Las leyes de la naturaleza y el determinismo de la misma (página 3)
Enviado por EMER RONALD ROSALES SOLORZANO
La plausibilidad inicial del determinismo tecnológico debe ser puesta en contraste con un hecho que, si bien no lo convierte en falso, sí que al menos debería prevenirnos contra su aceptación pasiva: el determinismo tecnológico es éticamente insostenible. Al admitir que todo lo que pueda hacerse técnicamente se hará tarde o temprano, sea cual sea nuestro juicio moral sobre ello, lo que indirectamente se sugiere, por lo general, es que hemos de estar preparados para asumir cualquier resultado posible o incluso que la calificación moral está aquí fuera de lugar.
Pero además, el determinismo tecnológico tampoco se justifica empíricamente, porque, como hemos dicho antes, hay casos en los que la opinión pública o factores económicos, ideológicos, religiosos, culturales, etc., han sido capaces de reconducir e incluso impedir la aplicación o el uso de ciertos avances tecnológicos.
Así pues, el determinismo tecnológico, además de injustificable desde un punto de vista moral, es falso desde el punto de vista empírico; la autonomía de la técnica no es tal que imposibilite el control sobre ella. En la situación actual, como bien ha visto Winner, no se trata de si la tecnología es o no intrínsecamente incontrolable
– que no lo es-, sino de si vamos a realizar políticas que abran ese control a capas más amplias de la población o si vamos a dejar que sean élties económicas,
militares o tecnocráticas las que ejerzan ese control. Porque, en efecto, entre las fuerzas que mueven el desarrollo tecnológico, que son muy variadas y no todas ellas internas, están las de las diferentes políticas sociales que se adoptan frente a él.
Con ello el mensaje que se envía a la sociedad es claro: cualquier intento de oposición a las nuevas propuestas tecnológicas, no sólo es reaccionario, por ir contra el progreso de la humanidad, si no que es completamente inútil. La marcha de la tecnología se hace así incontestable.
5.4.4. Reflexiones Finales Sobre el Determinismo del Desarrollo Tecnológico
En tanto que producto de la dinámica de relaciones sociales, fuerzas económicas y valores culturales, la tecnología no puede ciertamente concebirse como una entidad completamente autónoma y autodeterminada. No existe, en suma, 'La' tecnología como proceso autogenerado, aunque sí es preciso reconocer una cierta autonomía parcial, un determinismo tecnológico 'atenuado' al menos en dos sentidos.
Por una parte, la tecnología es fruto de la actitud moderna de autoafirmación mediante el dominio de la naturaleza. De hecho, si es que se desea aceptar una implicación más radical del enfoque heideggeriano, el afán de voluntad de poder técnico es un impulso subyacente en las orientaciones -en apariencia- más teóricas o contemplativas del pensamiento occidental en sus raíces greco-latinas.
La ambivalencia ingénita del desarrollo tecnológico; la tecnología es el ejercicio de un poder humano maximizado que, débil en su capacidad autocrítica, no es capaz de discernir las semillas del mal en medio de los frutos del éxito actual.
La tecnología ha vuelto obsoleta la distinción entre la posesión de un recurso y su ejercicio. La tecnología es poder humano en permanente actividad. Apenas se vislumbra alguna posibilidad de acción o producción tecnológica, casi inmediatamente se procura su ejercicio o realización.
La nueva dimensión espacial y temporal en que ha irrumpido el progreso tecnológico. Se trata del contexto no sólo global, presente, en que se da el desarrollo de la tecnología, sino también su proyección al futuro con implicaciones evidentes para las nuevas generaciones.
La dimensión planetaria de los efectos de la intervención tecnológica exige ampliar el estrecho círculo antropocéntrico de la ética tradicional. En vista del colosal poder científicotecnológico, la biosfera toda debe ser tomada en consideración y respetada en su valor intrínseco (fisiocentrismo de Jonas).
Conclusiones
El estudio de la Naturaleza nos demuestra que existe un orden natural regido por leyes, que el hombre va descubriendo por el examen y comparación de los hechos. Este orden natural se realiza por la armonía, que es la adecuada relación entre las partes y el todo. Por esto a la Naturaleza en su conjunto se la llama universo, o sea la realización de lo uno en lo vario.
