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Cooperación internacional para la comunicación (página 2)


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Otras acciones paralelas son las de apoyo técnico, ayudas a la programación y los fondos para la producción audiovisual y cinematográfica. El Ministerio de Asuntos Exteriores francés tiene definida una Zona de Solidaridad Prioritaria, en la que se concentra la ayuda y que, significativamente, abarca la mayor parte de los países africanos -de manera especial, los países francófonos-, Sudeste asiático, Pacífico, Caribe, Magreb y Oriente Medio, aunque pueden realizarse también intervenciones en otros países en desarrollo. (http://www.diplomatie.fr/coopération).

Sin embargo, el único país no africano que recibió ayudas para programas nacionales de apoyo a medios, entre 1997 y 2000, fue Vietnam. (FRA, D., 2000) Aunque los proyectos pueden tener una dimensión nacional, regional o internacional, generalmente son los programas nacionales los que tienen prioridad a través de financiación plurianual. A partir de la solicitud de los beneficiarios, se lleva a cabo la identificación de las necesidades y la negociación mediante comisiones mixtas. Un comité interministerial es el encargado de decidir la concesión de las ayudas a proyectos que son supervisados periódicamente. La cooperación pública francesa, al igual que la de un gran número de países europeos, destina también una parte de sus fondos de apoyo a los medios a proyectos gestionados por instituciones multilaterales, como el Instituto del Banco Mundial, la Agencia Intergubernamental de la Francofonía o el Programa Internacional para el Desarrollo de la Comunicación.

Proyectos de cooperación multilateral

Dentro del sistema de Naciones Unidas, la UNESCO es la institución más importante y activa como donante de proyectos de comunicación a través del Programa Internacional para el Desarrollo de la Comunicación (PIDC), aprobado no sin cierta polémica por la Conferencia General de 1980 de la combinación de dos proyectos, uno de ellos, presentado por Túnez, en el que se sugería la creación de un centro dependiente de la UNESCO y encargado de realizar estudios y recaudar fondos para desarrollar sistemas nacionales de comunicación; la otra iniciativa partió de los Estados Unidos y defendía el patrocinio de otras agencias de la ONU, como el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), entre otras instituciones. Desde su creación, el PIDC ha financiado y, en ocasiones, puesto en marcha más de 750 proyectos en países en desarrollo. Dentro de los objetivos generales que se le asignan al PIDC en su creación y que siguen inspirando su acción hay que destacar:

– La asistencia a los países en desarrollo en la elaboración y aplicación de planes de desarrollo de información y comunicación; – La promoción de la transferencia tecnológica para reducir la brecha Norte-Sur; – La financiación de proyectos a través de las contribuciones que se establezcan dentro del Programa; – La defensa de la independencia de los medios, la democracia y los derechos humanos.

La financiación del PIDC, tema también polémico y controvertido en su momento, trató de conformar tanto las aspiraciones occidentales -que proponían procedimientos bilaterales- como las del Grupo de los 77 -con planteamientos multilaterales-.

La solución fue la creación de una Cuenta Especial, fondo común formado por las aportaciones voluntarias de los países -cuarenta y nueve estados han contribuido desde la creación del Programa- y de consorcios privados, y los Fondos en Depósito constituidos por aportaciones bilaterales de países y de agencias internacionales a proyectos concretos que pueden ser financiados totalmente o una aportación complementaria a la que proporciona la Cuenta Especial.

El Programa facilita también becas de formación, equipamiento y servicios especializados. (http://www.unesco.org/webworld/ipdc) Con esos fondos, el PIDC proporciona asistencia a un amplio abanico de beneficiarios, tanto públicos como privados, especialmente de países menos desarrollados: prensa, radio, televisión, agencias de noticias, institutos de formación, organizaciones profesionales u otras instituciones vinculadas a los medios de comunicación, a través de programas nacionales, regionales o internacionales. Desde mediados de los años noventa, el continente africano y los proyectos relacionados con prensa rural, desarrollo de la radio, formación profesional y el impulso a la labor de las mujeres han sido muy favorecidos por las ayudas del Programa, con la pretensión, en cierta medida, de vincular tres conceptos básicos: libertad de prensa, procesos de democratización y núcleos de desarrollo. Resulta significativo que un número considerable de los proyectos multimedia financiados aprobados recientemente se desarrollen en el continente africano, donde las tecnologías son una herramienta de escaso acceso. Entre ellos está la creación de un Centro Multimedia para Jóvenes y un Centro para la Comunidad Meiganga en Camerún, así como el programa Women Using Media for Peace en Burundi. Pero África es también uno de los destinos principales de los proyectos relacionados con la prensa escrita, la radio y las agencias de noticias, especialmente dos de las agencias más infradotadas como son la de Chad y la de Mauritania. Las emisoras de radio comunitaria en Zambia y Malawi, la mejora de la capacitación técnica y humana en la radio de la República Centroafricana o el impulso a la prensa independiente en Camerún y Sudán son otros proyectos financiados por la Cuenta Especial del Programa.

