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Para poner fin a las drogas: ¡Legalícenlas!

Enviado por Felix Larocca


  1. El Padre Blas Valera Pérez
  2. El problema de las drogas y su control
  3. La obesidad y las drogas
  4. Dos drogas
  5. El estómago se comunica con el cerebro, "su amo y señor"
  6. El azúcar como droga
  7. Entra el estómago en el escenario
  8. ¿Qué sucede cuando nos habituamos a "comer por placer"?
  9. En resumen
  10. El fracaso de la llamada "guerra contra las drogas"
  11. Las drogas, el azúcar y la obesidad: Trilogía adictiva
  12. Bibliografía

"¿Por qué razón el uso de ciertas sustancias y actividades que proporcionan placer resultan, en algunos individuos, en el abuso o en la adicción a las mismas? y ¿Por cuáles mecanismos, tales las sustancias, causan la dependencia?

"La causa de este fenómeno se comprende mejor si se entienden los mecanismos que rigen la epigénesis, donde claramente, pulsiones instintivas encuentran su expresión sin cambios en la estructura del ADN". FEFL en La epigénesis y el sistema de la recompensa del cerebro en las adicciones.

"La coca protege el cuerpo de muchas dolencias. Y nuestros médicos usan la forma pulverizada para reducir las inflamaciones de las heridas, para fortalecer los huesos rotos, para expulsar lo frío del cuerpo o para evitar su entrada, y para curar heridas podridas o llagas que están llenas de gusanos. Y, como si no hiciera tanto lo que hace por enfermedades externas, ¿no será posible que su virtud singular tuviera un efecto mayor en las entrañas de quienes la comen?" Padre Blas Varela (1609).

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El bebedor de absenta por Pablo Ruiz Picasso

El Padre Blas Valera Pérez

Hijo del capitán español Luis Valera y de doña Francisca Pérez, realizó sus primeros estudios en Trujillo y los prosiguió en Lima. Ingresó como novicio en la Compañía de Jesús en 1568 y fue posteriormente ordenado en el Cusco en1574. Dados sus conocimientos de quechua, participó en las misiones que los jesuitas habían establecido en Huarochirí, importante centro prehispánico de culto que a principios del siglo XVII fue escenario de la más intensa campaña de extirpación de idolatrías, llevada a cabo por Francisco de Ávila.

Valera era un caso espacial en aquellos tiempos: era un mestizo bilingüe y letrado de primera generación. Se le encargó la compilación de noticias sobre la civilización prehispánica, pero las sospechas que levantaron sus simpatías hacia la cultura inca hicieron que la Compañía cerrara el acceso de mestizos en la orden y supusieron una opinión negativa de él. (Para seguir leyendo: http://es.wikipedia.org/wiki/Blas_Valera).

Aparentemente, el clérigo entonces, reconocía, el valor de las drogas como cuchillos que — como tantas sustancias beneficiales — fueran armas de dos filos.

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Adictos por Degas

El problema de las drogas y su control

En los años 1969, el Honorable Juez Noah Weinstein presidía en la Corte para Juveniles del Condado de la Ciudad de Saint Louis, cuando yo era consultante psiquiátrico de esa institución. En aquel entonces, tuvimos la oportunidad de evaluar un joven universitario de 17 años que había sido referido a la corte por tener en su posesión 2 gramos de marihuana.

De ser juzgado culpable, por una corte de la ley, el joven, y meritorio estudiante, sin récord de transgresiones legales, confrontaba penalidades severas:

Expulsión de la universidad, y ser condenado por un delito por el cual debería servir un período de encarcelamiento.

Nos costó mucho trabajo sacar el ingenuo estudiante de su predicamento.

Prosiguiendo

Las drogas, como las caracteriza el prestigioso Ronald Siegel en su obra Intoxication, representan, en sus efectos alterantes de la mente, "el cuarto instinto animal".

Veamos la razón

Como hemos descrito en otras lecciones, los seres humanos no son los únicos seres vivos que se regodean con el uso de sustancias estupefacientes, las que, en nuestras sociedades modernas, han sido criminalizadas por casi todo gobierno.

