Tuberculosis Profilaxis, Diagnóstico, Tratamiento y Prevención (página 3)
Enviado por Nery de la Noval Estévez
Las recomendaciones del Centro de Control de Enfermedades (CDC) de los EE.UU., aceptadas por otros grupos internacionales y nacionales, propugnan la utilización de todos los fármacos antituberculosos durante seis meses, administrados al paciente bajo la supervisión del personal sanitario (Iribarren et al, 1993).
6.1.6- Seguimiento Del Tratamiento
Los enfermos con tuberculosis que no presenten complicaciones en su evolución, ni problemas de tratamiento o indicación de aislamiento respiratorio, deben ser tratados en atención primaria.
Deben realizarse controles bacteriológicos y clínicos cada mes, hasta el sexto o mientras el paciente tenga expectoración, y después trimestralmente en las pautas de 9 meses o más (Iribarren et al, 1993). Se deben realizar controles radiológicos al inicio y final del tratamiento. Los controles analíticos deben hacerse en la primera fase, así como en función de presencia de síntomas achacables a los fármacos o en presencia de riesgo hepático. El médico responsable debe realizar también controles para comprobar el cumplimiento del tratamiento por parte del paciente (Iribarren et al, 1993).
Una vez finalizado el tratamiento se recomienda clasificar la evolución de la tuberculosis pulmonar de acuerdo a los criterios de clasificación de casos expresados anteriormente.
6.2- Embarazo Y Lactancia
La TB sin tratamiento representa un mayor riesgo para la mujer embarazada y para el feto, de lo que supone el tratamiento de la enfermedad (Bass et al, 1995)
A excepción de la Estreptomicina, que debe evitarse durante el embarazo por su potencial ototoxicidad para el feto, no existe contraindicación absoluta durante el embarazo para los demás medicamentos antituberculosos de primera línea: Isoniacida, Rifampicina, Pirazinamida, Etambutol (Iribarren et al, 1993. Por lo que durante la gestación se puede utilizar el mismo esquema terapéutico visto anteriormente en el tratamiento inicial de la tuberculosis (Iribarren et al, 1993).
Los medicamentos antituberculosos pasan en escasa proporción a la leche materna, no estando contraindicada su utilización durante la lactancia (Iribarren et al , 1993).si bien la concentración de medicamentos antituberculosos que se alcanza en la leche materna, no puede considerarse efectiva como tratamiento o profilaxis para el recién nacido (Bass et al, 1995). Debe realizarse quimioprofilaxis con Isoniacida en aquellas embarazadas en las que constituya una indicación absoluta (ver algoritmo), mientras que en los casos en que sea una indicación relativa, la quimioprofilaxis debería posponerse. En las embrazadas tratadas con Isoniacida se recomienda administrar piridoxina para prevenir la neurotoxicidad (Bass et al, 1995).
6.3- Pacientes Pediátricos
El médico de atención primaria debe considerar detenidamente las formas clínicas de esta enfermedad en los niños pequeños, para favorecer un diagnóstico precoz (Vallejo et al, 1994). e identificar la fuente de infección (Sass ,1996)
. En cualquier niño (especialmente si pertenece a un grupo de riesgo) que presente una neumonía inesperada, adenitis cervical, infección o sea o articular, o meningitis aséptica, debería investigarse la reacción de la tuberculina (Mantoux) y realizar una historia epidemiológica detallada para tuberculosis (Vallejo et al, 1994).
El tratamiento de la tuberculosis durante la infancia y adolescencia no difiere del utilizado en adultos; es decir un régimen con Isoniacida, Rifampicina y Pirazinamida diario durante dos meses, seguido de Isoniacida+ Rifampicina durante los cuatro meses restantes es efectivo y bien tolerado en niños con TB pulmonar (Vallejo et al, 1994 y Sass ,1996)
La administración del tratamiento directamente supervisado, dos veces por semana, parece tener una eficacia equivalente en casos en que las condiciones sociales impidan un cumplimiento diario fiable (Vallejo et al, 1994).
