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Rafael Urdaneta (página 2)

Enviado por Aldehir Barrios


Partes: 1, 2

El Coronel español Izquierdo había salido de San Carlos hacia Valencia. Monteverde le ordenó ocupar de nuevo San Carlos. En la imposibilidad de cumplir esta curiosa orden (allí estaba el grueso patriota), Izquierdo el 29 en la noche (10:00 p.m.) supo de la situación de Izquierdo y a las 12 de esa misma noche movió sus tropas sobre los españoles para batirlos antes de que se reforzasen.

La descubierta patriota chocó con el enemigo el 31, en "las alturas que dividen la sabana de los Pegones de la de Tinaquillo". Urdaneta, quien la mandaba, hizo prisioneras a casi todas las avanzadas de Izquierdo y lo maniobró a fin de engancharlo, para dar tiempo a la llegada del grueso. El combate de la caballería patriota contra la infantería realista (que era de la mejor de su ejército) no progresaba, al contrario, Izquierdo en formación cerrada retrocedía rechazando los ataques. Bolívar ordenó entonces que 200 infantes se montasen en la grupa de otros tantos jinetes y que fuesen colocados sobre la retaguardia realista; Urdaneta fue de los Jefes encargados de este movimiento, el cual decidió la acción. Los realistas fueron destruidos.

Monteverde huyó a Puerto Cabello. Sobre el cual se destacaron algunas tropas. Urdaneta siguió a Caracas a donde Bolívar entró el 7 de agosto de 1813.

Había terminado triunfalmente aquella extraordinaria empresa comenzada dentro de tanta intriga y mezquindad. En su preparación, en las marchas y combates ocupó Urdaneta puesto eminente. Señalándose a la atención de Bolívar, cuya amistad jamás perderá y al respeto de los Jefes y Oficiales. Para todos será ejemplo de serenidad y valentía. De los más arduos en el combate y de los más reposados y claros en el consejo.

El 15 de agosto de 1813, Urdaneta marcha con las tropas reorganizadas en Caracas, hacia Valencia, donde el Libertador tomó las medidas convenientes a la consolidación de su triunfo. Entre ellas dispuso estrechar el sitio de Puerto Cabello. Girardot marcha por las Trincheras al Palito. El resto del Ejército al mando de Urdaneta por el camino de San Esteban. El 27 de agosto, Girardot ataca y se apodera de las llamadas Vigía Alta y Vigía Baja. Urdaneta formó sus tropas en la Salina y una compañía fue encargada de tomar el reducto llamado Trincherón, mientras se atacaba el fortín Solano con algunas tropas de Girardot. Unidos las divisiones, se atacó la ciudad por Puente de Afuera. Los realistas hicieron apoyar sus fuegos por los de la escuadra y los patriotas fueron rechazados. Bolívar ordenó a Urdaneta que restableciese el combate llevando la reserva (cuatro compañías granadinas). La ciudad exterior quedó por los patriotas, quienes empezaron el sitio sin disponer de artillería.

Urdaneta recibió órdenes de Bolívar para que se replegase, más, hizo del conocimiento del Libertador "las ventajas de la posición" y Bolívar le ordenó volviese a ocuparla, cosa efectuada rápidamente, gracias a la iniciativa del Mayor General quien había dejado en las bocacalles algunas tropas. En el ejercicio de sus funciones, tocole a Urdaneta dirigir a Monteverde, la honorable propuesta de canje de Jalón por el asesino Zuazola, rechazada por el torpe Monteverde, a quien el Libertador, por mano de Urdaneta le hizo saber su resolución de ejecutar a todos los prisioneros canarios y españoles al saber la muerte del primer prisionero americano.

Llegada la expedición de Salomón, los patriotas levantaron el sitio. Al moverse Monteverde e instalar Bobadilla una vanguardia en Bárbula, muy lejos del grueso realista, y conocido el error por Bolívar, luego de tres días de reconocimiento y ofertas de batalla en el llano de Naguanagua, ordenó el ataque de la altura por tres columnas una de ellas al mando de Urdaneta. El empuje de estas tropas hizo huir a los realistas. Al coronar el cerro, Urdaneta se reunió con Girardot viendo la actitud de las tropas realistas dijo: "Mire usted, compañero, como huyen esos cobardes"! No había terminado de hablar cuando una bala perdida o un tiro dirigido por uno de los fugitivos, le quitó la vida.

Girardot era pariente político de Urdaneta. Su primo hermano Francisco Urdaneta Rivadavia, había contraído matrimonio con doña Manuela Girardot, hermana del héroe.

La acción de Bárbula se completó con la de Las Trincheras. Monteverde se encerró, herido, en Puerto Cabello, donde perdería el mando. Los patriotas continuaron el cerco.

El cinco de octubre de 1813, Urdaneta asciende a Coronel "Vivo y efectivo" con el grado de Brigadier. Vale decir que desempeñaría funciones de General de Brigada.

La situación de las Provincias de Barquisimeto y Coro, decidieron al Libertador a actuar sobre ellas, para lo cual confió a Urdaneta una columna compuesta del Batallón Caracas, una compañía suelta de agricultores de Caracas y un piquete de caballería (también de agricultores), en total sumarían 700 hombres, a los cuales deberían unirse algunas tropas al mando de Teodoro Figueredo y del Comandante Valdez.

