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Memorias de Adriano – Aproximación hermenéutica (página 2)


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Hombre muy culto, se rodeó de poetas, filósofos y eruditos. Escribió versos y prosa, en latín y griego, con gran habilidad. Muy interesado en la arquitectura, construyó edificios magníficos como el Ateneo (una academia para el fomento del estudio), el templo de Venus y de Roma, el panteón de Agripa (reconstruido), y su mausoleo (actualmente el castillo de Sant"Angelo). En Atenas levantó muchos otros edificios. Su villa en Tibur (Villa Adriana) era, en realidad, una pequeña ciudad con edificios magníficos que recordaban lo mejor que había visto en sus viajes, e incluía algunas de las mejores estatuas de la antigüedad.

MARCO AURELIO[3]

Marco Aurelio Antonino (121-180), emperador romano (161-180) y filósofo estoico, reforzó la autoridad imperial y reformó la legislación.

Marco Aurelio, cuyo nombre original era Marco Annio Vero, nació en Roma el 20 de abril del año 121, sobrino por matrimonio de Antonino Pío, más tarde emperador. Después de que este último accediera al poder, adoptó a su sobrino, le casó con su hija y le asoció al poder (145). Marco Aurelio llegó a ser emperador a la muerte de aquél, en el 161, año en el que asoció al trono a su hermano por adopción Lucio Aurelio Vero (fallecido en el 169). Durante su reinado libró guerras defensivas en las fronteras del norte y del este del Imperio. Sus legiones contuvieron la invasión parta de Siria en el 166, pero de nuevo Roma se vio obligada a luchar en el 167 contra las tribus germanas en la frontera Rin-Danubio. Marco Aurelio regresó a Roma, de forma intermitente, durante la campaña germana, para realizar reformas legales y administrativas. Aunque estaba preocupado, en particular, por el bienestar público e incluso vendió sus posesiones personales para mitigar los efectos del hambre y la peste en el Imperio, persiguió a los cristianos, creyendo que eran una amenaza para el sistema. En el 176 regresó a la frontera norte, esperando extender los límites del noreste del Imperio hasta el río Vístula. Murió de peste en Vindobona (ahora Viena) el 17 de marzo del 180, antes de empezar la invasión. Su hijo y sucesor, Cómodo, abandonó su plan.

En política interior Marco Aurelio defendió a las clases menos pudientes, para quienes fundó escuelas, orfanatos y hospitales, y alivió la carga de los impuestos. También intentó humanizar las leyes penales y el trato que los amos daban a sus esclavos. Además, reforzó la centralización de la administración imperial y, aunque devolvió la importancia al Senado, incrementó la autoridad imperial.

Como filósofo, es recordado por su obra Pensamientos, un compendio en doce libros de preceptos morales escritos en griego mientras desarrollaba sus últimas campañas militares. La obra es un manifiesto importante de la filosofía del estoicismo, en el que revela su creencia de que la vida moral conduce a la tranquilidad. Subraya las virtudes del saber, la justicia, la fortaleza y la moderación.

INTRODUCCIÓN

Leer "Memorias de Adriano" de Marguerite Yourcenar ha sido toda una aventura. Ha permitido transportarme a una época tan remota como el siglo II y III de nuestra era en el esplendor del Imperio Romano, descubriendo los principales valores de este momento histórico, y ha hecho, además, que dirija toda mi atención a una personalidad tan fascinante como la del emperador Adriano, adentrarme en sus sentimientos, sus pasiones, tanto en sus fortalezas como en sus debilidades, sus preocupaciones, sus intereses y su gran sentido humanístico tan particular en una época en que el poder parecía ser el único fin.

Creo que una personalidad histórica como la de Adriano, novelada de manera genial por Marguerite Yourcenar, nos da la oportunidad de darle un mayor valor a los hechos y acontecimientos que rodean un momento tan importante para la historia universal a la vez que a un individuo del cual se han dicho tantas cosas pero del que se conocen en realidad muy pocas con certeza. 

Nuestra autora francesa se ha tomado un buen espacio de su vida para realizar esta obra que combina de manera genial y muy sutil los elementos reales con los imaginarios posibles, gracias a una excelente documentación e investigación que le da a su obra un carácter magistral que encanta, conmueve y capta toda la atención del lector. En mi caso me he sentido como un personaje más de la historia, algo así como alguien que asiste a todos los hechos en calidad de observador que se deja capturar por las impresiones del protagonista  a la vez que por sus sentimientos.