Los medicamentos antituberculosos suelen ser mejor tolerados durante la infancia que en edades superiores, si bien es conveniente ajustar la dosis de acuerdo con los valores expresados en la tabla 7. El Etambutol no se recomienda en niños menores de 5 años por la dificultad existente en estos pacientes, para evaluar la posible toxicidad ocular (Iribarren et al, 1993).
DOSIS PEDIATRICAS DE LOS MEDICAMENTOS ANTITUBERCULOSOS
Tabla 7. Modificada de (Sass, 1996)
6.4- Pacientes Con Enfermedad Hepática Crónica
Cuando no existan datos de insuficiencia hepática, y las transaminasas se mantengan por debajo de un valor cinco veces superior al normal, puede iniciarse el tratamiento estándar de la tuberculosis, manteniendo una vigilancia analítica de la función hepática estrecha (Harnes et al, 1999).
Cuando exista un trastorno de la coagulación o los enzimas de citolisis o colestasis estén cinco 22 veces por encima del valor normal, puede utilizarse Isoniacida o Rifampicina + Pirazinamida + Etambutol 2 meses, seguido de Isoniacida o Rifampicina + Etambutol, durante un mínimo de 12 meses; y siempre por lo menos, hasta 6 meses después del último cultivo positivo. En estos pacientes, al realizar la elección entre Isoniacida y Rifampicina debe considerarse que la primera tiene más tendencia a producir citolisis y la segunda colestasis (Harnes et al, 1999).
En los casos en que no se puede utilizar Isoniacida ni Rifampicina, por existir trastornos de la coagulación graves, deben derivarse el paciente a la atención especializada (Harnes et al, 1999).
6.5 -Pacientes Con Insuficiencia Renal
En estos pacientes no se recomienda utilizar la Pirazinamida, por lo tanto, el tratamiento consistirá en Rifampicina + Isoniacida+ Etambutol, durante 2 meses, seguido de Rifampicina + Isoniacida un mínimo de 7 meses más. No es necesario modificar las dosis de Rifampicina e Isoniacida, si bien habrá que ajustar la dosis de Etambutol. Dado que la Isoniacida se elimina por diálisis, en los pacientes hemodializados habrá que repetir la dosis tras cada sesión (Harnes et al, 1999).
6.7- Pacientes Con Hipersensibilidad
Se presenta hasta en un 10% de los pacientes con tuberculosis e infección por VIH, siendo el medicamento más frecuentemente implicado la Rifampicina, aunque puede ocurrir con cualquiera de los demás antituberculosos. Las manifestaciones incluyen rash cutáneo, fiebre y otras complicaciones más graves (por ejemplo, nefritis intersticial). Como norma general se recomienda sustituir el medicamento implicado, utilizando alguna de las alternativas comentadas en el apartado de tratamiento (Harnes et al, 1999).
6.8- Tuberculosis E Infección Por VIH
En la actualidad la infección por VIH, constituye el principal factor de riesgo de padecer TB. Aproximadamente, el 20-45% de todos los cultivos de M. Tuberculosis corresponden a pacientes con infección por VIH; a su vez, el 20-50% de los infectados por VIH desarrollan TB a lo largo de su vida (Reyes et al, 2004).
En estos pacientes la prueba de la tuberculina se considera positiva cuando la pápula sea igual o superior a 5 mm, independientemente de que el individuo esté o no vacunado con la vacuna BCG.
En pacientes con inmunosupresión, puede obtenerse una respuesta falsamente negativa a la tuberculina, debida a la no existencia de infección tuberculosa o a una anergia cutánea, que se detecta cuando existe reacción a otras pruebas cutáneas. Entre los pacientes VIH+, del 12 al 33% presentan reacción de tuberculina positiva; el resto -con tuberculina negativa- están repartidos por igual entre anérgicos y no anérgicos (Reyes et al, 2004).
