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Después de caminar mucho (Sindrome de Costen) (página 2)


Partes: 1, 2, 3

Inicio del camino

Un día gris, muy gris en mi casa ,hace más de dieciocho años , comienza mi sufrir de ALGO que por mucho tiempo no tendría nombre, ALGO que  cambiaría mi vida, en todos los sentidos, aunque hoy puedo entender que siempre lo padecí, escondido dentro de mi cuerpo, pero aquel día sólo  se presentó fuera, como una crisis de vértigo .

            La crisis que experimenté aquella mañana, fue una sensación terrible, un mareo gigantesco, como si estuviera sentada en una calesita que giraba a gran velocidad y no paraba, no se detenía, duró tal vez unos minutos, para mi fue una eternidad.

            Aún no puedo explicar en palabras exactas lo que sentí, eso que salió de mi cuerpo y se hacía visible por primera vez. Como el cielo gris de aquel día, así sería por años mi sufrir, gris, triste, desolador. Comenzaría así mi camino, deambulando de médico en médico para logar una mejor calidad de vida, de salud y de comprensión, que creía merecer, pero tardaría años en lograrlo.

            Los primeros médicos que visité lo tomaron como ALGO, pasajero, me medicaron con pastillas para mareos y nauseas, tal vez podía ser ALGO en las cervicales… diagnósticos que sólo mostraban un caso más de una enfermedad temporaria, un mal movimiento, ALGO.

            Esas horribles sensaciones continuaron a pesar de la medicación, siguieron caídas, la pérdida del equilibrio, sensaciones horribles, me levantaba mareada, tenía naúseas, mis despertares no fueron los mismos, mis días no fueron los mismos, entre inestabilidad, mareos y por consiguiente miedo, desolación y sufrir lo inexplicable.

            Recuerdo una caída que me quedo marcada, porque en esa caída sufrí lo que también sufriría después, la soledad, la inseguridad y el desconocimiento , esa fue la caída al abismo de una mente que quería y gritaba que se le diera más que la palabra ALGO, que me dieran una razón por sentirme tan mal. 

La caída ocurrió a las ocho de la mañana en la fila de la boletería del tren, yo viajaba a la capital, a la casa de una tía , había dejado a mis  dos hijos en el jardín de infantes,  cuando me di cuenta que otra vez mi cuerpo, no podía controlar mi sensación de inestabilidad, le dije a la señora de adelante que me agarrara, no me escuchó, creo, y me caí, y volví a estar sentada en esa calesita gigante que giraba a mucha velocidad y no paraba, cuando la horrible sensación se detuvo, vi caras que miraban sin entender que me había pasado.

Me sentaron en un banco de la estación, me preguntaron si estaba bien, y me dijeron:-¡Claudia, nos vamos, llega el tren, perdona… debemos ir a trabajar! Me quedé sentada en el banco un tiempo indefinido, me sentía mal, agotada, débil, pensaba que lejos quedaba todo, mi casa, el hospital, el jardín. Que lejos estaban todos y yo ahí sola, más sola que nunca.

Despacio comencé a caminar a casa, estaba como ida, desolada…así llegué. Le pedí a una vecina que buscara a mis hijos en el jardín y me acosté a descansar. Pensé ir al médico, pero estaba lejos y sola no me atrevía, así que tomé la medicación para los mareos y esperé hasta el otro día para ir. Creo que no supe explicarle lo que me había sucedido, me quedaba otra vez sin palabras para decirle lo real que era mi crisis, otra vez padecer ALGO, ALGO, y así continué, ese ALGO, me producía estar muy mal, pero no había otra explicación.

            En el verano viajé a mi pueblo, no me sentía bien, visité a los médicos conocidos de la familia, quienes me hicieron varios estudios y me diagnosticaron un desnivel en el líquido de los oídos, me dieron una luz, pusieron una palabra que suplía ALGO, tal vez podía padecer el SINDROME DE MENIERE (enfermedad del oído interno causada por un aumento de la presión del líquido contenido en el laberinto). Sus síntomas se asemejaban a los míos, vértigo, ruidos en el oído. Por fin había encontrado lo que podía suplantar a ese bendito ALGO.

            Cuando volví a mi casa con el diagnóstico en la mano, tuve la posibilidad de hablar con mi médico, me indicó que continuara con el remedio para los mareos, y un medicamento que me acompañaría por años, creo por todos los años FOLCODAL 75 (vaso dilatador cerebral) que un día yo sin entender, le contesté al farmacéutico; los médicos me lo recetaron, ante su pregunta: ¿porqué tomaba ese remedio para gente mayor, si sólo tenía veintisiete años?             Luego de la medicación continuaron una serie interminable de estudios, algunos sencillos, otros desagradables, dolorosos, pero yo estaba para eso, porque a través de ellos podría entender porque me sentía tan mal, tan mal. Me sentía mal a pesar de los remedios, no mejoraba mi inestabilidad, tal vez disminuía, pero no terminaba, estaban cada día más interiorizados en mi cuerpo, en mi sentir y sufrir.

Con los estudios y sus resultados también comenzaron mis visitas a diferentes médicos y especialistas, algunos trataron de ayudarme, de apoyarme, pero no sabían cómo. Otros ni se preocuparon, como ese especialista de oído que fui con una carta de mi médico clínico, donde el había escrito lo que estaba padeciendo, sin leer la carta, hizo un bollo y la tiró a la papelera, por lo menos me escuchó y me dijo que siguiera con lo mismo. "Que MENIERE no tenía cura". Cuando se lo conté a mi médico no lo podía creer. Ni yo, que me sentí tan mal, tan poca cosa ante este hecho, que marcó en parte mi lucha y mi camino a la verdad.

            Todo continuó igual, con mi cuerpo cada día buscando defensas para poder estabilizarme, tiempos mejores, tiempos peores, tiempos de alegría, tiempos de soledad y tristeza, con nuevas caídas, con inestabilidad, miedo, desorientación, que me llevaron a estar para los médicos deprimida, a lo cual agregaron a los dos vasos dilatadores diarios y al de los mareos, un antidepresivo, otro más a los muchos que tomaría.

            Y otra vez el abismo, cuando fui a la consulta de otro médico del oído que me dijo que mi estado, mi sufrir, NO ERA MENIERE, pues para ser MENIERE, tenía que padecer sordera cosa que no sucedía en mi caso personal. De nuevo la incomprensión y la pregunta. ¿doctor que padezco ? y la respuesta fue ALGO, al que le puso de nombre SINDROME VERTIGINOSO, un conjunto de síntomas, o sea estaba enferma tenía ALGO, síntomas que me hacían sentir así de mal, otra vez lo mismo, otra vez volver al principio, otra vez ALGO, que no tenía explicación, sólo yo  tenía que encontrar las palabras para explicar de nuevo mi sentir y sufrir a nuevos médicos, porque mis síntomas, mis caídas, mi inestabilidad, no cesaban, seguían en mi como el primer día .

