Por favor, miénteme
Enviado por Marco Antonio Parra Gámez
- Prólogo.
- ¿Te acuerdas de mí?
- Te quiero
- Mi mundo
- Por usted
- Dile
- Nostalgia anunciada
- Luna
- Padre, he pecado
- Encuentro
- He renunciado a ti
- Esta noche
- Tú
- 365 días
- Te veo
- Ella
- Fe
- Abecedario
- Más grande que el techo del cielo
- Y sin fecha de vencimiento
- Sin ti, contigo
- Gracias
- Hoy es la última vez que te extraño
- Aquí estoy
- Dame paz
- Insomnio
- Sherezade
- Así sucedió
- Con mis ojos
- Ya no espero nada de ti
- El amor
- Palabras vacías
- Inventario
- Es cuestión de tiempo
- Me vas a extrañar
- Solo espero la muerte
- Quiero decirte
- Tú y yo
- Y sin embargo…
- Geografía
- Por favor, miénteme
- Yo no quiero
- Si alguien me preguntara
- Hoy me vino a visitar
- Nací y morí
- Amanecer contigo
- En tus brazos
- Eres más
- Decidiste olvidarme
- Lo que me dejaste
- Un poco después del final
- Resumiendo
- Era lo único que quería decir
- Ven
- Regresa a mí
- Soy
Prólogo.
La poesía es el refugio para el alma, la forma más divina que el poeta encuentra para expresar sus sentimientos; es la manifestación de todos los miedos, amores, deseos y pasiones de la humanidad. Nos conecta a todos en un plano existencial más allá de la raza, credo o escuelas. Descubro en esta recopilación de poemas al poeta oculto dando suaves palabras a cuentagotas y haciendo sentir a raudales. De esta forma, encuentro en que Marco Antonio Parra, su soledad, tristeza, melancolía y algo de agonía, logra transformarlas en la voz que el corazón necesita para hablar sin miedo a la indiferencia, dando a conocer de forma tal que logra romper cualquier atadura de la palabra y liberar en versos la divinidad de la vida, convertida en silueta de mujer. Y así, la geografía toma el sentido total de su significado, el insomnio se hace cómplice, las madrugadas metálicas comienzan a sentir, el café de las mañanas se desviste de tantas metáforas, para decir cruda y sin censura lo que las entrañas sienten al desnudo, disparando al viento balas livianas no de reclamos sino de resignación.
Por eso exclama "Solo espero la muerte para amarte por siempre, mujer. Y quiero que sepas, antes de que la muerte me pase factura; muy claro lo voy a decir, yo nací el día que te conocí." Sinceramente, la lírica que crece en este libro llena al lector con un torrente de imágenes, voces, colores y sabores. Los lleva a un viaje por montañas de versos, mientras la luna sigue los pasos inspirando cantos al poeta, que trenza con el viento y viajan por dentro de cada arteria del cuerpo. Cuando lo lean sentirán que soñar no es en vano, que no están solos, aprenderán (como yo lo hice) que del sufrimiento nacen manantiales de amores; que de esta forma la poesía sigue viva y nos hace vivir. Espero lo disfruten tanto como yo, buen viaje.
Laura López, poetiza guatemalteaca.
(Giraluna)
"Si nada nos salva
de la muerte,
al menos que el amor
nos salve de la vida"
Pablo Neruda
¿Te acuerdas de mí?
Soy la hoja que el viento arrastra hasta tu ventana, convertida en recuerdo.
Soy los pasos que nostálgica quieres escuchar.
Soy quien habita en tu pecho izquierdo.
Soy la marca que no puedes desmanchar.
Soy la frase de alguna canción.
Soy consuelo y resignación.
Soy el pasajero que en la esquina se bajó.
Soy el pensamiento que tu mente descuidó.
Soy la ausencia en la cocina.
Soy la soledad de tu habitación.
Soy quien se hundía en tu piscina.
Soy quien no recibió tu perdón.
Soy una persona más en este mundo.
Soy un pez más en el mar.
Soy quizás para ti un vagabundo.
Soy el que siempre te va a amar.
