La Iglesia Católica de Bayamo. Nuevos retos a inicios de la República (1900-1925)
Enviado por Damiana N. Pérez Figueredo
- Soluciones recurrentes a las puertas del siglo XX en Bayamo
- Coexistencia del catolicismo con otras manifestaciones religiosas
- Bibliografía
El caso de Cuba no fue una excepción, bajo los influjos colonizadores España impulsó el llamado Derecho Castellano a través de normas jurídicas especiales, capaces de regular la nueva realidad, para lograr este propósito la iglesia ocupó un rol fundamental a través de la entrada de misioneros dispuestos a cumplimentar la campaña de catequización indígena y al unísono esparcir las exigencias católicas hacia todos los ámbitos de la vida social. Bayamo constituyó la segunda de las villas fundadas por la metrópoli, desde entonces el auge de la empresa colonizadora intervino en todos los ámbitos de la vida sociocultural, donde sin dudas la religión de origen hispano acaparó el sentido de la vida entre las nuevas generaciones de cubanos.
La Iglesia Católica vino a constituir en la Cuba colonial la base de la vida espiritual y cultural en el desarrollo de la sociedad criolla, por lo que contribuye a la conformación de la identidad nacional, su influencia marco hacia todos los sentidos (económico, social, cultural, político).
A pesar de la existencia probada de otros tipos de religiones de carácter afrocubano y fundamentalmente el espiritismo de cordón, el sentido generalizado de la religión católica predominó con fortaleza en toda la comarca. Muchos de los especialistas en el tema afirman que Bayamo resultó uno de los pueblos donde mayormente se afianzó el significado católico. Sugerente constituye la explicación de Leví Marrero cuando plantea que en las villas de Bayamo y Santiago de Cuba muchos de sus habitantes más acaudalados económicamente y distinguidos miembros de la oligarquía, afianzaban sus ganancias en tributos religiosos.
Las instituciones de orden católico que fueron erigidas en la demarcación de la ciudad tuvieron propósitos determinados: el afianzamiento socioeconómico, político, y lógicamente de tipo religioso; sin embargo, el sentido de tales signos ocupó otra interpretación entre los grupos sociales independientemente del tipo de estrato social, el pensamiento cotidiano se afianzaba en la necesidad de salvar el alma y congeniar todo tipo de acciones que reafirmaran la posición definida ante Dios y de los hombres que cumplimentaban las doctrinas bíblicas.
En una visita eclesiástica que realizara el Obispo Morell de Santa de Cruz a mediados del siglo XVIII, describe el crecimiento devocional que tomó fuerza en la villa, se conocen nueve iglesias a demás de otras iniciadas:
1- La Parroquial.
2- San Juan Evangelista.
3- Santísimo Cristo del Buen Viaje.
4- Nuestra Señora de Regla.
5- Señora de Santa Ana.
6- Nuestra Señora de la Luz.
7- Nuestro Señor osé.
8- Asunción de Nuestra Señora.
9- Nuestro Señor Francisco.
Además de la presencia de setenta eclesiásticos, veinticinco ordenantes tonsurados, treinta y uno presbítero, diáconos, santos, subdiáconos y notarios instruidos con conocimientos de gramática, filosofía y teología. En la misma medida se fomenta la construcción de escuelas de frailes, así como la construcción de colegios religiosos, privados distinguidos para hembras y varones; entre otros que se conocen el de San José, La Divina Pastora, Santa Ursula, Santa Filomena, San Antonio, el Salvador, la Caridad y el Rosario.
En el espacio cultural bayamés, la funcionabilidad religiosa mantenía sólidas columnas, que lejos de individualizarse básicamente en el orden eclesiástico, se imbricaban poderosamente como parte de la cultura popular; de hecho, en la cotidianidad de la comarca eran inviolables los festejos, ceremonias y todo tipo de solemnidades a favor de los principales días de la santa o santos patronos, además del vinculo continuo en cada aspecto de la vida emocional: bautismos, bodas, cumpleaños, funerales y entierros; e incluso para decretar herencias y propiedades.
