Un artículo pertinente
Quizás la repetición de las ideas opere de manera negativa en el lector, pero una larga investigación, apremiada por la aceleración que manifiesta el planeta en su "afán" de autodestruirse, justifica dicha repetición. Se suma a lo poco que podemos realizar para detener la autodestrucción. La conciencia, a falta de la educación ecológica necesaria, se adopta a veces por el camino de la repetición. Ya hace rato que pasó el tiempo de la asimilación inicial del conocimiento ecológico y millones de personas en el mundo conocen el peligro que se cierne sobre la existencia del homo sapiens.
Tenemos un compromiso monumental con las generaciones venideras, con nuestros hijos, nietos, bisnietos, tataranietos; el de ser una generación "sustentable".
La Tierra se acomoda a nuestros ojos, producto de nuestra insaciabilidad, de nuestra irracionalidad. No se sabe aún la masa que hemos extirpado de su vientre y transformado en materia nociva. Cuánto petróleo, cuánta madera, cuánto suelo, cuánto mineral, cuántas sustancias químicas, cuánta tierra hemos removido y dañado, cuánta atmósfera hemos contaminado, cuántos aparatos hemos puesto en el basurero del cosmos. Los grandes espacios que hemos dejado vacíos en su vientre, a lo largo de cientos de años, debido a la extracción de petróleo, minerales, gases y otros, vienen ocupándose, desapareciendo, con grandes movimientos telúricos y alteraciones del clima.
Así, golpean las inundaciones y provocan muertes humanas y de animales, pérdidas de cosechas y de suelos; golpea el fenómeno El niño: igualmente provoca destrucción, lluvias intensas o grandes sequías. Volcanes que expulsan lava y cenizas, nevadas que encierran en sus casas a los que la poseen o congelan a los desposeídos. Las epidemias también cobran su precio; las guerras de hombres destrozándose a dentelladas, bajo la fuerza insistente del egoísmo. El mercado sembrando el hambre en cada ocasión, también bajo la fuerza siniestra del egoísmo. Eh hombre despedazando al hombre, como si una fuerza sobrenatural los echara a pelear
La Tierra se amolda a las condiciones que le hemos impuesto: ya no es la misma Tierra de la prehistoria. De ahí los cambios que sufrimos a cada paso. Y vendrán muchos más, hasta su transformación total. El homo sapiens tendrá que adaptarse, como en la Ciencia Ficción y en la realidad, ante la vindicación de la Tierra.
Por supuesto, se impone aclarar que no pertenezco a los que mayor responsabilidad tienen con el deterioro del medio ambiente: ese "orgullo" pertenece por sobre todas las cosas, a los poderosos, a la élite que es capaz de cualquier genocidio por su egoísmo, por preservar, afianzar y aumentar sus oros. Son ellos los que como dice un viejo sabio, los que más tienen que perder en este mundo. Son quienes más han aquilatado riquezas, quienes más han depredado, quienes más han asesinado el medio en que nos ha tocado vivir. Se reúnen en foros de ricos y nada aportan, solo métodos para expoliar con mayor ganancia. Claro, lo mejor que tiene esta situación creada por ellos mismos es la imposibilidad de que puedan escapar de las consecuencias de sus propios actos.
Ahora bien, Kalimantán no solo constituye el extenso texto que vehiculan varias partes o fragmentos, y articulan al final una jugosa serie, sino se ha de visibilizar en tanto proyecto sociocultural, cuya cresta remata en un museo virtual (y ecológico) sobre la solidaridad y el internacionalismo. Uno de tales textos, titulado Kalimantán 3. La desnudez de Raisa Milvia, se presentó en el I Taller Científico-Metodológico Interdepartamental de Preparación para la Defensa de las universidades de la región occidental, en la universidad de la Isla de la Juventud "Jesús Montané Oropesa", efectuado el 7 de diciembre del 2013. Este Kalimantán 3 está incluido en las memorias del evento (en un CD) con el ISBN 978-959-261-447-5. Otra ponencia, Necesidad de un museo virtual, se dictó el día 28 de mayo del presente 2014, en el Instituto Superior Politécnico "José Antonio Echeverría" (ISJAE) y también se incluirá en las memorias del III Taller Científico-Metodológico. Otros textos, primogénitos de una ya extensa investigación, como Kalimantán y Kalimantán 2, sustentan dicho proyecto.
