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Una reflexión epistemológica en torno a la construcción del conocimiento (página 2)


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 b)  El conocimiento representa los puntos de vista que el sujeto elige privilegiar más o menos temporalmente, dado ello por el grado de desarrollo de la ciencia  tanto como de las bases subjetivas de la producción de conocimientos expresadas en esquemas y capacidades.

c)  El constructivismo dialéctico y crítico, enfatizan que el significado de la realidad  en el proceso del conocimiento aparece en forma de resistencias a éste , lo que convierte a ella en componente inseparable del sistema, pero en una relación no isomórfica. Desde las posiciones enunciadas el conocimiento es un medio para avanzar sobre lo conocido.

d)  Es el sujeto el que construye el sentido del estímulo inductor del instrumento sobre la base de la historia personal, lo cual coloca la subjetividad en un plano epistemológico y metodológico.( Cfr. Alonso,1999;  González Rey, 1997 ; Ichikawa,1998;  ).

        Con esas razones es fácil inferir por qué las corrientes constructivistas han adquirido un papel importante en la sustentación epistemológica de investigaciones actuales en el clima de lo que se ha dado en llamar: " el rescate del sujeto " en las ciencias del hombre.

        Otra de las corrientes en el pensamiento científico actual es la de: La epistemología de la complejidad, basada en la aceptación de la importancia de lo aleatorio en oposición al paradigma determinista mecánico del positivismo, y cuyos postulados básicos afirman que: " […] la naturaleza múltiple y diversa de lo estudiado, la integración y desintegra­ción de elementos diferentes y contradictorios en distintos tipos de unidad, la aceptación del cambio y la mutabilidad de los objetos, de lo imprevisto como forma de expresión alternativa de un sistema de hechos similares ocurridos en el tiempo […] comprendiendo en el orden las formas irregulares (González Rey, 1997, 62)",  con lo que se flexibiliza la capacidad del conocimiento científico para aprehender la realidad.

        Esta epistemología ‑ en lo atinente a las ciencias sociales ‑ se apoya en los siguientes enunciados:

a) El individuo y sociedad tienen una naturaleza multidimensio­nal. Entre esas dimensiones se establecen relaciones complejas que no producen sumatoria de componentes sino unidades cualitati­vamente distintas a sus dimensiones constitutivas, en unas es­tructuras sistémicas, que se incluyen sucesivamente y se determi­nan en diversos grados.

b) El principio "ecológico",  el cual supone que la acción escape a la voluntad del actor para entrar en inter‑retroacciones reciprocas en el conjunto de la sociedad; siendo parte la acción de la trama social constituida, dentro de la cual sus consecuencias son totalmente imprevisibles. Lo cual implica el énfasis en la poca de inmediatez,  y la no-linealidad en las consecuencias de los fenómenos sociales.

c)   Finalmente pone de manifiesto que, en las estructuras de los fenómenos sociales son más importantes las relaciones y las cualidades de sus aspectos que el número de sus componentes (Véase: González Rey, 1997,62).

          Como se aprecia, en este modelo ‑ según la versión que manejamos ‑ se debilita considerablemente el sentido de la causalidad unívoca y la regularidad (estabilidad) de los deter­minantes de un proceso complejo y multimediado; lo que, en nuestra opinión, si bien puede ser válido en circunstancias y en relación con objetos específicos; no encontramos razones en la práctica histórico‑social para atribuirle una validez, universal.      

         No obstante, las posiciones epistemológicas hasta ahora reseñadas han implicado avances evidentes en la comprensión de los fenómenos de la realidad, desde una perspectiva que puede corroborar el sentido dialéctico de la cognición en tanto que:

      La comprensión de lo esencial es, por tanto, un proceso de cambio permanente, donde la esencialidad se expresa por la propia congruencia, contradicción y continuidad del conocimiento, atributos que caracterizan la presencia de lo real como uno de los elementos de su configuración actual. Lo esencial, a pesar de  ser parte de la situación caracterizada  por el proceso del conocimiento, no se disuelve  por la coyuntura que se enfrenta en su momento actual, sino forma parte del desenlace  que se produzca, condición que permite la continuidad  del conocimiento en contacto con la realidad, así como el desarrollo de lo esen­cial dentro de su propia identidad" ( González Rey, 1997, 8).

