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La Influencia del Inglés en la formación y deformación del tecnoléxico citrícola cubano

Enviado por Horacio Mederos


  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Materiales y métodos
  4. Resultados y discusión
  5. Conclusiones
  6. Bibliografía

"El mayor dilema que se plantea cuando se trata de abordar la cuestión de la traducción científico-técnica es la de elucidar si se le debe confiar esa tarea a un traductor especializado o a un científico bilingüe".

Lourdes Arencibia Rodríguez, 1976.

Resumen

La historia de la Citricultura cubana comenzó con el segundo viaje de Cristóbal Colón en noviembre de 1493. De largo y tortuoso puede catalogarse el camino recorrido por los cítricos desde entonces. Movidos por intereses económicos y lucrativos al tiempo que estimulados por la propaganda de la compañía Cuban Land and Steamship, numerosos inmigrantes estadounidenses – citricultores de la Florida en su mayoría- llegaron a Cuba entre 1898-99 en busca de mejores condiciones climáticas para el cultivo después de la gran helada de 1894-95 que casi destruyó la naciente agroindustria citrícola de Florida. Junto a nuevas variedades y tecnologías introducidas, estos "colonos" introdujeron también su cultura e idioma (el inglés), elementos que muy pronto entraron en una activa y fructífera simbiosis con los entonces incipientes citricultores cubanos, con su cultura y la lengua nacional. Unido a esto, téngase en cuenta que el acelerado y creciente desarrollo científico-técnico -fuente principal de la actividad editorial y traduccional de estos tiempos- tampoco ocurre en español, ni en portugués, ni en italiano; ni siquiera en alemán y francés, sino en inglés. Este artículo esboza brevemente algunas de las influencias positivas y negativas que desde entonces ha recibido el tecnoléxico citrícola cubano por parte del inglés y hace un llamado a la necesidad de adoptar medidas de saneamiento lingüístico y terminológico.

Introducción

Hace muchos siglos, un hombre del Imperio Romano llamado Probo, escribió una obra en la que censuraba las formas de hablar descuidadas observadas en su entorno social. La lengua latina se corrompía, por ignorancia o por abandono, pero él quería luchar contra la descomposición del glorioso idioma con el arma que disponía entonces: la enseñanza gramatical. El propósito de Probo, hombre solo enfrentado a la multitud, no se pudo realizar, ya que la insensibilidad ante los problemas lingüísticos de la época era tan aguda, que nadie se le unió a la ofensiva que este "caballero andante del idioma" convocaba para salvar su lengua materna.

Sin embargo, a lo largo de la historia de la Lingüística y de la Lexicología, se han acumulado numerosos hechos que demuestran que los gramáticos no hacen las lenguas, ni las reforman, ni son capaces de detener su evolución; y es natural que así sea, ya que una lengua es patrimonio de una comunidad, y quien la hace y la deshace es el pueblo, la mayoría, contra cuyo ímpetu nada puede una voz aislada.

Asimismo, no es un secreto que en los últimos 20 años, la comunicación científica y técnica ha experimentado un notable auge que ha estimulado la actividad editorial y ha obligado a recurrir cada vez más a la traducción como vía de materializar la transferencia de conocimientos y de tecnologías. Sin embargo, semejante explosión de información no ocurre en español, ni en portugués, ni en italiano; ni siquiera en alemán y francés, sino en inglés.

Versados y no versados en temas lingüísticos coinciden en advertir las influencias positivas y negativas de ese idioma en el español, fenómeno al que se asocian dos factores que influyen sobremanera: 1) la traducción, o mejor aún, la buena traducción, que sigue siendo la premisa indispensable para acelerar los procesos de transferencia tecnológica, y 2) el surgimiento de movimientos integracionistas como Mercosur y el ALBA en América del Sur, que abarcan a países hispanos y del Caribe anglófono. Un común denominador a todos ellos es la interrelación de sus sistemas lingüísticos.[1]

Se conoce que la lengua es única, los llamados tecnolectos[2]no son otra cosa que especializaciones de determinados elementos de una lengua general y por ende, parte de ella[3]Los términos de cualquier esfera de actividad no dejan de ser signos lingüísticos en tanto que están formados por palabras o combinaciones de ellas que adquieren un significado especial según el contexto en que se les use; por tanto, las diferencias entre "término" y "no término" son puramente pragmáticas, no formales, ni funcionales, ni semánticas[4]

