Otra ventaja importante de diseñar intervenciones basadas en un marco conceptual de la resiliencia, es el énfasis que se le da a la ecología del niño, donde las características individuales se entienden que son afectadas por la influencia de la familia, la comunidad, la escuela, el centro de desarrollo temprano, la identidad cultural, por citar sólo algunos. Al considerar el entorno ecológico que rodea al niño, las organizaciones se enfrentan al desafío de crear programas integrales que coordinen los esfuerzos de colaboración entre las diferentes partes responsables del desarrollo infantil.
La resiliencia es una oportunidad diferente de afrontar los fenómenos que día a día vivimos y experimentamos. Es la capacidad del individuo de identificar y activar sus habilidades potenciales para apropiarse del fenómeno que se le presente, encaminado a la superación personal y colectiva. La resiliencia es justamente eso: la capacidad que tenemos los seres humanos para reponernos de las adversidades y lograr una transformación positiva, que nos eleve.
Los estudios han demostrado que la resiliencia no es un fenómeno inusual ni extraordinario, muy al contrario es un fenómeno común que surge a partir de funciones y procesos adaptativos normales del ser humano.
El concepto, señala Quintero, está relacionado con la autopoiesis, la autorregulación. La estabilidad, por el contrario, es la capacidad para volver al estado de equilibrio después de una perturbación transitoria. Esto significa que, debido al rico acople de los subsistemas, en sistemas humanos como la familia, por ejemplo, es esperable que su vida, se caracterice por un estado de "metaestabilidad", donde se asimilan las grandes fluctuaciones de sus componentes, sin estar forzados al régimen de la estabilidad, sino a la alta resiliencia. (Hernández Córdoba, 1997).
El aporte de Cyrulnik
Como nos lo recuerda Fuentes Martínez, Cyrulnik (2001) utiliza, para entender el fenómeno de la resiliencia, el concepto de "oxímoron", palabra en la que re-une dos términos con sentidos opuestos para generar un nuevo significado: la "oscuridad claridad", un "maravilloso sufrimiento", el "sol negro" de la melancolía, ya que considera que es necesario ver el problema desde sus dos caras.
Desde el exterior la frecuencia de la resiliencia prueba que es posible la recuperación. Desde el interior se revela la división del hombre herido, lastimado, la cohabitación del Cielo y el Infierno, la felicidad en el filo de la navaja.
Dinámicamente el concepto de "oxímoron" que describe la escisión del sujeto herido por el trauma, es un mecanismo de desprendimiento psíquico, diferente de los mecanismos de defensa. Es un mecanismo que permite superar los efectos del padecimiento por medio de la división de uno mismo. La parte de la persona que ha recibido el golpe sufre y produce necrosis, muere; mientras que otra parte mejor protegida, aún sana pero más secreta, reúne, con la energía de la desesperación, todo lo que puede seguir dando un poco de felicidad y sentido a la vida (Cyrulnik, 2001). Esta división del yo no se cicatriza totalmente, no se sutura, permanece en el sujeto compensada por los recursos yoicos que se enuncian como pilares de la resiliencia desde donde apuntala su recuperación (Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados).
Veamos ahora cómo se forma la resiliencia del niño. Esta se construye en la relación con el otro, mediante una "labor de punto" (Cyrulnik en Cyrulnik y otros, 2004) que teje el vínculo. La resiliencia se teje desde la comunicación intrauterina, desde la seguridad afectiva de los primeros meses de la vida, y más tarde, desde la interpretación que el niño da a los acontecimientos de la vida, por lo que no hay que buscarla sólo en la interioridad de la persona ni en su entorno, sino entre los dos, anudando, enlazando un proceso íntimo con el entorno social.
Según Cyrulnik, hay un perfil de niños traumatizados que son aptos para la resiliencia, los que han adquirido la "confianza primitiva" a una edad que fluctuaba entre 0 y 12 meses. "Me han querido, luego soy digno de ser querido, conservo entonces la esperanza de encontrar alguien que me ayude a reanudar mi desarrollo", se dicen. Esos niños están afligidos, pero siguen orientándose hacia los demás, haciendo ofrendas de alimentos, buscando al adulto que van a transformar en padre. A continuación, se forjan una identidad narrativa: yo soy el que… fue deportado, violado, transformado en niño soldado, etc. Si se les dan posibilidades de recuperación, de expresión, muchos de ellos, 90 a 95%, se volverán resilientes. Cyrulnik. insistirá que hay un mecanismo de autoprotección que la mayoría de las veces "amortigua" el choque del trauma. Debido a los fuertes lazos con el mundo que los rodea, las niñas y niños sometidos a malos tratos y abusos, pueden valerse de una especie de "reserva" que les permite sacar fuerzas de flaqueza
Para esto, hay que brindarles tribunas de creatividad pensadas para niños. Los menores en situación de dificultad se sienten humillados si se les da algo (y más todavía si se les dan lecciones de moral). Pero cuando se les brinda la ocasión de dar restablecen una relación de equilibrio. Transformados en adultos, esos niños se sienten atraídos por los oficios altruistas. Quieren que los demás aprovechen sus experiencias
La madre es la primera suministradora de satisfacción de las necesidades del niño, es el primer objeto de amor y de protección frente a los peligros externos. Algunas de las funciones de la madre dentro de esta interacción con su bebé son: moderar la angustia que surge como reacción inicial frente a la adversidad traumática, ayudarlo a adaptarse al medio extrauterino, mediar entre el medio social y el bebé para neutralizar los estímulos amenazantes y conformar una base de seguridad a la que Bowlby y Ainsworeth llaman una relación de apego seguro (Marrone, 2001) que deriva de una base emocional equilibrada, posibilitada por un marco familiar y social estables.
