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La disciplina de los alumnos de Secundaria Básica en el aula


    1. Resumen
    2. Desarrollo
    3. Conclusiones
    4. Referencias
    5. Bibliografía

    Resumen

    El presente artículo "La disciplina de los alumnos de Secundaria Básica en el aula,¿qué hacer para lograrla?" se ha elaborado con el propósito de abordar una temática de gran interés en el ámbito escolar. Con este trabajo se pretende ofrecer a los profesores, especialmente a los noveles y aquellos en formación quienes ejercen su docencia en el nivel de Secundaria Básica, consejos prácticos para enfrentar este problema de alta prioridad en la esfera educacional, teniendo en cuenta las características psicológicas de los adolescentes y su etapa de desarrollo psíquico.

    INTRODUCCIÓN

    Desde tiempos remotos el problema de la disciplina de los alumnos ha sido una preocupación constante de maestros y profesores, específicamente la que ha de lograrse dentro del aula. Es evidente que existe una unidad entre exigencia y respeto, y la base de este principio está constituida por las ideas del humanismo socialista y del respeto profundo al individuo. Al respecto A. S. Makarenko expresó: "Mi principio fundamental siempre ha sido ser lo más exigente posible con el hombre, pero respetarlo lo más posible. La confianza con el alumno, ligado al alto nivel de exigencia y al control de su conducta ayuda a éste a formar cualidades valiosas". (1)

    La frase " disciplina en el aula" tiene un inmediato y claro significado para la mayoría de los profesores, pero en verdad, este es un concepto complejo y difícil de definir. Por lo general se asocia a vocablos como: control, respeto, normas, responsabilidad, autoridad, cooperación, obediencia, acuerdo, recompensa, contrato, consistencia, castigo, comportamiento, amabilidad, fluidez y muchos otros.

    Si consultamos el diccionario Larousse, nos encontramos con la siguiente definición de disciplina: "leyes o reglamentos que rigen ciertos cuerpos como la magistratura, el ejército, y la iglesia". (2) Al hacer referencia a la disciplina escolar se limita a plantear que "esta se ha suavizado en los últimos años". Otras fuentes como la Enciclopedia Encarta señala que la disciplina "es una doctrina o regla de enseñanza impuesta por un maestro a sus discípulos. Conjunto de reglas para mantener el orden". (3)

    Una posible definición de disciplina en el aula, es la siguiente: "estado en el cual el maestro y sus alumnos aceptan y consistentemente observan y obedecen un conjunto de reglas acerca del comportamiento en el aula cuya función es la de facilitar, de una manera fluida y eficiente el proceso de enseñanza-aprendizaje en una clase". (4)

    DESARROLLO

    La cuestión de la relación entre disciplina y aprendizaje es crucial. Lo suficientemente claro es, que en un aula disciplinada es más fácil activar a los alumnos de la manera deseada por el profesor; por consiguiente, se podrá hacer un uso más racional del tiempo en la realización de las tareas, al no ser necesario su empleo en problemas organizativos. Por supuesto, la existencia de un aula disciplinada, no necesariamente implica que el aprendizaje esté teniendo lugar.

    Con frecuencia se observan aulas disciplinadas con poco o ningún aprendizaje ocasionado por la poca calidad de las actividades que se realizan, las que de por sí carecen de valor de aprendizaje. Ciertamente, existe relación entre ambos, pero no es consistente o inevitable. Nótese, sin embargo, que lo contrario tiende a ser más consistentemente verdadero, es decir, poco o ningún aprendizaje se producirá dentro de una atmósfera indisciplinada. Sobre esta base y como objetivo del presente artículo se ofrecen consejos prácticos a los profesores de Secundaria Básica con la finalidad de resolver este problema.

    En función de esto nos preguntamos: ¿Cómo es un aula disciplinada?

