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FILOSOFÍA AL FIN DE SIGLO

Enviado por jsanchez


    Indice1. Búsqueda de identidad 2. A Roosevelt

    1. Búsqueda de identidad

    "Amor a la sabiduría" rezan los clásicos griegos en el alto criterio de la Madre de todas las ciencias y hoy en día "la madre olvidada". Con incertidumbre observamos como algunas universidades de Nicaragua han obviado el estudio de la filosofía, como si acaso la ciencia pueda avanzar sin filosofía dialéctica, o como si acaso lo importante es dominar una ciencia sin el criterio humanista y altruista que nos brinda el pensamiento filosófico. Pareciera como si retomaran los conceptos del pensamiento Kanteano Alemán que si no se tiene raza entonces no se puede filosofar, cuando sabemos que todos sin exclusión somos filósofos desde que entendemos el mundo que nos rodea, desde que analizamos los pro y los contras de los fenómenos pero preferimos ser conformistas sin tratar de encontrar las causas de los problemas. "El temor y la Esperanza son los padres de los dioses" dice Leopoldo Zea, y ese temor a lo desconocido y esa esperanza en la incertidumbre es la que debe hacernos avanzar en los nuevos retos de una sociedad globalizada, cibernetizada, robotizada y transculturizada. Nosotros como latinoamericanos no tenemos el problema de pensar de donde venimos; ya existen algunas teorías; la de Adán y Eva en el génesis bibleico; la de la evolución de la especie en Darwin, y la de realidad virtual con la teoría extraterrestre, para el gusto de cada quien. Nuestro problema no es de donde venimos, sino hacia donde vamos. Debemos entender si adaptaremos las teorías extranjeras o tenemos que luchar por integrar nuestras teorías al pensamiento mundial, nuestro problema se resume a la búsqueda de la identidad, a ubicarnos en el espacio de Asia y Africa como países tercermundistas, pero no sólo ubicarnos, sino también demostrar que aunque no tenemos raza, gracias a todos los delincuentes que han venido a colonizarnos y dizque a ayudarnos, somos hombres y mujeres, somos seres pensantes, tenemos derecho a ser tratados como humanos, no podemos seguir llevando a la realidad las obsoletas doctrinas del Destino Manifiesto y la Doctrina Monroe, sino que también debemos de ubicarnos en la creación endógena y en la filosofía de la liberación.

    Clásico ejemplo es Sandino y Darío Analizar a Félix Rubén Darío Sarmiento (1867 – 1916) y vincularlo a Augusto Cesar Sandino (1893 – 1934), dos ejemplos clásicos del nicaraguanismo y de lucha por la búsqueda de la identidad nacional, significa unir los atributos materiales del tiempo y el espacio y encontrar un nuevo sentir filosófico en Nicaragua. Si buscamos en diferentes textos sobre Sandino o Darío lo encontramos como parte exclusiva de una doctrina o corriente, sin embargo podemos profundizar un poco más y encontrar un verdadero Sandino y un verdadero Darío unidos por el cordón umbilical del internacionalismo, el nacionalismo, la libertad, en fin el patriotismo continental. "Si en estos cantos hay política –afirma Rubén- es porque aparece universal. Y si encontráis versos a un presidente, es porque son un clamor continental. Mañana podremos ser yanquis (y es lo más probable): de todas maneras, mi protesta queda escrita sobre las alas de los inmaculados cisnes, tan ilustres como Júpiter". Recordemos un poco parte de la Oda