La quimioprofilaxis de la tuberculosis en pacientes infectados por el VIH sigue siendo un tema controvertido, si bien no parece aconsejable su utilización indiscriminada en todos ellos. El Consejo Asesor Clínico del Plan Nacional sobre el SIDA propone su utilización en aquellos pacientes VIH+ (Reyes et al, 2004).
con reacción de tuberculina positiva (>5mm), independientemente de su edad y tras descartar la enfermedad tuberculosa)
con reacción de tuberculina negativa (<5mm) y anérgicos. Si no se dispone de pruebas de hipersensibilidad cutánea, para decidir la indicación de la quimioprofilaxis, se valorará individualmente la presencia de otros factores clínicos y epidemiológicos: lesiones fibróticas en Rx de tórax, malnutrición grave, malas condiciones sociales o ausencia de hogar, pacientes en colectividades cerradas, historia reciente de adicción a drogas por vía parenteral, pacientes bajo tratamiento inmunosupresor.
con reacción de tuberculina negativa (<5 mm) no anérgicos, se repetirá el Mantoux cada 6-12 meses; en caso de viraje estará indicado iniciar la quimioprofilaxis.
en contacto íntimo con pacientes bacilíferos positivos
cuando se produzca un conversión de la reacción de tuberculina
Para la quimioprofilaxis, en los pacientes VIH+, se recomienda la administración de Isoniacida a las dosis habituales durante un período de 12 meses. Deberá realizarse un seguimiento, con el doble objetivo de favorecer el cumplimiento y de detectar efectos adversos; así, en los mayores de 35 años con riesgo hepático conocido, se recomienda realizar controles bioquímicos hepáticos de forma mensual o bimensual. En caso de que las transaminasas evolucionen hacia un aumento superior a 5 veces el valor normal, habrá de suspenderse el tratamiento con Isoniacida. En caso de aumentos menores es suficiente con acortar los períodos entre las revisiones analíticas (Reyes et al,
2004).
A pesar de que la Isoniacida es el único medicamento del que se dispone de evidencias sobre su eficacia en la profilaxis de la TB, cuando el caso índice sea resistente a dicho medicamento pueden utilizarse (Reyes et al, 2004):
Isoniacida; ya que personas afectadas con bacilos resistentes al medicamento pueden estar infectadas por subpoblaciones de bacilos que si sean susceptibles a este.
Rifampicina, sola o asociada a Etambutol, a las dosis usuales durante 12 meses.
Cuando existan resistencias múltiples, por ejemplo a Isoniacida y Rifampicina, debe derivarse el enfermo a un centro especializado (Reyes et al, 2004).
6.8.1- Tratamiento
En enfermos VIH+, el tratamiento estándar recomendado actualmente en nuestro país, sigue una pauta de nueve meses de duración con Isoniacida, Rifampicina y Pirazinamida (diariamente durante dos meses); seguida de Isoniacida+ Rifampicina, durante siete meses más (tabla 8). Siempre que sea posible se recomienda utilizar los fármacos con antituberculosos en asociación, que favorecen el cumplimiento (Harnes et al, 1999) (ver tabla 11)
TRATAMIENTO DE LA TUBERCULOSIS EN PACIENTES VIH+ PAUTA DIARIA ESTANDAR
Tabla 8. Tomada de (Harnes et al, 1999)
Los regímenes terapéuticos que no incluyan Isoniacida o Rifampicina, por contraindicación o intolerancia a alguno de ellos, deben mantenerse durante un mínimo de 12 meses e incluir Etambutol (Harnes et al, 1999).
cuando no puedan utilizarse ninguno de los dos –Isoniacida ni Rifampicina- el tratamiento deberá prolongarse hasta los 18-24 meses (Harnes et al, 1999).
cuando no sea posible utilizar la Pirazinamida, se recomienda sustituirla por Etambutol durante los dos primeros meses, manteniendo la pauta diaria normal de Isoniacida y Rifampicina durante nueve meses (Harnes et al, 1999).