    Con frecuencia, nuestros profesores de idioma Inglés, fundamentalmente aquellos que laboran en el nivel de Secundaria Básica, rechazan el uso de actividades comunicativas como el trabajo en pareja y en grupo, aludiendo que le provocan indisciplina. En verdad, estas actividades que implican cierto ruido, solo toman parte del tiempo de una clase, pero ¿qué sucede en el resto?

    Otro argumento a ser considerado es el siguiente: la tranquilidad o quietud de los alumnos en la clase no necesariamente significa que esta sea disciplinada. Muchos profesores ignoran la existencia de la denominada indisciplina pasiva, es decir, aquella que se produce cuando el alumno muestra apatía por la actividad que se le orienta en la clase y no participa en su realización; este tipo de indisciplina es más característico de la clase convencional que de aquella en la que prima como patrón comunicativo fundamental, el que se produce entre los propios alumnos.

    Este tipo de indisciplina generalmente suele ser más perjudicial que la indisciplina activa, la cual puede ser fácilmente detectada y corregida. Además, esta última, tiende a desaparecer cuando los alumnos se involucran en el proceso de aprendizaje.

    Otra característica de una clase disciplinada es la concerniente al control que ejerce el profesor sobre la misma, responsabilidad que, por supuesto está en sus manos, y que se manifiesta de diferentes formas: cuando es más o menos autoritario, liberal, rígido o flexible en la operación de dicho control.

    La disciplina también se manifiesta en el grado de cooperación de los participantes, es decir, la cooperación entre los propios alumnos, así como entre los alumnos y el profesor. Esta normalmente aparece como resultado de la aplicación de métodos éticos, educacionales, o prácticos.

    Otro rasgo que debe ser objeto de análisis es la correlación entre disciplina y motivación, que aunque no es absoluta, por asociación, lo más probable es que si el grupo está motivado para aprender, será de más fácil manejo por parte del profesor.

    El factor probabilidad, más que la inevitable relación causa-efecto, está presente en el hecho de que en una clase que se desarrolla acorde a su plan, tiende a ser más disciplinada: el profesor conoce lo que debe hacer en cada momento, las actividades fueron bien preparadas y organizadas y el conocimiento de que el proceso está claramente planificado contribuye a la confianza de alumnos y profesores.

    Por otro lado, los cambios e improvisaciones no siempre conducen a la indisciplina, sino que puede que la eviten.

    El conocimiento y acuerdo compartido con respecto a los objetivos que se pretenden alcanzar en una clase determinada contribuyen a que se eleve la motivación en el grupo de estudiantes. De primordial importancia es el hecho de que esos objetivos estén en función del alumno y de su caracterización.

    Por último se hará referencia a un aspecto que en ningún sentido es de menos valor, sino por el contrario, es uno de los más significativos: para que el profesor sea respetado lo primero que debe hacer es respetar a sus alumnos, es decir, la existencia del respeto mutuo. El respeto y admiración que sientan los alumnos por su profesor, deberá estar condicionado, entre otros factores, por el grado de ejemplaridad que alcance como resultado de su modo de actuación, así como por el dominio que demuestre poseer del contenido de la enseñanza.

    Según criterio de los autores del presente trabajo, las características de un aula disciplinada son las siguientes:

    1. La relación diagnóstico-clase es evidente.
    2. El aprendizaje está teniendo lugar.
    3. Existe una atmósfera apropiada para que se produzca el aprendizaje.
    4. El profesor tiene control de la actividad.
    5. La cooperación entre los participantes del proceso se desarrolla de manera fluida.
    6. Los alumnos están motivados.
    7. La clase se desarrolla acorde a su plan.
    8. Tanto el profesor como los alumnos se esfuerzan por cumplir los objetivos trazados.
    9. Se pone de evidencia el respeto mutuo.
    10. El profesor es ejemplo para sus educandos.