    2. A Roosevelt

    Es con voz de la Biblia, o verso de Walt Whitman que habría que llegar hasta ti, Cazador! ¡Primitivo y moderno, sencillo y complicado, con un algo de Washington y cuatro de Nemrod! Eres los Estados Unidos, eres el futuro invasor de la América ingenua que tiene sangre indígena, que aun reza a Jesucristo y aún habla el español. La Oda a Roosevelt es una composición fuerte y combativa que despertó el entusiasmo en España e Hispanoamérica y que hasta ahora, pese a todos los saltos históricos, no ha perdido actualidad. Podemos considerar que esta obra lírica es una advertencia desafiadora a los Estados Unidos quienes siguen equivocándose sobre la América hispana. Es como si Rubén hubiese sido un visionario o que se haya reencarnado en Sandino, quien, nos manifiesta en un momento de su lucha:- "…que soy pequeño para la obra que tengo emprendida; pero mi insignificancia está sobrepujada por la altivez de mi corazón de patriota, y así juro ante la patria y ante la historia que mi espada defenderá el decoro nacional y que será redención para los oprimidos… -y posteriormente asegura- …quiero convencer a los nicaragüenses fríos, a los centroamericanos indiferentes y a la raza indo-hispana que… hay un grupo de patriotas que sabrán luchar y morir como hombres." Muchos no encontraremos relación, si no queremos, porque esto no es más que la antesala de Sandino, para asegurar posteriormente que el enemigo en Latinoamérica es el mismo y que la unidad en necesaria para expulsar a los interventores de nuestro país sin importar ni su tamaño ni su vida.:- "Aquí los espero… – afirma Sandino y continua- en mis agrestes montañas os haré morder el polvo de la derrota". Este pensamiento al igual que en Rubén, significa un reto al Coloso del Norte. La filosofía latinoamericana está en Rubén a pesar de que quieren separar el arte de la filosofía, olvidándose que la filosofía es el arte de pensar. Y si visualizamos "Cantos de Vida y Esperanza" esta obra es prácticamente una preocupación por el destino de nuestro continente y sus hombres, es la unión de los hombres que hablan la misma lengua y que tienen la misma herencia histórica y en su profundidad en un grito por la unidad de los hispanos, tal vez sea el mismo grito de Bolívar, o lo que Sandino interpretó como:- "Este movimiento es nacional antiimperialista, mantenemos la bandera de la libertad para Nicaragua y para toda Hispanoamérica, por lo demás en el terreno social este movimiento es popular y preconizamos en el sentido de avance en las inspiraciones sociales". … parte de esas inspiraciones sociales es la lucha por la búsqueda de la identidad, es un movimiento popular y definitivamente cultural. Nuestro reto es rescatar esa filosofía y mantenerla en la adversidad del III Milenio, en la diversidad de las contradicciones, en el Cosmos Cultural latinoamericano. Hablar de cultura nicaragüense significa, mejorar las facultades intelectuales por medio del ejercicio diario de nuestro nicaraguanismo. Significa lograr un salto cualitativo del mito al logos; significa recordar nuestros antepasados con todo y sus ritos, que mal que bien se conservan, algunos opacados por la sociedad y su desarrollo o por liturgias y prohibiciones. En fin, hablar de Nicaragua es cultura desde Nicarao hasta Darío, remarcando hechos ligados a la religión como las fiestas de Santo Domingo en Managua, el Cristo Negro de Popoyuapa; y otras ligadas a la lucha como el Güegüense, la guerra de guerrillas de Sandino; también ligados al mito como la Carreta Nagua, el Jinete sin Cabeza y la Cegua; y ligados a la sangre del pueblo como nuestra propia historia. Muchos movimientos culturales han partido de cero con la visión de hacer sobresalir la Historia de Nicaragua con sus baches, ascendencias y descendencias, pero lamentablemente, estos movimientos quedan estancados en el camino por la misma crisis económica que atraviesa nuestra sociedad y por la falta de apoyo de los diversos Ministerios y Entes Empresariales. Además, debido a consideraciones de forma y lugar, se han tergiversado parcial o totalmente nuestros brotes culturales, al grado de olvidar que hace apenas unos 70-80 años en Yucul, Diriá, Nindirí, Muy Muy y otras comunas, cada baile expresaba algo, estaba recogido por un motivo que cumplía un rito. Se trataba de diferenciar las danzas "El Centavo Chato" y la "Culebrita", como se diferencia el tamal del yoltamal. Hoy en día ese sentimiento cultural se ha perdido, tanto en las fiestas religiosas como en las presentaciones culturales. Incluso, el traje folklórico de nuestras inditas (hüipil y cotona de manta), ha sido cambiado por enormes faldas que las bailarinas ondean con la gracia que les permiten esos "trapos"… y simplemente callamos y otorgamos. Según Volg Baldizón: – "estas faldas fueron introducidas a nuestro país hace unos 80 años por Doña Emelina Tercero Debaile, quien se autonombró Tutora del Arte". Nuestra cultura indígena, se ha degenerado paulatinamente quedando en el recuerdo de nuestros ancianos para indignación o resignación de las generaciones venideras y de los mismos. Ya el Güegüense lo observamos como un rito mercantilista y no desde la óptica de repudio "al Chele" que trajo a la Biblia, la espada y la bolsa vacía. Que cambió la lengua indígena, al grado que hoy no hablamos Castellano ni Español, sino una mezcla de ellas, con Escaliche y nicaragüense, es decir, en buen cristiano – nicaraguañol. Olvidamos que el teatro colonial nicaragüense sólo cuenta con piezas de carácter religioso, lo que se ha llamado "Teatro Evangelizador", y que aunque tuvo intenciones evangelizadoras, también conlleva el colonialismo espiritual como afirmación del dominio imperial hispánico. Sólo hay una obra profana: El