Otro indicador que también se utiliza para medir el nivel de inflación es la denominada inflación subyacente, que mide la tendencia inflacionaria de origen monetario, aislando los efectos en los precios de shocks por factores exógenos a la política monetaria que distorsionan el comportamiento del índice general.
La inflación subyacente, en particular, es una clasificación de gran utilidad para tomar decisiones de política económica y para la elaboración de predicciones sobre la inflación, debido a que los bienes y servicios que integran la canasta con la que se mide no están sujetos a decisiones de carácter administrativo, marcada estacionalidad o alta volatilidad. Generalmente, se excluyen los precios de productos agrícolas, bienes y servicios administrados por el gobierno y la energía.
La inflación subyacente se considera el núcleo estructural de la inflación. Si ésta es menor que la medida por el IPC, significa que más allá de la volatilidad en el comportamiento de algunos precios, las presiones inflacionarias están cediendo. Si por el contrario es mayor, está señalando que el repunte de los precios se debió a causas coyunturales e impredecibles a corto plazo.
La Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), subordinada al Ministerio de Economía y Planificación (MEP), es la encargada de calcular mensualmente la variación de los precios en la economía cubana, a través del Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Como se menciona en el capítulo 1, el IPC se utiliza para diferentes fines, entre ellos, como indicador de inflación, como indicador de evolución del costo de vida y como deflactor de los gastos de consumo de los hogares en el marco del Sistema de Cuentas Nacionales. Teniendo en cuenta estas consideraciones, en Cuba, se diseñó un Sistema de Índices de Precios al Consumidor que permitiera atender a los siguientes objetivos:
a) Índices de Precios al Consumidor en moneda nacional, que mide la tasa de inflación.
b) Índice de Precios al Consumidor conjunto, en dos versiones.
Utilizando la tasa de cambio oficial, que se aproxima al índice de precios implícito en el consumo final de los hogares, el cual se estima en el marco de las cuentas nacionales.
Utilizando la tasa de cambio de CADECA, que mide los cambios en el valor de un conjunto de bienes y servicios adquiridos por los hogares en el período base, cualquiera sea la moneda en la cual se expresen sus precios.
c) Índice de Precios al Consumidor en divisas.
En lo adelante el trabajo sólo se referirá al IPC en moneda nacional, pues la Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba (ONE) no ha hecho público sus cálculos sobre el IPC en divisas (desde 2004 en pesos convertibles).
Descripción general del IPC y su nivel de cobertura
El Índice de Precios al Consumidor, que en lo adelante se nombrará Índice de Precios al Consumidor General (IPCG), se calcula por la fórmula general de Laspeyres:
donde I es el índice de precios, t es período que se está analizando, i es el producto seleccionado, P0 y Q0 los precios y las cantidades del año base y P1 y Q los precios corrientes y las cantidades del período que se computa, respectivamente. Esta fórmula es de uso generalizado en el mundo para el cálculo de los índices de precios. El IPCG está compuesto por tres subíndices que reflejan el comportamiento de los precios de los bienes y servicios que se ofrecen en la red minorista, en tres mercados y en pesos cubanos, los que se agrupan en:
1. Mercado Formal: recoge los precios de los bienes y servicios comercializados en la red minorista puramente estatal, los cuales se fijan administrativamente, bajo un esquema que se distingue por la aplicación mayorista de subsidios. Incluye el comercio minorista; la alimentación pública; alojamiento; electricidad, gas y agua; servicios industriales; transporte; comunicaciones y servicios personales.
2. Mercado Agropecuario: abarca los resultados de las ventas de los productos agropecuarios en la red de mercados agropecuarios no topados, actualmente subordinados al Ministerio de Comercio Interior (MINCIN), donde no hay regulaciones de precios en todos los productos (precios de oferta y demanda); así como los mercados agropecuarios topados, pertenecientes al Ministerio de la Agricultura (MINAGRI), donde el Estado establece y fija un precio máximo para todos los productos. A ambos mercados agropecuarios concurren agentes de la economía estatal y no estatal. A finales del año 2007, después de las afectaciones de los huracanes Gustav, Ike y Paloma, se fijaron topes a algunos bienes de este mercado.