De aquel tiempo me quedó la frase que me acompañaría por años:

"SU CUERPO ESTA EN PERFECTAS CONDICIONES. NO HAY NADA QUE INDIQUE ENFERMEDAD"! 

Pero yo seguía sintiéndome mal… 

Tiempos

Desde que comenzó todo, hasta quince años después, mi vida la puedo dividir en tiempos buenos y malos. Pues esta forma me permite dividir mis tiempos según mi sentir. Hoy que ya puedo reír y disfrutar las cosas desde otra perspectiva, quiero recordar lo bueno y lo malo, aunque lo malo, dejaría huellas que tardarían en cerrarse, me sirven para hacer un balance entre mi incomprensión y mi alegría.

            Los tiempos buenos fueron a mi entender pocos, pero transcurrieron en períodos largos, y a pesar que nunca dejé de sentirme inestable, con naúseas y con todo mi cúmulo de sensaciones extrañas, fueron tiempos de tranquilidad emocional.

             El más importante, fue el nacimiento de mi tercer hijo, al que llamaría Ignacio; el comenzó a crecer en mi vientre en medio de interminables y sufridos estudios médicos. Lo que provoco en mi tener mucho miedo durante esos nueve meses; esos meses fueron de gran incertidumbre, pues tal vez, esos estudios podrían haber afectado en parte su desarrollo.

             Pero no fue así, gracias a Dios, Ignacio nació bien, hermoso, fuerte, sano y todos los adjetivos que se puedan dar. Yo ya tenía dos hijos Leandro (9) y Sebastián (8), los tres llenaron muchos momentos de aquellos años, no sólo porque los amaba y por la alegría profunda de verlos crecer, sino porque los tres serían un bálsamo a mi sufrir, en una palabra, cubrirían muchos tiempos de dolor y soledad en mi salud.

En esos años construimos con mi esposo Luís nuestra casa, la casa propia , la que habíamos logrado con tanto esfuerzo,  y donde encontré al mudarme , tiempos  de satisfacción y  seguridad ,en la calidez de sus paredes ,en el verde de su parque ,en el calor de su hogar. Mi enfermedad permanecía en mi cuerpo, pero sentía más vigor para seguir buscando mi curación.

Otro logro en ese tiempo, fue haberme recibido de maestra, carrera que siempre me había apasionado. Trabajar como maestra, ayudó mucho a mi sufrimiento, ya que desde ese lugar, podía ayudar a otros, y de alguna manera ser ayudada a estar contenida a pesar de mis síntomas. Seguía buscando mi verdad, como en el aprendizaje que se busca el saber. Ese tiempo lo recuerdo con gran satisfacción, a pesar que para lograr cada día ir a trabajar, debía crear nuevas defensas para estabilizarme, ya que el trabajo alegraba mis días.

         Por último, un tiempo importante, que luego me llevaría sin querer a mi verdad y curación, fue mi ALIA, mi radicación en Israel, este país nos ofrecía la esperanza de una nueva vida. Se realizó luego de decisiones muy profundas, de sentimientos encontrados, no fue fácil irnos de nuestra querida Argentina, pero era un desafió que deseábamos afrontar todos juntos, con la esperanza de nuevos aires a nuestra lucha familiar, en lo económico y en calidad de vida.

           Israel, con el pasar del tiempo, me demostraría que es un lugar donde el cúmulo de creencias, producen una energía muy positiva, ISRAEL ES LA FUERZA DE LA FE, y esa FE, sería luego la que me mostraría el camino.

           Los tiempos malos, no duraban mucho, pero fueron tantos, que al juntarlos se acumularon años de dolor y soledad.

           Crisis, caídas, internaciones, alternativas para defenderme de mi inestabilidad, médicos, estudios, más y más…

           Cada crisis, cada nueva caída era un nuevo tiempo de miedos, soledad, angustia, sentirme realmente física y psíquicamente destruida.

         Cada internación, cada médico, cada examen nuevo, era un tiempo de dolor , de incomprensión, pero también de esperanza , de tener la posibilidad de tener ALGO que los médicos vieran y puedan darme una respuesta a ese ALGO  que no tenía explicación y no se veía, que no conformaba a nadie y menos a mi..

           Mi cuerpo en ese tiempo, creó defensas concientes y no, para mantenerme en pie, las náuseas matinales me acompañaron todo el tiempo, pensaban en un embarazo, pero eran naúseas provocadas por el desequilibrio de cambiar de posición al levantarme, de allí, miles de cosas más haría para logar que cada día trascurriera lo mejor posible, pero siempre con el miedo a que en cualquier momento podía aparecer otra crisis.

           Puedo resumir en ejemplos esos tiempos malos, ellos marcaron mi memoria y los recuerdos con bronca y desesperación. Era terrible no ser entendida, el desinterés de algunos médicos, que finalmente culminaron con el diagnóstico que podía haber ALGO, y ese ALGO, podía ser producido por mi mente, por lógica ALGO psicológico que no se veía, pero estaba ahí.

           Un ejemplo claro de esos tiempos malos, fue poder justificar muchos días de licencia por enfermedad en mi trabajo, esa justificación estaba en mano de un médico que estudio mi caso y debía firmar la orden para que yo pudiera cobrar mi salario, de ese médico, sólo recuerdo su mal trato hacia mi, sus gritos y lo que dijo al ir a buscar la respuesta:

 -" COMO SE LE OCURRE A UD, QUE YO JUSTIFIQUE ESOS DIAS, SI EL SINDROME VERTIGINOSO, NO ES UNA ENFERMEDAD, – POR FAVOR ¡YA MISMO SE REINTEGRA AL TRABAJO!

