El esquema propuesto del ALCA es una forma restringida de integración, pues la integración económica reconoce 5 etapas o formas, de las cuales ocupa o desarrolla las dos primeras formas: zona preferencial de comercio (disminución de aranceles entre países miembros) y área de libre comercio (eliminación de aranceles). No obstante, de conformidad con documentos a los que se han tenido acceso, un rasgo importante y previsible es que el ALCA es la expansión del TLCAN. De todas formas, los acuerdos propuestos extenderían el alcance del libre comercio a nuevos sectores sobre la base de las disposiciones de la OMC. La declaración original para la constitución del ALCA, suscrita en Miami, en diciembre de 1994, que por cierto, fue secreta hasta julio del 2001, incluía como principios básicos y objetivos los siguientes: integración del hemisferio, integración de mercados de capital, coherencia con la OMC, eliminación de barreras comerciales arancelarias y no arancelarias, eliminación de subsidios para exportaciones agrícolas, eliminación de barreras para las inversiones extranjeras, marco jurídico para proteger a inversionistas y sus inversiones, medidas para mejorar las compras del sector público, nuevas negociaciones para la inclusión de servicios.
No se incluyen temas de importancia como el medio ambiente, derechos de los trabajadores, papel del estado y financiamiento para el desarrollo. Los principios básicos y objetivos planteados anteriormente están dentro de las dos formas vistas.
El ALCA tiene como propósito fundamental que América Latina y el Caribe acepten el libre cambio como principio sacrosanto. Se trata de defender la libertad de comercio a ultranza entre todos los países de la región sin tener en cuenta los intereses de las naciones. Con la firma del acuerdo, EE.UU persigue una creciente liberalización comercial y financiera, y esta política de desregulación económica permitirá, según dicen, una mayor entrada de capitales y de progreso técnico, lo que posibilitará un mayor incremento de la productividad del trabajo y una reducción de la brecha entre países desarrollados y subdesarrollados. Asimismo se justifican las políticas de libre mercado, de economía abierta, porque beneficiarán a la economía de América Latina y el Caribe y permitirán una más y eficiente asignación y utilización de los recursos. Se trata de eliminar, gracias a la apertura económica de los países, las barreras que no posibiliten el libre comercio.
¿Convendría a las naciones de América Latina y el Caribe participar en el nuevo convite de EE.UU mediante el ALCA?. ¿Son desinteresadas las propuestas planteadas por EE.UU o habrá "razones ocultas"?
Creo se hace necesario, en estos momentos históricos que viven nuestros países, detenernos en consultar a Martí y ver que él nos diría de nuevo para contestar esas preguntas a pesar del tiempo transcurrido desde 1891, después del análisis que realizó cuando la Conferencia Monetaria Internacional y si han cambiado las condiciones que posibiliten acceder a participar en dicho convite.
LA CRÍTICA MARTIANA A LA CONFERENCIA MONETARIA DE WASHINGTON Y SU PROYECCIÓN AL ALCA.
Ante todo, es necesario partir, de que el país que convoca al ALCA es EE.UU, la potencia hegemónica, hoy en día, en lo político, lo económico y lo militar, la cual aparece con tremendo interés por integrar a América Latina y el Caribe en un solo mercado. De nuevo EE.UU intenta, una vez más, la unión económica del continente, una aspiración que varias veces se ha malogrado a pesar de los ingentes esfuerzos realizados por dicha potencia, desde la I Conferencia Internacional Americana a fines del siglo XIX.
Para contestar esas preguntas hay que reflexionar lo que Martí le escribía al director del periódico "La Nación", el 2 de Noviembre de 1889, desde New York, acerca del Congreso Internacional de Washington, "episodio este que hirió tan profundamente su sensibilidad patriótica y su desvelo político hasta alcanzarle en su escasa resistencia física, para, al final, propiciar esa obra de genio poético que son los versos sencillos".
"Jamás, decía Martí, hubo en América, de la independencia acá, asunto que requiera más sensatez, ni obligue a más vigilancia, ni pida examen más claro y minucioso, que el convite que los EE.UU, potentes, repletos de productos invendibles, y determinados a extender sus dominios en América hacen a las naciones americanas de menos poder…".
"…De la tiranía de España supo salvarse la América española; y ahora, después de ver con ojos judiciales los antecedentes, causas y factores del convite, urge decir, porque es la verdad, que ha llegado para la América española la hora de su segunda independencia".