MEMORIAS DE ADRIANO

Aproximación hermenéutica

"Si ese hombre no hubiera mantenido la paz del mundo y no hubiera renovado la economía del imperio, sus venturas y desventuras personales interesarían menos"

Marguerite Yourcenar (Cuadernos de notas a las Memorias de Adriano, p. 260)

La lectura de la presente obra nos da la posibilidad de realizar un estudio hermenéutico en términos de poder, gloria, servicio, autoridad, fortuna, belleza, guerra, paz, libertad, humanidad, felicidad, prosperidad, construcción, arte, esperanza, conciencia, sensación, autenticidad,  amistad, amor, placer, enfermedad, dolor,  muerte.  Temas que estructuran esta novela histórica permitiendo que, a través de ellos, se teja la vida de un personaje tan inquietante como Adriano emperador  que marcó el fin de una época de expansión del Imperio romano.  

Marguerite Yourcenar nos presenta su novela histórica a modo de carta, escrita en primera persona[4], dirigida a Marco Antonio (Annio Vero) hijo de Lucio Ceyonio que aparece en escena cuando Adriano valora a uno de sus compañeros en el senado Ceyonio Cómodo padre de Lucio (p. 90).  Adriano se ve motivado a redactar esta carta luego de alcanzar la consciencia necesaria sobre el final de su vida y el sentido de su existencia; "la existencia me ha dado mucho, o por lo menos he sabido extraer mucho de ella; en este momento, como en los tiempos de mi felicidad, y por razones absolutamente opuestas, me parece que no tiene ya nada que ofrecerme; y sin embargo no estoy seguro de que nada queda por aprender de ella.  Escucharé sus secretas instrucciones hasta el fin"[5], antes de llegar a esta concepción a Adriano le ha causado un profundo impacto el hecho de saberse enfermo, visiblemente deteriorado y sin la misma fuerza que antes le caracterizo, al punto de haber decidido morir prematuramente, decisión que resultó ser trágica al producir el suicidio de Iollas "joven médico alejandrino que Hermógenes había escogido…para que lo reemplazara durante su ausencia"[6] de modo que la carta sigue una estructura que responde a la necesidad de revelar detalles de su vida personal que le permiten a su vez elaborar una serie de recomendaciones con el fin de ser un emperador ejemplar con un alto sentido humanitario.

UN ACTO DE CONCIENCIA

En primer lugar Adriano se refiere a su enfermedad y a su médico Hermógenes, nos permite aproximarnos a la conciencia que tiene sobre su enfermedad y cercanía a la muerte; "mis piernas hinchadas ya no me sostienen durante las largas ceremonias romanas; me sofoco; y tengo sesenta años" (p. 6). Recuerda con alegría y nostalgia los tiempos de placer de los que disfrutaba gracias a su buena salud y a la juventud, habla de sus preferencias que lo muestran como un hombre sobrio que no gusta de los excesos; "pero los festines de Roma me llenaban de tal repugnancia y hastío que alguna vez, cuando me creía próximo a la muerte durante un reconocimiento o una expedición militar, me dije para reconfortarme que por lo menos no tendría que volver a participar de una comida" (p. 10). Se refiere al amor; "el juego misterioso que va del amor a un cuerpo al amor de una persona me ha parecido lo bastante bello como para consagrarle parte de mi vida" (p. 13) y lo muestra como un prodigio (p. 14). Hace una descripción de su tiempo de formación, de su época de ejercicios gimnásticos en los que exalta la salud, la juventud y la fuerza (p. 19) y habla de la experiencia del sueño construyendo un concepto al respecto; "Todo hombre se avergüenza de su rostro contaminado de sueño.  Cuántas veces, al levantarme temprano para estudiar o leer, ordené con mis manos las almohadas revueltas, las mantas en desorden, evidencias casi obscenas de nuestros encuentros con la nada, pruebas de que cada noche dejamos de ser…" (p. 20) "…si ese mundo larval y fantástico, donde lo vulgar y lo absurdo pululan con mayor abundancia aún que en la tierra, nos ofrece una idea de las condiciones del alma separada del cuerpo…" (p. 238) y ofrece una concepción sobre sí mismo; "como suele suceder, lo que no fui es quizá lo que más ajustadamente la define (la vida): buen soldado pero en modo alguno hombre de guerra; aficionado la arte, pero no ese artista que Nerón creyó ser al morir; capaz de cometer crímenes, pero no abrumado por ellos…Yo ocupé sucesivamente todas las posiciones extremas, pero no me mantuve en ellas; la vida me hizo resbalar siempre" (p. 23).  

