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La Condición Masculina (página 3)

Enviado por fernandoavaro


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Análisis de los datos suministrados por los cuestionarios

Para expresar los resultados obtenidos del análisis de la información se considera apropiado hacerlo confrontando lo manifestado por los distintos grupos muestrales en cada una de las áreas que conformaron el cuestionario. De esta manera se logrará tener una mejor perspectiva de la opinión que cada sexo tiene acerca del significado de ser hombre, así como también se podrán apreciar las diferencias que existen de acuerdo a las diferentes edades de los encuestados.

Características que describirían a los hombres en general.

Para comenzar, se estima pertinente realizar una descripción comparativa acerca de aquellos ítems con los cuales cada grupo acordó y desacordó en mayor medida. Logrando así conocer cuáles son las características que consideran como más y menos representativas del género masculino.

En el caso de los hombres, tanto los menores como los mayores de 40 años, coinciden en que la principal característica general de ser varón es que Evitan que se les note el miedo. En situaciones extremas permanecen "fuertes". Tal como lo plantea la afirmación, los sujetos encuestados reconocen que en situaciones "difíciles" sienten miedo, pero se esfuerzan por permanecer fuertes, ocultando o disfrazando sus verdaderos sentimientos. Esta enunciación se corresponde con lo planteado en la introducción de este trabajo, donde se postuló que de acuerdo a los mandatos sociales, los varones no deberían manifestar debilidad física ni emocional. Frases "tradicionales" como: "…los hombres no lloran…" o "…a golpes se hacen los hombres…" son reflejos de aquellas expectativas. Ahora bien, también debe aclararse que el intento de los varones, para mostrarse de una manera diferente a la que se sienten, no es del todo exitoso, ya que ambos grupos de mujeres interrogadas también coinciden con aquella afirmación, seleccionándola como la principal distinción de los hombres.

Asimismo los varones señalan otros dos aspectos como los más intrínsecos de la condición masculina en general, ellos son:

  1. Son muy sociables. Tienen muchos amigos.
  2. Son muy trabajadores. Dedican gran parte del día a lo laboral.

Pudiendo la elección de este último ítem estar relacionada con lo que plantean Guillermo Vilaseca y Delly Beller, quienes en su artículo Acerca de lo femenino y lo masculino afirman que "en el modelo tradicional, sobre el varón recae la responsabilidad de ser el "proveedor económico", con sus exigencias de racionalidad, eficacia, éxito, producción." Es decir que podría hipotetizarse que al menos una parte de las motivaciones que llevan a los hombres a dedicar gran cantidad de horas a cuestiones vinculadas con el ámbito laboral, estarían relacionadas con ésta responsabilidad de ser el principal proveedor económico de la familia. Esto también se ve confirmado a través de un alto porcentaje de acuerdo con el ítem que hace referencia a tal tópico en el área de las obligaciones exclusivas de los hombres y en el cual hubo un grado de aceptación cercano al 80 % en el caso de los varones y del 60% en el caso de las mujeres.

Retomando las definiciones generales acerca del significado de ser varón, puede apreciarse otra coincidencia entre los sexos, ya que ambos grupos de mujeres manifiestan una alta adherencia (80% mujeres jóvenes, 74% mujeres mayores) al ítem mencionado anteriormente, acerca de que los varones dedican gran parte del día a lo laboral. Nuevamente, se considera apropiado atribuir hipotéticamente, esta tendencia al "modelo tradicional" planteado por Vilaseca y Beller, descrito anteriormente.

A su vez, otro ítem que presenta una alta cantidad de respuestas positivas, es el que afirma que los hombres no pueden estar solos. En éste caso las mujeres vuelven a acordar en el orden del 80%, mientras que en el caso de los varones, los pertenecientes al grupo de menor edad, reducen levemente ésta cifra, alcanzando un 73% de acuerdo con el postulado. Por su lado, los hombres de edad más avanzada, poseen una opinión más dividida al respecto ya que solo el 57% acuerda con el enunciado. Siguiendo al escritor Sergio Sinay, se podría afirmar que el reconocimiento por parte de la mayoría de los encuestados, de la dificultad con que tropiezan los varones en los momentos de soledad, estaría relacionado con el hecho de que éstas situaciones suelen asociarse con la serenidad, con el confrontarse con uno mismo y discriminar las propias sensaciones, necesidades y sentimientos. Todas cuestiones vinculadas profundamente con la quietud, mientras que para los hombres es prioritaria la acción, quedando de lado aspectos relacionados con la introspección.

