Abstract:
Businesses are microcosms representing the essence of human psychological forces.
We must understand them from that point of view to deal with their ills.
Las palabras del patricio estadounidense George Washington, reverberan como eco en los panteones de la Historia, ya que son tan válidas hoy como fuesen ayer… El distinguido patriarca dijo, someramente, lo siguiente:
"There is no practice more dangerous than that of borrowing money". ("No hay asunto más peligroso que eso de coger dinero prestado".)
George Washington
Los seres humanos, las naciones, toda sociedad, por mucho tiempo, han visto sus destinos supeditarse a los caprichos de las mareas económicas; que, cual lo es con algunas enfermedades emotivas, carecen de explicación o de cura con certidumbre.
Los Ciclos de los Negocios pueden simular los ciclos que presentan algunos de los trastornos psicológicos que han sido mejores estudiados. En los negocios los ciclos se conocen como:
? Prosperidad
? Liquidación (o Recesión)
? Depresión, y
? Recuperación
Usando, el esquema famoso desarrollado por el economista norteamericano Wesley Mitchell.
Estos ciclos son de un interés crucial para todos aquéllos cuyas actividades profesionales les involucran en el prevenir el colapso de empresas, o, también en la merma de los recursos del tesoro nacional.
Adam Smith: El de la mano invisible
Desafortunadamente, los "poderes" de discernimiento con que gozan los "expertos" en este campo, son tanto arte cual lo son ciencia, dejando al empresario, quien acude a ellos, para que le asistan con sus problemas, en la situación poco envidiable de, que a veces, las "soluciones" ofrecidas no remedian el problema.
Pero, ¿cuáles son las causas (si es que éstas existen) de los Ciclos de los Negocios?
Dos factores se han invocado en este respecto:
? La de las Manchas Solares, que se originase con las teorías del economista británico William Jevons. Esta propone que el efecto de las manchas solares, afectando las actividades biológicas del planeta en el cual residimos, influye consecuentemente, las Economías.
? La otra, la avanzó otro ciudadano inglés, de nombre Arthur Pigou. Este sugiere, que el optimismo o el pesimismo de los líderes (de naciones) pueden influir las tendencias de los negocios y las de las economías.
Esencialmente, en nuestras experiencias, la solución de este dilema se encuentra en algún sistema el cual involucra en su estructura, todos los factores influyentes en el curso de los derroteros humanos, no solo el de la empresa o el de la nación. Estos factores toman en cuenta la anamnesis del desarrollo histórico de la nación o la empresa, sus estilos de adaptaciones, las cualidades de sus líderes, la interacción entre ellos mismos, las metas que desean lograrse, la ecología y la estructura del medio ambiente donde la empresa reside; las relaciones con el consumidor y con otras empresas competitivas, y los niveles de gravedades disfuncionales que se hayan creado hasta el punto donde la crisis comenzara.
Hoy día, desde la John F. Kennedy School of Government (en Harvard) hasta la Oficina Oval de la Casa Blanca, nuevos líderes se están asesorando por expertos quienes les ayudan a "leer las tazas" del futuro de sus destinos. Eso hicimos en la USN, cuando aplicábamos nuestros conocimientos a la estrategia bélica y defensiva de ese servicio armado.
Una era con más augurios positivos para los negocios, ha hecho su entrada para aquéllos quienes se asesoren bien…
Como mantiene el adagio venerable del idioma castellano:
"Quien a buen palo se arrima buena sombra lo cobija".
El manejo de materiales radioactivos
En el año de 1962, yo servía como Oficial Médico y psiquiatra para la Estación Naval, teniendo como deberes adicionales ser, asimismo, Psiquiatra para la Base, y para el Hospital Naval en Charlestón, South Carolina.
La Base, era una instalación gigantesca, en la cual residían varios comandos estratégicos y un astillero. Los comandos más notables eran los de un Escuadrón de Submarinos Nucleares armados con Proyectiles Teledirigidos Polaris, los del Escuadrón de Barredores de Minas para la Flota del Atlántico, y el de servirle de Puerto de Albergue a la más revolucionaria de las fragatas que pertenecían a la Armada Norteamericana (de ayer): La fabulosa Fragata Nuclear USS Bainbridge. El Oficial Médico asignado a esa nave y yo nos hicimos buenos amigos; se llamaba Harold (Hal) Compton, siendo nativo de la Ciudad y del Estado de Kansas.
Fue Hal, quien me informó una mañana, que yo había sido elegido para participar en un curso intensivo en, lo que se llamara ABC Warfare (Combate Atómico, Bacteriológico y Químico).
No siendo, ni queriéndolo ser, oficial de carrera en la Marina de Guerra Norteamericana, mi selección para este curso me llenó de sorpresa; pero, de la misma manera, a mí me atraía el prospecto de aprender algo nuevo.