Me fui de ahí sin poder defenderme de esos gritos, no supe que decir, sólo pude entender en esa respuesta grosera y desubicada que no tenía la menor idea que es un enfermo y el respeto por éste, que el diagnóstico que me acompañó por años, Síndrome Vertiginoso, no era una enfermedad … Desolada, voy directamente al médico laboral que me correspondía, con bronca, llanto y desesperación, le pregunté:

-" DIGAME DOCTOR, SI NO ME JUSTIFICAN LOS DIAS, NO ME IMPORTA, NO ES PLATA LO QUE QUIERO, LO QUE SI, INTENTO SABER QUE TENGO Y QUE DEBO HACER PARA QUE ENTIENDAN QUE ME SIENTO MAL, ¿QUE QUIEREN? , QUE ME CORTE UN BRAZO Y SE VEA SANGRE O ME QUIEBRE UNA PIERNA, QUE TENGO QUE HACER, PARA QUE ENTIENDAN QUE ME SIENTO MAL" 

A lo cual no tuve respuesta, no se si cobré los días de enfermedad, sólo recuerdo que continuaba, terriblemente desorientada, mal, mareada, pero a pesar de todo, tomé fuerza no se de donde, y empecé de nuevo a trabajar, llena de miedos, de dolor, cuidando cada cosa para que una nueva crisis, una nueva caída no ocurriera.

             Otro tiempo, que en un primer momento lo tomé como una esperanza , pero hoy lo recuerdo   como otro tiempo malo, otro tiempo de aceptar cualquier cosa con tal de sentirme bien,   fue cuando mi querido médico clínico Pablo, con el cual pasé gran parte de mi enfermedad ,que siempre me escuchó y ayudó en la búsqueda de mi verdad, me miró un día y ante mi llanto y desolación de no encontrar respuesta a nuevos estudios , me dijo:- con respeto , pero también con pena en sus ojos- "Claudia creo que podríamos ver la posibilidad de visitar a un psiquiatra…" Yo que obedecía en todo, salí de ahí y busqué un psiquiatra, con el cual comencé una terapia de casi dos años hasta mi viaje a Israel, el psiquiatra me diagnóstico DESORDEN PANICO, y sobre esa base se limitaba mi terapia en busca de estar estable, sana, sin naúseas, sin desequilibrio, sin caídas.

La terapia sólo agregó más remedios a mi estado, no me daba las respuestas buscadas, sólo las justificaba, pero a pesar de todo seguía yendo.

       A pesar de la terapia en mi mente seguía la frase: SU CUERPO ESTA EN PERFECTAS CONDICIONES.

NO HAY NADA QUE INDIQUE ENFERMEDAD.

        Pero continuaba sintiéndome mal…

Sentimientos

Mis sentimientos, i enfermedad durante tantos años, marcaron día a día mis estados de ánimo y mi sentir. Trataré en esta lista poner muchos de aquellos sentimientos que sin tener un lugar especial, fueron vividos intensamente por mí.

– DESESPERACIÓN

– DOLOR

– TRISTEZA

– MIEDO

– SOLEDAD

– AMOR

– ALEGRÍA

– CULPABILIDAD

– BRONCA

– RENCOR

– CARIÑO

– DESORIENTACIÓN.

¡INCOMPRENSIÓN!

Con el palpitar de estos sentimientos y sobre todo con el de la incomprensión, mi mente llegó a pedir, rogar que entre los tantos estudios y exámenes a los que me sometieron, tuviera, quizás, un tumor, o una infección visible, para ser entendida, que no me hiciera sentir una mentirosa.

  - Cómo no entender el cansancio de justificar mi malestar físico!

  - ¿Hasta dónde había llegado mi mente? ¿Cuántos sentimientos acumulados, cuanto llanto, cuanta desolación?

  -¿Qué era en si DESORDEN PÁNICO? ¿qué sentimientos había en mi que provocaron esta perturbación, esta angustia, este desorden, este desborde solitario y que los descargaba en crisis de inestabilidad y pánico?

Los síntomas descriptos por mi concordaban, según el psiquiatra, con este desorden pánico, pero que no cesaban a pesar de la terapia y la medicación.

           La medicación fue en gran parte contenedora de mis sentimientos, casi todos ellos servían para eso, para sujetar mis sentimientos, pues no había aún nada físico en mi, o sea mis sentimientos fueron medicados.

– El dolor, con analgésicos.

– El miedo y la angustia, con tranquilizantes. 

– El desorden, con vasos dilatadores.

– La depresión, con antidepresivos.

Llegué a tomar diez por día. Pero éste no era  el verdadero camino , aun tenía que caminar años de enigmas, pues  a pesar de tantos remedios, quedaban dentro de mi  los mismos síntomas de siempre- inestabilidad, náuseas, mareos, zumbidos en los oídos, estaban ahí dormidos, pero no cesaba el miedo a una nueva crisis, a una nueva caída, porque ahora entiendo que la medicación sólo producía en mi un medio para estar mejor, eran algo que llegó a engañarme y yo a creer que así podía continuar viva.

También ese engaño ayudo a seguir con la frase en mi mente:

SU CUERPO ESTA EN PERFECTAS CONDICIONES. NO HAY NADA QUE INDIQUE ENFERMEDAD.

Pero no mejoraba, me sentía mal…

Última crisis

Nuestra radicación en Israel fue en septiembre del 2001 para poder viajar, hicimos varios trámites, entre ellos la historia médica de cada uno de los integrantes de la familia.

Mi historia clínica, escrita por mi médico de Argentina explicaba lo siguiente.

ENFERMEDAD ACTUAL :

  • Síndrome vertiginoso asociado a trastornos de la ansiedad (pánico).

MEDICACIÓN:

  • Remeron – Folcodal 75- Modurotic- Rivotril- Alplax –(todos estaban explicados con las drogas correspondientes que son universales y los miligramos que tomada diariamente):
  • DIAGNÓSTICO (confirmado o presuntivo )
  • Síndrome vertiginoso asociado a trastornos de la ansiedad.
  • Estudios tomográficos y audiométricos. NORMALES.
  • Estudio del flujo carótido NORMAL.

Con esta hoja que resumía mi estado de salud de casi quince años, me presenté en Israel en la obra social por nosotros elegida. Allí comencé a ser atendida por una médica clínica y una psiquiatra, la cual leyó con ayuda de una traductora la hoja de vida de mi salud y empecé a ser medicada de la misma forma que en Argentina.

En Israel, el idioma es el hebreo, lo comencé a estudiar apenas llegué, pero para comunicarme con las doctoras necesitaba en un primer momento una traductora, ella lo hacía con muy buena voluntad y cariño, pero creo que nunca pudo transmitir la verdad del sentir emocional y físico que padecía.

La falta de comunicación, sería en mis primeros años en Israel y hasta hoy, algo que empeoraría mi INCOMPRENSION ¡!! Pero es lo que había y yo siempre obedecía. Con la psiquiatra no hice terapia por el idioma, pero iba a la visita mensualmente por la medicación, y a través de la traductora al principio y luego sola como podía, explicar mi estado de salud.

