La meditación es una forma de dialogar con los clásicos del filosofar, dialogo que nos lleva a comprender nuestra vida actual. Parménides de Elea es el creador de la metafísica. Aristóteles es el primero en formular los contenidos del pensar Metafísico y al mismo tiempo es fuente de inspiración del pensar sapiencial ulterior.
Santo Tomás de Aquino, en El Ente y la Esencia, hace la distinción meridiana entre los atributos de Dios y las creaturas.
Renato Descartes, en Las Meditaciones Metafísicas, nos manifiesta que la ocupación del pensar es Dios y la inmortalidad del alma. Guillermo Leibniz Schmuk, en el Discurso de Metafísica, señala los temas de la reflexión de la filosofía perenne: Dios, el cosmos y el hombre.
José Ortega y Gasset, en Lecciones de Metafísica, precisa: es algo que el hombre hace y ese hacer metafísico consiste en que el hombre busca una orientación radical en sus circunstancias. Martín Heidegger al iniciar su cátedra en la Universidad de Friburgo en Brisgovia lee su texto ¿Qué es Metafísica?, filosofar es saber interrogarse y tener la posibilidad de responder con la pregunta.
Palabras claves: ser, esencia, Dios, el alma, cosmos, vida.
SOMMAIRE
La méditation est une forme de dialoguer avec les classiques du philosopher, je dialogue qu'il nous porte à comprendre notre vie actuelle. Parménides d'Elée est le créateur de la métaphysique. Aristote est le premier en formuler les contenus du penser Métaphysique et il en même temps est source d'inspiration du penser sapiencial ultérieur.
Saint Thomas d'Aquin, en L'Etre et l'Essence, fait la distinction meridiana entre les attributs de Dieu et les creaturas. Renato Descartes, dans Les Méditations Métaphysiques, il nous manifeste que l'occupation du penser il est Dieu et l'immortalité de l'âme. Guillermo Leibniz Schmuk, dans le Discours de Métaphysique, signale les thèmes de la réflexion de la philosophie perenne sont Dieu, le cosmos et l'homme.
José Ortega et Gasset, en des Leçons de Métaphysique, précise: il est quelque chose que l'homme fait et celui-là faire métaphysique consiste à que l'homme cherche une orientation radicale dans ses circonstances. Martín Heidegger à l'entamer son cátedra dans l'Université de Fribourg en Brisgovia lit son texte ¿Qu'est-ce que est Métaphysique?, Philosopher il est savoir s'interroger et avoir la possibilité de répondre avec la question.
Mots clefs: être, essence, Dieu, l'âme, cosmos, vie.
La reflexión es una forma de dialogar con los clásicos del filosofar, razón por lo cual, aleatoriamente hemos seleccionado a siete filósofos paradigmas que han pensado con serenidad y fruición sobre el Ser, aquello que está presente y constituye a todos los entes, sin el Ser es imposible la intelección de los entes. Usted se dará cuenta de los estilos del pensar y de la originalidad de cada filósofo como es Parménides, Aristóteles, Santo Tomás de Aquino, Renato Descartes, Guillermo Leibniz, José Ortega y Gasset, Martín Heidegger.
Espero que el diálogo con los filósofos del ser, sea una ayuda, para superar el mar de la nihilidad sofística y del olvido de la honorabilidad y de la decencia. La vida humana por naturaleza es prístina y debemos hacerlo cada día más transparente en el claro de la luz, única posibilidad para ser homo sapiens.
1.- PARMÉNIDES DE ELEA.
Es el creador de la metafísica del ser (Jaeger,
1998, p. 93). Vivió entre 540 a 470 a. C., Platón hace un retrato: "Zenón y Parménides llegaron cierta vez a Atenas para las grandes Panateneas. Parménides, era ya de edad muy avanzada, tenía alrededor de sesenta y cinco años, con los cabellos completamente encanecidos, pero de aspecto distinguido, y Zenón tenía alrededor de cuarenta ( ) Sócrates era, por entonces, muy joven " (Parménides, 127 a-c). Los balbuceos de los filósofos milesios y el talante racionalista del pitagorismo antiguo llegan a su cenit en ?a?µe??d??[1]es el final de la búsqueda del ???? en la f?s? y el ??fa de la meditación del e??a?: ser.
La tarea del pensar sapiencial es la clarificación del claro del e??a?: ser. Empeño desafiante a la conciencia formada en el saber universal, que no ha concluido y que está a la ribera del mar, es decir, del Ser radiante, lo que brilla densamente y, sin embargo, el talento formado a través del tiempo ha ido enmascarando al e??a?: ser. Recogemos la explicación de Martín Heidegger en El final de la filosofía y la tarea del pensar:
Los Filósofos Presocráticos, fuente de nuestra meditación. La lectura vigilante y la escucha atenta de los versos pronunciados por Parménides, nos lleva a la toma de conciencia: El Filósofo creador de la metafísica está utilizando una estructura lógica de ir de la ignorancia a la gnosis, de la sensación al conocimiento, del no saber al saber, de la inteligencia silvestre al talento formado, de la irracionalidad a la racionalidad, de la noche al día, de lo trillado a lo originalidad, del error a la verdad.