El hecho de que sean ilegales, no impide que su uso continúe creciendo aún en países represivos, como Irán y Nord Corea, y que, en los Estados Unidos, — a pesar de los miles de millones de dólares malgastados anualmente para limitar su producción, distribución y posesión — en lugar de menguar, su consumo sigue incrementando, como asimismo acrecienta la obesidad, cuyo modo de comienzo y persistencia, muchas de estas sustancias adictivas igualan.

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Esnifando cocaína

La obesidad y las drogas

El distinguido senador norteamericano, Edward M ("Ted") Kennedy (1932-2009), ya confinado a una silla de ruedas, y, mientras agonizaba en los días finales de una vida tan conflictiva como extraordinaria, plena de eventos exitosos, mantuvo una dieta que, a sus médicos, inquietaba.

Consistía de galletitas dulces, pasteles, y helados de tres sabores, los que consumiera sin cesar.

Murió siendo obeso

Quizás comiera, del modo como lo hiciera, para aprovecharse del efecto en las endorfinas, que resulta del uso de esa droga legalizada que llamamos el azúcar refinado, o sacarosa (C12H22O11), o quizás lo hizo para paladear, en lo que le quedara de vida — complaciendo sus pulsiones — los deleites que acompañan la satisfacción del instinto que a todos nos impulsa a comer, y que nos recompensa con el placer que normalmente, se asocia, a este acto.

Kennedy fue víctima de un tumor maligno del cerebro que la arrebataría la vida en quince meses.

Dos drogas

Dos drogas: una legalizada y ampliamente distribuida, con uso aceptado y "recetada" por todos, incluyendo para niños de todas las edades. La otra demonizada, criminalizada, y reprobada en su consumo, hasta el extremo de poner en peligro la estabilidad económica y el equilibrio social de muchas naciones que la prohíben.

La fórmula química de la cocaína es C17H21N04. La del azúcar de mesa o sacarosa, ya la conocemos.

Ambos compuestos actúan con empujes distintos en los centros de la recompensa cerebral. La diferencia entre ellos siendo una de intensidad y no de mecanismo de acción, ya que para los dos el proceso metabólico es el mismo. (Véase: El cerebro hedonista, el cerebro adicto… en psikis.cl y en monografías.com).

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Fumando marihuana

El estómago se comunica con el cerebro, "su amo y señor"

El estómago, órgano de la nutrición, representa el primer eslabón en la cadena de eventos que nos vinculan con la mujer que nos dio la vida. Lo que tiene lugar por medio de una sinfonía endócrina que forma parte de un complejo hormonal que involucra todos los sentidos y que, asimismo posee influencias psicológicas.

Lo que logra a través del efecto en el cerebro del consumo de la leche del seno materno.

La leche del seno materno, que tomáramos cuando éramos recién nacidos, es de donde proviene nuestra afinidad por lo dulce, porque el azúcar que contiene actúa, liberando en el cuerpo, sustancias naturales, conocidas como las endorfinas (entre otras) que actuando, como la morfina, producen placer.

La leche humana, en su constitución, abunda en lactosa. Un azúcar que la mayoría de los miembros de nuestra especie cesan de poder digerir después del destete. Teniendo que ser así, adaptativamente, porque ésta resultaría difícil de procurar en nuestro hábitat primitivo. Pero una secreción que, mientras persiste, se comporta como contraceptivo natural para la mujer lactante. Detalle, este último, que la hace tan deseable para mantener su producción continuada por parte de la madre, luego de parir.

El azúcar, por las razones antedichas, se torna en sustancia codiciada, como también las son todas aquellas que, en su metabolismo, se comportan de manera similar.

Este es el mismo efecto que ejercen todas "las drogas" de recreación: la cocaína siendo la inculpada mayor.

El azúcar como droga

Como comestible y como sustancia de mercadeo, el azúcar de mesa, goza de una historia tan controvertida como desastrosa.

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Enteógenos en la historia

Para cosechar la caña de azúcar desde donde ésta proviene, los colonizadores recurrieron a la trata de esclavos africanos, dejando en su huella una leyenda de deshumanización sangrienta, en la que las iglesias cristianas participaron en todos sus aspectos, negativos y, ocasionalmente, positivos. (En este espacio, rindamos homenaje a la memoria del compasivo Padre Las Casas [1474-1566]).