A pesar de que en Cuba el nivel de resistencias está lejos del existente en EE.UU., se sigue observando la existencia de casos de multirresistencia en pacientes con infección por VIH; por lo que (Harnes et al, 1999) recomienda:
realizar una detección rápida de casos (índice elevado de sospecha)
garantizar el cumplimiento del tratamiento. Considerar la generalización de tratamientos supervisados, especialmente en poblaciones marginales.
Cuando el cumplimiento sea poco fiable debería abordarse una terapia directamente supervisada, ofreciendo -si es posible- incentivos. La tabla 9 presenta tres opciones de tratamientos supervisados, de acuerdo con las dosis presentadas en la Tabla 8.
ALGUNAS PAUTAS DE TRATAMIENTO SUPERVISADO
Tabla 9. Tomada de (Harnes et al, 1999)
El seguimiento del tratamiento de estos pacientes se realiza de acuerdo con los mismos criterios vistos con anterioridad para los pacientes no infectados por el VIH. (Vallejo et al, 1994)
6.9 – Efectos Adversos, Precauciones E Interacciones De Los Medicamentos Antituberculosos.
A continuación, se presentan en forma de tabla los principales efectos adversos y precauciones a considerar con los medicamentos que se utilizan en el tratamiento de la tuberculosis (tabla 10); así como, las interacciones que pueden tener significación clínica (tabla 11).
PRINCIPALES EFECTOS ADVERSOS Y PRECAUCIONES DE LOS MEDICAMENTOS ANTITUBERCULOSOS
Tabla 10. Tomada de (Vallejo et al, 1994)
Tabla 11. Tomada de (Vallejo et al, 1994)
CAPÍTULO VII
Epidemiología de la Tb
7.1 Incidencia Mundial Y Regional
En la actualidad, una tercera parte de la población mundial está infectado por M. tuberculosis (1900 millones). Se estima que para el año 2020 alrededor de 1000 millones de personas podrían contraer la infección; 200 millones desarrollar la enfermedad y unos 35 millones morir a causa de esta. En el año 2000, se declararon 8,4 millones de nuevos casos en el mundo (1,5 millones pertenecen al África Subsahariana y 3 millones al Sudeste Asiático); si este incremento continua, se producirán 10,2 millones de casos nuevos en el 2005. Cada año mueren 2 millones de personas, estas defunciones representan en los países en desarrollo el 25 % del total de muertes evitables en adultos
Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS Tab.1 ), la Región de Asia Sudoriental registró el mayor número de nuevos casos de tuberculosis, correspondiéndole el 34% de la incidencia mundial. Sin embargo, la tasa de incidencia estimada en el África subsahariana es casi el doble que en la Región de Asia Sudoriental, con cerca de 350 casos por 100 000 habitantes.
Se calcula que 1,6 millones de personas murieron por tuberculosis en 2005, siendo la Región africana la que registró el mayor número de muertes y de mortalidad por habitante. La epidemia de tuberculosis en África avanzó rápidamente en los años 1990, pero el crecimiento se ha frenado poco a poco cada año, y ahora las tasas de incidencia parecen haberse estabilizado o haber comenzado a descender.
En 2005, la incidencia estimada de tuberculosis por habitante era estable o decreciente en las seis regiones de la OMS. No obstante, esa lenta disminución está contrarrestada por el crecimiento de la población. Como consecuencia, sigue aumentando el número de nuevos casos por año a escala mundial y en las regiones de la OMS de África, el Mediterráneo Oriental y Asia Sudoriental.
La OMS recomienda que se intensifiquen los esfuerzos para implantar una estrategia de lucha antituberculosa común, la denominada "estrategia DOTS", que está compuesta por cinco componentes:
1) voluntad política de los gobiernos para resolver el problema de la TB,
2) diagnóstico por baciloscopía accesible a toda la población,
3) tratamiento directamente supervisado (al menos en la primera fase),
4) abastecimiento seguro y regular de fármacos y
5) disposición de un adecuado sistema de registro e información.
