De ser cierto lo que hemos postulado, que el ganar de peso — para después perderlo — confiere una ventaja de adaptación a algunas especies — la nuestra entre las mismas — debe de ser asunto de nuestro mayor interés. Lo que nos queda por entender aún es la razón por la cual algunos miembros de nuestro género, continúan el incremento ponderal progresivamente sin lograr detenerlo, ya que viven en este período histórico de abundancias extremas en que hoy vivimos.
Si la obesidad vende los lienzos a Botero, a Rubens y a Freud, ésta no nos asiste en la lucha por una supervivencia salutífera.
La obesidad que trae tanto dinero y felicidad para tantos comerciantes indiscretos es una tragedia universal que hoy afecta a todas las edades y a ambos sexos con uniformidad progresiva y pasmosa.
Mala adaptación…
Además de que la obesidad no nos resulta adaptiva ¿qué sabemos acerca de la flacura como contraste?
Acerca de lo último, sabemos que la inanición relativa prolonga la existencia.
Pero, retornemos a nuestra pregunta inicial: ¿Por qué engordamos? Y a la que, naturalmente, le sigue: ¿Por qué unos engordan tanto y otros no? Y a la pregunta final ¿por qué es tan difícil perder las libras acumuladas?
Artículos cubriendo las definiciones técnicas de la obesidad han sido publicados extensivamente, bajo mi rúbrica, en monografías.com y psikis.cl, a donde se refiere el lector interesado.
En esta ponencia, reiteramos, que lo que deseamos lograr es establecer criterios para la introducción a la terapia exitosa con pacientes cuyo peso, siendo enorme, y viviendo al borde de la catástrofe metabólica, parecen inmunes a todo tratamiento que se haya, con ellos, intentado.
Introducimos, en breve, el caso de Delia
Con una estatura de 5"9" esta señora soltera, de ascendencia teutónica, de 55 años de edad, pesaba 251 lb cuando fuera referida por su médico a quien frecuentaba para tratamiento de hipertensión arterial, apnea del sueño, diabetes II, dolores musculares de distribución imprecisa y Polimialgia. (Véase mi artículo al respecto de la última condición en psikis.cl y en monografías.com).
Su Índice de Masa Corporal (IMC) se había establecido a ser de 37.
Habiendo viajado extensivamente y no teniendo éxito en su respuesta a ningún régimen dietario de los que existen comercialmente, o a muchos otros programados en instituciones especializadas de nombre establecido. Se sentía desesperada, porque tampoco respondió a métodos de ejercicios que hacía; montando bicicleta, nadando y usando el gimnasio que, para los fines, había instalado en su hogar.
Se sentía deprimida, y con razón…
Cuando nos conocimos nos preguntamos, de inmediato, como siempre hacemos, ¿cómo es posible que el cuerpo de esta pobre mujer permita esa acumulación ininterrumpida y desproporcionada de peso? Y ya que el organismo lo permitió, ¿qué ventaja le confiere, desde el punto de vista de la adaptación individual, para ella, como representante anormal y aberrante de nuestra especie?
Púber a la edad de nueve años, embarazo a los once…
Habiendo revisado mis muchas ponencias al respecto, y habiendo examinado la obesidad desde todo los ángulos posibles; parecería lógico dar crédito a las consideraciones emitidas por el antropólogo Marvin Harris, en su libro Our Kind, cuando nos aseverara que la Naturaleza no ha eliminado la obesidad "porque no ha gozado del tiempo requerido para hacerlo". (Véase mi ponencia, La Dieta Paleolítica: Paraíso Perdido en monografías.com).
Lo del tiempo necesario para lograr la eliminación de este flagelo, a que Harris hace referencia, sería verdad, si ya no supiéramos que mutaciones adaptivas relativas a la actividad protectora del comer, las hacen muchas especies en muy corto tiempo, como lo atestan los pájaros del género pinzones que tanto se asocian a Darwin y que son indígenas de las Islas Galápagos.
