Jóvenes, educación, trabajo e inserción laboral
Jóvenes e inserción laboral
Actualmente, dos de cada diez peruanos son jóvenes que tienen entre 15 y 24 años de edad. Se trata de alrededor de 5,3 millones de jóvenes de los cuales 72% reside en zonas urbanas, gran parte de ellos en la capital del país. 31% de los jóvenes se dedica a los estudios en exclusividad, mientras que 35% sólo trabaja.
El porcentaje de jóvenes que no realiza ni una ni otra actividad es de 21%. En relación con las tendencias observadas a fines de los años noventa, el principal cambio registrado ha sido el incremento proporcional de jóvenes dedicados al trabajo, y una ligera disminución de los que sólo estudian.
Durante la segunda mitad de la década pasada se ha detectado un incremento de la participación laboral de los adolescentes. 29% de adolescentes trabaja durante una jornada semanal que excede los límites legales establecidos para esas edades y con un ingreso promedio que apenas representa el 12% de la remuneración mínima vital. La temprana participación laboral de ese grupo tiene repercusiones negativas sobre la educación: 42% de los adolescentes entre 15 y 17 años que trabajan no asisten a la escuela.
En relación a los determinantes del trabajo adolescente, se ha encontrado que los factores o variables clave asociados a este fenómeno son: nivel educativo de los padres (a mayor educación de los padres, menor participación adolescente) y tasa de participación adulta en la familia (cuanto mayor sea ésta, menor la participaron adolescente).
Para el año 2001, en las zonas urbanas del país, la tasa de desocupación entre los jóvenes de 14-24 años de edad era 12,9%, vale decir, un poco más del doble que la tasa de desempleo promedio registrada para el resto de la población. Asimismo, las diferencias según género y condición de pobreza determinan la participación en el mercado laboral: la tasa de inactividad absoluta, vale decir, la que resulta de dividir el porcentaje de quienes no estudian ni trabajan entre la población en edad de trabajar, es mayor en los sectores pobres y, sobre todo, entre las mujeres pobres.
Por otro lado, la tasa de desocupación resulta ser mayor entre las mujeres, sobre todo las que se encuentran en situación de pobreza (entre quienes alcanza un porcentaje de casi 22%).
La tasa de participación del subgrupo de 20-24 años es de 68%, mientras que entre los de 15-19 años no llega a 40%. Ello se explica en gran medida por los límites de edad normativos de su participación en el sistema de educación básica, dado que la edad promedio de un egresado de la secundaria se sitúa entre los 16 y 18 años. En cuanto a la participación según distintas categorías ocupacionales, los jóvenes pobres trabajan en mayor medida como obreros, trabajadores independientes y trabajadores familiares no remunerados
El empleo y las condiciones de trabajo de la población juvenil en particular la que proviene de hogares pobres se caracterizan por la precariedad y la inseguridad. 70% de los jóvenes asalariados carecen de un contrato que regule sus relaciones laborales con sus empleadores. Además, casi 80% de ellos no cuenta con un seguro de salud. Esta tendencia a la precariedad caracteriza la inserción laboral de los jóvenes en general, pero resulta más aguda en el caso de los jóvenes pobres. Así, mientras que 65% de los jóvenes no pobres trabajan sin contrato, ese porcentaje llega a 84% en el caso de los jóvenes pobres.
Por último, cabe explorar otra dimensión poco estudiada acerca de la realidad ocupacional o laboral de los jóvenes: el subempleo por calificaciones. En el estudio de 1995 llevado a cabo en Institutos Superiores Tecnológicos de Lima Metropolitana se halló que alrededor de la mitad del total de los egresados se encontraba en situación de subempleo calificado, con algunas variaciones según carreras. Un estudio del 2001 concluyó que entre la población con algún nivel de educación superior el fenómeno de la "sobre educación" afectaba a una proporción que fluctuaba entre 41 % y 47 % de la misma.
Lugar donde se Ubica el Trabajo Principal del joven
Canales de educación y capacitación para los jóvenes
En un análisis de las perspectivas laborales de los jóvenes, resulta necesario además identificar los canales de educación, formación profesional y capacitación a los cuales pueden acceder los jóvenes en el Perú:
- El sistema de educación básica, que incluye una modalidad de educación secundaria técnica que provee formación laboral.
- El nivel de educación superior, que tiene dos modalidades: la no universitaria y la universitaria. En la primera se incluyen los Institutos Superiores Tecnológicos, los Institutos Superiores Pedagógicos y las Escuelas de Educación Superior. La mayor parte de las carreras ofertadas por los primeros son especialidades de nivel técnico que suponen una formación de tres años de duración.
