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Renovación y cambio: Antídoto para vidas sofocadas

Enviado por Felix Larocca


  1. María
  2. La entropía surge en el sendero de María
  3. Pilar
  4. Amparo
  5. Las convenciones sociales: María, Pilar y Amparo, ¿qué particulares comparten?
  6. La repetición compulsiva…
  7. ¿De cómo cambiar nuestras "creencias"?
  8. En resumen
  9. Cambia y perdura…
  10. Lo ineludible del cambio
  11. El valor de la historia personal
  12. Los primeros pasos
  13. Cambiar es distintivo de personas inteligentes y creativas
  14. En resumen
  15. Bibliografía

"Nuestra reflexión siempre ha sido un referente importante en la construcción de la identidad, incluso algunas teorías hablan de la "fase del espejo" cuando el infante logra el reconocimiento de que quien realiza los movimientos es el mismo que reconoce en el cristal.

"Este período del desarrollo implicaría un aspecto de la consolidación de la identidad importante del que no nos despegaremos nunca". FEFL en El Espejo, la Autoestima y las Cirugías.

"Ninguna acción buena queda sin su castigo". Clare Boothe Luce. 

Esta ponencia es acerca de la necesidad por renovación y cambio como remedio para tantos quienes se inmolan simbólicamente en un derrotero masoquista de existir, únicamente para complacer y ocuparse de los demás.

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La mujer que llora por Pablo Ruiz Picasso

En su mayoría estas personas son mujeres que se sienten obligadas a asistir incondicionalmente a otros, a pesar del elevado costo emocional que su buena voluntad les impone.

Tres historiales clínicos son utilizados para el desarrollo de este trabajo

Veamos

María

María es una mujer de 25 años. Es la hija menor en una familia, en apariencia, y en todos respectos, estable.

Para su educación estuvo en un internado de monjas cuando era pequeña y luego estudió en un colegio cercano a su hogar con buenos resultados académicos.

Desde niña siempre anhelaba ser tan virtuosa como la madre de Jesús cuyo nombre lleva.

Cuando terminó el bachillerato ingresó a la universidad graduándose de mercadeo con notas excelentes.

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Mujer ante el espejo por Paul del Vaux

En cuanto finalizó sus estudios comenzó a trabajar, ocupando, por sus propios méritos, una posición privilegiada en una industria importante.

En el lugar donde laborara, logró la codiciada posición sin que su padre ejerciera ninguna influencia ya que éste era un alto ejecutivo en la misma empresa.

Como persona, la joven mujer siempre fue melindrosa en su estilo de vida, aunque tuvo novio y disfrutaba de la compañía de amigos de ambos sexos.

Salía, se divertía, trabajaba y se involucraba en actividades típicas de personas de su edad. Por ser lo suficientemente ambiciosa decidió en el estudio de otra carrera universitaria en adición a la que ya tuviera.

La joven profesional, en su vida, había seguido uno por uno, los pasos de ser una "buena hija" — y, como resultado, su vida transcurría sin sobresaltos.

Esperaba en un futuro no muy lejano, casarse, probablemente tener prole y, envejecer dentro de una estructura social y económica estable.

Así todos esperaban… Hasta que un día…

La entropía surge en el sendero de María

Sin anticipación y sin explicación, el novio terminó la relación entre ellos dejando a María sintiéndose rechazada y afligida.

Desde entonces, nada le placía, nada la entusiasmaba, no disfrutaba con nada, no quería salir más con los amigos, le costaba un esfuerzo ir al trabajo (aunque es el único lugar donde se distrajera), y abandonó los estudios.

Repentinamente realizó que temía mucho al futuro.

Estaba triste, pero sobre todo, su vida se había desorganizado. Parecía ser que las cosas habían perdido su importancia y no comprendía por qué era así, si toda su vida ha hecho lo que de ella se esperaba.

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Mujer dormida por Salvador Dalí

"Yo fui, lo que se llama la mejor muchachita del mundo, la más como la Virgen María… y ¿qué he ganado por serlo?" Nada…

Nunca anticipó que las cosas pudieran, salirle mal alguna vez, como ahora le estaba sucediendo.

María acaba de comprender que no sabe quién es ella, no sabe dónde está María, y María se siente aterrada, porque su definición, como persona, dependía en la opinión ajena y en la ilusión de ser buena, y de ser servicial para hacer feliz a los demás.

