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La afasia, la histeria y el psicoanálisis (página 2)


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Sus inicios no fueron fáciles y habría que remar contra corriente. En su juventud pasó graves carencias económicas pero pudo compensarlas debido a su gran inteligencia para estudiar en la Universidad, obteniendo las mejores notas como estudiante. Freud estudió medicina, aunque a el le hubiera gustado seguir la carrera de investigación, pero era una disciplina en la que a los judíos no se les estaba vedada, posteriormente terminó su doctorado en 1881, pero ya desde años anteriores realizó practicas en el Instituto de fisiología de la Universidad de Viena, bajo la dirección de su maestro y mentor Ernst Brücke, donde adquirió sólidos conocimientos científicos, sobre todo en relación con la fisiología del cerebro. Posteriormente ingresa al hospital general, allí conoció a Meynert neurólogo y psiquiatra, además profesor de psiquiatría y director de la clínica siquiátrica de Viena. Sus dos grandes maestros, el primero un fisiólogo y el segundo un anatomista, personajes históricos que ejercieron gran influencia y sentaron fuertes bases en el pensamiento de Freud para desarrollar su nueva ciencia a la que él le llamó el Psicoanálisis.

El primer trabajo publicado por Freud en 1891, con el titulo de Zur Auffasung der Aphasien que consiste en una monografía en la cual se basa en las teorías de Hughlings Jackson para comprender los trastornos del lenguaje desde un punto de vista que no es solo funcional ni exclusivamente. Remplaza la doctrina de las "localizaciones cerebrales" por la del asociacionismo, que abre el camino a la definición de un "aparato psíquico".

Afasia

Este apartado estará dedicado en gran parte a rescatar la importancia que tuvo en Freud los estudios que llevó a cabo sobre la afasia para el desarrollo posterior del psicoanálisis, más allá de los trabajos posteriores sobre la histeria de Breuer y Freud. Para esto es importante tener una breve reseña histórica que nos permita referenciar el inicio de una nueva disciplina de los procesos mentales.

En 1861, Paul Pierre Broca, médico anatomista y antropólogo francés se destacó en la medicina y las neurociencias donde descubrió el centro del habla (ahora conocido como el área de Broca, o tercera circunvolución del lóbulo frontal) llegó a estos descubrimientos estudiando los cerebros post mortem de pacientes afásicos. Broca demostró que una pérdida grave del habla correspondía a una determinada lesión en la parte media del lóbulo frontal del hemisferio cerebral izquierdo, en la tercera circunvolución frontal.

Los individuos con afasia de Broca, por lo general hablan con frases cortas, significativas que son producidas con gran esfuerzo. La afasia de Broca se caracteriza por lo tanto por un habla no fluida o tartamudeo, estas personas omiten palabras cortas. Por ejemplo "sacar perro", lo que en realidad quiso decir sacaré al perro a pasear o el perro salio a caminar o usted saco a el perro. Debido a esto, están concientes de sus dificultades y pueden frustrarse fácilmente por sus problemas del lenguaje. Individuos con afasia de Broca a menudo tienen debilidad de su lado derecho del cuerpo o parálisis del brazo derecho y pierna por que el lóbulo frontal también es importante para el movimiento motor del cuerpo.

Ya anteriormente se habían hecho intentos similares de localizar la función del habla en una parte específica del cerebro; destacan entre ellos los de la escuela frenológica fundada por Gall 1835. Broca así como los investigadores que lo siguieron, eludió la posición entre el biologisismo y el fisiologismo o dicho de otra forma la teoría de la localización cerebral y la doctrina de la asociación de ideas. El método de Broca era un método anatómico y solo se reducía a explicar cualquier patología del habla en una lesión ubicada en la parte frontal inferior del cerebro.