- Los Centros de Educación Ocupacional (CEO) que brindan formación en carreras cortas (menos de tres años o incluso meses) a las que pueden acceder personas que no hayan finalizado la secundaria.
- Los Servicios Nacionales de Capacitación Sectorial (SENATI, SENCICO, INICTEL y CENFOTUR), que, si bien según las últimas modificaciones legales están clasificados como CEO, pueden ser categorizados como una modalidad aparte, dado el carácter público, la cobertura de sus acciones y el esquema de gestión que los rige. Además de estas instituciones, debe tenerse en cuenta la capacitación laboral que se realiza desde las empresas mismas. Esta es importante en la medida que alrededor de las dos terceras partes de la capacitación laboral que reciben los trabajadores se ofrece en las empresas. Es claro, sin embargo, que hay una proporción importante de jóvenes que recién ingresan al mercado y que evidentemente no se benefician de ese tipo de capacitación.
Jóvenes según nivel de enseñanza y sexo
Iniciativas de políticas públicas sobre jóvenes y trabajo
Los factores que impiden la adecuada inserción de los jóvenes en el mercado laboral son de diversa índole. Resulta claro que el incremento de las oportunidades laborales para los jóvenes está estrechamente vinculado al crecimiento de la economía. Sin embargo, por otro lado, la calificación de la fuerza de trabajo es un proceso que necesita inversión y dedicación de recursos.
Los problemas de la baja calidad de la educación tanto en sus niveles básicos como superiores constituyen una limitación desde el lado de la oferta para que los jóvenes logren ubicarse en empleos adecuados y bien remunerados.
Por lo demás, existen evidencias acerca de los diferenciales de ingresos en desmedro de quienes no han podido acceder a una formación de calidad.
Por otro lado, contar con una mano de obra debidamente calificada y generar suficientes puestos de trabajo con requerimientos de ese nivel puede en determinadas situaciones no ser suficiente para lograr una disminución sustancial de la desocupación y el subempleo calificado.
Los mercados laborales pueden y suelen estar signados por una serie de deficiencias en su funcionamiento: problemas de asimetrías de información, limitaciones a la movilidad geográfica de la mano de obra, desconocimiento de las fuentes de información, falta de conexión entre empresas y centros de formación profesional, etc. Es aquí donde resultan útiles las políticas orientadas a lograr una fluida relación entre oferta y demanda.
En estricto sentido, no existe en el Perú una estrategia de políticas de empleo juvenil. Lo que sí se encuentra son iniciativas aisladas que, bajo diversas modalidades y metodologías de operación, atienden algunos de los problemas reseñados en este diagnóstico.
Incentivos para promover la capacitación de los jóvenes en empresas
En Perú existen algunos incentivos legales que promueven modalidades de contratación para favorecer la capacitación de los jóvenes en las empresas. Estos incentivos se dan en relación con tres mecanismos:
1) Las prácticas preprofesionales en las empresas, las cuales no originan vínculo laboral y tienen por objetivo brindar capacitación a egresados de la educación superior (universitaria y no universitaria), sin límite de edad, por un periodo no mayor de tres años.
2) Los convenios de formación laboral juvenil (CFLJ) que tienen por objetivo brindar conocimientos teóricos y prácticos en el trabajo a jóvenes entre los 16 y 25 años que no finalizaron sus estudios escolares o que no cuentan con una formación técnica o superior concluida. La empresa los puede contratar por un plazo máximo de un año, pagándoles una subvención mensual no menor a un salario mínimo vital y sin generar ningún tipo de relación laboral (exonerándose, por lo tanto, del pago de gratificaciones, compensaciones por tiempo de servicios, vacaciones, pago de seguro de salud o indemnizaciones por despido).
3) Los contratos de aprendizaje que tienen por finalidad brindarles la posibilidad de capacitación en determinados oficios a jóvenes que cuenten al menos con estudios primarios y que se ubiquen entre los 14 y 24 años de edad. El empleador debe abonar una asignación mensual no inferior a la remuneración mínima vital. En el sector industrial es el esquema de aprendizaje canalizado a través del SENATI.
Ocupación u Oficio de los jóvenes en su Trabajo Principal
Iniciativas para articular oferta y demanda laboral
La RED CIL-Perú del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo es una iniciativa que se ubica en la línea de mejorar el encuentro entre oferta y demanda laboral a través de la implementación de servicios de información y colocación de empleo. Este programa público funciona a través de los Centros de Colocación e Información Laboral (CIL) en diversos puntos del país, los mismos que en el año 1998 intermediaron y dieron acceso a puestos de trabajo a 22.764 personas.