En la misma medida la estructura social estuvo acompañada por una economía ceñida por la explotación de haciendas ganaderas, el auge azucarero en menor medida y la actividad agrícola, lo que evidencia que la dimensión económica no tuvo drásticos cambios que repercutieran en la infraestructura social, si a ello se le suma, las características de la época basada en los preceptos morales y religiosos la defensa de la pulcritud y las costumbres tradicionales cargadas de fantasías, mitos y supersticiones podrá comprenderse que las peculiaridades de ese momento histórico, favorecen de manera directa el surgimiento y desarrollo de tales prácticas religiosas.
Para C. S. Peirce la creencia en la realidad de Dios es un producto de la abducción como un instinto educado, racional, en el que el juego de la mente contempla el universo, siendo un peculiar estado de la mente y del corazón que van de una cosa a otra de manera libre, y en el curso de esta actividad surge tarde o temprano la idea de Dios, atrayendo al hombre de tal forma que nace una creencia instintiva en su realidad. Cuanto más la ponderan más respuestas encontrará en cada parte de su mente porque proporciona un ideal de vida. Esto explica la manera de actuar en una época determinada de los colectivos o grupos, en que lo esencial para ellos era la fe en Dios, su vida gira en torno a la creencia.
A pesar de existir el conocimiento sobre una probable la existencia de sectas cristianas no católicas en el siglo XVI, es a partir de las últimas décadas de la etapa colonial en que se produce la entrada frecuente, denominada por otros investigadores como intensa, de otras corrientes del cristianismo, como es el caso del protestantismo con una fuerte influencia de las iglesias matrices norteamericanas.
Este fenómeno comenzó a verse de forma prejuiciosa por la Iglesia Católica considerada la oficial a pesar de haber cedido terreno en este sentido, pues va perdiendo preponderancia por parte del gobierno colonial de la isla, de manera que favorece a las condiciones propicias para el asentamiento del protestantismo, entre otras cuestiones también fue desfavorable a la Iglesia Católica la intervención de algunas escuelas que administraba pasando a formar parte de instituciones públicas en manos de la administración colonial. Los acontecimientos bélicos ocurridos en Cuba en las guerras de independencia de 1868 y 1895 arrojaron consecuencias devastadoras a la institución para la cual el gobierno no con consideraba esta como una prioridad.
Se iniciaba el declive del catolicismo de una manera irreversible. La secularización de las órdenes religiosas, franciscanos y dominicos, establecidas en Bayamo, dejaban reducido el clero católico en la región, resultando abandonadas las misiones en los campos y los pobres en las ciudades. Vinculados a este proceso comenzó a ser desfavorable el curso de las relaciones Iglesia- Estado , sobre todo a lo largo de más de 30 años de guerra independentista en que el apoyo político del que gozaba el clero, les fue retirado por la administración colonial acusándolos de apoyar las luchas emancipadoras. De esta manera la iglesia se fue deteriorando material y espiritualmente en las nuevas condiciones de una ciudad que, a diferencia de otras, había quedado doblemente arrasada y empobrecida.
Ante estos factores objetivos desfavorables para el catolicismo, se inicia lo que llamaría Jorge Ramírez Calzadilla, una temprana sincretización entre elementos del santoral católico y de las mitologías africanas con ingredientes particulares de las religiones precolombinas, que al coexistir con valores de otras culturas van formando parte del entramado socio religioso bayamés. Es asumido como una alternativa espiritual sobre todo en las capas populares y zonas rurales de la región, en busca de soluciones a los problemas, preocupaciones y aspiraciones.
Soluciones recurrentes a las puertas del siglo XX en Bayamo
El advenimiento de la república neocolonial, a partir de la intervención norteamericana, generó un conjunto de cambios y contradicciones que se acentuaron en el periodo de 1900 a 1925. Frente al proyecto de dependencia quedaban laceradas las aspiraciones del clero criollo en torno a la formación de una iglesia nacional cubana, para adentrarse en un proceso de redefinición de su posición.