Paralelamente a estos postulados existe otro de carácter nacional e ideológico: la actitud ante la lengua. El español, sin ningún tipo de chovinismo lingüístico iberoamericano, regional o local, es una lengua romance que goza de una rica historia, de un acervo cultural amplísimo, además de ser el vehículo de expresión de cientos de millones de personas en el mundo. No obstante, el hecho de que se hable en países que no marchan a la cabeza del desarrollo científico y tecnológico lo convierte en un idioma más receptor que generador, y si a esto se suma la ausencia de mecanismos de vigilancia y normalización terminológicas -como es lamentablemente el caso de Cuba- la situación se torna aún más crítica. Sirvan los análisis que siguen como alertas oportunas para sanear nuestro español de influencias lingüísticas foráneas.

Materiales y métodos

La identificación y extracción de los ejemplos expuestos en este artículo se realizó a partir de publicaciones cubanas que abordan el tema citrícola y frutícola en general. Dichas publicaciones no se circunscriben a la prosa meramente divulgativa, sino también a la científica propia de la rama. Se utilizaron medios auxiliares como Diccionarios, Glosarios, Enciclopedias mono y bilingües, así como la consulta a especialistas en Citricultura, Lingüística y Terminología de reconocido prestigio nacional.

La bibliografía consultada se ha organizado según la norma internacional ISO 690 utilizando el programa BiVet 2.20 concebido y desarrollado por Paul Romero García y colaboradores de la Universidad Agraria de La Habana en el año 2011.

Resultados y discusión

"Control"

El vocablo "control" no es de origen sajón. El inglés lo tomó del francés controle que a su vez es una modificación del francés antiguo "contre-role" derivado del bajo latín contra-rotulum. Originalmente, el infinitivo to control tuvo en inglés –por razón de su etimología- la acepción de verificar, cotejar, confrontar cuentas y documentos. Actualmente, este verbo ha ampliado su sentido y ha hecho suya las siguientes acepciones:

– Dominar – Vigilar

– Fiscalizar – Contener

– Gobernar – Regular

– Administrar – Sofrenar

– Dirigir – Restringir

– Guiar – Limitar

– Revisar – Reprimir

– Intervenir – Comprobar

– Verificar

En la primera edición del Diccionario de Anglicismos de Ricardo Alfaro (1964), el autor hizo la siguiente aclaración respecto a este controvertido vocablo: "Entre los anglicismos más fuertemente atrincherados en el español contemporáneo figura "control". Tiene uso tan general en el lenguaje jurídico y administrativo y figura ya en tantos textos oficiales, que posiblemente habrá de ser incorporado del todo a nuestro acervo lingüístico".[5]

La lógica evolución de la vida y de las lenguas se han encargado de hacer realidad este vaticinio y tan es así, que en la edición del Diccionario de la Real Academia Española (1984), el vocablo que nos ocupa -en su función sustantiva- aparece con el siguiente significado: "Comprobación, inspección, fiscalización, intervención, dominio, mando, preponderancia, oficina, despacho, dependencia, etc., donde se controla."

Verdaderamente se trata de una palabra imprecisa que debiera usarse sólo cuando sea imprescindible, pues expresa dominio. Respecto a las plagas, es preferible usar "detener" o "frenar" y no "controlar". En certificación es preferible usar "inspección", "vigilancia" o "seguimiento". Cuando se habla de diseño experimental e interpretación de los resultados dígase "testigo".

Si se traslada este breve análisis semántico-histórico a las necesidades léxicas de la citricultura, encontraremos al vocablo "control" en innumerables combinaciones como las siguientes:

Control trees Arboles testigos

Weed control Control de malezas

Pest and disease control Detención de plagas y enfermedades

"… el citrus canker no puede ser combatido

con químicos…"[6]

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Estamos en presencia de un "préstamo"[7] no naturalizado tomado en este caso de la prosa divulgativa aunque también es verificable en la prosa científica. Se trata de una enfermedad que ataca al cultivo de los cítricos en diferentes países productores, principalmente los de América del Sur. Su agente causal es la bacteria Xanthomonas citri. Se caracteriza por lesiones locales en las hojas, ramas y frutos de muchas especies cítricas. En países citricultores hispanohablantes como Uruguay, la enfermedad ha recibido la denominación de "chancro cítrico", pero en Cuba se le conoce como "cáncer de los cítricos".