Si bien se trata de una política general y no orientada específicamente al sector de jóvenes, resulta conveniente la referencia a la misma porque a través de ella se canaliza la demanda por trabajo técnico y profesional –básicamente compuesto por jóvenes egresados de la secundaria y la educación superior; y porque la RED CIL-Perú tiene convenios con diversas instituciones públicas y privadas, entre las cuales destacan los Centros Educativos Ocupacionales y los Institutos Superiores Tecnológicos. De ese modo, la red ha podido servir directamente a las necesidades de colocación de los egresados de estos últimos centros de estudios a través de la provisión de información sobre las demandas laborales de las empresas y la constitución de bolsas de trabajo.
Pro joven: Capacitación laboral para jóvenes en situación de pobreza
El Programa de Capacitación Laboral Juvenil Pro joven se implementa desde el
Ministerio de Trabajo y Promoción Social y está dirigido a brindar capacitación laboral a jóvenes de ambos sexos entre los 16 y los 25 años de edad. Responde al mismo enfoque que impulsó el BID para la implementación de programas similares en Argentina y Chile: la provisión de capacitación laboral de jóvenes pobres a través de cursos cortos orientados por la demanda que son ofrecidos por proveedores previamente calificados encargados de garantizar un aprendizaje práctico a través de pasantías en las empresas.
El programa en el Perú se ha desarrollado desde 1997. Hasta fines del año 2002 había llevado a cabo nueve convocatorias o concursos a través de los cuales ha beneficiado a más de 30 mil jóvenes de bajos ingresos de distintas ciudades del país. A lo largo de su existencia han participado en el programa más de 300 instituciones públicas o privadas proveedoras de servicios de capacitación.
A diferencia de la mayor parte de los programas públicos, Pro joven ha contado desde su inicio con evaluaciones de impacto rigurosamente diseñadas para medir los efectos de su intervención. Los principales resultados de la última medición de impacto, permiten establecer las siguientes ventajas de los jóvenes beneficiarios
– 6% adicional de jóvenes con empleo
– aumento de 18% del ingreso por hora de los beneficiarios ocupados
– incremento del número de horas trabajadas en 5,5%
– disminución de la segregación ocupacional según género luego de seis meses de ejecución del programa.
Promoción de iniciativas empresariales de los jóvenes
En un contexto de revaloración social de la iniciativa empresarial privada como alternativa de desarrollo y fuente de generación de empleo, han surgido algunas iniciativas aisladas y dispersas que buscan promover las iniciativas empresariales de los jóvenes como una forma válida y viable de lograr sus metas de ingresos y empleo. Entre las experiencias más importantes cabe mencionar las siguientes 4:
– Programas académicos de nivel superior orientados al entrenamiento gerencial y la formación de empresarios: destacando el de la Universidad el Pacífico, la Universidad San Ignacio de Loyola y el Instituto Peruano de Administración de Empresas (IPAE).
– El programa de "Jóvenes emprendedores" del Ministerio de Trabajo y Promoción del
Empleo (MTPE).
– Programas de promoción orientados a la capacitación laboral y la formación gerencial de jóvenes llevados a cabo por Organismos No Gubernamentales (ONG) en el país: INPE, Arariwa, PEJ, Alternativa, CARE, CID y otros.
A continuación se hará un breve balance de algunas de las últimas experiencias mencionadas.
El programa "Jóvenes Emprendedores" es una iniciativa llevada a cabo desde el MTPE y opera actualmente en cuatro regiones del país. Se basa en un sistema de bonos: el otorgamiento de vouchers a los jóvenes usuarios, con los cuales eligen las instituciones capacitadoras de acuerdo a sus intereses. Los bonos que otorga el programa son de tres tipos: uno de capacitación, otro de asesoría y otro de asistencia técnica. Con ellos, los jóvenes pueden financiar el costo del servicio de las instituciones a las que recurrirán, las que son calificadas oficialmente como proveedoras del programa. A través del programa se brindan servicios a jóvenes de 18 a 30 años de edad que hayan completado el nivel de educación secundaria, que tengan voluntad de auto emprendimiento y que hayan aprobado una auto evaluación de competencias empresariales que puede ser realizada a través de Internet.
Un instrumento clave en la formación del nuevo empresario es la elaboración del plan de negocios, a partir del cual la asesoría brindada durante un periodo mínimo de tres meses apoya la gestión del financiamiento y la puesta en operación del mismo. Adicionalmente el programa ofrece un curso virtual y también bonos de asesoría presencial a los jóvenes que culminen el curso.