Pilar

Pilar cumplió sus 40 años. Es la única hembra e hija menor en una familia en la que había dos hermanos más.

Cuando era chiquilla sus padres tenían problemas en su relación. El papá bebía mucho y maltrataba a la madre y a sus hermanos.

En su casa la joven "debía de ser la mujercita de la casa". Sus progenitores siempre demostraron tratamiento diferencial entre los varones y ella, tratándola con menos consideraciones por ser hembra.

Así fue como Pilar aprendió el manejo de su casa, a cuidar a los demás y también aprendió a callar y a ocultar sus sentimientos para no provocar la ira del papá.

Tuvo una educación de bachillerato, soslayando ir a la universidad porque sus hermanos no lo habían hecho, por lo tanto su obligación era buscar empleo, trabajar como ellos, aunque por su parte, le hubiera gustado ser veterinaria, como lo era un tío.

Posteriormente encontró novio y se casó.

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Muchacha de espalda por Salvador Dalí

Como sus padres se llevaban tan mal, Pilar durmió con su madre hasta que contrajo matrimonio. Luego tuvo dos hijos, uno de cada sexo, que hoy tienen 13 y 9 años respectivamente.

En principio, Pilar, era persona de carácter alegre y extrovertido, pero aprendió a callar y, a acceder en su casa, y, luego, siguió callando y cediendo en su matrimonio hasta que se desplomó en una depresión complicada por un trastorno obsesivo-compulsivo, un disturbio de ansiedad y uno de dependencia a una benzodiacepina recetada para aliviar sus estreses.

  • "¿Por qué esto me sucede?"

  • "Si soy buena madre, esposa e hija" se preguntaba en la terapia.

Haciendo un recuento de su vida, nos decía, que apelar, por asistencia, a la mamá siempre fue una decisión imposible de implementar…

Ahora, que su padre ha fallecido y que su madre está enferma. Descubrió que sus hermanos se desentienden de la madre pero, Pilar no lo hace, porque — todos los días — ella va a la casa a darle la vuelta a mamá y a asistirla porque es su "obligación". Pero, aún así, se siente culpable porque no hace lo suficiente para ayudarla, ya que en cualquier momento la madre también puede morir.

Pilar ha asumido el rol de padre, madre, marido, e hijos… y, ¿dónde queda Pilar en la realidad?, ¿quién es ella de verdad? No lo sabe porque nunca ha tenido la oportunidad de ser ella misma, sólo ha pretendido ser lo que los demás han querido que fuera.En su fuero interno alberga temor al futuro, al presente, a vivir, a casi todo, y sobre todo a descubrir por la primera vez en su vida, quién es la "verdadera" Pilar.

Amparo

Amparo es una mujer de 48 años. Tiene dos hermanos, uno mayor y otro menor que ella. Su familia vive en uno de esos pueblillos donde todos se conocen.

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Vértigo por Salvador Dalí

Su infancia fue normal. Completó sus estudios y ahora es profesora en un Instituto local. Cuando consiguió empleo, sus padres tuvieron problemas económicos; de modo que, sin pensarlo mucho, empezó a socorrerlos.

Su colaboración nunca cesó, y mientras sus hermanos se casaban o vivían, sin muchas preocupaciones, sus vidas, ella no se preocupaba por hacer lo mismo.

Actualmente, los padres han envejecido, el papá padece de una enfermedad mental degenerativa, por lo que la soltera mujer, los mudó a ambos más cerca a su vivienda para poder cuidarlos en la medida en que sus medios lo permiten.

Pero ahora Amparo se sofoca en el medio tan restringido donde reside, sintiéndose atrapada con el cuidado de unos padres ancianos y enfermos y sin nada más que hacer.

Sus hermanos no pueden entender de qué se queja, cuando se aventura hacerlo, puesto que fue ella quien eligió su destino.

Entonces, Amparo — nombre apropiado a las circunstancias — se pregunta cuál es el sentido de su vida y qué le depara el futuro tan incierto.

Amparo está deprimida. Reconoce que está apresada dentro de una cárcel que ella misma erigió sin pensarlo; porque cuando los demás se divertían, salían, se apareaban, se construían sus vidas, ella estaba ocupada ayudando a sus padres.

