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Conocimiento psicológico y práctica educativa (página 2)


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Álvarez y Uría en su "Arqueología de la escuela" me hacen pensar en los comienzos de ésta. Allí nos muestran que la escolarización comenzó con el objetivo de cristianizar a los niños pues su incipiente socialización y débil concepción biológica los convertía en objetos de inculcación y moralización, a través de la doctrina cristiana y virtuosas costumbres. También se veía que los hijos de los pobres eran objeto de paternal protección ejercida a través de instituciones caritativas y benéficas donde serán recogidos y adoctrinados. Así se unificó la acción educativa de la familia cristiana con la acción educativa institucional. En nuestra institución ante la ausencia de familia educadora, el colegio se hace cargo de esa misión. "Los pequeños de clases pudientes se verán así sometidos a dos tutelas, la de la familia y la del colegio, ejercidas por su propio bien. Para los pobres una les basta, las instituciones de caridad"[3] y en una nota al pie: "las niñas, respondiendo a la imagen modélica forjada para ellas por los reformadores, deberán recibir una educación doméstica. Aparecen sin embargo pronto algunas órdenes religiosas para su enseñanza: ursulinas, hermanas de la caridad, y otras que se preocupan de la asistencia a huérfanas y expósitas".[4]

Siguiendo esta antigua concepción, este espacio escolar ordenado y reglamentado tratará de inculcarles que el tiempo es oro y el trabajo disciplina para ser mujeres de principios y provecho. Para estas niñas pobres la cultura que se pone en cuestión es la socialización, sus valores culturales e identidad como grupo social. No solamente su instrucción promueve la industria, sino que mejora las costumbres de toda la sociedad y consolida las instituciones (estado) pues con el saber como bien guiará a la clase trabajadora a robustecer y mejorar la tranquilidad social.[5] Esta idea no muy lejana a lo que las instituciones educativas presentan hoy como producto final: un trabajador medianamente capacitado para las necesidades del mercado, que encaje en una sociedad consumista y cuyo producto vaya variando con el tiempo según la complejidad social. La obtención de un título de egresado que acredite la tenencia de los conocimientos, permite el funcionamiento dentro del mercado laboral competitivo, crea en el educando otra presión agregada a las que ya trae desde el ámbito privado- familiar.

La institución adopta pautas de escolarización, ampliando las que ya brindaba, volviéndose sinónimo de institución educativa y subordinando las otras prácticas que se realizaban (catequesis y capacitación laboral). Aquí se conserva la concepción de que es una caja preservadora de lo positivo ante los ataques del exterior negativo; y como espacio educativo total o sea la condición de ser una institución donde la totalidad de los hechos que se desarrollan son educativos, cuyos saberes deben ser expandidos y difundidos. Pero no sólo de ideas, conocimientos, destrezas y capacidades formales, sino la formación de disposiciones, actitudes, intereses, y pautas de comportamiento que se adecuen a las posibilidades y exigencias de los puestos de trabajo y de su forma de organización en instituciones, empresas, administraciones, pymes, etc. que será desarrollado al tratar la socialización.

Buscando la Educabilidad.

¿No será mucho para este grupo característico de alumnas?

Desde el punto de vista social ellas viven una condición crítica (Baquero) y las convierte esta situación en diversas (imposibilidad de incluirse dentro de la escolaridad común – de hecho viven en el colegio-no están dentro de los cánones normales de la acción educativa), por no ser parte de la homogeneidad necesaria en el colectivo de educandos. Se encuentran en la frontera entre los incluidos y excluidos pues resulta difícil una educabilidad posible; entendiéndose por ésta la delimitación de las condiciones, alcances y límites que posee potencialmente la acción educativa para sujetos definidos en situaciones definidas, relacionándose con ellos a través de la práctica educativa.

Esta alteridad frente a lo homogéneo lleva a plantearse otras metas que busquen asegurar el acceso a las prácticas, los valores y los saberes para evitar el fracaso escolar y no tener la desconfianza de su educabilidad o sea la capacidad de ser educadas. En esta realidad colectiva las prácticas educativas estimulan sistemas competitivos, los promedios, los trabajos grupales, las prácticas cooperativas, la disciplina consensuada, que genera mayor acento en la diversidad.