Un ítem que posee cierta vinculación con el anterior, es aquel que señala que Son individualistas. Les cuesta pedir ayuda a los demás. Probablemente la "lógica" indicaría que si a los hombres no les es grato estar solos, no tendrían mayores dificultades en solicitar ayuda a alguien en caso de necesitarla, evitando de esta manera tener que resolver el conflicto en soledad. Ésta hipotética afirmación, parece cumplirse para el 60% a 67% de los hombres encuestados ya que se manifiestan a favor de tal aseveración, mientras que las mujeres, cuyas respuestas oscilan entre el 77% y 87% en favor de lo propuesto por el ítem, sostendrían que a pesar de no poder estar solos, a los varones les cuesta pedir ayuda a los demás, prefiriendo resolver los problemas por sí mismos. Desde el punto de vista teórico, éste aspecto está claramente relacionado con la primera de las características propias del proceso de construcción de la identidad masculina que plantea Lozoya Gómez. Éste autor, postula al Aislamiento como una de las claves de la educación masculina. "Desde pequeños a los varones se les enseña que si son hombres, tienen que poder arreglárselas solos. Este recurso tiene como contrapartida hacer más dolorosa cualquier angustia por el hecho de no poder compartirla. Es frecuente en los hombres, la sensación de no poder o no saber compartir:"

Cambiando la dirección del análisis, se considera oportuno mencionar aquellas características que fueron identificadas por los encuestados como las menos representativas del género masculino en términos generales. El principal aspecto no reconocido en los hombres fue que Son más prácticos y eficientes que las mujeres. Dicho ítem sólo obtuvo un porcentaje medianamente elevado (70%) en el caso de los varones menores de 40 años, mientras que en el resto de los encuestados los valores obtenidos fueron los siguientes: en los varones mayores 53 % a favor, en las mujeres más jóvenes 26% y en las mujeres mayores 17%. Cabe aclarar que al momento de la administración de los cuestionarios, fue muy recurrente el comentario acerca de que los hombres son más prácticos, pero no más eficientes, motivo por el cual los sujetos investigados sugirieron que hubiera sido más descriptivo dividir el ítem en 2.

Otro aspecto no reconocido por la mayoría de los encuestados, es que Son dependientes. Siempre consultan antes de tomar una decisión. Dicho ítem solo llegó al valor de 50% en el caso de los varones mayores, mientras que en el resto de los sujetos tuvo porcentajes próximos al 40%., pudiéndose observar una correspondencia entre ésta característica y la explicitada más arriba, Son individualistas. Les cuesta pedir ayuda a los demás.

Finalmente, ninguno de los ítems restantes alcanzó un porcentaje suficientemente elevado como para ser considerado una característica representativa de los hombres o como algo con lo cual no se los identifica. Es decir que son aspectos que en mayor o menor medida forman parte de la identidad masculina, sin llegar a destacarse en el sentido positivo o negativo.

Estos ítems son:

No se detienen en detalles, Son poco demostrativos de sus emociones, Quieren ganar siempre, Consideran que el fracaso condiciona su hombría, Exhiben su masculinidad con actos de coraje, audacia, intrepidez, bravura, y poderío y no demuestran debilidad física ni emocional.

Características que describirían a los hombres desde lo físico.

Con respecto al cuerpo de los hombres, en primera instancia hubo un acuerdo generalizado entre los distintos grupos encuestados, en relación al ítem que menciona que los varones Tienen un cuerpo más grande y musculoso que las mujeres. Alrededor del 90% de los sujetos indagados coincidió con la afirmación. A su vez, entre los postulados que sostienen que Son descuidados con su estética, pero se preocupan por su salud, y que Son descuidados con su salud, pero se preocupan por lo estético, se apreció una adecuada correspondencia ya que en el primero las respuestas de los hombres menores de 40 años, y de ambos grupos de mujeres fueron bajas en el grado de acuerdo, y en el segundo ítem ocurrió lo contrario. Mientras que los varones de mayor edad, mostraron una clara preferencia por la salud sobre lo estético, tanto en uno como en otro apartado. Probablemente ésta tendencia se deba a las complicaciones obvias que surgen como consecuencia del paso del tiempo.

Curiosamente en el ítem que menciona que Son más fuertes y resistentes que las mujeres, no se apreció ningún porcentaje por encima del 50% de acuerdo, ya que si anteriormente los encuestados habían afirmado que los hombres tienen un cuerpo más musculoso, se esperaban números más elevados para ésta característica. De esto, podría hipotetizarse que tanto hombres como mujeres consideran que la fuerza y la resistencia física, no dependen de forma directa, del volumen muscular, sino que más bien estarían ligado a factores actitudinales o inherentes a la personalidad particular.

Por último, en relación al apartado que postula que en los varones Predominan los movimientos planificados sobre los espontáneos, se apreciaron repuestas mayormente próximas al 50%, exceptuando a las mujeres mayores, que acordaron en un 73% con el ítem. Lo cual hablaría de que para éste último grupo, los hombres tendrían un elevado control racional sobre su cuerpo que los llevaría a medir las consecuencias de sus comportamientos antes de realizarlos.