Tengo en la frente una cicatriz.
Tengo el tono sarcástico.
Tengo las manos sudadas.
Tengo una enorme nariz.
¿Te acuerdas de mí?
Postdata: Al final sabrás quién…
Te quiero.
Te quiero de todas las formas jamás antes vistas.
Te quiero con cada gota de mi sangre.
Te quiero porque eres mi luna, mi sol, mi playa y arena.
Te quiero desordenada, dulce y serena.
Te quiero en invierno, verano, otoño y primavera.
Y aunque llegues de última en la carrera,
para mí siempre serás la primera.
Te quiero como quieren los peces al agua.
Te quiero como lluvia al invierno.
Te quiero como los pájaros a la brisa.
Te quiero sin comas, sin puntos ni espacios.
Te quiero porque eres mi altar, mi virgen, mi agua bendita.
Te quiero porque hueles a milagro y sabes a resurrección.
Te quiero porque eres mi cruz, mi oración, mi paz infinita.
Te quiero porque contigo, Dios me echó la bendición.
Te quiero y va más allá de dos palabras.
Te quiero aunque no lo puedas leer.
Te quiero porque eres de mi truco el "abracadabra".
Te quiero sin explicación alguna.
Te quiero como la noche a la luna.
Te quiero porque contigo volví a nacer.
Te quiero, simplemente eso.
Mi mundo.
En el mundo que inventé contigo, al cielo le puse su nombre.
Ver su rostro y decirle "hermosa" es redundar, es como decir agua y humedad.
Usted es mi vida, mi mundo, la eternidad de este hombre.
Usted es el concepto que tengo de felicidad.
El aire de este planeta lo respiro si me besa.
Tengo la tierra debajo de sus pies.
Sus ojos son los mares donde quiero nadar
Y sus cabellos largos son mis llanuras.
La luna la encuentro en su lunar.
El sol cuando parpadea se deja ver.
Su abdomen es el mejor lugar.
De su cintura las plantas pueden nacer.
En su abdomen las flores van a crecer.
El fuego nace de su palpitar.
Este mundo cabe en su mirar.
Hay un lugar llamado nada si usted no está.
Sin su presencia nada podría crear.
Usted me otorgó de la felicidad el pasaporte.
Y le soy más fiel que brújula al norte.
Por usted.
Por usted puedo ser Benedetti esta noche, quizás Cortázar, quizás Neruda.
Puedo ser García Márquez atado a su cintura y en silencio perder la cordura.
Por usted puedo ser síntoma, enfermedad y cura.
Por usted puedo ser tranquilidad, paz y locura.
Por usted esta noche puedo tener la luna entre mis dedos.
Puedo ser Picasso, Miguel Ángel o Botero.
Puedo ser sol, neblina o aguacero.
Puedo ser Adán o Romeo; puedo ser respiro, suspiro o Morfeo.
Por usted puedo ser Christian Grey, Frogg o Aureliano Buendía;
Puedo ser perverso, puntual o compañía.
Esta noche por usted puedo ser Aristóteles, Sócrates o Platón.
Por usted, mujer, puedo ser su instinto, su furia y pasión.
Y si de cantar se trata, puedo ser Sabina, Arjona o Perales;
Puedo ser Bocelli, Elton Jhon o Sinatra, si de cantar se trata.
Por usted puedo ser desvelo y razón; ser veneno, nostalgia y amor.
Y por las calles de Macondo tomarla de la mano.
Puedo ser su frío, su luz, su verano.
Puedo ser su padre, su amigo, su hermano.
Puedo ser hasta lo que no soy, solo por usted.
Dile.
Dile que aunque afuera está lloviendo, el agua se siente acá adentro.
Dile que lo que tú ya no sientes yo aun lo siento.
Dile que mañana habrá concierto en el bar de la esquina.
Dile que no dudaría en tomarle la mano a la salida.
Dile que aun tomo el café con poca azúcar.
Dile que el agua me gusta más natural.
Dile que a pesar de la infortuna que vivo.
No la he dejado de pensar.