El 24 de mayo del 2003, cumplí las bodas de plata. Con mi esposo, pasamos el día en el Mar Muerto. A partir de ese día mi salud, mi estabilidad comenzaba sin explicación a tener una recaída, visité a mi médica y a un médico del oído, pero no encontraron nada anormal, y el día veintisiete de mayo, nuevamente el abismo, una nueva crisis y una nueva caída en mi trabajo.

Mis dos hijos mayores me llevaron de urgencia al médico del oído, que sin entender porque no podía mantenerme en pie, me derivo al hospital, fui atendida en la guardia e internada ante mi intensa crisis de desequilibrio en la sección de neurología, pensaban que tenía ALGO, en la cabeza, un tumor, ALGO. Me realizaron una tomografía computada, de la que no sabría el resultado, hasta varios días después.

Esa internación, esos días en el hospital, fueron los días más terribles de todos los años de mi enfermedad. Tuve que afrontar la falta de idioma, por lo tanto no ser entendida, no sabían porque me caía, y yo no sabía cómo explicar esos quince años de ALGO que sólo tenía interpretación psíquica No quisieron ponerme alguien que me ayudara con el idioma, llamé a la señora que me traducía en la clínica, ella se comunicó con el hospital y me contó que estaban haciendo todo por mi, no entendí ¿que?, nadie venía a verme, los médicos me miraban con cara de qué tendrá …, eso me produjo más desolación, confusión, MAS INCOMPRENSIÓN. TODO EMPEORABA.

Prefiero no comentar en detalles los terribles días que pasé en el hospital, porque me hace mal, me duelen mucho, me dan mucha bronca e impotencia. Lo que si puedo decir, que no sé de dónde saqué fuerzas para caminar sin caerme, agarrada a una silla de ruedas, recorrí sola el hospital en busca de alguien que me ayudara con el idioma y poder entender a los médicos, me tenían tirada en la cama sola y sin explicaciones. Finalmente una empleada amable, hija de españoles, me ofreció su ayuda con el idioma ante mi pedido desesperado. Sólo se que los demás, los que tal vez me pudieron ayudar me dejaron sola, pero esta señora se compadeció de mi y fue a la habitación con los médicos y me tradujo lo que transcribiré textualmente:

"Los médicos me dicen que en la tomografía, no sale más que un punto blanco, no saben si es un punto en tu cabeza o el tomógrafo funciona mal (textuales palabras). Si lo deseas te podes quedar internada unos días más y te van a hacer una resonancia magnética, que puede llevar días , pero si te vas con el alta médica, ese estudio llevará mucho más tiempo, porque los médicos piensan que podes tener ALGO en la cabeza, pero en este momento no tienen respuesta".

Les solicité el alta médica, deseaba huir de ese lugar, no me importaba cuanto tardaría el estudio, no quería pasar una hora más en el hospital, donde veía caras de médicos desamorados, insensibles ante mi sufrir, ante mi inestabilidad y mi falta de respuestas claras, la falta de idioma, por lógica, no ayudaban a entender que tenía.

El día dos de junio por la tarde fui dada de alta, con una carta que me acompañaría por muchos médicos más, Trauma del Pánico (Panic Desorder), el diagnóstico, y la orden para una resonancia magnética. Salí con millones de preguntas, sin respuestas …

Llegué a mi doctora quien trascribió la carta en su computadora (en Israel, no existen carpetas médicas como en Argentina, está la computadora que guarda tu historia que a mi humilde entender enfría la relación médico -paciente, sólo la psiquiatra tenía carpetas de sus pacientes, las guardaba bajo llave, eran secreto profesional, ¿pero hasta dónde era secreto, si yo para hablar con ella necesitaba traductora ?). Mi doctora y también la psiquiatra encasillaron mi sufrir con las palabras PÁNICO DESORDEN, la que venían del hospital, donde se entiende hay médicos especializados, diagnóstico que no me conformaba por el estado deplorable en el que me encontraba, física y psíquicamente. Pero en mi mente seguía de alguna manera con la frase de siempre:

SU CUERPO ESTA EN PERFECTAS CONDICIONES. NO HAY NADA QUE INDIQUE ENFERMEDAD.

Pero continuaba sintiéndome muy, muy mal…

Preguntas

El tiempo de mi vida enferma, estuvo cargado de PREGUNTAS…

No fue un día, una semana, un mes, un año, sino años de preguntas con o sin respuestas aceptables, unas ayudaban a entenderme, otras conformaban la situación del momento, otras muy académicas, otras muy filosóficas. Pero hoy puedo decir sin culpa, que esas respuestas sólo produjeron en mi más PREGUNTAS, pues sólo justificaban en parte porque mi cuerpo no podía lograr una verdadera estabilidad física y psíquica.

Todo ese cúmulo de preguntas y respuestas, creo… fue lo que provocó en mi cuerpo, en mi sentir, en mi mente, una única respuesta, estaba ¡LOCA!

¿Por qué esa palabra tremenda?

¿Tal vez por las preguntas sin contestar que aún estaban en mí?

  • ¿Cómo todos mis estudios daban normal, si yo me sentía mal?
  • ¿Qué enfermedad padecía?
  • ¿Mi mente inventaba mi sufrir?
  • De ser así ¿por qué mi mente producía esos síntomas?
  • ¿Sentía o inventaba?

A esas preguntas se sumaban otras que no podía responder ni comprender:

– ¿Cómo tenía una familia a pesar de mi falta de salud?

– ¿Cómo crié a mis tres hermosos hijos?

– ¿Cómo pude estudiar y ejercer mi profesión de maestra?

– ¿Cómo pude ser mujer, amiga, hermana…?

– ¿Cómo pude vivir?

– ¿Cómo…?

Qué fuerzas dentro de mí hacían que a pesar de todo siguiera adelante con mi verdad, a pesar de sentirme culpable por mi falta de SALUD y mi LOCURA. A lo mejor mis fuerzas eran producto de esas respuestas insatisfechas. Porque yo no… MENTÍA !

Porqqqqque deseaba profundamente estar bien a pesar de TODO Y TODOS!

¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué? continuaron mucho más tiempo, después de mi última crisis, ¿Pero qué me pasaba, ya que cada día estaba peor?

  • ¿Por qué había llegado al estado de tener que caminar agarrada de las paredes?
  • ¿Mi voz se estaba yendo, ya no podía emitir más que sonidos?
  • ¿El dolor de cabeza, no cesaba, ni la compresión de mi cara?
  • ¿Mis ojos no se quedaban quietos?
  • ¿Por qué las naúseas, la inestabilidad, los mareos?
  • ¿Por qué estaba débil, triste, deprimida, nerviosa, llorona, confusa, incomprendida?
  • ¿Por qué me sentía tan terrible, a pesar del cargamento de medicamentos diarios?
  • ¿Por qué no mejoraba?
  • ¿Por qué sólo volvía a recibir como respuesta la palabra ALGO, por parte de los médicos?
  • ¿Por qué?

