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Necesidad del tribunal marítimo y fluvial en Colombia


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

  1. Introducción
  2. El problema
  3. Marco teórico
  4. Marco metodológico
  5. Presentación y análisis de resultados
  6. Propuesta
  7. Conclusiones y recomendaciones
  8. Bibliografía
  9. Conclusiones finales

Introducción

A lo largo de la historia se ha sabido que quien domina los mares domina el mundo, antes fue en el campo militar para lograr insumos, tierras, esclavos y aliados. Eso fue constante a través de los siglos, cambiando de protagonista de época en época. Los precursores de estas embestidas fueron los Vikingos, quienes llegaron hasta Terranova, en lo que hoy es Canadá, conquistaron muchas tierras en el norte de Europa, y Asía, dejaron legado e historia por donde pasaban. Posteriormente llegaron los portugueses, españoles, británicos y holandeses, quienes a raíz del descubrimiento de América, y habiendo ya colonizado parte de África y Asía, vieron la necesidad de delimitar la navegación en su aspecto legal.

Colombia surgió por el acontecer mismo del desarrollo de la navegación. La llegada de Cristóbal Colón y consecutivamente la de los conquistadores españoles fueron los primeros actos en el surgimiento de la navegación en lo que hoy es nuestro país, aunque desde mucho tiempo atrás nuestro antepasados precolombinos recorrían las costas de los océanos Pacifico y Atlántico y surcaban con sus chalupas o piraguas por los grandes y caudalosos ríos de nuestra geografía, enjambre fluvial aprovechado por los conquistadores para incursionar en las entrañas de estas nuevas y hermosas tierras americanas. Pero parece que ese comienzo de la nueva patria quedó en el olvido, y solo era importante la tierra firme, descuidando nuestros litorales y nuestras cuentas hidrográficas, hecho que generó después de la independencia, el sueño de nuestro Libertador Simón Bolívar, la fragmentación de la Gran Colombia, y la reducción del territorio en más de un 80% de lo que inicialmente fue nuestra patria boba, llegando incluso a la perdida de lo que pudo y debió ser la Capital de Colombia, Panamá, despertando un poco del letargo cuando el vecino país del Perú pretendió apoderarse de Leticia, nuestro enclave en el río Amazonas. Pero no solo perdimos territorio sino tiempo en el desarrollo de las instituciones relacionadas con la navegación marítima y fluvial.

Las instituciones militares y civiles fueron las grandes damnificadas en el correr del tiempo en nuestro país, bien por celos políticos, que llevaban a la conformación de grupos opositores a los gobiernos de turno, que cuando llegaban al poder, truncaban de un plumazo el surgir de las entidades que tenían que ver con el desarrollo marítimo. Por muchos años los puertos en Colombia se desarrollaron a paso lento, hecho que contribuyó de igual manera al pausado crecimiento de la normatividad referente a la actividad portuaria. Sin embargo la necesidad de alcanzar el mercado internacional, el que fuera por muchos años nuestro producto bandera de exportación, el café, obligó, no al ejecutivo, sino a la Federación Nacional de Cafeteros en pensar en formar una flota mercante, pero para ello debió contar con el aval del gobierno, que incursionó en esta clase de gestas después de la conformación de la Flota Mercante Grancolombiana, en 1931 con la expedición de la primera Ley referente al transporte marítimo que autoriza al Gobierno a fomentar, por medio de contratos, la formación, organización y desarrollo de una Compañía Nacional de Marina Mercante, así como la creación de una Sección o Departamento de Marina dirigida por Oficiales Navales colombianos. De ella hicieron parte además los Estados de Venezuela y Ecuador, quienes por muchos años fueron los socios de esta prometedora empresa marítima. Pero al correr los años Venezuela se retiró de la sociedad y luego de otros lo hizo Ecuador, quedando la Flota en manos colombianas. Junto con la Flota Mercante surgieron otras empresas de transporte marítimo que trajeron de alguna manera el surgir y desarrollo de la marinería comercial en Colombia. Actualmente todas las grandes empresas de transporte marítimo colombianas o fueron liquidadas o se trasladaron a otras latitudes donde ofrecían mayores garantías.

Colombia requiere con urgencia fortalecer los mecanismos legales para enfrentar la nueva situación mundial; la globalización es el esquema escogido por las grandes potencias y grandes regiones para comercializar sus productos y el agua es el medio más usado para ello. Existen hoy entes que se han propuesto como metas llevar a un más alto el desarrollo marítimo a nuestro país, y por ello ha surgido EXPOMARES desde el año 2004, en el 2007, se llevó a cabo la Exposición y Congreso nacional de Desarrollo Marítimo, Fluvial y Costero, entre los días 19 al 21 de noviembre, en la ciudad de Bogotá D.C. patrocinado por la Vicepresidencia de la República, la Armada Nacional, la Dirección General Marítima (DIMAR), la Comisión Colombiana del Océano y la Fundación País Marítimo, se programó EXPOMARES 2009, la que fuera aplazada para el año 2010. Se pudo visualizar que el gran ausente en estos certámenes fue la justicia, y ello se debió a que Colombia no cuenta con un ente judicial especializado donde se tramite todo lo concerniente al derecho marítimo, siendo abundantes en normatividad, pero carentes de institucionalidad.

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