¿Acaso estas palabras de Martí, escritas en 1889, no guardan plena vigencia en el actual convite que hace Estados Unidos con el ALCA?. Este asunto del ALCA, que es la forma en que se expresan los objetivos de EE.UU para América Latina y el Caribe y que se concentran en una sola visión estratégica del dominio absoluto sobre la región, requiere mucho más sensatez, vigilancia y examen claro y minucioso, que cuando el Congreso Internacional de Washington y lo confirma un estudio realizado por Richard Feinberg, actual director del Centro de Estudios sobre la APEC de la Universidad de California, publicado en 1997: "no deben existir dudas en las mentes de los líderes de EE.UU que la Cumbre de Miami (1994) sirvió a los intereses norteamericanos. Proporcionó el medio—ausente en el pasado—a través del cual Estados Unidos obtuvo el apoyo explícito del Hemisferio para muchos de sus principales objetivos en América Latina. Miami multilateralizó la agenda establecida por Directiva de Decisión Presidencial Nº 28 sobre la política de Estados Unidos hacia América Latina y el Caribe. Las próximas Cumbres hemisféricas podrían profundizar en esta promisorias premisas".
En ese sentido Martí nos alerta, cuando dice: "los peligros no se han de ver cuando se les tiene encima, sino cuando se les puede evitar. Lo primero en política es aclarar y prever", de tal manera que según él: "prever es la cualidad esencial, en la constitución y gobierno de los pueblos." De aquí la unidad de que "gobernar no es más que prever." ¿Acaso lo gobiernos de los países latinoamericanos y caribeños cumplen con estos principios o conceptos martianos?. Él les deja bien claro que "cuando un pueblo es invitado a unión por otro, podrá hacerlo con prisa el estadista ignorante y deslumbrado, podrá celebrarlo sin juicio la juventud prendada de las bellas ideas, podrá recibirlo como una merced el político venal o demente, y glorificarlo con palabras serviles…" y entonces, ¿qué hará el que—según Martí—siente en su corazón la angustia de la patria, el que vigila y prevé?. Él responde, primero: "ha de inquirir y ha de decir que elementos componen el carácter del pueblo que convida y el convidado, y si están predispuestos a la obra común por antecedentes y hábitos comunes, y si es probable o no que los elementos temibles del pueblo invitante se desarrollen en la unión que pretende, con peligro del invitado;" segundo: "ha de inquirir cuáles son las fuerzas políticas del país que le convida, y los intereses de sus partidos, y los intereses de sus hombres, en el momento de la invitación." Y entonces, "él que resuelva sin investigar, o desee la unión sin conocer, o la recomiende por mera frase y deslumbramiento, o la defienda por la poquedad del alma aldeana, hará mal a América.". ¿Quedará alguna duda de lo que hay que hacer para servir a América?.
También en la Conferencia Monetaria de las Repúblicas de América, en mayo de 1891, él nos llama la atención por el nuevo convite de EE.UU para tratar la adopción de una moneda común de plata, cuando dice: "a lo que se ha de estar no es a la forma de las cosas sino a su espíritu", por tanto, para él "lo real es lo que importa, no lo aparente" y en ese sentido: "en la política, lo real es lo que no se ve".
Para Martí "la política es el arte de cambiar, para el bienestar creciente interior, los factores opuestos y diversos de un país, y de salvar al país de la enemistad abierta o la amistad codiciosa de los demás pueblos".
Por ello, Martí concibe que "los actos políticos de las repúblicas reales son el resultado compuesto de los elementos de carácter nacional, de las necesidades económicas, de las necesidades de los partidos, de las necesidades de los políticos directores".
Él decía que a "todo convite entre pueblos hay que buscarle las razones ocultas. Ningún pueblo hace nada contra su interés".
Entonces, Martí nos convoca, nos exige buscar esas "razones ocultas" en el nuevo convite, que a través del ALCA, pretende realizar EE.UU; nos propone nuevamente, analizar si existen intereses comunes, porque "si dos naciones no tienen intereses comunes, no pueden juntarse", ya que "si se juntan, chocan". En ese sentido, aquello que Martí se dio cuenta y previó cuando analizaba la Conferencia Monetaria de las Repúblicas de América en 1891 es lo que, hoy día, hay que buscar, para encontrar las "razones ocultas" que nos permitan definir que es el ALCA como unión que nos proponen los EE.UU.
Nuestros pueblos en esa posible unión con EE.UU a través del ALCA, seguirían siendo "pueblos menores que están aún en los vuelcos de la gestación", y por tanto, no pueden unirse sin peligro con los que buscan remediar su situación, pero además, la unión serviría para servirse EE.UU a si sólo y como dice Martí: "servirse a si sólo, es un robo".
Martí nos dejó los principios revolucionarios necesarios para analizar, con toda la profundidad requerida, la conveniencia o no de unirnos a EE.UU a través del ALCA, la respuesta nos la dio él en la crítica analizada. Todo lo planteado anteriormente es la expresión del latinoamericanismo antimperialista de Martí que fue desarrollándose gradualmente ante nuevos hechos históricos. Martí es capaz, ya en 1885, darse cuenta del expansionismo de los Estados Unidos fuera de sus fronteras, ante su desarrollo imperialista y denuncia los peligros que entraña para Cuba y América Latina.