3. Mercado Informal: son todas las actividades económicas que se dedican a la venta de bienes y servicios que están al margen de la economía estatal, legalizadas o no. En este mercado se comercializan bienes y servicios generados por actividades productivas de trabajadores por cuenta propia (sector privado), con independencia de que estén o no registrados desde el punto de vista fiscal. Asimismo, se consideran las reventas de productos adquiridos de forma lícita por la población a través de las cuotas establecidas [1] para su insumo familiar, así como la venta de productos obtenidos por los agentes privados de forma ilícita, mediante desvíos o sustracciones de la economía formal. En lo fundamental, el mecanismo de formación de precios depende de la oferta y la demanda.
Los precios que se utilizan para la elaboración del IPCG son recopilados dentro del área geográfica en la que la población de referencia realiza sus gastos en bienes y servicios de consumo. La población que se toma es la residente con carácter permanente en viviendas particulares e incluidas en la Encuesta sobre la Situación Económica de los Hogares (ESEH) [2], la cual abarca todo el territorio nacional. La ESEH constituye la principal fuente para la construcción de la canasta de bienes y servicios del IPC, así como de la estructura de las ponderaciones.
Para la elaboración del IPC del mercado formal o estatal, la observación de los precios se efectúa en Ciudad de La Habana y en tres ciudades principales por considerarlas representativas de las distintas regiones del país: Pinar del Río, Santa Clara y Holguín. En este mercado se recopilan los precios de los bienes y servicios que se expenden en la red comercial estatal y cuyos precios fueron descentralizados por el MFP, información que se complementa con la procedente de ese Ministerio para los bienes y servicios cuyos precios son controlados de manera centralizada.
Para los servicios tarifarios, la frecuencia de las observaciones es trimestral y se utilizan los precios centralizados; en lo referente a la electricidad, se considera la tarifa que corresponde al volumen de consumo promedio. Los precios de los productos agropecuarios que se comercializan en los mercados agropecuarios son recopilados semanalmente en una muestra de establecimientos donde están representadas todas las provincias del país. En este tipo de mercado se tienen en cuenta los diferentes concurrentes: Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC), Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS), Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA), Ejército Juvenil del Trabajo (EJT), privados y concurrentes estatales. El precio mensual se obtiene como la media aritmética de las observaciones semanales para cada uno de los productos seleccionados.
De igual modo, los precios de las transacciones que se realizan en el mercado informal se sondean mensualmente en todos los municipios del país, que proporciona tres resultados fundamentales: un agregado nacional, otro para Ciudad de La Habana y otro para el resto de las provincias [3].
La información se capta a través de vivencias personales de los funcionarios de la red de informantes o de sus familiares o personas allegadas, que aún sin haber adquirido los bienes o servicios en este mercado pueden aportar informaciones sobre sus precios en el mes correspondiente, así como a través de observaciones en puntos fijos de los trabajadores por cuenta propia.
A partir de enero del año 2000, se observan precios en moneda nacional en 88 mercados agropecuarios, 212 establecimientos estatales (tiendas, bodegas, mercados industriales, peluquerías, barberías, farmacias, etc.) y se captan precios del mercado informal de los 169 municipios del país.
De esta manera, el IPCG se obtiene como una resultante de la combinación de los registros realizados en cada uno de los mercados, a partir de ponderaciones que establecen el peso específico de cada uno de ellos en la composición de la canasta básica de cada habitante promedio. La estructura aproximada de dichas ponderaciones se expresa a través del gasto de consumo promedio que ejecutaron las familias durante el período comprendido entre mayo de 1998 y abril de 1999 y es la siguiente:
donde el IPCF se refiere al registro de los precios en el mercado formal, el IPCA se relaciona con los precios del mercado agropecuario y el IPCI con los del mercado informal. La estructura de la canasta familiar que se utiliza para calcular el IPCG, la cual se muestra en la tabla 1, está determinada según la clasificación del consumo de los hogares del Sistema de Cuentas Nacionales de la Organización de Naciones Unidas (ONU), donde la ponderación del gasto llega hasta el nivel de artículos (5 dígitos).
La canasta consta de 8 capítulos, 18 divisiones, 30 grupos, 45 subgrupos y 120 artículos.