Urdaneta marchó hacia San Carlos, donde supo del avance realista sobre Valdez y marchó a socorrerlo, pero Valdez había sido dispersado en Yaritagua, y el enemigo volvió a Barquisimeto. Con pocas tropas, Urdaneta con razón decidió permanecer en el Gamelotal, de donde avisó al Libertador, quien ordenó le esperase. Reunidos marcharon a Cabudare, desde allí Bolívar dispuso atacar el Campamento de Barquisimeto, cuartel que dominaba el camino real y donde estaban la infantería y la artillería enemigas. Sumaban los realistas unos 1.300 hombres, los patriotas eran unos 1.200. A fin de evitar los fuegos de Ceballos, Bolívar inició el ataque llevando sus tropas sobre la espalda española, para lo cual tomó un camino por la derecha. Tomando su dispositivo, frente al enemigo (pues allí desembocó), ordenó un ataque general. La caballería patriota derrotó a los realistas y la persiguió hasta el otro lado de la ciudad. En tanto, las infanterías peleaban duramente. En eso se oyó un toque de retirada, dado sin que lo ordenase ningún oficial, sin que las circunstancias lo impusiesen y una maniobra caprichosa del Coronel Ducaylá, llevaron el desorden a las filas patriotas que se rompieron no obstante los esfuerzos de Bolívar, de Urdaneta y de otros Jefes. Los españoles persiguieron a los fugitivos hasta el río Cabudare, donde los dragones de Rivas Dávila intervinieron.

Urdaneta, por orden de Bolívar quedó en la entrada de la montaña del Altar para reunir los dispersos. La jornada fue desastrosa, perecieron distinguidos oficiales y los españoles fusilaron a muchos prisioneros. Urdaneta quedó hasta el día siguiente en la mañana y luego prosiguió a San Carlos. Bolívar actuó contra las tropas de Salomón y con Rivas lo batió en Vigirima; de aquí retrogradó a San Carlos donde se habían reunido los dispersos de Barquisimeto, en un batallón, que por estar formado con tropas de diferentes cuerpos no recibió nombre especial.

En total, con las tropas de Campo Elías con las llevadas por Coto Paúl, Villapol y otros Oficiales, el Libertador dispuso de 2.000 infantes y 1.000 jinetes. A la tropa batida en Barquisimeto y armada casi toda con lanzas y unas pocas carabinas, Bolívar las arengó especialmente recordándoles su fuga. Además, les hizo saber que no tendrían bandera ni nombre hasta no hacerse digno en el campo de batalla.

El 2 de diciembre se movió el ejército hacia el río Cojedes, Caramacate y Onoto. En la madrugada del 3, supo el Libertador de la marcha del realista Ceballos hacia Araure, por lo cual dispuso marchasen las tropas hacia Agua Blanca y Araure. El 4 de diciembre a las cinco de la tarde acampó frente al pueblo de Araure "en campo raso".

Los españoles ocupaban la "Galera de Araure", dominando el pueblo y el campamento patriota. El cinco, al amanecer, Bolívar ordenó a la vanguardia (mandada por Manrique) previamente reforzada con 200 jinentes, marchase sobre la Galera para averiguar la exacta posición enemiga; el grueso siguió hacia Araure. De allí, conocido el rumbo de los realistas, las divisiones marcharon por el camino real en dirección de la Galera.

Los españoles, al mando de Yáñez y Ceballos, tenían unos 4.000 hombres y diez piezas de artillería. Se habían dispuesto a la entrada de los bosques del Acarigua, con la caballería apoyada en matorrales; al lado de una laguna con la cual habían protegido parte de su frente, estaba la artillería. Manrique avanzó a reconocer y su descubierta atacó a una partida enemiga; el Jefe de vanguardia creyó conveniente sostener a su gente, para lo cual avanzó, descubriendo entonces a un grueso cuerpo de caballería e infantería realistas. Empeñado el combate, el ruido del cañón llegó al pueblo. Urdaneta "subió a escape la Galera y movió la segunda división", la cual en esos momentos descansaba; a pesar de la rapidez del movimiento de esas tropas, el auxilio fue tardío. Manrique perdió casi toda su gente (500), salvándose sólo unos cuantos jinetes.

La acción se iniciaba de manera peligrosa; pero la energía de Bolívar, la situación especial de aquel ejército que se sabía aislado en una región poblada de enemigos, la vista de los compañeros sacrificados, levantaron el espíritu combativo de las tropas, a las cuales dispuso el Libertador en dos líneas y con ellas, marchó sobre los realistas, sin disparar hasta ponerse a tiro de pistola. La primera línea fue llevada al ataque por Urdaneta. Bolívar conservó a su mando los Dragones. A pesar de los tiros realistas, Urdaneta llegó a la distancia deseada y rompió su fuego, al mismo tiempo que ordenaba tomar dos piezas de artillería situadas en las alas del español, por ser "las más mortíferas".

Cinco minutos de bien aprovechado fuego desordenaron a la infantería enemiga, sobre la cual cargaron al arma blanca los patriotas, distinguiéndose el Batallón "Sin Nombre", el cual, armado de lanzas cayó sobre el centro enemigo. Yáñez viendo comprometida la suerte de la batalla, cargó sobre la retaguardia de la primera línea, para envolverla por la derecha. La caballería patriota movida sobre aquélla, por ser compuesta de gente recluta, fue detenida por Yáñez y comenzaba a ceder. En ese instante, Bolívar cargó con la caballería de reserva (Dragones), y los lanceros de Ospino; la columna de Yáñez se detuvo a su vez y lanceada ferozmente, se desordenó. En tanto Urdaneta rápidamente reanimó a la caballería de Barinas y la volvió contra las rotas caballerías de Yáñez, completando la victoria. Los españoles perdieron más de 1.000 muertos. No se dio cuartel.

Tal fue la batalla de Araure, 5 de diciembre de 1813. Ejemplo de acertada dirección del grueso y de la influencia extraordinaria que las fuerzas morales tienen en el combate. Manrique emplea mal su vanguardia, pues se deja enganchar en una pelea completamente desigual. Muy cerca de la línea enemiga no pudo avisar a tiempo. Gracias a Urdaneta, quien alertado por el fuego, dispuso el oportuno movimiento de la segunda división, pudieron salvarse los contados supervivientes. Con su acostumbrada serenidad, el Mayor General lleva la primera línea, reordenándola cuando así lo imponía el efecto del cañón enemigo, hasta una muy corta distancia desde la cual el resultado de su descarga fue tremendo y de inmediato aprovechando para cargar a la bayoneta o lanza en mano.

