Hace medio siglo, en Buenos Aires, se publicó la primera y tal vez única edición de "La ciudad Mestiza", cuando Gunther Rodolfo Kusch, tenía 30 años. Dicho trabajo, mas algún artículo que publicaría ese año en el diario "La Nación", de Buenos Aires, serian incorporados, el año siguiente, en su mucho mas conocida: "La seducción de la barbarie: análisis herético de un continente meztizo.". Pareciera que a nivel de publicación, el precedente inmediato de la "Ciudad mestiza", es un articulo aparecido en noviembre de 1951, en la Revista Sur, de Buenios Aires, Número 205 que dirigía Victoria Ocampo, titulada: "Paisaje y Mestizaje en América".
Kusch había ingresado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, en 1942, de donde egresó en 1948, y según sus propios testimonios fue hacia 1946, cuando comenzó sus búsquedas sobre el hombre americano, partiendo de dos variables de base( Galtung dixit) que me parecen no desdeñable para acercarse a su vigente pensamiento: su confesión religiosa protestante y su condición germanoparlante.
Desde su nacimiento hasta el comienzo de sus estudios secundarios esa fue su matriz cultural, en medio de la cosmopolita Buenos Aires de los años veinte, treinta y cuarenta.
La singularidad de la obra kushiana, no impide atisbar algunas influencias. Nos preguntamos si su interés por lo americano, no comienza en sus estudios secundarios, dado que son coincidentes los últimos años de Ricardo Rojas(el de "Eurindia"), como docente de Literatura en el Colegio "Manuel Belgrano", donde Kusch hizo toda su secundaria. Se puede hipotizar que si no fue alumno de Rojas, lo fue de algunos de sus discípulos también allí profesores.
En cuanto al titulo, que da lugar a estas digresiones, no resulta muy forzado sostener que se inspiró en ese poco conocido sociólogo argentino, cual fuera Juan Agustín García, autor de "La ciudad indiana", obra que muchos citan pero que pocos han leído, yo incluido. Y tampoco resulta atrevido pensar que García se inspiró en "La ciudad antigua" de Coulanges, quien a su vez tal vez se haya inspirado en "La ciudad de Dios", de San Agustín.
Aunque no se puede desconocer que Kusch fue pionero en llegar hasta lo medular del hombre americano, él mismo con sus comentarios, reconoce algún antecedente en Bernardo de Canal Feijoo (1897-1982), al que cita en sus artículos y explícitamente la obra "Confines de Occidente", en su "América Profunda" de 1962.
En realidad fue Canal Feijoo el primero que habló del ser y del estar. Decía que los argentinos éramos "seres estando". Y habiéndose comprobado que como integrante del grupo "La Brasa", de Santiago del Estero, en la década del veinte, llevó a Keyserling a dar una conferencia a esa provincia mediterránea argentina. Y ello fue simultaneo con la obra "Meditaciones sudamericanas", donde el cuestionado por algunos Keyserling, insinuó el tema del estar. No es tampoco osado hipotizar que el tema, reelaborado por Canal Feijoó, llegó desde allí a nuestro Kusch
Pero como paso con Saúl Taborda, parecieran que en un punto del descenso al "eterno bajo fondo donde el barro se subleva", parafraseando al tango, éste y Canal Feijoó se detuvieron.
Kusch siguió de largo…
No obstante eso, es dable suponer que Kusch, leyó la avanzada de "Confines de Occidente"(1954), titulada "Consideraciones en torno a la cultura argentina", que Canal Feijóo publicó en 1944, fecha en la que como se colige por lo dicho mas arriba, Kusch ya estaba en la universidad.
Hay otro dato, que nos interna en la búsqueda de las influencias o estímulos que Kusch puede haber tenido para sus abordajes. Se trata de la editorial que edito su "Ciudad mestiza", se llamaba Quetzal: el pájaro emblemático de Guatemala. Y ese dato nos lleva a interrogarnos si ello tiene alguna relación con la condición de Miguel Angel Asturias, como embajador guatemalteco en Argentina a la fecha de la edición del libro. Cabe recordar que Asturias fue el traductor del Popol Vuh(una suerte de Biblia mesoamericana), del que Kusch realizara medulosas exégesis para fundamentar sus posiciones.
En un punto de nuestra propia historia intelectual, nos cruzamos con la obra de Kusch, y descubrimos que sus abordajes coincidían- salvadas las abismales distancias de erudición entre él y nosotros – con nuestras vivencias y cavilaciones, las que habían sido ayudadas con una lectura muy temprana de "Estrategias para sobrevivir en Buenos Aires" de Alfredo Moffat.
En 1952, Kusch vislumbró en profundidad algo que para ese entonces sólo había enunciado Raúl Scalabrini Ortiz al calificar a los protagonistas del 17 de octubre como el "substrato de la Patria sublevada". Con anterioridad Saúl Taborda y Martínez Estrada habían hecho sus aproximaciones. Sin mencionar al Sarmiento y su continuador Agustín Alvarez, que sólo tomaron fotografías negativas de la "barbarie" de la que abominaron.
