con anterioridad a todos los demás países europeos, funcionan las cortes (en Castilla de 1188). En ellas deliberan de modo «democrático» las clases: nobleza, clero, ciudadanos (burgueses) de las municipales (o burgos, ciudades fortificadas). Ya han aparecido los idiomas del pueblo: castellano, catalán, gallego, etcétera. La iglesia, que comparte funciones políticas y militares con el poder real, además de ejercer las religiosas, llega a alcanzar preponderancia económica. En este período se reanuda con más bríos el proceso de la Reconquista. Los hombres mueren en defensa de su patria y de su fe y en ellos cobra importancia inusitada el sentido del pundonor (punto de honor).

Análisis de la obra

Antes enemigas y víctimas de enfrentamientos armados, Navarra y Castilla logran la paz, esto se concreta, a través de un acuerdo mediante el cual, la heredera de Navarra (la infanta Blanca) y el príncipe Sancho de Castilla se unirán en matrimonio. Pero Blanca no ama realmente a Sancho y este, a su vez, delira de amor por Fronilde (hija de Munio). Con un magno recibimiento la emperatriz ofrece mercedes y el cargo de Alcaide de Toledo al héroe que llega victorioso de la lucha, esto, junto a la bienvenida afectuosa del pueblo. La reina maternalmente sugiere un pretendiente para la mano de la hija de Munio, desconociendo los sentimientos de la doncella. Luego de la conversación entre padre e hija se revelan las intenciones reales para con la muchacha. El príncipe tiene conocimiento de lo planificado y reclama el pacto de amor prometido por Fronilde pero la infanta de Navarra logra oír lo sucedido y motivada por el enfado y los celos le cuenta el suceso, sin revelar el nombre de la mujer, al arzobispo. La noticia llega a Munio por voz de la figura eclesiástica. Creada de esta forma la ruptura real entre los herederos, Sancho, esperando la salida de Munio, sube por el balcón y entabla una conversación con Fronilde donde aclara su decisión y corrobora su idolatría. Al retirarse aparece el héroe y al creer deshonrada a la hija le quita la vida. Posteriormente se muestra estéril en enfrentamiento con el futuro rey de acuerdo con sus principios y valores caballerescos. Munio se arrepiente de su acción inhumana y es condenado a luchar hasta la muerte contra los enemigos de la patria.

Como se mostrará posteriormente el tema de esta creación dramática será el la inmutabilidad del concepto del honor caballeresco. Pero circundan otros subtemas que no podemos obviar como: el amor irrompible y eterno de la pareja que le brinda tono de tragedia romántica, el patriotismo que se materializa en el proceso de la Reconquista, algunos preceptos medievales o código de valores feudales (respeto a la realeza, fe católica, valentía), así como el remordimiento o castigo que sufre el parricida.

La fuerza más poderosa que influye en la conducta del hidalgo Munio es el concepto del honor, esto se patentiza cuando debe resolver un problema que atañe a la honra familiar. Cree mancillada la castidad de su hija Fronilde, y en ello ve un borrón indeleble que cae sobre su vida de guerrero ejemplar y hombre religioso.

En un momento de ofuscación –y aquí la ironía trágica- mata a su hija, cuya muerte no limpia la mancha ante la sociedad a que pertenece, y que sin la del ofensor, tampoco la borra ante su propia conciencia de caballero del Medioevo español.

La contradicción primordial no es la de Munio como padre con su hija, ni como individuo con las costumbres morales de la comunidad hispana como un todo; su antagonismo verdadero –aun cuando él no lo sepa o no pueda reconocerlo- es contra las normas diferentes que rigen unas clases y otras. El que piensa burlador de su honra es el hijo del rey, luego Sancho III de Castilla y Munio cree –le han hecho creer – en el derecho divino y la inviolabilidad de las personas reales. De no haber pertenecido Sancho a la realeza, el héroe castellano habría podido «lavar su honra» con la sangre del supuesto ofensor, de acuerdo con la moral de su clase.

Esta contradicción fundamental apunta con la obra testimonio lo injusto de la sociedad feudal-cristiana, en cuya jerarquización hay un abismo insalvable entre lo rasgos de Munio, un simple caballero a pesar de su gloria y reconocimiento como héroe de la Reconquista, y el de Sancho, heredero del trono de Castilla.

