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El Fin del Mundo. ¿Alegoría o profecía? (página 2)


Partes: 1, 2

La Historia cuenta algunos finales del mundo

Dentro de la existencia histórica del ser humano se han producido muchos hechos, que si bien no han terminado, literalmente, con el mundo, han destruido gran parte mismo. Sin embargo, ninguno ha provocado un giro sustancial de las condiciones humanas. Solo por nombrar algunos recientes: La Primera y Segunda Guerra Mundial; La revolución rusa; Las Bombas de Hiroshima y Nagazaki; La Peste; El Sida; y últimamente el Calentamiento Global. Si nos ponemos a pensar en las incontables guerras que el hombre ha ocasionado, veremos en cada una de ellas un "fin del mundo", no obstante ninguna ha hecho que la "maldad" del hombre mengue. El hombre no ha cambiado, pudo haber pasado a diferentes manos las riquezas y los territorios pero el hombre sigue siendo igual. Su condición de humano no ha variado. ¿o si? Astronómicamente pensando ¿qué le pudo haber ocurrido a la estrella más cercana con la Revolución Francesa? En fin, podríamos hacer un recuento de todos los hechos importantes acaecidos en la Tierra y estoy seguro que ninguno ha hecho o ha provocado una transformación profunda de su condición humana. Podríamos decir que han existido ciertos cambios de actitud de algunos grupos de personas; o que se han formado organizaciones para defender tal o cual situación: Organizaciones en pro de la paz, en pro del medio ambiente, en pro de los animales, etc. Sin embargo, seguimos teniendo nuestra condición de ser humano.  

La prehistoria cuenta cambios drásticos dentro de la evolución del mundo y de sus habitantes. Entre los más conocidos podemos mencionar: La desaparición de los dinosaurios y las glaciaciones. Por supuesto que, si consideramos ésta etapa de vida de la Tierra, muy difícilmente entran en juego muchos de los principios religiosos. Todos los conceptos teológicos surgen con el hombre. Sin la existencia del hombre no tiene sentido la discusión de religión, e inclusive de, Dios. Pero no es mi tema en este escrito tratar sobre la existencia de Dios, antes reflexionar sobre uno de los dogmas religiosos que si lo analizamos en un contexto de todos los conocimientos adquiridos por el hombre o de la razón no existe cabida esta "profecía", y este vaticinio existe solo si mantenemos una fe ciega en los dogmas religiosos.

Jesús habla sobre el fin del mundo

Dentro de los Evangelios del Nuevo Testamento se cuenta que Jesús profetiza el fin de los días. Indica que antes de este final ocurrirán una serie de hechos que advertirán al pueblo elegido que el Fin se acerca. En el contexto religioso cristiano – Jesús el Hijo de Dios – deberíamos tomar como cierto lo que Jesús dijo. Pero, sin pecar de blasfemo, considero que hay que analizarlo bajo el cristal de una alegoría del final de la maldad del ser humano. Pero ¿la vida del hombre tendrá algún día su fin? O solamente se terminará su maldad mediante una transformación de su interior. En todo caso, dentro del dogma religioso la profecía se ha condimentado de una serie de acontecimientos tanto terrenales como espirituales. Existen hechos que ocurrirán previos al fin, otros que se sucederán en ese entonces y otros acontecimientos que sobrevendrán después. Antes del fin: Las guerras, epidemias, desastres naturales. El arrebatamiento de los elegidos, el juicio de nuestras vidas como hechos que ocurrirán ese día; y los que sucederán después será: la vida eterna. La segunda venida del Hijo del Hombre se ha tomado como un hecho de trascendencia única y esperada por todos los fieles cristianos.

       El profeta Daniel relata en su libro, con hechos similares a los mencionados por Jesús, lo que sucederá al final de los tiempos, dice: "…muchos de los duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua" Los primeros, serán los que se compadecieron de sus hermanos y, los que no tuvieron amor por el prójimo serán echados "en las tinieblas de afuera; allí será el llanto y crujir de dientes".  No me atrevo en realizar un análisis semántico de cada una de las frases ya que para ese propósito debería utilizar las versiones originales, en el idioma en que fueron escritos estos libros. Solamente estoy reflexionando sobre un hecho que dentro de la religión cristiana se ha tomado como dogma, y es una creencia convencida que dichos hechos sucederán.