Al concluir el gobierno colonial español ponía fin a la unión existente entre este y la iglesia. La ocupación norteamericana prohibía todo tipo de subvención estatal a las actividades con fines religiosos, aunque le retribuido con indemnizaciones los daños ocasionados por el gobierno colonial español en el proceso de desamortización de sus propiedades, pues a pesar del predominio del anticlericalismo en el país sobre todo entre la intelectualidad, todavía ejercía su influencia en las sectores populares muestra de ello eran las celebraciones de la Virgen de la Caridad del Cobre y su declaración como patrona de Cuba.
Con el cambio de siglo comienza a legitimarse una nueva corriente religiosa denominada protestantismo, proveniente de los Estados Unidos con prácticas y conceptos propios que distinguen a cada una de sus denominaciones. La intervención norteamericana dejaba a la iglesia cubana subordinada a un delegado apostólico de la iglesia anglosajona que garantizaba el control de este espacio social que sin dudas había ganado la fe católica bajo su compromiso público en cada comunidad cubana y que ahora estaba siendo hábilmente aprovechado por otras manifestaciones religiosas.
A partir de ese momento
En 1900 la ciudad de Bayamo afectada por los rigores de la guerra solo quedaron en pie la Capilla de los Dolores y la Iglesia de la Luz (actualmente sala teatro José Joaquín Palma) ocupada por una familia que en ella encontró refugio, otras iglesias y ermitas desaparecieron: la de Santa Ana, la Iglesia Parroquial de San Juan Evangelista (destruida por el incendio durante la insurrección), así como la Iglesia de San Salvador. El antiguo Convento de Santo Domingo fue convertido en escuela pública, la iglesia que pertenecía a Nuestra Señora de Regla estaba transformada en cuartel de la Guardia Rural. De las antiguas iglesias ubicadas en zonas rurales quedaban solamente algunos restos y solares de la iglesia del Dátil, de San Pablo del Horno, San Miguel, un solar con las propiedades de la iglesia de Barrancas, otro en Guisa, Veguitas y Cauto Embarcadero, así como una casa cultos en Santa Rita.
Frustradas las aspiraciones de crear una nación moderna, Cuba quedaba supeditada al nacionalismo expansivo que durante algún tiempo sustentaban los Estados Unidos de América y, que desde el punto de vista ideológico, buscaba manipular la historia oficial y tergiversar de la memoria colectiva, sobre la base de un discurso con marcados intereses injerencistas. Entre las cuestiones urgentes a realizar por el gobierno interventor, estaba la convocatoria a una Asamblea Constituyente que dejara redactada la constitución de la futura república. No era difícil desentrañar las intenciones de su proyecto nacional que por demás implicaba cambios políticos, económicos y sociales
Paralelamente a este proceso, en Bayamo, hacia 1901, se organizaron varios grupos sociales y movimientos con vista al proyecto de la Carta Magna en la que trataban de ver reflejadas sus aspiraciones mediante leyes. Durante largas jornadas de sesiones fueron debatidas algunas propuestas, el clero era partidario de la creación de una iglesia libre independiente del Estado lejos de limitaciones sobre la base del respeto a la moral cristiana y por supuesto al orden público.
Los católicos, aunque no lo lograron, pedían incesantemente privilegios, entre ellos: solicitaban fuerza legal para el matrimonio eclesiástico equiparada a la fuerza legal que tenía un abogado, así como la impartición de clases de religión católica en las escuelas públicas para el que las solicitase. Finalmente la Carta Magna de 1901 en su artículo 26 declaraba su carácter laico al establecer la definitiva separación entre esta institución y el Estado
Por lo pronto era preciso ocuparse de la restauración espiritual e ir cerrando las fisuras ocasionadas en las etapas precedentes. Entre las primeras gestiones estaba dotar al pueblo de un clero católico para lo cual Tomas Estrada Palma(entonces Presidente de la República) solicitó a los superiores de la Orden de los Capuchinos la presencia de algunos padres, que luego de haberse retirado más de medio siglo retornan a tierra cubana. A partir de entonces comenzaría nuevamente a predominar el clero español en Cuba. De esta manera llegan a Bayamo, en 1905, los primeros clérigos que tomarían posesión de las diferentes parroquias en los términos municipales.
