R: Se requiere trascender el ego hacia el yo libre (cuántico), cuando hay un movimiento de la conciencia de atención sin esfuerzo (desidentificación) entre el sujeto y los objetos. En ese estado, es posible liberar y expandir la conciencia pues la intención de elegir se encuentra lejos de una respuesta de la memoria. En la nueva respuesta, se trasciende la identidad ordinaria identificándose ahora con el yo expandido.
Después de habernos aproximado a la relación de la física con la conciencia, estamos ahora en condiciones de aventurarnos en dar una respuesta a la pregunta fundamental de ¿qué es la conciencia? Para esto responderemos las siguientes dos preguntas que se plantea Francisco Varela, cuando nos dice:
Nos encontramos dentro de un dominio cognoscitivo del cual no podemos salir, o decidir dónde comienza o cómo se crea.
¿Cómo se crea la conciencia?
Para contestar la pregunta, de cómo se crea la conciencia, empecemos describiendo la investigación efectuada en el campo de la meditación disipativa, que toca los aspectos que conciernen en torno a este concepto.
El proceso autonómico presentado en este trabajo emergió, en forma intuitiva, a fines de los 80 como un modelo modular de meditación, cuya característica era combinar simultáneamente, aspectos del hemisferio izquierdo y derecho del cerebro, de tal modo, de producir un efecto resonante de interferencias de ondas neurológicas. El resultado fenomenológico era tratar de producir una imagen de realidad virtual (holográfica). Con el avance de la tecnología en la medición de las etapas del proceso de un instante de conciencia (F. Varela) se comprendió que el modelo de percepción no ordinaria (en meditación) no era más que una réplica de las etapas de lo que ocurre en un instante de conciencia ordinaria.
Como veremos, el desarrollo futuro de este modelo tiene múltiples aplicaciones en todas las actividades humanas. Puede representarse como el descubrimiento del ADN de la información del siglo XXI. La descomposición del proceso de la comunicación en sus partes visibles y ocultas. El despliegue de la estructura interna y la confluencia del presente, el pasado y el futuro del proceso de la conciencia.
El hombre no ha descubierto aún lo que le permite descubrir. Como sostiene el Dalai Lama, "todo el tiempo utiliza su conciencia y no sabe qué es ni cómo funciona". Si consideramos, a la luz de la investigación de un instante de conciencia (F. Varela), que la percepción de una realidad constituye un proceso y contiene etapas, a pesar que lo sentimos y creemos instantáneo, y si logramos reproducir o modelar ese proceso, se podría construir una realidad alternativa.
Sabemos que la conciencia puede considerarse como un sistema abierto (por interacción con el medio) y ésta es una particularidad de las estructuras disipativas. También está, permanentemente, expuesta a fluctuaciones, por los quiebres o crisis que debe consumir (disipar) para mantener la coherencia y equilibrio del sistema. Entonces, diseñar un modelo de estructura disipativa con participación de las etapas del proceso de un instante de conciencia, permitiría reproducir la conciencia ordinaria de la realidad.
¿Qué ocurre en un instante de conciencia? De acuerdo a las últimas investigaciones, sucede un proceso en cuatro etapas. Por ejemplo, para tomar un lápiz para escribir[14]Primero, enfocamos la atención a una intención de escribir; luego, reconocemos (recordamos o imaginamos) la forma de un lápiz; enseguida, sincronizamos nuestra mente-cuerpo para tomar el lápiz; por último, respondemos tomando el lápiz y termina ese instante de conciencia para comenzar otro, como es el escribir, olvidando el anterior. Así, ocurren infinidad de instantes de conciencia, que se van coordinando en una historia personal. Durante el proceso de la toma de conciencia ordinaria, permanecen ocultas las etapas de reconocimiento y sincronización mente-cuerpo. De lo único que somos conscientes, son la intención y respuesta inmediata. Todo trascurre en un instante del tiempo.
El modelamiento de esta forma de percibir un instante de conciencia, nos permite crear conciencia de una historia de una realidad alternativa. El modelo de Meditación Disipativa (MD) contempla las etapas o módulos señalados (intención, imaginación, sincronización, respuesta) en donde se fabrica (o construye) una realidad en la continuidad del proceso autonómico.[15] Desde este punto de vista, el modelo se aproxima a la percepción de la realidad ordinaria. En el límite, ambas realidades se confunden.