Y ahora se pregunta: ¿qué?

¿Qué puedo esperar que suceda? ¿Qué será de mi vida?¿Cuándo podré ser Amparo?

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Al borde del abismo por Salvador Dalí

Las convenciones sociales: María, Pilar y Amparo, ¿qué particulares comparten?

Las tres estuvieron convencidas, que asumiendo el rol de ser buenas, que sus vidas serían satisfactorias por haberse conducido del modo de ellas esperado.

En ningún momento hicieron una revisión de estas creencias básicas ni de las secuelas que éstas podrían ejercer sobre sus vidas.

Para los demás siempre es cómodo — perfecto, diríamos — cuando cualquier mujer mantiene creencias, que aseguran diligencia en satisfacer a otros, sumisión a las reglas, la disposición de ofrecer a los demás asistencia incondicional, y carencia de grandes conflictos para que todo permanezca "en orden" — tal y como mandan las "reglas" impuestas por la sociedad y las creencias religiosas.

Pero las consecuencias para estas mujeres, de tal manera de ser, se traducen en: falta de autonomía, falta de identidad propia, falta de control sobre sus propias existencias, baja autoestima, carencia de independencia y resultar siendo víctimas colaterales de diversos trastornos psicológicos, incluyendo el uso de las drogas, de la comida como tal y de la obesidad como secuela.

Por eso, cuando el equipaje que a lo largo de sus vidas — han cargado — se ha ido haciendo cada vez más pesado, síntomas hacen su emergencia progresiva, y estos se van convirtiendo en trastornos tales como depresión, ansiedad, dependencias, pánico, obsesiones, compulsiones, comer en exceso, y un surtido de otras penurias y dolencias psicológicas…

Con la progresión de los síntomas, ellas pueden llegar a sufrir muchos problemas adicionales, porque la vida las agobia demasiado, y es difícil para ellas poder percatarse del momento cuando comienzan a surgir nuevos obstáculos, ya que para éstos permanecen ciegas debido a la auto-imposición de un sentido masoquista de lo que, para su manera de pensar, es el deber.

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Fotografía de Samuel Aranda

Estas mujeres son, con frecuencia, sociables, les agrada la compañía de otros, y, por su parte, placen a los demás porque no crean problemas, proporcionan asistencia siempre que se las necesita e incluso antes de que alguien se lo pida.

Efectivamente son "buenas amigas" "novias", "hijas", "madres", "esposas"… aunque lo hacen renunciando a su propio concepto personal.Como individuos, no saben establecer límites y dejan fácilmente que los demás les invadan su propio terreno. Evitan decir "no", accediendo a las peticiones y a los intereses ajenos, que otros les imponen sin cuestionarlos; renunciando a los propios, a sus preferencias… y a casi todo, aunque no les convenga.

Se trata de vivir por y para los demás; para que todos estén contentos, y desde luego, algunos suelen estarlo con tal actitud de renuncia, pero, ni aun así. Con frecuencia muchos no quedan lo suficientemente satisfechos. Porque para algunos, resulta como tratar de llenar una bolsa que tiene un agujero y por mucho que en ella se meta nunca se colma.

Viven pensando que por ser de esta manera serán queridas y aceptadas por los demás, mientras pagan un precio muy alto por este supuesto cariño recibido que resulta ser no más que la satisfacción del egoísmo y el bienestar de algunas personas.

Esta manera de comportarse, lo aprendieron de pequeñas, y todavía persisten en ello, porque tienen mucho miedo a no ser queridas, a perder a los demás si osan esperar lo que les corresponde, y a ser rechazadas si declinan a hacer algo que de ellas se espera como obligación.

Les atemoriza perder aquello que nunca tuvieran

Nunca gozaron de afección proveniente de los demás, ya que es aparente que nadie las aceptó por quienes fueran — por ser ellas — sino porque a todos complacen, porque acceden, porque son una imagen irreal creada para proporcionar bienestar a otros.

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El árbol esfinge por Salvador Dalí

De ese modo, no pueden nunca saber quiénes son las personas quienes de verdad las aprecian, porque están enmarañadas en una trampa de hipocresía y mentira que las obnubila con todas sus durezas.