Como "alimento", el azúcar, asimismo deja mucho de ser deseado. Resultando en que se listen más de cien razones para evitar el consumo de este polvillo blanco, que sólo acarrea consigo "calorías vacías" y cuyo uso, en la manera que acostumbramos, resulta en la gordura. (Véase: El azúcar y sus efectos (no tan dulces)… en monografías.com).

Entra el estómago en el escenario

El estómago, mientras el bebé todavía carece de la capacidad del enfoque visual y sólo posee rudimentos de pensamiento imprecisos, ha "conversado" con el cerebro del futuro recién nacido desde la vida intrauterina.

Estas actividades lo preparan para informarle al cuerpo, por medio de sensaciones penosas y desagradables, cuando es que hay que reabastecerlo con alimento. Como asimismo, cuando esta meta se alcanza, le indica que puede abandonarse a la serenidad paradisíaca de la próxima siesta.

La necesidad y su satisfacción, pronto cimentan el nexo natural y neural que existe entre la mamá y su bebé.

De acuerdo a las teorías de Erik H. Erikson, este primer paso en el desarrollo infantil, cuando es completado en su cabalidad, resulta en el potencial para un progreso psicosexual harmonioso.

Erikson lo llamó la Etapa de la Confianza Básica.

La comida y el sexo

Debido a sus efectos físicos, a su necesidad ineludible, y a sus goces asociados. La comida, en muchos casos, y la actividad sexual, en el suyo, se han convertido — independientemente — no sólo en instintos, sino que se han transformado en fuentes de placer sensorial lejos de toda función adaptativa.

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Dios del peyote

Ambas actividades, esenciales para la supervivencia, fueron conformadas por la selección natural para auto-regularse. Ambas eran influenciadas de manera recíproca por la retroalimentación mutua entre nuestro organismo y los ecosistemas en que viviéramos, y ambas surtían sus efectos deseados de acuerdo a las posibilidades de ser exitosas.

Por ejemplo, el estado nutricional representa un factor de importancia crucial antes de que la pulsión sexual se haga aparente. La ausencia o presencia de peligros de entorno también influyen en esta última, como también participan mecanismos psicológicos en su expresión.

Pero, con la alimentación la situación difiere, ya que, en el pasado remoto, la energía que las comidas proveían, apenas bastaban para suplir el 20% de todas las calorías consumidas que el cerebro exige. Y para, de inmediato, tener que repartir, el excedente de alimento entre los demás órganos, para la realización eficiente de todas las actividades fisiológicas y — cuando las circunstancias lo requirieran — para surtir la mujer embarazada con las cantidades extraordinarias de calorías necesarias durante la gestación, la lactación y la crianza de la prole.

De lo antedicho, se colige, sin ninguna dificultad, que un superávit de calorías, destinadas a ser acumuladas como gordura en nuestro cuerpo, sería una condición extraordinaria y beneficiosa a la vez.

Por ende, acumulábamos de peso, pero, lo hacíamos, siempre y cuando, las ocasiones extraordinarias lo permitieran…

Porque, cuando estas circunstancias existieran, debido a la carestía en que viviéramos, y debido a nuestras condiciones precarias, lo poco que se acopiara en el cuerpo se pondría de inmediato, a buen uso, disipándose en un lapso mínimo de tiempo.

Por la última razón, el sobrepeso que acarreáramos no persistía por largo tiempo…

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Sinestesia

Hoy, las condiciones han cambiado, mientras que la selección natural ha permanecido impávida.

Como resultado, y con la complicidad entusiasta de las industrias de fast food, nuestro género ha logrado — consumiendo comidas ricas, hechas artificialmente sabrosas, y suministradas en cantidades desproporcionadas — engordar al extremo, de crear una crisis mundial de magnitudes, literalmente, exageradas.

¿Qué sucede cuando nos habituamos a "comer por placer"?

Marco

Marco, director de un prestigioso preescolar, nos sirve como ejemplo.

En su juventud, este hombre había contemplado ingresar al seminario para dedicarse a una vida monástica, pero, cuando su papá muriera en un accidente automovilístico todo cambiaría. Siendo el mayor, y el único varón de tres hijos que sus padres procrearan, decidió administrar, por un tiempo, el exitoso restaurante del que la familia viviera en una ciudad del medio oeste norteamericano.