Las palabras claves: caballos, camino, diosas, el Sol, noche y día, vírgenes, ley, justicia, opiniones y Verdad. El texto que nos interesa comentar es el Fr. 1 (Sexto adv. math. VII, 3 (s 1-30) Simplicio de caelo 557, 25 ss. (vs 28-32)):
Y la diosa me recibió benévola, cogió mi mano derecha con la suya y me habló con estas palabras: "Oh joven, compañero de inmortales aurigas, que llegas a nuestra morada con las yeguas que te transportan, salve, pues no es mal hado el que te impulsó a seguir este camino, que está fuera del trillado sendero de los hombres, sino el derecho y la justicia. Es preciso que te aprendas todo, tanto el imperturbable corazón de la Verdad bien redonda, como las opiniones de los mortales, en las que no hay verdadera creencia. Sin embargo aprenderás también cómo lo que se cree debería ser aceptable, porque penetra totalmente todas las cosas.
¿Qué significa imperturbable corazón de la Verdad bien redonda? Es aquello que no le falta nada, posee todo lo que le conviene y le pertenece en cuanto que es. Guthrie en Historia de la Filosofía Griega, precisa: "Es evidente que Parménides está alegorizando. La alegoría puede basarse, evidentemente, en algo semejante a una experiencia mística, pero ésta no es, a pesar de todo, una alegoría
¿Qué es lo inolvidable para los talentos formados? ¿Qué es lo que está presente en el filosofar perenne? La respuesta serena y majestuosa que nos da el Creador de la metafísica del ser: el uno que es y no es posible no ser (Fr. 2) ¿Es posible que el talento formado olvidé al uno que es y no es posible no ser? Lo que es inolvidable, siempre está presente en la memoria del filosofar, es imposible pensar sin el ser, pensar es investigar al uno que es; lo que no es, no es, razón por lo cual, nadie en su sano juicio hace ciencia, filosofía y teología.
Lo que puede decirse y pensarse debe ser, pues es ser, pero la nada no es. Esto es lo que te ordeno que consideres, pues esta es la primera vía de investigación de la que intento apartarte y después de aquella por la que los hombres ignorantes vagan, dicéfalos; pues la incapacidad guía en su pecho el pensamiento errante; son arrastrados, sordos y ciegos a la vez, estupefactos, gentes sin juicio, que creen que ser y no ser son lo mismo y no lo mismo; el camino que todos ellos siguen es regresivo.
La tesis de Parménides, podemos expresarla en base a la proposición de Max Planck que escribió: La imagen cósmica se debe a nuestra imaginación y posee un carácter provisional y mudable (Guthrie, 2005, II, p. 66), de Albert Einstein: En el campo de aquellos que buscan la verdad no existe ninguna autoridad humana. Cualquiera que trate de convertirse en juez se ve abrumado por las carcajadas de los dioses y, con la proposición de Qohelt: Y me propuse en el corazón hacer sabiamente investigaciones y pesquisas sobre todo cuanto hay bajo los cielos. Es una dura labor dada por Dios a los hijos de los hombres para que en ella se ocupen (1, 13).
2.- ARISTÓTELES.
Eximio pupilo de Platón, lector, investigador, pedagogo, escritor y filósofo griego por antonomasia que vivió entre 384-322 a C. Ta ?eta Ta f?s???: Después de la Física. Sustantivo inventado, consignado por primera vez por Nicolás de Damasco, que vivió en los tiempos de Augusto y contemporáneo de Adrónico de Rodas, editor de los textos de Aristóteles[2]
La Metafísica para Aristóteles es una ciencia que no investiga zonas particulares del ser, sino que estudia el ser general, el ser en cuanto ser y las cualidades que le corresponden en cuanto ser (Samaranch, 1973:903)[3].
En nuestro tiempo las disciplinas científicas se han multiplicado y cada vez son más especializadas en profundidad y agudeza; sin embargo, se ha descuidado el estudio y la investigación de la Sabiduría universal, razón por la cual, la conciencia humana, en plena sociedad del conocimiento, vive en el eclipse de los temas universales y trascendentes.
