Descargar

Medidas de desinfeccion en las Instalaciones pecuarias


Partes: 1, 2

  1. Regulaciones generales de la desinfección
  2. Productos apropiados y frecuencia en algunas enfermedades específicas
  3. Comparación de cuatro métodos bacteriológicos en el control de la calidad de las desinfecciones en instalaciones pecuarias bovinas
  4. Conclusiones
  5. Bibliografía

CAPITULO I.

Regulaciones generales de la desinfección

Es evidente que el sistema de explotación intensivo conlleva al riesgo notable de aumentar considerablemente los problemas de la sanidad animal. La coincidencia de una gran cantidad de animales en sitios relativamente reducidos, conduce al desarrollo de la flora microbiana, entre la que pueden encontrarse también gérmenes condicionales patógenos, lo que representa un peligro que no debe subestimarse en las explotaciones intensivas y de gran capacidad.

Por lo anteriormente planteado se entiende que en la práctica pecuaria, en condiciones de producción es necesario programar medidas higiénico-sanitarias que eviten todas las influencias perjudiciales que pueden afectar a la masa ganadera y quebrantar su salud. Cada día cobra mayor vigencia e importancia el postulado que establece es más importante y económico preservar y mantener el individuo sano, que tratar los enfermos.

Saneamiento ambiental.

El saneamiento ambiental consiste en el conjunto de medios y medidas en la crianza de los animales domésticos con interés económico y epizootiológico, cuyo fin es contribuir a establecer y conservar un ambiente en el que los animales y las personas que con ellos se relacionan directa o indirectamente puedan llevar una existencia sana. Las medidas de saneamiento están, ante todo, dirigidas hacia el eslabón básico para la formación y propagación de las enfermedades. Se orientan a la interrupción de la infección desde su fuente de origen hasta el animal susceptible.

El saneamiento ambiental forma parte indivisible del conjunto de medidas higiénico-sanitarias que se oponen a la propagación de las enfermedades en una masa susceptible, y en general tiene dos formas: preventivo y focal. Debe tenerse siempre presente que la forma más importante es la preventiva, que conserva la salud de los animales, ya que solo los animales sanos pueden garantizar la producción en cantidad y calidad necesarias.

Saneamiento preventivo.

Son las medidas de saneamiento aplicadas a los objetos y lugares epizootiológicamente no deficientes, pero que se encuentran expuestos tanto a los agentes etiológicos como a sus portadores, o que están donde no ha sido eliminada la posibilidad de la existencia de tales agentes.

Saneamiento Focal.

Es el que interrumpe las vías de transmisión de los agentes etiológicos. El saneamiento focal contribuye significativamente a la liquidación de los focos, y por lo general se divide en corriente y final.

Saneamiento Focal Corriente.

Es el que se realiza durante el periodo del cierre del foco en diversos intervalos. Su objetivo fundamental es destruir o suprimir a tiempo los agentes etiológicos en las fuentes secundarias ya sean objetos u otros elementos contaminados con excreciones, secreciones y deyecciones de animales enfermos.

Saneamiento Focal Final.

Se realiza cuando se va a cerrar el foco, es decir, antes de la suspensión de las medidas de aislamiento y la declaración de que el foco ha sido recuperado. Es muy exigente.

Breve Historia de la Desinfección.

La práctica de la desinfección comienza en los primeros días de la Historia Universal. Era inevitable que los métodos usados entonces fueran empíricos, basados en la práctica, en la tradición y en la mayoría de las veces, en la superstición. Cabe suponer que los métodos empleados en aquella época fueran desarrollados en entera ignorancia de las actuales teorías sobre la desinfección.

Hay razones para creer que los egipcios consideraron que las enfermedades eran contagiosas y que las infecciones podían ser trasmitidas por contacto. Los hebreos establecieron reglas especificas con respecto a la preparación de los alimentos, la importancia de la limpieza, la disposición de desechos, etc. Y medidas preventivas con respecto a la lepra. Aristóteles informo a Alejandro Magno sobre la importancia de hervir el agua de bebida y quemar el estiércol.

Hebreos, griegos y romanos emplearon el azufre en la fumigación. La legislación de Prusia indicaba que el agua de bebida debía ser guardada en brillantes vasos de cobre.

Los procesos de salar, ahumar y secar, asa como el tratamiento con vinos y aceites aromatices, eran de uso común en la preservación de alimentos y en la prevención de difusión de enfermedades.

Durante los brotes de peste bubónica en la Edad Media se usaron enormes cantidades de formaldehido como desinfectante para prevenir la difusión de la infección. En esta época se empezaron a sospechar las causas de la descomposición y las enfermedades contagiosas.

