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La labor periodística de José Martí

Enviado por Alina y Ana


  1. Resumen
  2. Introducción
  3. El periodista que hay en José Martí
  4. Valoración de la trascendencia socio-cultural del periódico La Edad de Oro en el siglo XIX
  5. Conclusiones
  6. Bibliografía

Resumen

El presente estudio pretende analizar la labor periodística de José Martí, a partir de la mirada de diversos escritores cubanos en los que los autores sistematizan hasta encontrar la valoración de la trascendencia socio-cultural del periódico La Edad de Oro en el siglo XIX, especialmente en el desarrollo integral de la personalidad de los adolescentes de la Secundaria Básica desde la Asignatura de Historia Antigua y Medieval que se imparte en séptimo grado.

El texto diseñado en un capítulo aporta una sistematizada información que permite comprender el sentido policémico de la obra periodística del apóstol, realizada a partir del resumen de la información recibida en la bibliografía consultada para tales efectos y posteriormente con el empleo del criterio de varios docentes de la filial pedagógica universitaria se aquilata la significación de la más bella expresión de periodismo dedicado a la infancia que se conoce universalmente.

El trabajo constituye un modesto acercamiento al tema objeto de estudio que puede servir de base para futuros esfuerzos de profundización y de búsqueda de mayor información teórica y práctica aprovechable en el desarrollo de planes y programas de estudio de las diversas enseñanzas del sistema educacional y de las carreras de humanidades de la universidad.

La metodología empleada parte de un enfoque dialéctico materialista, haciendo uso de métodos teóricos tales como el análisis, la síntesis, la generalización y la abstracción.

Introducción

José Martí Pérez depositario como escritor de su gran poder creador y de privilegiada imaginación ha escrito desde ayer para hoy, para mañana y para siempre, mostrando al ciudadano común de todos los tiempos las pautas para el camino de la vida, con absoluta vigencia y sentido práctico enaltecedor.

De su obra general se distingue el contacto con el hombre a través de su concepción de diversos géneros periodísticos dentro de los que se destacan sus artículos y crónicas para diversos periódicos y publicaciones americanas, como La Nación de Buenos Aires, La Opinión Nacional de Caracas, entre otras.

El periodista que había en Martí nos situó en el pórtico de todo quehacer y desde donde disparaba sus puntos de vista, político, filosófico, estético, éticos, sobre el mundo y la sociedad.

Martí fue periodista porque sí, porque comprendía que como periodista satisfacía una aspiración personal, servía mejor a la causa, difundiendo los ideales revolucionarios mediante la palabra escrita.

Precisamente a partir de los argumentos anteriores surge nuestro interés de saber qué han expresado sobre la labor periodística de José Martí, Jorge Mañach, Raúl Rodríguez La O, Rafaela Chacón Nardi, Roberto Fernández Retamar y otros especialistas de la lengua en Cuba; por eso se explica el planteamiento del objetivo: valorar la trascendencia socio-cultural del periódico La Edad de Oro en el siglo XIX.

El texto diseñado aporta una sistematizada información que permite comprender el sentido policémico de la obra periodística del apóstol, realizada a partir del resumen de la información recibida en las bibliografías consultadas para tales efectos se aquilata la significación de la más bella expresión de periodismo dedicado a la infancia que se conoce universalmente y que sirve de material bibliográfico para impartir la asignatura de Historia Antigua y Medieval en séptimo grado.

El trabajo constituye un modesto acercamiento al tema objeto de estudio que puede servir de base para futuros esfuerzos de profundización y de búsqueda de mayor información teórica y práctica aprovechable en el desarrollo de planes y programas de estudio de las diversas enseñanzas del sistema educacional y de las carreras de humanidades de la universidad.

DESARROLLO

El periodista que hay en José Martí

La vida y la labor de Martí están desde el inicio "comprometidas" y necesitan ser comunicadas. Esta es una de las razones que explican que, dentro de las circunstancias reinantes en la época, la obra en prosa de Martí hecha para publicarse impresa, es decir, dejando aparte los discursos y las cartas privadas son casi en su totalidad, periodismo.

El pensamiento político, filosófico, estético y ético sobre la sociedad y el mundo que iluminaba al apóstol, pudo ser encontrado en el ejercicio más pleno de su periodismo revolucionario. Él veía el periodismo como oficio honesto, subyugante y básico para la defensa de su carrera y sus ideales independentistas.