Al leer atentamente el texto de la Metafísica descubrimos que los saberes humanos no deben encadenarse a la particularidad ni a lo cuantificable, sino a lo que es trascendente, tesis interpretado por Simplicio en base al escrito de Aristóteles:
Pero, al haber aún algo superior al mundo físico – pues la naturaleza física no es más, al fin y al cabo que un género de seres -, el estudio de este algo pertenecerá, sin duda alguna, a aquel que pretenda estudiar teóricamente lo universal y la primera sustancia ( ) Le es conveniente y provechoso al que conoce con perfección cada uno de los géneros de las cosas, el poder de aducir los principios más ciertos de cada cosa, por lo cual al que conoce los seres en cuanto seres, le corresponde conocer los principios más ciertos de todo. Esto es el filósofo. (Met. IV, 3, 1005 a/ 1006 a)
Entre las diversas ciencias especulativas (ciencias puras) como la matemática, la física y la teología, la última es el cenit de los saberes humanos:
Son tres las ciencias especulativas: la Matemática, la Física y la Teología. Pues es evidente que si en alguna parte existe algo divino, es en esta naturaleza inmutable e independiente donde hay que buscarlo, y es necesario que la ciencia más digna y excelente sea la que tenga por objeto el género más digno y excelente. Así, pues, hay que anteponer las ciencias especulativas a las demás ciencias, y a las especulativas hay que anteponer esta ciencia (Met. VI, 1, 1026 a)
En la Metafísica, Aristóteles, nos enseña que la intelección empieza por la Física y finaliza en la Filosofía primera o ciencia de la Verdad:
Pues es provechoso caminar hacia lo más conocido. Esa es, al fin y al cabo, la manera como estructuran su enseñanza todos los hombres, yendo hacia las cosas más conocidas por medio de aquellas que, según la naturaleza, son menos conocidas. ( ) Ahora bien: las cosas primero o inmediatamente resultan conocidas por cada individuo, la mayoría de las veces son poco conocidas y participan poco del ser o aun nada. Y con todo, partiendo de estos conocimientos débiles, pero individuales, hay que intentar conocer las cosas absolutamente conocidas, llegando a ellos, como se ha dicho, por medio de los individuales (Met. VII, c. 4, 1029 b)
La Metafísica de Aristóteles está constituida por 14 libros, traducción realizada del griego al español por Francisco de P. Samaranch, no son textos secuenciales ni cronológicos, tampoco es homogéneo sino heterogéneo como lo hacen notar en sus investigaciones Werner Jaeger en su texto Aristóteles y Giovanni Reale en Guía de Lectura de la "Metafísica" de Aristóteles. El Filósofo del Liceo preparaba sus lecciones para explicar a sus estudiantes, ulteriormente los revisaba para perfeccionarlo y volverlo a escribir, en la que manifiesta el proceso evolutivo del pensar en la intelección del Ser en cuanto ser. Por lo tanto, lo más fascinante en nuestra pesquisa es presentar los temas nucleares, trascendentes y actuales para nuestro tiempo:
La Sabiduría. Las personas humanas, por naturaleza, anhelan aprehender y educar la razón, requisito indispensable para superar la condición de animalidad, es decir, de la existencia arbitraria y caótica que es propia del homo habilis (Met. I, c. 1, 980 a/ 980 b). El ascenso a la posesión de la Sabiduría se inicia con el conocimiento silvestre, se perfecciona por la conquista de los saberes científicos y las investigaciones particulares, llega a la visión universal con el conocimiento filosófico y a su plenitud con el saber teológico:
La filosofía – o sabiduría-trata de las primeras causas y de los primeros principios de las cosas ( ) razón por la cual, no es decoroso que al filósofo se le impongan criterios, antes debe ser él quien gobierne el criterio de los demás, ni debe estar él sujeto a la voluntad de otro, sino que debe obedecerle a él que es menos filósofo ( ) de entre las ciencias son más estrictas las que son en mayor grado ciencias de principios.
Por fin, no hay ciencia más digna de consideración que esto, ya que la que es naturalmente más divina es más digna de estima, y esta ciencia es divina por dos conceptos. Porque una ciencia que Dios posee en grado sumo y que trata de las cosas divinas es la más digna de las ciencias. Ahora bien, solo la filosofía ha obtenido estas dos cosas, pues Dios es concebido por todos como la causa y principio de todas las cosas o al menos está entre ellos, y solo Dios, o por lo menos de una manera principal, puede poseer una ciencia de este tipo. (Met. I, c. 1 y 2, 981 a/981 b, 983 a/983 b)
Cuando se ha invertido y/ o se ha producido el eclipse de los niveles del saber humano, encontramos en la historia de la humanidad la arbitrariedad y el caos, en la que el hombre se ha vuelto contra el hombre y su medio ambiente; razón por la cual, es de necesidad vital recuperar la ?a?de?a integral para que la vida humana y el medio ambiente se reconcilien, la consecuencia es la brillantes radiante de la Dignidad del Hombre.
El ser. Parménides de Elea es el Filósofo del ser, pero Aristóteles es el que precisa con mayor acierto, aunque la intelección en su plenitud, no es posible clarificarlo en toda su universalidad, ya que, el que piensa está dentro del Ser, aunque no se identifica con el Ser y, realiza al ser en singularidad.
