3. Afianzamiento de valores como el de la identidad
Frente a todo esto, se constata con alarma que la literatura infantil que consumen nuestros niños, más se refiere a ambientes, personajes situaciones que nada tienen que ver con su realidad. No conocen aquello que les rodea. Y allí justamente tiene una gran tarea el folclor en todas sus formas y manifestaciones, dentro de las que reviste especial importancia la poesía familiar tradicional.
Di que sícon los ojos,di que sícon la nariz,di que sícon la boca,que me quieresmucho a mí.
Se comprueba, con gran pesar, que desconocemos aquellos textos que nos den una imagen de nuestro ser. Así, nuestros niños jamás aprenderán a valorar lo que es suyo, desde pequeños ellos pensarán en un paisaje, en una realidad y en un mundo que no corresponde a aquel en el cual viven, actúan y estén dispuestos a luchar, aplicando en todo su aporte renovador.
Es sumamente peligroso que el niño para incursionar en cualquier campo del conocimiento tenga que hacerlo con materiales, versiones y contenidos extraños a su realidad. He allí un fin práctico de la literatura infantil folclórica, en apoyo de la educación y formación del niño. Y no debe sorprendernos considerarlo así, a pesar de quienes conceptúan que la literatura sólo persigue el goce estético. La literatura infantil –y más la de origen folclórico– si bien tiene un compromiso con la belleza también lo tiene con la educación, la formación de la persona humana y el afianzamiento de valores.
4. Coincidencias entre folclor y edad infantil
Las primeras formas de literatura con las cuales el hombre toma contacto en su vida son las manifestaciones del folclor literario como las nanas, arrullos, canciones de cuna; las rondas, trabalenguas, cantilenas y, posteriormente, los mitos, leyendas y cuentos populares.
Con cuatro llamitasme voy a Belén,al lado del niño,María y José.Cruzando los andes,la selva y el mar,por muchos caminostendré que pasar.La llama más lindala llevo al Señor,un poncho de lanade todo color.Frazadas tejidas,pañales y ojotas,un chullo con borlasblanquitas y rojas.Pendientes de platay lliclla bonita,le llevo a la Virgenen otra llamita.Dos guantes de alpacaal buen San José,alfalfa a la mulaforrajes al buey.Las otras dos llamascargadas estáncon ricas cositasque van a probar.Pastores y reyes,amigos y hermanos,que quieren servirsemanjares peruanos.
El folclor, por estar más vinculado a la cultura tradicional, es decir, a aquella que conserva y usa la interpretación del mundo que dieron nuestros antepasados –expresada en formas tan primigenias como las creencias, pensamientos e ideas cosmogónicas– encuentra en el niño un enorme asidero, tanto que se podría postular una plena coincidencia entre literatura para la infancia y la infancia de la civilización y del hombre.
El niño hace interpretaciones originales del mundo, anima lo inanimado, cree y diviniza, corroborando la analogía entre la mentalidad del hombre en los orígenes de la humanidad y la mentalidad del niño de hoy y mañana, razón por la cual la mejor forma de iniciar a éste en el desarrollo de ideas y en la expresión artística es con el folclor, expresión ancestral con la cual tiene enormes afinidades y coincidencias.
Hacia el cantodormirás. Media nocheyo vendré.
5. Cabal asidero al don supremo de la poesía
El mito y la poesía, –que corresponden a la primera edad de la humanidad y civilización–, también, y con toda legitimidad, corresponden a la infancia, de allí que se haya dicho con muchas razón que el niño es el padre del hombre, en contraposición a la postura inversa en la cual el adulto –con toda arrogancia, autoritarismo e impositiva suficiencia– se irroga ser padre del niño.
Pero, un atributo aparentemente formal resulta básico en esta identidad entre infancia y arte popular. Es el que radica en el carácter oral del folclor literario, ofreciendo al niño la experiencia lingüística más vívida y plena en relación con el habla concreta y real, distinta a la del texto escrito en el cual se dan las otras literaturas, resultando ser tanto más distantes y artificiales.
¿Quién es ella que en la rosabella sus colores posa?¿Quién es la guapa doncellaque entre el sol, luna y estrellasvaga y vaga… vagorosa?
Las imágenes, figuras y metáforas de las culturas tradicionales son representaciones tanto del mundo real y objetivo como del universo de lo abstracto; imaginación que es la misma que se renueva en cada mente infantil, en donde se plasman las intuiciones simbólicas del subconsciente colectivo y halla su cabal asidero el don supremo de la poesía, el acto creador por excelencia y el gesto más alto de que es capaz el alma humana, cual es avizorar mundos ideales, nuevos, posibles y eternos, que luego intentamos alcanzar con nuestro esfuerzo y actitud decidida y heroica tendiendo las alas, mudos y convencidos, yendo hacia ellos.