Antiguamente si el niño fracasaba se debía a que era incapaz de asimilar los conocimientos y hábitos tan distantes de los de su entorno, por lo tanto la culpa es sólo suya y a veces significaba derivarlo a escuelas especiales. Luego con el positivismo, la no adquisición de éstos estaba determinada por su raza, sus genes, su anatomía o su grado de evolución; así se podía establecer desde un comienzo quienes triunfarían y quienes fracasarían. Entonces los individuos con problemas de conductas eran inadaptados al medio, considerados enfermos y en un grado menor en la escala evolutiva.

Los docentes eran los que favorecían estas diferencias para gobernar y rompían los lazos de compañerismo, amistad y solidaridad, inculcando competitividad, comparando, mostrando rivalidad de las notas, separando entre buenos y malos alumnos. Esto otorgó al docente el privilegio de ser el dador de la enseñanza (proceso de distribución intencional de saberes) y controlador del aprendizaje (proceso individual de incorporación de los saberes). Así el alumno queda para siempre tratado como el que no porta nada, el que nunca igualará al docente portador del conocimiento, será el menor respecto a él. La continua degradación hacia el subordinado llevan a los dichos: "el alumno no estudia, no lee, no sabe nada"

La escuela, bajo la premisa de un alumno ideal, normal, sano, ve un porcentaje; no estar dentro de ese porcentaje requiere una gestión distinta de la práctica escolar común buscando una práctica diferenciada y muchas veces implicando una segregación o violencia particular en la persecución de los logros relativamente homogéneos que sustentan el proyecto escolar.

La homogeneidad del alumnado lleva a la búsqueda de resultados homogéneos, con métodos poco variables; pero aún los agrupados con características especiales (cualquiera sea) poseerán alumnos con diferencias entre sí, que pueden o no afectar la educabilidad del grupo o de algunos. No debe perderse de vista las singularidades y preservar la identidad de los alumnos en el afán de presentar estrategias de enseñanzas comunes y únicas.

La educabilidad de los alumnos es un efecto de la relación de las características subjetivas y su historia de desarrollo con las propiedades de una situación. Estas propiedades explican el desempeño actual y contienen claves sobre el desarrollo posible.

Baquero relaciona educabilidad con la definición de Comenio "enseñar todo a todos". Para él la educación es universal, para grupos homogéneos, respetando un tiempo y un espacio específicos, con un método único de enseñanza, y donde el fracaso escolar se debe a la crianza o al método ineficaz; para Baquero, en cambio, se debe a que estas características no permiten descubrir a los sujetos no educables, no deja ver la diversidad con la que nos encontramos en la práctica y mucho menos trabajar para ellos. También lo relaciona con la "zona de desarrollo próximo" de Vigotsky; esto es la distancia que existe entre el nivel real de desarrollo con el nivel de desarrollo potencial, donde el aprendizaje es influenciado por la historia previa del hogar y los niveles evolutivos que en él participan. Así existen un nivel real del desarrollo de las funciones mentales ya maduras que capacita para resolver independientemente un problema y un nivel potencial donde las funciones logran su madurez con el debido acompañamiento en un mañana próximo (tarea que le atañe al docente, adulto o compañero más capaz).

Este concepto sirve a Baquero para explicar la importancia de que los educadores y psicólogos comprendan el curso interno del desarrollo y trazar el futuro inmediato del niño y poder predecir los desarrollos y aprendizajes, comprender las situaciones que explican el desempeño actual y descubrir las claves sobre el desarrollo posible; o sea la educabilidad vista desde la relación de las características subjetivas y su historia de desarrollo en una situación especial. La internalización como el proceso de formación del propio plano interior, de la propia interioridad cuando el niño está en interacción con las personas de su entorno y en cooperación con algún semejante convirtiéndose en parte de sus logros evolutivos.

Por consiguiente las actividades intersubjetivas colaboran en la producción del desarrollo y consecuentemente una revisión de la educabilidad del sujeto y del fracaso escolar, y llama a legitimar las prácticas docentes especialmente ante la propia subjetividad, más allá de los contenidos culturales concretos.

Aunque sólo es parte del problema, se debe reconocer que las prácticas educativas ignoran a los sujetos y sus diferencias, se está poco atento a pensar estas diferencias como algo a respetar y promover. Se ve casi utópico que se pueda generar un espacio educativo que lleve al acceso a saberes y prácticas que pensamos indispensables respetando y/o promoviendo la expresión y construcción de singularidades.

La socialización.

La escuela cumple la función de socialización, el proceso de educación es además el proceso que las nuevas generaciones llevan a cabo para adquirir las conquistas sociales.