Limitaciones del IPCG:
Una limitante del IPC de Cuba es que refleja de forma parcial el fenómeno inflacionario, ya que no existe mercado inmobiliario, no se valora la tierra y los servicios de salud y educación son gratuitos; por lo tanto, no incluye estos precios (Ferriol, 2007).
Otra limitación importante es que no incorpora la trayectoria de los precios de los bienes y servicios que se ofertan en los mercados que funcionan en pesos convertibles. En consecuencia, los movimientos directos de la tasa de cambio entre el peso cubano y el peso convertible tampoco están incorporados en la trayectoria de este indicador.
Si se tiene en cuenta que los mecanismos de fijación de precios en los mercados que operan en pesos convertibles se basan en lo fundamental en decisiones administrativas, y que la tasa de cambio de este mercado al que concurre la población mantuvo una tendencia a la apreciación en los últimos 14 años.
A pesar de sus limitaciones, puede justificarse el interés por lograr una primera aproximación al fenómeno inflacionario cubano a través de la trayectoria del IPCG. Debido a la segmentación de mercados que existe actualmente (mercado formal, informal, agropecuario y en divisas), el costo de adquirir esos bienes y servicios puede aumentar o disminuir ante las posibilidades de trasladar las compras de un mercado a otro, sin que varíen los precios de cada uno de ellos. Con hábitos de consumo estables, el cambio de lugar de compra obedecería a las eventuales limitaciones de la oferta en cada uno de los mercados (BCC, 2005).
Relaciones dinámicas entre los precios regulados y los no regulados en Cuba
Los cambios en los precios normados tienen un efecto significativo en los precios no regulados, lo que puede generar presiones inflacionarias en la economía.
El signo de la respuesta es positivo y coincide con la realidad que se observa en la economía, ya que muchos de los bienes y servicios que se ofertan en el mercado formal, incluyendo los de la vía normada, representan costos de producción de agentes privados (cuentapropistas, transportistas y cooperativas). Tal es el caso de la electricidad, el gas y el combustible en la esfera de los servicios.
Para los bienes, un caso que pudiera servir de ejemplo es un aumento significativo en el precio del arroz en el mercado normado, bajo el supuesto de que el Estado quisiera eliminar el subsidio al precio de este producto. Un aumento en el precio regulado crearía presiones para que los productores privados (cuentapropistas que mantenga una "paladar o cafetería") ajusten sus precios al alza, en dependencia del peso que dicho insumo tenga dentro de sus costos totales, para poder continuar brindando el servicio sin incurrir en pérdidas. Esta situación influiría de forma inmediata y directa en el incremento de los precios del mercado informal por la vía de los costos.
Al igual que el arroz, esta situación pudiera darse con el azúcar, pan, huevos, café u otros productos que constituyan insumos para las producciones de algunos privados, con independencia de que estén registrados o no en la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT), lo cual se recoge dentro del IPC del mercado informal.
La inmediatez con que los precios no regulados reaccionan puede explicarse por el hecho de que el gobierno cubano, cada vez que ha decidido incrementar los precios de la canasta básica lo ha comunicado previamente, con el objetivo de que la población pueda valorar el impacto que ello representa para los ingresos de las familias, por lo que los agentes económicos y la población se encuentran preparados en el momento de aplicarse la medida. Por otra parte, en estos mercados también funcionan las expectativas que la población tenga sobre el consumo futuro.
Vidal (2007) plantea que el mecanismo puede operar también a través de la circulación mercantil minorista, dado que los precios regulados son, precisamente, los que determinan el valor y la demanda de los bienes y servicios ofertados por el MINCIN. Tal mecanismo puede darse mediante dos efectos: ingreso y sustitución. Si el efecto sustitución es más fuerte, un aumento de los precios regulados reduciría las ventas de la circulación mercantil minorista y aumentaría la demanda por bienes del mercado agropecuario e informal y, por tanto, habría un movimiento al alza de los precios en estos mercados. En cambio, si predomina el efecto ingreso, al aumentar los precios administrados aumentarían las ventas de la circulación mercantil minorista, se reduciría el efectivo en circulación y haría descender los precios no regulados.