En 1963 Robert Boyle dijo que quien entendiera la naturaleza de los fermentos y de la fermentación podría entender los fenómenos de muchas enfermedades.

No obstante estas profecías, los grandes descubrimientos sobre la naturaleza de las enfermedades infecciosas ocurrieron en el siglo XIX.

La primera referencia específica al uso de la tintura de yodo en heridas fue hecha en 1839. En 1873 Devaine demostró sus propiedades antisépticas contra B. anthracis y Koch en 1881 reporta la acción esporicida, pero fue Grossichncher en 1908 quien reporto la utilidad del yodo como desinfectante de la piel. Gaucher en 1903 había tenido éxito en el tratamiento de un caso humano de actinomicosis usando una solución inyectable de yodo.

El desarrollo de una antigua idea sobre desinfección fue completando el panorama surgiendo muchos agentes germicidas tales como: hipocloritos, formaldehido, cloraminas, fenoles, compuestos cuaternarios de amonio, hexaclorofeno, fenoxietanol y yodoforos.

Los productores pecuarios han llegado a apoyarse en los desinfectantes químicos y agentes saneadores para crear condiciones sanitarias en muchas fases de sus operaciones y poder mantener la sanidad de sus animales.

Dentro de esta gama de productos disponibles para el consumidor se encuentran distintos desinfectantes y productos sanitarios con muy distintas características. Algunos son eficaces solamente sobre superficies prelimpiadas, mientras que otros retienen su eficacia en presencia de niveles relativamente altos de materia orgánica.

Ciertos desinfectantes tienen un amplio espectro de actividad antimicrobiana y tienen uso en una variedad de aplicaciones. Mientras otros, aunque eficaces contra un limitado espectro de microorganismos, son más adecuados para ciertas aplicaciones específicas.

Factores físicos de determinado tipo pueden alterar la calidad de un desinfectante o un saneador. El grado en que estos factores afectan a un producto en particular bajo determinadas condiciones, a la larga determina la eficacia de ese producto bajo esas condiciones. Además la mayoría de los agentes químicos, aunque pueden poseer un amplio espectro de actividad, generalmente son más eficaces contra una clase particular de microorganismos que contra otras.

Es por lo tanto importante, al elegir un desinfectante, considerar las condiciones en que será usado; es igualmente importante tener en cuenta algunas de las características y limitaciones de los distintos tipos de desinfectantes disponibles.

Desinfección. Generalidades.

Dentro del conjunto de medidas higiénico-sanitarias de saneamiento ambiental, La desinfección conjuntamente con la lucha contra los vectores, el tratamiento de líquidos residuales, el procesamiento de cadáveres y basuras, etc., constituye una de las tareas imprescindibles con vista a destruir o limitar la presencia de agentes etiológicos productores de enfermedades infecciosas y parasitarias, así como para preservar la salud de los animales y el hombre.

Actualmente se define la desinfección como la eliminación selectiva mediante sustancias químicas de ciertos microorganismos indeseables con el objetivo de prevenir su transmisión, y se alcanza por la acción en su estructura o metabolismo, independientemente de su estado funcional.

La desinfección no solo está encaminada a proteger la salud de los animales domésticos y a prevenir las enfermedades en las explotaciones intensivas, sino también a la recuperación de las unidades afectadas, lo que se traduce en beneficios económicos contables en el sentido de disminuir el tiempo necesario en las campanas de luchas contra las enfermedades. Además, crea un ambiente favorable para la conservación de la salud de los animales no

afectados mediante la disminución del número de gérmenes patógenos a intervalos de tiempo regulares y la reducción de los contaminantes microbianos comunes a niveles seguros. Por otra parte, contribuye a la obtención de productos para el consumo humano de mejor calidad sanitaria, tanto en las unidades de producción como en las de procesamiento de alimentos de origen animal.

Formas de Desinfección.

Según las condiciones higiénico-sanitarias y epizootiológicas existentes, la desinfección puede ser preventiva y focal.

Desinfección Preventiva.

Consiste en la neutralización de los agentes de enfermedades contagiosas que pueden ser segregados o excretados por animales enfermos sin manifestaciones clínicas de la enfermedad (portadores asintomáticos) o portadores ocasionales de estos gérmenes (aves silvestres, insectos, gatos, perros, alimentos importados, etc.). La desinfección preventiva se realiza en aquellas unidades epizootiológicamente no afectadas, donde existen animales sanos, pero que están expuestos a los agentes etiológicos o sus portadores, por lo que no está eliminada la posibilidad de la existencia de ellos.