En esa desesperación de preguntas sin respuestas, mi terror, mi miedo hizo que fuera a la Iglesia a buscar una ayuda de otro tipo. En aquella capillita, en esa capillita de la época bizantina me arrodillé frente a DIOS, le recé y mirando a JESUS a los ojos, le rogué y le pedí:

POR FAVOR DIOS AYUDAME A ENCONTRAR EL CAMINO, SIENTO QUE ME ESTOY MURIENDO POCO A POCO, TE LO PIDO CON TODA LA FUERZA DE MI FE!!!

Al salir de ahí, en mi mente continuaba la frase:

SU CUERPO ESTA EN PREFECTAS CONDICIONES

NO HAY NADA QUE INDIQUE ENFERMEDAD.

Pero ya no podía más…

Internet

Una vez viendo una película dijeron una frase que después sería para mí, la respuesta que estaba buscando.

"CUANDO LA MEDICINA NO TIENE RESPUESTAS, APARECE DIOS"

Que frase más justa para lo que vendría, Por fin, mi pedido, mi ruego, mis rezos habían sido escuchados en aquella capillita.

La verdad de la frase llegaría tres días más tarde, a través de mi correo electrónico, en una carta de mi querido tío Clarence, desde Buenos Aires, donde me daba el nombre de una enfermedad que podía ser lo que me estaba afectando. Ningún médico había sospechado de esa enfermedad, llamada SÍNDROME DE COSTEN…

En un primer momento pensé, ¿otro síndrome? ¿Otro conjunto de síntomas? , ¿Pero por qué no buscar que era? , ¿Por qué no? Todo era posible ante el estado en el que me encontraba. Comencé a buscar por Internet esa enfermedad, para saber qué era, y descubrí lo siguiente:

SINDROME DE COSTEN, es el nombre de una enfermedad, que se le dio a las investigaciones hechas por el otorrinolaringólogo, James Costen, en 1934. En su investigación Costen hace una relación, entre un conjunto de síntomas y los desórdenes funcionales en la Articulación Tempero Mandibular (ATM), lo que producía en diferentes pacientes sintomatologías leves o severas, entre las cuales encontré muchas de las mías.

Entendiendo esto, continué buscando, páginas que me pudieran ampliar este Síndrome y encontrar la punta de un gran iceberg, de un nuevo desafió por lograr mi curación.

Entre las muchas páginas Web que hablaban del tema, encontré una en especial, que no sólo hablaba del Síndrome de Costen, sino de otra enfermedad que se asociaba a la de Costen, DCM (Disfunción Cráneo-mandibular), escrita por el DR JOSE LARENA AVELLANEDA MESA, Estomatólogo (médico-dentista, especializado en enfermedades de la boca y los dientes), en DCM, desde Las Palmas de Gran Canaria, Islas Canarias en España el escribía sobre su propia investigación. El había hecho estudios específicos sobre el tema, su página estaba llena de palabras sencillas que cualquier persona, sin ser médico podía entender, en ella explicaba, cada cosa, Qué era ATM; qué era DCM; qué síntomas producían en los enfermos que padecían esta enfermedad con una claridad que me llevó a entender, que yo padecía casi el ochenta por ciento de todos los síntomas descriptos por él en su página Web.

También explicaba su origen, sus causas, tratamiento, prevención y un apartado especial, al que el Dr., llamaba COMPROMISO ARTICULAR (Tema específico investigado por él, conjuntamente con un grupo de médicos especializados en el tema), que culminó por hacerme entender que eso que el doctor explicaba tan sencillamente, podía ser lo padecido por mí en esos años.

¿Por qué no creer que podía ser eso?

¿Quién me podía decir que esto no tenía nada que ver conmigo, con mi padecer , con mi interminable sufrir.

¿Por qué no tener una esperanza?

¿Por qué no?

Así que después de leerla, releerla, una y otra vez, encontraba en cada renglón, en cada frase, en cada apartado, con gran sorpresa las respuestas tan esperadas, sin querer ilusionarme demasiado, ese día al encontrar la pagina Web del Dr. Larena, por primera vez, y después de estudiarla profundamente, comenzaba a cambiar la frase que tenía grabada en mi mente:

SU CUERPO PUEDE NO ESTAR EN PERFECTAS CONDICIONES…

PUEDE HABER ALGO QUE INDIQUE ENFERMEDAD

Y aunque estaba mal, surgía una esperanza…

Pedido de auxilio

La página Web, del Dr. Larena, tenía además de todo lo descripto, un apartado que él lo denominaba libro de visitas. En él, todos las personas que quisieran podían escribirle, estaba para eso, para escribir, sobre nuestras dudas, nuestras preguntas, escribir… Allí leí muchas cartas de personas desconocidas, que padecían los mismos síntomas, en forma igual o parecida a los míos, o sea no era la única, eso hizo que inmediatamente escribiera la primera carta, pidiendo AUXILIO, una carta desesperada , o sea una carta no literaria, sino de una persona en un estado de salud malo, necesitada de respuestas y ayuda.

Primera carta de auxilio:

Nombre: Claudia Glassel.

Ciudad: Kiriat Gat –Israel

Edad: 44 años

Fecha: 12/06/03

"Estimado Dr., hace exactamente dieciocho años padezco una enfermedad que tiene síntomas similares a los usted mencionados, me han tratado por Meniere, tengo vértigos, mareos constantes, falta de equilibrio, tengo una caída constante hacia el lado derecho, problemas oculares, mi enfermedad es como que se duerme y se despierta en forma muy alterada y fuerte, pero jamás dejé de estar desequilibrada, esto me ha provocado pánico, del que me estoy tratando. Necesito, si no le es molestia poder ayudarme, o darme una pista ya que los médicos no saben lo que es, me han realizado todo tipo de estudios, los cuales dan bien, pero mi malestar físico y mi falta de equilibrio no me permiten seguir así. Estimado Dr. sé que le parecerá extraña mi consulta, pero ya no se que pensar, no es una enfermedad que se vea, por lo tanto yo y sólo yo se lo que siento, mi familia me acompaña pero aún tienen más dudas que yo, por eso le agradecería que me conteste, aunque sea que esta nota llegó y si tal vez mi enfermedad es la que me han mandado desde Argentina. Desde ya muy agradecida, con el respeto que me merece un cordial saludo Claudia Glassel".

