- Resumen
- Introducción
- Estudio del futuro
- Virus y antivirus
- Cibercrimen
- A manera de conclusión
- Referencias
- Apéndices
Resumen
Este libro tiene como propósito asumir un punto de vista en torno a la situación actual de la seguridad de los sistemas, puntualizando algunas alternativas para construir un futuro, deseable, factible y probable, que redunde también en algo benéfico para la seguridad humana y social del planeta mismo. Lo anterior como consecuencia de la construcción de mundos virtuales más seguros, donde la propuesta es equilibrar la lucha legítima en contra del terrorismo cibernético y el derecho inalienable de los ciudadanos a la privacidad.
Introducción
Este trabajo no pretende ser la panacea, en relación al título que ostenta, pero sí algo novedoso y emprendedor. Aspiramos a romper paradigmas orientando de manera responsable al lector hacia un conocimiento imparcial de los virus y antivirus en primera instancia, como eje rector inicial de la problemática que nos ocupa.
El asunto de la seguridad de los sistemas, es -de hecho- inseguridad informática, en todo el sentido de la palabra. Incluso, en lo que concierne a la seguridad como término genérico, carece de sentido el término mismo; no podemos eliminar los riesgos sino solamente disminuirlos o prevenirlos. La primera regla de oro, es el sentido común para no exponerse a riesgos innecesarios, aunada a una capacitación gradual y constante sobre el tema.
El segundo punto a considerar es el delito informático, y una buena aproximación que nos permita entender cómo nace y se manifiesta el crimen cibernético, considerando sus alcances reales.
Las empresas de Antivirus y Seguridad Informática, suelen hacer pronósticos sobre los eventos venideros en el campo de los códigos maliciosos a corto plazo, caracterizándose por un enfoque completamente determinista, aunque no por ello superficial ni carente de validez. Lo verdaderamente importante, es entender el juego de actores que inciden en el mundo de la inseguridad informática y del "cibercrimen", como se relacionan entre sí, y los escenarios que pueden darse en el corto, mediano y largo plazo.
Se trata de hacer prospectiva (prospective) más que pronóstico (forecasting), sobre el tema. Buscamos escudriñar cómo construir el futuro, en vez de adivinarlo o preverlo. Esto es, ir más allá y no solamente anticiparse. Trabajaremos en tres etapas: Estudio del futuro (temas de prospectiva); Códigos maliciosos (poniendo énfasis en la problemática de los virus y antivirus), y finalmente -antes de las conclusiones- en el diagnóstico y alternativas de prevención de la inseguridad informática y el crimen cibernético ("cibercrimen").
Estudio del futuro
Reviste una importancia primordial mencionar algunos elementos que permitan dilucidar la importancia de pensar en el futuro y conduzcan a una visión estratégica para tratar de participar de una manera responsable y dinámica en su construcción. Esta ardua tarea es de todos, para todos y con miras al mejor desenlace para la supervivencia de la especie humana y la materialización de un horizonte luminoso de bienestar y tranquilidad para toda la humanidad.
Complementariamente abordaremos de manera clara y sucinta, y a la vez intuitiva -evitando entrar en detalles técnicos tediosos- conceptos tales como mínimos cuadrados, análisis de regresión, promedios móviles, series de tiempo, método de Box y Jenkins para series temporales, etc. (de alguna manera haremos referencia a ellos) Remarcando cómo estos conceptos están vinculados a lo que llamamos "Pronóstico", pero que pueden ser útiles en la "Prospectiva" en lo que concierne a la evaluación de futuros probables.
I.1.- PENSAR EL FUTURO Y CONSTRUIRLO…[2]
"El azar solamente favorece a los espíritus precavidos". Blas Pascal (1623-1662), matemático, físico y filósofo religioso francés.
"El futuro no pertenece a los que saben esperar, sino a quienes saben anticiparlo". María Espinoza, mexicana campeona mundial de taekwondo.
Vivimos -en pleno siglo XXI- tan sometidos por las urgencias que nos impone el presente que apenas si nos queda tiempo para sobrevolar por encima de las circunstancias y mirar más allá, tratando de escudriñar qué nos depara el tiempo que aún no ha transcurrido (conocido en primera instancia como el futuro, ya sea que se le conceptualice como destino, porvenir o devenir). Con una especie de infantil insensatez, preferimos ignorar que "inexorablemente" se van a ir produciendo cambios y que el espejismo de nuestra seguridad transitoria podría desvanecerse.
I.1.1.-Pasado, presente y futuro
Estos tres estados o formas en que se nos presenta el tiempo, eclipsando toda nuestra existencia, merecen ser comentados en forma somera e intuitiva como la base para abordar lo que eventualmente se pueda hacer con el futuro.