Hay una ciencia que estudia el ser en cuanto es ser y sus propiedades accidentales. Esta ciencia no se identifica con ninguna de las que hablan parcialmente del ser, porque ninguna de las demás ciencias se ocupa del ser como ser, con universalidad (Met. IV, 1, 1003 b)
La ciencia del ser es la ciencia del filósofo, del ser en cuanto ser, universalmente considerado y no desde un punto de vista parcial ( ) Porque es la Filosofía, y no otra ciencia alguna, la que se ocupa de los accidentes del ser, en tanto que ser, las contrariedades del ser, en cuanto ser (Met. XI, 3, 1061 a y 1061 b)
Las diversas disciplinas científicas, según su objeto, se ocupan única y exclusivamente del área de su competencia, no del ser considerado absolutamente, ni en cuanto ser (Met. VI, 1, 1025 b)
El Filósofo es aquél que se ocupa de la ciencia del ser en cuanto ser, de aquello que es lo más universal y versa sobre la totalidad, razón por la cual, es la más digna y excelente. ¿Qué es lo más digno y excelente? El Bien, la Verdad, la Esencia, la Existencia, la Sustancia, el Accidente, Acto y Potencia, Materia y Forma, Causa y Efecto, Dios.
Las cuatro causas. Todo aquello que se va haciendo requiere de una causa. En el orden ontológico la causa, en palabras de Aristóteles: "Todo ser que se hace tiene una causa productora" (Met. VII, 8, 1033 a). La causa es aquello de lo cual una cosa depende en su ser y en su hacerse. En el orden lógico el estudio de la causa es lo que lleva al conocimiento y explicación de los seres. De la precisión se infiere: 1º La causa se distingue realmente del efecto; 2º La causa es ontológicamente anterior al efecto; 3º El ser del efecto depende de la causa (Fraile, 1982, p. 472). ¿Cuáles son las causas? Causa material y formal son intrínsecas, están en el mismo ser de los entes, son principios que constituyen a los entes. Causa eficiente y final, son extrínsecas a los entes; el primero es el que da el devenir a los entes y el segundo es el que imanta llevándolo a su realización entitativa (Met. I, 3, 983 y VIII, 4, 1044). Las cuatro causas permiten dar una explicación científica y filosófica del por qué, de lo qué son y del para qué de los entes.
La Inteligencia pura. La evaluación del por qué, de lo qué son y del para qué de los entes, el Filósofo del Liceo, hace una retrato maravilloso de las notas de la Inteligencia pura, es decir, de Dios:
El intelecto se piensa a sí mismo trocándose en inteligible, pues se hace inteligible en el contacto y en la inteligencia (de sí mismo), por eso se identifican el intelecto y lo inteligible. ( ) El ser divino es actualidad pura ( ) vida perfecta y eterna. El ser divino es un ser animado, perfecta y eterna (Met. XII, 7, 1072 b / 1073 a)
Luego la inteligencia se entiende a sí misma, puesto que ella es lo mejor que existe, y el pensamiento es el pensamiento del pensamiento (Met. XII, 9, 1074 b)
Los atributos de Dios es actualidad pura, en la que no hay ninguna posibilidad de potencia; es formalidad, es decir, simplicidad sin materia, en la que el pensar y el pensamiento son equivalentes; es perfecta y eterna. Es la causa de todos los entes. Visión muy bien aprovechada y adaptada a la tesis cristiano por los filósofos medievales.
3.- SANTO TOMÁS DE AQUINO.
Discípulo excelente de San Alberto Magno, filósofo y teólogo, docente universitario y escritor, vivió entre 1225-1274. Guillermo Fraile en (1986) Historia de la Filosofía, señala la tarea original del pensador medieval:
A una escolástica falsamente tradicional, que se cerraba a todo progreso, sustituye una escolástica viviente y fecunda, en la que, después de asimilarlas, introduce las nuevas aportaciones de la filosofía de Aristóteles, de los neoplatónicos, de los musulmanes y judíos (p.266)
Santo Tomás de Aquino en un asiduo lector de los clásicos, en la que toma una serie de apuntes, los reflexiona muchas veces, redacta sus lecciones para sus estudiantes de la Universidad de la Sorbona, Colonia, Nápoles, para los seminaristas y para los debates que se realizaban en el campus universitario. Al leer sus escritos nos damos cuenta que posee una lógica muy rigurosa, claridad y precisión científica, filosófica, teológica. Razón por la cual, en la Epístola al evangelio de san Juan, aconsejaba a los estudiantes y docentes: "No entres de repente en el mar, comienza a navegar en los ríos". Es el método de lo simple a lo complejo; cuando ya se posee mayor dominio ir de lo complejo a lo simple y viceversa. El Ser y la Esencia, escrito para iniciar en filosofía a los estudiantes y profesores de teología, consciente que no hay teología sin filosofía. En aquella época la filosofía era cultivada por los gentiles y estaba prohibida para los cristianos, con mayor razón para los clérigos. San Alberto Magno y Santo Tomás de Aquino, tomaron la decisión más sabia, que el estudio de la filosofía es indispensable para afianzar y perfeccionar los razonamientos teológicos.
El Ente y la Esencia están constituidos por un preámbulo y siete capítulos. En el Preámbulo de Ente y Esencia, nos da la pista de la meditación filosófica del ser: Quia parvus error in principio magnus est in fine, sedundum Philosophum, primo Caeli et Mundi (I, text. Comm.33): Teniendo en cuenta lo que nos dice el Filósofo de que un pequeño error cometido en el principio resulta grande al final. Faena que se inicia con las precisiones y distinciones.