Los nuevos retos

Los últimos proyectos aprobados por el Consejo Intergubernamental del PIDC responden a los nuevos problemas planteados por la brecha tecnológica y los objetivos de la llamada Sociedad de la Información o Sociedad del Conocimiento. De esta forma, junto a los medios e instituciones tradicionales, se financian también centros multimedia de carácter comunitario, como la ayuda concedida a la estaciones de radio comunitarias indígenas de Costa Rica a través del Instituto Costarricense de Enseñanza Radiofónica, proporcionando nuevas tecnologías y acceso a internet, o la creación de un Centro de Recursos para Periodistas en Tadjikistán. Hay que destacar también el número creciente de proyectos nacionales por desarrollar en la región de Asia y Pacífico, especialmente en islas como Fidji o Timor Oriental. La asistencia a Afganistán resulta también muy significativa y completa, puesto que abarca tanto la creación de un centro de formación en radio y televisión sobre el papel de los medios en las sociedades democráticas y el valor de los principios de libertad de expresión, el impulso al papel de las mujeres en los medios mediante el apoyo a una asociación profesional de mujeres afganas vinculadas a la comunicación, así como la reforma de la agencia de noticias Bakhtar y un proyecto de formación de periodistas afganos, ambos financiados mediante Fondos en Depósito cuyo donante es Luxemburgo. El PIDC ha financiado a lo largo de su historia más de 170 proyectos en América Latina y El Caribe. Es la tercera área geográfica en el destino de fondos de los proyectos aprobados recientemente, dentro de los cuales hay iniciativas en todas las categorías de medios. Entre ellos destacan:

– La reestructuración de la emisora de radio de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión a través de Fondos en Depósito procedentes de la ayuda de Luxemburgo. – A través de la Cuenta Especial se prevé reforzar la red de jóvenes corresponsales de la agencia de noticias de Paraguay Jaku’Eke, hasta ahora formada por voluntarios con escasa preparación. El proyecto pretende comprometer la participación de los jóvenes en el desarrollo social y representar la diversidad étnica y lingüística del país. – La Red Latinoamericana de Comunicación por los Derechos de la Infancia es un proyecto regional impulsado por la ONG brasileña, Agencia de Noticias por los Derechos de la Infancia y financiado por la ayuda bilateral de los Fondos en Depósito. El objetivo de la red es la promoción de los derechos de la infancia en los medios de comunicación. – El Programa de formación de formadores de radios comunitarios de la Asociación Mundial de Radio Comunitaria-América Latina, que pretende desarrollar estrategias de formación eficientes en la radio comunitaria regional. – La Fundación Investigación, Educación y Comunicación para el Desarrollo (CODE) presenta un proyecto para crear un Centro Virtual de Formación dirigido a mejorar la producción radiofónica en los países de la región andina. – Finalmente, un proyecto para la mejora de los programas informativos en la televisión local de Perú y el apoyo a los centros de televisión comunitaria rural en Bolivia a través de la creación de una unidad móvil son proyectos audiovisuales financiados con ayuda multilateral y bilateral respectivamente.

Pese a toda la proliferación y diversificación geográfica y temática de los proyectos de comunicación, podemos concluir remarcando que la escasa cuantía destinada a los mismos y la lentitud de los progresos realizados solo permite contemplar la cooperación en comunicación como un objetivo secundario en la cooperación internacional.

 

María José Pérez del Pozo

Doctora en Ciencias de la Información por la UnIversidad Complutense de Madrid

Revista Chasqui Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para

América Latina (CIESPAL)     

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Quito – ECUADOR

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