Luego el presente artículo ha de remarcar el mencionado Museo Virtual sobre la Solidaridad y el Internacionalismo. Su pertinencia se sintetiza con relativa facilidad, a contrapelo de la hondura del análisis que exige el asunto: sin cooperación, sin solidaridad ni internacionalismo de capitalistas y revolucionarios, respectivamente, no será posible el resguardo del mundo. Es decir, del mismo modo que la cooperación primitiva le permitió al homo sapiens sobrevivir ante el clima, el hambre y los depredadores, así como los grandes movimientos poblacionales o emigraciones desde África hacia Asia y Europa (como ha sido demostrado ya por los antropólogos); de ese mismo modo, solo la cooperación, solo la solidaridad y el internacionalismo pueden evitar el deterioro del medio ambiente y asegurar con ello, la salud de un planeta casi con metástasis de cáncer de egoísmo.
La mayoría de los gobiernos (si no todos) tienen conciencia de la situación actual del planeta en sentido ecológico, de los riesgos que corre y de la ahorita irreversibilidad de cada paso, pero a la mayoría de los capitalistas les falta la voluntad política, por la misma naturaleza de la ontogenia del sistema que profesan. Y para más desgracia, son los capitalistas los que detentan la dominación y hegemonía en el planeta Tierra. La hegemonía económica, política, militar y cultural, del mismo modo que son los responsables del estado de deterioro que ostenta el planeta. Fueron ellos (y aún lo son) los principales depredadores tras un consumismo del que hoy no pueden escapar. Por eso ellos deberían dar los pasos más rápidos hacia la solución de este problema. Pero son los pueblos los más encaminados en esa dirección, los socialistas, los miembros de las izquierdas internacionales, ecologistas y religiosos conscientes.
He ahí la razón primera que nos arrastró a pensar en la socialización de la idea de creación de un museo virtual en Cuba, (1) el más exquisito ejemplo de cooperación internacional. Lógicamente, otras razones no menos reveladoras nos asisten en este empeño, como las relacionadas con la significación histórica y patriótica del internacionalismo para nuestro pueblo, y con la educación de generaciones de revolucionarios de todas las latitudes, sin contar el peso económico que puede representar este tipo de museo para un país cuya mayor riqueza la constituye su capital humano.
Empero, la experiencia del pueblo cubano en materia de cooperación internacional, su espíritu altruista y solidario con todos los pueblos del mundo, pueden, sin lugar a dudas, jugar un rol significativo en la conciencia de los más reacios, en la socialización del apremio de la cooperación entre los más antagónicos actores internacionales. El mundo está obligado a cooperar para salvarse, como lo hicieron los antepasados. Eso ya nadie lo puede negar; nadie lo puede obliterar.
Incluso (y entiéndase bien), si el antagonismo no deja acercarse y conversar a las fuerzas principales de la humanidad, la humanidad perecerá irremediablemente. Por eso el único camino posible es la cooperación. Solo ella puede crear las condiciones para subvertir la actual situación de deterioro del planeta.
Los capitalistas no pueden ser internacionalistas como los revolucionarios, pero pueden elevarse hasta la solidaridad: pueden ser solidarios. La concepción del internacionalismo es mucho más integral que la solidaridad. Media entre ambos un escalón sumamente definido. El internacionalismo solo se puede concebir en un revolucionario cabal; la solidaridad constituye un peldaño más bajo, menos elevado. Si ésta opera como valor, asequible incluso a capitalistas libres de egoísmos mayores, el internacionalismo constituye una meta de los revolucionarios, asentada en profundas concepciones; no solo el altruismo y el amor al prójimo llevan al internacionalismo: se necesita que esos valores se apoyen o fusionen con recias concepciones científicas revolucionarias, que sean incluso, el producto de ellas, el resultado de una educación consciente en esa dirección y que se haya convertido en estilo de vida, en talento natural.