Pausa
Antes de continuar nuestra tesis, aquí damos cabida a algunas nociones extraídas de la teoría de la evolución:
Adaptación
Consiste en una alteración o ajuste en estructura y hábitos, a menudo de origen hereditario, por medio de la cual un individuo o una especie, mejora su condición en relación a su entorno.
Mutación
Cualquier transformación capaz de ser replicable en el código genético de un individuo. Estas, cuando ocurren, pueden ser de un simple gen o de la estructura de un número de cromosomas. Las mutaciones asimismo, pueden (como se cree ser el caso de la obesidad de los indios Pima), ser reconocidas por sus efectos visibles en el fenotipo del organismo mutante.
Exaptación
Exaptación, o cooptación, como concepto, está relacionado con los cambios en la función de un rasgo adaptivo. Por ejemplo, un atributo puede evolucionar, para servir una función particular, pero posteriormente puede que entre al servicio de otra. Exaptaciones son comunes en ambos anatomía y en el comportamiento. Las plumas de las aves voladoras, son un ejemplo clásico. Inicialmente éstas evolucionaron para regulación de la temperatura, pero más tarde fueron adaptadas para el vuelo.
Spandrel
Es el espacio que resulta en una columna con antepecho de concreto, que aparece cuando se propone la construcción de arcos en el estilo barroco. Este término, derivado de la arquitectura, es usado en biología evolucionista, para describir una característica fenotípica cuya presencia constituye un efecto secundario a una adaptación verdadera y no resultado de la selección natural. En la arquitectura misma se refiere a las áreas curvas encima de un arco como efecto no planeado y no deliberadamente diseñado para lograr el arco.
Con esas cuatro definiciones nos encontramos listos para avanzar nuestra tesis.
Ejemplos de spandrel
El Darwinismo alimentario: Hasta dónde la gordura, y qué del sistema tripartito
Cuando hablamos del ser humano, especialmente en la psiquiatría, acostumbramos a diferenciar nuestra especie como una que, para ser entendida, requiere que hagamos hincapié en sus atributos biológicos, asociados con los del entorno y con los resultados psicológicos que resultan de la interacción entre ambos. Entonces, en esta juntura, es cuando hablamos del modelo tripartito o el sistema bio-socio-psicológico.
El sistema tripartito
Si pensamos en que para todo lo que hacemos existen repercusiones mentales conscientes e inconscientes, podremos entender que el acto de comer coliga mecanismos instintivos e innatos con otros que son volitivos o incorporados como derivados culturales. A esto podemos añadir que esta situación lo hace idéntico con los de la actividad sexual o reproductiva.
Veamos en breve, cuál es el caso con otras especies.
Cuando pensamos en rinocerontes y en elefantes, reflexionamos en animales de corpulencia extrema, que aunque sean vegetarianos, son de dimensión enorme. Por nuestra parte, nosotros, los seres humanos, subsistimos en una dieta variada de unas 2,000 a 2,500 calorías al día, mientras que el musgaño, animal de tamaño ínfimo, necesita para su supervivencia unas 200,000 calorías al día siguiendo nuestros estándares de alimentación.
Tomemos y estudiemos el ejemplo de otro animal que gana de peso para después perderlo — como nosotros, igualmente hacemos — éstos son los gansos quienes ganan y pierden de peso de modo adaptivo.
Antes de despegar en su vuelo migratorio, los gansos comen en abundancia y acumulan más de un 25% de peso en exceso de su volumen inicial para cubrir las 600 millas que cubren cada día durante la totalidad de su viaje. Volar en sí requiere cantidades enormes de energía, y aunque en su vuelo, los gansos aparentan desplazarse sin esfuerzo, el hecho es que logran disponer de la grasa almacenada al fin de la trayectoria, la que no recuperan hasta que, de nuevo, la necesitan.
Así debe de ser con los incrementos de peso que efectúan nuestros semejantes: ganar para perder — en lugar de ganar para retener.