Una de estas mujeres me decía: "Casi nunca me he atrevido a llevar la contraria a mi madre o a nadie más. Si alguna vez lo hice, las consecuencias fueron malas. Pero, a la larga, ha sido peor siempre tener que satisfacer los deseos de todos; y esa manía de sepultar mis sentimientos, para evitar los conflictos… Al final me hizo daño.

¿Qué propósito cumpliría, cuando hurgando en su pasado esta mujer llegó a la conclusión de que sus actitudes presentes se habían forjado en su niñez, y que ella, sin saberlo, seguía repitiendo los mismos procedimientos?

Su ejercicio en auto-introspección de nada sirvió, porque para ella, nada cambió.

La repetición compulsiva…

Estas personas ayudan a otros, llaman por teléfono, preguntan y se preocupan por los asuntos de sus seres allegados o queridos — aunque, a menudo también hacen lo mismo, con desconocidos.

A todos acogen en sus casas, los cuidan, si están enfermos, y se sienten responsables de que sean "felices".

Pero la "felicidad" (en el sentido estricto de la palabra, y no como abstracción) sólo es posible si se alcanza por uno mismo. Nadie proporciona la felicidad a nadie.

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Reflexión por Salvador Dalí

Por la misma razón, ellas siempre se sienten insatisfechas. En primer lugar, por cargar con una responsabilidad que no les corresponde — y que de todas maneras no tienen el poder de satisfacer — y en segundo lugar, y como consecuencia de ello, no se ocupan de lo que es su responsabilidad, que es la de encontrar su propia "felicidad" y seguir el derrotero trazado por ellas mismas.

Ocuparse de los demás cuando lo necesitan — y es posible hacerlo — es natural. Pero no como si fuese obligación mandada, y, nunca poniendo los intereses de otros y su satisfacción por delante de los propios — inclusive muchas veces, sacrificando las necesidades personales — tanto que éstas se ignoran — siendo pasadas por alto.

Ocasionalmente descubren que, cuando ellas, por su parte, necesitan ayuda, se sienten indispuestas, o se permiten el lujo insólito de desear algo, no son correspondidas como siempre pensaban que lo serían.

Cuando esto ocurre, resulta a menudo, en sentimientos de frustración y, a veces, de rabia porque es cuando perciben que los demás están demasiado ocupados con sus propios asuntos para preocuparse por ellas como ellas — por inclinación y hábito — han hecho por los demás.

Otras veces, esto no ocurre porque evitan la ocasión. Es decir, no piden nada, no esperan nada y así no existe la posibilidad de sentirse desilusionadas.

En esto mismo constituye el conformismo típico de las personas que se borran a sí mismas.

Este es el precio que se paga por querer ser "una buena niña" y todo lo que eso comporta cuando en la vida se lleva de esta manera.

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El rostro de una muchacha contemplativa por Salvador Dalí

Se vive exclusivamente a través de los otros; plagadas con sentimientos de culpa porque nunca logran complacer totalmente a los demás.

Tanta responsabilidad abruma, deprime, provoca ansiedad y crea dependencia de la persona a quien intentan complacer.

Este tipo de dependencia a largo plazo siempre se torna en dependencia hostil.

Es como si no preocuparse constantemente de los demás las convertirá en "malas personas", y si alguna vez intentan buscar su propio bienestar encuentran un gran vacío y mucha intranquilidad.

Vacío, porque no han aprendido a ponerse primero, e inquietud, porque se consideran egoístas y perversas por no hacerlo.

Resignación ha sido la palabra que guía sus vidas, y su último propósito, proporcionar "satisfacción" y ganar la apreciación de otros.

El corolario

Tiempo y energías serán malgastados sin recuperación posible; hasta que no pongan en tela de juicio estas creencias.

¿De cómo cambiar nuestras "creencias"?

Muchas de estas mujeres son prisioneras de estas convicciones esclavizadoras y las han arrastrado durante todas sus existencias sin, por supuesto, obtener recompensa; aparte de no ser la de transformar sus vidas en una experiencia de amargo sabor.

Otras — muy pocas — con, o sin ayuda, han podido liberarse de este destino auto-impuesto, quedando con menos ataduras, gozando de más flexibilidad y creatividad, logrando una existencia más plena, más satisfactoria, menos abrumadora y más digna de vivirse.

Lo que es plausible…

Entonces, ¿es posible hacer cambios?