El Padre Rionegro fue el comisionado por los superiores y con el consentimiento del señor Arzobispo de Santiago de Cuba para la toma posesión de la Parroquia de San Salvador de Bayamo, con el propósito de contribuir al sostenimiento de los cultos y las asociaciones piadosas establecidas en la región.
La iglesia fuera de los posibles proyectos modernizadores de los sucesivos alcaldes municipales comenzó a organizar un grupo de acciones dirigidas a la actividad educativa de la enseñanza cristiana, que condujeran la formación de una conciencia cívico-religiosa en las nuevas generaciones independientemente de las clases sociales y los grupos étnicos; que fuera capaz de mantener vivo los hábitos, el sistema de valores y normas cristianas. Fue facilitada la antigua iglesia de La Luz para un colegio católico de extraordinaria aceptación, pero opositores de la religión católica consiguieron desacreditarlo y se les entrega a maestros de la localidad. Los Padres Predicadores Capuchinos piden que intervengan las Religiosas Terciarias Capuchinas de la Divina Pastora residentes en Cataluña con el propósito de crear un colegio en Bayamo. La petición tomada les fue concedida, quedando ubicado el colegio en la antigua residencia del Convento de San Francisco, para ese entonces orgullo de Bayamo, contando con 9 religiosas y 25 profesores católicos que atendían la formación intelectual y moral de más de 400 alumnos de ambos sexos.
Se establecieron en la parroquia diversas cofradías y asociaciones como parte de la Acción Católica que agrupaba a mujeres y hombres en las ligas de damas y caballeros católicos y a jóvenes de ambos sexos en federaciones. Al frente de este movimiento Católico en la Parroquia se hallaban 4 Padres Capuchinos y dos Hermanos Coadjutores que persistían en la asistencia a la Santa Misa, a las procesiones y cultos católicos para mantener viva la moral cristiana en la ciudad.
Un gran número de muchachas aspirantes formadas en el colegio de la Divina Pastora se establecieron en la parroquia de otras asociaciones piadosas:
Las Hijas de María,
El apostolado de la Oración,
La Pía Unión de San Antonio,
La Cofradía de la Virgen de la Caridad,
La Cofradía de Santa Teresita del niño Jesús.
Coexistencia del catolicismo con otras manifestaciones religiosas
A pesar de los proyectos emprendidos por la iglesia continuaba descuidada la labor de los misioneros en las zonas rurales, mientras que allí fluían de un barrio a otros las peticiones de autorizo para las sesiones de espiritismo, tal es el caso de la comunicación enviada en 1903 al alcalde municipal de Bayamo Ambrosio Frutos en el que trataba la existencia de un centro espiritista en Veguitas que se denominó Los hijos del Evangelio, y sesionaba con autorización del Gobierno Civil de la República.
En este fenómeno convergen varios factores coyunturales, que favorecen el avance de las nuevas prácticas espiritistas insertadas socioculturalmente, de una manera espontánea, en la vida cotidiana. La población disminuye considerablemente en los primeros años de la República, la muerte en la guerra y el exilio fueron indicadores notables, quedando unos 3022 habitantes, aproximadamente, de los cuales la mayor parte emigra a las zonas rurales de la región en busca de sustento familiar. Fue un marco propicio pues en estas zonas se instituyeron, según el Registro de Asociaciones, un gran número de centros de estudios psicológicos bajo el precepto del amor a Dios y respeto a las leyes, la moral y el orden.
Años más tarde, también se comenzaron a registrar solicitudes de permiso al alcalde municipal para la realización de sesiones espiritistas en casas particulares, ubicadas en calles principales de la ciudad. La celebración de la fiesta de la de la Virgen de la Caridad del Cobre constituyó un acontecimiento religioso y cultural tanto para la Iglesia católica como para los centros espiritistas, aunque asumido desde normas y prácticas diferentes, unas relacionadas al catolicismo europeo y otras al kardecianismo francés, devenido en algunas variantes, que constituyeron rasgos autóctonos como resultado del contexto histórico de la región.