Musgaño o musaraña
Ahora, retornemos a nuestro género que se permite el lujo de consumir en una sentada, en cualquier restaurante fast food, unas 4-5,000 calorías en bebida y comida, para continuar ingiriendo más alimento después y sin desplazarse más lejos que la distancia que existe entre su automóvil y el restaurante, y que además, limita todo el ejercicio que hace durante el resto de su día a oprimir el botón del piso en el ascensor en que viaja, en lugar de subir la escalera, o en tirar de la manija para abrir la nevera.
La psicología del comer y el beber
Nuestra especie es una que, de acuerdo, a Ronald K. Siegel, responde por medio del sistema de recompensas a la comida, a la bebida, al sexo y a la intoxicación, como necesidades instintivas. Siegel los llama los cuatro instintos. (Véase el libro Intoxication: Life in Pursuit of Artificial Paradise por R. K. Siegel y mis ponencias acerca de las actividades del sistema de recompensas en el cuerpo humano).
Pero, no olvidemos el importante rol que el estrés contribuye al sobrepeso, algo que casi siempre se ignora.
Distribución adiposa de la Enfermedad de Cushing. La extirpación del tumor responsable en este caso disipó la acumulación anormal de la grasa.
La influencia del estrés
El estrés, se ha demostrado, que contribuye a enfermedades y adaptaciones malsanas por medio de la actividad de ciertas hormonas hipofisarias y suprarrenales específicas, y de la actividad de los glucocorticoides. En efecto, uno de los síntomas que define el Mal de Cushing es un tipo de gordura de distribución peculiar, resultado de la actividad de las hormonas antedichas y reconocidas como "hormonas del estrés". (Véase el libro, Why Geese don"t Get Fat (and we do): How Evolution"s Strategies for Survival Affect our Everyday Lives por Eric P. Widmaier y mis artículos al respecto en monografías.com).
La acumulación de grasa, cuando era tan necesaria, qué función servía
Como función, y, para nuestro género, la incrementación del peso constituyó una adaptación extraordinariamente útil durante los años que precedieran la agricultura y la ganadería — cuando la comida escaseaba de modo natural.
Luego, con nuestra tendencia a explorarlo todo y a buscar el placer, desarrollamos la habilidad de producir drogas y a usar la comida como droga, y con esto, y la capacidad de almacenar reservas en cantidades extremas, la gordura nació y la ganancia temporal de peso cesó de existir y de con ello perdimos una adaptación muy útil.
Triste…
¿La comida como droga?
Sí, es cierto, la comida la usamos, a menudo como droga, para aumentar el placer y para reducir el estrés.
Véanse mis artículos al respecto, incluyendo la correlación de la anandamida, neurotransmisor presente en la marihuana. Estos últimos artículos se recomiendan asimismo, para quienes no hayan leído nuestros trabajos acerca del azúcar como la droga adictiva que es.
Aquí podemos añadir que el estrés no sólo causa obesidad en nuestra especie, sino que de igual manera lo hace con las de otros simios. En el mono macaco Rhesus, se ha demostrado que el estrés resulta en el consumo de calorías en exceso, resultando en la gordura exagerada (¿cuándo ésta no lo es?) y en las complicaciones por todos conocidas, incluyendo el temido síndrome metabólico. (Véanse mis contribuciones al respecto).
Ahora bien, si el estrés incrementa el hambre y contribuye al sobrepeso, entonces, el hambre forzada, en que la dieta restrictiva se basa, torna la experiencia de seguirla en una causa mayor de estrés, lo que resulta en la paradoja insensata que la dieta representa.
Retornemos a los principios que hemos definidos acerca de la teoría de la evolución
La obesidad como mutación
En el año 1997 Metin Ozata de la Universidad turca Gulhane, en Etlik-Ankara describió un hombre de 5"6" cuyo peso de 330 lb lo colocaba en un IMC extraordinario de 55.8.