Un día después, el 13/06/03, vuelvo a escribir en el libro de visitas, otra carta casi similar a la anterior pero en ella agregaba lo siguiente:

"Necesito con urgencia una respuesta a mi enfermedad, el Síndrome de Costen , el cual estoy totalmente segura padezco, en estos años . Jamás se me hubiera ocurrido que el problema que padezco es bucal, no tengo ya dientes propios, sino prótesis en toda mi boca, y es tan fuerte esto que siento que NECESITO DE SU AYUDA ¡!, QUE HAGO DR? , para que en el menor tiempo posible comience a sentirme mejor. Le aseguro que jamás ningún otorrino, ni neurólogo, me dijo de este síndrome y a mi no se me hubiera ocurrido ir a un médico dental. Tal vez usted conozca a donde acudir acá en Israel, por lo que desde ya y sin miedo a ser pesada, sino cansada de mi dolencia es que me atrevo a preguntar y solicitar su ayuda, desde ya muchas gracias, con todo mi corazón y la esperanza de mi pronta mejoría lo saludo atentamente, Claudia Inés Hernández de Glassel."

El día 15/06/03, yo estaba en mi casa, recién me levantaba y al abrir mi correo electrónico me encuentro ante mi sorpresa y mi alegría la respuesta del Dr. Larena en la que me respondía lo siguiente:

"Estimada Claudia Hernández:

Si es portadora de prótesis completas, superiores e inferiores, haga el favor de quitárselas durante unos días, sin ponérselas PARA NADA, y si padece un Costen, le desaparecerán totalmente los síntomas.

Hágalo y me escribe con los resultados.

Saludos Dr. Jlarena."

Que felicidad !!!, el Dr. me había contestado, me estaba dando una punta, un camino, como siempre obediente sin esperar un segundo me saque las prótesis (las que no usaría por meses), eso fue por la mañana, a la noche conteste al Dr. no sólo por mi ansiedad, sino porque estaba llena de luz, de ganas, no podía creer que me hubiera contestado.

"Estimado Dr.:

Un millón de gracias, su respuesta llegó en el momento justo, ya que no estaba nada bien, hice lo que me ha dicho en forma inmediata, ya que poseo prótesis superiores e inferiores, en el transcurso del día sólo he sentido mis oídos un poco descomprimidos ,sólo eso, lo tendré al tanto.

Deseo agradecerle con toda mi alma, agradecerle y saludarlo atentamente, con el respeto que usted se merece. Claudia Inés Hernández de Glassel."

Su respuesta a mis cartas de auxilio no se hizo esperar y llegó a mi correo, su segunda respuesta en ella me daba ánimo y consejos con palabras sencillas:

Estimada Claudia:

"Este tranquila y siga las instrucciones que le digo para saber con relativa seguridad qué padece y procurar solucionarle su problema.

Por ahora no use las prótesis para NADA, ni para salir a la calle, aliméntese a líquido y anote los síntomas que van desapareciendo y los que van quedando. Dígame por que lado masticaba antes, si lo sabe con seguridad y si siempre lo hizo por el mismo lado de masticación.

Saludos Dr. Jlarena."

Estaba FELIZ !!!, por fin otra posibilidad de curarme, Dios me había dado su ayuda. Mi mente no se por qué, ya pensaba:

QUE PODIA TENER ALGO FÍSICO. UNA ENFERMEDAD REAL.

Comenzaban días de esperanza…

Nota del Editor: Todas las cartas escritas por mi al Dr. Larena se encuentran en el Libro de Visitas de su página Web, lo que no así sus respuestas, que al ser personales, las guardo, en un apartado de mi correo electrónico, desde aquel día 15/06/03, y ya son más de cuarenta.

Búsqueda

A esas cartas de auxilio continuaron otras cartas de intercambio entre el Dr. Larena y yo. Intercambio no sólo de preguntas y respuestas, intercambio del ALGO, que yo buscaba por años, COMPRENSION.

La página Web que estaba escrita en español e inglés, me dio la posibilidad de ir a ver a mi médica y pedirle una orden para un dentista maxilo-facial, especializado en ATM .La doctora no muy contenta, (opinión personal), me la dio, pero para ella mi diagnóstico estaba ya cerrado en Trauma del Pánico ( Panic desorder).

Con esa carta llegue al dentista en compañía de una amiga que hablaba hebreo, le trate de explicar, le entregué la carta de la doctora de familia, la página del Dr. Larena en inglés y en cinco minutos, y no miento, en cinco minutos me dijo lo siguiente:

"Usted padece una enfermedad crónica, qué se le va hacer, tome estos analgésicos, este antibiótico por si hay infección y póngase paños de agua caliente en cada lado de la cara "

Creo, no se, me parece que se despidió, y terminó la consulta, nada más, salí de ahí, entendiendo menos de lo que sabía al entrar…

Para mi cada día que pasaba, estaba más convencida que lo que hablaba el Dr. Larena en su página, no era descabellado, por eso comencé en forma particular, ya que la obra social no cubría este tipo de médicos a buscar un Estomatólogo, lo encontré en Tel Aviv, era argentino, le hablé por teléfono, me dio la cita y me dijo que la consulta costaba cien dólares.

Fui con mi amiga aunque el médico hablaba español, ya que mi estado de estabilidad, seguía siendo malo. Llegué tarde unos minutos por problemas con el tren, pero me atendió igual, eso si, descontando del tiempo de mi consulta los minutos de retraso. Le expliqué a mi humilde entender qué padecía, le mostré los escritos del Dr. Larena, la carta de mi médica que siempre me acompañaba, y la radiografía panorámica de mi boca que él me había solicitado. Después de moverme, apretarme la cabeza, mover mi mandíbula de un lado a otro, y llegar a marearme, lo mire y le dije ¿qué tengo doctor?, no olvidaré sus manos debajo de su barbilla y su cara de saber, (opinión personal), aquella conclusión:

"Yo creo que usted primero debe ponerse las prótesis sino se le va a deformar la boca, segundo tiene una gran compresión en la cabeza, póngase paños de agua caliente en la frente, en la mejillas y en el cuello cuatro veces al día y tercero vaya a su psiquiatra y dígale de mi parte que le agregue VALIUM, eso la va a ayudar a descomprimir, y vuelva en un mes, estudiaré su caso"

Tardó veinte minutos, porque como dije antes llegué tarde, me cobró los cien dólares y salí de ahí, con un ataque de nervios, menos mal que estaba con mi amiga, porque de la bronca y del mareo que me había provocado moviéndome tanto la cabeza, hubiera llegado a otra crisis de inestabilidad. El primer paso para él era OTRO REMEDIO. ¡No lo podía creer, llegué a mi casa y tiré a la basura TODOS, los medicamentos que tenía y pensé en mi desolación, mejor morir sin remedios!