Luego si partimos de la solidaridad que pueden experimentar los capitalistas, porque no lo han perdido todo como seres humanos, y del internacionalismo de sus antagónicos, los revolucionarios, se encuentran numerosos puntos de coincidencia, que permitirán esa cooperación de las dos fuerzas más poderosas del mundo. Y entiéndase bien, solo con la unión en ese sentido de ambas fuerzas se podrá salvar el mundo.
Las fuerzas del socialismo y de la Izquierda internacional unidas (lo cual incluye también a religiosos revolucionarios, comunistas y todos los indefinidos que no se adscriben a ningún partido, religión ni ideología; o sea, el "pueblo" en el sentido más amplio del término), no pueden cambiar las circunstancias de esa explotación de la naturaleza por el hombre. porque son fuerzas que operan bajo la dominación imperialista. Ello significa que no disponen de los medios ni recursos necesarios, no son fuerzas decisoras en este empeño. Evidentemente, sí presionan y con su actitud pueden cambiar la manera de pensar de los imperialistas en ese sentido específicamente, como lo han venido haciendo hasta ahora. Pero el tiempo se agota y no queda mucho para persuadir. Son los imperialistas quien disponen de las grandes transnacionales que continúan destruyendo el planeta, quienes poseen los medios necesarios, quienes deciden en los instrumentos "legales" los mecanismos que se deben emplear en esa interacción entre el hombre y la naturaleza, por encima de las presiones y protestas de los más afectados. Son ellos, pues, quienes operan como elementos decisivos en esta tremenda tarea de salvar el planeta.
Una disyuntiva horrenda se presenta ante los países más pobres. ¿Detenerse ante el deterioro del planeta? ¿Sembrar para siempre a sus economías en la miseria y no intentar al menos desarrollarse? Sería criminal la eliminación de ese derecho humano de esos países a desarrollarse y a intentar llevar a sus pueblos hacia el pleno bienestar; por encima, claro está, de la ya inevitable brecha de desigualdad que los separa de los más ricos. Los más pobres tienen derecho al desarrollo y no fueron precisamente ellos quienes depredaron el planeta. Por el contrario, como expresara Fidel Castro en varias ocasiones, fue con las riquezas de los pueblos con lo que se enriquecieron las economías desarrolladas del Primer Mundo. Fue el Primer Mundo el que depredó a los pueblos de África, Asia y América Latina. Y aún hoy los siguen explotando de manera más sutil y despiadada, con sus grandes inversiones y sus sempiternas políticas crediticias.
De modo que en el esfuerzo de los pueblos por salvar el mundo, nuestro hábitat, el papel decisivo le corresponde a los imperialistas. Solo ellos decidirán. Lástima que como señalara Fidel, mañana será demasiado tarde.
Ahora bien, la exposición de este museo virtual no se puede calificar de exhaustiva ni categórica. Sería imposible en un simple artículo o ensayo relativamente pequeño exponer la historia real de un país, pues la solidaridad e internacionalismo alrededor del archipiélago cubano data de mucho antes de la formación de la nación y están en sincronía con la historia misma desde antes del descubrimiento. Es por ello que nos hemos atrevido a garabatear un esbozo de cuanto deseamos, las líneas estructurales (como diría un pintor) de una caricatura de cuanto presentaría un museo de este tipo, ya sea real o virtual. Trabajos o textos de mayor extensión ya han sido publicados; investigaciones que aún no se han culminado. Pero fragmentos más extensos que permitirán un mayor acercamiento a la historia de la solidaridad, más allá de las fronteras del mar Caribe.
Tal vez la construcción de un museo real sobre la solidaridad y el internacionalismo se perciba como el paso ideal para la socialización o toma de conciencia del asunto en cuestión; sin embargo, los numerosos análisis e investigaciones nos han llevado a la conclusión de que las posibilidades que brinda un museo virtual son sumamente ventajosas, para la divulgación e incentivación de la solidaridad y el internacionalismo en el mundo: solo él nos permite trasladar, en apenas unos minutos, diversas ideas a cualquier latitud y alcanzar el mayor número posibles de curiosos.