DATOS PREVIOS

La enfermedad se convierte en la excusa perfecta para narrar los principales hechos de su vida empezando por una reseña biográfica en la que nos habla de su abuelo Marulino y de las enseñanzas de su padre Elio Afer Adriano y de su muerte cuando Adriano tenía 12 años (p. 27), de la separación de su madre por ser llamado a Roma por su tutor, menciona a su hermana Paulina quien siendo muy joven se casó con un viejo (p. 29) y habla un poco del contexto de la época; "El helenismo y el Oriente eran desconocidos, o se los miraba de lejos con el ceño fruncido; creo que en toda la península no había una sola estatua griega.  La economía iba a la par de la riqueza, y una cierta rusticidad con un empaque casi pomposo" (p. 29)  y de las principales hazañas  cerca a Trajano "mi padre adoptivo" (p.91) a quien le fue encomendado su cuidado luego de la muerte de su padre. 

TRANSPARENCIA – SINCERIDAD

Adriano no teme presentar a Marco Antonio su propio perfil y lo trata de hacer de la manera más honesta sin omitir incluso aquellas cosas que muchos podrían concebir como extraviadas, en este sentido, manifiesta su estima y preferencia por Lucio afirmando: "le hice promesas que más tarde acarrearon hartas preocupaciones; aquel joven fauno danzante ocupó seis meses de mi vida" (p.90), de igual modo, narra con gran detalle y con mucha emoción su relación con Antinoo joven con quien se encontró por vez primera en su paso por el Asia Menor en "el verano que siguió a mi encuentro con Osroes" (p.127) encuentro que permitió un cruce de datos y de contemplaciones que fueron el punto de partida de una relación que se convertiría para Adriano en lo más preciado de su vida afectiva; "Así habría de nacer un intimidad.  A partir de entonces me acompañó en todos mis viajes, y comenzaron algunos años fabulosos" (p.128). La carta describe además las impresiones de Adriano sobre el emperador Trajano a quien admiraba profundamente, su admiración y amistad casi divina con la emperatriz Plotina, sus hazañas militares, sus intereses políticos y principales acciones en favor del Imperio Romano, su interés por la humanidad, la libertad y la felicidad, el interés por el arte y la belleza, su admiración por la cultura griega, sus logros arquitectónicos y sus viajes por todos los territorios del Imperio.

LA SUCESIÓN – PASIÓN POR EL PODER

Pasados los sesenta años el emperador Trajano ya se encontraba enfermo y débil y no podía estar presente en todos los frentes de conquista, era evidente que se acercaba el momento de su muerte y no se atrevía aún a nombrar oficialmente a su adoptado, que vendría a sucederle como emperador; este hecho preocupaba a Adriano, quien creía merecer la adopción pues llevaba largo tiempo al servicio de Trajano ganándose su entera confianza y demostrándole que en todo el imperio no había un hombre más idóneo que él para sucederle.  Adriano tenía ansias de poder y de gloria; "Trabajar para Trajano me produjo un placer semejante al que los ejercicios de retórica me habían proporcionado en la adolescencia; a solas en mi habitación, estudiando mis efectos ante un espejo, me sentía emperador" (p. 50). La pasión por el poder era para Adriano un afán salvado por profundo sentido de humanidad y un deseo sincero de implantar un período de paz al imperio y de poner a su servicio lo mejor que poseía como persona, sus virtudes, sus anhelos, sus pasiones personales, su amor por el arte, por la belleza, por la cultura, por la construcción; "Mi deseo de poder era semejante al del amor, que impide al amante comer, dormir, pensar, y aun amar, hasta que no se hayan cumplido ciertos ritos…necesitaba la seguridad de que iba a reinar para sentir de nuevo el placer de ser útil" (p. 74)