A partir de este cuadro, no es difícil sospechar que el futuro no es algo que esté predeterminado de antemano sino algo que se escribe a cada momento con nuestras acciones. Entendemos por prospectiva -según Gastón Berger- "disciplina que estudia el futuro para comprenderlo y poder influir en él", por ello Miklos y Tello establecen que "la prospectiva se preocupa más por brindar alternativas futuras que por responder a la pregunta: ¿qué sucederá?"[3]. Hablar de lo que pueda llegar a suceder significa hablar de pronóstico, mientras que mencionar la palabra prospectiva (del latín prospicio, ver a lo lejos) es referirnos a lo opuesto al término retrospectiva, que se refiere a dar marcha atrás en el tiempo.
I.1.2.- Prospectiva y estudio del futuro
La prospectiva es la identificación de un futuro probable y de un futuro deseable, diferente de la fatalidad y que depende únicamente del conocimiento que tenemos sobre las acciones que el hombre quiera emprender. Existen dos maneras de tratar de comprender el futuro, estas son: como realidad única, o bien, como realidad múltiple.
Lo han atendido como una realidad única: los adivinos, brujos y charlatanes, los oráculos y todos los que consideran que existe inequívocamente un destino que decide y marca los hechos de la vida, considerándolo como algo inviolable, ciego e inmodificable, negando toda posibilidad a la premisa de que, el hombre es el arquitecto de su propio destino (o sea que, el destino no le es propio y mucho menos puede construirlo o diseñarlo). Para quien cree en el destino, nada deviene, todo está escrito de antemano.
Si concebimos al futuro como una realidad múltiple, explícitamente aceptamos que un hecho del presente puede evolucionar de diversas maneras y llegar a presentarse de diferentes formas. A estos futuros posibles, Bertrand de Jouvenel los denominó futuribles. Dentro de éstos, los que tienen mayor posibilidad de presentarse, se les llama futuros probables, los cuales pueden acontecer con más certeza, no por culpa del destino sino dependiendo de la manera en que el hombre participa en la construcción o diseño del futuro.
Para hablar de futuros probables, en prospectiva se suelen sopesar: la visión de los expertos, el comportamiento de los actores que intervienen y las leyes matemáticas del cálculo de probabilidades. El discurso prospectivo se encamina a identificar la acción futura en base a estos elementos. Cuando este tipo de futuro, no representa lo más positivo, se busca evaluar que este sea probable, pero también deseable.
Tenemos que:
"El futuro siempre ha capturado la atención, el interés y la curiosidad humanos. Desde la antigüedad hasta nuestros días, la percepción humana sobre el porvenir ha transitado por diferentes formas de comprenderlo y enfrentarlo. Para muchas sociedades ha significado miedo y resignación, para otras, la oportunidad de construir caminos diferentes hacia visiones compartidas del porvenir."[4]
¿Qué es lo que hace que pongamos atención al futuro?
Todos tenemos un temor al parecer innato de percatarnos -de antemano- hacia donde se dirigen -quizá inevitablemente- nuestros pasos y si tenemos alguna oportunidad de corregir el rumbo. Y, ¿por qué no?, de saber si finalmente tiene sentido hablar del destino.
¿Por qué nos interesa el futuro?
Parece natural, saber si vamos a seguir vivos y cómo será nuestra vida y si podrán cumplirse nuestras ilusiones, aspiraciones y sueños.
¿Por qué el futuro es algo que despierta nuestra curiosidad?
Simplemente, saber algo acerca de él, permite acariciar la idea de que algún día podremos respondernos -aunque sea de manera parcial o acotada- esa inquietante pregunta que se pierde -y late incesantemente- en la noche de los tiempos: ¿Quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos? (¡Hermosa trenza dorada que concatena pasado, presente y futuro enlazados como los vértices y a la vez el alma que da vida a ese bello triángulo de nuestra existencia -siempre vibrante-, cuyos lados son también las tres dimensiones temporales, girando en torno a un círculo cuya naturaleza desconocemos!).
¿Cuáles han sido las distintas formas que ha tenido el hombre de comprender y enfrentar el futuro?
Es una historia verdaderamente compleja, no es sencillo pretender un panorama completo y a la vez preciso. Un estudio detallado al respecto, debe incluir las explicaciones históricas y sociológicas que nos conduzcan a entender, cómo es que el hombre se ha involucrado con aspectos y temas tales como: adivinación, oráculos, profecías, ciencia ficción y todo tipo de literatura de índole -quizá- futurista. Se trata de dilucidar dónde hubo visión, coincidencia o solamente fantasía, o incluso burda manipulación de los hechos o de las cosas.