Una gran parte del trabajo que hacía como articulista y como traductor, lo juzgaba sólo "Trabajo de pan ganar, para el que la honradez da fuerzas… precisamente lo mezquino de esas ocupaciones, en la forma incompleta en que las tengo, me pesa como culpa, y padezco de lo poco que hago", escribe en 1888. Y en otra parte: Amo el periódico como misión y lo repelo como disturbio.

Al tratar de seguir paso a paso la vida de Martí, se va comprendiendo todo el sentido de esta sentencia lapidaria. Sus primeros pasos como periodista los da cuando, en unión de su maestro Rafael María Mendive, inicia la publicación, en La Habana, de un periódico en que pueden hallar expresión sus ideas literarias. Se llamó ese periódico La Patria Libre del que solo apareció un único número, el 23 de enero de 1869. Martí solo tenía dieciséis años.

Publica en éste número único su poema dramático Abdala, en el cual presenta simbólicamente la lucha libertaria ya emprendida por Cuba y augura la victoria final, dando connotada evidencia de su amor por la Patria que le vio nacer.

Fue un precursor del periodismo, por cuanto lo trascendió hasta la crítica de arte y el didactismo como filosofía para servir a los demás. Ejerció en las publicaciones como corresponsal, destacándose sobre todo en La Nación de Buenos Aire, La opinión Nacional y El Federalista de Méjico, en ellos insistía desde el comienzo en la necesidad de favorecer el conocimiento y la comprensión mutua.

Por su fluidez y eficacia excepcionales pudo destacarse como redactor militante, comprometido con su deber humanista de fin de siglo, poco común por aquellos tiempos en el periodismo americano que se caracterizaba por machacar el costumbrismo local.

El fue capaz de escribir además de cómo nacionalista como americanista y continental, teniendo que ver ello con su concepto de humanidad.

Nuestro Héroe Nacional se destacó como soldado de la verdad y la justicia, escribió por vocación y necesidad para dejarlos ver, para sacarlos a la luz pública a través de los más diversos géneros. Fue dueño de sí y de su letra honesta y no recalentada, como él mismo dijo también de sus versos libres, escritos en la Tregua Fecunda en la preparación de la guerra necesaria.

Sintió cada palabra con ansiedad y deseo de hacer el bien con sus ideas puras para que fuesen leídas amén de pasiones e intereses.Muchos, como Gonzalo de Quesada, quien lo conoció y quiso, elogia su corresponsalía como acabada y completa. Ni la enfermedad lo hizo parar la pluma para protegerse, tanto que puede leerse entre sus textos expresiones como esta: ¨…Es posible que este cuerpo mío no oiga mis ruegos…¨

Lo hacía porque comprendía que el periodista tiene el deber de crear y dar al mundo de manera original su propio mensaje salido del alma.

En 1886 al abordar la inauguración de la estatua de La Libertad en New York, exhibe una prosa modélica. Rubén Darío lo define como el periodista siempre fiel a la batalla clásica. Independientemente a sus discursos, versos, cartas y diarios, el periodismo fue el vehículo fundamental de su pensamiento, pues se caracterizó por ser tan hipotético como poemático y científico.

Entre las lecciones tácticas del periodismo revolucionario martiano figuran que la formación de un pueblo no solo obra la roturación y la siembra de grandes ideas liberadoras, sino también ¨…la virtud modesta y extraordinaria.¨

Desde la Revista Universal de Méjico afirmó que ¨… la vida es el único asunto diario de la poesía moderna…¨Martí encuentra en esta revista campo cada vez más amplio para desarrollar sus capacidades como periodista, redacta editoriales, notas de redacción, reseña de teatro y juicios críticos con una calidad excelente.

De ellos derivará después su clara concepción de lo que debe ser el periodismo: "No es el oficio de la prensa periódica – expresa – informar ligera y frívolamente sobre los hechos que acaecen, o censurarlos, con mayor suma de afecto o de adhesión. Toca a la prensa encaminar, enseñar, guiar, dirigir; tócale examinar los conflictos, no irritarlos con un juicio apasionado; no encarnizarlos con un alarde de adhesión tal vez extemporánea; tócale proponer soluciones, madurarlas y hacerlas según ella; tócale, en fin, establecer y fundamentar enseñanzas, si pretende que el país la respete, y que conforme a sus servicios y merecimiento, la proteja y la honre. Tiene la prensa periódica altísimas misiones: es la una, explicar en la paz, y en la lucha, fortalecer y aconsejar…

La prensa no es aprobación bondadosa o ira insultante; es proposición, estudio, examen y consejo. Para Martí, más que una profesión técnica, el periodismo era un ejercicio de carácter ideológico.