Después de eso, triste y llorando le escribo al Dr. Larena y le explico lo siguiente el 22/06/03:

"Estimado Dr. Larena:

Hoy he asistido a la consulta con el Estomatólogo en Tel Aviv… (Le relato todo) y además escribo, otro día sin respuestas, estimado Dr., no deseo molestarlo más, ¿pero puede ser que mis síntomas sean por un estado psiquiátrico, que data de dieciocho años y de tensión muscular? Dr. ¿Qué tendrían que hacer los médicos de acá para darse cuenta de que es la verdad?, mis preguntas son muchas, ya no descarto nada, sólo se que desde que no uso las prótesis he mejorado mucho mi estado anterior, aunque persiste en menos grado la inestabilidad y los demás síntomas, y eso no sólo lo siento yo, sino también mi familia y mis amigos y ya no tomo más medicamentos, se terminaron, basta de drogas. ¿Por eso qué me aconseja? Gracias, Claudia."

La respuesta llegó el dia 24/06/03, en la que el Dr. contesta a mi desesperación:

"Estimada Claudia:

Siento que no le crean, que mis colegas sigan con su "miopía" en todo este asunto del compromiso articular.

Creo que usted no inventa nada y que por lo tanto no sufre de enfermedad psíquica ninguna, y usted no tiene que demostrar nada a nadie, sencillamente tener la suerte de encontrar un médico que sepa lo que padece y solucionarle su problema.

Saludos Dr. Jlarena."

Esa contestación me tranquilizó bastante, pero seguía sin encontrar acá en Israel quien pudiera dar con mi padecer. Asisto de nuevo a mi doctora y le solicito una nueva orden para el departamento Temporo-mandibular del Hospital Kaplan, tenía el dato que había buenos médicos allí, la doctora al principio se niega porque no cree mucho lo que digo (opinión personal), más aún cuando le comunico que había tirado toda la medicación y no las tomaba más, su enojo era tal , que yo como no entendía mucho hebreo, no puedo decir con exactitud , pero sólo se que me dijo que yo no tenía por qué hacer eso sola ,no quise escuchar más y le pedí de nuevo la orden y de muy mala gana me la dio por fin.

Pedí un turno en la sección Temporo Mandibular del hospital Kaplan, y por suerte los miércoles había un médico que hablaba español, por lo que solicité el turno. Asisto acompañada por mi esposo y mi hijo menor que entró conmigo, le explico al Dr. que padecía, le entrego todo lo que tenía, la orden de la doctora, la página del Dr. Larena, me mira la boca por dentro (yo nunca más me había vuelto a poner las prótesis), se da vuelta y en hebreo le habla a la enfermera, mi hijo menor que si entendía hebreo me dice – mamá vamos te están tratando de loca … Salimos, esperamos la carta para la médica de familia, y en ella lo único que pone es que padezco PÁNICO DESORDEN.

Por más naturalidad, por más respeto que ponía en decir que sentía, no me entendían, y en una de sus cartas el Dr. Larena me decía que nadie debería sentirse ofendido si yo explicaba lo que podía padecer con el compromiso articular, si solicitaba que fuera palpada en el fondo de mi articulación bucal y comprobar la patología del compromiso articular, pero ni en español me entendían…

En mi deambular en Israel, de médico en médico, igual que en Argentina, sólo encontré más incomprensión a mi sufrir, por lo que me di cuenta que lo que más pesaba, lo que más valía, no era mi respeto, ni tener interés en escucharme, la naturalidad, las cartas, la página Web, lo que más pesaba era la carta con mi diagnóstico PANICO DESORDEN. Era una mujer marcada

PERO SEGUI BUSCANDO MI VERDAD. AHORA SABIA QUE ESTABA ENFERMA.

Pero continuaba sin encontrar al médico adecuado…

Lo que entendí y aprendí

En una de las cartas el Dr. Larena me hace cinco preguntas, que al respondérselas comprendí, que había encontrado las palabras para describir mi enfermedad y que fueron entendidas, cosa que hasta ese momento no había sucedido, esas preguntas eran:

1) ¿Qué síntomas le van quedando?

2) ¿Cuáles le han desaparecido?

3) ¿Cómo y dónde es el dolor que siente?

4) ¿Cuándo tiene en el día más dolor?

5) ¿Cómo sigue de los mareos?

Esas preguntas la respondí el dia 25/06/03…

"Estimado Dr. Larena:

Cada vez estoy entendiendo más mi enfermedad, lo que me ayuda a seguir en busca de un profesional, que logre entenderme y curarme. En su respuesta, la que agradezco profundamente, hay preguntas que me he ido contestando en estos días y quisiera respondérselas:

  1. Los síntomas que aún tengo, pues parece estoy más atenta a ellos, son: zumbidos en los oídos, un poco de dolor en el compromiso articular derecho, molestia y dolor en el oído derecho, inestabilidad al salir a la calle o en mi casa (no todo el tiempo), a veces dolores en la sien derecha y visión no buena (veo por momentos doble).
  2. Me han desaparecido , el mal humor,( ahora me río y no estoy enojada), el decaimiento general, he vuelto a tener voz , aunque más grave, la angustia constante, las náuseas, los vómitos , el miedo a salir sola por mis caídas, el malestar constante en mi boca y en toda mi cara( como si ahora estuviera relajada)
  3. El dolor que siento en este momento es mi oído derecho, es como si todo el tiempo tuviera algo dentro de él ( no es fuerte , es constante), lo que hace que continuamente me toque para ver que hay, la mandíbula derecha a la altura de la articulación, pero no sólo por dentro, sino por fuera como un calambre, a veces dolor en la sien derecha, el cuello como contracturado sobre todo de tarde, por la noche y cuando duermo (mi cuello al moverse en la cama está como contracturado, uso ahora almohadas altas, he notado que con ellas mi cuello está mejor), el dolor en mi brazo derecho, el traumatólogo me mandó quimioterapia (sic. Fisioterapia), pero ahora dudo que no sea de mi enfermedad ( no voy a dejar de hacer las mismas a pesar de mis dudas), este dolor no es sólo cuando uso el brazo ,sino estando quieto también, sobre todo del codo a la mano.
  4. Tengo más dolores en el transcurso del día, del mediodía a la noche, ya no me levanto con naúseas y mareos bruscos, pero a medida que pasa el día aumentan los mismos.
  5. Con respecto a los mareos como le conté antes, tengo una inestabilidad hacia el lado derecho, mareos pocos, mas bien como que floto y a veces mi visión, como va empeorando en el transcurso del día no me permite estabilizarme en el espacio.