La otra cara de la moneda, nos conduce a valorar lo que se ha logrado conquistar de manera científica, no es lo mismo poder afirmar con seguridad que el sol volverá a salir mañana o que en algunos miles de años se extinguirá, a tratar de vaticinar cómo será la sociedad humana del siglo XXXIII. O sí, se quiere ver o dilucidar los aspectos más complicados, sería interesante saber si siempre existe un camino óptimo para intervenir en la construcción del futuro, de tal suerte que nos conduzca al mejor de los futuros, seleccionado entre una gama quizá infinita de escenarios factibles o incluso inesperados. (¡Esto es la locura!… pero a veces la realidad, sobrepasa no solamente a la fantasía sino también a la locura misma: Si no lo creen, pregúntenle a Osama Bin Laden, George Bush, Fidel Castro o Hugo Chávez, dónde han escondido a la cordura, o ¿debemos reconocerlos como locos geniales?… En fin, todo esto es demasiado complicado, impredecible, y la lógica fría inhibe analizarlos -tratando de comprenderlos y explicarlos satisfactoriamente- en términos fenomenológicos o prospectivos).
Para algunas sociedades, el miedo y la resignación ha estado acompañado de las creencias religiosas. Los aztecas veían en sus profecías un desenlace fatal y sentían que inexorablemente iban hacia la caída de su imperio, tenían claro que no podían modificar su destino ni cambiar la voluntad de sus dioses. El sentimiento trágico de la existencia, constituye la antítesis de la confianza en el futuro como un horizonte luminoso lleno de oportunidades (aunque también de obstáculos).
En lo que concierne a la oportunidad de construir caminos diferentes hacia visiones compartidas del porvenir, no podemos pasar por alto, la influencia que tuvo Gottlob Fichte -cuando escribió sus célebres "Discursos a la Nación Alemana"- en la formación del "espíritu alemán de grandeza" que orientó en gran medida, el rumbo que tomó el nacionalismo alemán a fines del siglo XIX y principios del XX. Un país que se empieza a interesar por tratar de construir su futuro -independientemente de que consiga tener una visión clara o "acertada" de ello-, comienza a sentar las bases que le permitirán aprender -hasta cierto punto- cómo hacerlo, al menos en determinados aspectos.
"La reflexión sobre el futuro en el campo científico ha sido constante. En las ciencias exactas, la astronomía, la física, la agronomía, la biología, la demografía y la economía se comenzaron a desarrollar métodos cuantitativos y cualitativos que permitieran, sobre la base de hechos presentes y pasados, estimar las probabilidades de ocurrencia de determinados fenómenos. Los estudios sobre el futuro -basados en la extrapolación- se dirigieron a analizar las tendencias del pasado y del presente que les permitieran deducir una idea del porvenir."[5]
La ciencia siempre ha sido concebida como un sistema de pensamiento en constante evolución, pasado y presente para la construcción de un mejor porvenir; por ende, el futuro como preocupación siempre ha estado presente.
Respecto a las ciencias exactas: ¿Qué ciencia puede ser -en realidad- exacta, en un universo tan complicado y lleno de incertidumbre? Esta, es meramente una forma de referirse a las matemáticas y lo que de ellas se deriva.
Es en el seno de las "ciencias exactas", donde nacen con "cierta precisión" las nociones que permiten entender lo determinístico, probabilístico y aleatorio, como ingredientes de cualquier fenómeno lo suficientemente complicado, en el que se pretenda establecer algún pronóstico.
Desde la antigüedad, los babilonios y los mayas tenían claro la naturaleza cíclica de ciertos fenómenos astronómicos, que permitieron la elaboración de calendarios, estimar la duración del día y la noche, la duración de las estaciones del año. Claro está, que en esta clase de eventos, establecer proyecciones acerca de lo que iba a ocurrir con los movimientos de ciertas estrellas, no era algo que para ellos fuese inaccesible.
En la actualidad, con los grandes telescopios, observamos eventos que ocurrieron hace millones de años, percibiéndolos como hechos del presente. No obstante, estamos conscientes de ello, lo que nos permite mirar hacia el pasado para entender un presente, que cuando lo empezamos a comprender ya es futuro. ¡Qué bella paradoja! ¿Acaso estaremos siempre impedidos para -mediante un recurso tecnológico, propio de una civilización lo suficientemente avanzada- poder ver el futuro o la enorme gama de futuros posibles o admisibles?
La física, esa gran aventura del pensamiento, cuyos cimientos vienen desde Arquímedes y llegan hasta Albert Einstein y Stephen Hawking, se ocupa del tiempo -y por ende, de paso también del futuro- desde las primeras investigaciones en torno al movimiento de los cuerpos, hasta los estudios de la relatividad del tiempo y del espacio, llegando a tocar actualmente terrenos tan intrincados como las supercuerdas, el campo unificado y los hoyos negros.