Características que describirían a los hombres desde lo emocional

Con respecto a la capacidad de sentir de los hombres, comparándola con la de las mujeres, quedó claramente graficado que la opinión de la gran mayoría de personas interrogadas se muestra en desacuerdo con la idea de que los varones Sienten menos cosas que la mujer y demuestran menos que ella, ya que consideran que Sienten las mismas cosas que la mujer y expresan menos que ella, argumentando que esto sucede porque Temen demostrar todo lo que les pasa, ya que si lo hacen pueden a ser considerados como "poco hombres". En primera instancia, el hecho de que se afirme que ambos sexos sienten por igual concuerda con lo plantado por el Dr. Juan Impallari quien afirma, como se mencionó el comienzo de éste trabajo, que "los niños recién nacidos, de ambos sexos tienen el mismo potencial y capacidad para "experimentar sentimientos, expresar una gama de sensaciones y desarrollar un repertorio de conductas." En segunda instancia, la no expresión de las emociones está relacionada con lo plantado por Sinay en su libro Misterios Masculinos, donde describe dos grandes razones que intentan explicar éste fenómeno. La primera causa está relacionada con la falta de estímulos y modelos a seguir desde la niñez. La segunda, "deriva del desigual reparto que se hizo de las emociones en una cultura que cree en los "masculino" y en lo "femenino" como si fueran datos genéticos y no construcciones culturales." Es decir que la mayoría de las emociones humanas han sido rotuladas como atributos o características propias de las mujeres, mientras que en los hombres solo hay una única emoción que se le permite, sin que se vea cuestionada su condición o identidad sexual: la ira. "Los hombres sentimos dolor, congoja, ternura, pena, tristeza, angustia, cansancio, vergüenza, incertidumbre, necesidad, desconcierto, inseguridad. Pero nuestra formación hace que cuando atravesamos cualquiera de esas emociones terminemos expresándola de una sola manera: como enojo. Si estoy triste me enojo, si estoy asustado me enojo", etc.

Características que describirían a los hombres desde lo social.

A nivel general, en la presente área de indagación se observó un grado de acuerdo considerablemente alto entre los grupos, ya que en todos los ítems los porcentajes se mantuvieron próximos entre sí. Por ejemplo en el apartado que postula que Socialmente el hombre tiene "permitidas" relaciones que en la mujer no son aceptadas de igual manera, las repuestas oscilaron entre el 77% y el 90% de acuerdo. Confirmando la existencia de la desigualdad jerárquica, expresada en la introducción de la presente investigación, y que acarrea asignaciones de valor, de rango, status y poder de cada sexo.

Con respecto a que El hombre es más racional que la mujer a la hora de establecer relaciones con otras personas. Analiza la situación antes de insertarse, las opiniones se encontraron ligeramente orientadas hacia el acuerdo, con porcentajes ubicados entre el 50% y el 63%. Lo cual indicaría, al igual que en el ítem que afirma que A los hombres les cuesta más relacionarse con mujeres, que a las mujeres con hombres, donde los porcentajes oscilan entre el 45% y el 50% de acuerdo, que las repuestas están distribuidas de una manera equitativa, sin que una orientación llegue a primar sobre la otra, hablando también de un una importante tendencia al acuerdo entre los sexos y entre las diferentes edades.

Por último, en el apartado que sostiene Tratan de resolver sus problemas solos, sin pedir la ayuda de nadie, aparecen respuestas cuyos porcentajes se ubican entre el 64% y el 70% acordando con lo planteado. Haciendo nuevamente referencia a lo postulado por Lozoya Gómez acerca del Aislamiento como una de las claves de la educación masculina.

Características que describirían las obligaciones exclusivas de los hombres.

Ser el sostén económico de la familia. Aproximadamente el 80% de los hombres indagados coincide con ésta afirmación, mientras que el 60% de las mujeres piensa de igual manera. Esto podría deberse a que los hombres responden o al menos intentan responder a una demanda que forma parte de un pasado donde las mujeres debían dedicarse con exclusividad a los quehaceres domésticos. En la actualidad, esa tendencia ha sido claramente revertida. A pesar de ello, los varones parecen tratar de conservar la función básica que socialmente los ha caracterizado generación tras generación.

Ser resistente físicamente. En éste ítem se produce una situación similar al anterior, ya que aproximadamente el 80% de los hombres está de acuerdo con lo planteado, mientras que el porcentaje de las mujeres es moderadamente inferior, llegando a 74% en las menores de 40 años y a 63% en las mayores. Nuevamente aquí se hipotetiza acerca de la posibilidad de que los varones estén respondiendo a demandas del pasado, donde la fuerza bruta y/o la resistencia física, prevalecían sobre la inteligencia. Actuando como si su cuerpo fuese solo una herramienta de producción.