La desinfección preventiva adquiere su mayor importancia en las instalaciones de animales, en los lugares de de concentración de los mismos y en los de procesamiento de materias de origen animal y de sacrificio y además, en los medios de transporte para animales y sus productos, así como en la entrada de las instalaciones de producción animal. La frecuencia de la desinfección preventiva debe ser regular y varias según el tipo de unidad, forma de explotación y especie animal.

Al aumentar las concentraciones de animales y la intensidad de la producción en las condiciones de la agricultura, la importancia de la desinfección preventiva cada vez es mayor, ya que constituye un factor necesario para el mejoramiento de la higiene en los establos y para el mantenimiento de los rebaños sanos y productivos.

Desinfección Focal.

Tiene como finalidad detener la expansión de la enfermedad con la destrucción de los microorganismos patógenos que se eliminan al medio por los animales afectados. Se realiza durante el periodo de presentación de la enfermedad y puede ser corriente y final.

Desinfección Focal corriente.

Se realiza durante el periodo en que están presentes las enfermedades y tiene como objetivo detener lo antes posible la expansión de las mismas y la difusión de los agentes etiológicos que son eliminados por los animales al medio. Este tipo de desinfección se repite periódicamente mientras existan enfermedades en la unidad.

Desinfección Focal Final.

Se realiza después que la enfermedad infecto-contagiosa ha sido eliminada y no existan animales enfermos. Precede al levantamiento de las medidas restrictivas en la unidad afectada.

Factores que Influyen en la Efectividad de la Desinfección.

Para lograr una buena desinfección es necesario tener en cuenta los factores siguientes:

La resistencia de los microorganismos a los desinfectantes depende fundamentalmente de sus características morfo-estructurales, de la permeabilidad de la membrana y características bioquímicas. La mezcla de varios microorganismos y su resistencia influyen individual y colectivamente en la elección del producto a realizar y en el modo de su aplicación, siempre que se considere el mecanismo de acción del desinfectante en cuestión.

  • 2- La efectividad de la solución desinfectante.

La efectividad de los desinfectantes depende de su toxicidad selectiva, dada sus características físicas y químicas. El desinfectante puede manifestar su toxicidad contra un tipo de microorganismo en forma variable y contra otros puede comportarse de una forma inerte y hasta estimularlos. Esta es una de las razones por la que, en algunos casos, se utiliza la combinación de dos o más desinfectantes para aumentar su potencia y ampliar su espectro.

  • 3- Forma de usar el desinfectante.

Se logra un buen efecto al seleccionar un desinfectante eficaz si se utiliza una concentración correcta, con una temperatura adecuada y la cantidad suficiente de solución por metro cuadrado de superficie, así como el numero de aplicaciones necesarias y si se aplica correctamente, considerando las características de la superficie y su posición (vertical u horizontal), respetándose el tiempo de exposición.

  • 4- Concentración de la solución desinfectante.

En la práctica se trata de utilizar concentraciones mínimas efectivas del desinfectante, pues aunque la elevación de la concentración puede disminuir el tiempo de acción efectivo, si se usa una concentración superior a la necesaria se dañan las superficies de los objetos y significa un gasto innecesario del producto. Por otra parte, el uso de desinfectantes con baja concentración o tiempo de exposición breve para una acción efectiva, puede influenciar en los microorganismos y estimularlos, y en algunos casos inducir resistencia en estos, lo que dificultaría su destrucción posterior con concentraciones adecuadas.

  • 5- Temperatura de la solución.

Las temperaturas altas de la solución desinfectante disuelven las partículas de grasa, la suciedad y facilitan le entrada de la misma en los microorganismos. Por lo general, a temperaturas bajas los desinfectantes disminuyen su capacidad, y a altas se incrementa varias veces. Por otra parte, la temperatura es muy importante en la dilución de las sustancias en el agua, lo que generaliza su introducción en las células microbianas al asegurarse su solubilidad.

Las reacciones químicas generalmente se aceleran al elevarse la temperatura. Un ascenso de 10 C0 aumenta de dos a ocho veces la tasa de la reacción dentro de una escala cuyas variaciones no exceden el punto letal de los microorganismos. Sin embargo, debido a que muchas acciones desinfectantes tienen un carácter parcialmente físico, no pueden aplicarse a ellas solo las leyes que rigen las reacciones químicas que aumentan la eficacia de los desinfectantes más altas aun la disminuyen al rebajar la tensión superficial, aumentar la acidez, disminuir la viscosidad y reducir la absorción.

Las excepciones de la eficacia de los desinfectantes a temperaturas altas son las soluciones químicamente poco estables que deben utilizarse a temperatura entre 15 y 20 C0.

La mayoría de los investigadores recomiendan que las soluciones desinfectantes deben ser preparadas y seguidamente usarlas a una temperatura entre 70 y 80 C0.

  • 6- Formas de aplicación.