Sí, por supuesto, es posible, aunque para ello sea necesario descartar la creencia de que es impropio desear lo bueno para uno mismo.

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El joven Narciso durmiendo por Salvador Dalí

No hay que refugiarse más tras la sombra del deber de tener que complacer a otros, de vivir detrás de la sonrisa huidiza y falsa, de siempre anhelar acceder a todo, de querer evitar conflictos, de aparentar que toda cosa nos place, aunque así no sea.

No titubear en decir lo que se piensa, no evitar tener opiniones propias y, en su lugar, desear ser autónomos. No guarecerse en la anonimidad de la persona servil y aceptar sin titubeos las críticas adversas, o ignorar el hecho de que no nos importa no gustar a los demás, sino en empecinarse en ser quien se es.

Sí, en ser María, o Pilar, o Amparo.

¡En ser YO!

Hay que, siempre, procurar reconocer lo que nos agrada y buscar dentro de nosotros mismos cuáles son nuestras opiniones propias, y nuestros gustos particulares. Haciéndolo así, mientras evitamos lo que nos displace, y, mientras expresamos lo que es como lo es, sin miedos, por ser así, y, porque es nuestro, porque en eso somos nosotros y, porque en eso está lo que nos hace ser Yo y no ser alguien más, a quien desconocemos.

Para ser Yo, hay que respetarse a uno mismo, ya que, una vez que nos respetamos a nosotros mismos, conseguimos que los demás en retorno nos respeten, porque merecemos ese respeto, porque somos personas únicas y valiosas, y porque, si nosotros estamos dispuestos y debemos respetar al otro, lo hacemos en la medida en que el otro nos respeta a nosotros.

Pensemos…

Revisemos pues, nuestros credos y distorsiones- ¿Qué es ser buena hija para mí?

-¿En qué consiste exactamente esta creencia?- ¿En qué consiste ser una buena esposa, compañera, o lo que deseo ser?- ¿En qué consiste ser una buena madre?- ¿En qué consiste ser una buena amiga?

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Mujer llorando con pañuelo por Pablo Ruiz Picasso

¿Estoy siendo yo misma cuando me comporto? como:

a) "buena hija"b) "buena esposa/compañera…" c) "buena amiga"- ¿Qué perdería si cambiara estos procederes?- ¿Qué ganaría si cambiara estos hábitos?- ¿Me respetarían los demás?- ¿Qué puedo hacer para que me quieran por mí misma? – ¿Puedo sustituir las creencias que me hacen daño por otras más sanas?

Recuerda que:

Si me miento a mí misma, YO NO me respeto. Y, si YO, No me Respeto, entonces, yo no soy YO.Y, SI YO NO ME RESPETO A MÍ MISMA, OTROS, EN TURNO, NO ME RESPETARÁN.

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Mujer llorando por Salvador Dalí

En resumen

Ser muy "bueno", no importa lo que cueste, a veces es una exageración de codependencia hostil con otros.

Nunca caigamos en una trampa tan destructiva.

Estemos ahí, para los demás, cuando podamos, lo que nunca será, siempre y cuando ellos, simplemente, lo deseen…

Prosiguiendo

Para continuar, abordaremos un tema que se relaciona a esta tesis

Cambia y perdura…

En la vida, no podemos quedarnos estancados si sabemos que un cambio nos permitiría ser más coherentes, más eficaces, y más felicesBien como respuesta a circunstancias externas, bien por reflexiones vinculadas a nuestra evolución personal, en ocasiones, nos planteamos la necesidad de tomar decisiones que suponen cambios drásticos en nuestra manera de pensar o actuar.

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Mujer paranoica por Salvador Dalí

Somos animales de costumbre y tendemos a responder del mismo modo ante estímulos similares, pero a la vez algunos gozan de la capacidad para reaccionar de modo distinto al habitual, ya sea porque el entorno les exige en ese momento respuestas distintas (más adecuadas a la situación o más conformes a la manera de ver las cosas) ya porque se desea mejorar como personas y ser más felices.

La necesidad de hacer cambios surge normalmente cuando sobrevienen circunstancias distintas de las habituales, porque son las que con mayor probabilidad pueden conducir a la necesidad de plantearnos una modificación de nuestro patrón de conducta.