El filósofo está rodeado de infinidad de realidades a los cuales se le denomina entes, que son los portadores de los seres, cada una de ellas posee su propia quididad, es decir, su esencia.
En la Sustancia distinguimos: Sustancia simple: infinita, increada, forma pura, acto puro: Dios. Sustancia compuesta, finita, creada está integrado por: 1º Sustancia subsistente (espiritual, formas puras: ángeles, almas separadas (compuestas de acto y potencia, esencia y existencia) y, 2º Sustancia no subsistentes, corpóreas (compuesta de materia y forma). Aristóteles no hace la distinción real entre Dios, pensamiento del pensamiento y, el cosmos, ambos son eternos; pero Santo Tomás de Aquino hace la diferencia clara y precisa entre: Dios es creador y el cosmos y todo cuanto hay en ella, es creado; el primero es infinito e eterno y, el segundo finito y temporal. El atributo ontológico de Dios es ser subsistente por sí mismo y de los entes creados su característica ontológica es ser por otro (c. VII). El Accidente es aquello que está en la substancia compuesta, posee su consistencia por la substancia compuesta y revela a la substancia compuesta. La substancia simple no posee accidentes; los accidentes son propios de las substancias compuestas, es decir, de los seres creados. ¿Qué es la substancia compuesta? Son todas las riquezas que le convienen ontológicamente a los entes en tanto ente, es decir, su haber, su riqueza que poseen según la jerarquía y la densidad ontológica.
Hace la distinción entre Esencia y Existencia, postulado esbozado por Alfarabí, Avicena y Maimónides, Santo Tomás los recoge y le da mayor precisión. La Esencia y Existencia en Dios son equivalentes, son la misma realidad porque en Dios: ita Deus in ipso esse suo omnes perfectiones habet: en su mismo ser tiene todas las perfecciones (c. VI). La Esencia y Existencia en los seres creados son diferentes y complementarias, no hay esencia finita a solas, tampoco hay existencia finita a solas, ambos constituyen al ente. En la Suma Theologica (I) precisa con claridad las diferencias reales entre el Creador y la creación: Dios es acto puro; las criaturas son compuestas de acto y potencia. Dios tiene el ser por esencia; las criaturas lo tienen por participación. Dios tiene el ser necesariamente; las criaturas, contingentemente. En dios el ser es esencial; en las criaturas, accidental. El ser de Dios es absolutamente simple; el de las criaturas, compuesto. En Dios todo es actual; en las criaturas siempre hay algo potencial (q. 3, a. 4. Fraile, 1986, p. 302). En los entes creados: La esencia es la riqueza que posee cada uno de los entes en tanto ente, según su densidad ontológica, cada ente por esencia posee lo que es de suyo, aquello que le conviene única y exclusivamente, pero no está realizada, sino en potencialidad, en aptitud de adquirir mayor perfección. La existencia es temporal, lo que no era, ahora es y tiene la posibilidad de perder su existencia. Insiste Santo Tomás: finitas en cuanto a su existencia que es recibida desde lo superior (C. VI). Visión que es plasmada en el principio de individuación (C.II)
El principio de individuación. En la lógica de STA, el único individuo en sí y por sí misma es Dios, en la que la esencia y la existencia se identifican porque es ENS A SE; los entes creados son individuos que se van multiplicando, en la que la esencia y la existencia no son idénticos, sino principios que constituyen a los entes, son entes AB ALIO; son por creación y por generación, pero la individuación se hace cada vez más indivisible según la densidad ontológica. Visión esbozada ya por Platón, Aristóteles y STA le da mayor precisión y profundidad. La individuación no es univoca, sino análogo, cada ente posee su propia individualidad según la jerarquía ontológica. Ejemplo: la piedra, las plantas, los animales y el hombre. El primero es divisible y no pierde su consistencia, el segundo y el tercero son divisibles en función a las exigencias del hombre y, el hombre por su naturaleza es indivisible porque es el cenit de la creación y por ser imagen y semejanza de Dios.
Los aportes filosóficos y teológicos de STA siguen orientando la reflexión de los pensadores modernos y contemporáneos, sobre todo entre los católicos como Etienne Gilson y Jacques Maritain, etc.