Bolívar aprecia instantáneamente el peligro gravísimo ocasionado por la acción de Yáñez. Lo carga y desordena y sigue hasta apoderarse de tres piezas de artillería. Urdaneta vuela a la segunda línea, la reanima y cae sobre el resto de la caballería realista, la destroza y derrota. La persecución la hace el Mayor General hasta Guanare de donde envió a García de Sena para Barinas. Urdaneta mereció en esta acción el calificativo de "el más constante y sereno oficial del Ejército".

Bolívar confió al Mayor General el mando del ejército de Occidente previniéndole de tomar disposiciones con vista a ocupar la provincia de Coro. Urdaneta entró a Barquisimeto el 24 de diciembre de 1813. Allí se ocupó de reorganizar sus tropas, batir las partidas enemigas y colectar recursos, los cuales escaseaban en la provincia de Caracas. Por la vía de Carora, previamente ocupada, se movió sobre Coro, derrotando al indio Reyes Vargas en Baragua (11 de enero de 1814). Acampado y cuando las tropas sólo pensaban en batirse hacia el norte, llegaron esa misma noche, comisionados de García de Sena quien le exponía "en pliegos", haberse reducido a la ciudad de Barinas donde esperaba lo sitiasen las fuerzas españolas. Preocupado Urdaneta por la posible pérdida de los llanos, resolvió desistir de la acción sobre Coro y contramarchó, adelantándose él con unos cuantos jinetes. Decisión atinada ya que las operaciones sobre Coro no compensarían la posibilidad realista de dueños de Barinas y San Carlos, amenazar a Valencia cortando a los patriotas. Llegado a Barquisimeto, con la guarnición de la ciudad y algunos socorros, siguió hacia Barinas, llegando el 23 de enero de 1814 cerca de Guanare. Allí supo la inexplicable actitud de García de Sena quien había abandonado la ciudad pretextando salir en busca del enemigo, el cual había entrado en la indefensa población en busca del enemigo, el cual había entrado en la indefensa población y "degollado a sus pocos defensores". Una partida enemiga presentose mientras Urdaneta interrogaba a un oficial escapado del degüello; enviose a reconocerla al Capitán Alcántara con 14 dragones; éste pudo llegar en su seguimiento hasta un "bajo de la sabana" donde estaba una división enemiga que los cargó matando nueve dragones. Era Yáñez quien volvía al centro luego de ocupar Barinas.

Urdaneta llegó el 24 de enero a Ospino y de allí siguió a Barquisimeto. Al jefe de la guarnición de Ospino, le ordenó fortificarse lo mejor posible y esperar el ataque. De Barquisimeto envió en socorro del Comandante José María Rodríguez (defensor de Ospino) al Batallón "Valencia". Las tropas de Rodríguez salieron para reunirse con el "Valencia" y atacados por Yáñez lo rechazaron, en una de las cargas cayó el Jefe español. Los sucesos de Ospino (a cuyo jefe ordenó replegarse a San Carlos), determinaron a Urdaneta a organizarse mejor en Barquisimeto a fin de impedir la fusión de las partidas realistas de Coro y del llano y la misma ciudad. Aparte de volver sobre Ospino y batir las tropas de Yáñez ahora al mando de Calzada.

La grave situación de la provincia, en la cual "solo el territorio ocupado por las tropas podía considerarse como afecto a la República"; los rumores sobre la pérdida de ésta y la imposibilidad de recuperación, exigían de Urdaneta todos los esfuerzos para impedir el soliviantamiento de las tropas, en las cuales, muchos eran partidarios de marchar a Casanare.

Enviado un refuerzo al Libertador, quien con urgencia lo pedía, quedó Urdaneta con 650 hombres y rodeado de enemigos. Noticiosos los patriotas del avance de Ceballos, envió Urdaneta una columna hasta Quíbor, pero Ceballos, prevenido, marchó sobre Barquisimeto, lo atacó y obligó a Urdaneta a retirarse sobre Cabudare, cortándolo de la columna de Quíbor. El Jefe de ella (Meza) amenazado por los españoles retrocedió hasta Trujillo.

Urdaneta con su poquísima gente trató de alcanzar San Carlos, batió varias guerrillas enemigas y por un herido español supo de la llegada de Calzada a San Carlos, por lo cual decidió burlar al cerco español y entrar en la ciudad, cosa que efectuó el 11 de marzo con "insuperable pericia". Combatieron los patriotas, rodeados por Calzada y Ceballos, diariamente. Ante su situación, Urdaneta decidió evacuar San Carlos, para lo cual, el 21 de marzo de 1814 ideó un ataque falso sobre el sur; allí ocurrió el enemigo, mientras con un verdadero ataque, los patriotas pasaron las líneas enemigas por el norte y comenzaron marcha en dirección a Valencia. Con ello escapó numerosa emigración. Por la serranía, rechazando algunos ataques de guerrillas, salieron a Valencia cuyo mando asumió Urdaneta el 27 de marzo, tomando de inmediato las medidas necesarias para resistir el ataque enemigo previsto.

Acopió toda clase de víveres; la escasez de ganados obligó a salar mulas y burros. Mejoró los hospitales, en los que tenía más de 500 heridos y enfermos. Como Ceballos "era el Jefe más lento de los jefes españoles", tuvo Urdaneta la posibilidad de ocuparse de dichos trabajos y de comunicar a Bolívar las novedades ocurridas. Con fecha 26 de marzo de 1814, Bolívar le envía su célebre orden: "Defenderéis a Valencia ciudadano General, hasta morir€¦ perdiéndola se perdería la República€¦". Contenía la comunicación del Libertador la orden de enviar 200 hombres en auxilio de D"Elhuyar quien mantenía el sitio de Puerto Cabello. Cumplida, sólo quedaron disponibles para defender Valencia unos 400 individuos de tropa y algunos habitantes que se presentaron cual voluntarios. El 29 de marzo de 1814, Ceballos y Calzada con más de 3.500 hombres comenzaron el sitio, reduciéndose los patriotas a sus obras de fortificación en las cuales disponían de 18 piezas de artillería.