Güegüense con un personaje burlón, picaresco, igualado y desconfiado, que se hace el sordo cuando le conviene. Es un personaje real, un mestizo emergente, libre y buhonero; es el mercachife que hablando una lengua franca (mezcla de español y nahuate) viajaba a las provincias vecinas de Centroamérica y hasta México con sus recuas de mulas para comerciar con lo que estuviese a su alcance. Pablo Antonio Cuadra considera: – "Es la primera piedra de la literatura nicaragüense que nació en el conmovido momento inicial de la fusión indo-hispana y en la gestación misma del mestizaje". Para Jorge Eduardo Arellano, el güegüense "ejemplifica los rasgos esenciales del ser colectivo de nuestra tierra, condicionado por una herencia de frustración de origen colonial, herencia que marcó sus rasgos en los mestizos que comenzaban a imponerse numéricamente sobre los otros grupos raciales a principios del siglo XVIII. Este nuevo ser, ante la difícil situación a que le obligaba el sistema a enfrentarse, no tuvo más salida que desarrollar rasgos defensivos o mecanismos de defensa, para escapar de su alteridad, superar y sublimar su circunstancia social como el rechazo de los criollos y de los indios, económica como el bloqueo agrario concretado en las Leyes de Indias: donde se aseguraba que no podían ser dueños de tierras y político porque era imposible que accediese a cargos administrativos". El gueguencismo manifiesta una conducta defensiva que en esencia es la psicología de la gran mayoría de los nicaragüenses. Los diversos analistas han valorado desde tres ópticas la obra: Histórico-cultural, con valor lingüístico y dimensión folklórica, sin embargo debemos considerar una posición filosófica enmarcada dentro de la concepción de la liberación latinoamericana. La anterior hipótesis la demostramos al encontrar un héroe de posición irónica frente a un conquistador avasallador, con licencia para descuartizar indios, con sangre de "raza superior", utilizando el nombre de la iglesia para masacrar a los indígenas considerados como salvajes, animales, pervertidos sexuales, es decir "indio-bestia". Por lo tanto nuestro héroe, representante del mestizaje, tuvo que desarrollar un lenguaje figurado, con doble sentido e irónico, dotado de humor, demostrando su negada inteligencia, incluso haciéndose el tonto frente a los sorprendidos conquistadores, quienes dieron paso a la "preparación" de los mestizos para las tareas administrativas de la conquista. Rubén Darío en 1896 asegura: "Es obra de una simplicidad primitiva. Alternan los diálogos en una monotonía no exenta de lo pintoresco. El Güegüense habla por el pueblo". A esto es meritorio sumarle la valoración que hace Alejandro Dávila Bolaños en 1970: "El Macho Ratón es también política. Política clasista. Indígena. anti-española, anti-católica y anti-colonialista". Pero, hemos llegado al holocausto al considerar al rubio, iracundo interventor, como el héroe de esta larga película de sangre, hueso y palo, siempre justificada como el adelanto civilizado del Nuevo Continente, resumido en violación, opresión, engaño, tortura, robo e imposición. Ya no analizamos la táctica dilatoria de este indio "inculto y tonto", que tuvo que implementar un lenguaje de doble sentido, humorista e irónico, para así poder dar paso libre al sentimiento de dolor y libertad. No remarcamos la frustración colonial ante la viveza del "roba gallina", del pleitisto, del burlesco, en fin del nicaragüense puro. Del nicaragüense multifacético y variado que forma su idiosincrasia y carácter, adaptándolo al lugar de origen en función del tiempo. Clásico ejemplo es la Costa Atlántica, donde el canto al unísono de movimientos erótico-sexuales, se tornan lúgubres y expresivos cuan clímax del amor… En el Pacífico, algunos consideran al "Palo de Mayo" como incultura, pero es tan folklórico y cultural como los caracteres idiosincráticos del leonés agarrado, del masayense aprovechado, del jinotegano arisco, del matagalpino burlón, del chontaleño crédulo, del puebleño decidido. Del managüense engreído por ser capitalino, aunque en realidad no es de Managua; porque como mínimo uno de sus ancestros llegó a Managua proveniente de otro departamento, del caraceño pleitisto (los jinotepenses y los dirianses; los coludos y los chingos; los jinotepinos y los diriambinos viven una eterna guerra), del chinandegano jactancioso, del granadino fachento, del rivense que no es nica ni tico; pero no se entiende lo que dice, en fin del nicaragüense que es capaz de avivar al más tonto y de engatusar al más vivo. Y toda esa mezcolanza, es parte integral de la cultura nicaragüense y arma frecuentemente utilizada como instrumento de lucha, sea cual esta fuere. El mestizaje es una característica importante y especial del folklore nicaragüense, la mayoría de las veces representado en las festividades religiosas de cada pueblo, no existe pueblo de Nicaragua que no posea un "santo patrono", ni una característica típica, ya sea en un dicho o en un platillo, es decir una expresión cultural que se ha mantenido ante las imposiciones de otras razas. La expresión artística de nuestro pueblo está ligada a las manifestaciones religiosas del mismo, y algo importante es el respeto que asume el nicaragüense ante la responsabilidad de su tarea, llámese ésta poesía, pintura, baile, leyenda, arte culinario, dichos, refranes o promesa religiosa. Tal vez por eso, por esa responsabilidad del nica, ante cualquier hecho cultural, que se asegure que "no se puede poner a un indio a repartir chicha… porque se las cree de "mamacita de tarzán", como decimos en muy buen nicaragüense, porque en él surge una nata plasticidad expresiva y poder de mando. Para ilustrar podemos traer a colación entre las expresiones:

