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Los efectos de la restricción alimenticia en el comportamiento: El Experimento de Minnesota

Enviado por Felix Larocca


  1. "Come menos y vive más: La nueva síntesis…
  2. El Minnesota Experiment
  3. Método
  4. Acaparar para saciar el hambre emocional
  5. De cómo comer cuando alguien está padeciendo del hambre como tortura
  6. Harturas
  7. Exploremos los cambios de la personalidad y los emocionales reportados en los sujetos del "Experimento"
  8. Ahora revisaremos los cambios sexuales y sociales
  9. Ahora examinaremos los cambios físicos y cognitivos
  10. Discusión
  11. En resumen
  12. Bibliografía

"Come menos y vive más: La nueva síntesis

"La asociación de la comida, en proporciones exiguas, y la longevidad no son asuntos nuevos, ya que su importancia — aunque, no rigurosamente establecida — se cita, como hecho concreto, y con frecuencia persistente, desde hace ya mucho tiempo. Es como si intuyéramos, que el mucho comer y el mucho beber, no nos ayuda con el "mucho vivir.

"Nuevos hallazgos — que no son tan nuevos — se vienen reportando aparatosamente, en toda la prensa norteamericana desde hacen unos pocos días…

"Newsweek

"Bob Cavanaugh fuma cinco puros al día. Es idóneo físicamente, y, a la edad de 61 años expresa tener la intención de llegar a vivir los 120, comiendo como acostumbra. ¿Su "arma secreta"?: Cavanaugh es devoto a la práctica de la restricción calórica severa (RCS)". (Continúen leyendo: http://www.monografias.com/trabajos73/restriccion-calorica-prevencion-cura-obesidad/restriccion-calorica-prevencion-cura-obesidad"

En el 1944 Ancel Keys y sus colegas en la Universidad de Minnesota condujeron una investigación de importancia crucial para quienes estudian la anorexia, la bulimia, la obesidad y su acompañante directo e indirecto, la dieta restrictiva (en otras palabras, las disorexias).

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A la izquierda, mono en dieta restrictiva. A la derecha, mono en dieta normal

Esta investigación es de importancia, no sólo porque ilumina el entendimiento de las enfermedades que hoy tratamos, sino porque nos proporciona una base desde donde comenzar a discernir los efectos de la auto-inanición controlada en un grupo uniforme de treinta y seis hombres, objetores de conciencia, durante la Segunda Guerra Mundial.

Una pausa necesaria

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Anoréxica

Antes de proseguir en esta ponencia debemos de hacer ciertas clarificaciones esenciales, para que logremos apreciar el valor que los resultados del experimento nos proporcionan:

  • La anorexia nervosa era condición casi desconocida en el período de esta investigación

  • La bulimia era totalmente desconocida y, como hemos descrito en otros artículos,

  • La obesidad era excesivamente rara

  • La anorexia y la bulimia, generalmente afectan, a una cohorte de mujeres jóvenes (aunque se encuentran excepciones, como hemos reportado en las anorexias postreras). Para leer más: http://www.monografias.com/trabajos88/anorexias-postreras-juveniles-sus-sorpresas/anorexias-postreras-juveniles-sus-sorpresas

  • Históricamente la anorexia se describe casi exclusivamente en el sexo femenino

  • Las causas de la anorexia y la bulimia permanecen desconocidas y por ello, sujetas a la especulación y no mucho más. Por lo cual, el "Experimento" estudiado no aplica directamente a las entidades diagnósticas susodichas.

Además, existe otro factor de importancia crucial. Éste consiste en que nuestra alimentación presente ha sido transformada: yendo — en tiempos pasados — del consumo de comidas preparadas de manera que no engordaban, a comidas que hoy son responsables por la epidemia de la obesidad.