El fin del Mundo y acontecimientos colaterales

Pero vamos por partes sobre esta situación: 1) El fin del mundo es el fin de los tiempos; 2) El Hijo del Hombre vendrá por segunda ocasión; 3) Juicio de los hombres; 4) Vida Eterna; 5) Condenación Eterna. No sé si se pueda decir que los hechos que acontecerán serán en la forma cronológica como he numerado. Lo analizo como hombre, tal vez no elegido, sobre un hecho que debería importar a toda la humanidad. Sin embargo, en otras culturas religiosas no se predica como tampoco es una creencia o dogma sobre lo que acontecerá en algún futuro con los seres humanos. Y solo con los humanos ya que somos los únicos seres vivientes concientes de nuestra existencia, nada se dice sobre los que acontecerá con los animales (aunque muchos puedan haber devorado algún ser indefenso). Aunque se mencione en la Biblia que las estrellas caerán sobre la tierra, no dice mucho sobre lo que le pasará a todo el Universo con sus millones y millones de estrellas.

El fin del Mundo como el fin de los tiempos

El Fin del Mundo, tomado en el sentido literal, entiendo como el fin de todas las cosas materiales. Siendo el tiempo algo conciente de los seres humanos, aunque no material, se terminará y jamás habrá tiempo, es decir comenzará la eternidad. Pero siendo que inicia una eternidad (no sé si la podemos llamar de esta manera) porque entiendo como eternidad algo in-substancial que no tiene ni principio ni fin. La eternidad solamente le pertenece a Dios, nunca a los hombres. Solamente podríamos haber heredado dicha cualidad si consideramos que hemos sido parte de El antes de ser humanos. No obstante persiste la contradicción de que siendo eternos nos hemos vuelto mortales. Y en ese contexto no hallo explicación a mi existencia o lo encuentro ilógica, hasta absurda. Claro que muchos dirán que nuestra existencia y vida es por demás absurda. Sin embargo, creo en un Creador. No creo que haya sido parte de El ya que consideraría diabólico la actuación o los designios de Dios que, siendo parte de El me haya convertido en un ser mortal y perverso. Siendo que soy un ser conciente de mi existencia (al menos humana) no aflora en mi ser mi condición de ser infinito. No sé si alguien me pueda decir que tuvo alguna vez alguna experiencia de sentirse infinito. Pueda que yo no experimente ya que nunca lo fui o que mi capacidad es limitada. Sin embargo, caigo otra vez en la contradicción ya que si nunca lo fui mi existencia nace desde que mi cerebro tuvo el desarrollo suficiente para tener esa capacidad. Si es limitada mi capacidad de entender nunca tuve una existencia infinita.

Reflexionemos el Fin del Mundo como el fin del tiempo terrenal. Tiempo es el lapso que transcurre cuando se produce un cambio entre un suceso y otro. Si se termina el tiempo analógicamente podríamos decir que se terminan los cambios. O dicho de otra manera: sin tiempo no existe cambio. Las transformaciones que experimenta todas las cosas se deben a que el tiempo recurre entre un estado a otro. La contradicción del Fin del Mundo radica en que existe hechos que se suceden luego del fin; hechos que se suceden en el transcurso del tiempo. Siendo el fin del tiempo las cosas deberían permanecer tal como estuvieron instantes antes del fin. Lo interesante está en que, luego de este fin se "inicia" una eternidad. Pero bajemos a las cosas terrenales: Mi existencia terrenal culmina con mi muerte. Digo terrenal porque mi perjuicio religioso me dice que tendré una vida luego de ésta. No sé si inmediatamente después o luego cuando se concluya el tiempo de todos. Si es inmediatamente después será, digo, en otra dimensión desconocida o en otro estado que no sea el material. Pero deberé esperar a que acontezca el fin para conocer mi destino. Mi destino será establecido cuando suceda el fin. Entretanto ¿cómo será mi existencia inmaterial?