    • Bailes: Inditas; güegüense (primera obra teatral de América); palo de mayo en la Costa Atlántica; el torovenado y las negras (Masaya); los diablitos (Masaya y Jinotepe);; los chinegros (Nindirí); el gigante yel toro-guaco (Diriamba) el viejo y la vieja (San Marcos); la yegüita (Granada); la vaca (Managua, San Marcos, Catarina, Diriomo); los mantudos (León); moros y cristianos (Boaco), entre otros.
    • Piezas folklóricas: el zanatillo; el zopilote; el otro zopilote; mamá chilindrá; la pelota, el mate amargo; la culebrita; el zapo; los dos bolillos; el solar de Monimbó; el indio de Monimbó; el centavo chato; etc.
    • Platos típicos: indio viejo; carne al vaho o bajo; ajiaco o ayaco; mondongo; pinol de venado; pinol de iguana; chanfaina; cabeza de chancho o cabecechancho, tacatamal, etc.
    • Bebidas típicas: tiste; pinolillo; tibio; chicha; chicha común; chicha de gengibre; chicha bruja; chicha raizuda; chicha de yuca; chicha de bijagua; horchatas; etc.
    • Dulces típicos: curbasa (almibar); cuznaca; jaleas; cajeta de leche; cajeta negra; cajeta de coco; cajeta de frijol; caramelos y colaciones; gofios o alfajores; piñonates; cerote de perro; etc.

    Algo importante y muy interesante es el hecho de que las bebidas, dulces y platos mencionados no tienen razón de ser sin el maíz, y por eso nos llaman "pinoleros", es decir que la idiosincrasia cultural de nuestro pueblo, es lucha por el pensamiento, es lucha por la identidad indígena latinoamericana. Por lo tanto nuestra filosofía ante el tercer milenio y frente a la cibervía, es la búsqueda de la identidad nacional, aunque algunos quieran negar esta realidad y crean que no tenemos filosofía. "El que no tiene problemas, no tiene derecho a vivir" Juan S.

     

     

     

     

    Autor:

    MSc. Juan R. Sánchez Espinoza