También se observan personas que han ingresado a las instituciones estando lúcidas y en buen estado general e incluso que han participado favorablemente en la decisión de su ingreso y que en pocos días caen en depresión progresiva, volviéndose vulnerables y frágiles.
Algunos se adaptan, pero todos los que conservan su lucidez suelen emocionarse hasta el llanto cada vez que mencionan algo referente a la familia y su hogar, que consideran perdidos. Son conscientes de su estado y capaces de reflexionar y emitir opiniones sobre la vida pasada y presente y aún, hablar de la muerte próxima. Conocen perfectamente de dónde vienen y dónde están, del trato que reciben en la Institución y del comportamiento más o menos apático de algunos de sus familiares. Por ellos sienten afecto y resentimiento, en forma ambivalente; volviéndose este último sentir más agudo cuando no vienen a visitarlo e incluso pudiendo llevar tal motivo, a crisis emocionales más o menos agudas.
Los que se adaptan, pueden participar en reuniones y tareas de Laborterapia y Recreación (si es que en la institución se dispensan realmente esos servicios). Para otros, el ingreso al Geriátrico significa una muerte en vida y el inicio de una carrera de decadencia hasta que sucede la muerte real.
Los familiares a su vez, que manifiestan por lo general: " lo trajimos porque ya no lo podíamos tener casa…", es común que comiencen a distanciarse.
A veces, es tal la autoconcentración del viejo, que hace imposible el diálogo; lo que también suele ser motivado por las consecuencias de la medicación que recibe.
Algunos familiares se limitan a pagar la " cuota" y parten rápidamente, aludiendo a que sufren mucho si ven al interno en el estado en que está.
En una buena cantidad de casos, se recurre al engaño para la internación. A los que se les ha dicho, por ejemplo, que " va de visita" o que " lo dejan por un rato", reaccionarán con pavor cuando se dan cuenta de la realidad, por lo que el médico puede recurrir a la " camisa farmacológica" en la crisis, a lo que luego se iniciará gradualmente el acomodamiento forzado.
La situación objeto
Podemos imaginarnos que todos los actores de esta familia, están capacitados para tomar decisiones racionales, en el supuesto que gocen de una salud mental aceptable…pero no gozan de paridad, en cuanto a la independencia del tipo de elección de vida futuros. El viejo toma decisiones, solamente antes que se decida en el seno del grupo, su partida del mismo. Por, lo que, todo lo que pueda hacer para evitarla, será en el período anterior que ésta se produzca. También señalamos en este caso, la no posibilidad de opción por parte del geronte, en cuantas otras alternativas a su elección, como por ejemplo alquilarse un departamento…
Por otra parte, el mundo cotidiano de la familia se supone como un interjuego de afectos y sentimientos, relaciones de autoridad, poder y sumisión, relaciones económicas, de utilización de los espacios, etc.
La " situación previa" a la partida, por lo general se caracteriza por tensiones y fricciones entre los miembros del grupo, adultos y jóvenes por un lado, y el viejo por el otro, entre todos con todos. La expresión: " No lo aguanto más", es común, hacia la vereda del anciano, que les quita espacio y libertad, resultando más una carga, un estorbo.
Algo sucede, que la situación explota en " crisis": " él armó un escándalo", porque el más joven llegó a la madrugada, o porque no quiere que le " toquen sus cosas"; o porque rompió algún elemento de uso común… Entonces, los familiares más adultos (él o los que pueden pagar la cuota mensual para la internación, o efectuar los trámites para que una obra social la facilite), deciden la internación.
¿Cómo decírselo? ¿Cómo hacer que lo acepte? ¿Cómo hacer para no quedar con " cargo de conciencia"? ¿Cómo justificar la medida?
Los medios para viabilizar este trance, son el convencerle que ya no puede seguir con ellos y que estará más tranquilo, cuidado y mejor en una Institución. Por lo general se repite un ciclo de " situaciones previas" y " nuevas crisis"; lo que da lugar a la decisión definitiva de la " partida" del anciano, lo que llamamos " situación de solución límite".