Las células de educación primaria (familia, grupo de iguales, grupos de trabajo) son ineficaces e insuficientes en los procesos de socialización a las nuevas generaciones, pues la misma sociedad es cada día más compleja por la diversidad de funciones, tareas y estructuras. Para ello surge la escuela, para preparar a las nuevas generaciones al mundo del trabajo y la vida pública atendiendo y canalizando este proceso para garantizar la reproducción social y cultural.

La escuela es quien induce a los alumnos las ideas, conocimientos, representaciones, disposiciones, y modos de conducta que requiere la sociedad adulta, así contribuye a la interiorización de valores y normas de la comunidad para que el alumno ejerza su autocontrol y pertenezca al complejo y conflictivo grupo social.

En el proceso de socialización hay dos objetivos explícitos:

  • 1. preparar a los alumnos para su incorporación futura en el mundo trabajo. del Difícil tarea para insertarlos en una sociedad donde hay diferentes puestos de trabajos autónomos y asalariados que impera el desarrollo económico cambiando las características de dicho mercado. La escuela homogénea en su estructura y forma de funcionar difícilmente puede provocar el desarrollo de ideas, actitudes y pautas de comportamiento diferenciadas como satisfacer las exigencias del mundo del trabajo asalariado y autónomo.

  • 2. formar a los ciudadanos para la intervención de la vida pública, prepararlos para incorporarse a la vida adulta manteniendo la dinámica y el equilibrio en las instituciones y normas de convivencia sociales. La escuela asume también preparar para el mundo de la economía dominado por la oferta y la demanda, las jerarquías laborales, y las diferencias individuales y grupales, aunque todos los individuos por derecho son iguales ente la ley y las instituciones. Debe provocar el desarrollo de conocimientos ideas, actitudes y pautas de comportamiento que permitan su incorporación al mundo civil con sus libertades y responsabilidades y que difieren de la realidad sumisa del mundo laboral.

"la escuela transmite y consolida una ideología cuyos valores son el individualismo, la competitividad, y la insolidaridad, la igualdad formal de oportunidades y la desigualdad natural de resultados en función de capacidades y esfuerzos individuales. Se asume la idea de que la escuela es igual para todos, y de que por tanto cada uno llega a donde le permiten sus capacidades y su trabajo personal. Se impone la ideología aparentemente contradictoria del individualismo y el conformismo social" (Goodman, 1989 Green, 1990) de Pérez Gómez.

Las interacciones sociales de todo tipo que se dan en la institución educativa colaboran en la asimilación de contenidos curriculares y de sociabilización; mientras los contenidos pasan y se olvidan, las estrategias, normas y valores de interacción social que se adquieren en la vida académica y personal van configurando representaciones y pautas de conducta que sigue más allá del marco de la escuela. La socialización escolar que prepara para el mundo del trabajo, hace poco compatible con las demandas de las esferas políticas, el consumo y la familia.

Dentro del aula se vive un escenario lleno de interacciones donde se intercambian ideas, valores e intereses diferentes y a veces enfrentados. En ella siempre debe existir la negociación, incluso en las que reina una aparente disciplina y orden impuestos por el docente.

Las diferencias sociales se acentúan en las escuelas homogeneizadoras transformándolas en diferencias individuales. La igualdad de oportunidades y la ideología de la competitividad, la discriminación y diferenciación son consecuencias del diferente grado de dificultad que tiene para cada grupo social el acceso a la cultura académica, quienes aceptarán y asumirán de manera natural.

Par Baquero la escuela es la encargada de la subjetivación y para la visión social de Pérez Gómez es la encargada de la humanización entendida como condición de supervivencia y enriquecimiento de la condición humana. Resumiendo el pensamiento de ambos, la educabilidad para Comenio es la capacidad de ser educados en ambas. Ambas son elementos constitutivos de la personalidad individual y poco tiene que ver con la universalidad y homogeneidad.

La socialización escolar en definitiva, a mi entender, colabora con esta homogeneización en algunos campos pero hace resaltar la diversidad entregando a la sociedad sujetos con criterio e ideologías propias fundamentadas en las de la institución a la que asistió.

CONCLUSIÓN.