4.- RENATO DESCARTES. Matemático y filósofo moderno, vivió entre 1691-1650, considerado el padre del racionalismo. Jaume Xiol (2015) en Descartes. Un filósofo más allá de toda duda, escribe: "Con él pereció la imagen del mundo creado en la Antigüedad, la que forjaron Platón y Aristóteles (y que el cristianismo medieval conservó y alimentó), y con él se alumbró un mundo nuevo – el muestreo– que surgió con el establecimiento de la ciencia moderna" (p.10) y Guillermo Federico Hegel Fromm, recomendaba apreciarlo moderadamente, sin exageraciones: "Descartes es un héroe. Es el verdadero promotor de la filosofía moderna. Ha empezado enteramente las cosas desde un principio. Ha sentado los fundamentos de la filosofía, y aun hoy, después de cien años, se ha de volver a él. La influencia de este hombre en su tiempo y en la trayectoria de la filosofía no puede ser exagerado". En consecuencia, siguiendo la misma recomendación de Renato Descartes (1976) en el Discurso del Método: "la lectura de todos los buenos libros es como una conversación con los mejores ingenios de los pasados siglos, que los han compuesto, y hasta una conversación estudiada, en la que no nos descubren sino lo más selecto de sus pensamientos" (p.13).
En 1641, se publicó con el título: MEDITATIONES DE PRIMA PHILOSOPHIA IN QUA DEI EXISTENTIA ET INMORTALITAS ANIMAE DEMONSTANTUR, hasta la fecha han 375 años. Texto que fue examinado y aprobado por los Decanos y Doctores de la Sagrada Facultad de Teología de París, ubicado en la Ciudad Luz. Tenemos a la vista Las Meditaciones Metafísicas (1976). El texto consta de la Solicitud de aprobación a los teólogos, de Prólogo, Resumen y seis meditaciones.
Hay dos temas dignos de meditación, como precisa en su petición a los señores decanos y doctores de la Sagrada Facultad de Teología de París:
Siempre he estimado que las dos cuestiones de Dios y del alma eran las principalmente requieren ser demostradas, más por razones de filosofía que de teología; pues aun cuando a nosotros los fieles nos basta la fe para creer que hay un solo Dios y que el alma humana no muere con el cuerpo, no parece ciertamente que sea posible inculcar nunca a los infieles religión alguna, ni aun casi virtud moral alguna, si no se les da primero las pruebas de esas dos cosas, por razón natural (p.67)
La razón natural formada, en la ciencia y la filosofía, está apta para la intelección de Dios y de la inmortalidad del alma. En vida estudiantil, como en tiempos de Renato Descartes, hemos admitido una serie de verdaderas aparentes, prejuicios que nos han comunicado nuestros maestros y la comunidad humana en el tiempo espacio que vivimos, razón por la cual es indispensable volver a examinar por uno mismo los saberes recibidos: "era preciso seriamente acometer, una vez en mi vida, la empresa de deshacerme de todas las opiniones a que había dado crédito, y empezar de nuevo, desde los fundamentos, si quería establecer algo firme y constante en las ciencias" (Meditación primera), en la misma meditación hace su confesión: "hay un Dios que todo lo puede, por quien he sido hecho y creado como soy", es "la bondad suma y la fuente suprema de la verdad". Hace una serie de hipótesis en la que considera que no existen las cosas incluso él mismo, en su autorreflexión, meditación segunda, concluye: "De suerte que, habiéndolo pensado bien y habiendo examinado cuidadosamente todo, hay que concluir por último y tener por constante que la proposición siguiente: "soy yo, yo existo", es necesariamente verdadera, mientras la estoy pronunciando o concibiendo en mi espíritu", "Soy, pues, una cosa verdadera, verdaderamente existente". Se interroga a sí mismo: "¿Qué soy, pues? Una cosa que piensa. ¿Qué es una cosa que piensa? Es una cosa que duda, entiende, concibe, afirma, niega, quiere, no quiere y, también, imagina y siente". "Es tan evidente de suyo que soy yo quien duda, entiende y desea, que no hace falta añadir nada para explicarlo". La clarificación de sí mismo, es condición para la intelección de la existencia de Dios, es decir, la clave para pensar en Dios es el hombre. El hombre es el único que piensa y se da cuenta que está pensando porque existe verdaderamente.
Renato Descartes se pregunta: ¿Por qué pienso en la existencia de Dios? ¿Usted alguna vez ha pensado, seriamente, en la existencia de Dios? En aquello que no existe ni se conoce, jamás se piensa. La única vía del pensar es el ser, la nada es vía inaccesible al pensar nos ha manifestado Parménides de Elea. En la Meditación tercera nos da la respuesta:
Sólo queda, pues, la idea de Dios, en la que es preciso considerar si hay algo que no puede proceder de mí mismo. Bajo el nombre de Dios entiendo una sustancia infinita, eterna, inmutable, independiente, omnisciente, omnipotente, por la cual yo mismo y todas las demás cosas que existen ( si existen algunas) han sido creadas y producidas ( ) siendo yo una, no podría haber en mí la idea de una sustancia infinita, siendo yo un ser finito, de no haber sido puesta en mí por una sustancia que sea verdaderamente infinita" ( ) Y, por cierto, no hay por qué extrañarse de que Dios, al crearme, haya p8esto en mí esa idea para que sea como la marca del artífice impresa en su obra".
