Fundamentos de una nueva manera de entender la psicología ambiental (página 2)
Enviado por Jorge El�as Cuarto Silva Sifuentes
Es conveniente resaltar asimismo, que el interés puesto en esta nueva ventana de hacer ciencia y aplicarlo a lo que representa el ambiente externo a cada ser vivo, es parte de nuestra formación en tanto nos consideramos ambientalistas, para enfatizar que como psicólogos diseñamos estrategias pertinentes para el cambio actitudinal y comportamental en la persona y ello conduce a manejar condiciones específicas en el hábitat externo a cada quien y facilitar que de un modo u otro influyan o lleven directa o indirectamente a los cambios a nivel del funcionamiento del mecanismo superior del psiquismo.
De esa manera de explicar de cómo funciona el psiquismo es lo que se ha establecido el control de estímulos o el análisis de la relación de triple contingencia que es conocido como la ingeniería comportamental y de la cual se han logrado sistematizar y tecnificar un conjunto de procedimientos tecnológicos con probada eficacia, y de mejor efectividad en comparación con otras técnicas en un sinnúmero de aplicaciones al bienestar humano (clínica, de la salud, educacional, social, organizacional, comunitaria, deportivas, jurídica, emergencias, desastres y de orden sociopolítico).
En síntesis, entendemos entonces que el ambiente externo al organismo (hábitat externo), es el que nos interesa en nuestro trabajo, sin dejar de considerar o explicar los aspectos bioquímicos y eléctricos del organismo en su totalidad. Del mismo modo, que es conveniente ubicar a los procesos internos o del hábitat interno del organismo cuando se trata de explicar lo que de modo inferencial sucede como procesos psíquicos superiores en el sistema neurocerebral (aspecto de la neurociencia o psiconeurología específica) como son: La inteligencia, la percepción, memoria, lenguaje, el pensamiento y sus diversos matices sean de orden conciente o de resultados que se almacenan en alguna de las áreas del cerebro.
Y el compromiso es en realidad un trabajo de equipos multidisciplinarios que tengan como meta final, el mejorar las condiciones de vida en función a proteger los elementos esenciales para la vida, que son el agua, el aire y el suelo en base a estrategias de proactividad para conservar, proteger mejorar el hábitat en general.
En realidad, para comprender el asunto del hábitat, diremos que mientras los bioquímicos y de la actividad eléctrica del organismo, están dedicados a explicar, controlar y mejorar el hábitat interno del organismo, los científicos sociales y del comportamiento estamos dedicados a explicar y entender del mejor modo posible el conjuntos de situaciones específicas del hábitat externo del organismo para de un modo directo o indirecto facilitar, extinguir o alimentar las condiciones internas del organismo como conjunto en movimiento.
Nuestro enfoque teórico en psicología ambiental
Nuestro principal propósito es justamente buscar una mejor explicación y consecuente comprensión entre el impacto del ambiente externo en el organismo como tal, a fin de hacer una estimación de qué acciones externas afectan más al organismo y de qué maneras. Esta es una aproximación teórica de ver el desarrollo personal desde el hábitat externo y el impacto de éste en el hábitat interno (cambios basados e inferidos luego de una evaluación psiconeurológica). Explicar los posibles impactos ambientales externos en la personalidad o en el funcionamiento interno de los procesos psíquicos superiores, entonces estaremos haciendo psicología ambiental. El interés que corresponde analizar desde el punto de vista de la psicología intercomportamental, radica en señalar y especificar las variables externas n el desarrollo de comportamientos psicológicos de la persona, de tal modo que se puedan fortalecer y mantener los comportamientos saludables. Promover los comportamientos pro-ambientales o pro-ecológicos (CPA).
Páramo y Gómez (1997), desde Colombia, nos hacen conocer por ejemplo que el estudio de las actitudes pro-ambientales puede hacerse en base a la teoría de las facetas (Guttman, 1985) identificando:
Actitudes,
Medio ambiente
Control ambiental
Nivel de intercomportamiento (Rev. Latinoamericana de Psicología – Vol. 29-n° 2 – 1997).