En tanto si vida luego de esta vida terrenal inicia cuando acontezca el fin: mi tiempo no existe, dejo de existir hasta que se suceda el fin para volver a existir. Durante el tiempo que transcurre para los vivos para mí ese tiempo no existe. Mi existencia no se modificará, es decir, seguiré siendo el muerto, el finado. Mi existencia estará presente solamente en la memoria de quienes me han conocido. Mi yo no será sino hasta que empiece el fin. Si mi perjuicio religioso me indica que tengo espíritu que perdura luego de mi muerte ¿dónde pernoctará mi existencia hasta que se produzca el fin?

No creo que esta pequeña reflexión sobre el final de los tiempos satisfaga a mentes elevadas. Soy solamente un ser humano normal y mi mente no alcanza los niveles que quisiera tener, pero de todas formas, me satisface pensar aunque no llegue a la verdad. Al final de cuentas ¿quién tiene la verdad?

El Fin del Mundo y la segunda venida del Señor

Veamos ahora el segundo punto: La segunda venida del Señor. No cabe duda que para todos los cristianos la esperanza más alentadora es esperar el regreso del Hijo del Hombre, de Jesús. Dice la Biblia que vendrá en toda su Gloria a implantar su Reino en la tierra. Sucede que, desde los inicios del cristianismo sus primeros seguidores esperaban que en su generación o su tiempo Jesús regrese a la tierra. S. Pablo lo esperaba en su vida y predicaba que era inminente su regreso. Han pasado dos mil años y la esperanza persiste. El pueblo judío, del cual nace el cristianismo, tuvo profetas que señalaron que debía venir el "Mesías" para salvar a su pueblo, no del yugo del pecado sino de la esclavitud del Imperio Romano; aún hoy esperan la venida de su "mesías". Considerado, por muchos, de ser Jesús el Mesías, El Salvador en ese entonces, pero, con otra connotación el día de hoy. En su tiempo como el salvador del yugo de la esclavitud romana, hoy como el Salvador de los pecados del hombre. ¿Cuál debe o cómo debemos considerar su segunda venida? ¿Cómo salvador de la condición pecaminosa del hombre o cómo salvador del mundo? ¿Su Reino será físicamente en esta tierra o será espiritual? Podemos estar equivocados en pensar que con El se ganará la guerra de las cosas del mundo y se implantará un reino libre de pecado. Podemos estar equivocados tanto como los primeros seguidores. Estar equivocados que el mundo físico de terminará con su regreso. Pero ¿quién nos puede guiar en la verdad?

Antes de la venida de Hijo del Hombre, hubo un hombre que predicó que él que debía venir a salvar a su pueblo era antes que él; que él no era capaz de desatarle sus sandalias. Juan "El Bautista" le llamaban. ¿Cómo podemos identificarlo? ¿Qué señales nos puede  mostrar para reconocerlo?