LIBRE CAMBIO EN MARTÍ Y LIBRE COMERCIO EN EL ALCA. ¿UNA RELACIÓN ANTAGÓNICA O DE COINCIDENCIAS?.
Comencemos a analizar algunas ideas de Martí acerca de su concepción sobre el libre cambio: "el proteccionismo no aprovecha más que a los fabricantes y daña a los consumidores. El libre cambio aprovecha a los consumidores y si daña a alguien, sólo daña al fabricante. El fabricante es rico y la masa de consumidores es pobre. Es preferible al bien de esta el daño a aquel". Por otro lado plantea: "a nadie daña tanto el sistema proteccionista como a los trabajadores". Martí es ante todo un librecambista y lo reafirma en muchos de sus escritos, pero es un librecambista dialéctico que comprende en cada momento lo que el momento requiere.
Analicemos la concepción martiana acerca del proteccionismo y el libre cambio:
En un artículo titulado "Proteccionismo y Libre Cambio" publicado en la Revista Universal, de México, con fecha 12 de octubre de 1875, Martí expone su concepción sobre proteccionismo y libre cambio: "las grandes necesidades se revelan con una insistencia tenaz. Luchan perpetuamente en la vida social los dos principios generadores, el de la dominación, todo error, el de la libertad toda nobleza. En economía política aquel se llama proteccionismo; este se llama libre cambio".
Martí reafirma su posición librecambista: "lo que en naturaleza humana se llama sociabilidad en la naturaleza del derecho se llama reciprocidad, y en la naturaleza de la economía libre cambio. El libre cambio es la prenda de amistad entre los pueblos, como las reciprocidades entre ellos la garantía de la justicia." Planteando además "la amistad de las naciones se basa en su interés mutuo; por cuidar cada uno del suyo alimenta el ajeno." Por tanto, "de estas compensaciones resulta el progreso común".
No obstante, lo planteado anteriormente, en otro artículo publicado, realiza una defensa al proteccionismo al expresar: "abandonadas a su esfuerzo propio las industrias nacionales, fuerza es que presenten en su infancia todos los caracteres de imperfección que es ley presente aquella que trabajosa y lentamente se forma. Morirán nuestras industrias por falta de mercado, nadie comprará lo imperfecto cuando tiene lo perfecto a mano…". Podríamos preguntarnos, ¿es Martí un librecambista absoluto o un proteccionista absoluto?. Ni lo uno ni lo otro, es sencillamente tener una posición dialéctica en el análisis, que se reafirma al expresar: "utilísima es para un país formado la libertad absoluta de comercio; ¿es de la misma manera útil para un país que se forma?, o cuando dice "el comercio libre es bueno pero realizado en nuestro país (se refiere a México) extinguiría en su nacimiento las abandonadas industrias nacionales".
Lo expresado anteriormente refleja la posición de Martí acerca del proteccionismo y libre cambio. Estas ideas son expresión de la relatividad, de la dialéctica martiana en la aplicación de una u otra política económica.
Ya en 1875, Martí está convencido de que para la aplicación del proteccionismo o del libre cambio, había que tener en cuenta obtener el mayor beneficio material y social posible; considerar también las condiciones del país para evitar desigualdades en la aplicación de políticas económicas, pues, a países desiguales, políticas desiguales, por las diferencias en el desarrollo de los mismos.
El problema del proteccionismo y el libre cambio en Martí, estaban en una muy estrecha relación con el Estado y las perspectivas del desarrollo industrial en América Latina, provocando fuertes polémicas en esos años.
¿Cuál de los dos sistemas debe aplicarse?. Para responder esta pregunta partiremos de lo que Martí se preguntaba: "¿cuál de los dos sistemas hace bien mayor?. ¿Cuál de los dos sistemas aprovecha a mayor número?". Él responde: "entre el sistema prohibitivo y el librecambista será mejor naturalmente el que produzca mayor suma de bienes".
Martí nos enseña que por encima de sus concepciones económicas está su humanismo, pero también su pensamiento democrático revolucionario que expresaba los intereses de las clases y capas populares, pensamiento que, por otra parte conservará reinterpretándolos los mejores aportes del liberalismo anterior". También nos enseña que una u otra política tiene que tener en cuenta el futuro desarrollo de las naciones.
Considerando las ideas martianas anteriormente expuestas, ¿cuál política seguiríamos?. ¿Libre cambio?, lo que significaría la unión de América Latina y el Caribe con el ALCA. ¿Proteccionismo?, lo que significaría no liberación de los mercados y, por tanto, no al ALCA.