Dile que no encuentro paz en mis noches.
Dile que esto no es un acto de humillación.
Dile que todavía suena en la radio nuestra canción.
Dile que extraño sus berrinches.
Dile que a la luz de la luna la imagino cada anochecer.
Dile que aun es lo primero que quiero ver al abrir los ojos.
Dile que los tornillos de mi mundo están flojos.
Dile que he vuelto a enloquecer.
Dile al reflejo que está en tu espejo.
Que me sigo poniendo viejo.
Que lo que allí aparece tú no eres.
Que te conozco más de lo que quieres.
Nostalgia anunciada.
Cerré los ojos, suspiré y hacia atrás me incliné.
Santiago Cruz con su piano a mi pecho apuntaba.
"Un vacío con tu forma, dentro de mi alma…"
Mi mano derecha por la cabeza tuve que pasar.
"…y con ésta, tres canciones, más las que están por venir…"
Abro mis ojos y miro por la ventana como la vida sigue su rumbo.
"…resignarme a ser testigo, de tu vida en la distancia…"
Los párpados tratan de impedir el diluvio inminente.
"…y guardarme la certeza, que te puedo hacer feliz…"
Me miraban las plantas, los animales, la gente.
"…tanto y poco me quedó, poco y tanto me quedó…"
Sonó una gota en el piso, se suicidó como los segundos del reloj.
"…Lo que me quedó de tu amor, hoy me quema y me duele…"
Mirando al cielo, buscando algún consuelo.
"…me quedó de tu amor más de un beso pendiente…"
Sentía como si me estuviesen moviendo el suelo.
En seguida me limpié la cara y cambié de canción.
Se me clavó en el pecho otra línea en forma horizontal.
"…Que más me da, me preguntas qué es lo que nos queda por salvar…"
La vista se me volvió a nublar mientras trataba de respirar.
Dos amigos me saludaron, me extendieron sus manos.
"…para empezar, nunca quise envejecer con nadie más…"
Al instante la escena notaron y un abrazo me dieron.
Hasta que por fin terminó "para empezar" de Leonel y desperté, llorando.
Crónica de una nostalgia anunciada.
Luna.
Todas las noches te va a acompañar.
Mil besos para ti con ella te voy a dejar.
Aparecerá de la nada.
Te acompañará hasta de madrugada.
Estará cuando estés desvelada.
Allí encontrarás mi mirada.
A veces flaquita.
A veces gordita.
Lo más bello de las noches.
Víctima de mil reproches.
Ella es como ninguna.
Alguien la denominó "luna".
Dicen que fue el creador.
Otros que la naturaleza.
Es mágico su esplendor.
Infinita su belleza.
Inspira al que no tiene compañía.
La usan para enamorar.
Sale de noche y de día.
Nos hace suspirar.
Como ella en las noches no hay ninguna.
Es la más grande de las estrellas.
La conocemos como "luna".
Es del cielo la más bella.
Padre, he pecado.
Padre, he pecado, he deseado a la hermana de su hermano.
Padre, he pecado, añoro tenerla a mi lado.
Su sonrisa es maravillosa.
Sus labios color de rosa.
Padre, he pecado al robarme su fotografía.
He asesinado la distancia para verla.
Padre, me daría la razón si la miraría.
Sus dientes son como unas perlas.
Padre, he pecado, asígneme un Ave María o quizás dos.
He pecado, le he pedido su compañía.
Padre, he pecado, la he comparado con Dios.
Sus labios son mi eucaristía.
Padre, he aquí mi confesión.
Su cintura me causa fervor.
Padre, no me mire con exageración.
Si la llegase a mirar también sería como yo, un pecador.
Encuentro.
Yo le quité la 've' a su vestido y ella le quitó la 'ce' a mi corbata.
Se trepó sobre mí y acariciaba mi cabello.
Yo le besaba cada lunar, cada rincón, cada vello.
Me decía 'mi rey' y sentía la corona posarse sobre mi cabeza.
Me sentía gigante, en un castillo, sentía grandeza.
Mientras quitaba su ropa desaparecía el mundo entero.