Atacados incesantemente, sin agua, por haberse agotado (31 marzo) y en la imposibilidad de llegar al río, Urdaneta previó la posibilidad de un asalto general y dio órdenes de clavar la artillería y de replegarse los defensores al cuartel de ésta, donde se guardaban los pertrechos, con la intención de volarse. El día 2 de abril un terrible ataque enemigo fue rechazado. La situación era casi insostenible, las tropas y habitantes muriendo de sed; reducidos los combatientes por muerte o heridas a menos de la mitad y con poca munición. "Todo anunciaba que el día siguiente sería de desastres para la plaza".

Pero los sitiados ignoraban que en la noche de dos había llegado a las líneas españolas Boves, replegado luego de haber sido puesto en fuga de Mariño en Bocachica y perseguido según creía, muy de cerca, por Bolívar. Allí termináronse los bríos de Ceballos y Calzada, quienes levantaron el campo, mientras Boves seguía hacia el Guárico por el Pao.

Bolívar, quien se había adelantado, llegó a Los Guayos y de allí envió una india a Urdaneta para que le dijese continuara la resistencia; esta mujer llegó cuando ya las tropas realistas se habían retirado. Urdaneta mandó una partida de Oficiales a Bolívar para comunicarle lo sucedido. En la mañana del 3, entró el Libertador a Valencia y después llegaron las tropas de Montilla y las de Mariño. Este recibió el mando de las fuerzas de Occidente con la orden de buscar el enemigo en la dirección de San Carlos. Llevaba las mejores tropas disponibles, cerca de 3.000 hombres, con Bermúdez, Montilla, Sedeño. Por Mayor General, Rafael Urdaneta, cuya presencia en terreno para el bien conocido, podía ser valiosísima al Jefe Oriental. La caballería se había remontado con los caballos cogidos a Boves.

No sólo era conveniente buscar a Cajigal; era necesario sacar el ejército de Valencia, agotada por el sitio. El mando, atribuido a Mariño era idea de Bolívar, para aumentar el prestigio del Jefe oriental y hacerle ver las consideraciones que se le guardaban. Pero Mariño, muy confiado, marchó sin un dispositivo conveniente y con pocas municiones. Por informaciones, obtenidas de un individuo quien se presentó a Mariño, éste creyó a San Carlos evacuada y a Cajigal en retirada hacia el llano. Pese a todas las indicaciones de Urdaneta, Mariño decidió marchar a San Carlos para lo cual se puso a la cabeza de la caballería, ordenando a Urdaneta le siguiese con la infantería. En el paso de Orope, la caballería sufrió el fuego de tropas regulares.

Urdaneta lo hizo notar a Mariño, haciéndole ver el peligro de comprometer una acción, cortos de municiones y de víveres. Mariño, quizás celoso de su autoridad o confiado en su valer personal, decidió seguir, para encontrar al enemigo formado en batalla a la "orilla de la ciudad" (16 de abril). Cajigal le oponía 2.500 hombres bien municionados y frescos. Mariño optó por mantenerse en defensiva, contra toda recomendación. Hacia las cuatro de la tarde la caballería enemiga rompió la derecha del Ejército patriota con una carga y amenazó su retaguardia, mientras la izquierda era atacada a su vez. Los nuestros cedieron y los esfuerzos de Urdaneta para contener la derrota fueron inútiles. Los patriotas no fueron destruidos totalmente gracias a la inacción de Cajigal.

La derrota de El Arao fue funesta en cuanto permitió a Boves rehacerse y a Ceballos y Cajigal reunir las partidas dispersas.

Urdaneta asumió el comando y emprendió la retirada hacia El Tinaco. En el camino supieron que Mariño había escapado gracias a la devoción de un oficial de nombre Calzadilla, quien le llevó al anca del caballo y presentó el pecho por él, hasta caer herido; recogido, siguieron, lllegando al Tinaco al día siguiente. Allí encontraron numeroso parque destruido; sin víveres, Urdaneta siguió hacia "Las Palmeras", donde ardían las cureñas de la abandonada artillería. A poco, de unos conucos, salieron Mariño y Sedeño. Mariño ordenó seguir hacia Valencia. Urdaneta había salvado su responsabilidad al dar justos consejos y su reputación de Jefe, salvando a su vez casi toda la infantería.

La derrota de El Arao obligó al Libertador a suspender sus operaciones sobre Puerto Cabello; regresó a Valencia, donde la llegada de la infantería con Mariño y Urdaneta pareció cosa milagrosa. Procedió Bolívar a concentrar los efectivos disponibles, pues Cajigal se acercaba y la situación imponía nueva batalla.

El 17 de mayo de 1814, salió Bolívar en busca de los realistas; había podido reunir unos 4.500 hombres. El general español, esperaba a Boves y asumió una actitud defensiva.

El Libertador deseaba darle batalla antes de que se efectuara dicha reunión, pero él mismo esperaba a Ribas.

Cajigal estaba en Guataparo a 7 kilómetros de Valencia y ocupaba buenas posiciones. Bolívar se formó frente a los españoles y para provocarlos y hacer que se moviesen, dejó su izquierda expuesta. Cajigal trató entonces de envolver a los patriotas con su caballería, pero una maniobra de los patriotas previno el movimiento de los realistas, quienes se desconcertaron y limitaron su ataque a tiros de cañón y a un empeño de sus cazadores sobre la derecha patriota, donde Bermúdez los rechazó. Siguió una fuerte lluvia y para prevenir cualquier iniciativa realista, oficiales republicanos provocaron entre las líneas, combates singulares. El 18, el ejército desenganchó volviendo a Valencia, donde Ribas aportó 600 soldados. Conocedor Cajigal de la llegada de Ribas, retrocedió el 20 y se instaló en las ondulaciones que limitan el sur de la sabana de Carabobo. En esas circunstancias, Urdaneta fue avisado del paso de una columna como de 200 hombres por el camino de San Diego. Descubrió que eran soldados de Oriente desertados. Destacó sobre ellos caballería y se dio la alarma por si otras tropas estaban dispuestas a seguir tan nefasto ejemplo.