No es nuestro objetivo desarrollar el planteamiento de Guttman, pero sí en manejar sus modos de entender la relación o más bien la interacción o como nosotros lo conocemos el intercomportamiento entre los seres vivos y su entorno natural no humano. No está tampoco en cuestión, el aseverar que el mayor enemigo de la naturaleza no humana (hábitat externo), es el ser humano, catalogado como el mayor depredador en el planeta. Los resultados de esta acción destructora es en realidad un producto del perfil psicológico de personalidad de los humanos en general. Durante el correr de la evolución de las especies los homínidos hemos venido destruyendo todo lo que de alguna manera se revela o va contra nuestros procesos mentales violentos y de encontrar cada vez más poder de todo orden en el hábitat donde nos desarrollamos. El impacto general de esta manera de comportarse es lo que en la actualidad es el resultado en el llamado "calentamiento global" producto del fenómeno invernadero a efecto especialmente de la contaminación ambiental.
Los graves problemas ambientales, van a extremos que según muchos ecologistas radicales son ya irreversibles, no existiendo marcha atrás o modos reales de frenar o permitir que la desglaciación se detenga. Bien nos dicen los científicos bioquímicos cuando por ejemplo nos dicen que frente a los desechos sólidos, el asunto de la desintegración de la basura o técnicamente llamada el proceso de los lixiviados, es un proceso gradual que estará en ebullición permanente, sean controlados o con exposición al ambiente abierto (en forma de humos o gases) seguirá su curso de 100 a 200 años como representativo del promedio de existencia de los plásticos). La desaparición de los bosques, de especies de flora y fauna, la extinción de los nevados y el agua dulce, erosión de suelos, polución del aire y del ruido, etc., son eventos de esta acción violenta de humanos.
Si ello es así, una educación ambiental tendrá que abordar entonces en primer lugar, el asunto psicosocial y en segundo lugar, el asunto de las condiciones ambientales que es necesario contemplar para cambiar el comportamiento frente al ambiente natural no humano. Ello requiere tres importantes reconocimientos:
1. Las representaciones o percepciones que tienen las personas del ambiente externo tanto humano como no humano
2. La manera o los modos como las personas están regulando o controlando sus comportamientos frente al hábitat interno y externo
3. Circunstancias históricas y factores socioculturales para cada hábitat en particular.
En este contexto, ¿los latinoamericanos que tanto conocemos sobre el ambiente que nos rodea?, ¿que gusta y que disgusta del entorno a nuestras gentes?, ¿cuáles son las preferencias y fuentes de satisfacción del entorno para los pobladores?, ¿que tanto se explota y destruye los recursos naturales en la región? Y en nuestro esquema conceptual y rol profesional ¿cómo podemos obtener alguno o algunos instrumentos de medición orientadas a identificar algunos o muchos predoctores del comportamiento pro-ambiental? ¿O de qué manera algunos principios del desarrollo psicosocial de las personas, principalmente niños menores a 10 años pueden aprender de manera efectiva y rápida una saludable percepción de su entorno natural no humano? ¿Cómo promover valores hacia el afecto y cuidado pertinente de los elementos esenciales para la vida en el planeta, como son el agua, el aire y el suelo, limpios y no contaminados? ¿O cómo plantearse hipótesis de trabajo para conocer de mejor manera, la percepción, el afecto y la cognición del intercomportamiento humanos ambiente natural no humano?
Diseñando algunas maneras de hacer psicología ambiental
Debe quedar plenamente establecido que como psicólogos nos interesa esencialmente lograr conocer la manera como funcionan nuestros procesos psíquicos superiores como ; el pensamiento, la percepción, la memoria, el lenguaje, la inteligencia y nuestros niveles de conciencia y temperamento para finalmente establece un perfil de personalidad en base a hábitos y rasgos personales de cada quien.