La Biblia indica algunas señales antes del fin: Guerras, epidemias, catástrofes naturales, hambrunas, etc. Sin embargo, como he dicho, éstas han sucedido en el transcurso de toda la historia de la humanidad y aún antes de la historia. Entonces, estas no pueden ser las señales. Dentro de mi concepto anti-finmundista, las señales han pasado haciendo huellas en la historia, que se niegan a morir, persiste en el sentimiento del pueblo, viven en la mente de los sabios, mueren en el cerebro de los necios; pero que sin embargo, no las podemos aceptar. La iglesia no las quiere aceptar. El Poder terrenal no quiere admitir que vienen de lo Alto para beneficio de los débiles. Nosotros, los simples mortales, no las queremos reconocer como divinas y esperamos algo sobrenatural para convenir en que vienen de Dios. Esta con nosotros todos los días. Los adelantos tecnológicos lo han hecho accesible a todo el mundo. Han sido artesanos del saber, de todos los saberes: de la ciencia, de la política, economistas, humanistas, literatos, soñadores, visionarios, "profetas". Veamos cuáles son: Sé que pecaré de omisión al olvidar a muchísimos de ellos. Usted, querido lector, debe completar la lista. Yo solo mencionaré algunos o tal vez solo sus hechos: Vino un hombre al mundo a decirnos que la Tierra no es plana sino redonda. A decirnos que el Sol se mantiene estático mientras la Tierra gira al su alrededor, por poco lo matan. Y como el "cielo" estaba en las manos de ese Poder, casi le prohíben ir a ese ansiado lugar. Nos hizo conocer la forma de la Tierra y nos quitó las fabulas de monstruos marinos. Elevamos nuestras mentes hacia confines cercanos a Dios. Dios lo bendijo y su razón prevaleció a los dogmas. El fin del mundo alcanzó fronteras más allá de nuestras narices. Luego vino otro hombre, nos dijo que los cuerpos se mueven de acuerdo con ciertas reglas establecidas en la naturaleza. Que los astros giran por su atracción gravitacional, que los cuerpos caen a la tierra por esa fuerza, y nos hizo saber que podíamos conocer con exactitud ese movimiento. Nos dijo que no existe magia ni poderes sobrenaturales en el Universo. Vino otro hombre, en este tiempo no estaba permitido a las mujeres ser profetas, que nos enseñó que el hombre se adapta a las necesidades de supervivencia, que puede variar su comportamiento de acuerdo con las condiciones de su medio, de su hábitat. Que las especies de animales se deben a cómo se adapten a la naturaleza. Que el hombre es producto de muchas transformaciones durante miles o millones de años. Que el hombre de hoy es diferente al del ayer. Hoy está fuera de los elegidos. Le han decapitado su cabeza.

Luego vinieron muchos hombres en busca de la Libertad, de la Paz, del Amor, y han luchado por sus ideales (ideales que nos pertenece a todos). Compusieron  canciones, crearon hermosos poemas, escribieron grandes libros. Lucharon por los débiles. Manifestaron que los hombres somos iguales en derechos y obligaciones. Nos despertaron del letargo de la ignorancia. Inventores de cosas increíbles que hicieron más llevadera la vida. Hicieron que el hombre no camine sino que corra, que luego vuele. Que traspase los límites de la Tierra, que alcanza las fronteras del cielo. Que las distancias se acorten y el mundo se vuelva pequeño en el infinito del Universo. Llegaron hombres que nos curaron de enfermedades raras, lograron que nuestra esperanza de vida se prolongara, que nuestros niños alcancen su vida adulta, hicieron que las madres no sufran con los dolores de parto. Pero los dueños terrenales del cielo: niega la libertad de ser iguales, condena el amor de esos iguales, matan la alegría de amar, y permiten la muerte de los que no están de acuerdo con ellos. Tantos hombres y tantas mujeres han dejado su mensaje. Hasta hoy no los escuchamos. Todavía esperamos a Jesús cuando Jesús ha venido todos los días a tocar nuestras puertas, y aún no lo dejamos entrar.

El Fin del Mundo y el Juicio de los hombres.

Analicemos el tercer punto: El Juicio de los hombres. El hombre desde que inició su vida en comunidad tuvo que implementar reglas de convivencia mutua. La organización de las colectividades estuvo regida por normas de conducta que respetará los derechos de unos y preservará privilegios de otros. Las políticas implementadas generalmente las daban los ancianos y los jerarcas de la comunidad. Cómo se escogía al jefe, supongo tal como los animales lo hacían, es decir, el o los más fuertes. El grupo líder implantaba su ley. Las guerras se producían a fin de abastecer –alimentación principalmente- a los integrantes de la comunidad, el más fuerte vencía y gobernaba a los conquistados, imponiendo sus reglas en todo el pueblo. El pueblo judío también tuvo sus políticas de convivencia, y muchas, cuales están recogidas en los Libros del Pentateuco, especialmente en el Levítico y Deuteronomio. Las leyes descritas en estos libros controlaban todas las acciones de esa comunidad. Las normas dictaban los días de descanso, los días de fiesta, de adoración a su Dios, lo que tienen que vestir, lo que pueden y no pueden comer, cuando son puros, cuando son impuros. Contemplaba los castigos por cometer una falta y, cómo se puede absolver una falla, En definitiva controlaba el convivir de sus gentes. Todas estas reglas se resumen en los Diez Mandamientos, que hayan o no sido entregadas por Dios a los hombres (pueblo judío), no es tema de reflexión en este tema. O tal vez, si…pero en el contexto de los acontecimientos del Fin del Mundo. En todo caso, los hombres sea en esclavitud o el libertad tienen que cumplir las normas y reglas para evitarse los castigos.