A la edad de 32 años, este paciente nunca había pasado por la pubertad, carecía de vello facial, axilar o púbico. Sus niveles de insulina eran muy elevados, sus niveles de andrógenos eran mínimos, sus testículos pequeños y sus glándulas mamilares eran de apariencia femenina, lo que conoce como la ginecomastia.
Este individuo sufría de una mutación genética que impedía que el hipotálamo cerebral detectara los niveles de leptina sanguíneos, hormona que regula la saciedad, resultando en que el paciente viviera en un estado artificial de hambre perpetua por lo que comía y engordaba incesantemente. En esta situación se demostró que la endogamia (ya que sus progenitores eran primos, descendientes de primos) fue en parte, responsable por la mutación genética. Fenómeno que se observa con frecuencia en animales de laboratorio. (Véase, Fat: Fighting the Obesity Epidemic por Robert Pool, mi artículo La Anorexia Nervosa: La Realidad y los Hechos… en monografías.com y en psikis.cl).
Conozcan al mexicano, Manuel Uribe Garza, quien a 1,234 lb, es el hombre más gordo del mundo
Prosigamos
Obviamente, la obesidad que estudiamos en nuestras poblaciones clínicas no son mutaciones genéticas, sino resultado de algo más.
Veamos de qué puede ser
La obesidad como adaptación, con todas sus complicaciones dañinas, sería una contradicción.
La obesidad como exaptación. Esa analogía parece ser más razonable, ya que lleva al extremo una función que de antaño fuera adaptiva. Pero lo que no sabemos es que, cuando ésta ocurre, por qué razón parece irrefrenable en su curso progresivo para tantos.
La obesidad como spandrel. Es resultado incidental y razonable del haber aumentado de peso y, que sobrevino para soportar estructuralmente su acumulación.
Habiendo cubierto estas consideraciones de índole formal, lo que al final nos interesa aquí es repetir que la obesidad es una panoplia de condiciones de orígenes diversos y muy poco uniformes, y con un tratamiento impreciso.
Algo que muchos ignoran, actuando como si supieran que la obesidad es algo, por ellos, y para ellos solamente, definible y curable.
Lo que es falsedad demostrada y demostrable sin problema alguno.
Antes de concluir, estudiemos en breve, la neurociencia, las neuronas espejo y cómo éstas aplican al entendimiento de la obesidad
Una excursión breve en el campo de la neurociencia
En otras ponencias hemos descrito la importancia de las neuronas espejo cuyo descubrimiento en los monos Rhesus se asociaron con el acto de comer.
En el ser humano los comportamientos imitantes del acto de comer, a menudo, los garantizan las neuronas espejo, afectando presumidamente las poblaciones jóvenes y más susceptibles.
Para muchos, la sociedad en que actualmente viven sanciona y promueve el espectáculo de la ingestión opípara de comidas de altas densidades calóricas y dotadas de la capacidad de estimular los centros de recompensa del cerebro.
A esa actividad tan celebrada se la llama: Celebraciones gastronómicas, cuyos resultados pueden llevar a gorduras astronómicas.
Una combinación peligrosa
La dolce vita…
"Comida de conforte", así llama una paciente al galón de helado que ingiere cuando está estresada.
Para muchos, la comida es un alivio necesario para sus ansiedades y depresiones existenciales.
Para otros tantos, habiendo investido con libido sexual lo que comen; la comida es simbólica del amor y lo sensual de que carecen.
Para pocos la comida es nutrición para la supervivencia y nada más.
En resumen
La comida, como expresáramos en mi ponencia La Dieta Paleolítica: Paraíso Perdido; la comida con que hoy pretendemos alimentarnos es polimorfa en su presentación y lujuriante y perversa, en sus efectos.
En la segunda parte de esta serie se revisará el tratamiento del caso de Delia, como Caso Difícil.
Bibliografía
Se ofrece en parte II de esta serie.
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