El Minnesota Experiment

"No hay ninguna relación entre el colesterol en los alimentos y el colesterol en la sangre. Algo que hemos sabido por mucho tiempo. El colesterol en la dieta, no importa en lo absoluto a menos que uno sea un pollo o un conejo." Ancel Keys (1904-2004)

El famoso experimento consistió en el estudio sistemático de un grupo de hombres jóvenes, presumidos normales en todos respectos, que fueron sujetos a los rigores de la restricción calórica de alimentos durante el período comprendido entre noviembre 19, 1944 y diciembre 20, 1945.

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Los aspectos fundamentales de esta investigación son de interés para quienes estudian el hambre o tratan la obesidad, la bulimia, la anorexia y, asimismo para quienes recomiendan y supervisan regímenes dietéticos, aunque, a menudo lo hagan carentes de conocimientos de la neuropsicología de la inanición humana.

Nuestra razón para afirmar lo antedicho es simple, y está soportada en numerosos artículos publicados de soporte al efecto. (Para leer más: /cgibin/search.cgi?query=obesidad%20larocca)

Las experiencias observadas en los voluntarios envueltos en la prueba resultaron similares, aunque no idénticas, a quienes se someten al hambre forzada en una situación controlada y por razones de conveniencia. Lo que define todas las dietas comerciales. (Véanse mis ponencias al respecto).

Método

Los voluntarios vivieron juntos y confinados durante la duración de la prueba.

Durante los primeros tres meses de la investigación todos comieron normalmente, mientras su comportamiento, actividades físicas y patrones de alimentación fueron observados y rigurosamente documentados.

En tanto que en los siguientes seis meses, a los participantes se les redujo su consumo inicial de comida por un 50%, perdiendo en promedio — como resultado — un 25% de su peso inicial.

Es digno de mención que la reducción en la cantidad de comida es idéntica a lo que los "expertos norteamericanos" en la dietética, llaman "tratamiento conservativo" para la obesidad, lo que significa que no causaban ansiedades a quienes supervisaron la prueba.

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La nueva dieta: 650 millones servidos al año, solamente en los EEUU

Los meses finales verían a los voluntarios entrar en el período de recuperación nutritiva.

Lo importante para estudiar este ensayo, no es el proceso mismo del experimento — acerca del que tanta tinta se ha derramado — sino en sus resultados y en sus aplicaciones a nuestro entendimiento de una forma especial de inanición, a saber: la de la inanición controlada — sin el deseo de enflaquecer — la que no debe de ser confundida con la restricción calórica de las disorexias.

Comenzaremos con un análisis de las actitudes y el comportamiento de los voluntarios en lo que respecta a la comida y el comer, cuando entraron en la fase de restricción calórica.

Hoy no nos parece sorpresivo que los cambios más prominentes, exhibidos por los sujetos en esta parte del estudio, estuvieran relacionados a una preocupación adaptiva con la relativa falta de comida.

Todos quienes dietan — por cualquier razón — desde el paleolítico superior hasta hoy, cuando confrontan la carencia de alimento, se preocupan más por obtener comida que por cualquier otro asunto de importancia, la actividad sexual incluida.

Todos los voluntarios reportaron dificultades en dedicarse a acciones rutinarias, ya que los pensamientos acerca de la comida y el comer los asediaban de manera constante.

Parecería ser como si la comida se convertiría en el tópico principal de toda conversación. Simultáneamente, el interés en el sexo como actividad y proceso disminuyó de manera dramática.

Con el progreso de la sensación del hambre, impuesto por la dieta restrictiva, el juego con la comida servida en los platos de los voluntarios — como si para prolongar la experiencia de comer — aumentó. Comportamiento que es frecuente en las anoréxicas y en algunas bulímicas, por distintas razones.

Rituales para comer se evidenciaron y algunos de los sujetos consumían sus refrigerios por horas interminables, lo que hicieran, no para evitar la gordura, como acostumbran las anoréxicas y algunas bulímicas.

Libros de recetas culinarias y artículos acerca de la preparación de alimentos adquirieron importancias inéditas para ellos.