El empleo de la voz "químico" es erróneo. Se le llama "Químico" en nuestra lengua al especialista en Química o a algo relacionado con esta disciplina, pero en este caso, "químico" pretende reproducir al vocablo inglés "chemicals" cuyo término equivalente en español es "productos químicos".

"La indexación de la cachexia-xiloporosis

se realizó en tangelo Orlando"

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El vocablo "indexación" pretende significar lo que su congénere inglés indexing, que se refiere a un procedimiento para diagnosticar la presencia de una enfermedad utilizando una o varias plantas indicadoras que dada su susceptibilidad, muestran síntomas rápidamente.

Desde una óptica lingüística, "indexación" pretende ser una adaptación fonética del vocablo inglés indexing que en otras ramas como la Bibliotecología, ha encontrado una equivalencia más feliz en la voz "indización". Sin embargo, en la citricultura lo que se hace es probar, diagnosticar; de aquí que principalmente algunos investigadores usen el término "prueba de diagnóstico", o "diagnóstico biológico", los cuales se avienen más con el indexing del inglés.

¿"Cachexia" ó Caquexia ?

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El término cachexia, del griego "kakos" (malo) y "hexis" (condición), significa malnutrición y pérdida causada por una afección constitucional crónica. Es una enfermedad que afecta a distintas variedades de cítricos en todo el mundo citricultor. Este es uno de los casos en los que el español ha asimilado el término en inglés con la misma grafía y pronunciación, cuando fácilmente se pudo haber naturalizado manteniendo la pronunciación inglesa pero cambiando su grafía por "caquexia".

"Dinámica del crecimiento de la Naranja Valencia en fase

de vivero utilizando diferentes …."[8]

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Tanto en publicaciones técnicas como en el tecnoléxico citrícola, es muy común encontrar y oír locuciones como la anterior, para referirse al árbol y no al fruto. Y si de influencias hablamos en este estudio, cabe decir que semejante tendencia también proviene del inglés, idioma éste que no siempre hace distinción entre la fruta y el árbol. Por tanto, la cita anterior debió decir: "Dinámica del crecimiento del naranjo Valencia …"

"Capacidad buffer"

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Es muy frecuente oír, fundamentalmente a los nutricionistas, hablar de la capacidad buffer del suelo.

En Agroquímica, se le mal llama capacidad buffer al "poder amortiguador del suelo que consiste en la capacidad de éste para oponer resistencia a los cambios de pH."[9] Todo esto contrasta con la forma en que el término buffer solution se conoce en español: "solución tampón" aunque también se oye hablar de solución buffer. En español existe el término "poder amortiguador" para referirse a lo antes expuesto.

"Se colocan los inóculos debajo de

la yema al momento de la injertación…"[10]

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No estamos en presencia de una influencia del inglés en este caso. No obstante, vale la pena algunos comentarios. Injertar (del latín insertare) tr., significa incrustar en la rama o tronco de un árbol alguna parte de otro en la cual ha de haber una yema que pueda brotar. Injerto (del latín insertus), introducido; es la parte de una planta con una o más yemas, que insertadas en el patrón se soldan con él.

Con la voz "injertación" se refieren, tanto especialistas como legos, al proceso de injertar, cuyo sustantivo en español es "injerto". El Diccionario de la Real Academia registra el vocablo "injerta" con el siguiente significado: "f. acción de injertar". Sin embargo, "injerta" parece circunscribirse más al entorno peninsular que al iberoamericano. Por tanto, el tecnoléxico citrícola cubano puede dar la bienvenida al término "injertación", con su función sustantiva.

Fertigation/Fertirriego/Fertigación

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El término fertigation en inglés, se ha formado por composición a partir de los vocablos "fertilizer" e "irrigation" para denotar la aplicación de fertilizantes de formulación líquida a través de sistemas de riego localizado o de bajo volumen, técnica ésta no solo aplicable a los cítricos y frutales, sino también a otros como viandas y hortalizas. En Cuba, dicho término ha encontrado los equivalentes de "fertigación" y "fertirriego" que aparecen tanto en la literatura especializada como en la divulgativa y en el coloquio de productores, investigadores y legos. El procedimiento de su formación en español ha sido el mismo que en inglés: composición; Y por demás, es válido. Un tanto similar pero con mejor suerte ocurre con chemigation, del inglés chemical e irrigation que ha encontrado un equivalente más feliz: "quemigación", bienvenido !