De esta forma, de acuerdo a los principios de la tragedia expuestos por el profesor austriaco Albin Lesky, el conflicto de Munio puede mostrarse del siguiente modo:

  • 1. Posibilidad de relación con nuestro mundo. Si bien el concepto del honor o pundonor en Munio es ajeno a nuestras concepciones, lo mismo que el respeto a una casa reinante que «representa» a cierto dios en la tierra, podemos comprender la triste situación en que se halla, y compartir las emociones que agitan al personaje, muy especialmente después de cometido el horrendo crimen.

  • 2. Dignidad de la caída. Desde su apoteosis como vencedor en grandes batallas contra los moros y padre orgulloso de una virtuosa hija, Munio pasa a la terrible condición de filicida, y se ve imposibilitado de vengar su honra.

  • 3. Error o culpa trágica (hybris- concepto que aludía a un desprecio temerario hacia el espacio personal ajeno unido a la falta de control sobre los propios impulsos, siendo un sentimiento violento inspirado por las pasiones exageradas, consideradas enfermedades por su carácter irracional y desequilibrado-). A dado muerte a su hija, creyéndola culpable. Pero Fronilde era inocente. Esta, sin embrago, no es más que una complicación que acentúa las injusticias de las costumbres vigentes. La verdadera falla trágica de Munio está en no cobrar su deuda al presunto burlador.

  • 4. Oposición irremediable (o podemos decir dialéctica de la libertad y la necesidad). De acuerdo con la costumbre, la venganza del honor mancillado era inevitable; pero las leyes «divinas» y humanas de aquel momento hacían imposible a Munio esa venganza.

  • 5. Toma de conciencia por el sujeto trágico. Habiendo dado muerte a Fronilde, Munio siente con horror que ha cometido un crimen atroz, y se muestra ansioso por expiarlo. Por otra parte, comprende las causas que han desencadenado su desgracia, pero no alcanza a cuestionar en ningún momento su injusticia.

En la obra está la actualización de un estado de cosas que obliga a los hombres de altas virtudes y capaces de heroísmo a actuar de modo irracional. El conflicto individual de Munio es algo más que un conflicto individual. Es un conflicto generado por la sociedad, que no permite alcanzar sino la derrota. Precisamente, a causa de haber sido formado (malformado) por aquella sociedad, es incapaz de analizar el problema a fondo. Munio es un guerrero que cree inmutables las leyes de la organización social en que vive. Para él las cosas son como son y no indaga como debieran ser. Es el típico exponente de su esfera, lugar y tiempo: un fanático de la religión y un vasallo sumiso de que quisiera, como hombre, revelarse contra la inmunidad sagrada de Sancho, pero que le acata como súbdito fiel.

La voluntad libre, enérgica aunque extraviada del padre decide la suerte de Fronilde. La muerte es consumada como producto del malentendido del héroe. Esta pudo no ocurrir, pero la recibe de forma involuntaria y sorpresiva. Munio mata también a su hija por la impotencia de poder borrar su insulto frente a su ofensor. Munio es egoísta al actuar; al cohibirse, podríamos decir que es cobarde si no estuviese caracterizado por un excesivo y ciego respeto religioso, porque una diadema protege la cabeza de Sancho:

Munio

(.) ¡Huid! ¡Don Sancho Huid que mi cabeza

se turba cada vez más y más, y olvidar puede

que defiende la vuestra una diadema!

Subsistema de los personajes

Podemos decir entonces que Munio Alfonso (el agareno) es el personaje principal o protagónico. Su gran accionar le permiten obtener el cargo de alcaide de Toledo. Héroe y padre se desarrolla manteniendo inicialmente una conducta amorosa con su primogénita y una posición patriótica frente a su tierra. Es el típico héroe medieval en el cual se funden todos los valores feudales expuestos anteriormente. La nobleza, el agradecimiento y la franqueza moldean su personalidad; esto junto a su virtud y desinterés. Su pensamiento del medioevo: estático, regido, le impide reaccionar ante su honor extremo. El amor paternal desaparece frente a los ideales caballerescos. Involuciona deshaciendo su integridad y se convierte en asesino. Se caracteriza por su extremo concepto del honor y sus conflictos internos.

El arrepentimiento lo marca al final de la obra como castigo interior. Se convierte en antihéroe al oscurecer, con un hecho tan terrible, su trayectoria valerosa.