Existen varias formas de aplicación de los desinfectantes: gaseosa, aerosol, aspersión y por inmersión de los objetos en la solución desinfectante. El medio líquido facilita la disociación del preparado químico, por lo que se incrementa el contacto entre el microorganismo y la parte activa del desinfectante. En un medio gaseoso se realiza también relativamente fácil, pero en un medio viscoso solido las condiciones son menos favorables.

  • 7- Tiempo de exposición.

El tiempo de exposición depende de la naturaleza del desinfectante, concentración, pH, temperatura y de la población microbiana con sensibilidad variable al desinfectante en cuestión. Este factor es uno de los mas importantes en el proceso de la desinfección, pues si no se respeta, aunque se mantengan los demás requisitos pueden obtenerse resultados negativos.

  • 8- Cantidad de solución y número de aplicaciones.

Estos factores dependen del tipo y carácter del material desinfectado, su limpieza, grado de rugosidad, permeabilidad de la superficie y posición. Es necesario tener presente también las características de los microorganismos que se pretende destruir.

  • 9- Influencia del ambiente.

El ambiente donde se realiza el contacto del desinfectante con el agente infeccioso determina en gran medida si el microorganismo será eliminado por desinfectante. Los factores ambientales más importantes que influyen en la eficacia de la desinfección son: consistencia, características de los materiales desinfectados , cantidad de sustancias orgánicas e inorgánicas presentes, el pH, la temperatura y la humedad, por ejemplo: los objetos de madera difícilmente se desinfectan, y por el contrario en los materiales de superficie dura existen diferentes condiciones para lograr una buena efectividad del desinfectante, que depende de la porosidad, hidrofilidad e hidrofobilidad. Cuando existe mucha materia orgánica, el contacto entre el microorganismo y el desinfectante se dificulta y la sustancia suele debilitarse y hasta inactivarse. Algunas sustancias como los preparados clorados poseen una mayor acción a pH bajos y otras como los detergentes a pH elevados. Cuando la temperatura ambiental es alta, generalmente los desinfectantes son más efectivos; también una humedad relativamente favorece la permeabilidad celular y por tanto la penetración del desinfectante.

El hombre es el factor fundamental en la calidad de la desinfección y su eficacia; por lo tanto, es sumamente importante que el personal que realiza la desinfección este calificado, posea conocimientos de todos los factores enumerados anteriormente y tenga habilidades en las operaciones, responsabilidad y conciencia de la importancia de su trabajo.

Principales desinfectantes utilizados en la desinfección de las unidades pecuarias.

Los principales desinfectantes utilizados son los siguientes:

Formaldehido. Se puede utilizar en forma de solución que contiene entre el 35 y 40 % del producto activo, y en forma sólida (como paraformaldehido) con un contenido de 97 a 99 % de sustancia activa. En forma natural al desprenderse de la solución acuosa es un gas incoloro, de olor característico e irritante, capaz de destruir las mucosas de los ojos y de las vías respiratorias superiores. En solución al 2 % de producto activo es efectivo frente a las formas vegetativas bacterianas y la mayoría de los virus y hongos. Las soluciones al 6 % de producto activo son efectivas frente a las bacterias esporogénas. En forma de gases se utiliza para la desinfección de locales cerrados en combinación con el permanganato de potasio (ver desinfección por gases microbicidas, microbiología del aire). Para las desinfecciones profilácticas en unidades porcinas se permite su uso al 1 % con los animales dentro de las instalaciones, los que serán asperjados en caso de poseer ectoparásitos.

Sosa Cáustica. Se presenta en forma sólida; es altamente corrosivo para los metales y tejidos vivos. La sosa cáustica es muy activa en soluciones al 2 % frente a la mayoría de las bacterias en fase vegetativa (excepto las micobacterias y los virus). Para la eliminación de bacterias esporulantes es necesario elevar la concentración al 5 % con un tiempo de exposición de cuatro horas.

Hidróxido de calcio. Denominado también hidrato de cal o cal apagada. Es un polvo blanco, alcalino de pH 12,4 en solución acuosa y se obtiene a partir de la hidratación del óxido de calcio o cal viva. Se recomienda su uso como desinfectante, por su efectividad y bajo costo, siendo ampliamente usado en el campo de la desinfección en muy diversas formas; pero su uso fundamental es en forma de lechada de cal recién apagada en concentraciones del 10 % al 20 %. En nuestras condiciones se recomienda su uso al 15 %, pero fundamentalmente con el objetivo de lograr el blanqueado de las instalaciones después de ser desinfectadas con otras soluciones desinfectantes.

Experimentos realizados en otras condiciones han demostrado su buena efectividad frente a: Escherichia coli, Salmonellas, Klebsiella y coliformes en general, Así como ante Streptocosus y Staphylococcus.