Fungoso(a)

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Del latín fungus que significa hongo, la citricultura y otras ramas agrícolas registran numerosas combinaciones léxicas como "enfermedades fungosas", para referirse a trastornos, pudriciones, etc., producidas por hongos, tanto en árboles como en frutas. En tal sentido, también se utiliza el término "enfermedades micóticas" aunque más restringido al coloquio de especialistas e investigadores.

Trips ó Tripsos

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"Trips" del inglés Thrips, cuya equivalencia entomológica en español es "tripsos", ha prendido fuerte entre especialistas y legos para referirse a pequeños insectos del orden Thysanoptera, familia Thripidae que atacan al cultivo de los cítricos con daños en la zona epidérmica de los frutos.

A juzgar por su frecuente uso, parece que "trips" y no "tripsos" es la voz que se continuará usando, la cual, no se sale de los cánones morfológicos del español; bienvenida !

Tristeza

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El virus de la tristeza (Citrus tristeza virus en inglés) y más específicamente el vocablo "tristeza", se utilizó ampliamente en el decenio del 30 por parte de citricultores argentinos para referirse a una enfermedad de los cítricos injertados sobre patrón naranjo agrio. En Brasil, dicha voz se utilizó inicialmente por Silvio Moreira en 1942[11]para describir lo que en portugués encontró el término "podridão das radicelas" (pudrición de las raicillas). La enfermedad se propaga por varios vectores, de los cuales el más eficaz es el Toxoptera citricidus Kirk. Y en este caso, la influencia ha ocurrido en dirección contraria, del español al inglés, que ha adoptado el vocablo "tristeza" sin modificación alguna, aunque también la enfermedad se conoce con otras denominaciones en ese idioma.

Pesticidas

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Estamos en presencia de otro vocablo compuesto por las voces pest (plaga) y cida (muerte) para denotar a un producto químico capaz de matar organismos nocivos. En el tecnoléxico agrícola cubano encontramos indistintamente el vocablo "pesticida" cuando la equivalencia correcta desde el punto de vista semántico, morfológico y conceptual pudiera ser "plaguicida".

Pitting

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Pitting es un término que el tecnoléxico citrícola inglés utiliza para referirse a diferentes síntomas producidos por enfermedades como la cristacortis y la caquexia-xiloporosis, consistentes en depresiones o agujeros en el xilema o en el floema de la planta afectada. Se ha visto en algunos artículos publicados por autores españoles, principalmente por Carrero (1981), el término "punteado cambial"[12] mientras que en otras literaturas de habla hispana se prefiere el de "acanaladura" para referirse al síntoma provocado por el virus de la tristeza en la lima mejicana. En Cuba se habla y se escribe pitting en todos los estratos de la industria citrícola, conservando la grafía y pronunciación en inglés, para lo cual se sugiere "pítin".

Plagas y enfermedades

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No creo que exista una razón consistente para separar como "plagas" a los insectos y animales superiores, y como "enfermedades (criptogámicas) a los microbios (hongos, bacterias y virus). Conocemos que todos se combaten con "plaguicidas". En realidad el término "plagas" es más amplio que el de "enfermedades" y lo engloba: las enfermedades son plagas, y las hierbas arvenses también independientemente que sean deseables o no en un cultivo determinado. Por tanto, no conviene juntar ambas palabras, sino decir sólo "plagas" y utilizar la palabra "enfermedades" cuando sólo se trate de microorganismos.

Microjet

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Microjet es uno de los tantos regalos tecnológicos que ha recibido la agricultura en general. Se trata de un dispositivo plástico de aproximadamente 2 ó 2,5 cm de altura, utilizado en el riego localizado o de bajo volumen en muchos cultivos, cítricos incluidos. Se trata de una palabra compuesta por el prefijo micro (pequeño) y jet (chorro, surtidor) que afortunadamente encuentra en español un equivalente correcto en el término "microaspersor" aunque se sigue escribiendo y diciendo microjet.

Naranja Nevo

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Con este nombre se refieren nuestros campesinos y parte de la población a la naranja Navel (Navel en inglés = ombligo). La fruta se distingue por un ombligo en su parte estilar y por su sabor dulce muy peculiar debido a un alto contenido de sólidos solubles. En Cuba es una variedad temprana (septiembre-octubre) en comparación con la Valencia que madura en diciembre. "Nevo" es una deformación fonética errónea de su congénere inglés Navel [13]Por tanto, no debe ser bienvenido.