No se trataba exclusivamente de una práctica religiosa de los sectores humildes de la sociedad bayamesa, sin distinción de razas, sino que había penetrado en la mediana y alta burguesía local que discretamente frecuentaban los centros espiritistas, aunque en apariencia se autodenominaban católica, prejuiciada por la denominación pastoral del espiritismo como una práctica satánica, lejos de las aceptadas costumbres sociales. Quizás por su creencia en lo sobrenatural, les atraía la manera de percibir la energía frente a un altar diferente, las invocaciones, santiguaciones o sencillamente los cantos, movimientos danzarios y el toque de los tambores en sus celebraciones. Esta situación no dejaba de ser una preocupación para el clero pues, entre otras razones, la burguesía formaba parte de sus fieles privilegiados.
Por otra parte el protestantismo también fue considerado un peligro de gran magnitud para la iglesia católica como denominación del cristianismo protestantizado. La celebración de la Primera Convención de Iglesias Evangélicas de Cuba en 1902, estableció entre los principales acuerdos la no celebración de las misiones en poblados que estuvieran por debajo de los 6000 habitantes. Bayamo se encontraba en una situación similar, es por esta razón que no es hasta 1905 en que se constituye y organiza la primera iglesia protestante de la ciudad en su denominación bautista, exactamente el 17 de mayo en que también celebra su primer culto en el inmueble que funcionaba como correo y telégrafos (actualmente Casa Natal de Carlos Manuel de Céspedes).
Los enfrentamientos y competencias entre los católicos y protestantes fueron reales durante el periodo, los primeros eran vistos como fieles defensores del colonialismo borbónico y los segundos como practicantes de una doctrina opuesta a la fe católica que formaba parte de la cultura angloamericana. Las diferencias entre ambas manifestaciones generó la resistencia al respeto del espacio social que ocupaban.
Algunas de estas contradicciones ocurrieron entre el vicario foráneo Fray Froilán de Rionegro y el movimiento anticlerical que incluía al director de la revista cultural "Hojas y Flores "Francisco Lavernia (protestante), al acusar al vicario foráneo de robo de los fondos de las instituciones eclesiásticas, delitos en la emisión de certificados matrimoniales y estafas con el fin de legitimar los hijos obtenidos antes del matrimonio, administración de Santo Bautismo en Cacocum, fuera de la jurisdicción, explotación al pueblo, entre otras cuestiones por lo que solicitaba la expulsión de esta orden del municipio. Como respuesta el clero exigió al Arzobispo de Santiago de Cuba la comprobación de dichas acusaciones.
A partir de estos momentos D. Francisco de Paula Barnada y Aguilar, Arzobispo Metropolitano de la Archidiócesis de Oriente, otorga, en 1911, el Poder Especial # 523 al Sr. Vicario Foráneo de Bayamo Fray Froilán de Rionegro, perteneciente a la orden de los Capuchinos, y al Abogado Sr. Mariano Vilá Mestre para que representasen los derechos y acciones de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, confiriéndoles facultades de comparecer ante los jueces del partido judicial de Bayamo en juicios verbales aun y cuando se relacionaran con negocios civiles, criminales, procesos contenciosos o gobernativos con facultad de apelación, si afectasen los intereses de la misma. También la inscripción en el Registro de la Propiedad de las capellanías como bienes de la Iglesia les proporcionaba el cobro de los réditos que ingresarían a sus fondos.