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Mahatma Gandhi en actividad compulsiva durante sus ayunos

Las anoréxicas y las bulímicas, sabemos que disfrutan servir comida a los demás, comportamiento nunca documentado en este experimento.

Observar a otros comer, o el simple olor de comida, se convirtieron en placeres vicarios, durante el examen. Nada se entendía, entonces, acerca de las neuronas de espejo por lo que este comportamiento no mereció explicación alguna.

Acaparar para saciar el hambre emocional

Acaparar objetos para lograr sentimientos de seguridad. Fue algo que muchos manifestaron y algo que Freud entendiera, cuando describiera el carácter anal-retentivo. (Para leer más: http://changingminds.org/explanations/learning/freud_stage.htm)

Además de coleccionar libros de cocina y recetas, algunos de los sujetos comenzaron a recopilar tazas, platos, saleros, servilletas y otros accesorios de uso culinario.

De acuerdo al reporte, el acopiar de este modo, asimismo se extendió a asuntos que no eran relacionados ni a la cocina o al comer.

Las obsesiones y los movimientos estereotípicos que, a menudo se observan en personas y en animales durante períodos de inanición, hicieron su aparición, como describiéramos en nuestro artículo, Eating Disorders and Self-Help in Missouri.

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Resultado de la nueva dieta

Algunos de los voluntarios fueron sorprendidos hurgando por comida en los zafacones de basura.

En su libro autobiográfico, estrella bulímica Sherry Boone, admite haber sido encontrada por su marido haciendo lo mismo.

La tendencia a acumular se ha descrito en pacientes con anorexia, y aún en ratas y otros animales hambrientos.

A pesar de que casi todos los voluntarios, antes del experimento, carecieran de interés en la cocina y en la preparación de comidas, al fin de la investigación algunos cambiaron de ocupación: tres se volvieron chefs y otro se dedicó a la agricultura.

De cómo comer cuando alguien está padeciendo del hambre como tortura

Para quienes sufren del hambre, el acto de comer se vuelve obsesión. Así fue el caso con los participantes en el experimento. Al principio, algunos de los voluntarios ingerían vorazmente, toda la comida que, por delante tuvieran. Pero, al final lo harían de un modo deliberado, como si para extender cada bocado al límite posible de la gustación placentera.

Mucha deliberación y planeamiento entrarían en decidir la manera en cómo consumirían la cantidad de comida asignada para el día.

Todos demandaron que sus comidas fueran servidas calientes. Para entonces crear sus propias mescolanzas extravagantes, consistiendo de comidas extrañas, las que se convertirían en hábito.

Todos usaban la sal, el azúcar, amén de todo condimento, y las especias de modo exagerado e indiscriminado.

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Bulimia

El consumo de café y del té se convirtió en algo tan descomunal, que los dirigentes del experimento limitaron las cantidades a 9 tazas al día.

De manera similar, el uso del chicle se tornaría enorme y hubo que restringirlo, cuando se descubriera que un sujeto estaba mascando 40 paquetes de éste al día.

El voluntario mismo se quejaría, más delante, de haber desarrollado una úlcera bucal, resultado de tanta actividad masticatoria.

Harturas

Durante el período de la realimentación, todos los voluntarios se quejaron de estar muy hambrientos. Algunos se controlaban, sin comer en exceso, mientras que otros no pudieron lograrlo. Muchos se empachaban, terminando sintiéndose mal por ello.

Muchos robaban comida.

Otros, en anticipación a la bulimia, de hoy familiar, decidieron vomitar, pero no para no engordar, sino para aliviar la sensación molesta resultante del atiborro.

Durante esta fase, algunos de los voluntarios fueron excluidos porque se creyó que éstos no eran capaces, psicológicamente, de tolerar los rigores de la situación experimental.

Muchos empezarían el consumo de cantidades enormes de comida sin poder detenerse.