6. Folclor e identidad
El folclor, representado en los mitos, leyendas y. narraciones populares nos dicen lo que hemos sido y lo que nunca debemos dejar de ser, porque ello constituye nuestra esencia y nuestra forma de situamos en el mundo. De allí que él tenga el sello de lo que ha llegado a ser perenne y probablemente imperecedero. Siempre y cuando no haya una acción de destrucción despiadada, la misma que cuando ocurre siempre está dirigida desde el exterior como un atentado de genocidio cultural y un acto de lesa barbarie.
La pérdida de la memoria colectiva puede tener efectos desastrosos para un pueblo. Por eso, rescatar la literatura folclórica es tarea trascendental, pues es contribuir a afianzar nuestra identidad sistemáticamente destruida por los siempre presentes "extirpadores de idolatrías".
El hombre en su búsqueda de un humanismo, que se producirá como consecuencia de la saturación tecnológica y científica, tiene que volver la mirada a las fuentes primigenias del ser para encontrar la luz y la verdad que lo guíe en el camino. Y allí debe estar esperándolo aquel manantial.
El folclor literario contribuye a formar una conciencia propia, predispone a mirar lo que tenemos más cerca de nosotros mismos y más valioso; nos enriquece y está a nuestro alrededor. Y todo ello es una buena base y un buen punto de partida, porque es sentando bien los pies sobre la tierra que se puede proyectar y luego volar hacia otros rumbos, pretendiendo acceder a posarse y poner los pies incluso en las estrellas.
7. El cauce por donde la historia se desliza
El relato o la poesía folclórica se constituyen así en el vínculo más sólido que puede establecer el niño con su cultura, cordón umbilical que lo une a su raíz y a su ancestro, línea de continuidad con las generaciones anteriores que hace posible no perder identidad y exorcizar el desarraigo y el exilio que es el drama de una gran mayoría de los hombres de nuestro tiempo.
En la punta de débil hierbahe visto temblar un rocío.En un cristal tan pequeñocaben el Sol, el cielo y el río.
¡Cuántos se han visto obligados a emigrar de las provincias a las capitales y de estas al exterior de sus países corren el serio peligro de quedarse sin memoria y sin raíces! Niños, jóvenes y adultos tenemos la experiencia de una flor cuando se transplanta: se agosta y muere o bien florece y se arraiga delineando su imagen en la tierra adoptiva, pero sin olvidar la flor que se es y su fragancia primigenia.
A nadie sin embargo –salvo casos muy raros– se le ocurriría transplantar un árbol. Sin embargo, socialmente eso ocurre en nuestro sistema social cuando familias enteras se trasladan de los campos a las ciudades, de las ciudades pequeñas a las ciudades grandes siendo los fenómenos migratorios un drama universal en el mundo de hoy. A remediar, en parte, ese mal contribuye el folclor.
Por eso es importante remitirnos a las fuentes de la tradición y de la cultura popular. Y qué mejor si ello empieza con la literatura que se hace y ofrece para los niños, quienes pueden dar los primeros pasos desde ahora y enderezar así el cauce por donde la historia se desliza.
8. Los muertos que viven
Una característica del folclor que es importante destacar, entre otras, como es su índole popular, funcional y anónima, radica en su carácter colectivo.
¿Y qué valor es más extraordinario que este?: ¡que el niño participe, a través del folclor literario, de algo que lo integre y enlace a su colectividad!, ¡que lo haga solidario con sus semejantes! Porque del folclor participa no sólo un grupo, una capilla o un clan, sino el común de las personas, el colectivo social, todos los hombres juntos, enlazados por esta hebra que aunque no estén contiguos físicamente ¡sí están hermanados por este cordón de oro!
Y ¡qué bien que ello sea así!, en contraposición al otro arte, que se ha convertido en una expresión afectada por un vil individualismo y una postura egoísta, incluso en cuanto significa logros y éxitos que no significa otra cosa que una cosecha personal.
Pues bien, allí está el folclor literario, como una fuente viva del ser colectivo, como un conjunto de representaciones que forman parte de la estructura ideológica de una sociedad. ¡Y que tiene un rol importante que cumplir en lo que significa afianzar el ser colectivo!