Kusch nos ha ayudado a ver, aunque nos consideramos heterodoxos a su respecto, una Argentina ligada inescindiblemente a una América morena, grasita, preñada de lo precolombino y miscegenizada con negritud. Un crisol de razas al que hicieron un aporte no desdeñable los perdedores de los procesos de formación de los estados nacionales europeos y sus zonas de influencia directa. Pero la impronta la dieron las etnias precolombinas que mediante el silencio, la negación y la fagocitación vienen resistiendo seminalmente los sucesivos, variopintos y contradictorios intentos de occidentalización, desde el mismo momento que los colonizadores y evangelizadores españoles establecieron su cabecera de playa, en el "nuevo mundo" que creían haber descubierto.
Con epicentro en la banda occidental del Río de la Plata y la base del triángulo imaginada por Canal Feijoó, en los Andes, hemos llegado a concebir un espectro, gama o arco iris, en uno de cuyos polos esta el de los criollos mestizos, con algunos vestigios de mulatos y de zambos, que es una mayoría demográficamente creciente por estas coordenadas geográficas. Son la "muchedumbre marginada" de la que nos hablaban los Basaglia en los 70. En el otro extremo del espectro, los descendientes de los "venidos de los barcos", cuyos padres y/o abuelos fueran adoctrinados por las elites que construyeron, bajo el amparo de la "pax británica", todo un sistema formal de instituciones formales publicas y privadas, de las que se fueron apoderando, de las aún que siguen usufructuando, y desde donde vienen intentando querer imponer al polo crecientemente mayoritario, sus cosmovisiones aún en medio de violentas disputas intraoccidentales, donde el polo llámenos "transoccidental", viene resultado una suerte de "convidado de Piedra".
El apotegma de Emerson: "Tan sólo podemos ver afuera, lo que tenemos adentro", nos resulta muy fecundo para describir esta actitud del polo "intraoccidental". Desde sus distintas y antagónicas cosmovisiones occidentales, y aún reconociendo meritorios esfuerzos, sus variopintas versiones del logos griego, parecieran al menos distorsionadoras, para aprehender, aquello, que Fernando Flores Morador(2002), en su tesis doctoral reciente, perfila como lo "arcaico". Es decir, creemos visualizar una suerte de "Lecho de Procusto", por donde el "hedor ", como característica de lo americano, no pasa o pasa muy distorsionado.
Adentrándonos en las singularidades del aquí evocado, en simultaneidad con sus hallazgos sobre la "metafísica vegetal", que el ya visualizaba en obras como "Las lanzas coloradas"(1930) de Uslar Petri(mas tarde calificada como pionera del "realismo mágico" latinoamericano). Kusch hizo un aporte adicional. Encontró una suerte de "ojo de agua". Por donde la savia de la "¿metafísica vegetal americana afloraba en los arrabales porteños: el tango.
Así por 1953, hay un emblemático articulo suyo sobre "Filosofía del tango". Como otros tantos, persuadido del aserto de Luis Juan Guerrero, que: "la belleza es el resplandor del ser puesto en obra", habría una etapa posterior y previa a las obras que lo consagraron, en la que se atreve a transitar el camino estético a través de piezas teatrales, sobre mitos argentinos populares: el tango, el Chacho Peñaloza, Juan Moreyra y Discepolín.
El momento de la aparición de "La ciudad Mestiza", discurre en unas Argentinas polarizadas por la muerte de Eva Perón, donde el polo grasita hacia su duelo mientras el polo intraoccidental festejaba la muerte de la "Perona", en un macabro aquelarre donde se amasijaban marxistas, liberales y católicos, los que pocos meses antes habían intentado derrocar a Peron, olvidándose de sus catecismos democráticos y que pocos años después acometerían una vesanía, que se ufanarían en calificar Revolución Libertadora".
Pero lo nuestro no transita por la sempiterna lucha por la preeminencia, sino por los entornos culturales, por donde discurre todo el quehacer humano, el político incluido.
Al momento de las formulaciones pioneras de Kusch, los planteos si bien estaban cerca de nuestra cotidianidad, todavía no asomarían con los perfiles agonísticos de medio siglo después. Es decir aquí y ahora.
Es un hecho conocido, que Argentina, experimentó entre el último tercio del siglo XIX y las dos primeras décadas del XX, una fortísima corriente inmigratoria, cuyos niños y posteriores descendientes fueron adoctrinados por el credo liberal de la dirigencia argentina que se instaló en el poder luego de haber derrocado a Rosas en Caseros( 1852) y a Urquiza en Pavón(1862), consolidando su hegemonía, repetimos funcional a la "pax británica", luego de federalizar la ciudad de Buenos Aires(1880) a sangre y fuego.
Hubo un momento de paroxismo para el polo "occidentalizador" y "occidentalizante": los Festejos de la Revolución de Mayo en 1910. Parecía que se había cumplido el proyecto rivadaviano – sarmientino – alberdiano de "hacer Europa en América". aunque el ultimo Sarmiento dejara a modo de testamento una consigna: "Seamos Estados Unidos"(de Norteamérica se entiende). Claro que para ello se necesitaban anglosajones, teutones y escandinavos con sus cosmogonías protestantes.
