Para los bien parecidos, la vida es más fácil
"¿Belleza?" Sí, para algunos… pero, para otros — bueno — para otros, vulgar…
Las personas físicamente atractivas son consideradas más persuasivas y tienen más posibilidades de encontrar pareja. Son más apoyadas socialmente, y normalmente funcionan mejor con el lenguaje no verbal. Además, es habitual que se encuentren mejor adaptadas al medio en que viven, que resulten más deseables para los demás, que produzcan una mejor impresión inicial y que sean percibidas como más competentes, más sanas e incluso menos propensas a desarrollar enfermedades mentales. Y, para colmo, se las ve como mejor dotadas en inteligencia y en el ámbito de las relaciones sentimentales.
Para ellas, el Efecto de San Mateo: "Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aún lo que tiene le será quitado".
Todo lo anterior, se basa en la premisa: "Todo lo bello es bueno", descrita por Dion, Berscheid y Walster. Según ese precepto, se ha aprendido a catalogar a las personas como "buenas" según las pautas que han ido trasmitiendo los medios de comunicación, sobre todo, el cine y la televisión, en los que se establecen predeterminadamente las caras que corresponden a lo bueno y a lo malo de la película. Un concepto esencial es el auto imagen corporal, o percepción de las cualidades y atributos físicos de uno mismo. La insatisfacción refleja la discrepancia entre los atributos físicos auto percibidos y los estándares sociales que el sujeto ha ido asimilando. (Referencia citada: Dion, K., Berscheid, E., & Walster, E. (1972) What is beautiful is good, Journal of Personality & Social Psychology, 24, 285-290).
El atractivo físico es fuente de influencias sociales, que casi siempre operan a favor de la persona que cumple los cánones de belleza. Como demuestra David Nasimato, los jurados de EEUU son más benevolentes con los inculpados de acoso sexual cuando son hombres atractivos y la víctima es gorda o poco agraciada. El atractivo también favorece el acceso a diversos escenarios sociales y profesionales: la política, la TV y el cine, la moda y la publicidad, las relaciones públicas y las ventas… (Véase mi artículo: La Obesidad: Indefensión ¿Aprendida o Innata?).
En cuanto a liderazgo, una persona bella es normalmente considerada más exitosa y con mayores habilidades sociales, más ambiciosa y competente — ¡El destino aciago del candidato dominicano Peña Gómez! — (Para entender este asunto en el sistema judicial norteamericano: Beauty and the Juror en Law, News and Jury Trials por D. Nasimato).
Atractivo físico y auto imagen
Compararse con ideales inalcanzables puede ser devastador, a conducir a sentimientos de poca valía personal y al desarrollo de desórdenes del comer. Porque la imagen que se tiene de uno mismo depende de las modas y las circunstancias sociales. No son iguales los cánones de belleza de los años 40s y los actuales. La influencia será mayor sobre personas más inseguras, o con gran sentido del ridículo, y sobre las más susceptibles a la presión cultural. (Véase aquí nuestra ponencia: Las concursantes de belleza y sus peligros).
Las mujeres que se acercan más a sus propios modelos de belleza presentan niveles de autoestima mayores y manifiestan sentimientos más positivos sobre sí mismas.
La imagen saludable es un factor relacionado con el atractivo físico, pero no corresponde siempre con estados de salud correctos. Esto se ve en la percepción que se tiene del bronceado en la piel, tipificado como expresión de salud a pesar de que está asociado al envejecimiento prematuro de la epidermis e incluso a una mayor propensión al cáncer de esta región.
Atractivo físico y diferencias de género
La mayoría de las mujeres, y de una porción respetable de los hombres, desean ser más delgados. Esta discrepancia en el auto imagen está detrás de trastornos del comer como la anorexia o la bulimia. Asimismo muchos hombres quieren un peso diferente al que poseen; algunos están descontentos con su musculación y desean una constitución más atlética, otros simplemente sueñan con adelgazar. Cuando ellos aspiran a ganar peso, buscan sólo aumentar su volumen muscular. En cuanto al tamaño del busto femenino, aunque ellas prefieren en general uno más grande que el que tienen, un tamaño medio resulta atractivo para ambos sexos. El ideal sobre el color de ojos es bastante congruente con el color de ojos propios; sin embargo, la mayoría de las mujeres de nuestro país asumen que los hombres los prefieren azules. También se sabe que las mujeres presentan mayores discrepancias que los hombres entre su aspecto ideal y el real en lo que se refiere a musculatura, piel, peso, constitución…
Elsie Mclean… 101 años de edad. En la ocasión de tomarle su foto por un hoyo en uno (Ace). Mayo del 2007…
Ahora bien, hombres y mujeres descontentos se preocupan de igual manera en mejorar su apariencia física. La insatisfacción con el cuerpo aumentaría después de los veinte años en las mujeres y en los hombres aún no se ha determinado una edad en la que comienza esta percepción.