Las reacciones ante la " situación de solución límite", por parte del viejo, son diversas. Primeramente no quiere creer lo que le dicen: Puede considerarlo una nueva amenaza " para que no lo vuelva a hacer". Puede gritar o llorar, pero por lo general se va a resistir. Por supuesto que existe quien lo acepta, porque se auto convence que no hay otra salida y opta por contribuir. Algunos esconden la esperanza de que " se arrepientan y lo busquen", o que la privación de su presencia les será un castigo merecido. Algunos deciden durante la " situación previa" o tras una de las " crisis", su propia internación, no sin dolor. En contados casos, la auto internación se efectúa esgrimiendo deseos de independencia.
La generalidad nos remite al hecho de una familia que decide desprenderse de la convivencia con el viejo y enviarlo a que lo cuiden y atiendan en otro lugar; como decisión más ventajosa para ambas partes (aunque cada uno sienta en su interior que es ventajosa para el grupo que lo despide).Si conoce la verdad de la decisión tomada, el anciano elige ir porque no tiene otra posibilidad… Sólo le queda adaptarse o no.
Destacamos, entonces, que el geronte sólo puede efectuar decisiones libres que optimicen su bienestar, en la etapa de " situación previa", mientras que los familiares, pueden hacerlo en todo momento, incluso también pueden finalmente, " echarse atrás".
Análisis de los comportamientos de los actores intervinientes en la situación previa
Denominaremos (F) a el o los familiares " agobiados", por el problema creado en el hogar, con relación al viejo (V)
Suponemos que por cada parte, se podría elegir una estrategia solidaria (S), o una estrategia egoísta (E), con combinación o alianza entre dos personas, que pueden ser " uno" y " cualquier otro" miembro del grupo, distinguiéndose cuatro posibilidades que elegimos en el orden que sigue: (Tomado de Jon Elster, Zona Abierta, 1984)
" A. Cooperación universal: todos eligen – una estrategia solidaria- (S)
B. Egoísmo universal: todos eligen -una estrategia egoísta- (E)
C. " El franco tirador": " uno"-de los miembros- en este caso la familia, elige – una estrategia egoísta (E) y " cualquier otro"- miembro del grupo- elige- en este caso el viejo, una estrategia solidaria (S)
D. " El primo": " un"- de los miembros- elige una estrategia solidaria (S)- en este caso la familia y cualquier otro miembro del grupo- en este caso el anciano-, elige una estrategia egoísta (E)
En el análisis, solamente la estrategia solidaria tiene una connotación positiva, ya que alude a los valores humanos que integran y construyen lo que salvaguardaría la conformación natural del núcleo básico de la sociedad: la familia.
" A" Cooperación universal: Estrategia solidaria
En virtud de los sentimientos familiares comunes, los actores deciden quedar integrados en el grupo, buscando ayudas profesionales y apoyo de personas idóneas que alivien las tareas de atención del anciano. Si éste es auto-dependiente, procurarán que se inserte en tareas recreativas o en instituciones de " día", para que continúe su crecimiento personal. En todos los casos, tratarán de limar asperezas y oxigenar las relaciones entre ambas partes para permanecer unidos.
El geronte, puede de su propia iniciativa, expresar a sus familiares que busquen alguien que los ayude para atenderlo y abonar el servicio con sus propios recursos; al tiempo de privarse de opinar sobre determinadas cuestiones; permanecer en su " rincón" en las horas agitadas de la casa, o mantenerse fuera del hogar en alguna distracción, una cantidad de horas.
Todos los miembros, tratarán de controlar sus comportamientos, a fin de evitar situaciones de " crisis" y de " solución límite". De esta manera mientras el viejo esté lúcido y su salud no empeore al punto de requerir cuidados especiales, podrán seguir todos juntos.
B. Egoísmo Universal. Estrategia egoísta.
Tanto la familia como el anciano, exasperarán sin cuidado, más y más las relaciones. Cada uno, tratará de imponer al otro su voluntad, lo que llevará a constantes " crisis" y a la " situación límite". El geronte es conciente de las amenazas propinadas por sus familiares, pero persevera en su posición argumentando su autoridad de persona mayor y aún recriminando en forma permanente la falta de consideración y respeto. Su decisión es perseverar en tal actitud, pues piensa que tiene la razón.