Como la función impulso respuesta es la resultante de las interrelaciones entre las variables, ante un signo positivo, estaría indicando que predomina el efecto sustitución o que los mecanismos de transmisión vía costos son más fuertes que el efecto ingreso.
Por otra parte, no es difícil suponer que de mantenerse fijos los salarios, un aumento en los precios regulados y por consiguiente en los no regulados, haría disminuir el efectivo en circulación y/o el ahorro en poder de la población en un plazo no muy largo.
Teniendo en cuenta lo anterior, el mecanismo de transmisión de los precios regulados hacia los de libre formación pudiera ser el mismo que plantea Vidal (2007. Dicho mecanismo de transmisión es el siguiente:
Características principales del mecanismo de transmisión de precios:
Los precios no regulados reaccionan de forma inmediata y positiva ante shocks en los precios regulados; después del efecto contemporáneo le siguen otros impactos con una duración de seis meses.
Los precios no regulados alcanzan una respuesta máxima en el cuarto mes de 0,64% y se acumula una inflación de 2,81% durante los seis meses que dura el efecto. Transcurridos dos años, se acumula una inflación del 4%.
Los precios no regulados, en la medida en que van transcurriendo los meses en los que la incidencia es significativa, se van explicando en un mayor porcentaje por las perturbaciones ocurridas en los precios regulados. Transcurridos dos años, se explican casi en un 9% por los regulados y un 91% por sus propios shocks. Lo último significa que hay otras variables no consideradas en el modelo que también pueden explicar el comportamiento de esos precios.
El mecanismo de transmisión de los precios regulados hacia los no regulados sería por la vía de los costos de las actividades privadas, así como a través de la circulación mercantil minorista y el efectivo en circulación, los que incidirían en la demanda interna y, finalmente, sobre los precios.
En tales circunstancias, ante una presión inflacionaria, la acción de la autoridad monetaria para alcanzar su objetivo final, la estabilidad de precios, deberá estar dirigida a:
mantener el control sobre los agregados monetarios e incentivar el ahorro para restringir el agregado Mo
regular la venta de pesos convertibles al MINCIN (Como en el sector de las empresas no existe un mercado de compra-venta de pesos cubanos por divisas, el MINCIN tiene dos formas de obtener divisas para realizar importaciones: mediante una asignación centralizada por el MEP o a través de la venta de divisas por parte del BCC por pesos cubanos, a la tasa de cambio del peso cubano vigente en CADECA.), pues una mayor oferta de productos a la población influirá sobre la demanda agregada y, finalmente, conllevaría a una reducción de los precios no regulados.
Por otra parte, el conocimiento que el Banco Central de Cuba y otros organismos del Estado tengan sobre la forma en que los precios no regulados reaccionan ante decisiones administrativas respecto a los regulados, facilitaría la toma decisiones de política monetaria, fiscales u otras mucho más eficaces para contrarrestar las presiones inflacionarias que se pudieran producir en la economía.
Las conclusiones a las que se arriban son las siguientes:
En cuanto a la inflación:
Esta variable comenzó a tener una mayor importancia en la economía desde los años noventa con el surgimiento de los mercados con libre formación de precios, debido a su incidencia en el proceso productivo y en las condiciones de vida de la población cubana.
En cuanto al IPC:
El IPC tiene particularidades que lo diferencia del de otros países. El mismo se obtiene como una resultante de la combinación de los registros realizados en tres mercados: el formal, el agropecuario y el informal, a partir de ponderaciones que establecen el peso específico de cada uno de ellos en la composición de la canasta básica de cada habitante promedio.
En Cuba, el IPC sólo brinda una valoración parcial del fenómeno inflacionario, al no incluir en su cálculo los precios de los bienes y servicios que se ofertan en pesos convertibles, al no existir un mercado inmobiliario, no valorarse la tierra y ser gratuitos los servicios de educación y salud.
Los precios no regulados representan el 60% del IPC y son medidos por los índices de precios del mercado agropecuario y del informal. Este porcentaje del IPC recoge los precios que más vínculos pueden tener con los desequilibrios monetarios, y por tanto, es el indicador de precios disponible que mejor serviría para los análisis y las propuestas de política monetaria.