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Rata hambrienta ejercitándose sin pausa

Otros empezaron a comer de modo continuo.

Mientras que, finalmente se llegaría a descubrir el hecho, aparentemente paradójico, de sentirse hambriento, poco después de una hartura.

Hecho de la mayor relevancia.

Porque para quienes tienen algo que ver con las dietas, éste sería un hallazgo crucial.

Este último efecto es importante de subrayar, porque su impacto persistiría de diez a doce semanas. Secuela que se desencadenaba cuando comían una cantidad de comida mayor de lo acostumbrado. (Véase mi artículo, El Precio de una "Jartura" en monografías.com)

Ejemplos de los efectos de los empaches abundan en el reporte final del estudio. Aquí presentaremos algunos que creemos ilustrativos:

  • Uno de los voluntarios acostumbró a comer cantidades enormes en una sentada (un estimado diario de 6,000 cal.) no obstante, comenzaba a "picar" minutos después de terminar su colación heroica.

  • Otro consumía hasta "explotar" tres veces al día, procediendo a comer, durante el resto del día, siete meriendas de considerable tamaño.

  • Muchos sufrían ataques de nausea y vómitos, después de comer.

  • Un voluntario necesitó hospitalización para aspiración del exceso de comida en su estómago. Su internamiento duró diez días.

  • Muchos se quejaban que les era difícil parar de comer, luego de haber ingerido unas 10,000 cal.

La descripción de algunos de ellos sigue:

  • "Sujeto No. 20 se atiborra de comida hasta que piensa que va a explotar, hasta que siente que va a desmayarse — pero aun tiene hambre. No. 10 confesó que no tenía la fuerza de voluntad para parar de comer. No. 1 comió hasta que se sintió muy mal y débil. No. 30 tuvo que alejarse, corriendo, de la mesa, porque el hambre lo iba "a matar" — aunque estaba empachado. No. 26 confesó que estaba repleto de comida y que, a pesar de ello comió seis comidas más de tamaños descomunales".

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La nueva dieta

Luego de cinco meses en el período de realimentación, la mayoría de los voluntarios reportó, cierta normalización de sus estándares de comer, aunque en algunos el sobre-consumo extremo persistió.

Retornemos a las descripciones de los voluntarios:

"No. 18 comía y comía hasta que no le cupiera más. Aún así, sentía la necesidad de comer otra vez en menos de una hora.

"Más de ocho meses más tarde, el deseo de seguir abarrotándose en exceso persistiría para muchos.

"Número 9 siguió comiendo muy por encima de lo que acostumbrara antes del comienzo del experimento; pero una vez, cuando trataría de reducir su consumo, sufrió tanto que no pudo tolerarlo".

Factores que distinguieran entre aquéllos que retornaron a la normalidad de consumo fácilmente y los que no lo lograran no pudieron establecerse.

He aquí los mayores detalles señalados:

  • El consumo excesivo de comida desarrolló en un grupo preponderante de los sujetos en el estudio.

  • Esta tendencia a empacharse persistiría por muchos meses luego del retorno al acceso de colaciones normales.

De tal manera, el hecho de que la urgencia al empacho se produjo de manera experimental, debe de indicarnos que los factores psicológicos que, a veces se invocan en las disorexias, no eran los responsables.

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La realidad y los hechos (/trabajos46/anorexia-expertos/anorexia-expertos)

Entonces, ¿qué estaba sucediendo?

Veremos…

Estas mismas conclusiones se han corroborado en investigaciones con algunos ex prisioneros que fueron internados en campos de concentración durante la II Guerra Mundial.

Exploremos los cambios de la personalidad y los emocionales reportados en los sujetos del "Experimento"

Primero, establezcamos de nuevo, que los voluntarios eran, supuestamente, personas de mayor equilibrio emocional que lo que resultaría, de haber sido escogidos al azar de entre una población cualquiera en su época.