ADRIANO NUEVO EMPERADOR

Finalmente vino la muerte de Trajano que no era lo que interesaba a Adriano sino el hecho de que hiciera manifiesta su adopción. Puesto en marcha para Italia Adriano recibió la noticia del deseo final del emperador que lo nombraba sucesor; "Todo lo que desde hacía diez años fuera febrilmente soñado, combinado, discutido o callado, se reducía a un mensaje de dos líneas, trazado en griego por una mano firme y una menuda escritura de mujer" (p. 77) Desde entonces Adriano es el nuevo emperador de Roma y se dedica a describir el modo como gerencia este gran imperio empezando por el fin del período de conquistas seguido de un amplio proceso de pacificación por medio de negociaciones que se convirtieron en uno de los fines de su época como emperador;  "suprimí de un trazo las conquistas peligrosas…forcé la paz" (p. 80) De manera que la paz se convirtió en un propósito fundamental de Adriano "la paz era mi fin, pero de ninguna manera mi ídolo" (p. 82) y este propósito habría de ser su reacción contra la política de conquista adelantada por emperadores anteriores a él. Otro propósito fundamental consistió en humanizar el imperio valiéndose para ello del modelo griego que además le serviría para ennoblecer a Roma por medio de la belleza y del arte, fundó varios centros de cultura griega en roma y otras partes del imperio, creó centros de estudio, bibliotecas; "Sí, Atenas era siempre bella, y no lamentaba haber impuesto disciplinas griegas a mi vida.  Todo lo que poseemos de humano, de ordenado y lúcido, a ellas se lo debemos" (p. 183) A pesar de esto Adriano afirmaba que el humanismo griego era más teórico que práctico; "Platón había escrito La República y glorificado la idea de lo justo, pero sólo nosotros, instruidos por nuestros propios errores, nos esforzábamos penosamente por hacer del Estado una máquina capaz de servir a los hombres, con el menor riesgo posible de triturarlos…" (p. 184).  En fin el Imperio Romano bajo el mando de Adriano recibió un fuerte impulso cultural y estilístico, marcado por la paz y la humanización, por el diálogo, la resolución de conflictos por medio del consenso, gestiones que eran el resultado de una sensata inteligencia puesta al servicio de un imperio que de todos modos no opacaron al ser humano, al Adriano que se dejó entristecer profundamente por el suicidio de Antinoo; "Aquel cuerpo tan dócil se negaba a dejarse calentar, a revivir. Lo transportamos a bordo.  Todo se venía abajo: todo pareció apagarse.  Derrumbarse el Zeus Olímpico, el Amo del todo, el Salvador del Mundo, y sólo quedó un hombre de cabellos grises sollozando en el puente de una barca" (p. 164) lamentable acontecimiento para el que sólo halló cierto consuelo por medio de la divinización de Antinoo para quien hizo esculpir hermosas esculturas bajo su propia dirección y para quien decretó un culto especial. El mismo Adriano que  gastaba nobles palabras pare referirse a su mejores amigos y para halagar y reconocer las virtudes de quienes le rodeaban y trabajaban para él siendo leales a sus propósitos. 

LUCIO – ANTONINO[7] – ANNIO VERO

Pronto aparecerían los síntomas de la enfermedad que terminaría por llevarlo a la muerte, una realidad que veía asomarse por todos lados: "la muerte es tan horrorosa, pero también lo es la vida…" (p. 171).  Ante la enfermedad y la proximidad de la muerte, al igual que Trajano, Adriano se tomó su tiempo para decidir sobre la sucesión del trono, pero después de vacilar al respecto se convenció de que quien mejor defendería sus propósitos y se preocuparía por la buena  administración del Imperio, sin dejarse llevar por los excesos, sería Lucio: "A raíz de una crisis de sofocación más  grave que las anteriores -aviso de que ya no había tiempo que perder-  me decidí bruscamente y adopté a Lucio, quien tomó el nombre de Elio César. Su ambición era negligente; exigía sin avidez, habituado desde siempre a conseguirlo todo; por ello recibió con la mayor desenvoltura mi decisión" (p. 213) pero Adriano no contaba con la sorpresiva enfermedad de Lucio que lo llevó a la muerte antes que él; sorprenderá quizá a Marco Aurelio la breve descripción que hace Adriano de la visita de la esposa y el hijo de Lucio en su lecho de enfermo: "su mujer vino a visitarlo, y la entrevista acabó como siempre con palabras amargas; ella no volvió más.  Le trajeron a su hijo, hermoso niño de siete años, llena de sonrisas la boca aún sin dientes…" (p. 219) por fortuna Adriano tuvo la posibilidad de realizar una buena elección al adoptar a Antonino "Hombre sencillo, posee una virtud en la cual había pensado poco hasta ahora, aun cuando me ocurriera ponerla en práctica: la bondad" (p. 221) pero Adriano en memoria de Lucio y además por admiración frente a  Annio Vero su hijo en cuya formación había participado, hizo todo lo necesario para que fuera adoptado, a su vez, por Antonino. Adriano sin embargo es consciente del poco afecto que le inspira a Marco Aurelio, pero reconoce en él virtudes que serán necesarias para el imperio y que practicadas desde la juventud suponen una adecuada entereza signo de madurez; "…No me has ocultado tu melancólico desdén por los esplendores efímeros, por esa corte que se dispersará con mi muerte. No me quieres; tu afecto va más bien hacia Antonino. Sospechas en mí una sabiduría opuesta a la que te enseñan tus maestros, ves en mi abandono a los sentidos un método contrario a la severidad de la tuya, y sin embargo paralelo… hay más de una sabiduría, y todas son necesarias al mundo; no está mal que se vayan alternando" (p. 223) de esta manera Adriano prepara un nuevo período en la vida del Imperio Romano que le permite morir no sin asombro pero con cierta seguridad, con la confianza que le da haber hecho las cosas bien obrando con honestidad consigo mismo y con los demás aunque no hubiera sido plenamente comprendido, muere con los ojos abiertos es decir con la consciencia de haber vivido sin negarse lo mejor que de la vida pudo obtener y además con claridad sobre el reconocimiento que se ganó durante su gloriosa administración del imperio que le permitiría de cierta manera permanecer vivo en la memoria de los demás sobre todo para aquellos para quien supo ser un dios en cuanto era simplemente humano.