Todas estas claves de la conciencia se fueron desplegando en el conjunto de la obra del autor. Después, seguimos con un modelo de cambio de conciencia y la participación de los agentes del cambio: conciencia, referencia, estructura, actor y des-identificación del proceso. De la interacción de los módulos y el modelo de cambio de conciencia emerge la estructura del proceso autonómico: intención, objeto de atención, reconocimiento, sentido y sensación. Ahora, en Espacios de la Mente, se concluye que para trascender el ego se debe interferir el reconocimiento de la memoria clásica para poder alcanzar el reconocimiento de la memoria cuántica. Y, con esto, se completa el proceso de transformación de la conciencia: motivación, iniciación, aprendizaje, desarrollo, maestría, meditación e iluminación.
¿Qué tipos de conciencia existen?
Una de las características de la conciencia es su funcionalidad dual,[16] dependiendo del espacio en que se encuentre. Al igual que los diferentes estados de la materia tienen propiedades particulares, la conciencia en cada uno de los dos espacios, sensorial (ordinario) y cuántico (complejo) tiene sus propias propiedades. Quizás esta característica de la conciencia, sea uno de los principales elementos que tenga incidencia en el proceso de desarrollo y evolución de la conciencia. La percepción de cualquier estímulo externo (visual, auditivo, táctil, etc.) es dual, pues contiene simultáneamente tanto una estimulación corporal (ojo, oído, piel, etc.) como una señal de una función no corporal (visión, audición, tacto, etc.). "En un principio, no existía el tacto, o la vista, o el oído, o el movimiento por sí mismos. En lugar de eso había una sensación del cuerpo a medida que éste tocaba, veía, oía o se movía." (El error de Descartes. A. Damasio)
En conciencia sensorial (ordinaria), presenta las propiedades de adosarse a un envase (cuerpo) con características propias de la materia, de inmovilidad, de identidad o pertenencia, de ubicuidad, de temporalidad. En cambio, la conciencia cuántica de estados alterados (no ordinarios), adopta propiedades de deslizamiento de su sensación de envase (cuerpo) con características aproximadas a la energía, de movilidad, de trascendencia de la identidad, del espacio y del tiempo. Una característica importante de la conciencia en ambos espacios sensorial y cuántico (ordinario y complejo) es que la fijación de la atención, permite discriminar la propiedad específica en que nos encontremos. Así por ejemplo, si nos encontramos en conciencia sensorial (ordinaria), podemos prestar el foco de atención en un momento a sentir la conciencia en nuestro cuerpo, o a nuestra ubicación espacial y temporal, tomando esta experiencia como real en este campo. En espacios cuánticos (complejos), podemos prestar atención al cambio de identidad o trascendencia del espacio y del tiempo y también considerarla real en este otro campo transpersonal. En ambos casos, es una experiencia virtual de observador-participante.
Obtener el equilibrio de los dos espacios de la conciencia (sensorial y cuántico), permite un desarrollo y evolución de la conciencia saludable, que puede tener enormes repercusiones en el funcionamiento de la humanidad. Mantenerse en un solo espacio "es incompatible con un comportamiento adecuado y con la supervivencia en el mundo cotidiano". La integración de ambas formas de percibir la realidad, contribuye a una "salud mental genuina". De ahí que, desplazar la orientación, de un espacio al otro, contribuye a un desarrollo sano y eficiente del funcionamiento de la conciencia. Sin embargo, este no es el paradigma que prevalece en nuestra cultura hasta ahora. La cultura occidental, ha tenido por eje en su paradigma de funcionamiento de la conciencia de un solo espacio (sensorial), con claro predominio en este contexto, de la materia sobre la energía. La educación, salud, trabajo y comunicación, están orientadas con el paradigma de la conciencia como materia. Sin embargo, hay indicios y esperanzas que esto vaya cambiando en las próximas décadas. Con el avance de la ciencia y el reconocimiento de las nuevas formas de vida y aplicaciones de la tecnología de la conciencia dual, estamos cada vez más cerca del cambio de paradigma desde la conciencia como materia (sensorial) hacia la conciencia como energía (cuántica).