Hoy, de la misma manera, el comportamiento de la población esta regida de normas o leyes dictadas por el poder. Quien detente el poder será inevitablemente quien dicte las cánones de  cómo se debe vivir. Los dominados, por lo general, serán los que las deben acatar. Desde luego que han existido grupos que se han revelado ante las tiranías, pero en este caso los insurgentes serán los que sometan a los vencidos. Se invierten los papeles y, el que tiene el poder sojuzgará al conquistado. Quién cumple las leyes no tiene recompensa, quién las incumple recibe el castigo estipulado en la misma ley. No constan recompensas con el cumplimiento de las normas del convivir, no gana ningún premio y, la única satisfacción es el deber cumplido; en cambio las sanciones están estipuladas en las misma ley para aquellos que las desacaten. 

Entonces, cuando se produzca el fin de los días ¿quiénes serán los sometidos y quiénes los vencedores? De acuerdo con los relatos bíblicos, no habrá rey, ni poder que resista la fuerza del que vendrá a gobernar el nuevo mundo. Dios dominará a todos los poderes y poderosos. Y ni se diga de los pobres mortales, como usted y como yo, mi querido lector. El se encargara de juzgarnos por los actos cometidos, tanto física como mentalmente. Dice que los Libros se abrirán y nuestros actos serán dados a conocer para vergüenza propia y juzgamiento de los mismos. Es ese caso, todo lo que nosotros hagamos o dejemos de hacer están grabándose en el Libro de Vida, y también nuestros pensamientos y nuestros sueños están siendo registrados esperando el juzgamiento y veredicto final. El Libre albedrío que supuestamente tenemos, no sirve de nada ya que lo que hoy quieres, libremente, pensar está siendo registrado para un día sacarlo a luz y juzgarte por haber pensado de esa manera. No interesa si fue malo o bueno –de acuerdo con el catálogo del poder– serás juzgado de igual manera. No importa la acción sino el accionar, todo cuenta a la hora del juicio final. Así me han adoctrinado o prejuiciado. Un Juicio dónde nada podemos decir a nuestro favor solamente acatar las resoluciones. Nuestra vida ha pasado, nuestro tiempo se ha terminado, el Juicio llega y nada nos puede salvar. Muchos dicen que vamos a tener un abogado defensor que será: Jesús. El abogará por todos nosotros para evitarnos el castigo porque "no hay justo, ni aún uno". Todos estamos destinados al castigo desde el momento de nuestro nacimiento, ¿por qué?, pues heredamos el mal inicial cometido por un hombre que tuvo la mala fortuna de ser el primer hombre -primer pecador-, y aún peor será el primer hombre en ser juzgado. ¡Pobre Adán! Mi querida Eva le sigue atrás, también será calificada por leyes que nunca llegó a conocer.

Después estaremos todos nosotros en la cola, sufriendo y temblando por el castigo que vamos a recibir, nerviosos por lo que nos tocará; y cuando nos llegue el turno serán abiertos los libros de vida de cada uno. Se leerán los registros que todos nuestros actos. Y vendrá el juicio final. Dicen que: "la paga del pecado es la muerte", entonces con nuestra muerte física pagamos la culpa de nuestros actos. Nadie está exento del tributo. Por consiguiente, para qué un juicio para el juzgamiento de nuestras vidas, si ya con la muerte pagamos la culpa.