Por lo tanto, porque Dios ha puesto la idea de Dios en el hombre, el hombre piensa en Dios; en caso contrario, no pensaría en Dios y, viene el problema, ¿entonces el hombre y cuanto hay en el cosmos son eternos? La respuesta es que no, no son eternos, entonces tienen un principio, al cual se le denomina Dios. Renato Descartes vuelve al problema inicial de la inmortalidad del alma y su relación con la corporalidad, son dos realidades diferentes e inconfundibles, pero el escollo es entender la unidad del cuerpo y del alma, en la Meditación sexta nos afirma:
Tengo yo un cuerpo al que estoy estrechamente unido, sin embargo, puesto que por una parte tengo una idea clara y distinta de mí mismo, según la cual soy sólo algo que piensa y no extenso, y, por otra parte, tengo una idea distinta de cuerpo, según la cual éste es una cosa extensa, que no piensa, resulta cierto que yo, es decir, mi alma, por la cual soy lo que soy, es entera y verdaderamente distinta de mi cuerpo, pudiendo ser y existir sin el cuerpo.
( ) Que no estoy metido en mi cuerpo como un piloto en su navío, sino tan estrechamente unido y confundido y mezclado con él, que formo como un solo todo con mi cuerpo.
Las consecuencias antropológicas ulteriores se radicalizarán, unos afirmando única y exclusivamente la prioridad del alma (espíritu) sobre el cuerpo y, otros la primacía de la corporalidad (materialidad) sobre el alma, en la que el hombre es puramente ser material y si es puramente material, ya no tiene sentido pensar en Dios, es el postulado del ateísmo como se manifestará en el pensar de los filósofos del siglo XIX y XX.
5.- GOTTFRIEL WILHELM LEIBNIZ SCHMUK[4]Filósofo, jurista, lógico y matemático, bibliotecario y político germano, conocido como "El último genio universal", vivió entre 1646-1716.
Escribió muchísimos textos, nos interesa el Discurso de Metafísica, redactado en 1686, a sus cuarenta años. Los temas del discurso son: Dios, el cosmos y el hombre. En el Discurso de Metafísica utiliza el método deductivo, de Dios al cosmos y al hombre. "Dios es absolutamente perfecto", Dios posee todas las perfecciones que hay en la naturaleza (cosmos) y en "grado más soberano" (D.M.N.1)[5], posee la "sabiduría suprema e infinita", razón por la cual, obra de la "manera más perfecta", el cosmos manifiesta la bondad y la belleza de Dios, afirmar lo contrario es erróneo, es incurrir en la falsedad por carencia de los saberes científicos y filosóficos. En los tiempos de Leibniz como en nuestra época, hay una serie de conjeturas que consideran que el cosmos posee una serie de deficiencias e imperfecciones, "El último genio universal", manifiesta es una percepción equivocada, ya que, el cosmos creado es el mejor de los posibles:
"Dios no hace nada por lo que no merezca ser alabado" (D.M. N° 3) porque "Dios obra siempre de la manera más perfecta y de la forma más deseable que sea posible, es, a mi entender, el fundamento del amor que debemos a Dios sobre todas las cosas, pues quien ama busca su satisfacción en la felicidad o perfección del objeto amado y de sus acciones" (DM. N.° 4)
Si Dios es toda perfección, sus acciones poseen dicha nota: "hace del modo mejor y que nada podría dañar a los que aman" (D.M. N° 5) y lo hace para la felicidad de las personas humanas, razón por la cual, "Dios ha escogido el que es más perfecto" (D.M. N° 6) y lo hace "conforme con el orden más perfecto que ha escogido" (D. M. N° 7) y al realizar las investigaciones en el cosmos, usted debe descubrir, con su talento formado, la "sabiduría infinita y la omnipotencia de Dios" (D.M. N° 9) y Dios los conserva (D. M. N° 14 y 17), no está a la deriva ni abandonada, si es así, nunca se realizará el fin de aniquilación del cosmos, sino que se transformará en una nueva creación como afirmaba en sus diversas cartas Pablo de Tarso, debido a que "Dios hizo el mundo sólo para nosotros" (D. M. N°19).
En la meditación sobre el hombre recoge los postulados de Platón y Aristóteles, aunque tiene presente los aportes de Renato Descartes, afirma: "nuestra alma expresa a Dios y al universo", es decir, el espíritu (imagen y semejanza, hijo de Dios por Jesucristo) y el cuerpo (realidad material y síntesis del cosmos), son principios que constituyen al hombre, en la persona es el sujeto subsistente de ambas realidades: "gran misterio de la unión del alma y del cuerpo" (D. M. N° 33). Lo más interesante es la libertad del hombre, en la que, en su libre albedrío decide hacer el bien o el mal, en el primero obra conforme a la voluntad de Dios y, en el segundo va en contra de la voluntad divina, en el primer caso se hace divino y, en el según caso pierde la majestad divina, degradándose a sí mismo y su entorno cósmico. Por lo tanto, el "Evangelio ha cambiado enteramente la faz las cosas humanas, él (Jesucristo) nos ha dado a conocer el reino de los cielos o esa perfecta república de los espíritus que merece el título de ciudad de Dios, cuyas leyes admirables nos ha descubierto (D. M. N° 37). En lengua de la hodiernidad, es vivir conforme a los derechos humanos, en la que se realiza la dignidad humana y la libertad de los hijos de Dios.