Uno de los aspectos que contempla la visión de la dualidad de la conciencia, se refiere a la forma de percibir del cerebro. Se puede primero percibir con los cinco sentidos en conciencia sensorial (ordinaria) y segundo, se puede percibir con la estructura cerebral cuántica (u holonómica). Se sabe que el cerebro puede actuar de dos formas para recordar: tener localizado la función de la memoria en un lugar del cerebro o también, tener disperso en todo el cerebro la función de la memoria (como un holograma). De ahí que podemos decir, que somos individuos (con sus sentidos) y también somos seres holoides (con estructura cerebral holonómica). Esto significa que toda la información (recuerdos) del universo se encuentra en nuestro cerebro y que en condiciones especiales (estados alterados) podemos acceder a esta información. Así, toda la información del pasado, presente y futuro está contenida en nuestra estructura cerebral y de hecho nunca estamos desconectados de los demás. Entonces, todos los recursos ya los tenemos y solo debemos buscar una forma para extraerlos de nuestro interior. Esto es lo que persigue la funcionalidad integral de la conciencia a través de la meditación cuántica.
Es sumamente importante, que desde ya se inicie el proceso de cambio, de adaptarse a la funcionalidad integral de la conciencia, en todos los ámbitos de la cultura y educación, en su más amplio sentido. Si esto es así, traerá profundos cambios en la forma de percibir y actuar en el mundo del mañana.
Llevar a cabo este salto, no requiere de grandes cambios tecnológicos en el sentido de incorporar maquinaria y equipos. Sólo se requiere de un cambio en el modo de pensar y de hacer las cosas. Es más bien un cambio en la percepción y enfoque de la atención en el otro espacio de la conciencia, cuántico, que históricamente hemos dejado en el olvido. Es volver a recordar lo que somos y llegaremos a ser.
¿Cómo comienza la conciencia?
Al igual que el Big Bang es el origen del tiempo y del universo que conocemos, la conciencia tiene un origen que va evolucionando en el tiempo. Cada experiencia consciente forma parte de nuevos comienzos o intenciones de otros actos conscientes. De acuerdo a los procesos autopoiéticos y de estructuras disipativas, la estructura de la conciencia se mantiene ante cambios internos de organización. La conciencia es libre, desde el punto de vista de los cambios que determinan su organización pero también su estructura está determinada y se mantiene estable frente a estos cambios. Esto nos lleva a pensar que la estructura de la conciencia guarda un esquema de comportamiento estructurado arquetípico constante que habría sido el comienzo de la conciencia: el impulso inicial del proceso de la conciencia.
Ya lo habíamos dicho:
Existe una estructura arquetípica (naturaleza interna) de la conciencia que permanentemente actúa e influencia, como un eco, a la conciencia personal, desde lo más profundo de nuestra psiquis. Esta estructura está conformada en un sentido de desarrollo evolutivo. Cada persona, lo sepa o no, está pasando por los niveles de la estructura arquetípica. La estructura de comportamiento manifestada en nuestra conciencia personal, señala el campo o nivel de la estructura arquetípica en que nos encontraríamos conectados en ese momento al interior de nosotros mismos. Es decir, que la realidad ordinaria estaría conectada de alguna forma a un nivel arquetípico de la conciencia, lo que significa que lo que acontezca en un estado se replica en el otro estado. Los cambios que personalmente experimenta una persona son el reflejo de cambios de nivel en las estructuras arquetípicas. Siempre está "palpitando" en lo profundo algún nivel de la estructura arquetípica que manifiesta sus efectos indirectamente en la conciencia personal. En cierta medida, podemos decir, que estamos permanentemente conectados o comunicados con las diferentes formas de la naturaleza: vegetal, animal, mineral y con los diferentes espacios y tiempos de la naturaleza. Estas "formas" pueden estar actuando en eco y en resonancia con nuestra conciencia, situación que puede originar algunos síntomas que al hacerse conscientes mediante la meditación, el organismo se libere del mismo al consumirse la "forma" en el proceso. La estructura arquetípica está influenciada por la cultura, educación, medio ambiente, entorno familiar. También situaciones de estrés, conflictos internos, aburrimiento, ansiedad, depresión, frustraciones y cualquier cosa que produzca tensión nerviosa, activan efectos psicosomáticos que se traducen en predisposición a enfermar de úlceras al estómago, enfermedades al corazón, hipertensión sanguínea, molestias digestivas, asma bronquial, etc. De ahí que podemos afirmar, que algunas estructuras de la conciencia arquetípica son propensas a favorecer la aparición de enfermedades, y que otras estructuras de la conciencia arquetípica pueden traer inmunidad a las enfermedades y la tranquilidad que ofrece la salud. Cada nivel de la estructura arquetípica de la conciencia puede manifestarse como reflejo en nuestra vida personal en forma débil o llegar sus alcances hasta la profundidad de nuestra vida.