    A continuación se ofrece una lista de consejos prácticos para los profesores con vista a lograr la disciplina de los alumnos en el aula. La misma se ha elaborado teniendo en cuenta los resultados de una encuesta a aplicada a un grupo de profesores experimentados, así como las opiniones de los autores de este trabajo.

    Consejos prácticos para lograr la disciplina de los alumnos en la clase.

    1. Mantenga una posición firme desde el primer día.
    2. Garantice que haya silencio cuando usted se dirija a sus alumnos.
    3. Conozca y utilice el nombre de sus alumnos.
    4. No mantenga una posición fija durante el desarrollo de toda la clase, es decir, recorra el aula de vez en cuando.
    5. Inicie su clase con algo que atraiga de manera especial el interés y la curiosidad de los alumnos, trate de sostener o mantener la motivación durante toda la actividad.
    6. Hable claramente.
    7. Asegúrese de que sus instrucciones son lo suficientemente claras para que sean comprendidas por los alumnos.
    8. Prepare materiales extras para atender las diferencias individuales de sus alumnos.
    9. Haga que su trabajo se corresponda con la edad, intereses, necesidades, y habilidades de sus alumnos.
    10. Desarrolle el arte de medir el tiempo de la clase.
    11. Varíe sus técnicas de enseñanza.
    12. Trate de anticipar los problemas de disciplina y actúe rápidamente.
    13. Evite las confrontaciones.
    14. Muéstrese como alguien en quien sus alumnos pueden confiar, demuestre que usted está presto a ayudarlos en la solución de sus problemas.
    15. Respete a sus alumnos.
    16. Mantenga una postura ejemplar.
    17. Utilice el humor de forma constructiva.
    18. Muestre cordialidad y amistad por sus educandos.
    19. Demuestre que usted posee buen dominio del contenido de enseñanza.
    20. Relacione su ciencia o ciencias al impacto social que esta o estas producen en sus alumnos.

    Aunque la responsabilidad inmediata en el mantenimiento de la disciplina en la clase, en la mayoría de las situaciones le corresponde al profesor, el objetivo final es llegar a un punto en que el alumno asuma o comparta dicha responsabilidad. La habilidad de la autodisciplina es, hasta cierto sentido, una función de la madurez del alumno, pero puede ser fomentada por el profesor. Gradualmente se debe incorporar a los alumnos a que compartan la toma de decisiones en el proceso de ordenamiento y manejo del trabajo en el aula.

    A continuación se ofrecen algunas recomendaciones prácticas dirigidas a la prevención y tratamiento a problemas de disciplina que suelen aparecer en la clase. A pesar del tono prescriptivo, no trate estas direcciones como un tipo de "verdad" objetiva, ellas deben ser consideradas como una posible expresión de las realidades del aula, las cuales usted puede evaluar para que constituyan un punto de partida para el desarrollo de estrategias que funcionen en su caso particular.

    El tratamiento a los problemas de disciplina será analizado en tres momentos fundamentales:

    1. Los profesores que con más éxito logran mantener la disciplina de sus alumnos en clase, no son aquellos que sobresalen en el tratamiento a los problemas, sino por el contrario, aquellos que saben cómo evitar que esto surja. Para ello se sugieren tres estrategias preventivas fundamentales:

      1. Planificación cuidadosa:
      2. Cuando una clase ha sido planificada y organizada cuidadosamente, esta proporcionará un sentimiento de propósito, que mantendrá la atención de los alumnos en la actividad que se desarrolla en ese momento, o de anticipación para la siguiente, y por ende, no permitirá la formación de un vacío que pudiera ser llenado por elementos distractores o contraproductivos. Es más, el conocimiento de que todo ha sido planificado contribuye, en gran medida, a la propia confianza del profesor y a su habilidad de ganar la de sus alumnos.