Alcanzada aquella gente, fueron castigados con la muerte los cabecillas y un soldado de cada cinco. El 25 de mayo los patriotas salieron hacia Carabobo, durmieron en Tocuyito y al día siguiente estaban frente al enemigo. Durante la tarde y en la noche, una lluvia fuerte y continua obligó a recoger los fusiles y almacenarlos en una casa donde estaba el Cuartel General . Quedaron armadas las avanzadas, y Jefes y Oficiales, con la caballería, hicieron guardia hasta el día siguiente cuando se repartió el armamento.

Cajigal había colocado su izquierda (de caballería) apoyada en un bosque y en una elevación donde dispuso 200 cazadores y un cañón. El centro lo formaban dos Regimientos: "Sagunto" y "Numancia" con cinco piezas de artillería. La derecha la formaba el resto de la caballería y otros tantos infantes. En reserva el regimiento de Granada y algunas tropas de Coro. Estaba a caballo sobre el camino real, con el frente hacia Valencia. Apoyado en ondulaciones y bosque: el terreno para abordarlo era plano. Su caballería se inflexionaba hacia adelante como en tenazas. Tenía 6.000 hombres.

El 28 de mayo los patriotas (5.000) se formaron frente a los realistas, en dos líneas. La primera, al mando de Urdaneta, comprendía las divisiones Valdez, Florencio Palacios y Bermúdez. Así se colocaron, de izquierda a derecha. En sus extremos un escuadrón de caballería y dos piezas de cañón. A una distancia conveniente formó la segunda línea, con el grueso de la caballería en el centro y las divisiones de jalón a la izquierda y de Leandro Palacios a la derecha.

A las doce y media comenzó el avance patriota, con fuego marchando. La caballería enemiga cargó la derecha independiente, arrollando al escuadrón de carabineros, pero recibidos por el fuego de Leandro Palacios y fusiladas por la espalda desde el extremo de la primera línea, pasó por entre las dos filas patriotas amenazando la retaguardia de la primera línea, mientras una columna desprendida de aquel grueso, en un ataque de mayor amplitud trataba de llegar sobre la espalda de Jalón.

Visto por Bolívar el efecto de los fuegos, lanzó su caballería sobre la realista, ésta huyó, cayendo sobre la izquierda española desordenándola. Urdaneta, quien había continuado su avance, dispuso cargar a la bayoneta, rompiendo el centro enemigo. Cajigal trató de contener el avance dando el Granada, pero éste, atacado por Bermúdez y Valdez, retrocedió, mientras la caballería realista y la infantería de la derecha huían. Urdaneta empujó la persecución hasta la sabana de Taguanes, donde se detuvo, pues sólo habíanle seguido Montilla, Jugo y unos cuantos oficiales. De Tinaquillo, ordenó Bolívar que Urdaneta siguiese en persecución de Cajigal. Mientras él regresaba a Valencia.

Siguió el Mayor General, la vía de Barquisimeto, hacia donde suponían había huido el General español. En San Carlos dejó al Comandante Rodríguez para asegurar sus comunicaciones con Bolívar y con 600 hombres continuó a Barquisimeto y las partidas realistas. Regresó luego a Barquisimeto y salió la pérdida de la primera acción de Barquisimeto", como la población sufría por las crueldades realistas prefería perecer junto con las tropas, pero causando a éstas peligros y retardos de toda clase.

En Araure le llegaron las fatales noticias de la derrota de La Puerta, con la retirada de Bolívar a Caracas y el avance de Boves. Estas le decidieron volver a San Carlos en busca de información y de órdenes. Combatiendo algunas guerrillas avanzó hasta Camoruco donde impuso a la emigración marcharse por el camino empleado por Urdaneta en el otro sitio, mientras con su pequeña fuerza tomaba el camino real. Rechazado todo intento realista, entró en la ciudad donde se le reunió la emigración.

La situación era gravísima.

En la imposibilidad de permanecer allí o de ser útiles en Valencia (que se sabía sitiada), resolvió Urdaneta, no sin oír las opiniones en una junta de guerra, retirarse hacia El Tocuyo, "donde tendrían la ventaja de no haber enemigos a la espalda, pues que Trujillo permanecía tranquilo".

Al sufrimiento moral ocasionado por las noticias, por abandonar el centro, separarse de Bolívar cuya suerte no se conocía, añadíanse graves problemas materiales: poca gente (Rodríguez había sido llamado a Valencia), pocas municiones y pocos víveres, la emigración. Con ésta toda marcha rápida para evitar el enganche con los realistas se imposibilitaba. Tomó, pues, Urdaneta, la responsabilidad de dejarla en San Carlos donde podría esperar alguna clemencia. Los hombres marcharían con él; "mujeres y niños quedarían bajo la protección del Todopoderoso".

Apunta Urdaneta en sus memorias que tres mujeres, vestidas de hombre se metieron en las filas. "Estas fueron Josefa Camejo, cuyo marido estaba allí; la hermana de los Capitanes Canelones y la mujer de un tal Valbuena, llamada Josefa Tinoco: siguieron hasta el reino". Púsose en marcha hacia Trujillo (de donde se había movido hacia adelante el jefe patriota Meza), utilizando los bosques, pues el realista Ramos que trataba de impedirle el paso sólo tenía caballería; en los alrededores de Camoruco tuvo la alegría de reunirse con Meza; pasaron el río en Paso de Cojedes y al siguiente día llegaron a Cabudare. Ceballos no quiso combatir a los patriotas y se retiró a Bobare. Pudo entrar Urdaneta a Barquisimeto sin combatir. Siguió a Cerritos Blancos y luego a Quíbor y a El Tocuyo, donde la columna (1.000) hombres), descansó.