Ahora, cómo las estructuras arquetípicas del pasado remoto tienen efectos en el presente y futuro de nuestra conciencia, es posible responder que, para que esto ocurra, debemos considerar, que existe un efecto no-local entre dos elementos vinculados en algún tiempo inicial, que trasciende la comunicación espacio-temporal entre ellos. Entonces, se logra el vínculo al conectarse o interaccionar -por ejemplo- un sonido y una imagen del presente, quedando estos dos elementos comunicados, independiente del espacio o tiempo que los separe. Dado que el sonido, que lleva información que no se pierde[17]es una vibración que está vinculada no-localmente con todas las vibraciones del universo del pasado, presente y futuro, que, a su vez, está vinculada con la imagen del presente que "atrae" la posibilidad de un encuentro virtual, relacionado con el tema de la intencionalidad inicial buscada.
En resumen, la conciencia o el primer acto de conciencia fue una configuración arquetípica, que dio origen al "Big Bang" de la conciencia y, que continuó con el tiempo, en procesos recursivos (autopoiéticos) que fueron desplegando una historia (evolución) de la conciencia individual y colectiva. Entonces, podemos terminar Espacios de la mente haciendo una síntesis de los puntos centrales en que se tocan la física con la conciencia: un nuevo paradigma de evolución de la conciencia.
La conciencia trasciende la materia y energía.
La conciencia comienza desde el origen del universo.
La conciencia está condicionada en una estructura arquetípica.
La conciencia está inserta en una estructura disipativa.
La conciencia es parte de un sistema complejo.
La conciencia está conectada a todo el universo.
La conciencia es un proceso autopoiético.
La conciencia es un proceso que se crea y desaparece a cada instante.
La conciencia tiene intención, reconocimiento, sincronización y respuesta.
La conciencia percibe antes que se produzca la intención y respuesta.
La conciencia es libre de nuestro "yo".
La conciencia contiene a la memoria: clásica o cuántica.
La conciencia cuántica emerge sólo al perturbar la memoria clásica.
Conclusión
Así, como en su teoría de las Inteligencias Múltiples, Gardner nos muestra, metafóricamente, la evolución de la conciencia, Espacios de la Mente, busca encontrar esa parte que se encuentra lejos y perdida en el tiempo; un viaje a lo más profundo de nuestra interioridad: la inmersión en la Memoria Cuántica, No-local.
El viaje, comienza con un desplazamiento de la conciencia por los diversos cerebros y múltiples realidades (inteligencias) y lenguajes a que nos exponemos en estos movimientos de la conciencia. La primera realidad a la que estamos acostumbrados, con nuestra forma de vida occidental, tiene predominio el lenguaje verbal, de la inteligencia lingüística del cerebro intelectual. La segunda realidad, nos sumerge en el mundo del lenguaje mudo, de la inteligencia espacial, del cerebro holístico. La tercera realidad es un salto cuántico al lenguaje emocional, de la inteligencia musical, del cerebro de mamífero. La última realidad es el encuentro con el lenguaje intuitivo, del cerebro de reptil. De las combinaciones e interacciones (paradoja) de las múltiples inteligencias, emerge la realidad virtual de la inteligencia transpersonal-compleja.
Espacios de la Mente es un proyecto que le permitirá descubrir esa Gran realidad intuitiva que está escondida, entre la sombra y claridad de la conciencia: la Memoria Cuántica, No-local. Entre sus otros cerebros e inteligencias, se abrirá para usted un mundo de realidades virtuales cambiantes: Viajaremos maravillados por la evolución de la conciencia a través de vivir la experiencia del ciclo evolutivo en los niveles transpersonales y de la Mente. ¿Qué siente el águila? ¿Cómo vive el primitivo en su caverna? O, más aún, ¿cómo fue la creación del Universo y los planetas? Este trabajo, es una síntesis de un modelo de evolución de nuestra conciencia y de los medios para alcanzar la Memoria Cuántica, No-local en el nivel de la Mente: un nuevo paradigma de la Evolución de la Conciencia.