Esta estrategia es relativamente sencilla de aplicar siempre que exista una voluntad política por aplicarla, que es el componente fundamental de la misma y, además, es lo único que se puede hacer en la actualidad para luchar contra las condiciones que están ocasionando el incremento de la endemia. (Maher et al., 1999)
CAPÍTULO VIII
Prevención
Según lo planteado por (Marrero et al., 1999; Enarson, 2000; Montoso, 2001) la prevención consta de 5 aspectos fundamentales:
Deben mejorarse las condiciones sociales, como el hacinamiento, que aumentan el riesgo de adquirir la infección; educación a la población respecto al modo de transmisión y métodos para controlar la enfermedad. Deben proporcionarse facilidades médicas, de laboratorio y radiológicas para el examen de los pacientes, contactos y sospechosos. El tratamiento pronto y eficaz de pacientes con TB activa, y el seguimiento cuidadoso de sus contactos con pruebas de tuberculina, rayos X y tratamiento apropiado, constituyen las bases fundamentales de los Programas Nacionales de Control de la TB.
La quimioprofilaxis consiste en la administración controlada de Isoniacida a personas con alto riesgo de desarrollar TB, una vez que exista la seguridad de ausencia de enfermedad tuberculosa activa. Esta quimioprofilaxis puede ser administrada a personas no infectadas, (PPD negativas) para prevenir la infección o a personas infectadas (PPD positivas) para evitar que enfermen.
Resistencia individual del huésped: factores inespecíficos pueden reducir la resistencia del huésped, favoreciendo en esa forma la conversión de una infección asintomática a enfermedad. Estos factores incluyen inanición, gastrectomía, enfemedad crónica debilitante (diabetes, neoplasias, insuficiencia renal) y supresión de la inmunidad celular por fármacos (por ejemplo, corticoesteroides o infección). La infección por VIH constituye un factor de riesgo de orden mayor.
Inmunización: Se han empleado bacilos de tuberculosis vivos, avirulentos, particularmente BCG (Bacilo Calmette-Guérin, un microorganismo bovino atenuado), para inducir una cierta cantidad de resistencia en quienes tienen una exposición intensa a la infección. La vacunación con estos microorganismos constituye el sustituto de la infección primaria con bacilos de TB virulentos, sin el peligro inherente de estos últimos. Esta vacuna tiene un valor protector en relación con las formas graves de diseminación de la primoinfección tuberculosa (TB miliar y meningitis tuberculosa), fundamentalmente en los niños menores de 4 años. Sin embargo, el efecto preventivo en el adulto y, por lo tanto, en la transmisión de la enfermedad es muy limitado. La evidencia estadística indica que después de la vacunación con BCG se presenta un aumento en la resistencia por un periodo limitado. En Cuba, se vacuna con BCG a todo recién nacido antes del alta del hospital materno.
La erradicación de la TB en ganado bovino, y la pasteurización de la leche, han reducido considerablemente las infecciones por Mycobacterium bovis.
8.1. Estrategia Alto A La Tuberculosis, Plan Mundial Para Detener La Tuberculosis, 2006-2015 Y Metas Del Control De La Tuberculosis
En 2006, la OMS puso en marcha la nueva estrategia Alto a la Tuberculosis. El núcleo de esa estrategia es el DOTS, la propuesta de control de la tuberculosis iniciada por la OMS en 1995. Desde su creación, se han tratado más de 22 millones de pacientes con principios basados en el DOTS. El éxito se fundamenta en la nueva estrategia de seis puntos, al tiempo que reconoce los principales desafíos de la Tuberculosis/VIH y la tuberculosis multirresistente. También tiene en cuenta los obstáculos al acceso, la equidad y la calidad, e incorpora innovaciones basadas en la evidencia en colaboración con los dispensadores de atención de salud privados, habilitando a las personas y comunidades y reforzando los sistemas de salud, así como fomentando la investigación.