A esta relación de apego seguro se remite Cyrulnik para caracterizarlo como una base para la construcción de resiliencia, aunque admite que una base insegura se puede corregir con buenas experiencias futuras en la relación con "un otro" que funcione como pilar de resiliencia.
Estos pilares que se construyen en el curso de la vida posterior a las fases primarias del desarrollo, y que son factibles de desarrollarse son: Autoestima consistente, introspección, independencia, capacidad de relacionarse, iniciativa, sentido del humor, creatividad, moralidad y capacidad de pensamiento crítico. Con algo de todo eso más el soporte de otros humanos que otorgan un apoyo indispensable, la posibilidad de resiliencia se asegura y el sujeto continúa su vida.
.Para J-.Barudy, se trata de la capacidad que tienen personas que han vivido "experiencias muy duras" para "salir adelante y construir un proyecto personal y social bastante sano". El concepto de resiliencia se puede aplicar, para entender que "no todos los padres o madres que han sido víctimas de algún tipo de mal trato repiten la experiencia con sus hijos". También es válido para aquellas personas que fueron o son represaliadas por dictaduras. "No tienen por qué quedar dañadas para siempre, son capaces de reconstruir un proyecto vital", reitera. Es más, muchas veces, han podido incluso desarrollar "un compromiso social o político para que la experiencia que han vivido no se repita". "Eso no significa que no hayan sufrido o que el sufrimiento no emerja".
El modelo de desafío
El "modelo de desafío" consiste en reconocer que los seres humanos poseemos un "escudo protector" de efectos desagradables y nocivos que son los recursos, las fortalezas, las habilidades y las posibilidades que hay dentro y fuera de cada uno de nosotros para emplearlos en conseguir desarrollarnos, lograr metas y superar dificultades.
En la perspectiva de la línea seguida por los teóricos del desarrollo, la resiliencia es definida como un proceso interaccional: mecanismos protectores y vulnerabilidades interactúan con los factores de riesgo para dar lugar al fenómeno de la resiliencia.
En términos generales la definición del concepto de resiliencia se relaciona con variables personales, del entorno en el cual creció la persona, del tipo de estrés al que la persona es sometida, del momento en que se estudia y de las características que tenga la investigación y la conceptualización que intenta abordarlo.
Resulta necesario, para educar para la resiliencia, informarlos pero además, formar a nuestros niños, favoreciendo las vivencias de cada etapa de crecimiento, físico y psíquico, sin apurar sus tiempos y conociendo sus potencias y sus características espirituales.
¿Con qué se adquiere fortaleza para superar las adversidades?
- Con introspección que supone, también, buena autoestima y auto imagen de sí mismo, conocimiento de las fortalezas y debilidades, autocontrol y reflexión antes de la acción.
- Con independencia.
- Con capacidad de relacionarse que implica tener buenas relaciones emocionales y expresión de sentimientos y necesidades.
- Con iniciativa, cultivando las aficiones,
- Con creatividad, siendo flexibles y proactivos.
- Con humor que supone tomar los errores como lecciones y no como fallas o fracasos y ver la vida con optimismo.
Las capacidades resilientes se desarrollan cuando los niños y niñas conocen contextos relacionales que le ofrecen en cantidad suficientes las siguientes experiencias:
- Experiencias de buenos tratos, caracterizados por un apego sano y seguro, además de los aportes nutritivos, afectivos y culturales en cantidad suficientes para sentirse una persona digna de ser amada.
- Haber participado en procesos de conversación que les han permitido tomar conciencia y conocer su realidad familiar y social por muy dura que ésta sea. Esto con el apoyo social y afectivo suficiente como para tener la energía de buscar modos alternativos de vida.
- Vivir experiencias de apoyo social, es decir, ser considerado en ocasiones como una persona central en una red social, para recibir afectos y de apoyo.
- Haber participado en procesos sociales para luchar contra las injusticias, una mejor distribución de los bienes y de la riqueza ofreciendo así ideas para paliar situaciones de pobreza y sufrimiento.
- Haber aprovechado de procesos educativos que potencien el respeto de los derechos de todas las personas especialmente de los niños y niñas, así como el respeto por la naturaleza.