Podemos concluir, ahora, que el proceso de la meditación compleja-cuántica o proceso autonómico, reseñado en este trabajo permite ser testigo de la creación de la realidad, de la libertad del ego y de la apertura a la esencia del Ser.
Bibliografía
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– (2009). ¿Es real la realidad? Barcelona: Herder.
Autor:
Omar Peña
[1] Contemplación de los fenómenos tal cual ocurren, en su esencia, sin revestir de apariencias, referencias, conceptos, teorías y otros agregados.
[2] Se tomó como referencia, algunos de los ejercicios del texto de Roger-Pol Droit “101 experiencias de filosofía cotidiana”.
[3] Eduardo Punset señala que aunque los procesos de imaginar o ver son muy similares los sentimos diferenciados: “cuando imaginamos, efectivamente está activado el sistema visual, pero se desactiva la entrada de datos auditivos, somatosensoriales y visuales del ojo, y se inhiben estas áreas en el cerebro. Si no se inhiben estas áreas, lo que estamos haciendo es ver. Todos los sentidos están actuando y nos estamos preparando para actuar. Sin embargo, cuando imaginamos, hay zonas “desconectadas”: no se pretende actuar y, por tanto, sólo se activa parcialmente el sistema visual.” El Alma está en el cerebro. Eduardo Punset.
[4] R. Ortega, V. López y F. Aboitiz señalan en el artículo Atención e integración multimodal, “que los tiempos de reacción resultan significativamente menores ante estímulos bimodales (auditivos y visuales), que ante estímulos de una sola modalidad”. Además, estos autores describen que J.O. Miller sostiene que su “modelo de coactivación interactiva” plantea que la presencia de un estímulo en una modalidad influencia el procesamiento de un estímulo en la otra modalidad y que la coactivación por estímulos bimodales es mayor que la suma de las activaciones de cada uno de los estímulos independientes. (Ciencias de la mente. E. Kronmüller & C. Cornejo).
[5] Señala Damasio, en El error de Descartes: “propongo que la subjetividad emerge, cuando el cerebro está produciendo no sólo imágenes de un objeto, no sólo imágenes de las respuestas del organismo al objeto, sino, el de un organismo en el acto de percibir un objeto y responder a él”.
[6] El Gran diseño de S. Hawking y L. Mlodinow; Nuevos paradigmas a comienzos del tercer milenio de A. Fischer.
[7] El término “creod” proviene de las palabras griegas chreia “necesidad” y odos “un camino”.
[8] Campo Punto Cero (CPC) de acuerdo a la física cuántica, respecto de la naturaleza fundamental de la materia, corresponde a un “mar pulsante de energía” y vibraciones microscópicas existente en el espacio entre las cosas. Es decir, todo está conectado con todo lo demás en una trama invisible.
[9] Lilly sostenía la existencia de otros modos de comunicación, ante los que el lenguaje humano devendría en obsoleto, porque las palabras humanas son incapaces de expresar a cabalidad: experiencias y emociones. Según Lilly, una civilización extraterrestre superior, emplearía estas formas totalizadoras de comunicación. Este tipo de experiencias indujo a Lilly a profundizar en el conocimiento de los estados de conciencia. A este fin diseñó cámaras de aislamiento sensorial, para flotar horas y horas. En los tanques, el cerebro se liberaba completamente de estas tareas, quedando libre para ocuparse de cosas más trascendentes. El cerebro izquierdo, el verbal, el racional quedaba de lado para dar paso al derecho, artístico, imaginativo. Es interesante investigar el lenguaje auditivo de los delfines y murciélagos. Probablemente la perturbación de los impulsos sonoros, inaudibles al ser humano, puedan provocarle una imagen acústica y percepción ampliada y ecológica de la realidad, más allá de ser sólo un instrumento para ver obstáculos en el camino. Además, “parece incluso que su sistema acústico le proporciona también “radiografías” acústicas, es decir, información sobre la composición interna de los objetos”. (¿Es real la realidad? Paul Watzlawick).