Pero a pesar de la vigorosidad y salud personal idónea que todos demostraran, antes del experimento, la mayoría sufrió deterioro emocional significativo como resultado del hambre forzada.

La mayoría evidenció trastornos severos de la personalidad, con un 20% manifestando disrupciones extremas que interferirían con su funcionamiento total.

La depresión era un hallazgo de la mayor severidad, frecuencia e importancia durante el estudio. Elación y euforia hicieron apariencias fugaces, para ser seguidas por períodos de apatía y cambios bruscos del estado de ánimo con altas y bajas alternando (mood swings).

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Irritabilidad y explosiones de rabia eran frecuentes, aun en personas que fueran de naturaleza plácida antes de la inanición.

La ansiedad era evidente en todos los participantes. Muchos comenzarían a morderse las uñas y a fumar para disipar la angustia.

La apatía y la dejadez, con deterioro del cuidado y de la higiene personal, hicieron su aparición paulatina.

Durante el período de astenia dos sujetos sufrieron desorganizaciones mentales de naturaleza psicóticas.

La realimentación no disiparía los elementos psicológicos inmediatos, sino que lo hizo gradualmente. Algunos de los hombres, actualmente se volverían más deprimidos, y aún, más irritables, argumentativos y antagonistas de lo que fueran durante el período de hambre.

Durante la realimentación uno de los voluntarios escribió en su diario lo siguiente:

"Yo nunca me he sentido tan deprimido en toda mi vida. Se me ocurrió que lo único que me libraría de mi abatimiento sería poder salir del experimento. Para lograrlo, decidí cortarme un par de dedos. Hace diez días, levanté mi carro con el gato y dejé que cayera en los dedos que perdí… fue un acto premeditado".

Los resultados obtenidos en el MMPI (Inventario Multifacético de la Personalidad de Minnesota) revelaron que la auto-inanición produjo aumentos significativos en las escalas de Depresión, Histeria e Hipocondría. Los perfiles en general sustanciaban un deterioro dramático en los sujetos, producto del hambre.

Un hombre cuyos test eran sólidamente normales al comienzo del experimento, en diez semanas de reducción alimentaria y con una pérdida de 10 lb o sólo 7% de su peso inicial, reveló cambios drásticos en los resultados obtenidos en el MMPI.

La depresión y la desorganización emocional fueron los factores más prominentes en los voluntarios que fueran más afectados por la auto-inanición.

Ahora revisaremos los cambios sexuales y sociales

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Bulimia

Un voluntario hizo la siguiente entrada en su diario:

"Yo soy uno de los dos ó tres que todavía sale con las muchachas. Yo me enamoré de una mujer durante el período de control, pero ya casi no la busco ni la veo. Resulta ser demasiado el esfuerzo en encontrarla, aun cuando ella me visita en el laboratorio. Demanda demasiada voluntad agarrarle la mano. Las cosas que hacemos juntos deben de ser ligeras. Si vemos una película, la parte que más me interesa es donde hay gente comiendo".

Los intereses y el deseo sexual estaban reducidos de manera drástica. La masturbación, las fantasías eróticas y los impulsos sexuales, o estaban muy atenuados, o habían desaparecido.

Un voluntario lo expresó de la siguiente manera: "Yo no tengo más apetito sexual que una ostra enferma" — aun esta metáfora tan peculiar hizo referencia a la comida.

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Ancel Keys observó que "muchos de los hombres acogieron con beneplácito la libertad de las tensiones y frustraciones sexuales típicas de su edad".

El hecho de que la inanición reduce la intensidad del instinto sexual ha sido, erróneamente explicado por Crisp como si fuera una maniobra adaptiva en el sentido de que inhibe el deseo sexual — para él una fuerza motivadora en la dieta de muchas de las anoréxicas.

Recordemos que estos hombres no eran mujeres anoréxicas, ni querían adelgazar por razones estéticas.