6.- JOSÉ ORTEGA Y GASSET. Filósofo, escritor, ensayista y docente universitario que vivió entre 1883-1955.
Es autor de muchos libros y artículos, publicados en revistas y periódicos. Después de la muerte del filósofo se publicó el curso impartido en la Universidad Central (hoy Complutense) con la denominación (1986) Unas Lecciones de Metafísica. El texto está integrado por XIV lecciones y un apéndice a la lección VI, que versan la necesidad radical de la metafísica, es decir, por encontrar el sentido último de la existencia humana. En la vida cotidiana, con mucha frecuencia vivimos sin saber que somos menesterosos de lo radicalmente dignificante, vivimos en el hedonismo del hartazgo, vivir por vivir, estudiar por estudiar, investigar por investigar, escribir por escribir, llevar una existencia trillada, normalizada y anónima, sin originalidad ni novedad. El indigente, según Ortega y Gasset es:
El menesteroso de una ciencia, el que siente la profunda necesidad de la verdad, se acercara cauteloso al saber ya hecho, lleno de suspicacia, sometiéndolo a crítica, más bien con el prejuicio de que no es verdad lo que el libro sostiene; en suma, precisamente porque necesita un saber con radical angustia pensará que no lo hay y procurará deshacer el que se presenta como ya hecho. Hombres así son los que constantemente corrigen, renuevan, recrean la ciencia (Lección I, P. 18)
Efectivamente todo está hecho y muy bien configurado, la cultura de la postmodernidad es la civilización de la no necesidad, de no ser menesteroso, es la cultura de la autosuficiencia. El resultado: "un gigantesco progreso de la cultura haya producido un tipo de hombre como el actual, indiscutiblemente más bárbaro que el de hace cien años" (Lección I, p.23). Basta leer el derrotero de la humanidad en el siglo XX, los acontecimientos de 1914-1915 y 1939-1945, comparado con las acciones contrarios a la dignidad humana en los siglos anteriores son insignificantes y uno se pregunta: ¿Por qué razones los hombres perdieron la sensatez y el valor de la vida humana? ¿Por qué razones, en plena segunda revolución industrial, reducen unos hombres a otros humanos en animales? ¿No les parece que en plena sociedad del conocimiento algunos hombres siguen siendo demasiado bárbaros?
La Metafísica es una forma maravillosa de invitar a las personas humanas a la sensatez y a la valoración de la vida en sí y por sí misma, acto que se inicia incesantemente por el estudio, sin el estudio, la humanidad actual en sus nueve décimas partes moriría fulminantemente, enfatiza el maestro José Ortega y Gasset. Estudiar Metafísica es darse cuenta que la humanidad por la cultura del hartazgo y del hedonismo materialista galopante está sin orientación, está des-orientado, sin rumbo, el hombre se "siente perdido", lo más grave es que no se da cuenta que "siente perdido", con mucha fineza en la clase a los estudiantes le manifestaba: "el único que se siente perdido soy yo, es decir, no vaya a resultar que el único hombre que se siente perdido es el metafísico y por eso necesita la Metafísica" (Lección II, p. 30). Mirando fijamente a los estudiantes, en la Universidad Central (hoy Complutense), enfatizaba: "El propósito de estas lecciones no es otro que incitarles a tener cuidado de su vida, porque no tienen más que una y esa una se compone de un número dado, muy limitado de instantes, de ahoras, y emplearlos mal es como destruirlo, como matar un poco su vida" (Lección II, p. 36). A cada uno de nosotros se nos ha sido entregada la vida en toda su majestad, con infinita posibilidad de creación y recreación, pero cada uno tiene que darle el toque del sabor, el estilo de ser, ser original y genuino, lo cual significa ir por sendas no trilladas como enseñaba a los jóvenes atenienses Parménides de Elea, eso lo que está expresando Ortega y Gasset en las Lecciones de Metafísica.
7.- MARTÍN HEIDEGGER. Filósofo existencialista, germano, testigo viviente de las dos barbaries extremas en la prima la danza de la muerte, es decir, negación de la majestad humana, vivió entre 1889-1976. ¿Por qué razones primó la danza de la muerte? Por el olvido de la meditación del ser, por aquello que conviene a todos y todos se hundieron en el eclipse de la intelección del Ser. En 1927 publicó su libro El Ser y el Tiempo, la edición que poseemos es de 19745, en la que cita textualmente un pasaje del dialogo platónico, El Sofista:
Pues evidentemente estáis hace ya mucho familiarizados con lo que queréis decir propiamente cuando usáis la expresión "ente", mientras que nosotros creíamos antes comprenderla, mas ahora nos encontramos perplejos (Platón, Sofista 244 a) ¿Tenemos hoy una respuesta a la pregunta que interroga por lo que queremos decir propiamente con la palabra "ente"? En manera alguna.
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