Íbamos en un tren, sin conductor, sin estación, sin pasajeros.
La tomé por la cintura y le besaba el cuello; subía su cara y suspiraba.
La cicatriz en su barbilla con mi frente combinaba.
Me inundaba la piel con sus labios, me hacía sentir que soy inmortal.
Sus caricias me inyectaban un veneno dulce y letal.
Mis besos eran el avión y su cuerpo el aeropuerto.
Nos besamos como en las novelas, como en nuestro propio cuento.
En medio del encuentro sentí la necesidad de pedirle que no se fuera.
Cuando por fin tuve la oportunidad, se fue, se esfumó.
No pude decirle mis palabras sinceras.
Y me di cuenta de que estaba soñando.
Hoy solo estoy recordando.
Aquel encuentro, aquel eterno momento.
He renunciado a ti.
He renunciado con el mismo fervor con el que siento este amor.
He renunciado y en el fondo de mi pecho el corazón se me estalla.
He renunciado como las olas que mueren en la orilla de la playa.
He renunciado, no quiero seguir siendo un soñador.
He renunciado a su venida, usted no me dejó otra salida.
He renunciado al calor de sus brazos y al sabor de sus labios.
He renunciado como si fuese lo último que haría en la vida
He renunciado, sin adiós ni despedida.
He renunciado como los mosquitos a la vida al acercarse a la luz.
He renunciado a noches desveladas, juntos, en la misma almohada.
He renunciado a tomar tu mano en nuestros viajes en avión o en autobús.
He renunciado con la misma fuerza con la que luché y di todo por nada.
He renunciado a usted y a ese sueño de despertarla por las mañanas.
He renunciado a tomarla de la mano y llevarla al altar.
He renunciado, sé que para usted, esto es poca cosa.
He renunciado porque se me acabó la fuerza.
He renunciado a las lágrimas y a la tristeza.
He renunciado y ya empaqué las maletas.
He renunciado a esta rusa ruleta.
Y sobre todas las cosas, he renunciado a mí para volver a ser yo, sin ti.
Esta noche.
Esta noche voy a soñar contigo.
Soñaré que tu piel será mi abrigo.
Esta noche mis dedos bailarán tango sobre tu cuerpo.
Esta noche voy a anclar mi barco en la bahía de tu puerto.
Esta noche mis labios recorrerán cada pliegue de tu piel.
Esta noche serás mía y en tus brazos voy a sucumbir.
Esta noche dejaré a un lado el lápiz y el papel.
Esta noche no te quiero escribir.
Esta noche te besaré hasta el alma y no podrás evitarlo.
Esta noche estarás conmigo aunque los ojos deba cerrar.
Esta noche no te dejaré pensarlo.
Esta noche te voy a secuestrar.
Te pido, por favor no me vayas a llamar.
No quiero que interrumpas mi sueño.
No quiero que me vayas a despertar.
Sé muy bien que no soy tu dueño.
Esta noche te acariciaré la espalda con una rosa.
Esta noche tu aire será mi oxígeno.
Esta noche no haré otra cosa.
Esta noche despertar será mi veneno.
Esta noche voy a soñar contigo.
Esta noche no querré que termine nunca.
Esta noche no vayas a llamar.
Para decir que me pudiste olvidar.
Esta noche serás mía aunque solo en mis sueños te pueda mirar.
Tú.
Consonante obstruyente, oclusiva, dental y sorda.
Vocal cerrada y posterior, tildada.
Dos letras, una vocal y una consonante.
Solo dos en el alfabeto pero lo son todo en mi vida.
Una consonante y una vocal; dos muy diferentes estructuras.
Diferentes como tú y yo; un mundo, una razón; dos letras.
Dos letras que en el abecedario en español están juntas.
Dos letras que como lápiz y sacapuntas.
Dos letras tan sencillas de pronunciar.
Dos letras tan fáciles de escribir.
Dos letras, un sentir.
Dos letras que acariciar.
Para todos son solo dos letras más.
Yo no podría decir lo mismo.
Sin ellas me hundo en el abismo.