Para ellos, el retorno a la libido normal, no fue expediente, ya que tomarían entre ocho y nueve meses de re nutrición para que la mayoría de estos hombres sintiera la reaparición del deseo sexual del que gozaran antes del experimento.

Ahora examinaremos los cambios físicos y cognitivos

Los sujetos en el estudio, reportaron dificultades en la concentración, en sentirse alertas, y juicio errático durante la restricción de alimentos. Sin embargo, las pruebas de inteligencia no demostraban déficit alguno.

A los seis meses de hambre, los sujetos comenzaron a exhibir cambios físicos incluyendo molestias gastrointestinales, insomnio, mareos, dolores de cabeza, hipersensibilidad a la luz y al ruido. Vigor reducido, control muscular deficiente, hinchazón, pérdidas de pelo. Reducción en la tolerancia al frío con manos y pies "congelados". Trastornos visuales — inhabilidad de enfocar, dolores oculares, y "moscas volantes" en el campo visual — trastornos auditorios — zumbidos y ruidos en los oídos — y parestesias en las manos, las piernas y los pies.

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Camino a la tumba…

Síntomas que pueden ser debidos a carencias de vitaminas no diagnosticadas.

Aquí resulta necesario enfatizar que muchas de estas manifestaciones serían reconocidas por quienes gocen de un mejor entendimiento de la fisiopatología y las neurociencias humanas.

Una variedad de cambios físicos reflejaron la reducción en actividad de las funciones del cuerpo.

Se notaron reducción en el ritmo cardíaco, el metabolismo basal y de la temperatura corporal.

Lo mismo se observa en algunas pacientes con anorexia aunque corran maratones para perder más peso.

Al final de la reducción de comida el metabolismo basal de la mayoría de los participantes había bajado un 40%. Lo que, igualmente, sucede a muchas personas que siguen dietas.

Para muchos que, como Garner han adaptado algunos de los principios avanzados por nosotros en el campo específico de la educación del paciente y la familia, el "Experimento" — para él, y nadie más — suministra pruebas de la necesidad imperiosa de impartir conocimientos a los pacientes de los efectos de la auto-inanición y de la deseabilidad del aumento de peso, en la inanición artificialmente inducida, antes de que el tratamiento logre ser efectivo, ya que la dieta restrictiva afecta áreas específicas del funcionamiento humano para que éstas sean ignoradas.

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La cuarta disorexia

Pero, este objetivo no se logra recomendando que lean los dos volúmenes del Minnesota Experiment como Garner propone.

Discusión

Si algún conocimiento derivó del "Experimento", fue que nuestro organismo responde defiriendo sus urgencias instintivas, a la pulsión primordial del hambre que representa la supervivencia.

Pero que lo logra a través de mecanismos de índole humoral poco entendidos, y que, no son susceptibles a las maniobras externas para lograr equilibrios internos.

Una cosa es, cuando se sufre hambre bajo condiciones controladas, y otra es, es cuando se la padece porque no se quiere ser gordo o cuando se hace de modo cosmético.

El hipotálamo responde y se ajusta de manera diferente en cada una de esas situaciones, como todos quienes hayan tratado de perder de peso han comprobado.

Pero, existen otros elementos enigmáticos en las disorexias.

Por ejemplo, la cesación de los períodos antes de que la anoréxica, se vuelva anoréxica, iniciando la dieta característica.

O de la hiperactividad, a veces mortal, que desarrolla en conejillos de india sujetos a la inanición en el laboratorio, y asimismo en algunas anoréxicas que así han sucumbido.

Tampoco, el "Experimento" toma en consideración que muchos de los síntomas, por los voluntarios manifestados, son típicos de la anemia megaloblástica, mencionada en nuestros propios estudios.

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La segunda disorexia

Y, que antes de llegar a conclusiones de índoles arriesgadas, que hay que considerar que este fue un experimento de hombres y para hombres, sin incorporar a la mujer, cuyos atributos físicos y emocionales son esencialmente distintos al de ellos.