Es, pues, un recurso, hasta de un valor geopolítico estratégico, respecto al cual el amauta Ernesto More, en un artículo titulado "Patria y folklore", publicado en la revista Runa Nº 4, expresa explicando el triunfo del Vietnam, un pueblo aparentemente indefenso, en guerra contra el ejército y la nación más poderosa del planeta:
"Los países que han tenido la suerte de ser fieles a sus tradiciones, al verse en peligro, ponen en juego el recurso inagotable de su profundidad y se hacen invencibles, porque nadie puede batir a los muertos que viven…" y en el cual "…cada generación es un peldaño. La patria es una escalera que no tiene principio ni fin en el tiempo, cuyos auxiliares son el mito, la leyenda, el folclor y la historia".
Por eso, es correcto postular que el primer encuentro que deben tener los niños con su patria verdadera es a través de la literatura folclórica.
9. Folclor y universalidad
Los cuentos, hoy universales y de los cuales fueron recopiladores los hermanos Grimm, son expresiones del folclor alemán, no habiendo confín en el universo en donde ahora no se lo conozca y se identifiquen todos los pueblos con ellos.
El folclor alemán, atesorado por los hermanos Grimm, se ha hecho tan universal, que "Los músicos de la aldea", "El burro y el perro" y "El gato y el caballo" se han hecho tan nuestros y tan peruanos, que grupos de "teatro popular" como Yuyashkani lo adoptan para transmitir a través de ellos sus mensajes sociales imbuidos de una gran carga de naturalismo e identidad andina.
El universal Cisne de Avon, el gran William Shakespeare, ¿qué es sino todo folclor? Sus grandes dramas se basaron en la tradición oral. Eran leyendas, relatos e historias populares muchos de sus sainetes, farsas y tragedias.
Cuando se enfatiza en el folclor, hay la aprehensión de que tal vez se esté actuando en contra de un lenguaje universal, de que se acentúe el problema de las nacionalidades, de que se particularicen y fragmenten a los pueblos. Ello no ocurre así, porque es a base de la identidad como se alcanza la universalidad, porque es principio dialéctico que no se puede integrar lo que no tiene identidad, siendo pues éste el camino para alcanzar la unidad.
El mundo debe ser una integración feliz de nacionalidades. El folclor, al dar no una sino muchísimas interpretaciones del mundo –pues cada pueblo y grupo humano, culturalmente distinto, tiene la suya–, afianza la identidad y se empina hacia la universalidad.
10. Experiencias culturales contradictorias
En nuestras sociedades, el folclor o arte popular mantiene una situación de conflicto con el sistema ideológico imperante el que por las condiciones históricas que lo favorecen es quien goza de los mayores recursos para imponerse. Por eso, todo lo que se gane en una presencia cada vez más intensa de aquél es vía para alcanzar la transformación cultural que anhelamos, reivindicando la expresión genuina de los pueblos.
Integran el folclor los hechos culturales propios en los cuales se contienen factores de resistencia, protesta y apelación a una actitud de cambio y transformación cultural y social. En el terreno de las ideologías, un entrecruzamiento de experiencias culturales contradictorias, entre el folclor y las tendencias del arte que imponen los grupos de poder dará lugar al cotejo y a oposición de unas y otras manifestaciones, pudiendo ser las que prevaleces aquellas que mayor relación establezcan con la realidad concreta y la vida circundante, como lo tiene y es el caso esencialmente del folclor.
Hay que contrastar, pero esto no sucede. Porque ocurre en la cultura lo mismo que en la sociedad, se oculta, se apaña y se niega. Quienes detentan privilegios y han capturado para sí el dictado de las normas y los gustos aplican y hacen funcionar muy bien la receta que indica: "¡Miente, miente que algo queda!". Y se miente también con el gusto, campo en el cual se imponen contenidos, tendencias, formas, estilos, que alcanzan a tener un predominio y hasta cierto absolutismo en determinada época.
11. Arma poderosa para transformar la cultura y la sociedad
Para dichos grupos dominantes, el folclor es un género menor y tienen ante esta manifestación una actitud condescendiente y hasta de velado o descubierto menosprecio. Sin embargo, ¿qué composiciones podrían igualar a la de los bellísimos cuentos populares que no tienen parangón y superan en sabiduría, profundidad y refinamiento a todos los otros que gozan de reconocimiento, pese a su dudosa calidad, pero consagrados únicamente porque sus autores son los favoritos del sistema?