Una conversación sincera y dolorosa con un amigo de toda la vida, la ruptura de una larga relación de pareja, el nacimiento de un hijo, un proceso introspectivo que nos confirma la necesidad de cambiar, el traslado a otro país o ciudad, la muerte inesperada de un ser querido, la visita al terapeuta, los hijos que se van de la casa, la primera experiencia laboral o sexual, una enfermedad, la jubilación… son muchos de los factores que favorecen que pongamos en cuestión algunas de nuestras convicciones o costumbres.

Lo ineludible del cambio

La necesidad del cambio a veces, pero no siempre, surge en medio de crisis existenciales. Otras veces, surge de la necesidad de madurar y crecer.

Para crecer como personas, para madurar, para mantener un equilibrio emocional que nos permita responder a las exigencias del entorno, hemos de cambiar constantemente. No podemos quedarnos estancados ni sentenciar "soy así, qué le vamos a hacer", si sabemos o intuimos que un cambio nos permitiría ser más congruentes, más eficaces, y más felices.

Pero muchas personas carecen de la capacidad de cambiar porque sufren de obstáculos emocionales que se lo impiden:

  • Los seres narcisistas y egoístas, cuyas vidas se caracterizan por la satisfacción de todo placer, se anquilosan y viven vidas tan insulsas como vacías.

  • Las personas obsesivo-compulsivas, por las ansiedades resultantes.

  • Las víctimas del espectro autista, por razones ingénita/estructurales.

  • Las personas psicóticas y muchas más…

En esta ponencia nos referimos solamente a cualquier persona cuya vida se considera sin mayores conflictos psicopatológicos.

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Mujer amarrada por Salvador Dalí

El valor de la historia personal

Nuestra historia personal demuestra que como entes pensantes y sensibles, que somos, cambiamos y evolucionamos cada día.

Y esa es una de las experiencias que nos depara la vida: comprobar cómo nos vamos adaptando, cómo vamos interactuando con el entorno.

Cada nueva situación exige una respuesta específica que extraemos de nuestro interior tras remover, intuitiva o premeditadamente, nuestra experiencia y nuestra manera de pensar tras recibir la influencia de quienes nos inciden y nos rodean. (Véanse mis ponencias al respecto).

La mejor manera de reforzar nuestra identidad, para desarrollar una personalidad dinámica y sólida es permanecer abiertos a ambas, las señales del exterior y de nuestro interior, respondiendo en cada momento del modo que aparente ser más adecuado.

Se trata de tomar el timón de nuestro buque, de pilotarlo hacia donde queremos y podemos llegar, y no hacia donde nos conduce la corriente, o nos indica un mapa obsoleto que no incluye la información necesaria para una navegación óptima.

Pero hemos de distinguir bien lo que queremos cambiar.

Con las tendencias profundas de la personalidad, con los sistemas de valores muy interiorizados, con los hábitos muy arraigados, hemos de mostrar un especial cuidado, porque modificarlos puede sumirnos en una crisis existencial o de identidad nada deseable. Para evitar este error están la reflexión o la terapia, para aquéllos que son afortunados para que la última opción les sea accesible.

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Mujer: Diosa o alfombra por Salvador Dalí

Dónde comenzar

Muchos de entre nosotros ya tienen identificados los hábitos y actitudes más claramente mejorables, en la medida que a todos causan problemas de coexistencia, no resultan ser útiles, no satisfacen, o son incoherentes con toda manera de pensar y de ver la vida.

Comencemos, entonces, por "trabajar" este ámbito de mejora, porque es el que más satisfacción a todos va a deparar. Lo que no es fácil, porque son muchas y muy variadas las razones que nos han llevado a ser como somos.

En esta deliberación, no debe importar la edad, ya que nunca es tarde si el cambio nos permite interactuar mejor con el entorno o hacer las cosas tal y como suponemos que debemos hacerlas.

Si, por temor a lo desconocido, o a equivocarnos, demoramos una decisión que sabemos acertada y necesaria, nos estamos negando la posibilidad de madurar, nos estamos haciendo daño, al frenar una maniobra del todo conveniente.

Aplicar la receta de siempre, ante exigencias nuevas, o repetir errores del pasado, ante situaciones ya conocidas, resulta en principio lo más cómodo y sencillo, pero nos conduce inexorablemente al estancamiento, y nos aparta del dinamismo inherente al hecho de vivir en un contexto que progresa y cambia.