En lo que concierne a la agronomía, desde tiempos inmemoriales el hombre ha ido vislumbrando formas de planear los cultivos y el aprovechamiento del campo, tratando de implementar o planear cosas que le sirvan en un futuro.
En las ciencias biológicas, el fenómeno de la vida siempre ha ido acompañado de las nociones de pasado, presente y futuro. De manera similar a la astronomía, existen eventos que se dan de manera cíclica o con cierto rango de determinismo. Sabemos que enfermedades son más frecuentes en determinadas temporadas, que no es lógico ni normal que un embarazo pueda durar más de un año en la mujer (¡no sabemos de hombres que se hayan embarazado!), que todos los seres vivos nacemos y morimos (¡el futuro nos depara que algún día seguramente moriremos!). En fin, en la vida, el futuro siempre determina y condiciona ciertos hechos, siendo bastante probable -quizá- que ello ocurra en todos los futuros posibles. (Con ello, no se pretende darle cabida al destino, sino a la presencia de determinados eventos -que aunque puedan presentarse de maneras diversas- no puedan evitarse o revertirse).
El estudio del crecimiento y las dimensiones de la población, a fin de tener proyecciones que permitan una mejor planeación para lograr establecer todo tipo de "satisfactores" para los distintos conglomerados humanos, ha sido siempre una preocupación incesante, incluso desde antes de que existiese la demografía, ya configurada y establecida como algo científico. En una ciencia como esta, los pronósticos basados en las llamadas series de tiempo, en ocasiones llegan a tener un grado aceptable de certidumbre, pero no adquieren el rango de un conocimiento científico incuestionable, sino de casualidades fortuitas dignas de destacarse.
En la economía, el desarrollo de métodos cuantitativos y cualitativos para tratar de tener cierta anticipación a los hechos -o bien un pronóstico verdaderamente útil para la toma decisiones- no ha sido todo lo afortunado que se quisiera. La historia nos marca -más frecuentemente- situaciones en las cuales ha triunfado más una decisión política -a veces visceral o aparentemente irreflexiva- que todo un bagaje técnico minuciosamente preparado para enfrentar las cosas. A menudo, es más eficiente poseer una intuición hacia el carácter social de las relaciones económicas y la razón de ser de los mercados financieros (y su mecánica intrínseca), que creerle a los modelos sofisticados de la econometría y las series de tiempo -los cuales están plagados de ideas radicalmente deterministas para tratar de explicar un mundo real- y otros más que van surgiendo. Llega a ser preferible, vislumbrar lo que puede suceder y cómo cualitativamente incidir para mejorarlo, que poder atinarle al pronóstico del valor del euro frente al dólar dentro de un siglo o dentro de dos días (si no hay sustancia para enfrentarse radicalmente y cambiar el mundo, no nos sirven de mucho las cantidades precisas o hasta incluso desglosadas).
"…sería hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando el estudio del futuro se constituye como disciplina académica. La creación, en 1945, de la Fundación RAND (Research and Development) en los Estados Unidos, y el movimiento prospectivo en Francia encabezado por Gastón Berger que culmina con la fundación del Centro Internacional de Prospectiva en 1957, capturaron el interés de múltiples especialistas en diversos campos del saber humano por explorar el porvenir y alertar a la sociedad de los peligros y oportunidades que ahí se esconden. Precisamente, durante estos años, Ossip Flechtheim acuñó el término "futurología" para referirse a la interrogación sistemática y organizada del devenir." [6]
De acuerdo con Larousse, futurología es el "conjunto de investigaciones que estudian el futuro e intentan prever cuál será, en un momento dado, el estado futuro del mundo o de un país en los campos social, político, etc." [7]
De Gastón Berger, conviene retomar en estos momentos, varias de sus premisas expresadas en le Revue Prospective núm. 1 de 1958 (conforme a la traducción de Eduardo Hernández González para la Universidad de Guadalajara[8]al referirse a la actitud prospectiva, pues son un buen aperitivo para la reflexión profunda de estos temas. Transcribimos textualmente:
"Más que un método o una disciplina, la prospectiva es una actitud, es decir, el adjetivo debe preceder al sustantivo.
El sentido del término "prospectiva" es evidente y está formado de la misma manera que el de "retrospectiva"; ambos se oponen en la medida en que el primero expresa que miramos hacia delante y no hacia atrás. Un estudio retrospectivo se dirige hacia el pasado y el prospectivo hacia el futuro.