Algunos autores consideran que adicionándolo a los residuales de instalaciones pecuarias se obtienen buenos resultados en su descontaminación debido a la elevación del pH del residual en cuestión.

Su marcado efecto bactericida perdurara aún después de aplicada la lechada de cal. Diversos autores demostraron que quince días después de aplicada, se mantenía su efecto bactericida y el número de microorganismos sobre las superficies era menor que el existente sobre las no tratadas. Debido a esta propiedad se recomienda como una medida de higiene adicional después de la limpieza y desinfección profiláctica. Aunque se requiere doble mano de obra que contribuye a elevar los costos de las labores de limpieza y de desinfección.

Cloro. Se usa principalmente como saneador, más que como desinfectante. Es comúnmente utilizado para el tratamiento de aguas y en lechería. El hipoclorito de sodio y el hipoclorito de calcio son las preparaciones más frecuentes. También se usan algunos compuestos orgánicos como cloramina, diclorodimetilhidantoína, ácido dicloro o tricloro cianúrico. En general, se caracterizan por tener una alta reactividad con la materia orgánica, fuerte olor y, por ser del grupo de los halógenos, son corrosivos. Tienen amplio espectro

Germicida. Su mecanismo de acción consiste en desnaturalizar las proteínas alternando los procesos enzimáticos. A mayor acidez se obtiene mayor efectividad.

Compuestos Órgano-Metálicos. Los compuestos órgano-metálicos en uso hoy día, son principalmente derivados del mercurio, plata o estaño. En general, estos compuestos son considerados como agentes bacteriostáticos y no deberá confiarse la acción desinfectante del uso general en un hospital.

El principal uso de los órgano-mercuriales actualmente, es en antisépticos para aplicaciones tópicas, pero es necesario advertir con respecto a este uso, desde que Kearly informó en 1950 que los derivados de los órgano-metales usados en antisepsia son fácilmente neutralizados o inactivados por sustancias que contienen sulfidrilos, normalmente presentes en los fluidos del cuerpo y tejidos.

Los derivados órgano-mercuriales comúnmente usados como antisépticos, son el mertiolate, melaten y mercurocromo y otros utilizados como preservadores industriales tales como el fenilmercurio o piridilmercurio.

Compuestos Anfóteros. En 1952, un nuevo grupo de agentes de superficie tenso activos con mayor peso molecular que los aminoácidos, apareció en el campo de los desinfectantes. Tiene características anfóteras combinando acción detergente por su grupo aniónico con acción bactericida por su mitad catiónica. Debido a la estructura química, son considerados como compuestos no inactivados por las proteínas. Esa característica les da superioridad sobre los compuestos cuaternarios de amonio, pero son inactivados por jabones y detergentes aniónicos y no iónicos. Son activos en presencia de suero y leche.

Yodo. Es el único elemento del grupo de los halógenos que es sólido a temperatura ambiente. Puede pasar espontáneamente del estado sólido a vapor, sin pasar por la fase líquida. Es ligeramente soluble en agua (un gramo de yodo en 300 ml de agua). Muy soluble en solventes orgánicos como alcohol (un gramo en 13 ml), y glicerina (un gramo en 80 ml) y libremente soluble en cloroformo, tetracloruro de carbono, éter, ácido acético glacial y propilenglicol.

El yodo es un elemento altamente reactivo, por lo cual es muy buen germicida. La forma activa desinfectante del yodo es la molécula I2, mediante dos mecanismos de acción que incluyen la inactivación de algunas enzimas y la coagulación de proteínas. El yodo elemental es uno de los germicidas más potentes y de acción más rápida. La solución 1:20.000 mata a la mayoría de las bacterias en un minuto. Las esporas bacterianas húmedas requieren unos 15 minutos, pero las esporas secas pueden tardar horas en destruirse aunque las concentraciones de yodo sean grandes.

Estas propiedades del yodo fueron aprovechadas con propósitos antisépticos con el uso de la tintura de yodo, que es una solución de yodo en alcohol al 2 % o al 7 %. En la piel, la tintura de yodo destruye el 90 % de las bacterias en 90 segundos. El uso de esta sustancia se limitó a la antisepsia de la piel sana, al tratamiento de la epidermofitosis y se utilizó para desinfectar el agua de bebida, especialmente para destruir amebas. También se activó contra virus, hongos y protozoarios.

Como desinfectante verdadero, el yodo no se utilizó anteriormente debido a algunos factores limitantes: baja solubilidad, alta acción corrosiva sobre metales, inactivación en presencia de materia orgánica, inactivación en medio alcalino, acción irritante que puede producir eritema y vesiculación en las mucosas, por lo cual se ha utilizado como revulsivante; también puede producir sensibilización alérgica.