En El Tocuyo se le reunieron las tropas del Comandante José María Rodríguez, aquel quien llamado de San Carlos a Valencia había atendido a la orden y con su impedimenta marchado, dispuesto a entrar en la ciudad. Impedido por los ataques realistas, se retiró por Nirgua, San Felipe y Barquisimeto, no sin combatir incesantemente. Rodríguez había muerto peleando el día anterior y el mando lo tenía el Comandante Vicente Landaeta, traía 46 hombres!€¦ Supo así Urdaneta, los desastres, la retirada a Oriente, la pérdida de Valencia€¦ Ya sin ninguna esperanza, determinó marchar a la Nueva Granada. Llegó a Trujillo, desde la cual, el 27 de julio de 1814 escribió al Presidente del Congreso Supremo de la Nueva Granada explicándole la situación y sus intenciones.

De Trujillo pasó a Mérida, allí aumentó sus tropas con las pocas provenientes de Barinas; en ellas venía el Capitán José Antonio Páez. Sostuvo con varia fortuna algunos encuentros. La presión de Calzada lo obligó a marchar hacia Cúcuta con una "inmensa emigración". Esta llegó al Rosario de Cúcuta el 27 de septiembre. Urdaneta con el ejército había quedado en Táriba. En San Antonio ordenó la marcha a Casanare de los oficiales que encuadrarían el ejército a formarse.

Urdaneta ya a las órdenes del Gobierno granadino, marchó a Cundinamarca. En tanto Bolívar había llegado a la Nueva Granada y el 27 de noviembre de 1814 escribió a Urdaneta notificándole haber sido nombrado General en Jefe de todas las fuerzas y ordenándole marcharse hacia la capital. Las tropas cuando supieron las noticias de Bolívar se movieron sin órdenes hacia Pamplona donde se encontraba el Libertador. Urdaneta tuvo que aceptar aquella singular iniciativa y marchó luego hacia la ciudad donde se abrazó con Bolívar. Este, en la tarde, agradeció a las tropas la demostración hecha, pero les recordó la necesidad de ser fieles a la disciplina. Al día siguiente siguieron a Tunja. De aquí, abrieron operaciones sobre Bogotá, la cual tomaron el 12 de diciembre; sometiéndose los alzados al Gobierno Central. El 5 de enero de 1815, Urdaneta asciende a General de División.

Destinado a cubrir las fronteras en la zona de Cúcuta, en esas funciones permanece hasta la llegada de Morillo, cuando es enviado a Casanare (marzo de 1816).

En Casanare luego del efímero mando de Santander, todas las voluntades se reúnen alrededor de Páez. A su lado Urdaneta combate en el Yagual, a donde llevó la vanguardia y combatió con eficacia y grande valentía, tantas como para merecer elogios de Páez.

Urdaneta hace la vida del llanero y con tres escuadrones de ellos desde San Fernando, mandó un reconocimiento exitoso sobre Barinas. Cumplida esta misión resolvió Urdaneta ir a reunirse con Bolívar de quien decíase estaba en Barcelona. Motivos de muy diversa índole aconsejaban a Urdaneta la partida. Su grado de General de Division; el haber sido propuesto el inicio de la campaña para Jefe del Ejército; las intrigas y envidias y hasta un atentado cometido por algunos soldados, del cual salió bien gracias a la oportuna ayuda de Aramendi y muy especialmente su deseo de ponerse a las órdenes de Bolívar.

Viajó por el Meta, el Orinoco y la Guayana hasta Caicara y de allí pasó al "pueblecito de Caura"; donde se reunió con Arismendi quien regresaba a Barcelona. Atravesaron el Orinoco, llegando a San Diego de Cabrutica donde se reunieron con Zaraza quien los llevó hasta el hato de Punche; allí se encontraron con Mariño. Este enviaba un rebaño de trescientas reses a Barcelona, cosa que aprovecharon Urdaneta y sus Oficiales así como algunos "desterrados" provenientes de las filas de Piar. Urdaneta, por haberse negado a seguir viaje el Comandante Sotillo, se encargó con sus oficiales de llevar el ganado. Finalmente pudo entrar a Barcelona con cien reses. Reunido con Bolívar, apoyó el proyecto de éste de salir hacia Guayana.

En El Carito, Mariño le da el mando de una división (mando no asumido), y contra su voluntad y principios se ve envuelto en las intrigas e indisciplina de aquellas fuerzas, donde los jefes se disputaban el mando para desesperación de quienes creían que la Patria debía pasar primero. Las noticias difundidas de que Bolívar había sido asesinado, movieron a Justo Briceño (éste en Bogotá recibiría en su casa a Santander en aquel famoso setiembre!) y al Coronel Salcedo, a entrar en la casa de Urdaneta para sacar de ella al Comandante Rafael Jugo (de quien se decía había organizado el asesinato de Bolívar) y matarlo. Se opuso el General diciendo que en todo caso debían matarlo también a él€¦

Urdaneta expuso el peligro de abandonar a Freites e instó a marchar en su ayuda. Nada pudo convencerlos. Sólo, ya cuando el ejército se deshacía, por las intrigas, consiente Mariño en darle un batallón y Monagas 200 jinetes; pero era tarde, en Aragua de Barcelona encontraron al Teniente Raimundo Freites y a unos pocos, quienes resultaron ser los únicos escapados a las bayonetas españolas. En Santa Ana, Urdaneta siguió con unos 12 soldados hacia San Francisco (de Cumanacoa) mientras Mariño marchaba sobre Cumaná. En aquel pueblo, Antonio José de Sucre le entrega dos batallones y Urdaneta lo emplea cual Jefe de Estado Mayor. Desconoce Urdaneta los acuerdos de Cariaco y pudo convencer a la mayoría de los oficiales de seguirlo hacia el Orinoco para reunirse con Bolívar.

Mariño intentó convencer a Urdaneta para lo cual lo buscó en Guanaguana, pero Urdaneta lo rechazó y continuó viaje a Maturín hacia donde había dirigido a los Oficiales.