Estos dos adjetivos no son perfectamente simétricos en cuanto a su significado, pero sí en su forma, porque tendemos de manera habitual a representarnos el tiempo como una línea en la que el pasado y el futuro corresponden a las dos direcciones posibles. En realidad, el ayer y el mañana son heterogéneos. En cuanto al primero, sólo podemos visualizarlo porque ya no hay nada que podamos hacer, mientras que el mañana significa proyectos cuyas posibilidades están abiertas. Pasar de la retrospectiva a la prospectiva no implica sólo reorientar la atención; requiere una preparación para la acción".
Es importante -en la medida en que, logremos involucrarnos en el quehacer de la Prospectiva Estratégica- remarcar que:
"Debemos comunicar el futuro porque no somos nosotros quienes debemos dar solución a toda la maraña universal en que vivimos. Cada individuo, desde su contexto puede asumir un compromiso individual, comunitario y local con visión global. El problema esencial del futuro es la comunicación, es decir, cómo es que podremos transmitir en forma responsable a cada uno de los demás lo que puede y no acontecer, el futuro no es de unos cuantos, todos llegaremos a él y todos debemos movilizar nuestros esfuerzos para lograr escenarios futuros satisfactorios que nos alejen de lo funesto." [9]
Aunado a esto:
"… el futuro no es algo único y predecible, por el contrario, es un espacio abierto donde se puede construir la voluntad del hombre. Así, rompe con otras formas de ver el futuro como algo establecido donde la acción del hombre no tiene mayor influencia para cambiarlo, y por lo tanto es predecible, tal como lo establece la adivinación, la profecía, la astrología, e incluso la ciencia ficción, que son estudios del futuro que no pretenden construirlo, sino en contra parte, adivinarlo, predecirlo, imaginarlo o, en todo caso, soñarlo desde el punto de vista de la utopía." [10]
Deliberadamente no quise llevar las cosas por el lado de la confrontación con Fukuyama y lo que llama el fin de la historia, ni tampoco polemizar sobre la visión hegemónica del imperio, de construir el futuro de toda la humanidad en base a sus intereses.
Para mi es claro que el futuro es un espacio abierto, aderezado por un horizonte luminoso de posibilidades y que todos los seres humanos -como especie pensante- podemos participar de manera profunda, dinámica e interactiva en su construcción.
Definitivamente vale la pena pensar en el futuro, para todos, por el bienestar de todos y para consolidar cada vez más la gloria del espíritu humano. ¿Cómo?… lo sepamos o no, o participamos u otros construirán nuestro futuro acorde a sus intereses y tal vez ni tomemos consciencia de ello.
Seamos partícipes y de ser posible hasta protagonistas preclaros en el ejercicio de esa maravillosa "indisciplina" llamada prospectiva estratégica… Pues:
"… le future ne se prévoit pas, il se construit (… el futuro no se predice sino se construye)." Maurice Blondel.
I.2.- PRONÓSTICO Y PROSPECTIVA
"El futuro no sólo se prevé… se concibe, se prepara, se diseña y se construye". Tomás Miklos.
"El futuro no depende necesariamente del pasado, sino exclusivamente de la acción del hombre, las cosas sucederán no tanto porque así lo determinen las leyes matemáticas de la probabilidad, sino porque hemos podido identificar cual va a ser la voluntad del hombre, único responsable de su propio destino". Gaston Berger y Bertrand de Jouvenel.
I.2.1.- Diferencia entre pronóstico y prospectiva
Cuando hablamos acerca de algún pronóstico, significa que se ha establecido un enunciado claro sobre algo que es probable que suceda en el futuro, basándose en análisis y consideraciones de juicio. Medir esa probabilidad nos lleva directamente a consideraciones cuantitativas, que se consideran terreno propio de las matemáticas.
Al hacer un pronóstico, nuestra atención se centra en establecer lo que de alguna manera -totalmente determinística- se prevé que es lo más probable que llegue a suceder. Siendo esto una visión muy limitada de la construcción del futuro, pues no debemos limitarnos solamente a lo probable desdeñando lo deseable, lo posible, lo factible o lo que pueda representar un escenario totalmente adverso.
Hablar de pronóstico es plantearnos algo que puede darse en el futuro, pero no implica considerar todas las alternativas posibles de futuro con las que se pueda interactuar. Para ello, debemos referirnos a algo más amplio y diversificado; esto es, poder -en cierta forma- tratar de visualizar como dilucidar a través de una multiplicidad de escenarios de futuro, y desde esta óptica elegir el futuro más deseable y a la vez factible, para tratar de proceder a participar de manera dinámica e interactiva en su diseño y construcción. A esto, es lo que llamamos asumir una actitud prospectiva hacia el futuro conceptualizándolo como devenir, o sea como un horizonte luminoso y atractivo, lleno de inmensas posibilidades.