Dos letras que nunca dejaré de amar.
¡TÚ!
¿Por qué tú?
¿Por qué yo?
Me preguntas con suspicacia.
Como si pudiese explicar de la flor su fragancia.
¿Por qué yo?
Me insistes con valentía.
Como si pudiera dar un concepto de alegría.
¿Por qué me amas?
Si ha muchas has conocido.
¿Cómo te explico la existencia del ruido?
Es algo inaudito tu interrogatorio.
Los sentimientos no los hacen en un laboratorio.
¿Por qué me amarás siempre?
Insistes en preguntar.
Es como explicarte cuántas gotas hay en el mar.
Creo que debes dejar de hacer esa pregunta.
Este amor es tan grande que hasta el cielo se asusta.
Nunca voy a tener las palabras precisas.
No amarte es como un diciembre sin misas.
Tú más que una mujer eres mi todo.
Y este sentimiento no tiene un periodo.
Así será por toda mi existencia.
Me hace permanecer en plena demencia.
Esto me lleva a amarte con locura.
Te amo como Miguel Ángel a su mejor escultura.
Pregunta respondida.
365 días.
Trescientos sesenta y cinco días.
Trescientos sesenta y cinco noches.
Trescientos sesenta y cinco madrugadas.
En cada segundo cabías.
Sin pretextos ni reproches.
Con las luces prendidas y apagadas.
Trescientos sesenta y cinco días con tardes incluidas.
Trescientos sesenta y cinco noches sin la luz del sol
Trescientos sesenta y cinco madrugadas soñando contigo.
Con cada anécdotas vividas.
Pensando en ti viendo el beisbol.
Imaginando que eras mi abrigo.
Un año entero.
Cada segundo.
Cada minuto.
Cada hora.
Cada mañana.
Cada tarde
Cada noche.
Cada día.
Las cincuenta y dos semanas.
Los doce meses completos.
Las estaciones año.
Los treinta y un millones,
Quinientos cincuenta y seis mil,
novecientos veintiséis segundos exactos.
Incluyendo los momentos, instantes y ratos.
Te veo.
Te veo claramente, en el lugar que solías sentarte.
Te veo impaciente donde acostumbras a esperarme.
Te veo, no te veo, te veo, y te vuelvo a ver.
Estás allí, justamente en medio de mi mente.
Te veo, con esa sonrisa tan particular.
Te veo, tratando de entender ese banco vacío.
Te veo, extiendo mis manos pero no llego.
Te veo, tus ojos parecen una bomba a punto de estallar.
Te veo, con tu camisa de rayas.
Te veo, con tus lentes de playa.
Te veo, con tu pantalón predilecto.
Te veo, tus tacones imitan un sonido lento.
Te veo darle vueltas al mechón de tu cabello.
Te veo pedir un café con poca azúcar.
Te veo mirar impaciente.
Te veo esperando mi llegada.
Te veo, mirándote en el espejo.
Te veo pelear con el calor.
Te veo revisando tus cosas.
Te veo, pero es mi imaginación.
Ella.
Para todos puede ser una persona más.
Para mí, ella es mi fantasía y mi realidad.
Ella es la mujer de mi sueño.
La que soñaba desde pequeño.
Ella con su ceño fruncido.
Yo soy el ave y ella mi nido.
Ella es más que las letras de su nombre.
Ella es la eterna felicidad de este hombre.
Ella es honor y valentía.
Ella es orgullo y duda.
Ella es lo mejor de mi vida.
Ella, hermosa vestida o desnuda.
Ella podría ser de algún poeta la musa.
Las líneas de su nombre en Neruda.
Ella, el susurro de la madrugada.
La causa de este desvelo.
Ella y sus pasos por las escaleras.
Ella y sus respuestas tan sinceras.
Ella con su vestido rojo.
Ella la dueña de mis antojos.
Allí, en cada estrella, la veo a ella;
Tan radiante, sus ojos brillantes.
Su luz incesante; allí la puedo ver.
Aunque sea un instante.
Ella cuando habla, cuando ríe, cuando siente.
Ella en enero, agosto o diciembre.