[10] Los módulos del proceso autonómico están referidos al tipo de lenguaje utilizado, como elemento simple de activación de emergencias globales. La palabra es el principio de la creación. “Es el hacer y el saber, la acción sobre el mundo y la visión del mundo”. Es un medio complejo de acción sobre la realidad. Las palabras serían la expresión o emergencia de una estructura interior y profunda de la realidad. Se dice que existe una relación “mágica” entre la palabra, el sonido rítmico, el momento, lugar y disposición e intencionalidad y que, con ello, estaríamos actuando en los tres cerebros (corteza, de mamífero y de reptil). De la interacción de estos, se produce la paradoja, conflicto producido en la mente, holística, plástica y de acción dinámica, con las estructuras lineales y dualistas de nuestros modos habituales de expresión lingüística. El proceso comienza tomando conciencia de nuestra naturaleza ancestral de los orígenes de nuestros antepasados primitivos, cuya vida transcurría en un permanente estado de supervivencia diaria enfrentada a los rigores de la época de las cavernas. Se continúa con el proceso de experimentar el instinto de conservación de la especie, a través de sentir por los demás en una identificación plena con la conciencia grupal de la especie humana. Ambos estados son determinantes de las características de la conciencia del cerebro de reptil. El proceso evolutivo de la conciencia posteriormente se tradujo en un salto hacia la conciencia de emociones, que se asocia al cerebro de mamífero. Esto se consigue en la experimentación de los estados emotivos que contemplan la conciencia arquetípica del fuego, tierra, aire y agua. La nueva conciencia, obtenida con el desarrollo de los dos cerebros anteriores, permite alcanzar el último estado de la visión interior cósmica.
[11] El error de Descartes. Antonio Damasio.
[12] Lemuria es el nombre de la última parte del Gran continente que existió en el Pacífico Mu. La verdadera destrucción de Mu y su subsiguiente hundimiento empiezan en los 30,000 AC. Esta acción continuó por muchos miles de años hasta que la última porción del antiguo Mu, conocido como Lemuria fue también sumergida en una serie de nuevos desastres, los cuales terminaron entre 10,000 y 12,000 AC.
[13] La física del Alma. A. Goswami.
[14] En Desarrolle su cerebro, Joe Dispenza describe ocho pasos que realiza nuestro cerebro para levantar un lápiz que contemplan una cascada de potenciales de acción de un conjunto de neuronas en diferentes áreas del cerebro para provocar la acción coordinada del movimiento en sus brazos y manos: pensamiento de levantar lápiz; ojos ven el lápiz; lóbulo occipital registra imagen; lóbulo temporal asocia imagen de lo visto con recuerdos de lápices; lóbulo frontal permite mantener atención e intención de inclinarse a tomar lápiz; lóbulo frontal y lóbulo parietal ayudan a iniciar acción de movimientos de brazos, manos y dedos; lóbulo parietal permite sentir lápiz en la mano; el cerebelo coordina los movimientos motrices finos.
[15] En el artículo Ideas para naturalizar el estudio de la conciencia, Eugenio Rodríguez plantea, respecto a los sistemas cognitivos del proceso de la conciencia, como sistemas dinámicos autopoiéticos, que se inician “con la aparición en la “mente” de un objeto visual con sentido…que son sistemas intrínsecamente dotados de una interesante forma de memoria…que la constitución de un objeto mental se acompaña de una actividad emergente autoorganizada entre amplias regiones corticales que se manifiesta como sincronía neural a larga distancia… que dicha dinámica disponga de muchos, quizás una infinidad de atractores.” (Ciencias de la mente. E. Kronmüller & C. Cornejo).
[16] Según señala A. Damasio, cada percepción sensorial genera una señal doble: una señal corporal, originada desde la entrada del órgano sensorial y una señal no corporal por la funcionalidad del sentido estimulado.
[17] S. Hawking sostiene que cuando algo cae en un hoyo negro, la información que contiene no se destruye. Por otra parte, todos los átomos del universo están vinculados en su origen, el Big Bang por lo cual están comunicados más allá del tiempo, del espacio y de la forma (identidad) que adquieran en él.
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