Para referirnos a la prospectiva, podemos echar mano de algo que ha escrito al respecto Marco Carlos Ávalos R. [11]
Estas son sus palabras:
"Prospectiva es una investigación rigurosa sobre el porvenir, en función del sistema socioeconómico en su conjunto, y que puede aprehenderse en función de las grandes tendencias históricas de evolución de ese sistema. La prospectiva no es utopía. La prospectiva no es previsión.
La prospectiva no tiene la pretensión de predecir, sino de reflexionar sobre fenómenos que sucederán. La prospectiva puede prepararnos para todo tipo de acontecimientos. Se dice: si esto puede continuar así, puede producirse esto o lo otro. La prospectiva nos prepara para reaccionar ante diversas circunstancias, de las cuales se producirá una sola. La prospectiva imagina varios futuros, situaciones que pueden suceder y lo que se debería hacer según el caso.
Hay muchas definiciones de Prospectiva, pero en términos generales, la prospectiva es: Hacer probable el futuro más deseable.
Actitud de la Mente Hacia la Problemática del Porvenir.
La trayectoria de la prospectiva viene del futuro al presente. Es decir viene del porvenir al presente. La prospectiva es primero un acto imaginativo y de creación; luego una toma de conciencia y una reflexión sobre el contexto actual; y por último, un proceso de articulación y convergencia de las expectativas, deseos, intereses y capacidad de la sociedad para alcanzar ese porvenir que se considera deseable.
La Prospectiva tiene un carácter creativo, es un elemento de cambio y transformación para asumir una actitud activa hacia el mañana, a través de la construcción y elección de "futurables" (futuro deseable) y futuribles (futuro posible)".[12]
I.2.2.- Métodos y técnicas de pronóstico para intentar visualizar futuros.
Tal como se especificó en la sección anterior, las técnicas de pronóstico constituyen una base importante para la prospectiva, en lo que concierne al análisis preliminar de futuros probables. Abajo, tratamos de establecer un cuadro que especifica las principales técnicas que se utilizan en toda la orbe.
I.2.3.- PRECISIONES SOBRE ALGUNOS MÉTODOS [13]
Mínimos cuadrados: "Es una técnica de optimización matemática que, dada una serie de mediciones, intenta encontrar una función que se aproxime a los datos (un "mejor ajuste"). Intenta minimizar la suma de cuadrados de las diferencias ordenadas (llamadas residuos) entre los puntos generados por la función y los correspondientes en los datos".[14]
Análisis de regresión: Es la parte de la estadística que se ocupa de estudiar cómo una variable se relaciona con otras variables de tipo cuantitativo. Por ejemplo, en estos tiempos en que el precio del crudo al parecer seguirá subiendo su costo, sería interesante a partir de una serie diaria de precios durante lo que va del sexenio, determinar una ley matemática que relacione a éste con el tiempo (o incluso agregar otras variables como el comportamiento del dólar, del euro y de las tasas de interés bancarias) No necesariamente tiene que tratarse de algo preciso, pero sí que se ajuste a un mínimo de error o incertidumbre.
En este tenor de las cosas, tratar de ir más al detalle en conceptos tales como promedios móviles, series de tiempo, técnicas de Box y Jenkins, etc., requiere de una adecuada formación técnica, para entender realmente lo que se está haciendo (y su sentido en la prospectiva estratégica). El lector interesado puede darse una idea de ello, emprendiendo un estudio concienzudo del análisis de impacto de tendencias[15]
Virus y antivirus
"Miro a mi alrededor veo que la tecnología ha sobrepasado nuestra humanidad, espero que algún día nuestra humanidad sobrepase la tecnología". Albert Einstein.
"Sin duda ha habido muchas teorías con respecto al inicio de la corriente vírica, una de ellas apunta a que fueron las casas fabricantes de software para evitar la copia ilegal de sus programas. Sin embargo esto no tiene mucho sentido, ya que esas mismas casas tendrían que reponer miles de copias de sus productos y estarían de esta forma tirando piedras contra su propio tejado". Luis de la Iglesia Rodríguez.
Los virus informáticos y las diversas variantes de código malicioso (llamado también malware o código malicioso) pueden ser temibles para usuarios que nunca los hayan encontrado antes. Estos a veces reaccionan con pánico o de manera impulsiva ocasionando más problemas que soluciones, pues los virus no afectan solamente a la información de las computadoras, afectan a los usuarios, la presencia de un virus en la computadora provoca un daño a su propietario. Puede ser perjuicio económico o acentuado "estrés", y hasta crisis nerviosas cuando ocurren pérdidas que se presumen irreparables.