APORTE PERSONAL

"La literatura es más bien una función de la conservación y de la transmisión espiritual, que aporta a cada presente la historia que se oculta en ella."

Hans Georg Gadamer (Verdad y Método tomo I)

 

Al leer la obra "Memorias de Adriano" de Marguerite Yourcenar se da un cruce de horizontes, el de Adriano en su época como emperador Romano, el de la autora de la obra que vivió entre 1903 – 1987 y que tardó alrededor de 20 años elaborando esta obra literaria que publicó por fin en 1951 y, finalmente, el horizonte del lector que trata de hacer una interpretación de la obra y llegar, de esta manera, al sentido que quiso darle la autora.  No es fácil descubrir el sentido de una obra literaria especialmente, sin embargo creo que el aporte de Gadamer sobre el límite de la literatura, que se ha citado como exordio en este aporte personal, brinda una buena posibilidad de llegar al sentido de la autora sin agotarlo. 

Yourcenar se ha fijado en un personaje cuya vida llama mucho la atención justamente por el aporte histórico y por la determinación de una personalidad que ha logrado destacarse tanto por sus ambigüedades como por lo que tiene de original. 

Adriano permite a Yourcenar rescatar una vivencia histórica que se constituye a partir de "Memorias de Adriano" precisamente en eso, en la memoria de un personaje que logrará causar un impacto profundo en el lector que sea capaz de ir más allá de las líneas y adentrarse en una experiencia vital que la autora ha logrado plasmar con originalidad haciendo hablar al mismo  Adriano en un ápoca distinta a la de él pero que descubre un testimonio eficaz de autenticidad, pasión, determinación, sensibilidad, entusiasmo y sobre todo con alto sentido humanista.

"Memorias  de Adriano" es la presentación de una vida ajena a la de la autora pero que se funde en la de ella misma, al punto que se percibe como una especie de fusión entre dos personalidades, la de Adriano y la de Marguerite Yourcenar, un logro de este género de novela histórica que Yourcenar ha sabido plasmar de modo magistral. Marguerite Yourcenar comparte con Adriano muchas pasiones y sentimientos, su franqueza y determinación, su sensibilidad en el amor,  los viajes, el arte, el estudio del latín y del griego que se expresa en varios pasajes de la obra, la reflexión que se construye sobre la muerte y la vida y el momento de conciencia sobre una vida que se agota pero que no deja  de recibir de ella alguna enseñanza.  Como Adriano, Yourcenar trata de entrar a la muerte con los ojos abiertos.