Eso es por ahora lo que más noto en mi , pero ayer Dr. volví a leer y ver las fotos del compromiso de su página Web, hice nuevamente lo que usted me mandó, me toqué dentro de mi boca a la altura de los compromisos articulares y noté que dentro de mi boca, el compromiso articular del lado izquierdo, es diferente al derecho, el derecho es más grande , está como inflamado, como que ocupa mucho espacio y al apretar me duele, no tanto como hace días , pero continúa el dolor, en cambio en el izquierdo cuando aprieto es sólo una molestia y se palpa chico y hueco al final .Dr. esto es lo más importante en estos días sin las prótesis, sólo me queda preguntarle , si los síntomas sin las prótesis , desaparecerán paulatinamente o sólo con la ayuda de un profesional para ver el tratamiento adecuado, se irán definitivamente ¡!.No se si me entiende la pregunta, sólo que mi duda es si a pesar de no tener las prótesis, ¿es normal seguir teniendo ciertos síntomas? Estimado Dr. me despido, con la seguridad que entenderá mis palabras y enviándole desde acá todo mi agradecimiento y mí respeto, atentamente Claudia."

La respuesta a esta pequeña historia clínica de mi estado de salud llego el día 26/06/03

Estimada Claudia:

No se preocupe por el error, ya me lo imaginaba (esta aclaración del Dr. la hace porque le escribí nuevamente, pidiendo disculpas por escribir quimioterapia en vez de fisioterapia en mi carta)

Por lo que describe en el e-mail la sintomatología es más por su lado derecho. Bien, lo frecuente es que el compromiso sea debido al llevar, al usar las prótesis, un compromiso prótesis- hueso uni o bilateral, pero puede ocurrir que también se produzca un compromiso hueso- hueso, maxilar- mandibular y también uni o bilateral. Espero que me entienda. En su caso y sin verla no me atrevo a asegurar nada, pero por lo que va narrando, puede que haga con las prótesis compromiso bilateral prótesis- hueso y sin las prótesis compromiso hueso- hueso unilateral derecho. Con lo que quiero decir que con o sin prótesis puede tener compromiso y entonces no le desaparecerán sin tratamiento los síntomas que le quedan por su lado derecho.

Mire Claudia no se asuste por lo que le voy a decir ¿por qué no prueba a volver a ponerse las prótesis para masticar y comprobar que le regresa de la sintomatología que le había desaparecido? Esto sería sólo para comprobar el diagnóstico. Lo dejo a su libre elección por si le quedan dudas. Otra cosa, por favor duerma sobre su lado izquierdo.

Hasta mañana Dr. J Larena."

Ante esa respuesta, no dude en seguir sus instrucciones y me coloqué nuevamente las prótesis, a lo cual sigue mi relato del dia 29/06/03.

"Estimado Dr. Larena:

Luego del viernes pasado, el cual fue terrible para mi, estoy acá un poco mejor para contarle mis síntomas al colocarme nuevamente las prótesis. Tras colocarme el día jueves por la tarde, a las cuatro horas, comencé con naúseas, las cuales creí, sería por el poco uso de las mismas, en las últimas semanas. Luego dormí toda la noche con ellas muy mal, con pesadillas y malestar, con problemas de estómago o hígado. Al despertarme estaba con un fuerte mareo y vértigo, la vista no se quedaba quieta, todo se movía a mi alrededor, lo que provocó, un gran malestar en mi, con naúeas, con dolor en la cara como si tuviera fiebre en ella.

El ojo izquierdo comenzó a moverse y a molestarme, me continuaba con fuerza el zumbido en los oídos, el malestar general, me continuó todo el dia, con todos lo síntomas anteriores, con angustia, llanto, muy feo, me saqué las prótesis, luego que mi hijo lo llamara a la consulta y usted aconsejara sacármelas con urgencia. Ahora , es domingo a la tarde mi estado es de inestabilidad, zumbidos en los oídos, menos mareos, menos estado vertiginoso, menos dolor en la cara y lo que siento, es como que a cada rato se destapan mis oídos, eso provoca que sienta que cae agua o algo hubiera adentro.

Estoy mejor de ánimo, pero con temor a mis síntomas y bronca porque no mejoro, veremos…Lo que si se que tengo esperanzas porque no claudicaré ante mis descubrimientos y su ayuda, que son para mi muy, pero muy importante, ya que no pierdo la esperanza de encontrar quien sepa del tema, me escuche y me ayude.

Dr. Larena , no se si todo lo que le cuento esta bien explicado, es lo que puedo decir por ahora, espero sus dudas, sus preguntas para contarle mejor lo que me cuesta tanto poner en palabras. Estimado Dr. como agradecerle tanta ayuda de su parte, creo que nunca tendré tiempo para agradecerle su comprensión y apoyo en mi búsqueda de la verdad, que tanto cuesta hacer entender. Me despido con el cariño y el respeto de siempre y nuevamente GRACIAS ¡! Claudia."

A esta carta el doctor me responde lo siguiente el dia 30/06/03:

"Estimada Claudia:

Creo que ya tiene claro que las prótesis empeoran su estado de salud y le perjudican. Sólo con no ponérselas más se irá mejorando. Verá como se pondrá mejor a medida que vaya pasando el tiempo sin llevarlas. No se las vuelva a poner para nada.

Saludos y escriba cuando le apetezca.

Dr. J Larena."

Luego de este intercambio entre el Dr. Larena y yo entendí y aprendí mucho:

  1. Siempre tuve problemas con mi boca y mi dentadura desde que tengo uso de razón, fui portadora de coronas, extracciones, prótesis parciales y totales, sin darme cuenta los dentista, todos por los que pase, habían sido casi mis médicos de cabecera.
  2. En el año 1985, me realizaron mis primeras prótesis parciales.
  3. En el año 1986 tuve mi primera crisis y mi primera pérdida del equilibrio y caída.
  4. Entre los años 1985 al 2003, fui portadora de diferentes prótesis parciales, con extracciones de dientes y muelas.
  5. En febrero del 2003, me extraigo los últimos dientes y me realizan prótesis totales inferiores y superiores.
  6. En mayo del 2003 padezco mi última y peor crisis y caída.
Partes: 1, 2, 3
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