La noción usual (digamos clásica) de virus informático fue establecida en el año 1984, durante la conferencia IFIC/SEC´84 por el Doctor Fred Cohen quien lo definió como un "software maligno capaz de reproducirse a sí mismo" y estableció paralelismos entre los virus biológicos y los informáticos para justificar la adopción de dicha terminología. Con la palabra malware definimos todo código cuyo fin es llevar a cabo acciones nocivas contra un sistema informático.
Existen actualmente diversas variantes de código malicioso. A saber:
a). – Los virus (en el sentido estricto del término), que para reproducirse utilizan archivos a los cuales inoculan su código.
b). – Los gusanos, los cuales generan copias de sí mismos y viajan a través de una red, o incluso a través de Internet.
c).- Las bombas lógicas, que son pequeños programas camuflados dentro de otros y se activan de acuerdo a determinadas circunstancias como pueden ser una fecha, una combinación de teclas o algún tipo de contador.
e).- Programas que capturan lo que se escribe en el teclado, llamados keyloggers.
f).- Puertas traseras, que permiten operar el equipo de cómputo de manera remota, como si literalmente estuviéramos sentados frente a él. Esto incluye tomar posesión -incluso- de una red -o hacer que el equipo o equipos (lo que se suele llamar botnets), se usen para atacar cuentas bancarias o romper gradualmente candados de servidores, sin excluir ataques de negación de servicio.
d). – Los Caballos de Troya (o Troyanos), los cuales son programas de apariencia completamente normal pero que en realidad incorporan código que puede dañar a una computadora, instalar una puerta trasera (acceso ilegítimo o no autorizado) o cualquier otra acción perjudicial para el usuario.
Dada esta diversificación -que año con año se vuelve más amplia, rebasando lo contenido en los glosarios que sobre el tema se vayan generando-, es como los antivirus ya no solamente se ocupan de los virus sino que se orientan a prevenir todas estas variantes de código malicioso y ataques de aplicaciones potencialmente dañinas. Curiosamente les seguimos llamando antivirus y no "antimalware", aunque sería más lógico actualizar la noción de virus y en los tiempos actuales no considerar "un abuso de lenguaje" utilizarla como sinónimo de malware. De hecho, en el escenario actual las amenazas son mayormente los gusanos y los troyanos seguidos de los virus y las bombas lógicas, y otra serie de "linduras" que derivan de ellas.
Todo lo anterior fue necesario precisarlo, pues los virus tan temibles a los que se suelen referir los medios en el advenimiento del siglo XXI, constituyen en realidad la familia de gusanos (y troyanos) del nuevo milenio. De esta manera la responsabilidad del usuario ya no se limita solamente a mantener su antivirus actualizado y bien configurado, sino que se requiere mantener al día la instalación de los distintos parches de Seguridad de Microsoft, pues los gusanos y troyanos suelen explotar las vulnerabilidades que éstos permiten cerrar, apostando más al empleo de verdaderas suites de seguridad, que integran antivirus, antispyware, firewall y herramientas adicionales.
Es recomendable recurrir la consulta directa de las enciclopedias de virus que pueden hallarse en las páginas electrónicas de las distintas empresas de antivirus y estar pendiente de las alertas que emitan. Del mismo modo, no debemos hacer caso a los mensajes que se reciben por correo haciendo alusión a virus catastróficos y apoyándose en que tal o cual firma antivirus lo dice, sin antes cotejar las fuentes directamente, siempre es mejor suscribirse a los boletines de información de las empresas y así mantenerse bien informado.
II.1.- LA GÉNESIS Y EL DEVENIR DE LOS VIRUS INFORMÁTICOS
"Supóngase que existe un algoritmo general A que, analizando cualquier programa P, devuelve "verdadero" si y sólo si P es un virus. Entonces sería posible crear un programa P, que hiciera lo siguiente: sí (A (P) = falso) entonces infecta el sistema, si (A (P) = verdadero) implica no infectes nada. Es decir, P es un virus si A dice que no lo es, y no lo es si A dice que lo es. Por contradicción, ese algoritmo general A no existe."
"Se le llama Virus Informático a todo programa capaz de infectar otros programas, modificándolos para incluirse dentro de los mismos"
Estas dos afirmaciones corresponden a una parte del trabajo titulado "Virus Informáticos: teoría y experimentos"[16], cuyo autor es el Doctor Fred Cohen quien es reconocido como el primero en definir los virus informáticos, lo cual tuvo lugar durante un discurso en la Universidad de California, en el año de 1984. En su intervención incluyó los ejemplos para el desarrollo de estos programas "auto replicables" y donde además de dar una definición los tilda como el mayor y más grave problema para la seguridad nacional y el futuro de la informática.