Los estudios de Jackson mostraba el interés de detener la oscilación entre los términos psicológicos y los fisiológicos que, a su modo de ver, intentaba dar un vuelco a la teoría de la afasia, en especial, y a la neurología en general. Su intención de acompañar los procesos psíquicos y los físicos como eventos paralelos –no solo favorecía a la neurología de un psicologismo progresivo sino también le daba una perspectiva más amplia al estudio de la psicología de la afasia. El problema de la localización cerebral fue desplazándose a un estudio más complejo a partir de las observaciones de Jackson; pero la psicología de la afasia se desarrollo como tal en la atención detallada que ponía a los enunciados individuales de los afásicos. Se planteó una pregunta que mostraba las enormes distancias que lo distinguía de sus compañeros: ¿Por qué no considerar la afasia como una combinación de la psicología del sujeto con la fisiología del cuerpo, Jackson sugería que los afásicos sufrían un ataque parecido a la epilepsia. Las "disposiciones nerviosas" que estaban a punto de descargarse, inervando la la serie de nervios motores, son atrapadas in fraganti, por así decir, y retienen su elevado nivel de energía no descargada en un circuito ahora permanentemente cerrado y permanentemente activado, separado del resto de los elementos nerviosos, que se revierten a un orden fisiológico inferior bajo el efecto de la lesión; las "disposiciones" se fijan en el momento del ataque. Así, los enunciados recurrentes del afásico corresponden a lo que estaba a punto de decir en el momento del ataque; se trata de "enunciados que no se están haciendo, si ni casi o totalmente hechos" (Jackson, 1878-1880, p 169).

La lesión en el afásico, según Jackson da lugar a una disolución del sistema nervioso en un nivel funcional inferior, en un estado altamente organizado, es decir, los niveles superiores del sistema nervioso, que corresponden a la "conciencia proposicional", se caracteriza por la naturaleza voluntaria, no automática, de sus procesos. La teoría de Jackson suponía dos ejes, uno que iba de lo organizado a lo desorganizado, y otro, de lo conciente a lo automático. Lo que parece interesante en esta teoría es que la fractura del sistema nervioso como consecuencia de una lesión o de una alteración funcional representa un regreso a un estado altamente organizado o sea un nivel elevado implica un nivel bajo de complejidad del sistema nervioso. En este sentido, la conciencia corresponde a un estado de conexiones nerviosas menos flexibles que el funcionamiento automático. De manera que, cuando el enunciado que estaba apunto de hacerse queda atrapado en la catástrofe resultante de la lesión disruptiva, sigue siendo una unidad altamente organizada "atrapada" en el funcionamiento, ahora automático, del sistema. La noción de organización se unía al concepto de los niveles del sistema nervioso: la disolución llevaba al sistema nervioso a niveles de organización anteriores y más primitivos, quizá hasta los niveles originales del habla, en los que el lenguaje "ya estaba hecho".

La nueva propuesta de la distinción de una unidad funcional del sistema nervioso que sustituía a la de la identidad anatómica marcaba un punto de partida para estudiar la afasia desde el punto de vista psicológico, los niveles de conciencia de los problemas lingüísticos que implica el análisis de los afásicos comenzaron a salir a la superficie con Jackson. El argumentaba que las unidades básicas del lenguaje eran las proposiciones, y no las palabras. Es decir, que el lenguaje necesita una estructura, una sintaxis.

El primer trabajo publicado por Freud en 1891, con el titulo de Zur Auffasung der Aphasien que consiste en una monografía en la cual se basa en las teorías de Hughlings Jackson para comprender los trastornos del lenguaje desde un punto de vista que no es solo funcional ni exclusivamente. Remplaza la doctrina de las "localizaciones cerebrales" por la del asociacionismo, que abre el camino a la definición de un "aparato psíquico".

Siguiendo la misma línea de pensamiento propuesta por Jackson los trabajos de Freud apuntan en la misma orientación. Freud utilizó la doctrina de la asociación de las ideas con el solo fin de de desbancar el concepto de un centro correspondientes a entidades psicológicamente establecidas. Des pues de subrayar que el habla es una función, argumentó que no es posible separar satisfactoriamente la asociación de las ideas de su resurgimiento en el individuo– de esta distinción oculta dependía la noción de un centro-. De este argumento se deriva la conclusión de que todas las afasias son alteraciones de la asociación. Incluso a este respecto, Freud deseaba limitar la importancia de la lesión en la producción de los efectos observados. LA lesión actuaba limitando el funcionamiento general del aparato del habla, más que eliminando ciertas funciones aisladas: siempre está implícita la unidad del aparato del habla. El mal funcionamiento se debe simplemente a que se obliga al aparato a operar a un nivel diferente, pero todavía unificado.