En Martí periodista, vemos surgir al escritor de visión americana total, con un claro y nuevo sentido del porvenir de América. Desde entonces será éste, en su obra, tema esencial. "Las manos que han surgido de una tierra virgen – escribe- no han debido ser hechas para aplaudir las postrimerías de una tierra cansada y moribunda".

Su pluma está siempre pronta a expresar la vitalidad y la originalidad de América. Sienta cátedra de americanismo y de humanismo. Habla como hombre que tiene conciencia de sí mismo y señala a los demás la ruta hacia la plenitud.

Sus escenas norteamericanas son hechas con el más fraguado periodismo de creación política y literaria; con un compromiso continental y ploretario visto artísticamente.

En Estados Unidos Martí desarrolla su más intensa labor periodística. Es allí donde hace su mejor periodismo, tanto en los trabajos destinados a los lectores norteamericanos como al público de habla hispana, cuando, en este caso, escribe para periódicos editados en español en los propios Estados Unidos. El periodismo hecho allí le dio un prestigio universal.

En su carta a La Nación, Nueva York, 22 de octubre de 1887, publicada el 4 de diciembre del propio año con el título ¨ La República Argentina en los Estados Unidos;¨ un artículo de Harpers Monthly, demostró que estaba al tanto de cuanto en esa república del norte se decía de la tierra de Mitre y Sarmiento. Esta vez salió como tantos otras veces a defender las virtudes de los suramericanos: ¨… De dos años acá se nota en los periódicos de los Estados Unidos deseo marcado de conocer los países y recursos de Nuestra América, que les parece campo necesario, cuando no obligado, para los productos excesivos de las industrias norteamericanas; sin que a estas averiguaciones de riquezas y costumbres haya presidido aquella cordial afición que a nuestros países corteses y caballerescos enamora, y nos induce a sacrificar en pago de ella el propio interés; antes bien, nos estudian e historian a meras ajeadas, y con mal humor visible, como noble apurado que se ve en el aprieto de pedir un favor a quien no mira como igual suyo. Así es que, siendo en verdad admirables la mayor parte de los pueblos de nuestra América por haber subido, entre obstáculos mortales a su condición presente, de los más oscuros y opuestos orígenes, no pasa día sin que estos diarios ignorantes y desdeñosos nos traten de pueblecillos sin trascendencia, de naciones de sainete, de republicuelas sin ciencia ni alcance, de ¨ pueblos de piernas pobres ¨ – como decía ayer Charles Dudley Worrer hablando de México,- ¨¡ escoria de una civilización degenerada, sin virilidad y sin propósito ¡…¨ [1]

El periodismo de Martí remata y culmina con el periódico del Partido Revolucionario Cubano, Patria, que sale en 1892. Éste va a ser, de veras, el periódico de Martí, es decir, el periódico donde va a verter, donde se va ha mostrar todo lo que Martí entiende sobre lo que debe ser la prensa ideológica del movimiento libertador. Al hacer Patria, reafirma su posición de que el periódico debe ser fundamentalmente formador y, desde el primer número ya plantea qué debía hacer el periódico. Dice:

Que no haya una manifestación de la vida, cuyos diarios accidentes no sorprenda el diarista: – eso es hacer un buen diario. Decir lo que a todos nos conviene – y no dejar de decir nada que a alguien pueda convenir. Que todos encuentren en el diario lo que pueden necesitar y saber. Y decirlo con un lenguaje especial para cada especie: – escribiendo en todos los géneros, menos en el fastidioso de Boileau, desdeñando lo inútil y vistiendo siempre lo útil elegantemente. Que un periódico sea literario no depende de que se vierta en él mucha literatura, sino de que se escriba literariamente todo. El periódico ha de estar siempre como los correos antiguos, con el caballo enjaezado, la fusta en la mano y la espuela en le tacón. Al menor accidente, debe saltar sobre la silla, – sacudir la fusta y echar a escape el caballo para salir pronto y para que nadie llegue antes que él. Debe extractando libros, facilitar su lectura a los pobres de tiempo, – o de voluntad o de dinero.

Visto hasta aquí pudiéramos resumir que El Periodista que hay en Martí es tan contemporáneo que alcanza puntos de contactos con el pensamiento de Lenin, Ho Chi Minh y Fidel Castro.