Combinación de productos desinfectantes. En la actualidad son muchos los que reconocen las ventajas que brinda realizar combinaciones de productos químicos para efectuar desinfecciones. Diferentes autores obtuvieron mejores resultados combinando productos desinfectantes que usándolos por separado consideran que las ventajas de la combinación se debe a su efecto sinérgico; con acción mayor hasta cinco veces que cuando se usan los desinfectantes por separado.

Cepero et al., Al estudiar cinco combinaciones de soluciones microbicidas, alcanzaron buenos resultados; en especial cuando el formaldehído formó parte de la mezcla. Estos mismos autores plantean la superioridad de las desinfecciones profilácticas de grandes centros porcinos mediante combinaciones de productos desinfectantes.

Hurtado et al. Indican que mezclando el hidróxido de sodio y el formaldehído, se eleva el pH y se obtiene una efectividad mayor cinco veces frente a la Escherichis coli, que usando solo uno de los dos productos.

En nuestras condiciones, Vera et al, comprobaron que la mezcla de hidróxido de sodio al 3 % a temperatura ambiente a razón de 1 L/m2, es eficaz frente a Mycobacterium bovis, mientras que cuando se usó el hidróxido de sodio solo, no obtuvo efectividad hasta un 10 % de concentración.

La efectividad de la lechada de cal en concentraciones del 10 % al 20 % se puede aumentar mediante la adición de otro producto desinfectante. La combinación de lechada de cal con hidróxido de sodio al 2 % es recomendada como beneficiosa.

Tablada et al., Consideran que añadiendo a una solución de hidróxido de calcio al 20 %, cantidades no precisadas de hidróxido de sodio o creolina se logra un mejor desinfectante, ya que en el caso del hidróxido de sodio se retarda la conversión a Co3Na2, al reaccionar con el aire; lo que permite aumentar el tiempo de duración de su acción. Además tiene la ventaja de permitir que todas las superficies reciban la solución, pues de esta forma quedan visibles las señales.

No obstante todas las ventajas planteadas, ninguno de los autores consultados define las concentraciones y cantidades adecuadas de hidróxido de calcio, hidróxido de sodio o formaldehido, que deben combinarse para obtener la efectividad deseada, y en los casaos en que se hace no hay coincidencia entre ellos. Sería importante definir en nuestras condiciones ambientales y de producción las concentraciones y cantidades más apropiadas de los principales desinfectantes usados; tomando en consideración las ventajas que ofrece la combinación de productos desinfectantes en el campo de la desinfección veterinaria con relación a efectividad y economía.

Nuevos productos desinfectantes. Antiguamente el número de productos desinfectantes era reducido; pero ya en la actualidad el rango es amplio. No obstante es necesario valorar la efectividad de nuevos productos químicos, comparándolos con productos establecidos en diferentes tipos de condiciones.

Tablada et al., Señala que hasta el presente no existe un producto desinfectante único en el que se reúnan todos los requisitos necesarios para calificarlo como ideal y destacan que cada día cobra mayor vigencia la búsqueda y evaluación de nuevos agentes desinfectantes.

En nuestro país se han introducido métodos de investigación en la desinfección veterinaria, con vista a obtener nuevos productos desinfectantes. A pesar de existir algunas metodologías, los estudios realizados con la búsqueda de nuevos desinfectantes no se han desarrollado. Estos se reducen a valoraciones sobre posibles usos de subproductos furánicos procedentes de la industria azucarera en el campo de la desinfección como desinfectantes químicos. En tal sentido, Cepero et al., y Martínez et al., plantean sustancias denominadas G-0 Y G-1, un buen efecto bactericida, aun usándolos en bajas concentraciones frente al indicador coliformes; pero la dificultad en la síntesis de estos productos furánicos y las grandes cantidades necesarias en la desinfección veterinaria atentan contra su aplicación a gran escala en la producción.

Consideramos oportuno señalar basado en lo anteriormente expuesto, que es necesario desarrollar la búsqueda y obtención de nuevos productos desinfectantes, a partir de residuos industriales lo que permitiría solucionar el déficit de productos químicos, evitar importaciones así como las afectaciones del ambiente; lo que en conjunto aportaría grandes beneficios a nuestra economía.

Cenizas de carburo. Una alternativa para ser empleado como desinfectante durante el proceso industrial de obtención del gas etino (acetileno), a partir del carburo de calcio, se produce grandes cantidades de un residuo denominado cenizas de carburo, lodos de cal, cieno o cal residual. Este residuo químico, de olor acetilénico y color grisáceo, es producido en todas las fábricas del país en grandes cantidades; creándose dificultades con su disposición final al ambiente ya que afectan la flora y fauna del lugar.