Freud introdujo la noción de Jackson de la regresión funcional para explicar la falta de la función del habla en ciertas formas de afasia. Las diferentes afasias representan diferentes etapas del proceso de aprender a hablar.

Así, las afasias simplemente reproducen un estado que

En el curso del proceso normal de aprender a hablar…cuando

Aprendemos, estamos restringidos por la jerarquía de los

Centros que comenzaron a funcionar en diferentes momentos:

Primero, el entro sensorial-auditivo; luego, el motor; más tarde,

El visual; y, por último, el gráfico. (Freud, 1891, p.42.)

Cuando una de las funciones aprendidas falla después, entra en juego una función anterior más encubierta. Puede decirse que en los casos de lesión orgánica, probablemente todo el aparato del habla sufre un daño y se ve obligado a regresar a estados de asociación más primarios y seguros, que sin embargo presentan más obstáculos.

Aprendemos a hablar asociando una "palabra-sonido imagen" con una "impresión de la inervación de palabras " . Cuando hemos hablado, estamos en posesión de una "imagen cinestética en palabras", esto es, de las impresiones sensoriales precedentes de los órganos del habla. Por lo tanto, es aspecto motor de la "palabra" esta doblemente determinada.

Freud cambió el aspecto nosológico de la afasia a la psicología utilizando una postura tradicional. A diferencia de Wernicke, que unía la anatomía, la fisiología y la psicología, ocultando una identidad implícita de la psique y de la Phycis. Freud descartó esta categoría al disociar la anatomía de la psicología. Explicando que se debía mas que nada a un aspecto conceptual que empírico. Una vez demolidas las categorías de Wernicke, Freud reconstruyó las distinciones, partiendo de la psicología del lenguaje.: "la palabra es la unidad funcional del habla; es una representación compleja constituida por elementos auditivos, visuales y cinestéticos

La obra de Freud sobre la afasia publicada en 1891 le proporcionó un arsenal suficiente de conocimientos para entender que hay una psicología de las representaciones independiente de la estructura del sistema nervios, que consta de dos sistemas de representaciones: representación en palabras y asociaciones de objetos. Ambos sistemas tienen un orden, un código de combinaciones independiente de un sistema de relaciones del "cuerpo" o del "mundo". ¿En que consistían los síntomas afásicos?. La afasia es la consecuencia de la alteración del funcionamiento general de los sistemas ocasionada por una lesión cerebral. En 1893, cuando Freud quiso proclamar la independencia de la lesión histérica con respecto a la anatomía del sistema nervioso, ya había logrado esta independencia para el estudio de la afasia, en la cual había una lesión visible y obvia .Al demostrar que, incluso cuando hay una lesión orgánica, la explicación de los fenómenos afásicos debe entenderse en forma separada de la localización de la lesión. Freud sentó las bases para comprender que tanto la histeria como la afasia sufren de una lesión de pensamiento.

Histeria

En 1892, un viejo colega, el doctor Josef Breuer le habló a Freud de una paciente femenina a la que le puso de mote Ana O para ocultar su identidad, la cual padecía de diversos síntomas histéricos y lo invitó para que colaborara con el en un nuevo método terapéutico que consistía en inducir al paciente a un estado hipnótico donde se le pedía que tratara de recordar las circunstancias que le ocasionaron los síntomas previas al acontecimiento traumático. De esta manera al despertar del trance hipnótico los síntomas histéricos iban desapareciendo uno a uno. Pero habría que cumplir algunas condiciones para llegar a un estado de "cura" estable para que el paciente no tuviera que volver a recaer es la de establecer como mínima dos sesiones al día sin la ausencia del doctor, de lo contrario la técnica no surtiría el efecto deseado.