A las mujeres obesas se las ve menos atractivas y deseables como parejas, y se considera que poseen menos habilidades sexuales. Por ello, pueden ser percibidas con menores posibilidades de mantener una relación amorosa estable, e incluso de poseer deseo sexual. A su vez, los obesos son considerados menos atractivos en el ámbito social y sexual, y menos deseados como parejas — a menos que sean muy ricos. (Véase el libro: What a Beautiful Face! por M. Millman).
Concluyamos…
De los artículos publicados por la revista Journal of Applied Social Psychology, se concluye que el atractivo físico es un montaje social determinado culturalmente y que varía según patrones de estética y tendencias que dicta la moda, que a su vez influyen sobre el establecimiento de relaciones interpersonales, y los juicios sobre la propia imagen corporal.
Soy bella, por lo tanto… soy exitosa
Por otro lado, las personas con más sentido del ridículo o menos criterio propio, son más susceptibles a la comparación social y a la influencia de los estereotipos estéticos. Es conveniente que todos tengamos un ideal de belleza realista, pero asequible. El bronceado, las posturas físicas que adoptamos, la manera de relacionarnos con los demás, la mirada, o mantener un peso adecuado son esenciales a la hora de determinar el nivel de belleza de las personas. El atractivo físico influye en las relaciones interpersonales y en la formación del auto imagen. Por tanto, está en la base de la autoestima de las personas y el condicionamiento es tal que puede determinar la actitud ante la vida o poner en peligro la calidad de ésta. (Véanse mi artículo: Aprender a auto valorarse y el libro por A. Coopersmith, The Origins of Self–Esteem).
Pero, hay que saber cómo ajustar
Los modelos de belleza vigentes responden más a criterios mercantilistas que a modelos de salud y bienestar. No aceptemos un modelo único para nuestro sexo. Hacerlo así significaría negar la diversidad y la especificidad de las personas, así como las etapas por las que se pasa en la vida. Construyamos nuestro propio modelo, partiendo del conocimiento de nuestro cuerpo, sabiendo cómo es, cómo se expresa, cómo se siente y qué le gusta — pero omitiendo las comidas y las cirugías dañinas. Aceptémonos como somos, y cambiemos de nuestro aspecto sólo lo que nos desagrada y, más que nada lo que podemos cambiar. Seamos nuestro mejor amigo, valorando lo que somos y sintiendo el orgullo de ser únicos. Subrayar el orgullo de ser quienes somos afianza la seguridad que permite una actitud positiva y vitalista, ésta a su vez actúa como un imán que atrae relaciones de igual índole. Nuestro atractivo no se mide por comparación. Somos únicos… Mirando de afuera hacia dentro estaremos influidos por la imagen que se nos propone y sólo conseguiremos desvalorizarnos yendo tras un modelo que jamás alcanzaremos, con toda la frustración y negación personal que esto acarrea. Analicemos, con criterios personales, el prototipo que nos propone la moda para nuestro sexo y edad. Tomando sólo lo que puede resultarnos útil para mejorar nuestra calidad de vida y hacerla más saludable. Planteémonos metas posibles. Explotemos nuestros recursos para conseguir un físico agradable y atractivo, pero no olvidemos que tan importante, o más, que gustar a los demás es amarnos a nosotros mismos. |
En resumen
Muchos nacimos para pagar nuestros impuestos — aunque nos desagrade. Mientras que otras nacieron para dietar, "evitar envejecer" y para hacerse cirugías cosméticas —
¡Quimeras!
Muchos nacieron para aceptar que existen límites a lo que se hace, se bebe y se come por placer, y a lo que debemos de hacer y de renunciar, para vivir mejor.
Muchos nacieron para aceptar el destino que su anatomía les impone, mejorando sus hábitos para perfeccionar sus limitaciones. (Freud nos dijo: Anatomía es destino…)
Otras nacieron para castigar sus cuerpos con torturas inconcebibles para que, luciendo mejor, envejezcan más rápidamente.
Muchos nacieron para aceptar que el vivir es finito, mientras que otros no… allá ellos…
Ahora, entraremos a otro artículo cuya esencia corresponde al de esta ponencia ya concluida.