Existen varios museos de este tipo; por lo general son sitios web que permiten determinada interactividad con los usuarios, instalados muchos de ellos en los propios museos reales. Tales son los casos, por solo anotar tres o cuatro de:
Sitio: www.louvre.fr (Museo del Louvre. Francia).
Sitio: www.hermitage.ru (Museo Estatal del Hermitage. San Petersburgo, Rusia).
Sitio: www.smm.org. (Museo de Ciencias de Minnesota. EE.UU.)
Sitio: www.tierradelfuego.org.ar/museo. (Museo del Fin del Mundo. Argentina)
"La interactividad en los museos virtuales —anota Aldo Guzmán Ramos— debe entenderse más allá de pasar páginas, y debe centrarse en la necesidad de generar en el visitante la curiosidad por seguir recorriendo el sitio. El museo virtual debe contener en sus páginas todas las posibilidades que Internet posee y plantearlas de un modo práctico, intuitivo y ameno". (2) Por nuestra parte, a más de una década de ese enunciado, remarcamos el empleo de los mayores avances de las nuevas TIC; (3) no limitarnos al simple sitio web, que ya hoy parece inaugurar una forzada obsolescencia.
Pero bien, ¿cuál sería la exposición?; ¿cuáles gestos de solidaridad e internacionalismo se expondrían en dicho museo, o se diseñarían para presentarlos en el museo virtual? Arduo trabajo le espera al equipo o grupo multidisciplinario. (4)
Apenas un apretado "esbozo arquitectónico" admite el presente texto.
La historia y la contemporaneidad de la solidaridad y el internacionalismo en Cuba constituyen la memoria que se impone presentar en dichas exposiciones del museo.
El Pabellón Preambular recogería toda la solidaridad e internacionalismo que se desarrolla alrededor del archipiélago cubano desde 1492 hasta 1958. Este espacio articula el sitio de Hatuey, el gesto de los criollos ante la independencia de EE.UU. con la participación de Henry de Saint Simon, Miralla y el venezolano Francisco de Miranda; la visita de Garibaldi y toda la actividad del movimiento bolivariano (y de otras conspiraciones) alrededor de Cuba. Luego, vendría el Salón Gómez-Martí donde se mostraría el discurso que nos ocupa durante las guerras de independencia, con la participación en ellas y en su preparación de representantes de todas las latitudes, desde los culíes chinos hasta los "mambises" rusos, y de América toda. Más adelante aparecería el Salón de la República Neocolonial con diversos momentos: desde el gesto internacionalista de Mella con los soviéticos en la bahía de La Habana, hasta la organización del Congreso Internacional, su relación con Aponte antes de subordinarse este último a Sandino, su ingreso al Partido Comunista Mexicano, y un sitio de Tina Modotti, el apoyo del pueblo en su paso por Tiscornia, o su relación con Rubén Martínez Villena y otros cubanos en la Segunda Guerra Mundial. Esa sería la Sala Julio A. Mella. También estaría la Sala Pablo de la Torriente Brau, la participación de los cubanos en la guerra en España, los caídos en campaña. Y cerraría el Pabellón Preambular con el Salón 1946-1958: el apoyo al pueblo soviético, el bogotazo, donde aparece Fidel con el "programa de Bogotá". (5)
La carta de agradecimiento de Camilo, dirigida a profesores y estudiantes de Venezuela, del día 9 de enero, y su despedida de combatientes de varios países (que lucharían y caerían en República Dominicana) inaugurarían las misiones militares en 1959. Estas misiones se expondrían en "el patio del museo", con armamento y técnica militar empleados en acciones combativas. Allí operaría la presencia de los internacionalistas que partieron hacia Argelia todavía en pleno ciclón Flora, los que partieron hacia los Congos Leopoldville y Brazzaville, hacia Siria, República Árabe Saharaui Democrática, Yemen del Sur, Argentina, Bolivia, Venezuela, Nicaragua, Angola, Etiopía, Mozambique, Guinea Bissau y otros. En este mismo espacio, "el patio del museo", trabajaría la administración en sus oficinas, pero estarían también el teatro, la sala de ceremonia o galería, tiendas, baños y un bien constituido archivo central, automatizado o con un espacio para la sala de automatización. Allí se conservaría, en diversos soportes, la mayor cantidad posible de información sobre la solidaridad y el internacionalismo.
