Reflexiones acerca de la educación bioética desde proceso de enseñanza aprendizaje
Enviado por Prof. Aux. Yara Luisa Cárdenas Cepero, DrC.
RESUMEN
La humanidad actual tiene ante sí el reto de garantizar la preservación del planeta, en medio de graves conflictos que han puesto en peligro la existencia de la especie humana y el mantenimiento del equilibrio en el medio ambiente, sin renunciar al desarrollo científico y tecnológico. Ante esta situación, corresponde a la sociedad en general y, en particular, a los servicios educacionales, preparar a los ciudadanos para convivir en armonía entre sí y con el resto de los componentes del medio ambiente. El surgimiento de la bioética como disciplina constituyó una alerta a la humanidad ante tal situación, hoy no solo se trata de incorporarla como una disciplina o asignatura en las instituciones escolares sino de encaminar los esfuerzos hacia la educación bioética de los ciudadanos, comenzando desde las instituciones escolares. A este propósito puede contribuir la educación bioética desde el proceso de enseñanza – aprendizaje, aspecto sobre el cual se plantean algunas reflexiones en este trabajo.
INTRODUCCIÓN
El desarrollo científico y tecnológico que hoy exhibe la humanidad muestra en una de sus caras imágenes de bienestar, novedades tecnológicas, avances en el área de la medicina, conocimientos profundos de la naturaleza e invenciones novedosas; en cambio su otra cara presenta la degradación ambiental, la destrucción de la vida y la guerra dotada de medios y dispositivos que hacen posible la destrucción inmediata de los sueños y las esperanzas de millones de personas en un instante. Esta realidad que hoy presenta una ciencia con dos rostros sociales diametralmente opuestos, donde coexisten el bien y el mal, apunta hacia la necesidad de una reflexión moral sobre las implicaciones del desarrollo científico y tecnológico, y podría justificar, sin dudas, la urgencia de una ética de la vida orientada hacia el universo de la producción científica y tecnológica, como señala Delgado (2003)
El desarrollo de las ciencias naturales desde la segunda mitad del siglo pasado trajo consigo importantes avances, y también problemas e incertidumbres que hicieron más agudo el cuestionamiento del hombre en torno a los resultados de su intervención en el planeta. En ese marco, en 1970, el oncólogo norteamericano Van Rensselaert Potter planteó la necesidad de un nuevo tipo de reflexión filosófica sobre la ciencia: la bioética, una nueva disciplina que combinase la ética y el conocimiento proveniente de las ciencias de la vida.
En los orígenes de esta disciplina se encuentra la preocupación por el carácter dual del desarrollo científico y tecnológico, por las consecuencias negativas del progreso basado en la ciencia y la tecnología; pero contrario a lo que usualmente se piensa, no fue el deseo de poner freno a excesos o consecuencias negativas del desarrollo científico y tecnológico lo que condujo a Van Rensselaert Potter a proponer la nueva disciplina sino que, como expresa Delgado (2004), se planteó un cuestionamiento más profundo: ¿Hacia dónde nos conduce el progreso material del conocimiento que no está acompañado de la sabiduría necesaria para manejarlo? Potter concibió la nueva disciplina como una ética global que busca la sabiduría para la supervivencia de la especie humana.
Cabe recordar, entonces, las palabras iniciales de la intervención del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, el 12 de junio de 1992: "Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida; el hombre."[1]
La entrada en el tercer milenio exige una profunda reflexión, lo que significa además un compromiso mayor para aquellos que tienen la responsabilidad de la formación de las actuales y las futuras generaciones. En este sentido, Nieto y col. (2003) señalan que las universidades tienen una función importante en la preparación del personal idóneo en correspondencia con la época, acorde con el desarrollo científico y tecnológico de la misma; permitiendo la integración del mundo del saber científico con las humanidades, para articular la lógica del conocimiento científico con la reflexión ética, axiológica y humanista. Puede afirmarse que esta influencia no debe enmarcarse solo en los centros de educación superior sino comenzar desde edades tempranas si que quiere lograr la formación integral de cada ciudadano.
En este empeño, la relativamente joven bioética cubana parte de la realidad social contemporánea propia del país, nada típica para el resto del mundo. La bioética cubana no se circunscribe a una bioética basada en principios abstractos, sino que se centra en contextualizar dichos principios teniendo en cuenta las situaciones concretas de índole ética características del contexto cubano, en consonancia con los valores que enarbola la sociedad cubana actual.
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