Creemos más bien, con César Vallejo, que:
"Todo acto o voz genial viene del puebloy va hacia él, de frente o transmitidospor incesantes briznas, por el humo rosadode amargas contraseñas… "
Esta es la naturaleza del arte popular. En cambio, se identifica mañosamente folclor con provincianismo, con arte menor, con expresión marginal. El arte más intenso, la expresión más acrisolada de las culturas, que felizmente perviven y que son la única esperanza de redención para modificar este infame orden social, son las del folclor, que evidencian su fuerza y verdad en el hecho de que subsisten y perviven.
Claro está, hay una estrategia de la cultura dominante para destruirlo y una de sus tácticas consiste en una aparente defensa del mismo, para lo cual recurren a la adulteración, a falsearlo y fabricarlo para el consumo. Levy Strauss advirtió que mientras el orden instituido trafica con las ideas, el indígena las ama y atesora.
Folclor es arte del pueblo. Pero no del pueblo engañado, devaluado y falseado. Es arte del pueblo verdadero y no está en el color local ni en la superficialidad de la anécdota, sino en el espíritu y en la lucha de cada día, de allí que debemos considerarlo un arma poderosa para transformar la cultura y la sociedad alienadas y erigir nuestra esperanza.
12. Folclor y actualidad
Folclor es saber tradicional del pueblo, pero al decir tradicional no se quiere connotar una visión pasadista. De nada valdría el folclor si él no sirve para actuar en el presente, si no es funcional y eficaz en la solución de problemas actuales y sirve para iluminar perspectivas aquí y ahora.
No puede mantenerse en una actitud arcaizante, ser expresión únicamente de cómo fueron las cosas en el tiempo antiguo. Su valor es poder dar expresión a una serie de problemas, alternativas y anhelos del presente; es ser agente e impulsor de los procesos de cambio y liberación, factor que ayuda a superar las situaciones injustas en que todavía se debaten las sociedades.
En todas las manifestaciones folclóricas que el presente asume, se trasuntan de manera sublimada los problemas más álgidos que sufre el pueblo: la opresión, la injusticia, la migración y el exilio. O bien se representan simbólicamente dimensiones profundas que alberga el alma humana, o aquellos problemas eternos del ser humano.
El folclor es algo que se va haciendo cada día, que se crea y se recrea a cada instante. Es algo vivo, como el habla y el lenguaje, por eso es difícil desbrozar en él lo que es sustrato indígena, hechura precolombina o agregado de la actualidad.
13. Recreación del folclor
El folclor es una veta, un rico filón que hay que mantener vivo, recreándolo con alegría, libertad y heroicidad. Inalterado en su esencia, en sus formas debe renovarse cada día, el folclor, entre cuyas virtudes está ser expresión de los problemas del presente y sentimiento profundamente nuestro, del cual somos dueños absolutos y con el cual debemos sentimos totalmente libres.
Así, es menester que muchos de los relatos folclóricos sean adaptados para la lectura de niños y jóvenes –sin adulterar, por supuesto, su sentido esencial– enfocando los temas del momento. Y deben hacerlo los artistas y personas compenetradas profundamente con el destino de su comunidad.
Si es así, la expresión genuina de un pueblo vivo, hay que aceptar que ello se esté transformando cada día; traduciendo o expresando los más caros intereses, valores y proyecciones de las poblaciones a las cuales dichas manifestaciones pertenecen.
La recreación del folclor es legítima cuando se hace desde dentro, por generación natural, cuando es reverente a la cultura que lo ha creado. Como, a la inversa, es una mascarada, una impostura y hasta una traición cuando se lo hace desde afuera, con el afán de comercializar, alienar o domeñar los destinos de los pueblos.
14. Lo único que nos justifica en la historia: ser nosotros mismos
Contra esta última postura arremetía José María Arguedas cuando reclamaba que se aplique un castigo de delincuentes a quienes alteren la esencia de una obra popular, anatemizando de que ellos "no tendrán perdón de dios". Es comprensible, puesto que hay tráfico con relación al folclor; hay quienes con afán comercial –y en el fondo de sometimiento a patrones culturales foráneos– lo adulteran para hacerlo más fácil al consumo.
Felizmente hay muchos maestros, promotores y artistas que han sabido atender, escarbar y, luego, proyectar el torrente vital de nuestra sangre contenida en el folclor y allí alzar su grito trazando la perspectiva del futuro. A ellos nuestro homenaje, puesto que al final coadyuvan a lograr lo único que nos justifica en la historia: ser nosotros mismos.
Fuente:
Instituto del Libro y la Lectura del Perú
Danilo Sánchez Lihón
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