En algunos centros a estos archivos del museo se les conocen como registros, pero prefiero llamarles archivos porque atesoran no solo piezas, ni la documentación actualizada de las piezas del museo. Se trata, entonces, de recopilar en distintos soportes toda la información posible alrededor de la solidaridad y el internacionalismo, desde artículos y diversos textos de museógrafos, museólogos, sociólogos, artistas, escritores e investigadores hasta las más bastas experiencias de esa gestualidad en las distintas partes del mundo donde han estado los cubanos cumpliéndola, los numerosos escritos de los propios internacionalistas cubanos. Por cierto, ahora mismo acabamos de pinchar e introducir en Monografías. com las palabras solidaridad e internacionalismo; se encontraron 250 recursos, o sea monografías. Si se rastrea con un buscador en otros sitios aparecerán cientos de textos sobre el asunto, que pueden incluirse en los archivos del museo. Por ello entendemos que la labor investigativa en este sentido no acaba nunca. Desde textos que recuerdan hasta el viejo "anacionalismo", primogénito del anarquismo y enemigo del patriotismo, hasta los que realzan las historias más hermosas de la humanidad, escritos por los mismos internacionalistas. Abarrotados, en fin, se mantendrían dichos archivos.
Ya en espacios elevados, alrededor del "patio", se presentarían por ramas las misiones civiles después de 1959: Sala de la Medicina, Sala de la Educación, Sala de las Ciencias, de la Construcción, de la Cultura, del Deporte y otras. También aquí hay ya una enorme experiencia e investigaciones bien avanzadas sobre la labor del pueblo cubano en otras latitudes, separadas de la labor militar. Acciones y gestualidades en general que van desde una donación de sangre en la Sierra Maestra para los heridos de un terremoto lejano hasta la alfabetización en la selva del Amazona, o la construcción de un aeropuerto en África.
Por supuesto, todos los espacios estarían diseñados en sincronía con las exposiciones, desde sus estilos arquitectónicos hasta sus decoraciones. Dos elevadores resolverían el acceso a los espacios elevados y junto a ellos deben quedar bien diseñados también, visibles en su realidad virtual otros accesos, recovecos, mezzanines. Seguramente todo o casi todo en 3D.
He ahí, en hiperapretada síntesis el museo virtual de la solidaridad y el internacionalismo, y sobre todo, la importancia capital de su socialización; bien que, entre otras muchas acciones que se necesitan hoy para luchar contra el cáncer de egoísmo que padece el planeta, la toma de conciencia sobre la obligatoriedad de la cooperación en un mundo diverso se torna cada día más ineludible.
Aquí va ahora, como un homenaje, mi poema UN HOMBRE. Al más grande internacionalista cubano de todos los tiempos, a un hacedor de milagros: Fidel Castro Ruz.
UN HOMBRE
Cuando un hombre
abraza a otro,
el sustantivo simple
puede ser amigo.
Si millones de seres
reclaman a otros miles,
el sustantivo simple
puede ser unidad
y patria,
la palabra-savia.
Y si miles de personas
aclaman a un hombre,
el sustantivo simple
puede ser héroe.
Pero si millones de seres
de ambos hemisferios
empinan a un hombre,
entonces,
el sustantivo simple
es Fidel.
NOTAS:
(1).- A esta idea se adiciona la de incentivar la institución del Día de la Solidaridad y el Internacionalismo, como tantos y tantos días de celebraciones que existen, o se han instituido por su importancia y pertinencia contemporánea.
(2).-Guzmán Ramos, Aldo: "Del Museion de la Antigua Grecia al Museo Virtu@l del Siglo XXI". Buenos Aires, Argentina. 2002. http://www.naya.org.ar
(3).-TIC: Tecnología de la Información y las Comunicaciones.
(4).-Tal equipo multidisciplinario de trabajo debe estar compuesto por historiadores, museólogos, museógrafos o curadores y especialistas de las TIC (diseñadores, ingenieros en Informática o programadores).
(5).- La acotación "programa de Bogotá" es nuestra.I
Autor:
Ing. y Lic. Enrique Martínez Hernández