Sancho es el príncipe de Castilla y heredero al trono. Forma parte del tratado de paz entre su pueblo y Navarra. Su amor le corresponde a Fronilde. Este personaje es uno de los más apasionados, entiéndase románticos de la obra. Su amor es correspondido pero no logra consolidarse (muerte de la amada). El amor como sentimiento principal mueve todas sus acciones: no acepta el compromiso con su prometida y enfrenta al héroe. La venganza, el rencor, el existencialismo invaden su alma perdurando en él la enfermedad del amor irrealizado.

Fronilde es la hija del héroe (Munio) y amada de Sancho. Este personaje femenino permite la formación del cuadro amoroso que fluye como uno de los subtemas de la composición. Entre sus características principales se encuentran: su belleza, el amor por Sancho, el cariño y respeto fortísimo hacia su progenitor. Es un personaje fugaz (corta duración de su vida) y típicamente romántico. Con conflictos internos varían entre la obediencia al padre y las peticiones de su corazón. Constituye un personaje lineal pues aunque limita sus pasiones por decisiones que debe acatar debido a los normas de la época, mantiene los mismos sentimientos. Simboliza la incapacidad defensiva del sexo débil, la mujer sumisa y sin voz del momento medieval.

Doña Berenguela, es la esposa de Alfonso VII, madre de Sancho y emperatriz. Representa el poder real en ausencia de su esposo. Es benévola, considerada, ama a su hijo; siente gran aprecio y un amor maternal hacia Fronilde. Da la bienvenida al héroe. Su serenidad se vuelve celos ante la conducta de su hijo.

El arzobispo es un personaje secundario. Su función es simbolizar la fe como principio medieval necesario. Constituye el receptor por excelencia de las pesadumbres de los demás personajes, por ejemplo: Blanca y Munio. Su palabra (fuerza divina) será la condena del héroe (Munio) por su acto denigrante, así como la dirección que aconseja al futuro rey. Siente gran estima, respeto y reconocimiento hacia Munio.

Blanca es la princesa de Navarra. Constituye un personaje episódico. No ama a su prometido. Forma parte de la consolidación del tratado de paz entre los reinos. Se caracteriza por la falta de libertad, por los deseos de amar verdaderamente, mantiene una postura de obligación ante el pacto real. Los celos y la amargura la motivan a delatar el amor secreto de Sancho. Introduce el conflicto de la obra (el conocimiento del amor no permitido).

Estructura, lenguaje y rima

En la tragedia escrita en versos predomina la rima asonante; la autora solo logra insertar un himno (escena 4, acto 1) para honrar la valentía del protagonista. La composición dramática se estructura en cuatro actos y estos en escenas.

Abundan expresiones cultas (os ruego, callad, que decís), dotando de un estilo trabajado la obra, además de inyectarle cierto acento medieval. Hay también recursos expresivos como metáforas (alma de hiena) encabalgamientos, y se utiliza el hipérbaton que permite crear un desorden sintáctico en la oración para establecer la rima y ritmo poético. La autora emplea un registro cultivado, con palabras que muestran su acervo cultural (adusto, himeneo, prosapia). Aunque algunas palabras se encuentran en estado de tránsito hacia el latín o en latín (cara, pluguiese, entrambos, felice, aqueste).

Consideraciones

Esta obra recrea el pasado medieval a través de su personaje principal Alfonso Munio. Permite corroborar la presencia de los valores feudales caballerescos en una sociedad del siglo XII. El tema esencial será el irreflexivo honor caballeresco que supera al amor paternal. El espacio donde se desarrolla la obra será en la ciudad de Toledo y la creación teatral se vuelve clasista en cierta forma: se aprecia la realeza, máximo poder; el clero, apoyo y mano derecha de esta; la nobleza, con la presencia del conde Don Pedro; los vasallos de reconocimiento, como los caballeros (en este estrato se ubica Munio y su hija), y el pueblo como la gran masa. Esta tragedia constituye un ejemplo importante para las que le continuarán. Por su parte, Gertrudis, muestra con la misma, su habilidad en este género sin lograr apartar su romanticismo característico.

edu.red

Bibliografía

  • 1. Gómez de Avellaneda, Gertrudis: Tragedias, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1985.

  • 2. Henríquez Ureña, Max: Panorama histórico de la Literatura Cubana, Editorial Félix Varela, La Habana, T.I, 2004.

  • 3. Leal, Rine (Compilador): Comedias cubanas S.XIX, Editorial letras cubanas, La Habana, T.I, 1979.

 

 

 

Autor:

Arián Laverdeza Reyes

Rivellino Pajoux

Universidad Oriente – Santiago de Cuba

Partes: 1, 2
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