Creo que el sentido de esta obra  puede hallarse en la necesidad de la autora de mostrar el impacto personal que puede producir alguien tan singular como el Emperador Adriano traído de una época pasada que se hace presente y se inmortaliza en cada experiencia de lectura y en cada intensión interpretativa a la que se someta, esta obra constituye un excelente ejemplo de cruce de horizontes que no sólo se entrecruzan sino que se relacionan de manera conveniente en la vivencia que se establece entre el personaje principal de la obra, la autora y el lector que viene a sentirse como espectador y partícipe de un momento histórica que hasta ahora le era ajeno pero que a partir de la lectura se convierte en uno más de sus espacios en el que se da una vivencia concreta.

ÍNDICE ANALÍTICO DE MEMORIAS DE ADRIANO

A continuación ofrezco un índice analítico de "Memorias de Adriano" (edición de Casa Editorial El Tiempo 2004) elaborado según los temas que, a mi juicio, ofrecen un estudio hermenéutico más profundo y que, personalmente, me han permitido comprender mejor la obra y citar adecuadamente en el presente trabajo.

Adriano: 23 autodefinición.

Arte: 110-111

Esperanza: 6 

Conciencia: 7 

Amistad: 8, 133

Amor: 13-14 efectos del amor: 136

Paz: 82

Libertad: 37-38 

Gloria: 47

Poder: 74 

Fortuna: 49  La vida es: 240

Guerra: 58

Autenticidad: 87

Libertad – humanidad – felicidad: 93

Humanidad: 114 Atenas modelo de humanismo: 183 Filantropía: 184

Prosperidad: 99

Sensación: 151

Dolor: 168 primer paso hacia el dolor: 202

Felicidad como retribución: 137

Construcción: 106   

Sucesión – adopción: 209

Características que Adriano le dio a Roma: 168

Filosofía de Adriano: 179

Los cristianos para Adriano: 181 – 182

Inmortalidad: 235

Muerte: 171 Utilidad de la muerte: 238 Meditación de la muerte: 237

Ser dios – Adriano dios: 123 Yo dios: 122

Antinoo: 128 – 131; 142-144  Antinoo y la muerte: 135; suicidio de Antinoo: 143

Antinoo: 146 – 154 divinización de Antinoo: 165

 Repugnancia hacia la vida urbana: 176

Lucio: 90, 212, adopción de lucio: 213, enfermedad de Lucio: 217.

Descripción de Lucio: 157

Hijo de Lucio: 219

Annio Vero: 222 Marco Aurelio: 222 – 223

Sueño: 17, 20, 238

 

 

 

 

 

Autor:

Edison Tamayo Castaño

Universidad Pontificia Bolivariana

Medellín – octubre -2008

[1] "Marguerite Yourcenar" Microsoft® Student 2008. Microsoft Corporation, 2007.

[2]Publio Elio Adriano." Microsoft® Student 2008. Microsoft Corporation, 2007.

[3] "Marco Aurelio Antonino." Microsoft® Student 2008. Microsoft Corporation, 2007.

[4] Si decidí escribir estas Memorias de Adriano en primera persona, fue para evitar en lo posible cualquier intermediario, inclusive yo misma. Adriano podía hablar de su vida con más firmeza y más sutileza que yo.  Marguerite Yourcenar. Cuadernos de notas a las Memorias de Adriano, p. 256

[5] YOURCENAR, Marguerite. Memorias de Adriano. Traducción de Julio Cortázar. Editorial Biblioteca El Tiempo, 2004. p. 231

[6] Ibid, p. 230. A partir de esta nota todas las citas corresponden al libro "Memorias de Adriano" editado por Casa Editorial El Tiempo, colocaré en paréntesis las páginas.

[7] Antonino Pío (86-161), emperador romano (138-161), su nombre era Tito Aurelio Fulvio. Nació en Lanuvium (ahora Lanuvio, en Italia), miembro de una rica familia romana. Fue cónsul en el 120, después de un periodo como gobernador de la provincia de Asia y pronto se convirtió en uno de los consejeros del emperador Adriano. En el 138, Adriano le adoptó y le nombró su sucesor; se convirtió en emperador tras la muerte de éste en ese mismo año. Durante la primera década de su reinado, una sublevación en Britania le obligó a construir (140-142) la muralla que lleva su nombre, como defensa frente a las invasiones procedentes de lo que hoy en día es Escocia. Su reinado fue un periodo de prosperidad económica y de estabilidad política, pues respetó los derechos del Senado; también toleró las actividades de cristianos y judíos. En el 145 adoptó al futuro emperador Marco Aurelio Antonino. "Antonino Pío." Microsoft® Student 2008 [DVD]. Microsoft Corporation, 2007.

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