Cada una las leyes de la naturaleza es una generalización de una colección de resultados de observaciones recopiladas a partir del principio de que la observación se ha hecho tan bien como para que se conforme a las condiciones externas; pero son seleccionadas sin consideración a lo que los resultados mismos terminaron siendo: una cosecha o recopilación de la fruta de la semilla conocida, no elegida ni seleccionada, pero suficientemente representativa.
Una ley de la naturaleza no es ni una mera coincidencia azarosa entre las observaciones en las que está basada, ni una generalización subjetiva, si no que es de tal naturaleza que de ella puede extraerse una serie interminable de profecías, o predicciones, respecto a otras observaciones que no están entre aquellas sobre las que se basó la ley.
El origen de la ley es, entonces, natural puesto que la naturaleza del hombre está hecha para vivir armoniosamente con otros, en los límites de una comunidad, la ciudad. La armonía de éstas relaciones es posible en virtud de la obediencia a las leyes, que son la expresión fiel, en la medida de lo posible, de las leyes que dan al universo su orden, que reflejan la unidad primera de todo lo que, sin ellas, se perdería en lo incomprensible de la heterogeneidad, la multiplicidad y la contingencia.
En resumen, la noción de Epistemología y, por tanto, la consideración de las diversas tendencias en su desarrollo histórico, no pueden ser tratadas unívocamente y ni siquiera descriptivamente, sino sólo por relación con determinadas perspectivas de fondo que generan diversidades en los modos de "hacer epistemología" y de hablar de epistemología.
Para una concepción "naturalizada" de la Epistemología, se concibe esta disciplina como una teoría fáctica (meta-teoría) cuyo correlato empírico está en la historia de la ciencia y de las investigaciones científicas y cuyos resultados meta-teóricos tienden a ser insumos de una Tecnología de la Ciencia, en una fase Aplicativa que busca más eficientes controles operativo-instrumentales sobre los procesos científicos. Una de las razones de esta toma de posiciones que, así entendida, la Epistemología resulta más provechosa para su aplicabilidad al terreno de la investigación universitaria.
El determinismo tecnológico sería la expresión más visible de un cierto tipo de relación ser humano/ser in nuce desde hace más de dos mil años. El malentendido reside en no considerar que no es exactamente la tecnología misma la que es autónoma, sino la 'postura 'original del hombre occidental ante la realidad. Es esa postura o actitud extrovertida, dirigida hacia el control y la manipulación, y materializada sobre todo en objetos concretos, la que debe más propiamente ser etiquetada de autodeterminada e incluso en muchos casos –un ejemplo evidente es la crisis ecológica desatada o exacerbada por la industria. Todo depende de cuán pesimista se quiere ser -como carente al final de todo control eficaz y definitivo. Es por lo anterior que en la primera parte de este trabajo ya se explicitó la conexión entre la creencia en el determinismo tecnológico, y la idea del dominio y poder sobre la naturaleza. En todo caso, aun están por explorarse las relaciones entre dicha idea y aquella creencia con una tercera, la llamada "voluntarista" respecto del cambio tecnológico.
En síntesis: algunas ideas deterministas acerca de la tecnología pueden tener cabida en un enfoque más crítico y diferenciador respecto del progreso tecnológico. Puede que no exista algo así como una esencia meta-física de la tecnología (Heidegger), pero la acumulación histórica de avances técnicos ciertamente configura una 'suma' de objetos y capacidades difícilmente abarcable y previsible para el individuo. Adicionalmente hay que tomar en cuenta un elemento que, según el caso, puede servir de apoyo para puntos de vista 'deterministas' o 'voluntaristas' de la tecnología: la insistencia en una disposición hacia la técnica en general como factor 'natural', 'biológico'-constitutivo del hombre, que lo 'obliga' al dominio sobre la naturaleza. Se podría pensar que lo anterior tiende a desestimular la evaluación tecnológica, descriptiva y prescriptiva, pero ello no tiene por qué ser así necesariamente.
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Autor:
Chavez Riveros Victor Ismael
Poggi Dávila Johanna
Rosales Solorzano Emer Ronald
AREA
INGENIERIA, ARQUITECTURA Y CIENCIAS
BASICAS
DOCTORADO
MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO
SOSTENIBLE
CURSO
FILOSOFIA DE LA NATURALEZA
PROFESOR
DR. MIGUEL ANGEL RAMOS FLORES
UNIVERSIDAD NACIONAL FEDERICO VILLARREAL
ESCUELA UNIVERSITARIA DE POST GRADO
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