Por debajo, se escapaban de las páginas de Mansilla("Excursión a los indios ranqueles", de Eduardo Gutiérrez (Juan Moreyra, entre otros), imágenes de lo "bárbaro". Tambien asomarían esas voces soterradas, en "La guerra Gaucha "(1906), de Lugones. El gauchaje y los compadritos de los arrabales se identificaban con el "circo criollo y el sainete", como hoy sus descendientes, subliman sus existires en la bailanta, esa ágora donde el cuartetazo, el chamamé, tropical y la cumbia villera despliegan las cosmovisiones de las crecientes mayorías argentinas definitivamente latinoamericanizadas.
Mas al momento de la aparición de "La ciudad mestiza", la ocupación de los aparatos formales, públicos y privados por parte del polo "transoccidental" parecía inconmovible. Aun dentro del mismo gobierno peronista, sin perjuicio de las políticas publicas que se aplicaban, y que sus destinatarios eran los del polo criollo, debe reconocerse que los instrumentadores habían sido adoctrinados en el polo occidentalizador. De allí que pueda apreciarse en perspectiva una diferencia entre la formulación e implementación de las políticas públicas de esa época y los modos como ellas fueron "fagocitadas" por sus agradecidos recipiendarios. Es mas durante esa época y con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, se produjo el último aporte migratorio de origen europeo, en línea con el proyecto de hacer Europa en América.
En medio de las irrupciones del estado de derecho que se sucederían en Argentina entre 1955 y 1983, se produciría una migración espontánea de argentinos mestizos del interior argentino, particularmente del Norte confundidos con migrantes bolivianos, paraguayos y chilenos, que confundidos con sus hermanos argentinos migrantes, y favorecidos por la fecundidad demográfica de sus mujeres y por las pautas de natalidad baja de las mujeres argentinas "occidentalizadas", ha devenido en un nuevo cuadro sociocultural cunatitativamente mayoritario y creciente para las Argentinas(Hace tiempo que prefiero hablar de Argentinas, y no de Argentina, porque tengo la percepción que cuánticamente hay varias Argentinas simultáneas y antagónicas…)
Así las cosas, el polo creciente procesa su cotidianidad desde sus concepciones y el polo decreciente, aun en poder de las formalidades resquebrajadas los procesa con sus concepciones a su vez antagónicas entre sí. Frente a esta situación agonística, solo cuadra recordar, el dicho aymará, que tanto repetía Kusch: "Ucamahua mundajja", que imperfectamente traducido, querría significar: "El mundo es así"
Los peronismos, que desde el polo occidentalizador se visualizan como algo homogéneo, vienen siendo el "divorcio de aguas" de los polos, no obstante que gran parte de las estructuras formales que operan en su nombre estén ocupadas por el polo "occidentalizador".
No es inusual, que el más flemático e imparcial, estudioso del fenómeno, pierda la compostura, ante la "metafísica vegetal" que expresan tumultuosamente los peronismos. Los peronismos, que por expresar el polo criollo y latinoamericanizante, son varios a la vez, encuadran en los abordajes hechos desde las metodologías derivadas de la física cuántica. El principio de Kosko acerca que: A y no A pueden ser simultáneamente, es el que hace que formalmente los peronismos puedan tener por lo menos dos candidatos a ganar las elecciones, encarnando desde la perspectiva "intraoccidental" dos ideologías antagónicas. Sin embargo, los peronismos son una muestra de la transoccidentalidad, y desde esas lógicas distintas, donde vale lo trinario o lo difuso, para la creciente muchedumbre hoy "neograsita", la manera de procesar la vida es diferente.
Por el solo hecho de realizar estas formulaciones uno ha quedado existencialmente, tironeado a lo Tupac Amaru, entre lo "occidentalizante" y los "transoccidental".
Pero esa tensión, que tanto cuesta sobrellevar, encuentra un estimulo en la "picada" abierta por el machete kushiano.
Por ello valgan las líneas precedentes para recordar a este autor, aun hoy resistido por el polo "intraoccidental", porque él marca el camino difícil de "decidirse por América". Que estas líneas sirvan además de evocación, de estímulo, para quienes lleguen a la situación de decidirse por el hedor americano, ese hedor que Uslar Petri en el final de sus "lanzas coloradas", pinta así: "
El tambor atruena en el espacio. Son cuatro, son diez, son veinte tambores golpeados furiosamente. Aquel son estremece la carne, y la sangre enloquecida en el fondo de la carne. La carne morena, como la sombra como la tierra. Hieden los esclavos, !puaj!, hieden a carne hedionda, a tierra hedionda, a animal hediondo, a agua hedionda e tierra hedionda, de mata hedionda, de día hediondo, de guerra hedionda, de cosa hedionda, hedionda, hedionda, hedionda como los esclavos…". ( Buenos Aires 28 de octubre de 2002)
Por Alfredo Armando Aguirre