Estudios realizados por el departamento de desarrollo e inversiones de la Empresa de Gases Industriales referentes a su composición expresan los siguientes resultados:

Análisis base seca en porciento:

edu.red

Análisis de laboratorio (composición).

edu.red

El análisis químico desde el punto de vista cualitativo realizado en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas puso de manifiesto en su composición los siguientes elementos:

edu.red

Debido a la necesidad de obtener nuevos productos desinfectantes de satisfacer nuestra creciente demanda y a las posibilidades que pueden brindar las cenizas de carburo en este sentido; sería de gran utilidad su valoración como desinfectante en el campo de la desinfección veterinaria, por los grandes beneficios que pueda ofrecer.

González Romano et al., demostraron que con el empleo del residual cenizas de carburo al 10 % de concentración en desinfecciones profilácticas en instalaciones porcinas son comparables a los que se lograron con el hidróxido de sodio y el formaldehido.

Mecanismos de Acción de los Desinfectantes Químicos.

Existen diversos mecanismos en virtud de los cuales los agentes químicos lesionan las células bacterianas. Entre éstos citamos:

  • 1) Destrucción de la célula o desintegración de su organización.

  • 2) Interferencia en la síntesis de proteínas y el crecimiento.

  • 3) Interferencia con la utilización de energía.

Algunos compuestos químicos como los aceites y los alcoholes fuertes destruyen por completo la célula bacteriana probablemente por acción hidráulica. La enzima denominada lisozima puede destruir también la célula por hidrólisis de la pared celular, permitiendo la ruptura osmótica de la membrana celular carente de sostén. Otros productos químicos pueden provocar la muerte de la célula sin destruirla. A veces conocemos parcialmente la acción de algunos de estos agentes químicos, pero ignoramos la de otros.

Oxidación.

Los agentes oxidantes más fuertes que el oxígeno molecular, tales como el peróxido de hidrógeno, perborato sódico, y permanganato potásico, son con frecuencia bactericidas. La acción desinfectante del cloro parece depender por una parte del oxígeno naciente liberado al combinarse el cloro con el agua, y por otra, a la acción directa del cloro, como agente oxidante, sobre el protoplasma de la bacteria.

Coagulación Proteínica.

Se sabe que un buen número de productos químicos coagulan las proteínas como por ejemplo, las existentes en el protoplasma celular. La acción del alcohol y del formaldehido depende seguramente de la participación general de las proteínas, mientras que algunos metales pesados parecen ejercer más influencia sobre la actividad enzimática.

Pared Celular y Ruptura de la Membrana.

El descenso de la tensión superficial del medio en el cual permanecen las bacterias en suspensión lesiona con frecuencia las células microbianas y en algunos casos disuelve incluso las bacterias. El Diplococcus pneumoniae es especialmente sensible a la lisis por disminución de la tensión superficial. Los jabones, sales biliares, hexilresorcinol y muchos detergentes aniónicos y catiónicos disminuyen la tensión superficial. Las bacterias intestinales, expuestas a la acción de la bilis, resisten más a la destrucción por descenso de la tensión superficial que otras muchas bacterias. También afectan la función de la membrana celular algunos compuestos químicos como el fenol y cresoles.

Factores Físicos que afectan a los desinfectantes.

De acuerdo a los estudios de Mocli (1995), Panalla y coelho (1996). Entre los factores físicos que pueden tener un marcado efecto sobre el comportamiento de los agentes desinfectantes y saneadores podemos citar los siguientes:

Temperatura. En la mayoría de los desinfectantes, un aumento en la temperatura causa el correspondiente aumento proporcional de actividad microbicida. Sin embargo, en ciertos desinfectantes, como aquellos a base de cloro o yodo, las temperaturas excesivas tienden a eliminar el principio activo de la solución, las soluciones desinfectantes y saneadoras basadas en cloro y yodo, deberán-por esta razón-ser empleadas a temperaturas por debajo de 42 C0.

Concentración de Iones Hidrógeno (pH). Algunos desinfectantes, como los yodóforos y la mayoría de los agentes clorados, son más activos en un medio de pH ácido que en uno alcalino. Los compuestos de amonio cuaternarios por otro lado, operan más efectivamente a pH alto que bajo, Los fenoles, aunque son más efectivos como bactericidas en el rango ácido, a menudo son más empleados a pH alto a causa de su solubilidad.