Ella, mi pasado, futuro y presente.
Ella, mi amor por siempre.
Fe.
Está presente desde antes de nuestro nacimiento.
Jamás nos abandona, en ningún momento.
En las buenas y en las malas siempre está presente.
Dicen que es lo único que queda hasta el día de la muerte.
Los hebreos le dieron tres características.
Firmeza, seguridad y fidelidad.
Muchos la usan de forma cabalística.
Nunca nos abandona en la tempestad.
A Dios pertenece en gran parte.
Si eres pecador te hace confesarte.
Dicen que mueve cualquier montaña.
Por la vida misma nos acompaña.
Yo tengo fe de que va a ser así.
Yo tengo fe de que dirás que sí.
Yo tengo fe de que vas a venir.
Yo tengo fe de que voy a ir.
Hasta el último suspiro.
En cada aire que respiro.
No le temo al camino.
La fe está siempre conmigo.
Abecedario.
Amarte como se debe amar.
Besarte es respirar.
Cuántas cosas quiero contigo.
Desearía ser más que tu amigo.
Estas letras te voy a dedicar.
Feliz siempre podría estar.
Ganándole al destino.
Huyéndole a este camino.
Iluminas mi vida cuando te veo.
Jamás imaginé caminar sin vos.
Kilómetros de sed sin tu voz.
La vida sin ti es un bombardeo.
Mañana temprano te iré a buscar.
Nada ni nadie me va a detener.
Ñongo es ver el tiempo pasar.
Otro día sin tu compañía no quiero tener.
Pasaré por las calles sin prisa, sin descanso.
Quisiera que me vieras caminar.
Rozando tu tacón a cada paso.
Sintiendo tu olor y poder respirar.
Tú me haces ser valiente.
Una vez más te besaré la frente.
Ven, acompáñame a vivir.
Whisky en una copa te voy a servir.
Xilórganos por todas partes van a sonar.
Y aunque el abecedario ya se va a acabar.
Zafarte de mis letras jamás podrás.
Desde la A hasta la Z.
Más grande que el techo del cielo.
¿Alguna vez lo has pensado?
Una cinta métrica te puedo prestar.
Para que midas de lado a lado.
Y una idea te puedas imaginar.
Dicen que hay un universo allá arriba.
No tiene entrada ni salida.
Dicen que es infinita su grandeza.
Que es inigualable su belleza.
Miles de estrellas puedes ver.
La luna nunca te dejará de seguir.
Hoy no te podría mentir.
Esta vez me debes creer.
No se sabe cuántos años luz pueda haber.
Nadie sabe su sabor ni su aroma.
Es imposible distinguir su color.
Dicen que nunca hace calor.
Me toca en esta parte decir.
Que puedo recorrer cada suelo.
Nadar cada mar.
Y volar por todos los países.
Para que así puedas entender lo que este loco te dice.
No es cuestión de exageración.
Ni ganas de llamar la atención.
Pero sé que este amor.
Es más grande que el techo del cielo.
Y sin fecha de vencimiento.
Esto no contiene un control de calidad.
Un número al final no podrás encontrar.
Esto es más que poesía y melancolía.
Siempre lo digo con humildad.
Cualquiera podría mirarte.
Yo jamás dejaría de hacerlo.
Cualquiera podría de ti enamorarse.
Eso está a muy corto alcance.
Mis palabras no las vayas a refutar.
En mis ojos lo podrías notar.
Suena la música al fondo.
Si así lo quieres me escondo.
Una y mil veces te lo repetí, mujer.
Mis sueños tienen dueño.
Amarte es un placer.
Eres lo que a diario sueño.
Mujer, te lo juro no miento.
A usted pertenece este sentimiento.
No alcanzan las estrellas del firmamento.
Para comprobar que este amor es sin fecha de vencimiento.
Sin ti, contigo.
Sin ti las mañanas son noches y las tardes, madrugadas.
Contigo los días son días y sin ti la vida, nada.
Sin ti las calles van en sentido contrario.
Contigo no existe calendario.
Sin ti todo es frio y oscuridad.