Pasó el Orinoco más abajo de Angostura y pasado el río "la primera persona que Urdaneta encontró fue el General Piar ya sin mando". Cruzose así el corazón tranquilo de Urdaneta quien por Bolívar había padecido los mayores sufrimientos, los fríos y los calores y las maquinaciones de la envidia, con aquel Jefe ilustre ya roído por la enemistad y azuzado por la ambición. Esta no le dejaba ver la realidad, sus limitaciones, el peligro para el país. En fin, estaba renunciando a lo que era: General en Jefe, tras la sombra de un imposible mando civil y militar.

Reuniose Urdaneta con Bermúdez y pudo entrar con las tropas victoriosas a la ciudad abandonada. La actitud de Piar impuso a Bolívar el empleo de medidas destinadas a reforzar su autoridad y la disciplina; entre ellas se dio a Urdaneta el mando de la división "Piar", en Guayana la vieja. Luego fue enviado al Apure y al Arauca para llevar instrucciones a Páez.

Volvió a Angostura y en el pueblo de La Piedra, encontró al Libertador, quien le ordenó continuase viaje y regresara inmediatamente. Asiste a la junta de San Pablo cerca de Ortiz, donde opinó porque se consolidase la posesión de los llanos. Prevaleció la de seguir a los Valles de Aragua. Fue nombrado por Bolívar, en La Victoria, Gobernador de la Provincia de Caracas.

Supo de la derrota de La Cabrera (14 de marzo de 1818), la cual comunicó a Bolívar en El Consejo. Hace la retirada, no sin expresar al Libertador sus temores de pérdida del Ejército y de que mejor era arriesgar batalla. Al pasar la Quebrada de Semen las tropas fueron dispuestas en una planicie de buen tamaño; a poco llegó el enemigo y el 16 de marzo de 1818 se combate encarnizadamente, la ventaja era de los patriotas, pues herido Morillo no podía ejercer el mando y sus tropas empezaban a retroceder, los patriotas persiguiéndolos se desordenaron. Un cuerpo fresco realista (tropas de Calzada) alcanzó en ese momento el campo de batalla, se lanzó sobre los patriotas y permitió rehacerse a los que ya huían. "La explosión de unos cajones de pólvora" determinó un pánico en la caballería patriota y la batalla se perdió. Salvose gran parte de las tropas pero quedó dispersa.

Urdaneta pasó de los llanos del Guárico a San Fernando y de allí fue enviado a Cumaná donde medió en las disputas de Mariño y Bermúdez.

Más tarde fue encargado de la Jefatura del Estado Mayor. En tal calidad marchó con Bolívar al Apure. Fue de los Diputados al Congreso. Luego con el debido permiso, fue enviado a Margarita a encargarse de los voluntarios extranjeros.

Allí debió desempeñarse entre los obstáculos opuestos por Arismendi y Gómez a la salida de tropas y a las desmedidas peticiones de los legionarios. Llegose al extremo de tener que ordenar la prisión de Arismendi y su remisión a Angostura. Pero todas las medidas tomadas no fueron suficientes para reunir las tropas a tiempo para la proyectada expedición de Bolívar.

De Margarita pasó con 500 hombres a Barcelona, en donde los ingleses e emborracharon y sólo Urdaneta con unos 150 alemanes y unos cuantos criollos pudo imponer el orden. Decidió reembarcarse y fue hasta el Puerto de Bordones donde se le unió el Coronel Montes y efectuaron algunas intentonas contra las fortificaciones de Cumaná. De allí marchó a Maturín, donde se enteró de la Vice-Presidencia de Arismendi y entregó sus tropas a Mariño. Pasó en seguida a Guayana, y siguió por el río en el cual se cruzó con Bolívar victorioso.

El Libertador al saberlo le envió el nombramiento de Jefe de "La Guardia" (8 de setiembre de 1819)

Urdaneta recibe instrucciones de operar sobre Maracaibo para lo cual el 1º de enero de 1820 pasó al Arauca, siguió por la Cordillera y marchó por Chita hacia Pamplona. Cerca de Cúcuta encontró en retirada a las tropas adelantadas hacia San Cristóbal y supo que La Torre estaba en los alrededores de La Grita.

Reunió esas fuerzas y marchó contra los españoles a quienes empujó hasta el otro lado del Chama. Llegado Bolívar a San Cristóbal, le ordenó observarse a La Torre y sostuviese la línea San Cristóbal, Táriba, Lobatera.

Comisionado por Bolívar para buscar parque en Achaguas (3.000 fusiles, etc.), desempeñó la comisión, regresando además con dos batallones. Los meses siguientes los pasó reforzando sus tropas.

Tomó parte en la negociaciones previas al armisticio. Tuvo la suerte de recuperar para Venezuela la Provincia de Maracaibo, la cual con su Jefe, el venezolano Don Francisco Delgado se pronunció por los patriotas. Roto el armisticio, fue enviado a organizar una división en Maracaibo, para actuar sobre Coro y concurrir a la concentración que el Libertador encaraba efectuar en San Carlos para dar batalla decisiva.

Al efecto marchó de Maracaibo el 1º de mayo de 1821; pasó el Lago, destruyó a los realistas de Camarigure y de San Félix. Siguió sobre Coro por Casigua. Alcanzó Mitare el 9 de mayo. A Coro el 11. El 25 recibió instrucciones del Libertador fechadas en Barinas el 14 de mayo, donde se le decía buscara la reunión por Guanare o si los realistas se interponía, se juntase con Cruz Carrillo y efectuase las operaciones que creyese convenientes.

Urdaneta se movió sobre Carora el 28 de mayo. Antes había nombrado al Coronel Escalona (quien después de siete años de esconderse en Caracas, con el armisticio pudo salir a Curazao y llegar a Coro), Gobernador de la Provincia. En El Pedregal incorporó al Batallón "Rifles" y llegó el 13 de junio a Barquisimeto. El 16 de junio de 1821, la división (2.000) se reunió en San Carlos. Pero su Jefe, en Carora debió darle el mando al Coronel Rangel. Parte del itinerario lo había recorrido Urdaneta sufriendo los más grandes dolores. Sobrepúsose, pues quería y con razón, cumplir las órdenes del Libertador de la manera más satisfactoria, pero en Carora se le hizo imposible continuar la marcha (había recorrido unos 400 kms.) cuyo total sería, hasta San Carlos, 590 kilómetros. Las tropas que efectuaron esta marcha, la iniciaron con todo lo necesario a la pobreza y hostilidad de la zona que deberían atravesar. Además, los batallones salieron completos, bien instruidos y vestidos. Con una reserva de raciones y vestuario. Llevó también 50.000 tiros fuera de dotación y 12.000 piedras de chispa.