- Haber participado en movimientos sociales con otros niños y niñas en actividades que les permitieron acceder a un compromiso social, religioso o político para lograr sociedades mas justas, solidarias y sin violencia.
Valor de la resiliencia como un principio educativo.
El valor pedagógico de la resiliencia reside, en parte, en situar las nociones de estructura e intervención humana, y los conceptos de cultura y autoformación, dentro de una nueva problemática para comprender el proceso de la escolarización. Rechaza la noción de que las escuelas son simplemente sitios de instrucción y, al hacer esto, no sólo politiza la noción de cultura sino que señala la necesidad de analizar la cultura de la escuela dentro de un terreno cambiante de lucha y contestación. El conocimiento educativo, los valores y las relaciones sociales están ahora ubicados dentro de un contexto de relaciones antagónicas vividas, y que necesitan ser examinadas ya que están contenidas dentro de las culturas dominantes y subordinadas que caracterizan la vida en las escuelas. Los elementos de resiliencia ahora se convierten en el punto central para la construcción de diferentes conjuntos de experiencias vividas, en las que los estudiantes pueden encontrar una voz y mantener y extender las dimensiones positivas de sus propias culturas e historia.
Dentro de esta perspectiva, en los programas de intervención para la primera infancia se resalta "la promoción de los factores protectores del desarrollo infantil, al contrario de los programas tradicionales, cuyo propósito es reducir o prevenir la presencia de los factores de adversidad y riesgo" (Couttolenc & Hemsi, São Paulo, 1999). Se puede observar cómo se construye en la práctica esta capacidad de superar condiciones y vivencias adversas y cómo se puede ayudar a las personas a desarrollar una nueva autoestima para crear su propio camino sin repetir las desgracias de su pasado.
El énfasis en la promoción de los factores protectores recae en el fortalecimiento de las capacidades del individuo y el grupo, como forma de afrontar y transformar los riesgos y adversidades resultantes de la pobreza, de la opresión social, de la falta de estructura familiar y otros. Sin embargo, esto no significa que los proyectos dejen de considerar la necesidad de los cambios estructurales en el contexto social en las acciones implementadas.
Para el desarrollo de estas capacidades se considera que:
- • estas capacidades son generadas por un proceso interactivo del niño en el ambiente. Por lo tanto, su construcción depende de elementos intra-psíquicos del niño y de un conjunto de procesos sociales (familia y red de apoyo externo);
- • son capacidades que están en desarrollo progresivo, influenciadas por los cambios que ocurren a lo largo de este proceso interactivo del niño en el ambiente;
- • son capacidades que pueden promoverse, pero son relativas y no absolutas. Se presentan como un "estado y no una condición de ser" (Kotliarenco, MA, et al., 1996).
Referencias bibliográficas
Couttolenc, B. e Hemsi, S. ( 1999) Proposta de Metodología para Avaliação de Programa, SESI São Paulo
Cyrulnik, B Hay vida después del horror Entrevista realizada por Sophie Boukhari, periodista del Correo de la UNESCO. C:Documents and SettingsLamasMis documentosBoris Cyrulnik hay vida después del horror.htm
Cyrulnik, B (2002) Los Patitos feos. La resiliencia: una infancia infeliz no determina la vida Gedisa.
Fuentes Martínez, M.E (s/f) ¿Es posible la felicidad? Vínculo y apego
http://www.monografias.com/trabajos32/felicidad-posible/felicidad-posible.shtml (9.10.06)
Hernández Córdova, A ( 1997). Familia, ciclo vital y psicoterapia sistémica breve. Santafé de Bogotá: El Buho. .
Kotliarenco, MA. et al.(s/f)En torno a la problemática de la conceptualización en el ámbito preescolar. Primer Simposio Latinoamericano y Cuarto Simposio Nacional de Educación Parvularia: Desarrollo de una Atención Integral Pertinente a América Latina para el Niño Menor de 6 años, Santiago de Chile
Kotliarenco, MA. et al.(1996) Resiliencia: Construyendo en adversidad, Ceanim, Santiago de Chile, 1996
Manciaux, M( comp) ( 2003) La Resiliencia: resistir y rehacerse Gedisa.
Quintero Velásquez; A.M.(s/f) La resiliencia: un reto para el trabajo social http://www.fts.uner.edu.ar/publicaciones/fondo/num21/quintero21.htm
Vanistendael, S y Lecomte, J (2003) La Felicidad es posible Gedisa.
Referencias autores
Dr Héctor Lamas Rojas
Doctor en Psicología. Docente universitario. Presidente de la Academia Peruana de Psicología y de la Sociedad Peruana de Resiliencia
Mg Rosa Mesías Ratto
Maestría en Problemas de Aprendizaje.
Psic Alcira Murrugarra Abanto
Especialización en atención de niños
Dr César Lamas Lara
Cirujano Dentista. Maestría en Administración de Servicios de Salud
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