Los seis principios de la estrategia Alto a la Tuberculosis son:
Ampliación y perfeccionamiento del tratamiento DOTS de alta calidad.
A fin de que todas las personas que los necesiten, en particular las más pobres y más vulnerables, puedan acceder a servicios de alta calidad, es preciso ampliar el tratamiento DOTS para llegar incluso a las zonas más remotas. En 2004, 183 países (incluidos los 22 con mayor carga de morbilidad, que representaban el 80% de los casos de tuberculosis a nivel mundial) aplicaban el tratamiento DOTS al menos en una parte de su territorio.
Afrontar la combinación de tuberculosis y VIH, la tuberculosis multirresistente y otros retos.
Para afrontar la combinación de tuberculosis y VIH, la tuberculosis multirresistente y otros retos es preciso adoptar medidas y aportar contribuciones mucho más importantes que las que requiere la aplicación del tratamiento DOTS, y es fundamental alcanzar las metas fijadas para 2015, incluido el Objetivo de Desarrollo del Milenio relativo a la tuberculosis.
Contribuir al fortalecimiento de los sistemas de salud.
Los programas nacionales de lucha contra la tuberculosis deben contribuir a las estrategias generales encaminadas a promover los sistemas de financiación, planificación, gestión, información y suministro, así como la introducción de métodos innovadores para ampliar la prestación de servicios.
Colaborar con todos los dispensadores de atención.
Los enfermos de tuberculosis recurren a una amplia variedad de dispensadores de atención de salud: públicos, privados, empresariales y voluntarios. Para poder llegar a todos los pacientes y garantizar que reciban una atención de alta calidad, es preciso que colaboren todos los tipos de dispensadores de atención sanitaria.
Potenciar la capacidad de acción de los enfermos de tuberculosis y de las comunidades.
Los proyectos de atención comunitaria de la tuberculosis han demostrado que las personas y las comunidades pueden realizar algunas tareas esenciales de lucha contra la tuberculosis. Estas redes pueden movilizar a la sociedad civil, además de garantizar el apoyo político y la sostenibilidad a largo plazo de los programas de lucha contra la tuberculosis.
Fomentar y promover las investigaciones.
Si bien los instrumentos actuales permiten luchar contra la tuberculosis, el perfeccionamiento de las prácticas y la ulterior eliminación de esta enfermedad dependerán de las innovaciones en materia de métodos de diagnóstico, medicamentos y vacunas.
Conclusiones
La TB ha experimentado un aumento en el mundo a partir de los años ochenta, de forma coincidente con la aparición de la epidemia de VIH y con el deterioro en las condiciones de vida de algunos sectores de población (marginados, inmigrantes, etc.).
La atención primaria constituye el primer nivel asistencial con el que entran en contacto los enfermos tuberculosos, siendo por lo tanto su actuación fundamental para garantizar un diagnóstico precoz y un control de la enfermedad así como el seguimiento del tratamiento, mediante controles bacteriológicos, analíticos y de cumplimiento, de acuerdo con los criterios del Programa de Tuberculosis.
El diagnóstico de certeza de TB se realiza mediante la presencia de cultivo positivo de M. tuberculosis. En la práctica se acepta como diagnóstico de casi certeza de tuberculosis la presencia de microscopía positiva en el contexto clínico y con hallazgos radiológicos adecuados.
La prueba de la tuberculina es el método aceptado para el diagnóstico de la infección tuberculosa. Una induración de 5 mm o más se considera positiva, excepto en los vacunados con BCG en los que la induración se considera positiva a partir de 14 mm.
La vacuna BCG no se recomienda de forma generalizada como medida preventiva de la TB.
La quimioprofilaxis con Isoniacida es altamente eficaz para la prevención de la tuberculosis activa.