Ello confirma su dimensión universal, histórica y fundadora en lo político, lo social y lo literario, demostrándonos haber conocido, a través y además del periodismo, a uno de los más grandes hombres de acción y letra de América Latina y el mundo quien conserva en su obra valores permanente como el antiimperialismo, el anticolonialismo y raigal americanismo.

Valoración de la trascendencia socio-cultural del periódico La Edad de Oro en el siglo XIX

"Para los niños es este periódico, y para los niños por supuesto".

Desde ¨ La Edad de Oro ¨ (Septiembre 1889), revista fundada, dirigida y escrita por José Martí para los niños, los enseña a amar a sus naciones.

Este mesuario se dirigía a los niños hispanoamericanos con un claro sentido educativo, de formación moral y científico: "Para eso se publica La Edad de Oro; para que los niños americanos sepan como se vivía antes, y se vive hoy en América, y en las demás tierras, y como se hacen tantas cosas de cristal y de hierro, y las máquinas de vapor, y los puentes colgantes y la luz eléctrica…"

En un artículo del apóstol a Manuel Mercado en vísperas de la publicación de la revista infantil expresaba,"Entro en esta empresa con mucha fe, y como cosa seria y útil a la que la humildad de la forma no quita cierta importancia de su pensamiento […] lleva pensamiento hondo, y ya que lo hecho a cuestas, que no es poco peso, a de ser para que lo ayude a lo que yo quisiera ayudar, que es llenar nuestras tierras de hombres originales, creados para ser felices en la tierra en que viven, y vivir conforme a ella, […] A nuestros niños los debemos criar para hombres de su tiempo y para hombres de América".[2]

Martí esboza con maestría y deja diseñado para suerte nuestra el proyecto trasformador para el niño y el joven de América del siglo XIX y los venideros que tiene como propósito que conozcan qué es un hombre pleno, su vivir natural, el fenómeno del saber en pos de alcanzar una cultura que le garantice la libertad y la calidad moral.

A parte de los poemas y los cuentos que aparecen en este periódico para niños, a los cuales nos referimos luego, existe la preocupación clara de brindar conocimientos ""útiles" para los niños. Al respecto es interesante lo que anota Herminio Almendros en su libro A propósito de La Edad de Oro.

"Hay en La Edad de Oro tres capítulos que son muestra de esa literatura o de esa tendencia, hoy de vanguardia, y que fue ya en Martí previsión y proyecto claros. Véase "La exposición de París", "La historia del tenedor y la cuchara", "La galería de las máquinas…"

La necesidad de enfatizar las culturas autóctonas de nuestros países, y el poner en conocimiento de los niños todos los aportes culturales indígenas, lo llevan a escribir "Las ruinas indias", donde glorifica y describe los mayores exponentes de nuestras más arraigadas culturas americanas: "No habría poema más triste y hermoso que el que se puede sacar de la historia americana".

La Edad de Oro procura dentro de sus principales vertientes, imprimir en los niños el amor por la patria latinoamericana, vincularlo con las figuras internacionalistas a través de la glorificación de sus luchas independentistas y de sus héroes:"Tres héroes"; y de sus culturas autóctonas: "Ruinas Indias".

El amor por el afán de conocimiento tanto artístico como científico expuesto en los artículos ya mencionados y en "La Ilíada, Homero", "Músicos, poetas y pintores" y "La historia del hombre, contada por sus casas". Y por último el amor a todos los pueblos laboriosos del mundo y que luchan por su libertad: "Un paseo por la tierra de los anamitas". Martí hace hincapié en como los Anamitas has estado luchando siglos contra el invasor extranjero y cómo defienden y defenderán pueblo a pueblo y casa a casa su libertad.

El amor patrio, el afán de conocer y la función educativa se cierran en el halo ético que invade todo el periódico que se evidencia tanto en sus artículos como en sus poemas y cuentos.

En cuanto a sus cuentos Herminio Almendros nos define sus características más ejemplares:

Véase que no son los que inventan cuentos fantásticos que hubieran continuado el tan celebrado género de las tradicionales narraciones maravillosas; no apelan tampoco al fácil artificio de la peripecia amañada y falta de gracia que tiene de pie forzado el dorar la píldora del ejemplar niño perfecto y hacer tragar el comprimido moral; simplemente Martí relata hechos de la vida real, que nos parece que son de su vida propia; escenas a las que asistió y que vivió él mismo, que impresionaron su corazón; que quedaron fijas en su memoria y que merecían ser contadas. He ahí la cantera y la esencia de los cuentos "Bebé y el señor don Pomposo", "Nené traviesa", "La muñeca negra" y "Los zapaticos de rosa".