Ser sociable. Llevarse bien con todas las personas. Se aprecia que los hombres reconocen en sí mismos ésta obligación, en mayor medida que las mujeres, quienes se muestran principalmente en desacuerdo.

Priorizar otros aspectos antes que su salud física. En los varones más jóvenes, así como en ambos grupos de mujeres, se aprecia un grado de acuerdo que oscila entre el 46% y el 53%, mientras que en los hombres mayores a los 40 años el valor asciende a 67%, marcando una tendencia que se corresponde con planteado por Juan Carlos Kreimer, quien sostiene que "en el mundo occidental el promedio de vida de un varón es entre siete y nueve años menor al de una mujer:" Atribuyendo éste hecho, entre otras razones, a una "negativa a atender la propia salud, no solo preventivamente sino también cuando son necesarios remedios y terapias." Sinay, afirma que éste fenómeno se produce debido a que para los hombres, estar enfermos equivale a ser vulnerables, débiles y dependientes.

Ser el responsable de la educación de los hijos. En el presente apartado se produce la mayor disyuntiva entre los hombres y las mujeres. Los primeros consideran en un 77% y 73% que ésta es una de sus obligaciones exclusivas, mientras que las segundas solo acuerdan en un 27%. Posiblemente esto se deba, al menos en parte, a lo descrito por Guillermo Vilaseca y Delly Beller, quienes plantean que así como sobre el varón recae la responsabilidad de ser el "proveedor económico", sobre la mujer  pesa el mandato de "ser madre", con sus requerimientos de afectividad, intimidad y disponibilidad. Así mismo se podría arriesgar que la diferencia en las repuestas dadas por uno y otro sexo, también se vio influida por diferentes interpretaciones de la misma afirmación. Probablemente los hombres, al leer que son los responsables de la educación de sus hijos, asociaron ésta responsabilidad con el hecho proveer los medios económicos o de otra índole, necesarios para garantizar la asistencia e sus hijos a la escuela. Mientras que las mujeres, podrían haber asociado la educación de sus hijos desde un sentido más general, abarcando el apoyo escolar, el cuidado emocional, la transmisión de la cultura, etc. Es por ello que al identificar tales características como exclusivas del rol materno, se expresaron en desacuerdo con el postulado.

Mantener a su pareja sexualmente satisfecha. Nuevamente se observa un mayor grado de acuerdo en los hombres (77% y 87%) que en las mujeres, quienes a pesar de presentar porcentajes inferiores (67% y 57%), acuerdan en su mayoría con la afirmación. A su vez el alto nivel de aceptación por parte de los varones, se corresponde con lo expuesto en la justificación de éste trabajo, donde se citó a Sinay y Santinelli, quienes en un taller de identidad masculina interrogaron a los hombres acerca de qué sienten que deben proporcionar a las mujeres, obteniendo como respuesta entre otras cosas "sexo, sexo, sexo." Esto puede comprenderse mejor, si se recuerda que la mayoría de los autores plantean que los varones ven al sexo como una manera de confirmar su identidad como hombres. "La adecuación sexual masculina es la combinación de ser como un roble que no siente nada y buscar sexo continuamente, buscar continuamente situaciones en las que reafirmen su masculinidad" De esta manera los varones deben ir demostrando permanentemente de qué son capaces. Cuáles fueron sus últimas conquistas en diversos ámbitos. Deben ir reafirmando su identidad frente a los demás, pero principalmente frente a si mismos.

Garantizar el bienestar y la seguridad de la familia. Los altos porcentajes otorgados por todos los grupos de encuestados, permiten reafirmar la idea de que los mandatos básicos que nuestra sociedad impone a los hombres, son el de proveer y proteger a quienes están a su alrededor. Lo cual muchas veces implica, como se mostró en los ítems anteriores, Dedicar gran parte del día a lo laboral, Priorizar otros aspectos antes que su salud física, Ser resistente físicamente, Tratar de resolver sus problemas solos, sin pedir la ayuda de nadie, Evitar demostrar todo lo que les pasa, para no ser considerados como "poco hombres", etc. etc.

No hay obligaciones exclusivas de los hombres. En el presente ítem se observaron reiteradas incoherencias por parte de los sujetos encuestados, ya que gran número de ellos asignó diferentes obligaciones exclusivas a los hombres, y luego acordó con el presente apartado. Éste fenómeno responde, en parte, al hecho de que los ítems no eran excluyentes entre sí, pero también se considera que forma parte de un doble mensaje existente en nuestra sociedad. Por un lado el pensamiento correcto en este comienzo de siglo, señalaría que no hay obligaciones o deberes exclusivos para uno u otro sexo, mientras a nivel de las actitudes, vínculos y vivencias reales, se observaría lo contrario.