La fuerza llevada por Urdaneta muestra su capacidad administrativa, sus dotes de organización y el éxito de la marcha su capacidad de Jefe. No pudo asistir a la Segunda de Carabobo; pero sus servicios habían sido tan eminentes que Bolívar el 6 de junio de 1821 pidió su ascenso a General en Jefe.

Se le autorizó a tomar de las cajas todo lo necesario a su curación y sin esperar a que lo estuviere se le dio el mando de la frontera de Cúcuta y luego el de la expedición que se pensaba enviar a Panamá. Nombrósele luego Gobernador de Cundinamarca.

En setiembre de 1822 fue enviado de nuevo a Cúcuta, pues Morales actuaba sobre Maracaibo.

En 1823, fue electo Senador por su provincia natal y ocupó la Presidencia del Senado de Colombia. No satisfecho con estos servicios, pidió al Libertador se le destinase al Ejército del Sur lo cual no le fue concedido, pues la República lo necesitaba más en el cargo que desempeñaba. El año 1824, fue nombrado intendente del Zulia, donde ejerció un mando ejemplar y progresista.

Conocedor de las intrigas contra el Libertador y su obra, toma posición, no distinta de la que siempre tuvo. Lealtad y franqueza distinguen no sólo su conducta, sino su correspondencia. A Páez reprocha su olvido de los intereses de la Patria. A Bolívar previene de las ambiciones de Santander.

El año de 1928 desempeña la Secretaría de Guerra y le toca presidir el Tribunal que debió juzgar a los asesinos de setiembre.

En la sentencia contra Santander decía: "Que como ciudadano de Colombia y mucho más como General de la República no sólo ha cumplido con sus primeros deberes de haber impedido la conspiración y asesino premeditado contra el Jefe Supremo de la Nación, sino que se tramaba el horrendo designio de asesinar en Soacha al Libertador"€¦ "En esta virtud se declara que el General Francisco de Paula Santander, se halla incurso en la calificación que comprende el segundo inciso del artículo 4 de este último decreto a la pena de muerte y confiscación de bienes a favor del Estado, previa degradación de su empleo, conforme a Ordenanza, consultándose esta sentencia para su aprobación y reforma con S.E. el Libertador Presidente".

Urdaneta actuó cargando "con cuanto de odioso tienen las dos conspiraciones, creyendo que un ejemplar castigo daría la paz a Colombia"€¦ "Más, todo ha sido vano y mi trabajo se ha perdido; se han fusilado cuatro miserables"€¦

Urdaneta creyó en la culpabilidad de Santander y no fue partidario del indulto, pues vio en él la ruina de Colombia. Ya en el año 1830 se esfuerza en conservar la unidad de la República. Pero temeroso de la guerra civil recomendó al Libertador, en Fucha, que antes de irse, decretarse la separación. Pero el Libertador, resolvió dejar dicho asunto al Congreso. !Pasó entonces Urdaneta como sospechoso!.

La reacción contra los amigos de Bolívar no perdonaría a Urdaneta su lealtad y desvelos. Renunció por ello a la Comandancia de Armas y salió con su familia. Las revueltas sucedidas lo llevaron a proponer se llamase a Bolívar, pero sólo con carácter de General. Pero la renuncia de Mosquera y el deseo de los vecinos de Bogotá y de las tropas le encargaron del Gobierno y de que llamase al Libertador.

Muerto Bolívar, Urdaneta propuso se convocase al pueblo para decidir sobre el Gobierno y renunció al mando. Celebró en Apulo una entrevista con el vicepresidente Caicedo y firmaron un acuerdo. Allí mismo pidió Urdaneta pasaporte. Escaparía al asesinato milagrosamente. Dirigiose a Santa Marta.

Venezuela le cerraría sus puertas. Mucho más tarde, después de haber perdido sus pocos dineros en el exilio, se le permitiría vivir en la provincia de Coro. Allí tuvo la satisfacción de que se le eligiese representante al Congreso. Fue Ministro en el Gabinete de Soublette. Cumpliría comisión en Angostura a la muerte de Heres y finalmente, enviado a España como representante de la República, para las ratificaciones del Tratado de Paz y se enferma gravemente de un cálculo renal y moriría en París el 23 de agosto de 1845, rogándole a sus hijos que devolvieran los viáticos que le fueron dados por no haber cumplido cabalmente su misión.

Urdaneta fue el General que con excepción de Bolívar recorrió más el territorio nacional, con las armas de la República.

Era enemigo de la anarquía y veía con horror los caminos seguidos por quienes desmembraron a Colombia.

Como Jefe militar es muy completo: sereno en el fuego. Con sus dotes de táctica y de estrategia que se pueden apreciar en sus campañas y combates.

Es sobre todo, un hombre de principios y de firmes resoluciones.

Para la historia militar, la marcha hacia San Carlos cuando la preparación del segundo Carabobo; la retirada hacia la frontera el año 14 y los consejos en la campaña de 1818 justifican los laureles y el Generalato en Jefe.

Algunos historiadores han criticado la actuación de Urdaneta el año de 1830. Parecen olvidar algo casi excepcional en la época: el Presidente de Colombia encontró, para ella y para él, una solución posible según la Ley.

En fin, Urdaneta es una de las más interesantes y grandes figuras de nuestra historia. Y fue de los pocos, capaces de comprender el valor histórico real de la concepción bolivariana.

 

 

 

 

 

Autor:

Andreina Urdaneta

Partes: 1, 2
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