        Algunas veces los problemas de disciplina aparecen debido a que los alumnos no conocen ciertamente lo que se supone debieran estar haciendo en un momento determinado. Las instrucciones, aunque toman una pequeña proporción del tiempo de la clase, son cruciales. La información necesaria debe ser comunicada clara y rápidamente. Esto no es incompatible con la existencia de la negociación alumno-profesor acerca de qué hacer, pero demasiadas indecisiones y cambios imprevistos pueden distraer y aburrir a los alumnos, con implicaciones obvias para la disciplina.

      3. Instrucciones claras:
      4. Mantenerse al corriente:

      El profesor necesita saber constantemente lo que está sucediendo en cada parte del aula. Debe mantener sus ojos y oídos abiertos, como si tuviese antenas sensitivas o un radar constantemente en alerta; esto garantiza dos cosas: primero, los alumnos conocen que el profesor está al corriente de ellos todo el tiempo lo que anima la participación y desanima la posible aparición de cualquier actividad desviadora. En segundo lugar, le permite al propio profesor estar listo para detectar la pérdida de interés o distracción de los alumnos y hacer algo antes de que esto se convierta en un problema. Para este primer momento el lema debe ser: ¡ La prevención es mejor que la cura!

    2. Antes de que el problema aparezca:
    3. Cuando el problema está comenzando:

    Como principio es recomendable que se responda de manera inmediata y activa ante cualquier problema incipiente que se detecte. Las estrategias para este segundo momento son las siguientes:

    a) Trate el problema calmadamente:

    -La mejor acción es una clara y calmada respuesta que detenga la actividad que está entorpeciendo el correcto desarrollo de la clase, siempre tratando de darle a esta última el perfil más bajo posible. Por ejemplo, si el profesor ha ordenado que se abra el libro de texto y hay un alumno que no la ha hecho, lo más aconsejable es dirigirse a su puesto e indicárselo calmadamente en lugar de llamar la atención de todo el grupo, como resultado de una reprimenda en alta voz.

    b) No tome las cosas personalmente:

    -Esta es una instrucción difícil de obedecer algunas veces. Profesores de adolescentes con poca experiencia en su labor, con frecuencia se irritan por planteamientos que no tenían una intención personal. No permita que el alumno lo lleve a conflictos personales, centre la atención más en el problema que en el alumno.

    c) No haga uso de amenazas:

    -En ocasiones las amenazas son una señal de debilidad. Utilice la formula "si usted… entonces…" sólo como una opción real que usted está listo para poner en práctica , no como un arma para intimidar. Para este segundo momento la regla debe ser "haga algo"

    3-Cuando el problema ha estallado:

    La prioridad en este momento es la de actuar rápidamente para lograr que el grupo regrese lo antes posible a su estado de rutina fluida. En ocasiones es preferible tomar una rápida decisión aunque esta no sea la mejor, que dudar y no hacer nada. Para este tercer momento las estrategias son:

    1. Actúe enérgicamente:
    2. A veces un cambio, una orden en alta voz, resuelven el problema. Despliegue cierta irritación , sin que realmente usted pierda su temperamento o se convierta personalmente en muy agresivo.

      Este procedimiento no se debe seguir frecuentemente pues pedería su efecto.

      Esta es una opción respetable, rechazada por muchos profesores quienes alegan que se corre el riesgo de perder su prestigio. Su ventaja es que inmediatamente destruye o elimina la situación y si se hace rápida y decisivamente no será vista como una decisión deshonrable. Además, esta pone al profesor en una posición para demandar de los alumnos algo a cambio.

    3. Exprese sentido de rendición:
    4. Haga una oferta que no pueda ser rechazada:

    Cuando los alumnos están conduciendo al profesor a una confrontación y este no pueda rendirse, pero no desee imponer su voluntad, debe buscar una forma de apartar la crisis. Algunas estrategias son:

    -Aplazar, por ejemplo: vamos a continuar con este asunto mañana.

    -Compromiso, por ejemplo: deben hacer todas estas tareas, pero les voy a dar más tiempo para su realización.

    Para este tercer momento el lema debe ser: actúe rápidamente sin entrar en disputas.