Contigo es magia y claridad.
Sin ti, mujer sublime, todo es nada.
Contigo, el reloj de mi se apiada.
Sin ti se me clavan en el pecho los minutos.
Contigo, vivir vale la pena.
Sin ti, el sillón está de luto.
Contigo, a la felicidad me condenas.
Contigo volví a nacer.
Sin ti no sé qué hacer.
Contigo cantan los pajaritos al amanecer.
Sin ti no quiero envejecer.
Contigo, mi vida es perfecta.
Contigo no hay mar profundo.
Sin ti está vacío este mundo.
Sin ti, la tristeza me alimenta.
Gracias.
Por estar cuando más te necesito.
Por ser mi amuleto de la suerte.
Jamás había sido tan feliz, lo admito.
Orgulloso estoy de tenerte.
Por extenderme las manos en cada momento.
Por ser de mí el mejor argumento.
A tu lado todo es perfecto.
Por formar parte de este cuento.
Por esperarme siempre en la meta.
Por ser mi estímulo y respuesta.
Por ser el piso de mis pasos.
Por guardarme siempre tus abrazos.
Por ser la fuerza para seguir caminando.
Por velar de mis noches cuando te estoy soñando.
No encuentro las palabras precisas.
Para que sepas que siento cuando me besas.
Mil gracias te doy por ser quien eres.
Cuando a mi piel te adhieres.
Te escribo estas palabras sinceras.
Feliz me siento que seas mi compañera.
¡Gracias!
(Escrito algún día del año 2011, en secreto)
Hoy es la última vez que te extraño.
Hoy es la última vez que rozo con mi índice los labios en tu fotografía.
Hoy es la última vez que te pienso todo el día.
Hoy es la última vez que escucho la canción que tanto te gustaba.
Hoy es la última vez que imaginándote abrazo mi almohada.
Hoy es la última vez que acaricio la soledad.
Hoy es la última vez que tengo intranquilidad.
Hoy es la última vez que pienso en tu mirada.
Hoy es la última vez que simulo tu llegada.
Hoy es la última vez que se me parte el pecho.
Hoy es la última vez que te dibujo en mi techo.
Hoy es la última vez que me sonríe tu ausencia.
Hoy es la última vez que anhelo tu presencia.
Hoy es la última vez que te busco en el horóscopo de la televisión.
Hoy es la última vez que al llamarte caigo en la tentación.
Hoy es la última vez que siento el estómago vacío.
Hoy es la última vez que te extraño, amor mío.
Hoy es la última vez que miro el balcón de tu casa.
Hoy es la última vez que duermo en la terraza.
Hoy es la última vez que te digo "mi vida".
Hoy es la última vez, esta es mi despedida.
Hoy es la última vez que te extraño.
Aquí estoy.
Entre la noche y el día. Entre tu ausencia y la mía.
Aquí estoy, si a esto se le puede llamar estar.
Todas las noches me duermo sin tu compañía.
Y se burla de mí la soledad al despertar.
En tus brazos la vida y en tu ausencia la muerte.
Contigo todo es felicidad y alegría.
En tus brazos dulzura y en tu ausencia amargura.
Contigo todo es pasión y ternura.
En mi mente te quedaste presente.
Y mis ojos se quedaron despiertos para siempre.
Te fuiste sin decirme nada.
Me dejaste la vida fracturada.
Aquí estoy, entre el silencio y la soledad.
Aquí estoy, perdido en el camino.
Aquí estoy, señalando al destino.
Aquí estoy, extrañando mi felicidad.
Aquí estoy, acompañado de la nostalgia.
Esperando que el tiempo se devuelva.
Aquí estoy, tratando de hacer magia.
Para traerte o que vuelvas.
Aquí estoy, si a esto se le puede llamar, estar.
Dame paz.
¿Dónde enciendo la luz para acabar con tanta oscuridad?
Abre tus ojos y empieza a parpadear, dame luz, dame paz.
Esto es lo peor que me ha podido pasar.
No verte cada mañana cuando logro despertar.