Muy poco tiempo transcurriría desde que el curso se clausurara, para que yo entendiera la razón por la cual a mí se me hubiese entrenado en este tipo de conocimiento.
Sin tener parámetros existentes (porque no los habían) para lo que me habían encomendado cumplir; yo debía de entrevistar a miles de marineros, con el propósito de administrarles cualquier examen psicológico, el cual yo considerase prudente, y evaluarlos del modo más efectivo para eliminar aquéllos hombres alistados y, asimismo, aquéllos oficiales, quienes en mi opinión psiquiátrica no deberían ser asignados a un buque con potenciales nucleares.
El autor en uniforme naval
En cierto modo yo tenía que asumir una responsabilidad extraordinariamente grave en sus complejidades. En mis manos se habían depositado el destino de las carreras de aquéllos miembros de la Marina, a quienes yo pudiera rechazar. Un rechazo en el dossier de cualquier personal naval significaría que las oportunidades de avanzar en su carrera habían terminado efectivamente. Pero, también había otro asunto de mucha mayor pertinencia; siendo éste el hecho de que si yo permitía que alguien quien no pertenecía entre los rangos de esta élite militar se quedara a bordo de una de esas naves, que el potencial para la pérdida de vidas humanas era, verdaderamente tan serio como realista.
Muchos meses pasaron para el cumplimiento de esta tarea. A medida que yo examinaba más personal, mis habilidades empíricas e intuitivas crecían. A veces, tuve que entrevistar de nuevo a candidatos cuyas respuestas no me dieran sosiego; mientras que en otros casos, las acciones mismas de algunos candidatos (como fuese la de pegarle fuego a su colchón, para que lo descargaran del servicio militar) me ayudarían a resolver mis dilemas en esta situación tan especial.
Hasta este mismo momento, aun me da pena cuando tuve que recomendar el que se le diese de baja a un oficial de carrera, graduado de la Academia Naval de Annapolis, cuando me lo refirieran por haber sido reportado durmiendo cuando debía de estar de vigilia. El sufría de depresión endógena, un "pecado" intolerable para los militares de ese entonces.
Fue también, cuando comenzara a involucrarme en los conocimientos y en las teorías que se usaban entonces y que se utilizan hoy, para tratar de predecir y para pronosticar el curso de los eventos humanos.
La Trayectoria de Adam Smith
El más famoso, si no el más aclamado, (y quizás el primero) de los economistas fue el ciudadano británico, Adam Smith (1723-90).
Smith nació en Kirkcaldy, Escocia, siendo educado en la Universidades de Glasgow y de Oxford, permaneciendo bajo la influencia filosófica del, también famoso, filósofo David Hume. Se dice, que Hume le dio forma y dirección a muchas de las ideas que Smith tuviera, en las áreas de la Economía y de la Ética.
Fragata nuclear USS Bainbridge CGN 25
El trabajo que le proporcionara su fama y reputación a Adam Smith fue su aclamado tratado: An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations, el cual viera la luz pública en el año 1776.
Con la publicación de esta obra, Smith intentó analizar la historia del pensamiento económico, presentando un análisis exhaustivo de los procesos responsables por la producción y la distribución de las riquezas en las sociedades humanas.
La idea que forma el meollo de sus principios, es la de que el capital se emplea mejor siendo utilizado para la producción y para la distribución de las riquezas bajo condiciones ajenas a la interferencias del gobierno. El acuñó el término (adaptado del idioma Francés) de laissez-faire para designar esta condición de No-Interferencia (o dejar solo) por parte del gobierno.
La vida de Smith es de importancia para quienes laboran en un mundo en el cual el conocimiento básico de las necesidades humanas debe de ser sistemático y cabal.
Las postulantes del Mount Providence
En el año 1966, los Estados Unidos de América, fueron testigos de algunas de las crisis más divisoras de su historia.
Algunas ciudades habían sido reducidas a cenizas por los fuegos encendidos, en rabia, por la ciudadanía frustrada de los guetos. Las llamadas para que los ciudadanos retornaran al país a las reglas de la Ley y del Orden Cívico, no se escuchaban; porque los ciudadanos estaban polarizados por lo que luciera cada vez más como el inicio de una probable guerra civil.
Los valores tradicionales estaban cayendo bajo el escrutinio de una ciudadanía hastiada por lo que ellos interpretaban como hipocresías y double-standards por parte de los políticos, de los jueces y de los clérigos. La gente hablaba de la corrupción y de la carencia… del vacío… y de la falta de líderes que, a la vez fuesen, idealistas y competentes… (¿Suena familiar?).