Por su parte, el grupo también piensa que está en lo correcto y que se trata sólo de obstinaciones propias de la edad. Aún, sin haber llegado a la " situación límite", se sienten tentados por ella. El resultado de ambas actitudes, llevarán fatalmente al desprendimiento.
C. El francotirador
En este caso, la familia elige una estrategia egoísta, mientras que el viejo, una solidaria. Por más que este último, trate de " bajar los ánimos" y mejorar los comportamientos, con la decisión de continuar todos juntos, aquélla no está dispuesta a nada y quiere " sacárselo de encima", a cualquier precio. La " crisis" se provocará por cualquier excusa y sucederá la " situación límite"
D. El primo
La familia elige una estrategia solidaria, mientras que el anciano, se mantiene egoísta.
La situación de tensión seguirá creciendo al punto de convertirse " la casa en un infierno", donde todos estarán atrapados.
Por más que el grupo busque mejorar la situación, porque no se quiere desprender del anciano, éste se mantendrá empecinado en salvaguardar " su lugar" y continuará con las hostilidades a cualquier precio. Las crisis se sucederán diariamente, pero no se llega a la " situación límite" a expensas de la actitud solidaria del grupo.
Consecuencias de las decisiones adoptadas
Es evidente que en el planteo, las estrategias (B) y (C), concluyen con la partida del viejo; no así en (D), aunque no lleva a nada satisfactorio para ninguna de las partes y en (A), permite a los actores continuar con la vida en común, pero impone disciplina, a la interrelación de sus comportamientos.
Las actitudes solidarias aluden a valores de responsabilidad y finalmente de amor por la vida. Las egoístas, llevarán inequívocamente a sufrimientos como los que se refieren al principio de este trabajo: La familia que decide deshacerse de sus mayores, pero a la vez se carga con culpas y lleva el dolor de las consecuencias de la propia actuación, mientras sus miembros tienen vida (esta consideración es en virtud que casi siempre, el ejecutor en el grupo, es un hijo del anciano y éste último sufre el dolor de perder en vida, todo lo construido hasta el momento y queda con rencores y resentimientos hacia aquéllos.
Necesidad de dar a conocer a la sociedad estos resultados
Nuestra sociedad podría optimizar los resultados de sus decisiones en el plano familiar y humano, si se propiciara una mejor información acerca de los problemas que nos aquejan como grupo y como personas, a través de la educación y de los medios de comunicación.
Las tensiones de la rutina familiar y los impactos que causan en la vida de sus miembros las decisiones desacertadas, conllevan dolor.
No se conoce y menos es objeto de difusión cultural, el cómo son nuestros viejos, lo que sienten cuando se los separa del núcleo familiar o cómo se puede mejorar sus vidas. Por el contrario, son " carne de cañón", a la hora de la distribución de los recursos sociales.
Lo más penoso es, que aunque no nos importe, ellos se sienten " aún" personas y la generación actual no percibe que la vejez es su destino futuro. Además, que la vejez, no es sólo destino individual, sino también, social.
Bibliografía
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BELSKY, J. (1996) Psicología del envejecimiento. Barcelona,
DE BEAUVOIR Simone (1988): La Vejez. Editorial Hermes
ELSTER JON (1984) " Ulises y las Sirenas" Fondo de Cultura Económica (1989)
" Tuercas y Tornillos": Una introducción a los conceptos básicos de las Ciencias Sociales." Barcelona. Gedisa (1993)
" Marxismo, funcionalismo y teoría de juegos. Alegato en favor del individualismo metodológico" Zona abierta. Octubre- Diciembre (1984)
FERICGLA Josep. (1992): Envejecer. Editorial Anthropos
FUSTINONI Oswaldo, PASSANATE Domingo (1990): La Tercera Edad. Editores La Prensa Médica Argentina
GÓMEZ RODRIGUEZ, AMPARO. (1988) " Acción individual, lógica social". Zona abierta 48-49. Madrid
Autor:
Graciela María Casartelli
Unquillo, Córdoba, Argentina- Noviembre 08
Licenciada en Psicología y Magíster en Ciencias Sociales (Universidad Nacional de Córdoba)
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