Dame paz, dame paz, solo en tus brazos la puedo encontrar.
Quiero descansar, abrázame no me vayas a soltar.
Dame paz, dame paz, quiero contigo navegar.
Si estamos juntos no me importa la tempestad.
Dame luz, dame paz, mujer de mis días.
Sálvame de esta agonía.
La vida es cada vez más fría.
Dame paz, dame paz, amada mía.
Dame paz, abrázame que quiero sentir tu olor.
Acércate y acaba con este dolor.
Mi vida es un sinsabor
Dame paz, dame paz, por favor.
¿Dónde le bajo volumen a tanto silencio?
Abandona todos tus prejuicios.
Dame paz, que tus manos sean mi piso.
Dame paz, dame paz, es este el momento preciso.
Insomnio.
Es un invitado no muy especial.
Todas las noches llega puntual.
He querido cambiar de dirección.
Pero me busca por cada vagón.
Ha impedido que mis párpados sean amigos.
Busca todos los días mil motivos.
Se acerca lo más que puede.
No me cuenta qué le sucede.
Le he invitado una taza de café.
Aun así no he podido convencerlo.
No encuentro ya qué hacer.
Para que se vaya al infierno.
Me busca, me busca y me encuentra.
He cerrado las ventanas y las puertas.
Si cierro los ojos me despierta.
Llegó un lunes con una maleta.
Me vigila mientras estas letras escribo.
Insiste en querer ser mi abrigo.
Me lleva a querer tenerte conmigo.
Es el insomnio, mi fiel testigo.
Sherezade.
Las Mil una noches caben en un día.
Era la venganza contra el tiempo.
No vestía de azul en ese momento.
Pero a la aventura y pasión yo simplemente accedía.
Ocho velas encendidas.
Muchos pétalos de rosas.
No metimos a escondidas.
A las instalaciones lujosas.
Una copa de vino servida para la ocasión.
Música romántica e incienso de relajación.
Solo ella y yo, sin ningún reproche.
Veíamos las estrellas sin ser de noche.
Un par de imágenes nunca se apagaron.
Los Dioses persas a los dos nos citaron.
Estábamos en un castillo poco usual.
No era ficticio el encuentro, era real.
Chocolate, vino y rosas.
Incienso, locura y pasión.
Cientos de caricias minuciosas.
Besos, abrazos e ilusión.
Sherezade la reina de mis ojos.
Calzaba sus tacones rojos.
Sherezade llegó al aposento.
Nunca olvidaré ese perfecto momento.
Así sucedió.
Tenemos el récord Guinnes al abrazo más largo de la historia.
Ella no está a mi lado pero yo aun no la he soltado.
Por varios minutos perdimos la memoria.
Nunca me he sentido tan seguro como cuando estoy a su lado.
Todos se fueron desapareciendo como gotas en la arena.
Ella me abrazaba por la cintura, yo me amarraba a su cadera.
Su cabello con una mano acariciaba.
Su boca a mi cuello se mudaba.
En mi pecho sus latidos sentía.
Me olvidé de la fecha, la hora y el día.
Nuestra distancia era más pequeña que una semilla de mostaza.
Todos nos miraban y se preguntaban, ¿qué les pasa?
El abrazo hablaba por nosotros.
No existía nada en ese momento.
Se notaba la alegría en nuestros rostros.
A cada segundo perdíamos el aliento.
Así sucedió el abrazo más grande del planeta.
Ella dejó la marca de sus labios en mi camiseta.
Nos alejamos como quien no se quiere morir.
Ese momento mi mente no lo deja de reproducir.
Con mis ojos.
Es mi caso no los uso para verte, mujer.
Los uso para hablarte y no para ver.
En mi caso no soy como cualquiera.
De allí salen mis palabras más sinceras.
Mujer de pelo largo, yo no los abro si tú no llegas.
Ellos no soportan a otras personas observar.
Con mis ojos siempre te voy a mirar.
Solo para ti son mis miradas verdaderas.
Con mis ojos que son tu debilidad.
Admiro cuando llegas, la felicidad.
Con mis ojos color marrón.
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