Materia Orgánica. La presencia de materia orgánica tal como heces, tierra, sangre, plumas, pus, pelusas, camas, etc., tienden a proteger los microorganismos de la acción microbicida de los desinfectantes químicos. La materia orgánica también tiende a inhibir y en algunos casos a inactivar ciertos tipos de agentes desinfectantes. Algunos compuestos, sin embargo, son más resistentes a los efectos inhibitorios de la materia orgánica que otros. Los desinfectantes basados en el alquitrán y ciertos fenoles sintéticos, por ejemplo, son mucho más resistentes a los efectos inactivantes de la materia orgánica que los agentes clorados y los yodóforos. Los compuestos de amonio cuaternario también son inactivados por ciertas formas de residuos.

Si es posible, las superficies a ser desinfectadas deberán ser cuidadosamente limpiadas para remover toda la suciedad antes de la aplicación del agente desinfectante.

Métodos de Pruebas de desinfectantes.

El primero en crear un método de prueba de desinfectante fue Roberto Koch, en 1881, y recién en 1903 Rideal y Walker en Inglaterra, desarrollaron un método preciso y reproducible para determinar la actividad germicida.

En 1911, Anderson y McClintick en los EE.UU., MODIFICARON EL TEST DE Rideal-Walker, y el procedimiento se conoce como el método del laboratorio higiénico, que fue ampliamente utilizado en los EE.UU. hasta el año 1927, en que Radish desarrolló una prueba en la que combina los mejores rasgos de ambas.

Este método, que se conoce con el nombre de "Prueba del coeficiente de Fenol", fue el método adoptado por la USFDA para analizar desinfectantes en 1931, y fue adoptado como prueba oficial de desinfectantes por la Association of Official Agricultural Chemist, en 1950.

En 1953, Stuart y Col. Desarrollaron un test de desinfección adicional conocido como el test de confirmación de Dilución, con el propósito de determinar si la dilución es de uso de un germicida controlado por el coeficiente fenol (multiplicando el coeficiente fenol por un factor de 20) era realmente eficaz para desinfectar una superficie dura.

Hasta la creación de este test, todas las reglamentaciones de control de germicidas en el comercio, se basaba en el test del coeficiente fenol. En la actualidad se usa el "Coeficiente Fenol y el Test de Confirmación de Dilución".

El coeficiente de un desinfectante puede definirse como la relación del poder germicida del desinfectante en cuestión, comparado con el del fenol determinados en condiciones físicas.

El valor numérico así calculado se llama coeficiente de fenol y se supone que indica la proporción en que el agente desconocido es mejor o peor germicida que el fenol.

El coeficiente fenol de un desinfectante usado contra el bacilo de la fiebre tifoidea, se calcula de la siguiente manera:

Se divide la mayor dilución del desinfectante capaz de destruir Salmonella typhi en 10 minutos (pero no en 5) por la dilución de fenol que provoque esta destrucción. Para no tener ideas falsas sobre precisión del método, se calcula el coeficiente hasta la primera décima, si es menor de 1, hasta el próximo 0,2 si está entre1 y 5, hasta el próximo 0,5 si está entre 5 y 10; finalmente, el 1,0 más cercano si esta entre 0 y 20.

El efecto de la materia orgánica extraña sobre la potencia bactericida de un desinfectante es tomado comúnmente en consideración efectuando la prueba con materia orgánica añadida o sin ella.

Calculo del Coeficiente Fenol.

edu.red

Condiciones Ideales de un Desinfectante.

Podemos definir como desinfectantes los agentes que destruyen los microorganismos patógenos. El término esterilizante sustituye muchas veces la designación desinfectante, principalmente en la industria de alimentos en el tratamiento del agua de bebida.

El desinfectante ideal debe reunir ciertas características. Si un desinfectante determinado se acerca a las condiciones del ideal, es útil para el empleo general. Las características más importantes son las siguientes:

Eficacia y Poder Germicida. Se refiere a la actividad germicida en cantidad y calidad, lo cual significa que el producto ideal debe ser activo contra toda la gama de agentes infecciosos incluyendo las esporas bacterianas y fúngicas. La acción debe estar caracterizada por ser rápida y letal.

La capacidad germicida de un desinfectante suele compararse con la del fenol frente a una bacteria (la Salmonella typhi, agente productor de la fiebre tifoidea).

Estabilidad. Algunos desinfectantes en condiciones de laboratorios se muestran muy eficaces, pero en la práctica, la actividad germicida se ve disminuida por factores como: materia orgánica, temperatura, aguas duras, pH, y rápida descomposición.

Algunos desinfectantes más activos se combinan con materia orgánica, formando compuestos insolubles y precipitándose casi totalmente. Por ello, su actividad puede disminuir rápidamente, hasta el punto de no ser letal para los microorganismos.

Un producto ideal debe actuar eficazmente aún en presencia de factores adversos y ello depende de sus condiciones de fabricación y formulación.

Partes: 1, 2
Página siguiente