Características que describirían a los hombres desde lo laboral

Notoriamente se puede afirmar que el postulado que sostiene que Si pudieran evitar trabajar, lo harían., no fue aceptado por la mayoría de los encuestados ya que los porcentajes de acuerdo rondaron entre el 20% y el 37%. Mostrando claramente que los hombres no pueden estar sin trabajar. Mike Leach sostiene que esto se debe a que para la mayoría de hombres en las sociedades occidentales, entrar al mundo del trabajo significa alcanzar la hombría, el rito de iniciación en el mundo público y productivo del hombre. Por lo tanto si pierden el trabajo, estarían perdiendo una parte importante de su esencia masculina.

A su vez, de acuerdo a los datos recogidos, los varones Son obsesivos, meticulosos, y muy exigentes con su trabajo., demostrando de esta manera que son buenos hombres, y que cumplen con las actividades que se esperan de ellos. Descartando, por supuesto la posibilidad de que En el trabajo no rinden todo lo que podrían rendir. Siempre buscan excusas para hacer lo menos posible.

En cuanto a la forma en que realizan su trabajo, la afirmación de que Compiten con los demás trabajadores, siguiendo la ley de "sálvese quien pueda", de acuerdo a lo manifestado, no forma parte de las conductas laborales de los cordobeses encuestados, quienes en su gran mayoría se mostraron en desacuerdo con el ítem.

Con respecto a que Muchas veces priorizan el trabajo, sobre las cuestiones familiares o de salud. Le dedican gran parte del día, las mujeres se mostraron de acuerdo, en mayor medida que los hombres, quienes parecen considerar que el tiempo que dedican a su trabajo no excede de lo normal. Este fenómeno es marcado por algunos autores como consecuencia de que algunos varones confunden lo que hacen con lo que son. Esto se apreciaría si al momento de preguntar ¿Quién sos? Se obtiene como respuesta: soy abogado, soy médico, soy ingeniero, etc. De esta manera se confunde actividad con identidad, obteniendo como resultado una conciencia monotemática, donde la única preocupación es el trabajo.

Si bien los porcentajes respectivos al ítem que postula que Buscan mostrar a los demás que el trabajo es una fuente de sufrimiento, no son demasiado elevados en ninguno de los grupos, se aprecia una leve diferencia por parte de las mujeres, quienes se muestran a favor de lo planteado.

Características que describirían a los hombres en relación a la sexualidad.

Solo alrededor del 30% de los varones interrogados Consideran que el impulso sexual es un instinto y que por lo tanto no lo pueden controlar, mientras que en las mujeres, los porcentajes son del 60% en las más jóvenes y del 44% en las mayores. Si se tiene en cuenta lo anteriormente planteado acerca de que los hombres, en alrededor de un 85%, manifiestan que tienen la obligación de mantener a su pareja sexualmente satisfecha, entonces es claro que la conducta sexual de éstos, no está regida por un instinto sino por la motivación de cumplir con una de sus "obligaciones".

Nuevamente las mujeres se muestran a favor de un ítem, en mayor medida que los varones, quienes en su mayoría no acuerdan en que ven al sexo como una manera de confirmar su identidad como hombres, ante ellos mismos y para ser mostrada a los otros varones.

Los cuatro grupos de encuestados coinciden en que los hombres Consideran al sexo como un ámbito en el cual no se puede fallar. Siempre deben mantener a su pareja satisfecha. Sinay, sostiene que esto se debe a que el sexo, es un terreno en el que florecen muchos de los miedos de los varones. Ya que numerosos mensajes que formaron parte de la formación masculina, insisten en que la hombría se mide por el rendimiento sexual de los hombres.

Finalmente, la noción de que los hombres Simulan en el amor para obtener sexo, no fue aceptada por los sujetos encuestados, quienes en el mejor de los casos se mostraron con porcentajes cercanos al 50% de acuerdo.

Características que describirían a los hombres desde la relación con la pareja.

Se aprecia una clara correspondencia en las respuestas brindadas por hombres y mujeres a los ítems que postulan que Se colocan en una posición o lugar superior a la mujer. Siempre hay algo que ellos hacen mejor que ellas y Establecen una relación igualitaria donde no hay actividades preestablecidas para uno u otro miembro. En el caso del primer apartado, el género masculino se mostró mayormente en desacuerdo, haciendo lo contrario con el segundo. Siendo el caso inverso el de las mujeres, quienes se mostraron fundamentalmente de acuerdo con el primer postulado. Diversos autores sostienen que ésta percepción femenina es acertada y que la desigualdad en el vínculo, planteada por los varones responde a una tendencia masculina a ejercer control sobre objetos y personas.