En todos esos procesos, como un eje transversal se encuentra el aspecto emocional que al decir por ejemplo de la percepción, requerimos tener un mínimo de emocionalidad que puede llevar a "drives" o impulsos motivacionales (Hull, 1985), v.g, al percibir el ambiente con una determinada actitud emocional que puede movilizar al organismo a una meta equis o ye, conforme a niveles de afectividad (alegría, tristeza o ira). O motivos cognitivos que como creencias populares y mitos sobre los fenómenos naturales en zonas específicas de la amazonía, serranía o zona costera de Perú. Aceptar que algunas plantas como el oje o el renaco tienen un duende en sus entrañas y que son de origen satánico (la madre del agua, rio, cocha o laguna que se convierte en el "shapingo" que cuida a estos elementos naturales frente a la furia de los humanos por destruirlos. Muchas de esas plantas se han industrializado a la fecha y se expenden como productos medicinales que durante mucho tiempo y hasta hoy siguen siendo considerados como maléficos y ello ha conducido a su extinción gradual. Igual ocurrió con otros recursos naturales sea en flora o en fauna. O la simple práctica de que para mejorar el nivel de lluvias y frenar un poco la sequía y tener una mejor fertilidad del suelo se hace necesario la quema de bosques, sin interesar sus efectos o impactos extremos como la destrucción de especies diversas y los efectos climáticos y geofísicos ( lluvias o sequías en exceso, deslizamientos y derrumbes de zonas vulnerables, erosión de suelos, pérdida de controles ecosistémicos entre seres vivos y elementos naturales propios del hábitat de unos y otros, incluyendo a humanos en el entorno).
No es menos importante el asunto del comportamiento ecológico social sea responsable o irresponsable, tales como las obras de prevención, protección y mejora de los recursos humanos y naturales no humanos, preocupación por el desempleo, aumento de la polución en ambientes citadinos, abandono del medio rural y el trabajo agrario, aumento de la pobreza y generación de mayores impactos de contaminación ambiental a efecto de la pérdida de valores en cuanto al cuidado humano y por ende del ambiente no humano, o el aumento de la explotación no sostenible de los recursos naturales.
Muchos teóricos postulan por ello, caso de Devall y Sessions (1987), que se hace pertinente un cambio de actitudes frente al ambiente natural no humano a través del análisis de una crisis de carácter y cultura pro-ambiental, definiendo a la ecología cultural como el análisis sistémico de las maneras en las que una cultura articula a la población con sus ecosistemas.
Y los estudiosos del tema en México, en base a los postulados de E. Ribes Iñesta (1990), proponen el empleo de las competencias pro-ambientales (CPA) a través de seis áreas de interacción ambiental:
a. Definiciones de naturaleza
b. Control de los desechos sólidos
c. Control de polvos y humos, así como otras poluciones
d. Uso racional de recursos
e. Uso de áreas verdes
f. Diseño arquitectónico
Enmarcados en el análisis de tres propiedades fundamentales como son:
1. Propiedades físico químicas
2. Propiedades comportamentales
3. Convenciones de la interacción organismo –ambiente.
De acuerdo a ello, y agregado a los análisis de las condiciones de vida y niveles de hacinamiento y de pobreza se hace necesario establecer los perfiles de esta interacción y establecer los aspectos potenciales de las fortalezas existentes en uno y otro sistema, a fin de permitir que programas de prevención, mejoramiento y extinción se deben hacer en una educación que tienda a crear, modificar o fortalecer en cuanto a los valores saludables en los estilos de vida que lleven a cuidar y proteger la naturaleza no humana en sus verdaderas dimensiones ecosistémicas.
Desde una óptica social comunitaria se hace necesario involucrar y crear poder en los agentes de promoción y cambio de los modos de cómo se percibe el ambiente no humano y de cómo mejorar las actitudes de aceptación y conservación de las interacciones saludables entre los seres vivos y los elementos naturales esenciales para la vida (agua, aire y suelos fértiles). Para ello, el compenetrarse en los ambientes sociales y naturales de los ecosistemas resulta ser el camino para el trabajo de los psicólogos que pretenden crear, modificar, o extinguir situaciones intercomportamiento de orden pro-ambiental. En los años 1994 a 1999,en la zona selvática de Perú ( San Martín),nosotros iniciamos un programa con el nombre de ENCOPARA ( en, con y para la comunidad) que encierra el ideal de mejorar las condiciones de vida entre lo que hacen los humanos y los otros seres vivos para preservar y mejorar el hábitat allí donde se desarrollan.
Continuará………………
Referencias
Revista Latinoamericana de Psicología, 1994 – 1997.
Propuesta de nueva asignatura en Ingeniería Ambiental (J.E.C. Silva, 1997. UN de San Martín).
Proyecto social comunitario: ENCOPARA.- J.E.C. Silva,
1997 – UN de San Martín.
Ley General del Medio Ambiente (Perú – 28611(2005)
Autor:
Psic. Jorge Elías Cuarto Silva Sifuentes
Autor de la nueva terapia ecosistemica
Code1- Cusco – Perú
07 julio 2009
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |