Reflexiones acerca de la educación bioética desde proceso de enseñanza aprendizaje (página 2)
Enviado por Prof. Aux. Yara Luisa C�rdenas Cepero, DrC.
Desde que la bioética se introduce en Cuba, en diferentes universidades del país, se incorpora su estudio como disciplina. Los autores de estas reflexiones consideran que como parte de la actual concepción de la educación cubana, encaminada a la formación de una cultura general integral en la que se considere la relación ciencia – tecnología – sociedad – medio ambiente, los maestros y profesores deben estar preparados no para introducir la bioética como disciplina en el proceso de enseñanza – aprendizaje sino para incorporar la educación bioética en los distintos niveles del sistema nacional de educación.
Con respecto a la introducción de la educación bioética en los diferentes niveles de educación, adscriptos al Ministerio de Educación, solo se ha logrado sistematizar el trabajo en los centros de educación preuniversitaria a partir de la utilización de las videoclases de Biología, en las que se incluye de forma intencional el tratamiento de estos aspectos. No obstante, la práctica evidencia que aún se presentan dificultades en la orientación bioética del proceso de enseñanza – aprendizaje, pues los profesores en formación inicial y permanente no logran dar continuidad al trabajo iniciado desde la videoclase, los profesores de otras asignaturas no perciben la necesidad de incluir tales aspectos en el tratamiento de los contenidos y en pocos institutos superiores pedagógicos se concibe la importancia que tiene la educación bioética en la formación de maestros y profesores.
De lo anterior se deduce la necesidad de continuar trabajando para el perfeccionamiento de la educación bioética en los distintos niveles de educación, de ahí que este trabajo esté dirigido a exponer algunas reflexiones acerca de la educación bioética desde el proceso de enseñanza – aprendizaje.
DESARROLLO
Desde finales del siglo pasado, en el mundo, se analiza con mayor énfasis la estrecha relación de la ciencia con su aplicación práctica y su valor económico. Al respecto, se distinguen dos posiciones: los que consideran que ambos aspectos están indisolublemente ligados, en concordancia con las realidades sociohistóricas, y los que afirman que el conocimiento y su aplicación son elementos aislados, de modo que el conocimiento es esencialmente verdadero y benefactor, mientras que es en la aplicación donde existe el riesgo de un uso inadecuado y, por tanto, sobre la que se debe tener un control. Los autores de estas reflexiones se adscriben al primer criterio, pues la ciencia ha de analizarse como un todo, no puede ser concebida sólo como la búsqueda de la verdad sino también como la búsqueda del bienestar humano y del medio ambiente, pues, coincidiendo con Pedrol y Casanova (2003), la práctica científica, por su naturaleza social y su consecuente compromiso con los valores, prioridades e intereses de la sociedad, debe encausarse de manera que responda a la solución de las necesidades concretas de cada contexto y momento, sin comprometer el equilibrio del planeta.
A lo largo de la historia de la humanidad, según García y col. (2003) se han producido sucesos sociales que aceleraron la necesidad de respuestas éticas concretas; la distancia entre saber hacer y el saber ponderar lo que se hace creció y exigió una reflexión en torno a los valores del ser humano y los límites que han de existir en cuanto a la puesta en práctica de los resultados del progreso científico y tecnológico. En medio de esta situación surgió la bioética como un redimensionamiento de la Ética, como una disciplina que amplía el fin moral de la Ética al medio ambiente e implica un nuevo enfoque en el sentir, el pensar y el actuar ético.
Con respecto a esta disciplina diversos autores han expuesto sus puntos de vista; por ejemplo, Blanco (1997) la define como el conjunto de conceptos, argumentos y normas que valoran y legitiman éticamente los actos humanos que, eventualmente, tendrán efectos irreversibles sobre los fenómenos vitales.
Por otra parte, Chávez y col (2004), en su interpretación de la bioética desde la perspectiva médica, expresan:
"La bioética se propone el redimensionamiento ético de las relaciones humanas interpersonales y sociales (…).
Esta disciplina se propone integrar el saber ético con el saber científico que venían separados para salvar a ambos, pero sobre todo para mejorar la calidad de vida y buscar de manera urgente y eficaz, la supervivencia del hombre y de su medio ambiente (…)."[2]
Al respecto, Cárdenas (2006) define la bioética como una nueva dimensión de la ética, que extiende su campo de acción, en la cual se tratan de solucionar problemas nacidos como resultado del desarrollo científico y de redimensionar aquellos ya abordados por la Ética que requieren de un tratamiento que se ajuste al contexto contemporáneo.
Fung (2002) sintetiza la significación de la bioética al referirse a esta como un nuevo saber, un saber necesario que modula de forma reflexiva y disciplinada la manera de actuar del hombre, estableciendo en sus patrones de comportamientos una unidad entre la conciencia y la ciencia
Debe quedar claro que la bioética no está reducida al horizonte de la medicina, ni de alguna otra ciencia particular, sino que nació como una necesidad ante el peligro de supervivencia del hombre y el deterioro continuo del medio ambiente. De lo anterior se deduce la importancia de educar al ser humano en valores como la solidaridad, la modestia, la honestidad, la justicia, el sentido del deber, la dignidad, la entrega incondicional, el amor a la profesión y el respeto a los derechos humanos y a la libertad, entre otros valores, que le permitan la comprensión del significado de su actuación en relación con la conservación de la propia humanidad, aspecto que es objeto de discusión, análisis y reflexión en foros y eventos, tanto de carácter nacional como internacional.
La generalización de la bioética en un mundo que avanza inexorablemente hacia la globalización, es una necesidad incuestionable; se trata de aprovechar el momento de una conciencia acrecentada del destino común de toda la humanidad, para fortalecer una bioética global solidaria y humana, respetuosa del medio ambiente. Como manifiesta Piedra (2006) hoy se propone el uso de la bioética en su carácter de puente hacia el futuro, entre disciplinas, entre ciencias y humanidades y entre culturas; además, como ariete para derribar los muros que dividen a los seres humanos entre sí.
Con el avance de la ciencia y la técnica, el hombre ha ido modificando las fronteras del conocimiento y los problemas que quedan por resolver se encuentran en campos muy complejos del saber, vinculados, entre otros, a temas tan controvertidos como la formación del universo, el origen de la vida, el genoma humano, la clonación, la producción de alimentos transgénicos, los xenotransplantes, la utilización de alimentos en la producción de biocombustibles, el derecho a la educación y la salud, la xenofobia y la conservación y protección del medio ambiente. En este contexto, es de vital importancia que desde las aulas, y en interacción con la familia y la comunidad, los estudiantes sean formados en los principios éticos básicos que les permitan actuar de manera responsable y comprometida en la solución de los dilemas que se presentan en su entorno, como ciudadanos comprometidos con el futuro de la humanidad y del planeta.
Autores como Del Cueto (2003) refieren que en este contexto es de vital importancia que los estudiantes, que se forman en las aulas de los centros de Educación Superior y que serán los futuros profesionales del presente siglo, sean educados en los principios éticos básicos que les permitan un desempeño profesional consecuente. Sin embargo, generalmente, no es hasta los años terminales de las carreras que existe una asignatura en la que se tratan explícitamente algunos de estos aspectos.
Por otra parte, Amaro (2006) destaca la imperiosa necesidad de incluir el estudio de la bioética en el currículo explícito de las carreras de ciencias médicas e identificarla como una de las necesidades de aprendizaje más urgentes de los docentes y profesionales de la salud. Resalta, además, que solo el aprendizaje de los aspectos teóricos no va a permitir el cambio necesario, mucho menos con la celeridad que imponen las actuales circunstancias, pues si lo aprendido no es también aprehendido, no se verá reflejado en los imprescindibles cambios conductuales.
Como resultados de un estudio realizado en la Facultad de Biología de la Universidad de La Habana, Pedrol y Casanova (2003) precisaron la necesidad de que los contenidos de la bioética se incluyan de forma curricular y extracurricular, pero no como una asignatura, sino distribuidos en diferentes asignaturas y actividades a lo largo de la carrera.
En los trabajos realizados por González y col (2003), Artau (2005) y Cárdenas (2006) se hace referencia a la educación bioética en la formación de las nuevas generaciones, concebida con un enfoque integral, de acuerdo a los problemas, las necesidades y las aspiraciones de la sociedad, teniendo en cuenta que debe estar presente en toda actividad que se realice en la escuela y desde la escuela y contar con la participación de todos los factores que intervienen en la educación. Los trabajos realizados por los autores antes referidos se han puesto en práctica en distintos tipos de educación, tales como, la educación preuniversitaria, la formación de médicos latinoamericanos y la formación inicial y permanente de profesores para la educación preuniversitaria.
La educación bioética es definida por Cárdenas como el "proceso dirigido al desarrollo de los conceptos, las aptitudes y los valores necesarios para formar una nueva cultura de la vida y de la naturaleza, que permita la participación responsable y eficaz en la valoración, la prevención y la solución de dilemas relacionados con la dignidad humana, la calidad de la vida y la del medio ambiente".[3]
En el presente trabajo se hace énfasis en la implementación de la educación bioética en los planes de estudio, a partir de la orientación bioética del proceso de enseñanza – aprendizaje; por lo que se hace necesario definir estos términos.
Recarey y Addine definen el proceso de enseñanza – aprendizaje como el "(…) proceso pedagógico escolar que posee las características esenciales de este, pero se distingue por ser mucho más sistemático, planificado, dirigido y específico, por cuanto la relación maestro – alumno deviene un accionar didáctico mucho más directo, cuyo fin es el desarrollo integral de la personalidad de los educandos."[4]
En el marco de este proceso es que debe insertarse la orientación bioética, concebida por los autores como la dirección del proceso de enseñanza – aprendizaje caracterizada por la orientación de los objetivos y contenidos hacia el tratamiento de la relación ciencia – tecnología – sociedad – medio ambiente con un enfoque ético, axiológico, humanista e interdisciplinar que favorezca la valoración positiva de los dilemas éticos relacionados con la dignidad humana, la calidad de la vida y la cultura ambiental.
En esta definición del concepto orientación bioética se hace referencia a dos componentes del proceso de enseñanza – aprendizaje, el objetivo y el contenido. Se selecciona el objetivo por ser este el componente rector del proceso y constituir, según González y col. (2004), "el componente que mejor refleja el carácter social del proceso pedagógico e instituyen la imagen del hombre que se intenta formar en correspondencia con las exigencias sociales que compete cumplir a la escuela."[5]
El contenido, de acuerdo con Addine y col. (1998), es la parte de la cultura y de la experiencia social que debe ser asimilada por los estudiantes, en dependencia de los objetivos propuestos y en cuya estructura se incluyen cuatro componentes interrelacionados; estos son: el sistema de conocimientos, el sistema de habilidades y hábitos, el sistema de relaciones hacia y con el mundo, y el sistema de experiencias de la actividad creadora. El análisis de estos componentes revela la posibilidad de considerar los dilemas bioéticos actuales como parte de los contenidos que han de ser incluidos en los programas de las disciplinas escolares.
A juicio de los autores, la orientación bioética del proceso de enseñanza – aprendizaje requiere considerar los aspectos siguientes:
1. El análisis de los dilemas bioéticos desde un enfoque dialógico, ético, axiológico y humanista, que promueva la participación activa, la reflexiva y crítica de los estudiantes.
2. Una concepción didáctica desarrolladora del proceso de enseñanza – aprendizaje, teniendo en cuenta el enfoque histórico cultural de Vigotsky.
3. La unidad entre el desarrollo de la actividad cognoscitiva, práctica, valorativa y comunicativa.
4. La búsqueda activa de la información por parte de los estudiantes, utilizando diferentes fuentes, así como su procesamiento y comunicación crítica y reflexiva.
5. El establecimiento de relaciones interdisciplinarias durante el tratamiento de los contenidos relacionados con los dilemas bioéticos.
6. La incorporación de algunas ideas del pensamiento pedagógico y ético, cubano y latinoamericano, en el tratamiento de los contenidos.
En la precisión de la orientación bioética del proceso de enseñanza – aprendizaje, es válido meditar en lo planteado por Delgado (2003) cuando señala que Van Rensselaert Potter, fundador de la Bioética, mostró la necesidad de una reflexión ética de nuevo tipo atendiendo a los factores siguientes:
1. "La constatación del avance científico vertiginoso, sin que madurase simultáneamente un pensamiento sobre las consecuencias a largo plazo de esos avances. Lo que Potter llamó el defecto fatal de la evolución: la preocupación del hombre por las consecuencias inmediatas de su quehacer, sin prever las consecuencias a largo plazo.
2. La necesidad de atender problemas de orden moral, imposibles de ser resueltos por una disciplina o por un pequeño número de ellas, debido a su carácter global. La necesidad de una reflexión moral sobre problemas de naturaleza global, interdisciplinaria y transdisciplinaria.
3. Las urgencias ambientales, y junto con ellas, la necesidad de encontrar un espacio de reflexión ética sobre problemas que tienen que ver no con una u otra ciencia particular, o con debilidades o fallas de la cognición o de los pronósticos y conocimientos alcanzados, sino la necesidad de cambiar el objeto de la ciencia. En una palabra, la necesidad de producir una reflexión ética interna a la ciencia, que forme parte de su objeto. Este curso de pensamiento condujo a Potter a reformular el objeto de la ciencia planteando que ésta no tiene como objeto el estudio del mundo, la naturaleza, la realidad, sino el estudio de ese mundo y el uso del cono-cimiento resultante. Con esta propuesta colocó a la Bioética en el centro de la discusión de un problema básico para la ciencia: sus ideales.
4. La incapacidad del pensamiento ético tradicional para producir una reflexión teórica en moral, que estuviese a la altura de los rápidos avances científicos. Lo que Potter llamó la necesidad de construir un puente entre las ciencias naturales y las ciencias sociales, orientado al futuro, a las consecuencias a largo plazo y a la naturaleza."[6]
El análisis de los factores identificados por Delgado (2003), permitió a los autores de estas reflexiones concluir que la formación integral de la personalidad de los estudiantes en el contexto actual, desde la orientación bioética del proceso de enseñanza – aprendizaje, requiere:
1. Valorar, desde el proceso de enseñanza – aprendizaje, los avances científicos y tecnológicos; así como, sus implicaciones en el desarrollo de la humanidad y en el mantenimiento del equilibrio en el medio ambiente.
2. Estimular la reflexión ética, axiológica, humanista e interdisciplinar de los problemas que hoy enfrenta la humanidad, desde los contenidos de las distintas disciplinas del plan de estudio, dado el carácter global de estos problemas.
3. Redimensionar el tratamiento de los objetivos y los contenidos de cada una de las disciplinas, teniendo en cuenta la relación ciencia – tecnología – sociedad – medio ambiente y la necesidad de contribuir a la formación de ciudadanos con pensamiento global y accionar local, capaces de enfrentar los retos del mundo actual desde posiciones éticas que favorezcan la preservación del planeta y de la especie humana como parte de este.
CONCLUSIONES
Este nuevo enfoque ético, generado a partir del surgimiento de la bioética como disciplina, se va construyendo socialmente a la par del desarrollo científico y tecnológico, y por su significación debe ser objeto de especial interés para los educadores quienes como parte del desarrollo del proceso de enseñanza – aprendizaje han de favorecer el tratamiento de contenidos que propicien la educación en los estudiantes de valores tales como: el respeto a la vida, el altruismo, el respeto a la dignidad humana y al medio ambiente, la responsabilidad y la solidaridad, entre otros. La orientación bioética de los objetivos y contenidos de cada una de las disciplinas y su tratamiento desde un enfoque ético, axiológico, humanista, interdisciplinar y desarrollador constituye una importante vía para el logro de este propósito.
BIBLIOGRAFÍA
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Rodríguez Artau, Raquel. 2005. Estrategia de educación bioética en el proceso de enseñanza – aprendizaje de la Biología mediante las videoclases. Tesis en opción al título de Master en Didáctica de la Biología. La Habana, Instituto Superior Pedagógico "Enrique José Varona".
Autor:
Prof. Aux. Eduardo Ribot Guzmán, MSc
Prof. Aux. Yara Luisa Cárdenas Cepero, DrC
Centro:
Instituto Superior Pedagógico "Enrique José Varona"
Facultad de Formación de Profesores para la Educación Media Superior
Departamento de Ciencias Naturales
[1] Castro Ruz, Fidel. 2007. El diálogo de civilizaciones. Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana. p. 13
[2] Chávez Reyes, María T.; Omar Medardo Martín Sánchez, Antonio Machín Arias y Orestes Luis Hernández Quiñones. Relaciones éticas del personal de enfermería con pacientes y familiares. Revista Avances. Centro de Información y Gestión Tecnológica (CIGET) Pinar del Río Vol.6 No.2 abril-junio 2004.En: http://www.ciget.pinar.cu/No.2004-2/etica.htm, p. 36.
[3] Cárdenas Cepero, Yara Luisa. 2005. Hacia la educación bioética de los estudiantes. La Habana, Instituto Superior Pedagógico "Enrique José Varona".
[4] Recarey Fernández, Silvia y Fátima Addine Fernández. 2004. Didáctica: teoría y práctica. Editorial Pueblo y Educación, La Habana. pp. 50 – 51.
[5] González Soca, Ana María; Silvia Recarey Fernández y Fátima Addine Fernández. La dinámica del proceso de enseñanza – aprendizaje mediante sus componentes. En: Addine Fernández, Fátima (Compilador). 2004. Didáctica: teoría y práctica. La Habana, Editorial Pueblo y Educación.
[6] Delgado Díaz, Carlos Jesús. La Bioética en la revolución del saber contemporáneo. En: Primer Encuentro "Bioética en la Educación Superior". Boletín Academia, Vol.3, No.1, 2003. Universidad de La Habana – Escuela Latinoamericana de Medicina. 2003. p. 72. (Conferencia)
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