Relaciones dinámicas entre los precios administrados y los de libre formación en Cuba.
Existe una relación de causalidad unidireccional de los precios regulados hacia los no regulados.
El mecanismo de transmisión de los precios regulados hacia los no regulados sería por la vía de los costos de las actividades privadas, así como a través de la circulación mercantil minorista y el efectivo en circulación, los que incidirían en la demanda interna y, finalmente, sobre los precios.
El BCC debe continuar observando la evolución del IPC, en especial el de los no regulados, ya que contiene los precios que brindan señales de la presencia de desequilibrios monetarios en la economía. Proyectando su trayectoria se podrían conocer si son necesarias acciones expansivas o contractivas de la política monetaria en el sector de la población, para alcanzar el equilibrio monetario. No obstante, se debe trabajar en perfeccionar el IPC; sin que ello implique excluir los precios del mercado agropecuario e informal. La actualización de la base, la inclusión de los precios en pesos convertibles y la tasa de cambio de CADECA serían las modificaciones de mayor urgencia.
La política económica debe utilizar otras vías para reducir la liquidez en poder de la población diferente al incremento de los precios regulados. Las estimaciones realizadas en la tesis muestran que el aumento de los precios regulados no es la política acertada pues tiene un impacto al alza en los precios no regulados. El mecanismo de transmisión vía costos y el efecto sustitución tienen implicaciones inflacionarias mayores que el efecto contractivo que ejerce dicha medida sobre la liquidez en poder de la población. Así, los resultados refuerzan la necesidad de que el Banco Central de Cuba desarrolle instrumentos propios, que sean eficaces y flexibles, que le permitan un mayor control de la liquidez monetaria y la inflación. Por ejemplo, se podrían valorar las Operaciones de Mercado Abierto, que es el instrumento de mayor utilización por los bancos centrales para contrarrestar presiones inflacionarias.
[1] La canasta de bienes que reciben las familias cubanas mensualmente, en la mayoría de los casos a precios subsidiados, propicia un segundo momento distributivo, ya sea por medio del trueque o la venta de dichos productos.
[2] La Encuesta sobre la Situación Económica de los Hogares (ESEH) es una investigación por muestreo dirigida a los hogares, con la finalidad de obtener información de base para conformar la estructura de ingresos y gastos de las familias cubanas, además de investigar otras variables socio-demográficas de utilidad para los análisis económicos y sociales.
[3] Este sistema de encuestas de la ONE se brinda a través del documento "Sondeo de precios del mercado informal", el cual se utiliza desde 1992.
Bibliografía
Banco Central de Cuba (2005). Manuscrito sobre política monetaria.
Ferriol, Ángela (2007). "La inflación y el salario real. Otro punto de vista". INIE. EPS.
http://cubaalamano.net/sitio/client/article.php?id=8887
Gutiérrez, Silvio (2006). "Diez Lecciones sobre los precios en Cuba". Biblioteca Virtual de Derecho, Economía y Ciencias Sociales.
Gaceta Oficial de la República de Cuba no 12. (6 marzo 2014). Ministerio de Justicia. Habana.
Pérez Villanueva, Omar Everleny (2012), Miradas a la economía cubana. El proceso de actualización, Editorial Caminos.
Pérez Villanueva, Omar Everleny (2013). Miradas a la economía cubana. El proceso de actualización, Editorial Caminos.
Pérez Villanueva, Omar Everleny (2014). Miradas a la economía cubana. El proceso de actualización, Editorial Caminos.
Vidal, Pavel (2007). "Nuevo esquema de la política monetaria en Cuba: Análisis macroeconómico y estimación con un modelo VAR". Tesis doctoral. Universidad de La Habana.
Vidal, Mercedes (2009). "Los precios administrados y los precios libres en Cuba". Tesis de maestría. Universidad de La Habana.
Vidal, P y Pérez O.E. (2014). La reforma monetaria en Cuba hasta el 2016: entre gradualidad y ¨big bang¨.
Autor:
MSc. Diana J. Molina Tarasiouk
MSc. Antonio Marino Ruiz Cruz
Universidad Central Marta Abreu de Las Villas
Facultad de Ciencias Económicas
Departamento de Economía
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