¿Desarrollo sostenible o sustentable?

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Mucho se ha hablado y debatido sobre si "sostenible" es equivalente a "sustentable". Al consultar distintos diccionarios de la lengua española, se advierten matices que sugieren una ligera diferencia entre ambos vocablos; y cuando se les ve en el contexto donde se aplican nos percatamos que la única diferencia que existe entre desarrollo sostenible y desarrollo sustentable es la traducción al español del término inglés: en el caso mexicano se tradujo como desarrollo sostenible y en otros países de habla hispana como desarrollo sustentable, pero nótese que siempre guarda la misma esencia y significado que se dio en el informe de Bruntland (1987), fruto de los trabajos de la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas, creada en la Asamblea de las Naciones Unidas en 1983.

Dicha definición se asumiría en el Principio 3º de la Declaración de Río (1992).

Español

Inglés

Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades.[14]

Meet the needs of the present generation without compromising the ability of future generations to meet their own needs.

Es a partir de este informe que se acotó el término inglés sustainable development, y de ahí mismo nació la confusión entre si existía o no diferencia entre los términos desarrollo sostenible y desarrollo sustentable. Bienvenidos ambos !!!

Permacultura

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Según Wikipedia, la permacultura constituye un sistema sustentable proyectado de forma tal que integra armónicamente la vivienda y el paisaje, ahorra materiales y produce menos desechos, a la vez que se conservan los recursos naturales (Bill Mollison); es el diseño de hábitats humanos sustentables y sistemas agrícolas que imitan las relaciones encontradas en los patrones de la naturaleza.

La palabra permacultura (del inglés permaculture) es un término formado por composición a partir de permanent y culture que desemboca en el español permacultura; bienvenido!

¿Compost, composta o compuesto?

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El compost, composta(o) o compuesto (a veces también se le llama abono orgánico) es el producto que se obtiene del compostaje, y constituye un "grado medio" de descomposición de la materia orgánica, que ya es en sí un buen abono.[15] En Cuba tanto especialistas como legos usan el término compost. De composta se ha derivado el término "compostaje", bienvenido!!

Conclusiones

  • En modo alguno estas reflexiones han tratado de emular a Probo, pues se viven tiempos muy diferentes a los de este "samaritano defensor del latín"; las condiciones imperantes en este mundo globalizado son de otra naturaleza y sus soluciones dependen del trabajo mancomunado bien fundamentado de numerosos especialistas respaldados por una voluntad política consciente y segura.

  • Mucho menos se ha querido recurrir a la Gramática como herramienta para evitar el deterioro de nuestro español. Los procedimientos lingüísticos y terminológicos que han prevalecido en los análisis anteriores, así como las polémicas sobre la idoneidad de tal o más cual término, son solo ejemplos de cómo debe prepararse al maltratado español para que asimile y se fortalezca con cientificidad lingüística ante las influencias negativas del inglés.

  • La integridad del español en el ámbito científico-técnico ha de defenderse con métodos eficaces que adapten y/o acojan fonética, morfológica, terminológica y conceptualmente el influjo progresivo de voces foráneas; y aunque tal proceder pareciera guardar más relación con la ideología que con la terminología, no debe obviarse el hecho de que la terminología no es neutra ideológicamente, por lo tanto, no es posible dejar al margen del debate el apego a la lengua nacional y a la cultura propia del país.

  • Es innegable que los avances científicos y técnicos contribuyen al enriquecimiento de los idiomas, cuando la creación neológica es bien asimilada. La presencia de "préstamos" (léase importaciones lingüísticas) no naturalizados en el tecnoléxico objeto de análisis es considerable. Están presentes tanto en el coloquio como en la literatura técnica de la rama y una de las razones que hasta cierto punto explica su presencia es que en ocasiones, éstos se consideran más expresivos que las formas propias del español.

  • Resulta "lógico" que tras un largo período de marcado contacto entre dos lenguas y culturas con una notable desigualdad en el desarrollo científico-técnico como ha sido el caso del inglés y el español en la Citricultura cubana, perduren formas de expresión y términos del idioma generador, pues los fenómenos de la superestructura siempre marchan más lentos que los cambios en la base económica.