También puede ocurrir que el freno al cambio no provenga de nuestros hábitos, miedos o incertidumbres, sino del exterior: la pareja, los hijos, los amigos, el trabajo, las convenciones sociales.

No todos evolucionamos al mismo ritmo, pero cada uno debe intentar preservar las cadencias de su propia marcha, y adoptar las decisiones que considere esenciales para su progreso como ser humano. No importa la edad.

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El nacimiento del nuevo hombre por Salvador Dalí

Los primeros pasos

Replantearnos analizar cómo somos, pensamos y actuamos, es un ejercicio positivo y saludable siempre que lo hagamos con un objetivo de mejora y de adaptación al medio.

Hay ocasiones en que tenemos claro lo que deberíamos hacer, pero nos encontramos con el hecho de que una creencia muy enraizada nos impide adoptar la decisión.

¿Qué hacer en ese caso? Comencemos por reflexionar, para decidir hasta qué punto esa creencia es tan arraigada que nos define esencialmente como individuos.

Muchos de nuestros prejuicios son residuos de creencias inculcadas por seres que nos fueron importantes en tiempos pasados, y que, no siempre son reflejos actuales de nuestro sistema real de valores.

En ese caso, desprendámonos del lastre, y configuremos un régimen propio, coherente con nuestras convicciones reales, y, uno, que nos permita ser más felices y equilibrados.

Las personas que han conseguido efectuar grandes y satisfactorios cambios en su vida, lo han hecho a costa de romper hábitos y creencias (suyas o ajenas) que les impedían evolucionar en la dirección deseada.

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Mujer con pescado por sombrero por Pablo Ruiz Picasso

Es frecuente que la idea motora del cambio sea una obsesión o una convicción profunda que permanecía aletargada esperando el momento para emerger. Pero no siempre es así. La creatividad de la psique humana es insondable, y una persona pensando y reflexionando puede llegar muy lejos si se lo propone.

Cambiar es distintivo de personas inteligentes y creativas

Nuestra vida y nuestra personalidad las vamos construyendo cada día, y un asunto tan esencial no podemos dejarlo en manos del azar ni de la voluntad de otras personas.

  • Reflexionemos sobre lo que no "nos llena" de cómo somos. Esbocemos una lista mental de cosas a mejorar, comenzando por las importantes.

  • Permanezcamos atentos a lo que nos pasa. Cada situación requiere una respuesta específica; cada deseo y cada sueño, también.

  • Analicemos las situaciones nuevas y estudiemos las ventajas e inconvenientes de las decisiones que podemos adoptar ante ellas.

  • Una vez meditada suficientemente la decisión, si decidimos cambiar, hagámoslo. Escuchemos a quienes se oponen, pero decidamos en libertad.

  • El miedo al cambio siempre acecha: prestemos atención a los pensamientos constructivos y positivos, no a los negativos

  • Si estamos convencidos de la necesidad del cambio y no nos vemos capaces de hacerlo solos, solicitemos ayuda a profesionales calificados.

  • Seamos conscientes de que un cambio de rutinas o de manera de pensar supone un esfuerzo y entraña algún riesgo emocional o pérdida emocional.

En resumen

Cambiar es un ejercicio que nunca debe de cesar en el curso de nuestras vidas.

Porque renovación y cambio es la piedra angular del proceso adaptativo de la supervivencia.

Fin de la lección.

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La Ollokonda por Santi

Bibliografía

  • Larocca, FEF: El Espejo, la Autoestima y las cirugías en monografías.com

  • Larocca, FEF: Trauma, Entropía y las Reacciones Aniversario: un Estudio en monografías.com

  • Larocca, FEF: La Importancia de Entretejer la Historia Personal: El Hechizo Fascinante de la Coherencia del Ego en monografías.com

  • Larocca, FEF: Crisis Existencial en monografías.com

  • Larocca, FEF: Psicoanálisis: Crisis Existencial en mailxmail.com

  • Larocca, FEF: Encontrarse a uno mismo en monografías.com

  • Larocca, FEF: Nido Vacío: La Liberación de los Padres en monografías.com

  • Larocca, FEF: Codependencia, ¡Nunca Más!: El Caso de Miriam en monografías.com

 

 

Autor:

Dr. Félix E. F. Larocca