Después de nuestra muerte física no sabemos que nos pasará. Pero llegará un día en que lo sabremos: cuando muramos. Si vivimos después de muertos en otra forma de vida sabremos cómo es esa vida si aún nos mantenemos conscientes de nuestra existencia, pero si nuestra conciencia está en el cerebro, luego cuando nuestro cerebro muera morirá nuestra conciencia y por tanto no sabremos si existimos, es decir será nuestra muerte total. Dejamos de existir para siempre. Entonces ¿para qué vivimos?

Sin embargo, no considero que vivamos por vivir ni que muramos para vivir una vida eterna (el prejuicio religiosos que hay en mi me hace tener esperanza de una nueva vida, una vida eterna y gloriosa junto con el Creador), tampoco creo que muera para morir por segunda vez (la Biblia así lo dice: La muerte segunda para los que no han cumplido con las leyes de Dios), luego ¿qué me queda? Solo mi existencia en este momento. Y ¿mi espíritu? Empiezo a dudar de que lo tenga…Y solo mi espíritu será quién reciba el premio o castigo por mis actos. Entonces veamos -reflexionemos- sobre ese futuro que nos espera. Un futuro, tal vez incierto, o tal vez pensemos que será de acuerdo con lo que nuestros prejuicios -ante todo religiosos- no dicen que será.   

Vida Eterna o Condenación Eterna.

Ante todo, preguntémonos: ¿Qué es el espíritu? ¿Será acaso otra persona en la cual me desdoblo cuando muero? ¿U otra personalidad que está presente en mí y que recoge, graba, acumula todos los actos de mi persona carnal? ¿Los actos grabados en mi espíritu serán los que me condenen o me gratifiquen con la vida eterna? Muchas preguntas más se nos pueden ocurrir, y de seguro que ninguna va a tener una respuesta certera. Lo único que podemos hacer es reflexionar sobre este tema que puede cautivarnos, pero no saldremos satisfechos totalmente.

Los actos que un individuo realiza son: ¿actso espirituales o actos humanos? Por ejemplo, la caridad. Mi condición de ser humano, en el sentido estricto de la palabra, me hace ser sensible al dolor o a la miseria de otro ser viviente -puede ser animal, vegetal u otro ser humano- que provoca en las fibras intimas de nuestro ser un acto de solidaridad. Este hecho provocado es una reacción a una realidad que no la puedo remediar con un simple acto de caridad. Pero mi conciencia me vuelca a pretender cambiar en algo la situación ajena. Este mismo hecho, y quién sabe por qué motivos, puede no provocar ese mismo sentimiento en otro individuo; simplemente pasa de largo sin percatarse del sufrimiento ajeno. No se qué es lo que podemos calificar: si a la persona caritativa o no, o al acto de ser caritativo o no. Por supuesto que no soy nadie para juzgar los actos de otros. Sin embargo, siendo que los actos cualifican a una persona, ya que: "Por sus frutos los conoceremos". Y conoceremos si somos o no caritativos. Y esto sin adentrarnos en las intenciones por las cuales hacemos un acto, en este caso de caridad, ya que esas intenciones o la conciencia no la conoce nadie y solo podemos elucubrar sobre los propósitos que llevaron a una persona a comportarse de una u otra manera. Ahora bien, siendo que una vida elevada estuvo guiada siempre de buenos actos, estos actos son ¿del espíritu o de la conciencia del individuo que las realiza?

Me pregunto sobre todos los actos, humanamente calificados, de buenos como: el amor, la bondad, la solidaridad, la amistad, la benignidad, etc. Son ¿actos espirituales o actos puramente humanos? Si son actos provocados por la conciencia del individuo estos actos ¿sellan el espíritu con las marcas de las buenas intenciones para ser merecedores de un premio luego de la muerte del cuerpo? Claro que me dirán que no son por nuestros actos por los cuales vamos a ser juzgados, sino qué, es la Gracia de Dios, por la fe, dado a través de la muerte su Hijo, Jesús, en la cruz. Otros dirán que la fe sin obras es muerta. Sin embargo, sea lo uno o lo otro, ya sean las obras o la fe son actos netamente humanos. Son actos de nuestra conciencia o de nuestra razón e intelecto lo que nos inclina a comportarnos de una u otra forma, y para que sean calificados -juzgados- nuestros actos deben estar siendo grabados en nuestro  espíritu. Porque, de qué vale que seamos o nos comportemos de una u otra manera si nuestros actos no están siendo grabados; si son olvidados ¿de qué seremos juzgados? Pero no solamente son los actos los que deben estar siendo esculpidos sino también las intenciones con las cuales ejecutamos las acciones. Cómo calificamos un acto sin saber las intenciones. Puede un acto ser bueno pero ser malas las intenciones. Entonces ¿qué nos pueden, o deben, calificar? ¿Las acciones o las intenciones? Si un acto lo hice mal con buenas intenciones ¿Será calificado como una acción buena? Dicen que el camino al infierno esta empedrado de buenas intenciones…