Alrededor del 65% de los hombres y el 75% de las mujeres interrogadas coinciden en que aquellos Se muestran más afectuosos en la intimidad. Rechazan las demostraciones de afecto en público. Este hecho podría relacionarse con que, como se ha mencionado en numerosas oportunidades, todo aquello que esté relacionado a las emociones y a los sentimientos forma parte de un campo que es considerado como exclusivamente femenino. Por lo tanto, los varones sentirían que si se exponen públicamente como sujetos afectuosos, estarían arriesgándose a que se cuestione su condición sexual. Lo que se considera, está íntimamente relacionado con el reclamo de las mujeres, acerca de que Tienen dificultad para demostrar lo que sienten por ella. Obteniendo éste ítem una mayor cantidad de respuestas afirmativas, por parte de los encuestados, que el postulado que sostiene que Les demuestran todo lo que sienten por ellas.

Como se ha manifestado anteriormente, el varón pasa gran parte de su día vinculado a cuestiones que están directa o indirectamente relacionadas con su trabajo, hace grandes esfuerzos por permanecer inerte frente a los contratiempos que enfrenta y así intenta reafirmar frente a los demás y sobre todo frente a sí mismo, que sigue siendo un buen varón. Por lo tanto no sorprende que la mayoría de los encuestados acuerde con la expresión, cuando se interroga acerca de que Cuidan menos que la mujer, el vínculo de pareja. Les preocupan otras cosas.

No resulta llamativo que los varones, al contrario de sus congéneres, se hayan mostrado fuertemente en desacuerdo con el ítem que afirma que Dependen de las mujeres para tomar decisiones, ya que si así fuera estarían reconociendo que no son independientes, que no saben o no pueden resolver las cosas por sí solos. Y como sostiene Sinay, no estarían cumpliendo con la consiga a través de la cual "se espera (lo esperan padres, hijos, esposas, novias) que un varón sepa resolver. Que conozca todas las variables" necesarias para solucionar las dificultades con las que se enfrenta.

Con respecto a los ítems que afirman que los hombres Son protectores y proveedores, por instinto natural, o que Son protectores y proveedores, por mandato social., se aprecia que el 80% del género masculino acuerda con el primer enunciado, mientras que sólo el 45% lo hace con el segundo. A diferencia del género femenino que se muestra a favor de ambos ítems con porcentajes que se aproximan al 65%.

Finalmente, ambos grupos de hombres se mostraron en desacuerdo con la idea de que Necesitan la presencia de una mujer dependiente, obediente, controlable, etc., para reafirmar su condición de hombre. Mientras que las mujeres, principalmente las de edad más avanzada, se mostraron altamente de acuerdo con la afirmación. Reflejándose de esta manera una correspondencia con lo expuesto en el marco teórico acerca de que el hombre necesita a las mujeres por muchos motivos, pero principalmente las necesita para que le devuelvan el reflejo de su propia identidad, es decir que le demuestren que ellas están para que ellos puedan sentirse completos.

Características que describirían a los hombres desde la relación padre e hijo.

Los sujetos más jóvenes, de ambos sexos, se mostraron en un 65% de acuerdo con la afirmación de que los varones en el vínculo padre e hijo Son más demostrativos que con su pareja. Mientras que los hombres y mujeres mayores, expresaron opiniones más divididas, ya que acordaron en un 50%. Una explicación posible a esta tendencia sería que los grupos más jóvenes estarían en la actualidad atravesando por la plenitud de su paternidad, lo cual los volvería más susceptibles a cuestiones relacionadas con esa temática, mientras que los grupos de mayor edad se encontrarían en el momento de reencuentro con la pareja, luego del abandono del nido por parte de los hijos.

En cuanto al tipo de vínculo que establecen con sus hijos, según el sexo de éstos, los hombres, especialmente los más jóvenes, se mostraron en desacuerdo con la idea de que Son más afectuosos con la hija que con el hijo, mientras que las mujeres respaldaron ésta afirmación con porcentajes próximos al 60%. A su vez se apreció una correlación en el ítem que postula que Son iguales de cariñosos con ambos, ya que los varones lo defendieron con porcentajes de 53% y 67%, mientras que en el género femenino bajó su índice de acuerdo.

Con respecto a los ítems que postulan que los padres Son los encargados de poner los límites a los hijos y que además Son los encargados de su recreación y diversión, obtuvieron un fuerte rechazo por parte de las mujeres quienes, a juzgar por sus respuestas, consideran a las cuestiones vinculadas con los niños, como un tópico exclusivo de ellas. Mientras que los varones indagados, se mostraron en ambos ítems a favor de lo afirmado, en aproximadamente un 65%.

Por último, los varones también reconocen que transmiten a sus hijos parte de sus deseos frustrados, ya que acuerdan con que Siempre les piden que terminen lo que ellos no pudieron terminar, o que sean lo que ellos no pudieron ser. En cuanto a las mujeres, si bien acuerdo también, lo hacen en menor medida, manteniéndose en un porcentaje cercano al 50%.