Más adelante, cuando sus hermanas y esposos se unieron al negocio familiar, Marco reanudó los estudios, graduándose con honores en la pedagogía a la que se dedicó.

En su juventud, este hombre de ascendencia mediterránea, siempre fue regordete, pero a los treinta y cuatro años, cuando desposara a Marianna, esta engordó mucho, después de cada una de sus tres embarazos, y así lo hizo él.

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Cerebro adicto

Los tres niños seguirían el ejemplo de sus padres y, muy pronto, todos comenzaron a dietar.

Ponerse a dieta, al principio fue actividad poco seria, ya que las restricciones impuestas por el régimen seguido nunca se observaban estrictamente, omitiéndose en ocasiones "especiales" de las tantas, que, ellos mismos, con frecuencia, inventaban como excusas.

La situación que hizo que estos padres reflexionaran, fue cuando descubrieron que la hija menor, de catorce años, en preparación para la celebración de sus "quinceañeros", no pudiendo perder las libras ansiadas, desarrolló comportamientos bulímicos que, siendo de mucha seriedad, requirieron una hospitalización extendida.

Marco, pesando unas trescientas libras y Marianna, unas doscientos cincuenta, no parecerían candidatos adecuados para los sistemas comerciales de perder de peso. Los que todos, como familia, ya habían "tratado" sin éxito significativo o duradero.

Ambos consideraron las cirugías de reducción del estómago, las que descartaran porque se enteraron de la muerte, en el quirófano, de un amigo cercano.

Complicación, esta última, que es infrecuente en las gastroplastías.

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Comunicación entérica cerebral

Para describir su manera de comer, Marco expresó lo siguiente:

"No, no es que tengo hambre. Ese no es mi problema. Mi problema es que estoy obsesionado con la idea misma de comer

"Cuando me levanto en todo lo que pienso es en la próxima merienda o en la próxima comida

"De noche, luego de haber cenado una cantidad abundante que me satisfizo, me siento a ver la tele y pienso en lo que comeré antes de acostarme

"Entonces, me digo a mí mismo, que cómo puede ser así. Que soy una persona racional, que voy a terminar comiendo el equivalente de otra comida completa, aunque no tengo el hambre ni la necesidad de hacerlo".

Este fenómeno es uno de los que usamos para ilustrar el hecho de que la comida como actividad, y comer, como función, son mecanismos que están arraigados en distintos sistemas cerebrales que yacen fuera de todo control racional.

Sabemos, examinando la literatura pertinente, que ganar de peso, y la ingesta que creemos lo provoca, no se relacionan ni de manera causal ni de manera recíproca.

Además reconocemos, que los sistemas reguladores y homeostáticos-hipotalámicos, funcionan independientes, y a su manera propia, mientras que nuestros sistemas ejecutivos que residen en las áreas prefrontales del cerebro — a pesar de que el juicio y la razón lo oponen — ordenan que comamos sin que este acto se relacione con la satisfacción de nuestras necesidades nutritivas, basadas en lo que se requiere para sobrevivir.

Ejemplos abundan de personas que nunca pueden adelgazar y de otras que, a pesar de todo lo que tratan — y, si es que logran hacerlo — sólo lo hacen para recuperar el peso perdido de inmediato.

Ted Kennedy fue un hombre cuya vida estuvo atormentada por las muchas tragedias que lo visitaran. Tragedias que, a muchos los hubiesen aplastado. Pero que en su caso nunca fue así.

Lo que ninguna vez pudo lograr, este hombre de vida pública extraordinaria, fue deshacerse del peso excesivo que, como castigo arrastrara, durante las décadas finales de su vida.

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Hormiga intoxicada

En resumen

Nuestros propósitos al publicar este artículo

En esta ocasión hemos utilizado este espacio para ilustrar cómo, a menudo, las comidas rápidas, y el azúcar en particular, pueden actuar como si fueran drogas, en nuestros organismos.

Los criminales que a todos inician a las substancias ilícitas, bien saben, que las dependencias que comienzan en la flor de la juventud son las más difíciles de desarraigar, y, entonces: ¿qué comienzo más temprano puede una droga tener, que el provisto por la manera liberal conque enseñamos a nuestros hijos a comer el azúcar y al consumo de los fast foods?