El cuerpo deseable y su precio…
Dr. Félix E. F. Larocca
La Historia nos enseña que todo cambia y en particular la Historia del Arte nos muestra los distintos cambios que atraviesan los ideales estéticos a lo largo de los tiempos. Así, cuando consideramos los cambios en el ideal de imagen corporal, podemos decir que actualmente, ninguna jovencita se moriría por poseer las redondeces de aquellas mujeres que plasmó en sus lienzos el flamenco Peter Paul Rubens, mientras que es usual encontrar jóvenes que, atormentadas por la obsesión de no poder alcanzar una supuesta perfección se tornan inmensamente desdichadas.
Odalisca con esclavo – Ingres
El ideal femenino, no repara en las preferencias masculinas, que indican que ellos, las prefieren con "forma de guitarra." En las postrimerías del siglo XX y albores del XXI el ideal estético femenino ha recaído en conseguir un cuerpo ya no sólo delgado ("como una tabla"), indicador de autocontrol, sino también musculoso (como el de los hombres atléticos); en tanto que el aspecto esperado para el hombre tiene que ver con ser fuerte, inteligente y corpulento, "ma' non troppo". Muchas veces, estos mandatos socioculturales, que señalan como exitosa y feliz a la persona esbelta, influyen en personas particularmente vulnerables o que están atravesando un momento de crisis vital. Estas personas ceden fácilmente a las presiones externas y se adaptan a llevar un ritmo de vida tendiente al logro de una figura que se pueda exhibir, aunque lo comprometido sea el buen gusto. Esto se ha arraigado a tal punto en vastos sectores de nuestra comunidad, que Norteamérica ocupa uno de los primeros puestos en el ranking de trastornos del comer (por ej.: bulimia y anorexia nervosa), causando toda clase de estragos en la salud física y mental. En la medida en que se subestime lo personal y diferente de cada ser humano se cae en la masificación. Se ha llegado a tal epidemia del físico-culturismo, que ya nadie se atrevería a cuestionarlo debido a que ya es parte de nuestro inconsciente colectivo. Por eso cuando el tiempo semanal no alcanza para lograr la figura idealizada a través de las dietas, la persona se culpabiliza a sí misma apresurándose a cumplir con los "deberes" de acudir a gimnasios, concurrir a clases de work out, de realizar intensas caminatas al aire libre acompañadas preferentemente por un personal trainer, masificando el uso del tiempo libre y olvidando que es necesario descansar; y más que nada, que esas torturas nunca logran su cometido…
Las tres gracias. Peter Paul Rubens
La actitud compulsiva en el logro de estos ideales estéticos (a costa de perder la salud, y, si fuera menester, descuidar a la familia) denota el precio que se está dispuesto a pagar para responder a un imperativo sociocultural para sentirse integrado a una esfera que imaginariamente protegerá a quienes respeten estos preceptos. Si se enfatiza "la buena presencia" se descuida a la persona "envasada" en ella. Y seguramente esa persona tendrá sus gustos, sus pasiones, sus aptitudes producto de la predisposición, que le marcó la historia que le tocó vivir, y de los sueños que fue elaborando a través de la epopeya secreta de su vida. La paradoja de nuestra civilización consiste en que mientras se pone el énfasis en la salud, cada vez se hacen más sacrificios en aras de conseguir un aspecto físico garante del éxito. Cuando la imagen propia y la autovaloración de una persona dependen del peso corporal y de sus formas, se está corriendo el peligro de estar absolutamente sometido a los dictámenes de una moda que olvida que "lo esencial sigue siendo invisible a los ojos" como escribiera Saint Exuperio en El principito. Peter Paul Rubens (1577-1640) máximo representante del barroco. En Las Tres Gracias (arriba reproducida), óleo del Museo del Prado. Pinta a su bella mujer Elena Fourment, entrada en carnes y masitas, símbolo de status para su época.
El maestro colombiano, Fernando Botero, exagera esa predisposición.
En resumen
El "ideal" ha excedido la realidad en una gran mayoría de los casos, tornando en caricaturas humanas mujeres y, ahora hombres, que siendo inteligentes no merecen ser examinadas como inspeccionan el ganado en las ferias agropecuarias.
Seamos nosotros mismos sin dejarnos guiar por los dictados exóticos de quienes ni piensan, ni saben, o que nunca aprenderán cómo pensar, porque carecen de lo esencial — individualidad y carácter. (Véase mi artículo: La Neurociencia y el Ejercicio).
Bibliografía
Suministrada por solicitud.
Dr. Félix E. F. Larocca
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