Freud abandona el método catártico de Breuer, así como lo hizo con la hipnosis, por la razón de que sus resultados no eran del todo satisfactorios, ya que los pacientes tratados por estas técnicas volvían a tener sus recaídas. Además que observó que las situaciones traumáticas que le reportaban no tenían mucho que ver con los síntomas que presentaban,

En la teoría de la histeria. Anterior a Freud, son los accidentes traumáticos los que dan origen a una idea o pensamiento .En Freud el sujetos se aparta de sus pensamientos, que no encuentran una vía verbal de expresión. Lo que trae como consecuencia la aparición del síntoma (Freud, 1894a EAIII 52-53). Así el método para curar a través del habla consiste en hacer traer el recuerdo traumático a la conciencia y poner en palabras aquella emoción que esta asociada al recuerdo. La cura por el habla permite al paciente expresar aquellos pensamientos que se asociaron en el momento traumático y que no tuvieron una vía verbal de expresión. En otras palabras el síntoma histérico es un lenguaje no codificado en palabras.

Una vez que ha surgido una imagen de la memoria del presente, es posible que diga que esta imagen se vuelve fragmentaria y oscura a medida que continúa describiéndola. Por así decir, el paciente se esta deshaciendo de ella poniéndola en palabras (Breuer y Freud, 1895 d, EA II280).

El paciente que logra poner en palabras lo que anteriormente hubo afecto convertido en síntoma, pretende la desaparición del mismo y por lo tanto la definición de la cura. En este esquema del sistema palabra / afecto, lo que ha ocurrido es que se ha roto la asociación entre una representación especifica en palabras y los objetos relacionados con los mismos. Las palabras encuentran un lugar en el cuerpo más que en el sonido.

Jackson, había encontrado algo similar en la afasia: los enunciados recurrentes del afásico son pensamientos congelados, repetidos, ya hechos y por lo tanto no corresponden a la esfera del habla. Son insistentes y están fuera de control del sujeto de la misma forma que se observa en el histérico.

Ahora la pregunta es por que unos afectos se expresan en síntomas y otros no, que hace selectiva esta acción de las emociones y por que se inervan en distintos síntomas. Por supuesto que estos recuerdos se almacenan en el inconsciente, pero hay una acción especial en ellos que hace sospechar que se manejan a capricho.

Los síntomas se forman cuando una acción catalizada por lo general en afecto se pone en sincronía con un recuerdo reprimido. Por lo general debiera ser una experiencia sexual infantil. A los cuatro años de la floreciente etapa edifica, es por lo general que los niños acumulen experiencias de este tipo, pero por lo general no encuentran una salida en su expresión verbal, puesto que en esa edad los niños carecen de un vocabulario amplio que les permita expresar sus sentimientos

El periodo (hasta los cuatro años) posee el carácter de estar traduciendo ( a imágenes verbales); de modo que al despertar de una escena sexual (de este periodo) no conduce a consecuencias psíquicas, o a la conversión. El exceso de sexualidad evita la traducción (a imágenes verbales) (Freud, 1950 a, AE I 175-176). Solo que aquí hay un grave problema, todos los recuerdos ligados al síntoma pareciera tener grandes lagunas y su relación entre ellos no parecen tener alguna lógica interpretativa y lo peor aun, si es que esos recuerdos corresponden a una realidad física. Claro esta ahora sabemos que muchos de estos pensamientos nunca sucedieron más bien se presentan como escenas imaginadas. Estos pensamientos tenían la posibilidad de existir aunque no en la realidad, las palabras nunca fueron formadas, y a consecuencia debiera haber una excitación física que se traducirá en síntoma por no haber encontrado su cause en una expresión verbal. Sin embargo Freud decía que lo importante no era la realidad (material) de estos sucesos, sino el hecho de que tuviera una existencia psíquica. La represión actúa sobre los recuerdos, no sobre las percepciones, no importa que traumáticos sean. Los aconteciéndoos que sufra una persona, es más bien los recuerdos asociados al mismo lo que emergen de lo reprimido para encontrar la oportunidad de catalizarse en un síntoma.