Entonces yo era el Director Médico de un centro para el tratamiento de niños quienes sufrían de problemas emocionales. Ese sitio se llamaba Child Center of Our Lady of Grace, manteniendo la presencia de unas cuantas monjas (Hermanas de la Caridad) entre sus empleados. Nuestra psicóloga, monja ella misma, era una de las primeras quienes iría a desertar la Orden, tan pronto como se asegurase del haber obtenido una educación avanzada bajo los auspicios del convento y sin la menor intención de saldar sus deudas, con la Orden contraída. Ellos eran, también los días durante los cuales los estudiantes con becas proporcionadas por el Gobierno Federal, se dedicaban a pegar fuego a sus universidades y a crear un clima de proporciones caóticas negándole el derecho de poder estudiar a la gran, (la "silente") mayoría de los estudiantes quienes aspiraban a graduarse. Para dramatizar la desorganización del edificio que constituía la familia del país, la hija de un magnate periodístico se unió al vilipendiado grupo de los Black Panthers, sobreviviendo la destrucción de la sede de estos rebeldes; para evadir la Justicia, y para terminar casándose con su guardaespaldas. Ella fue Patricia Hearst (o si se prefiere, "Tanya" (su sobriquet de "guerrillera urbana", como dijese, desdeñosamente, que fuera su ocupación, al juez quien presidiera en su juicio.)
Mientras todo esto pasaba en el Mundo, en uno de los suburbios más tranquilos de la ciudad de St. Louis, una orden de monjas de la mayor antigüedad en el área, estaba atravesando su propio período de tribulaciones y de agonías, se trataba de las Hermanas del Mount Providence.
Orden ésta, la cual, históricamente, se había consagrado a la pedagogía; primero para las niñas y luego para la educación co-educacional.
Las postulantes jóvenes de esta orden habían adoptado en principio (para la consternación y alarma de sus mayores), lo que ellas llamaban "to have it both ways" ("vivir de las dos maneras"), significando que ellas pretendían poder expresar sus libertades religiosas y sus vidas sexuales de la manera expediente en que sus intereses les llevasen; estas libertades tomadas, asumían que existirían, sin tener que obedecer los dictámenes que emanaban de la doctrina oficial, local, u originándose en Roma.
Mi propósito, cuando se obtuvieron mis servicios, fue el de asistir, "tanto como fuese humanamente posible" a aquéllas postulantes quienes tuviesen el interés de explorar el permanecer en la organización, tomando los votos finales. Permitiéndoseme, también la libertad, de asistir a aquéllas otras, quienes no tenían la intención de ordenarse, en explorar rutas alternativas para disminuir la perturbación que les pudo haber causado el hecho de que fuesen introducidas a la Vocación Religiosa a una edad muy temprana en sus vidas.
Yo me reuní semanalmente por dos horas con unas cincuenta postulantes en grupos de diez personas cada uno. Nuestras reuniones se extendieron por unos seis meses.
Hermanas de La Providencia
El contenido de nuestras reuniones de grupo fue dictado por las necesidades individuales que caracterizaban la constitución de cada grupo.
Temas que se volvieran comunes fueron los siguientes:
? La autoestima, sus origines y sus ramificaciones
? La envidia
? La sexualidad y su desarrollo
? La pasividad y la dependencia
? La independencia
? Los celos
? La competencia entre hermanos y entre aquéllas personas que se convierten en hermanos subrogados
? Los conflictos con la Autoridad y con las personas en Autoridad
? Las lealtades
? El deseo de ser "especial"
? Cómo y cuándo se logra la madurez emocional
? El matrimonio y el estado del celibato
? Las mentiras y las falsedades
? La hipocresía
? El estado de "perfección" y el estado de ser imperfecto
? Quién tiene el derecho de asumir la posición de poder pasarle juzgar a los otros
? El deber para con el prójimo y cuándo éste se supedita a los intereses propios
? El dinero y sus implicaciones
? La futilidad y la finalidad de la Vida
? La certidumbre de la Muerte (con todas las incertidumbres que existen luego de que ésta ocurra)
? Las dudas vocacionales y las dudas acerca de la existencia de "un Dios"
? La disolución de la estructura de la familia tradicional
? La vejez sola y la vejez acompañada.
Durante el tiempo durante el cual los grupos se reunieran, los participantes y yo hicimos un arreglo al que llamáramos un Contrato Terapéutico.
Por virtud de ese Contrato se estipulaba que nadie haría una decisión final, afectando carrera o vocación, mientras los grupos se reuniesen. Toda decisión final debiendo de ser pospuesta hasta que transcurriesen, por lo menos tres meses, luego de la fecha de nuestra última sesión.
Quizás fuese que los grupos eran cohesivos y que sus rangos los formaban personas de motivación excepcional.
Pero al año, a los dos años y a los cinco años no hubo reducciones en el número de las postulantes que conmigo trabajaran.
Fin de la lección.
Bibliografía
Suministrada por solicitud.
Autor:
Dr. Félix E. F. Larocca