  • No siempre las lenguas receptoras –en este caso el español- son capaces de asimilar dialéctica y lingüísticamente el influjo de neologismos. Una cosa es que se tome de la lengua influyente lo que en la propia está en falta y otra es que se acepten indiscriminadamente voces extranjeras cuando en la propia existen términos equivalentes avalados por la práctica de los hablantes, o que se adopten los que resultan imprescindibles, sin la debida y necesaria adecuación.

  • La instauración oficial del servicio de traducción e interpretación en la industria citrícola cubana ocurrió alrededor de los años 60. Prácticamente sin "armas" y sin el grado de especialización necesaria, los pioneros de la profesión –que no fueron muchos- tuvieron que enfrentarse a un tecnoléxico "espanglizado" sin poder contraponer un caudal semejante de términos propios pre-existentes acordes con los cánones morfológicos, fonéticos y semánticos del español capaces de sustituir a aquellos.

  • Un tanto similar ha ocurrido con cientos de especialistas que a partir de un conocimiento básico del inglés y con el mejor ánimo de superar la barrera idiomática, han vertido al español numerosos textos carentes del frescor y legimitidad lingüística esperada. Si a esta triste realidad sumamos el hecho de que en Cuba nunca ha existido un Organismo de Vigilancia Terminológica y mucho menos un Banco Nacional de Terminología Científico-Técnica tan necesarios ambos para la "sanidad" de nuestro español, comprenderemos mejor la situación antes descrita.

Bibliografía

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  • ALPÍZAR, R. El término científico-técnico y el diccionario académico. Filología Hispánica, junio 1998, vol. XXVIII, nº 1, pp. 133-139.

  • ALPÍZAR, R. Intento de sistematización en el léxico de la terminología. En: IDICT. Expolingua 93. La Habana: IDICT, 1993.

  • ALPÍZAR, R. La terminología científico-técnica en Cuba, situación actual y perspectivas. Anuario de Lingüística, octubre 1998, vol. 2, nº 20, p. 10.

  • ALPÍZAR, R. Sobre la internacionalización de la terminología. En: IDICT. I Encuentro de Traductores Científico-Técnicos. La Habana: IDICT, 1986. p. 8.

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  • Simon & Schuster. Simon and Schusters International Dictionary. 4ta ed. New York: Tana de Gamez, 1973.

 

 

Autor:

Lic. Horacio Mederos Acosta

Centro de Capacitación "Félix Duque Guelmes"

Empresa de Cítricos "Victoria de Girón

Jagüey Grande, Matanzas – Cuba

[1] Alpízar Castillo, Rodolfo. ¿Cómo hacer un diccionario científico-técnico?. Edt. Memphis, 1997. p. 9.

[2] Tecnolecto: Conjunto de todos los recursos que la lengua pone a disposición del discurso científico o técnico. En: Alpízar Castillo, Rodolfo. Intento de sistematización en el léxico de la terminología. Expolingua, 1993.

[3] Alpízar Castillo, Rodolfo. Ibidem. p. 8.

[4] Alpízar Castillo, Rodolfo. Ibidem. p. 8.

[5] Alfaro Ricardo. 1964. Diccionario de Anglicismos. Edt. Gredos, España. p. 56

[6] Periódico “Granma” 21/09/84.

[7] Se entrecomilla el vocablo préstamo porque verdaderamente no es tal. Cuando una lengua toma “prestado” algo de otra no lo devuelva jamás, por ello se prefiere el término “importación lingüística”, no muy difundido ni aceptado por la mayoría.

[8] Ciencia y Técnica en la Agricultura, Serie Cítricos y otros Frutales, Vol. 6 No. 2, junio 1983, p. 49

[9] Herrera y col. Agroquímica. Edt. Pueblo y Educación. La Habana, 1979. p. 12.

[10] Memorias I Cong. Nacional de Cítricos y otros Frutales. Vol. II, p. 273

[11] Comunicación personal del Dr. R. Casamayor, diciembre 1998.

[12] Carrero, José Ma. 1981. Virosis y Enfermedades Afines de los Cítricos. Edt. Espasa. España.

[13] Simon and Schuster’s International Dictionary. 1973. Edt. Tana de Gámez. p. 495.

[14] Comisión del Desarrollo y Medio Ambiente citado en Ramírez et al, 2004: 55). (Comisión Brundtland): Nuestro Futuro Común.

[15] Companioni, N. /et al/. La Agricultura Urbana en Cuba. Revista Latinoamericana de Desarrollo Rural. 4 (5). 47-53p., 1999.