De otro lado, existe opiniones teológicas de que la vida después de juicio final será con cuerpos materiales renovados, con cuerpos inmaculados, limpios del mal terrenal; dicen: "no habrá ni el llanto ni el dolor, ni el sol dará su luz ni tampoco su calor…" No puedo, racionalmente, imaginar éste tipo de cuerpo. Ya que siendo materia tendrá necesidades y al tener necesidades tendrá que vivir supliendo esas necesidades. Y todo lo que nos pasa en este mundo terrenal es producto de suplir necesidades. Me dirán que esas necesidades serán espirituales, entonces caemos nuevamente en la contradicción de lo que podemos calificar de espiritual o material. Podemos calificar los actos que transciende lo material hacia fines elevados del ser humano como espiritual. Sin embargo, no dejan de ser materiales aunque su significado o su trascendencia sean abstractos o esté sobre lo estrictamente humano.

En fin, el ser humano normal vive una vida consciente de su existencia, y sus acciones racionales son materiales. Dirán que actos elevados en pro del amor o de la paz son más espirituales ya que los productos cosechados no son netamente materiales. A pesar de todo, lo que se realiza o lo que se consiga son situaciones materiales. Inclusive el mismo Amor es un acto material aunque surja del fondo del ser humano. Todos los sentimientos, cualesquiera que sean, son actos materiales. Se provocan en nuestro cerebro aunque pensemos qué es en nuestra alma dónde se producen.

Conclusión.

El concepto de "Fin del Mundo" dentro de mi pensar lo he tomado como una alegoría del cambio del ser humano. Como la terminación de los actos que pueden ir en contra de la Libertad del hombre; en contra de la justicia, en contra de la miseria, en contra de la desigualdad, en contra de la discriminación racial, de la xenofobia, etc., etc. Un cambio del ser humano para alcanzar lo que un día nos dijo Jesús: Ser hombres diferentes con un nuevo nacimiento. Alcanzar la plenitud del hombre con cualidades que superen el simple materialismo de acaparar objetos que inflen nuestra vanidad. Cuando el hombre transcienda a pensar y sentir que nuestra existencia es valiosa viviendo en armonía con sus semejantes podremos decir que el fin del mundo ha llegado. "Las cosas viejas pasaron ahora todas son hechas nuevas"    

Datos del Autor

Nombre: L. Miguel Torres Encalada.

Lugar y fecha de nacimiento: Girón, Azuay, Ecuador, 26 de septiembre de 1960.

Profesión: Ingeniero Civil. (04-07-1986)

E-mail: [email protected]

Estudios realizados:

Primaria: Escuela Bilingüe Interamericano.

Secundaria: Colegio Bilingüe Interamericano.

Superior: Universidad de Cuenca – Ecuador.

Cursos y seminarios: Varios relativos al tema de Saneamiento Ambiental.

Profesionales:

Trabajos relacionados con estudios de sistemas de Agua Potable y Alcantarillado. Fiscalización de Obras de Saneamiento Ambiental. Al momento desempeño labores inherentes a mi profesión en la empresa pública ETAPA (Cuenca-Ecuador).

Aficiones:

Lectura.

Composición literaria. También he compuesto varios temas musicales que no han sido nunca editados.

 Datos sobre el tema: Lo escribí a finales del año 2007 en la ciudad de Cuenca, en mi querido País, Ecuador.

                

L. Miguel Torres Encalada

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