De hecho esta historia se remonta al 3 de noviembre de 1983, que fue cuando el primer virus fue concebido como un experimento para ser presentado en un seminario semanal de Seguridad Informática. El concepto fue introducido por el propio Cohen y el nombre virus fue dado por Len Adleman. Tuvieron que pasar ocho horas de trabajo en una VAX 11/750 ejecutando UNIX, para que este primer virus quedara listo para su demostración. Finalmente fue hasta el 10 de noviembre de ese año, en que después de obtener las autorizaciones necesarias y concluir cinco experimentos el virus fue mostrado.
Una de las principales contribuciones que se dieron en este trabajo fue la de esclarecer que ningún detector de virus puede ser perfecto, en el sentido que nos permita un mecanismo de verificación inequívoco al 100% para decidir si un programa dado reúne o no las condiciones para considerarlo como un virus. En otras palabras, no es factible tener un algoritmo universal que nos permita arreglárnoslas de una vez por todas y para siempre con estos "bichitos".
Es de esta manera como se explica esa lucha sin fin entre los virus y los antivirus, cuyas pautas vienen marcadas por las tendencias en la evolución misma de la tecnología y su impacto sobre las modalidades que se van dando en la creación de los códigos maliciosos. No obstante, gracias a que existe un sustento bastante sólido para este tema, es como hoy en día es factible la creación casi inmediata de soluciones a los distintos virus nuevos que se van presentando.
Hasta los años ochenta, el término virus (del latín veneno) solamente se empleaba dentro del ámbito de las ciencias médicas y biológicas para definir a microorganismos capaces de penetrar en el ser humano y destruir o alterar el contenido genético celular provocando diversos cuadros patológicos. Precisamente por ciertas semejanzas con su modo de actuar y las características de sus efectos, fue como a ciertos programas que pueden auto-reproducirse ("transmitirse" de una computadora a otra, pudiendo causar daños a la información y al sistema mismo) se les bautizó como virus informáticos.
En realidad el origen de estos no es algo tan simple de precisar. Aunque los más diversos especialistas convienen en señalar que fue John von Neumann en su artículo "Theory and Organization of Complicated Automata" quien estableció por vez primera la idea de una porción de código capaz de reproducirse a sí mismo.
Hasta hace pocos años, la mayoría de los virus solían programarse solamente en lenguaje ensamblador, por sus posibilidades y el nivel de optimización que permite, pero con el innegable avance de los sistemas operativos de 32 y 64 bits, el Internet y el correo electrónico, la combinación del lenguaje ensamblador con lenguajes de alto nivel es una idea cada vez más empleada. Lo anterior, dado que la tendencia natural es la de encaminar el mundo de los virus hacia el hacking, haciendo posible que los virus puedan robar los archivos de contraseñas de una computadora y conseguir su ilegítimo envío a una cuenta de correo establecida de antemano, poniendo de manifiesto la extrema inseguridad de los sistemas operativos actuales.
En el fondo, la inexistencia de un algoritmo universal para replicar y anular cualquier virus posible, depende de la imposibilidad de poder crear un algoritmo que permita "dadas dos proposiciones arbitrarias de contenidos también arbitrarios, decidir si tienen alguna relación lógica o cuantitativa".
II.2.- PANORAMA ACTUAL DE LOS DISTINTOS ANTIVIRUS
"Es mejor saber después de haber pensado y discutido que aceptar los saberes que nadie discute para no tener que pensar." Fernando Savater.
"Saber no es suficiente, debemos aplicar. Desear no es suficiente, debemos hacer."
Johann W. von Goethe."
"La clave está en las actualizaciones: un antivirus sin soporte no sirve más que un reloj sin manecillas (o sin baterías si es electrónico)." José Anaya
En la actualidad, es claro muchas personas están conscientes de la necesidad de hacer uso de algún antivirus o "suite" de seguridad, como medida de protección básica para sus equipos de cómputo. No obstante, en principio lo deseable sería poder tener un panorama de los distintos productos que existen y con ello, una guía inicial para proceder a evaluarlos. El objetivo de este capítulo, es facilitar -en primera instancia- dicha tarea. Nos ocuparemos solamente de algunos de estos productos, enlistando la empresa con la dirección de su página de internet, añadiendo información escueta proporcionada por su CEO, partner o reseller.
AhnLab – Antivirus Software and Security Solutions Provider.
(http://global.ahnlab.com/en/site/main/main.do).
Antivirus Commtouch – Internet Security Solutions.
(http://www.commtouch.com/antivirus).
Antivirus Download, Antivirus-Software, Bankguard, Mobile Security – G Data Software AG. (http://www.gdata.de/)
Anti-Virus Leader ViRobot. (http://www.hauri.net/).
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