En mi artículo Guerras contra las drogas, indico que el prestigioso experto en la drogadicción, Ronald K. Siegel, nos dice que la intoxicación es la cuarta pulsión que nos controla.

El fracaso de la llamada "guerra contra las drogas"

Las naciones del mundo civilizado, de una u otra forma, han venido combatiendo, el abuso y distribución de ciertas sustancias que se conocen como "drogas".

A pesar de los cientos de miles de personas que han sido encarceladas — sólo en los Estados Unidos — y del enorme número de muertes colaterales que los suplidores que las ponen a nuestra disposición ocasionan, el problema permanece irresuelto y, por admisión de las autoridades, irresoluble.

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Comidas adictivas

El fracaso de la guerra contra las drogas ha llevado a algunos de sus proponentes más decididos, especialmente de Europa y América Latina, a concluir que el enfoque actual, que consiste en penalizar y encarcelar a la gente para limitar su uso, no ha dado resultados.

Un nuevo enfoque pondría más énfasis en la legalización y en la educación pública y el tratamiento de los adictos, y menos en la persecución de los campesinos que cultivan coca y el castigo de los consumidores de drogas para uso personal. Eso sería un paso en la dirección correcta. 

La legalización no sólo eliminaría a los delincuentes, sino que transformaría las drogas de ser un problema de ley y orden en un problema de salud pública, que es la forma en que deben ser tratados

Los gobiernos tomarían la iniciativa de regular la calidad y la venta de drogas — como hacen con el alcohol y el tabaco — utilizando los fondos para educar al público sobre los riesgos del consumo de estupefacientes y otras sustancias similares de recreo y para tratar la adicción.

La venta de drogas a menores de edad debe permanecer prohibida, y la restricción en el consumo del azúcar debe de ser inculcada por medio del ejemplo y la instrucción. (Para leer más: http://www.midieta.com/es/noticias/cient%C3%ADficos-comparan-al-az%C3%BAcar-con-el-alcohol).

Diferentes fármacos contarían con diferentes niveles de impuestos y regulaciones para desalentar el mercado negro, los asesinatos entre "carteles", y legalizar asimismo, la prostitución a la que muchos recurren para mantener sus hábitos. 

Para implementar este tipo de programa, la parte difícil viene de los países consumidores, donde la adicción es una batalla política de enormes proporciones.

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Simplemente letal…

Prevemos que en la ejecución de este plan, un sinnúmero de padres estadounidenses podrían aceptar que la legalización sería la respuesta correcta para los pueblos de América Latina, Asia y África, sino que incluso podrían ver su utilidad en la lucha contra el terrorismo

Sin embargo, para ellos, no sería la solución deseada para sus propios hijos, aunque las repercusiones finales de los años de la Prohibición (1919-1933) los contradigan.

Las drogas, el azúcar y la obesidad: Trilogía adictiva

Entonces, ¿por qué — como aconseja The Economist, si muchos comen como si lo comido fueran drogas adictivas, porque haciéndolo así satisfacen las mismas urgencias del cuerpo que las drogas satisfacen — no legalizamos el uso de todas las drogas: las comidas sobrecargadas de calorías grasas, los azúcares, y las comidas rápidas entre ellas, para así poder regular su consumo?

Una idea que, considero, puede gozar de algún merito.

Fin de la lección.

Bibliografía

  • Larocca. FEF: La Epigénesis y el Sistema de la Recompensa del Cerebro en las Adicciones en monografías.com

  • Larocca, FEF: Los Efectos Extraños de las Endorfinas en monografías.com

  • Larocca. FEF: Guerra Contra las Drogas… en monografías.com

  • Larocca. FEF: El Cerebro Hedonista, el Cerebro Adicto en monografías.com

  • Larocca. FEF: Neuroadicción y la Neurofisiología del Cerebro en monografías.com

  • Larocca. FEF: Los Enteógenos el Chamanismo y los Estados de Conciencia Alterados… en monografías.com

  • Larocca. FEF: La Obesidad los Microbios y la Agonía de ser Obeso en monografías.com

  • How to Stop the Drug Wars en The Economist http://www.economist.com/node/13237193

Para recursos abundantes acerca del tema de las drogas por este mismo autor: http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=drogas%20larocca

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Dorothy en el campo de las adormideras en El Mago de Oz

 

 

Autor:

Dr. Félix F. F. Larocca