Conclusiones Finales

Luego de recabar los datos, analizarlos y exponerlos, puede afirmarse que los objetivos planteados para esta investigación, se alcanzaron satisfactoriamente. Ya que se logró acceder a la información esperada y los resultados cumplieron con expectativas previas.

Debido a que en el Análisis de los Cuestionarios se realizó una articulación de los principales ítems con el Marco Teórico, en esta sección se realizará una síntesis descriptiva que apuntará a clarificar y aunar las diferentes referencias estadísticas obtenidas previamente.

Cabe aclarar que aquí solo se expondrá una mirada de este fenómeno, la cual dista ampliamente de ser única y exhaustiva, ya que al tratarse de un tópico exclusivamente vinculado a cuestiones sociales, existen tantas perspectivas posibles como sujetos, dependiendo del propio modo de insertarse a la cultura. Queda a criterio de cada lector el posicionarse en determinada postura ante el imaginario social. Desde este trabajo se plantea una visión culturalista que exhibe una manera de abordar a este objeto de estudio, sin ser ésta exhaustiva ni excluyente de otras posturas a la problemática de la masculinidad.

Ésta investigación acuerda con Lozoya Gómez acerca de que, "lo masculino no es ninguna esencia. Ya que las características que solemos identificar como masculinas no son innatas, sino consecuencia de un proceso de socialización que pretende relaciones de dominación entre los sexos." Es decir que las relaciones de los géneros no están fundadas en una base biológica, sino que están insertas en la historia, en el contexto y en las relaciones entre el hombre y la mujer. Es claro que en ésta relación, el varón resulta privilegiado por pertenecer a un grupo dominante dentro de la sociedad, pero asimismo encuentra ciertos déficits y/o contraindicaciones derivadas de mantener esa posición. Pareciera que los hombres tienen todo el poder; sin embargo, de manera individual, ellos no se sienten poderosos. Socialmente se los rotula como un grupo de poder, lo que acarrea numerosas exigencias que justifiquen esa marca.

Como ha quedado expuesto, tales exigencias son mayormente compartidas por ambos sexos, lo cual permite refutar la hipótesis de que las opiniones respecto a lo que es ser varón presentan diferencias significativas en la medida que son expresadas por hombres y mujeres. Permitiendo suponer que los mandatos culturales, son traspasados de generación en generación, sufriendo mínimas alteraciones. Y son recibidos de igual manera por los dos géneros a través de la socialización. Produciendo, modelos a seguir provenientes de varias generaciones anteriores, donde el eje estaba conformado por la resistencia física y psíquica.

El hecho de que los modelos no se modifiquen sustancialmente con el paso del tiempo, también permite impugnar la premisa de que las personas del mismo sexo y diferentes edades, presentarían opiniones disímiles respecto a lo que es ser varón, influidas por los cambios culturales a los que son sometidas las nuevas generaciones. Ya que como se ha apreciado a lo largo del análisis de los cuestionarios, los sujetos más jóvenes de ambos sexos, mantuvieron opiniones similares a sus pares mayores, en la mayoría de los ítems.

Es de esta manera se concluye que los hombres pagan un precio elevado al intentar vivir según este modelo de masculinidad que reprime sus sentimientos, y genera incertidumbre, frustraciones y afecciones a su salud. Ya que según diversos autores, el poder asociado con la masculinidad dominante también puede convertirse en fuente de enorme sufrimiento y dolor, puesto que sus símbolos constituyen ilusiones imposibles de lograr. Ningún hombre es capaz de alcanzar tales ideales. Es por ello que se considera que las características que tradicionalmente sirvieron para definir a los varones, se estarían volviendo en contra de ellos.

A continuación se presenta un modelo que hace referencia al tipo de hombre reconocido por los sujetos indagados. Es decir que refleja al varón que perciben y describen la mayoría de las personas encuestadas. Dicho modelo se elaboró en base a la información recolectada, y conforma la síntesis nodal de la presente investigación.

Modelo de hombre reconocido:

Según la mayoría de las personas encuestadas el hombre que reside en la ciudad de Córdoba es alguien que en situaciones extremas permanece fuerte, dando apoyo y contención a los demás. Evitando manifestar miedo o alguna otra sensación que transmita inseguridad, debilidad o vulnerabilidad a quines lo rodean. Siendo reacciones como ésta, las que probablemente motiven la idea general de que sienten las mismas cosas que la mujer, pero expresan menos que ella, ya que si lo hacen pueden a ser considerados como "poco hombres".

También son considerados sujetos muy trabajadores ya que dedican gran parte del día a lo laboral. Ámbito en el cual son obsesivos, meticulosos, y muy exigentes. Motivo por el cual muchas veces priorizan el trabajo, sobre las cuestiones familiares o de salud.