De esta manera la iglesia comenzó a proceder conforme a lo establecido, el poder especial le ofrecía algunas armas en el plano legal para enfrentar las campañas de los anticlericales, libre pensadores y protestantes que como objetivo pretendían la expulsión de los predicadores capuchinos
Independientemente a estas situaciones contradictorias todavía la iglesia católica contaba con el apoyo económico de la burguesía local, de esta recibieron importantes sumas de dinero para contribuir a la reconstrucción de la Parroquial Mayor de la ciudad y otros inmuebles. Fue recaudada la suma de $1238.10 pesos. Entre los principales contribuyentes se relacionan: el New Orleans National Bank de 150.00 dólares por mediación del Licenciado Elpidio Estrada; la Señora Martha Abreu de Cienfuegos con un donativo de $100.00 pesos, de Puerto Príncipe el señor Betancourt $100.00, Banco Industrial de Cuba dirigido a demás por Martha Abreu $ 10.00, Casas Hill $10.00, los RRPP Capuchinos de Bayamo $100.00. Una parte de estos donativos se empleó en la compra de madera y tejas.
En 1920 a pesar de los esfuerzos realizados por la recuperación y el fortalecimiento de la iglesia era inevitable el ambiente de desánimo existente en la población religiosa. No fueron alentadoras las impresiones que sobre la vicaria de Bayamo tuvo la comisión del Concilio de Roma en visita de inspección, señalando el insuficiente trabajo desarrollado hasta el momento por el ministerio de los predicadores capuchinos. Mientras se incrementaba la asistencia a los templos protestantes existía una disminución en la participación de los fieles al culto católico.
Como manifestación de la cultura, la religión en la región se interrelaciona con los diversos factores y procesos cambiantes que han tenido lugar en todas las etapas de la sociedad en que el hombre ha sido su centro, teniendo en cuenta la existencia de modelos socioculturales diversos (español, africano, norteamericano, entre otros) que van haciendo heterogéneo el cuadro religioso, a la vez resultado del sincretismo y por supuesto del proceso de transculturación.
Al respecto es preciso tener en cuenta algunas consideraciones de Jorge Ramírez Calzadilla, al plantear que por la acción de otras influencias se han sumado al cuadro religioso cubano formas religiosas portadas por inmigrantes judíos, haitianos, chinos a demás de algunas vertientes de origen africano, así como denominaciones con características de la sociedad anglosajona en la que se incluye el espiritismo surgido en condiciones pragmáticas, pero una vez recibidas se perciben cubanizadas.
En el periodo republicano bayamés, las manifestaciones religiosas forman parte de las raíces culturales del pueblo asociado a su identidad en la medida que se construyen los ideales que atañen a los grupos y clases sociales que lo componen, en que por sus características hace que su comportamiento sea diferente al resto de las regiones de Cuba. La fuerte carga de subjetividad como existencia objetiva de lo sobrenatural, la sostienen en la profunda lealtad a una verdad que los acerca al bien supremo.
En todo el país se produjo el avance de las denominaciones protestantes con cierta regularidad, de acuerdo a determinados contextos que pudieron ser favorables o no. El proceso de inserción de las manifestaciones religiosas en el término municipal Bayamo estuvo marcado por el espiritismo como expresión que ocurre de manera simultánea en sus variantes junto al catolicismo y el protestantismo. Incidieron en las creencias, costumbres y tradiciones que fueron conformando una conciencia religiosa a partir de la conciencia cotidiana en la medida de sus representaciones, juicios, símbolos, sentimientos y estados de ánimo. Este proceso es interpretado desde de la evolución histórica y sociocultural que tiene sus raíces en etapas precedentes y se legitiman en los primeros años de la neocolonia asociados también a factores económicos y políticos.
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Centro de Información. Casa de la Nacionalidad Cubana: Fondo Gobierno Municipal República. Leg 113, Exp. 1078, Leg 46, Exp 393, 394, 395. Fondo José Maceo Verdecia Leg: 1, Exp: 6, Libro de Acuerdos de Ayuntamiento.
Fondo Documental de la Iglesia Bautista de Bayamo: Libro de Acta No.1 Bayamo 1905-1920.
Autor:
Lic. Damiana N. Pérez Figueredo.
INSTITUCION: Casa de la Nacionalidad Cubana. Oficina del Historiador de la Ciudad. Bayamo. Provincia Granma. Cuba