Por supuesto la situación de desigualdad económica que tienen los países de América Latina y el Caribe con respecto a EE.UU y Canadá determina la no aceptación del acuerdo de libre comercio porque significa que se aplican preceptos y principios económicos iguales a países que son desiguales. Ello determinará la "destrucción de procesos productivos industriales y agrícolas, de quiebras masivas de empresas, de mayores niveles de concentración, centralización y extranjerización de la producción, de aumento de la economía informal, de disminuir la presencia del Estado en la elaboración de políticas anticíclicas, de infraestructura y de bienestar social, pasándose a subordinarse a los intereses del capital internacional".
Los años han pasado, pero la situación planteada por Martí es prácticamente la misma: "las naciones de América Latina y el Caribe siguen siendo subdesarrolladas y no podemos esgrimir más la política de libre cambio planteada por EE.UU. La consigna entonces: proteccionismo contra los países desarrollados y libre cambio entre los subdesarrollados, hasta tanto "impere en el comercio como en la política la paz igual y culta".
En fin, "el norte revuelto y brutal" nos sigue despreciando. Entonces, ¿pueden los EE.UU convidar a Hispanoamérica a una unión sincera y útil para Hispanoamérica?. ¿Conviene a Hispanoamérica la unión política y económica con los EE.UU.?
¡Absolutamente no!, no se puede seguir ofreciendo la falsa medicina del "libre comercio" a los males de la pobreza, la inequidad, la exclusión social y la corrupción, agravados hoy en "Nuestra América" precisamente por la receta neoliberal que el gobierno de Estados Unidos, las empresas transnacionales y las instituciones financieras a su servicios pretenden sobredimensionar y eternizar a través del ALCA.
¿De qué nos sirve la libertad si las personas son pobres?. Estamos en el tiempo previsto por Martí: "en que los árboles se han de poner en fila para que no pase el gigante de las siete leguas".
CONCLUSIONES
1. Martí nos sigue inspirando y nos sigue instruyendo, el análisis de su pensamiento universal, y en particular, de su pensamiento económico, nos determina la vigencia actual del mismo, porque Martí traspasa su época, al pensar con toda su alma, pero también sentir con toda su alma, pues en él concurren sensibilidad, voluntad e inteligencia puestas en función de la liberación del hombre y de la solución de los problemas sociales. Sus crónicas periodísticas acerca de sus concepciones de proteccionismo y libre cambio nos demuestran que siguen siendo fuentes de inspiración para definir, ahora y siempre, las políticas económicas de los países de América Latina y el Caribe en función del desarrollo económico, político y social y de la plena liberación del hombre.
2. Su pensamiento es expresión del equilibrio del mundo, tal como lo expresa Hart: "la idea del equilibrio en Martí, como toda su cosmovisión, se fundamenta en la integridad de los diversos planos de la realidad en cuanto ley matriz esencial que rige para la naturaleza , el arte, la ciencia, la economía y las relaciones sociales". Su pensamiento es característico de una sistematicidad constante, con una predicción científica, universal, diferenciada y casuística de los hechos y fenómenos que estudia. Sus análisis sobre proteccionismo y libre cambio constituyen ejemplos de lo anteriormente expuesto.
3. No es posible llegar al ALCA sin haber estudiado y reflexionado las tesis de Martí expuestas en sus análisis de la Conferencia Monetaria Internacional de Washington de 1891 y sobre el proteccionismo y libre cambio. Ellas nos dan la clave de lo que debemos hacer si América y el Caribe consideran que ha llegado "la hora de declarar su segunda independencia", y por que además los Estados Unidos de América siguen creyendo "en la necesidad, en el derecho bárbaro, como único derecho: "esto será nuestro porque lo necesitamos". Creen en la superioridad incontrastable de "la raza anglosajona contra la raza latina". Creen en la bajeza de la raza negra, que esclavizaron ayer y vejan hoy, y de la india, que exterminan. Creen que los pueblos de Hispanoamérica están formados, principalmente, de indios y de negros".
BIBLIOGRAFÍA GENERAL
Almanza Alonso, R. (1990). En torno al pensamiento económico de José Martí. La Habana: Editorial Ciencias Sociales.
Fernández Retamar, R. (1995). Nuestra América: cien años y otros acercamientos a Martí. La Habana: Editorial Si-Mar s.a.
Hart Dávalos, A. (2004, Enero 28). José Martí y los desafíos de nuestro tiempo. Granma.
Huerta, A. (2002). "El ALCA: Política de EUA: para subordinar y dominar a América Latina". En: Revista Paradigmas y Utopías. México. No. 3.
Muñoz González, R. (2002). En torno a las concepciones martianas sobre el desarrollo socioeconómico. La Habana: Editorial F. Varela.
ONU. CEPAL (1999). La conformación del ALCA. México.
Autor:
Lic. Beatriz Díaz Rodríguez.
MSc. Tamara Jiménez Padilla
Filial Universitaria Cabaiguán.
Universidad de Sancti Spíritus "José Martí Pérez".
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