Junto a los textos ¨ El camarón encantado ¨ y ¨ El padre de las casas ¨, aparece ¨ La exposición de Paris ¨, donde describe bellamente un grabado de la república de Argentina:

(…) De relieve está allí la ciudad modelo de La Plata, que apareció de pronto en el llano silvestre, con ferrocarriles y puerto, y cuarenta mil habitantes, y escuelas como palacios. Y cuanto dar la oveja y el buey se ve allí, y todo lo que el hombre atrevido puede hacer la bestia: mil cueros, mil loros, mil tejidos, mil industrias: la carne fresca en la sala de enfriar: crines, cuernos, capullos, plumas, paños. Cuanto el hombre ha hecho, el argentino lo intenta hacer. De noche cuando el gentío llama a la puerta, se encienden a la vez, en sus globos de cristal blanco y azul, y rojo y verde, las mil luces eléctricas del palacio". [3]

Los poemas que aparece el La Edad de Oro, aparte de las traducciones y adaptaciones, son momentos eximios de nuestra literatura. "Los dos príncipes" representa un fecundo rescate de la tradición popular española. Resulta interesante lo anotado por Juan Marinello en José Martí. Poesía Mayor:

En el caso de "Los dos príncipes" plantea a la crítica literaria un interesante ejemplo de transculturación. El poema martiano se inspira en otro de la escritora norteamericana Hellen Hunt Jackson, de la que Martí tradujo la novela Ramona, de mucha notoriedad en su día. La poetisa de Massachussets dice en The prince is dead el dolo distinto que irradia la muerte del señor y la del campesino; Martí siente y expresa el mismo dramático contraste, pero lo hace a través de su personal sensibilidad y traduciendo un sentimiento humano, universal, a una forma tradicional y popular (…). En "Los dos príncipes" se reviven con asombrosa fidelidad temas del romancero que, con las naturales variantes, llegan a nuestros días.

"Los zapaticos de rosa" lo escribe con el ánimo de enfrentar al lector infantil con la realidad de la pobreza, utiliza la redondilla para de una manera directa ir narrando las situaciones de este cuento lírico tan ganado de "sustancia tradicional y gracia criolla".

La Edad de Oro resulta, por sus propósitos y resultados, una obra de arte y un clásico de la literatura infantil en nuestra lengua.

Conclusiones

  • La labor realizada nos permitió analizar la labor periodística de José Martí, a partir de la mirada de diversos escritores cubanos y valorar la trascendencia socio-cultural del periódico La Edad de Oro en el siglo XIX.

  • Aunque la obra periodística de José Martí ha sido mostrada sintéticamente en el estudio, sería imprescindible retomar el tema en el futuro para mayor profundización en otros ámbitos de su literatura.

  • El conocimiento de la obra martiana y su aplicación en la enseñanza y educación de niños adolescentes y jóvenes contribuye a la formación de valores morales a que aspiramos en la nueva sociedad.

  • El modelo de periodismo que aporta José Martí debe constituir paradigma a seguir por las presentes y futuras generaciones de profesionales de las ciencias sociales.

Bibliografía

Colectivo de Autores: El Periodismo en José Martí. Editorial ORBE, Ciudad de La Habana, 1977.

Chacón Nardo, Rafaela: Martí. Momentos importantes. Editorial Gente Nueva, La Habana 1984.

Fernández Retamar, Roberto: Introducción a José Martí. Editorial Letras Cubanas, La Habana 2001.

Martí, José: "La exposición de París". En: La Edad de Oro. Editorial Gente Nueva, La Habana.

Martí, José: Obras Completas. Editorial Nacional de Cuba. 1963-1965 Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1973.

Mañach, Jorge: Martí El Apóstol. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2001.

Rodríguez La O, Raúl: La Argentina en Martí. Casa Editora Abril La Habana 2007.

 

 

Autor:

MSc. Mabel Rivera de Artime

Lic. Rodolfo Ortíz González

MSc. Ana Elvira Quesada Sotolongo

MSc. Mariela Sierra Domínguez

 

[1] .-Rodríguez La O, Raúl: La Argentina en Martí. Casa Editora Abril. La Habana 2007

[2] Martí, José: Obras Completas. Tomo 20.

[3] Martí José: “La exposición de París”. En: La Edad de oro. Ed. Gente Nueva, La Habana, p 118