A su vez estos hombres, aunque sostienen que no les agrada la soledad, y que tienen muchos amigos, se autodefinen como individualistas, ya que al tener que enfrentar dificultades, les cuesta pedir ayuda a los demás, buscando así resolver sus problemas solos.

Por otra parte, a nivel físico el varón cordobés es bastante despreocupado de nociones vinculadas a su salud, ya que la misma es postergada ante otros asuntos emergentes más superficiales, como lo estético o el trabajo, mencionado anteriormente. Esto hace suponer que se trata de un tipo de hombre más orientado hacia el afuera, que hacia lo relacionado con su propia persona. Es en éste afuera, en lo social, donde el hombre reconoce que tiene "permitidas" relaciones que en la mujer no son aceptadas de igual manera. Pero a pesar de ésta "ventaja" sobre sus congéneres, estos hombres se muestran cautelosos a la hora de relacionarse o de establecer nuevos vínculos, ya que la espontaneidad quedaría de lado, dando lugar a un análisis racional de la situación, antes de insertarse.

El hombre cordobés, como buen representante de su género, asume como propias, y trata de cumplir, muchas responsabilidades. Por ello considera que es su tarea exclusiva: Ser el sostén económico de la familia garantizando el bienestar y la seguridad de ésta, ser resistente físicamente, ser sociable, ser el responsable de la educación de los hijos y mantener a su pareja sexualmente satisfecha. Siendo éste último aspecto, un ámbito en el cual, el sujeto en cuestión, considera que no se puede fallar.

Continuando con el vínculo de pareja, los hombres sostienen que establecen una relación igualitaria donde no hay actividades preestablecidas para uno u otro miembro, manteniendo un lazo basado en la igualdad de condiciones. Además, estos varones reconocen ciertas dificultades en el terreno afectivo, ya que sostienen que no pueden demostrar todo lo que sienten por su pareja. Así mismo, prefieren reservar las expresiones o manifestaciones afectivas, para momentos de intimidad, ya que rechazan las demostraciones de afecto en público.

En cuanto al cuidado, los cordobeses se muestran muy predispuestos a velar por la integridad personal de su pareja, atribuyendo esto a un instinto natural que los hace protectores y proveedores. Mientras que en lo que respecta al mantenimiento de la relación, muestran preocupación por otras actividades, como por ejemplo el trabajo, descuidando así, cuestiones que hacen al fortalecimiento del vínculo.

Finalmente, en lo que respecta a la relación padre e hijo, los hombres manifiestan que logran establecer un vínculo con menos dificultades en lo que respecta a la expresión de sus sentimientos. Y donde se muestran igual de afectuosos con sus hijos y con sus hijas. Aunque también reconocen que siempre les piden que terminen lo que ellos no pudieron terminar, o que sean lo que ellos no pudieron ser.

De esta manera ha quedado expuesto el hombre tipo, descrito por los sujetos encuestados. Pudiéndose apreciar cuál es la forma aprobada de ser varón en la sociedad cordobesa y de qué manera se enseña y se dice a los hombres cómo tienen que comportarse, qué tienen que pensar y cómo tienen que manejar sus sentimientos. Quedando así expresados los mensajes, encargos, mandatos y roles que los varones aprenden desde que nacen.

Comentario final:

Para finalizar el presente Trabajo Final de Graduación quisiera aclarar nuevamente que mi aporte sólo debe ser tomado como un punto de vista sobre la identidad y la cotidianeidad de los hombres. El cual es inevitablemente masculino, pero no necesariamente anti-femenino. Ya que si así fuera considerado, se estaría nuevamente frente al prejuicio de que toda masculinidad se construye sobre la opresión de la mujer.

No fue la finalidad de ésta investigación, la de victimizar a los varones, ante ellos mismos o ante las mujeres, sino la de describir una realidad que si es observada sin detenimiento, fácilmente cae bajo el prejuicio de que los hombres siempre llevan la delantera, o que cuentan con herramientas desproporcionadas que le dan la ventaja sobre sus congéneres.

En éste trabajo he intentado construir una idea figurativa acerca del precio que los varones pagamos, muchas veces voluntariamente, por conservar o mantener una posición que creemos nos hace mejores o superiores a nuestros semejantes. Es por ellos que solo está en nosotros tomar la decisión de cambiar. Porque como dice Anthony de Mello:

Nada ha cambiado, excepto mi actitud. Por eso todo ha cambiado.

Fernando D Avaro.

Bibliografía:

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  • Sergio Sinay (2000). Misterios Masculinos. Bs. As. Nuevo Extremo.
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  • Selltiz, C. y otros. (1980) Métodos de Investigación en las Relaciones Sociales. Madrid. Rialp

Páginas consultadas en Internet:

Lic. Fernando Avaro

La tesis corresponde al área de Psicología y la temática es de masculinidad.

Partes: 1, 2, 3
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