En 1915, Freud hizo por fin explicito la noción de que lo que caracterizó a una representación inconsciente, es aquella imagen psíquica que no encuentra traducción en palabras. En otras palabras el origen de toda neurosis recae en esta incapacidad del infante en no poner en palabras sus experiencias reales o fantasiosas.

El Edipo como núcleo de toda neurosis encierra el enigma de todo este complejo y enmarañado juego de acertijos que el niño tendrá que resolver, poniendo en movimiento todas sus habilidades intelectuales para ir adecuando sus pensamientos eróticos en representaciones verbales, y en este camino irá construyendo recuerdos que entre mas vayan de acuerdo con su contraparte verbal su desarrollo mental tendrá una estructura menos neurótica. De lo contrario esos pensamientos encontraran un cuello de botella que les impida salir con fluidez y manifestarse a través del habla, teniendo como resultado la conversión a un síntoma.

Las ideas histéricas se derivan siempre de una experiencia sexual del primer periodo. La incapacidad de traducir dicha experiencia a palabras era la condición que predisponía a la histeria, así como poner en palabras el recuerdo de la experiencia era la condición necesaria para mitigar la histeria.

El recuerdo infantil se registra una sola vez, mientras que los recuerdos "ordinarios" son registrados varias veces. Los recuerdos "primordiales", los que se dan en los primeros años de la niñez, son aquellos que no pudieron registrarse varias veces, los que dan lugar al recuerdo conciente.

Psicoanálisis

Los estudios sobre la Afasia y la histeria marcan un precedente importante en los orígenes del psicoanálisis, fundamentalmente por que se trata de temas que están relacionados con el lenguaje eje central en la teoría sicoanalítica,

En "la interpretación de los sueños", Freud, al hablar de la regla fundamental señala:" el éxito del psicoanálisis depende de que tome nota de todo cuanto le pase por la cabeza y lo comunique, y que no se deje llevar, por ejemplo, a sofocar una ocurrencia por considerarle sin importancia o que no viene al caso, u otra por parecerle disparatada".

Para cumplir esta sentencia se necesitan palabras; el lenguaje que dé forma y sentido a toda experiencia y que en el proceso de nombrar aparezca el sujeto develado, siendo este el instrumento que permita la re-escritura de su historia, el recordamiento de las palabras y la aparición del significantes que den otro sentido.

Ya desde los orígenes del psicoanálisis, Freud cuenta de la importancia del lenguaje para los fines del tratamiento analítico desde la perspectiva de la eliminación de los síntomas.

"Descubrimos, en efecto, al comienzo para nuestra máxima sorpresa, que los síntomas histéricos singulares desaparecían en seguida y sin retornar cuando se conseguía despertar con plena luminosidad el recuerdo del proceso ocasionador, convocando al mismo tiempo el afecto acompañante, y cuando luego el enfermo describía ese proceso de la manera mas detallada posible y expresaba en palabras el afecto" (Freud, 1895).

La asociación libre es un decir del paciente que no existiría sin la escucha del analista, queda definida por éste y podría incluso ser categorizada como una ficción o como un "invento" que supuestamente explicaría la realidad psíquica. Debemos advertir que la asociación libre posee direccionalidades que parten y llevan a lugares presupuestos mas no conocidos, y quizá lo que deberíamos discutir es la existencia de los mismos.

En La interpretación de los sueños, Freud trata al sueño como un lenguaje, en el que operan condensaciones y desplazamientos en los cuales el lingüista Jakobson reencontró esas figuras de la retórica que son la metáfora y la metonimia. Esto es algo sobre lo cual Lacan construyó, indicando que el primero alude a lo propio del mecanismo de la poesía o la creación y, el segundo, sería el medio más apropiado del inconsciente, para burlar a la censura. Pero fue Jakobson quien reconoció en el lenguaje las reglas descubiertas por Freud a partir de la figuración de los sueños, donde busca la significación, descifrar no en el referente, no en aquello a lo que la palabra remite como a su significado, sino a lo que ocurre en la cadena del discurso. Freud, con esto, rompe con toda una tradición de interpretación de los sueños, la cual les asignaba un sentido a cada elemento.