    En los ejemplos teórico-prácticos expuestos se ha tratado de reflejar la necesidad de establecer nexos comunicativos entre estudiante-profesor, donde juega un papel fundamental la actitud moral de este último. La pedagoga rusa N.K.Kruspkaia en un artículo sobre trabajo educativo señaló: "Los muchachos son muy observadores y si ven que el educador no sabe dirigir sus exigencias de una manera estable y consecuente, se hace el que no ve las cosas, adula a los muchachos, busca popularidad, entonces, ese es el fin de toda disciplina". (5) Los muchachos respetan al pedagogo que pone en práctica con firmeza sus exigencias educativas y que a su vez, los trate con amor; como expresara Martí: " La enseñanza, ¿quién no lo sabe?, es ante todo una obra de infinito amor". (6)

    El maestro que ama su trabajo, al comenzar cada clase olvida sus problemas, y las situaciones docentes que se presentan en el aula contribuyen a mejorar su estado anímico; por difícil que sea un contenido, tiene la paciencia suficiente para buscar diversas vías que conduzcan a facilitar el aprendizaje en un entorno donde reine la armonía y la disciplina.

    CONCLUSIONES

    Las fórmulas brindadas no significan necesariamente que son la solución mágica a los problemas de disciplina en el aula, son algunas consideraciones que constituyen el resultado de la práctica y la experiencia de varios profesores.

    Lograr la disciplina en la clase activa multitud de factores de los cuales no puede obviarse nunca la exigencia, pero hay que utilizar también la ternura, como expresó el profesor Horacio Díaz Pendás, especialista de Historia del MINED, en el III Seminario Nacional para educadores: "La escuela cubana se sustenta en la pedagogía de la ternura, el esfuerzo y la laboriosidad".

    Referencias

    (1)Makarenko, A. S.: Obras. T. 5, Editorial de la Academia de Ciencias Pedagógicas de la República Socialista Soviética Rusa, Moscú, 1959.

    (2) Larousse, Pierre. Diccionario Larousse, La Habana, 1974.

    (3) Sánchez Sanz, Ramiro. Enciclopedia Microsoft Encarta. Madrid España.. 2000

    (4) Ur, Penny. A Course in Language Teaching. Cambridge University Press. 1996

    (5) Krospkaia, N. K.. Obras pedagógicas. t.3. pp. 675. Editorial de la Academia de Ciencias Pedagógicas de la República Socialista Federativa Soviética Rusa, Moscú, 1959.

    (6) Martí, José. Escritos sobre educación. Editora Política. La Habana. S/F.

    (7) Díaz Pendás, Horacio. III Seminario Nacional para educadores, MINED.

    BIBLIOGRAFÍA

    Boldiriev, Nikolai. Metodología de la organización del trabajo educativo. Editorial Pueblo y educación , Ciudad de la Habana 1982.

    Charles, C.M. Building classroom discipline. Cuarta edición. New York Longman 1992.

    MINED. Ética Pedagógica. Ciudad Habana 1991.

    MINED. III Seminario Nacional para educadores. Ciudad Habana. 2002

    Underwood, M. Effective classroom management. London. Longman. 1987.

    Ur, Penny. A course in language teaching. Cambridge University Press. 1996.

    Wilson, P.S. Interest and discipline in education. London.1971.

    Castro, Fidel. Discurso pronunciado en el acto de graduación del destacamento pedagógico universitario Manuel Ascunce Domenech. Ciudad Habana, 7 de julio de 1981. Periódico Granma. 8 de julio de 1971.

    Larousse, Pierre

    Sánchez Sanz, Ramiro. Enciclopedia Microsoft Encarta. Madrid España.. 2000

     

     

     

     

     

    Autor:

    Profesor Asistente Nelson Martínez Luna

    Profesor Asistente Geonel Rodríguez Pérez

    Profesor Asistente Manuel Leiva Miranda