La historia institucional, como generadora de múltiples relaciones, que posee un presente significativo con colaboración del pasado relatado por sus actores, influye en la concepción de los sujetos intervinientes. Así creo que la institución particular a la que me refiero, sin buscarlo siquiera, con su propia historia resignifica a los sujetos que allí se encuentran en el intercambio educativo (alumnos, docentes, celadores, directivos, personal de mantenimiento, porteros, etc.) La idea fundacional brevemente descripta, el carisma de las hermanas, hasta la estructura edilicia, el barrio mismo, llevan a ver no sólo en las pupilas a alumnos distintos que necesitan una educación diferenciada que contemple sus necesidades de socialización, integración, subjetivación y acreditación de saberes para lograr la educabilidad que se merecen. Tal vez las mismas niñas en otra institución con características distintas pasen desapercibidas en el torbellino diario, aquí con el sólo hecho de mencionarlas como pupilas quedan catalogadas y forman parte de la diversidad.

No me explayaré sobre si su rendimiento académico es bueno, regular o malo pero sí intentaré expresar qué tareas con respecto al currículum podrían tenerse en cuenta para mejorar su situación. Ya que su educabilidad no depende como quedó demostrado de la capacidad de las niñas sino de las condiciones y situaciones de la que son parte en el acto de educar.

La diversidad que presenta el alumnado que refleja un desarrollo cognitivo, afectivo y social evidentemente desigual en virtud de la cantidad y calidad de sus experiencias no merece un tratamiento uniforme pues consagra la desigualdad e injusticia de su orden social. La escuela debe intentar un modelo didáctico flexible y plural que permita atender las diferencias de origen para que el acceso a la cultura sea acorde a las capacidades iniciales de los que están lejos de los códigos y características de esta cultura pública. La creación de un currículum común pero flexible, diverso y organizado resulta difícil pero no imposible. Según Pérez, la uniformidad de los currículum favorece a los que no necesitan de la escuela para el desarrollo de la socialización pues pueden adquirirlo dentro de su ambiente espontáneamente.

Para las niñas que poseen una cultura tan distinta a la que se brinda en las aulas, el trato de igualdad ratifica un retraso inmediato y un fracaso anunciado a mediano plazo pues sus códigos de comunicación e intercambio son distintos a los que requiere la escuela y manifiestan deficiencias e incapacidades no alcanzando el nivel académico y sin disponer del apoyo familiar que contenga y colabore poniendo expectativas sociales y laborales.

La igualdad de oportunidades no es un objetivo institucional pero bajar la desigualdad y preparar a las niñas para la lucha cotidiana y enseñarles a defenderse en las mejores condiciones posibles en el ámbito social, buscando desarrollar al máximo las indefinidas posibilidades que presenta cada una es un desafío institucional.

Encontrar el equilibrio entre el currículum y la estrategia didáctica de la diversidad implica un mayor esfuerzo que involucra toda la institución y en la que la formación profesional del docente debe garantizar este trabajo con cada alumno desde su situación real y no desde el nivel homogéneo de la supuesta mayoría de cada grupo de clase.

Por eso el título elegido para el trabajo, ya que sin amor no se lograría jamás el esfuerzo acá mencionado; sin vocación de servicio no hay especialización que soporte el trajín diario y el desgaste psicofísico que la tarea docente en general conlleva. Luego solo queda el agradecimiento amoroso.

Bibliografía

  • 1. Nicastro, Sandra. La historia institucional y el director de la escuela. Paidós. Bs.As.

  • 2. Hijas de la Caridad- Amor afectivo y efectivo. Revista aniversario. 1987

  • 3. Varela J. y Álvarez Uría F. (1941) Arqueología de la escuela- La Piqueta. Madrid

  • 4. Baquero. en AA/VV Cuaderno de pedagogía. Laborde Editor. Rosario 2005. Cáp. 5

  • 5. Frigerio, G. Poggi, M. Tiramonti, M. – las instituciones educativas, cara y ceca. Elementos para su comprensión. Cáp. 2 y 3

  • 6. Vigotsky L. El desarrollo de los procesos psicológicos superiores Cáp. 6

  • 7. Pérez Gómez, A. comprender y transformar la enseñanza- Cáp.1

edu.red

 

 

 

 

Autor:

Angélica Isabel Díaz Díaz Maidana

Profesora: Natalia del Compare

14 de noviembre de 2006

[1] Fundador de la congregación de las Hijas de la Caridad.(1581-1652) adaptación de su testamento espiritual.

[2] Nicastro S. op. Cit

[3] Bibliografía 3 Op. Cit pág. 22

[4] Bibliografía 3 Op. Cit. Pág. 23- nota al pie

[5] Álvaro Flórez Estrada. Explica sobre rentabilidad de la escuela- De Álvarez y Uría. ob.cit. pág. 46

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