El programa tiene previsto brindar bonos de capacitación y asesoría a un total de 4.459 jóvenes. A la fecha se ha logrado sólo 20% de la meta. Se tiene también prevista la creación de 490 negocios, rubro en el que se ha progresado menos dado que sólo se ha cubierto 2% de esa meta.
Estadísticas mundiales
- Actualmente en el mundo hay más de 1.000 millones de jóvenes entre 15 y 24 años, y 85 por ciento de ellos viven en los países en desarrollo.
- La participación de los jóvenes en la fuerza laboral descendió de 59,3 a 54,4 por ciento entre 1994 y 2004, en gran parte como resultado de la mayor permanencia de los jóvenes en la educación, pero esto no significa que hayan mejorado sus perspectivas laborales.
- Cerca de 86 millones de mujeres y hombres jóvenes no tenían empleo en 2004. Representan 45 por ciento de los 191 millones de desempleados del mundo.
- Los jóvenes constituyen cerca del 20 por ciento de alrededor de 535 millones de trabajadores pobres del mundo. En 2004, cerca de 106 millones de jóvenes trabajadores vivían en núcleos familiares que ganan menos de 1 dólar por día.
- La participación de los jóvenes en la economía informal es excesiva. Cerca de dos terceras partes de los nuevos trabajos creados en América Latina y en Asia Sur oriental durante el período 1990-2002 fueron en la economía informal.
- Cerca de 52 millones de jóvenes entre 15 y 17 años fueron contratados para realizar trabajos peligrosos en 2004.
Conclusiones
- El limitado dinamismo del mercado laboral asalariado en el Perú no permite absorber la demanda de puestos de trabajo de los jóvenes. Muchos de ellos optan entonces por generarse su propio empleo.
- Es necesario anotar además, que los programas de capacitación y empleo son necesarios no sólo para generar ingresos sino también están diseñados para el desarrollo de capacidades, autoestima y derechos desarrollando su propia iniciativa lo cual refuerza su autoestima constituye un elemento fundamentalmente de su proceso de inserción social.
- Las nuevas tendencias de la economía globalizada plantean una serie de problemas, desafíos y retos para el logro de una adecuada inserción laboral de los jóvenes en el Perú.
- La modernización de la economía, la difusión de nuevas tecnologías y el incremento de competitividad a escala mundial han convertido al vínculo entre educación y trabajo en un elemento crucial del desarrollo económico, pero al mismo tiempo lo han vuelto más complejo y problemático.
- Hoy más que nunca se hace evidente la necesidad de incrementar el capital humano como requisito para el crecimiento y el bienestar del país; pero también aparecen con fuerza problemas de inadecuación entre el sistema educativo y los requerimientos para poder trabajar
- Las persistentes tasas de desocupación de una población cada vez más educada y, sobre todo, los altos índices de subempleo calificado revelan dos problemas distintos pero complementarios: la incapacidad de la economía para generar nuevos puestos de trabajo en el sector formal de la economía y la oferta de fuerza de trabajo formada y educada bajo estándares de muy baja calidad. El resultado es uno solo: la creación de empleos de baja productividad e ingresos. La demanda por trabajo calificado genera en principio una serie de opciones nuevas para los proyectos de vida de los jóvenes en el Perú.
- Son variadas las modalidades y los niveles de capacitación y formación del capital humano que se presentan a los jóvenes como alternativas de formación y profesionalización, y van desde la capacitación ocupacional hasta la profesionalización universitaria.
- Se han venido desarrollando en el Perú algunas iniciativas que, si bien son acciones aisladas y con poco impacto sobre el volumen de la población juvenil, implican esfuerzos significativos para mejorar el empleo juvenil y aprovechar mejor su capital humano.
- Dichas acciones apuntan a incrementar la calificación de la oferta de trabajo y a mejorar la relación entre oferta y demanda en el mercado laboral al que acceden los jóvenes.
- El cambio debe ser promovido por el Estado a través de la implementación de políticas públicas con participación de diversos actores (ministerios, organismos públicos, organizaciones no gubernamentales, sector empresarial, centros de formación, sociedad civil, organizaciones de jóvenes, iglesias, etc.) con la finalidad de avanzar en la provisión de alternativas adecuadas de empleo juvenil.
- Se debe trabajar en: el sistema de educación básica, el nivel de educación superior universitaria y no universitaria, las modalidades de capacitación laboral y de formación profesional, la capacitación en la empresa, los cursos cortos para especializaciones semicalificadas y la capacitación para el emprendimiento y el autoempleo.
Bibliografía
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Yanina Edith Cunza Vásquez
Perú, Lima, 19 de septiembre del 2006
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