La pregunta que, a menudo, muchos se hacen es la de que si los voluntarios engordaron después del experimento. Esta pregunta no ha sido contestada de modo satisfactorio para nosotros, ya que hacen más de sesenta años de que el experimento se realizara, y los hábitos de comer de los americanos y, los del resto del mundo, han cambiado.

Muy pronto, se supone, que será publicado un libro que nos proporciona el seguimiento de los 36 hombres (y, no mujeres) que nos suplirían conocimientos acerca de la semi-inanición masculina, sin tomar en cuenta la de las mujeres que, históricamente se estudia en las vidas de tantas de las santas ascetas de la iglesia católica. (Para un artículo interesante al respecto: http://jn.nutrition.org/content/135/6/1347.full)

Nuestra preocupación actual siendo, no cómo explicar la inanición, sino como explicar cómo, la inanición artificial de las dietas comerciales puede lograr controlar la obesidad que continúa su avance inexorable a todos niveles socioeconómicos y demográficos.

Algo que las dietas nunca han logrado modificar de manera efectiva y permanente.

En resumen

La inanición experimental no basta para explicar los fenómenos de índole emocional que acompañan las cuatro disorexias, ni la efectividad inexistente de las dietas comerciales.

He dicho.

Fin de la lección.

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Bibliografía

  • Larocca, F. E. F: (1982) 10th International Congress of the Association for Child and Adolescent Psychiatry and Allied Professions, Dublin, Irish Republic: Anorexia Nervosa: The Role of Educating the Patient and the Family for a Favorable Treatment Outcome

  • Larocca, FEF: La Anorexia Nervosa: ¿Confirmación Darvinista de la Selección Natural en monografías.com

  • Larocca, FEF: Anorexia Mirabilis, Anorexia Sagrada en psikis.cl, maxmail.com y en monografías.com

  • Larocca, FEF & Stern, J: EATING DISORDERS AND SELF-HELP IN MISSOURI, Missouri Medicine, Dec. 1984, pp.764-773

  • Larocca, FEF: La Restricción Calórica: Su impacto Incidental en la Prevención y Cura de la Obesidad en monografías.com

  • Larocca, FEF: La Anorexia Nervosa: La Realidad y los Hechos: Así Hablan los Expertos en psikis.cl y en monografías.com

  • Larocca, FEF: ¿Por qué? (a Veces) la Gente que Come en Exceso no Engorda en monografías.com

  • Larocca, FEF: El Sexo como Función y el Sexo como Proceso en monografías.com

  • Larocca, FEF: Neuronas Espejo: Neurociencia Aplicada en monografías.com

  • Larocca, FEF: El Acto y la Acción de Comer en monografías.com

  • Larocca, FEF: Las Dietas para Reducir: La Cuarta Disorexia en monografías.com

  • Larocca, FEF: Los Dietistas, Quienes los Siguen y el Pensamiento del Satírico Romano Juvenal en monografías.com

  • Garner, D: (1997) Psychoeducational principles in the treatment of eating disorders. En: Handbook for Treatment of Eating Disorders. (145-177). D.M. Garner & P.E. Garfinkel (Eds). Guilford Press.

  • Crisp, A: (1980)). Anorexia Nervosa: Let me be. London: Academic Press.

  • Fantino, M: (1980) Body weight regulation with a proportional hoarding response in the rat. Physiology and Behavior, 24, 939-942.

  • Keys, A: (1950) The biology of human starvation (2 vols.). U of Minnesota

  • Pirke, K: (1987) Biology of human starvation. In P. J. V. Beumont, G. D. Burrows, & R. C. Casper (Eds.), Handbook of eating disorders: Part 1 Anorexia and bulimia nervosa (pp. 79-102) Elsevier.

 

 

Autor:

Dr. Félix E. F. Larocca