El chiste es una formación del inconscientes un enunciado que utiliza los recursos propios del lenguaje Freud fue quién demostró por medio del estudio de la técnica del chiste, como desmontar esta estructura, para  dar cuenta  de la satisfacción  o sea de la producción de placer proveniente  de los mecanismos de condensación y desplazamiento que se utilizan  en la función lúdica de la creación del chiste. Si bien Freud analiza  el puro  y simple juego con las palabras que intervienen en la creación de un chiste, señala que el placer  en el sujeto  remite  a un placer significativo de la infancia.

La teoría psicoanalítica freudiana insiste en que aquello que se dice con ingenio es más fácilmente aceptado en la vida psíquica por la censura aunque se traten  de ideas  rechazadas por la conciencia.

Tanto cuando se realiza o bien al escucharlo, el sujeto  no tiene necesidad de mantener la represión a la que ordinariamente recurre. Por lo tanto, queda así liberada la energía que habitualmente es utilizada para la represión, y en este ahorro  es donde la vida psíquica encuentra placer, ya que así se define para la lógica del inconsciente, el  placer como disminución de la tensión.

En la técnica del chiste el inconsciente  juega con las palabras. De ahí que una representación inconsciente reprimida retorne bajo una forma irreconocible burlando la censura a través de la polisemia del lenguaje. Es decir moderando el sentimiento de afecto displacentero más o menos intenso que genera la angustia frente a la proximidad peligrosa  en la conciencia  de una representación inconsciente reprimida.

Dado que el ingenio que se utiliza en la creación del chiste libera energía que habitualmente es utilizada en la represión,  el chiste se convierte en la vía regia para elaborar  situaciones de angustia  tanto de orden social como subjetivo.

En la vida psíquica la cantidad de tensión presente facilita o dificulta la tramitación  de lo doloroso.

El chiste es un productor de placer. Dado que encontramos en los juegos del lenguaje una expresión de lo inconsciente que en lugar de provocar displacer o tensión  genera el mismo placer  que se encuentra en el juego del niño.

Freud (  ) al respecto dice:

"La  euforia que aspiramos alcanzar por estas vías no es más que el humor de    nuestra infancia,  una edad en lo que ignorábamos lo cómico,  no teníamos ingenio, ni necesidad de humor para sentirnos felices en la vida".

Es así como podemos observar que en la Teoría psicoanalítica se encuentra siempre la palabra; la palabra insertada en todas sus manifestaciones lingüísticas, es la palabra a la que nos enfrentamos con cada paciente que nos consulta, y es nuestra palabra con la que el paciente tendrá que, re-aprehender el sentido de su vida. La asociación libre, los sueños, los lapsos y los chistes, se forman y se transforman en un infinitum de significantes difíciles de codificar, he ahí el gran enemigo para el psicoanálisis y a la vez su mejor aliado. Encontrar el significado oculto involucra las dos partes, a decir del discurso inmanente de la situación analista- analizado, y del rescate del elemento interpretativo a favor del analista.

El origen de todo lenguaje descansa en lo sexual, por que lo sexual es la representación psíquica de lo más arcaico, el ser humano antes de ser social es un ser sexual, es la conversión de la libido en amor. El lenguaje, lugar equivoco del hombre, capaz de camuflajear toda acción destinada a la consecución de una demanda que no cesa de pulular. El psicoanálisis nos enseña que la clave de toda significación esta en el lenguaje, es ahí donde esta dirigido el pensamiento freudiano, el destino de la cura, el campo de la psicología, el psicoanálisis reinventado.

Bibliografía

Sigmund Freud/La afasia/Edit.Nueva Vision/Arg. 2004 " /1895d/Estudios sobre la histeria/EA II " /1896c/La etiología de la histeria/,EA III 191-221 /1900a/La interpretación de los sueños EA IV V /1915/Sobre la historia del movimiento psicoanalitico/EA IV 7-66 Paul Broca "Perte de la parole. Ramollissement chronique et destruction partelle du lobe antérieur gauche du cerveau", Bulletin de la societé d´antropolologie, pp 235-238.

 

 

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