La quimioprofilaxis con Isoniacida esta contraindicada en pacientes que han tenido una reacción aguda previa o de hipersensibilidad al medicamento, en caso de enfermedad hepática grave, y en caso de enfermedad tuberculosa o imposibilidad de control y cumplimiento.
Durante la quimioprofilaxis con Isoniacida sólo es preciso realizar pruebas hepáticas al inicio y no durante el seguimiento. Está justificada la suspensión del tratamiento cuando los niveles de esta superan 5 veces los valores normales.
Debido al comportamiento biológico del Mycobacterium tuberculosis, para el tratamiento de la enfermedad se debe utilizar una terapia combinada -nunca monoterapia- para evitar la selección de mutantes resistentes; el tratamiento debe ser lo suficientemente prolongado para eliminar todas las poblaciones bacilares.
El tratamiento de la tuberculosis inicial recomendado actualmente en nuestro país sigue una pauta de seis meses de duración con Isoniacida, Rifampicina y Pirazinamida, diariamente durante dos meses, seguida de Isoniacida+ Rifampicina durante los cuatro meses restantes.
El médico de atención primaria es responsable del seguimiento del tratamiento, mediante controles bacteriológicos, analíticos y de cumplimiento, de acuerdo con los criterios del Programa de Tuberculosis.
La quimioprofilaxis de la tuberculosis en pacientes VIH + se propone en aquellos pacientes con reacción de tuberculina positiva, en los contactos íntimos de pacientes bacilíferos positivos y en los convertores de tuberculina.
El tratamiento diario de la tuberculosis en pacientes VIH + recomendado actualmente en nuestro país, sigue una pauta de nueve meses de duración con Isoniacida, Rifampicina y Pirazinamida diariamente durante dos meses, seguida de Isoniacida+ Rifampicina durante los siete meses restantes. En caso de sospecha de incumplimiento debe abordarse un tratamiento intermitente, directamente supervisado.
Para abordar el tratamiento de la TB de una manera global deben considerarse los principales efectos adversos, precauciones y aquellas interacciones, que pueden representar significación clínica; especialmente en pacientes que además de TB padecen otras enfermedades.
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Anexo
Tab. 1 INFORME DE LA OMS, 2006
Fig. 1 Más del 80% de la TBC mundial está concentrada en las zonas en rojo. Fuente: OMS
Breve currículo del autor.
1. Imayacil Chorens Amador
2. Fecha y Lugar de nacimiento: 24 de septiembre 1973
3. Ciudadanía: Cubana.
Título: Dra. en Medicina Vetrinaria, Univercidad Agraria de la Habana (UNAH) en el curso correspondiente 1999/ 2000
Profesión: Especialista en Normalización y Control de la Calidad de los Alimentos. Según Resolución No. 14/2003
Experiencia Profesional: 9 años
Cursos recibidos e impartidos
Ha recibido más de ____ cursos de postgrados en materia de calidad, como:
Curso de Formación de Auditores Internos de HACCP y BPM en la Industria y Servicios
Alimentarios.
Curso de Análisis de Riesgos y Puntos Críticos de Control
Curso de Técnicas de Muestreo Estadístico.
Curso Básico de Computación
Curso Técnico: Formación de Entrenadores del Área de Calidad
Actividades desarrolladas:
Normalización y Control de la Calidad
Consultoría y Asesoría en Sistemas de Gestión de Calidad e Inocuidad y Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control.
Auditorias en Sistemas HACCP.
9. Eventos y Publicaciones científicos:
Eventos provinciales y Nacionales de los Comités de Calidad y la ANIR.
Talleres de Evaluación sensorial
10. Distinciones:
Jurado en los Activos Provinciales y Nacionales de los Comités de Calidad y FORUM de Ciencia y técnica
Miembro del Grupo de Expertos Nacionales CNICA de Análisis de Peligro y Puntos Críticos de Control.
Autor:
Dra. MV. Imayacil Chorens Amador
Centro Nacional de Inspección de la Calidad.CNICA.
Ministerio de la industria Alimenticia. MINAL
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