Lo cual ‑ opinamos ‑ valida la legitimidad del apoyo  (cir­cunstanciado o total) en tales paradigmas,  en tanto su capacidad de aproximación a lo raigal es evidente, como  se constata en la expe­riencia derivada de su aplicación para explicar ciertos fenómenos sociales complejos. 

        Sin embargo, el sentido crítico nos debe imponer una actitud conceptual‑metodológica  consecuente, al adscribirnos a alguno de ellos, para evitar construcciones esencialmente contradictorias por culpa de un eclecticismo mal concebido. Así pues, al examinar las diferentes formas de asumir investigaciones  sobre las representaciones sociales  e individuales de un objeto dado, nos percatamos de las mismas son tribu­tarias de esas corrientes del pensamiento teórico contemporáneo,  y por ello es que ameritan su mención por lo que entrañan para el diseño y las conclusiones de las mismas.

           Un papel importante en la fundamentación de las concepciones "constructivistas" (que a su vez justifican la cualitatividad) como metodología, está  en la filosofía fenomenológica.  La fenomenología funda el conocimiento en la siguiente consideración: La unidad de la experiencia y la realidad  en el mundo de la persona, constituye una nueva repre­sentación sobre la relación sujeto‑objeto; que tiene su base en la posición desarrollada por Husserl, de que el ser se esconde en la inmediatez de la experiencia, por lo cual, la única vía de llegar a él es la reducción fenomenológica, en la que  se llega al conocimiento a través de la experiencia del sujeto.  El sujeto, para Husserl, es la vía para alcanzar el conocimiento, pues la realidad aparece en las formas significativas de organización de la conciencia, y se devela en el análisis del sujeto trascenden­tal (Cfr. Rosenthal e Iudin, 1981; y González Rey, 1997). 

       La fenomenología rompe la tradicional dicotomía del sujeto y el objeto, propia del positivismo y el racionalismo; pero ese intento no resulta del todo satisfactorio, pues

[…] inten­tando preservar la independencia entre objetos y procesos del conocimiento, y simultáneamente dar cuenta de su unidad en el sujeto trascendental, Husserl coloca el conocimiento en términos de la organización a priori del sujeto trascendental, con lo cual desplaza  la relación sujeto‑objeto hacia el polo del sujeto, manteniéndose en las posiciones del idealismo"( González Rey 1997, 9 ).

        No obstante, ese término ha sido utilizado de tantas maneras, que podemos verlo ya calificando no sólo a una filosof­ía, sino ‑ incluso ‑ una perspectiva teórica, un paradigma o un sinónimo de los métodos cualitativos y de la investigación natu­ralista, que ya en esos casos se  conceptúa de otras maneras.  El énfasis de los estudios fenomenológicos en " la práctica atenta de las mediaciones" en el proceso en el cual los individuos dan sentido a su experiencia, les confiere una dimensión interpretativa muy a tono con los estudios en el ámbito de lo cotidiano.

            La hermeneútica, es otra perspectiva epistemológica refe­renciada frecuentemente en trabajos cualitativos. Esta perspec­tiva se inspira en un trabajo que tiene más de tres siglos  orientado a la creación  de un criterio válido para la interpre­tación  de textos, y es analizada  y desarrollada por M. Heideg­ger como forma de interpretación  de la experiencia humana, pero este filósofo no considera a la experiencia como forma constitu­tiva del sujeto, como en la fenomenología, sino como experiencia constituida en cada momento de la acción del sujeto. En el plan­teamiento de Heidegger, evidentemente  existencialista, la interpretación es inseparable de la acción, lo cual es incompa­tible, filosóficamente, con la posición esencialista de la feno­menología, como afirman muchos especialistas, aunque otros reconozcan la influencia de este filósofo en  Husserl. (Orozco, et. al. ,1996,  passim.)

        También queremos referirnos a otro punto de vista importante a los efectos de la elaboración de investigaciones sociales en una vertiente cualitativa y muy a propósito de aspectos de la realidad  contradictorios y complejos: llamado de la "Teoría Fundamentada o  Fundada".  Este perspectiva, fuertemente influida por los estudios de los interaccionistas simbólicos ( Blummer, Mead, Bateson, y otros ) ha sido desarrollada por los especialistas Glaser y Strauss en su obra Discovery of Grounded Theory (1967), dirigiendo su atención hacia una metodología mediante la cual el investigador espera construir lo que los participantes consideran su realidad social.

  La Teoría Fundamentada, no  parte  de   supuestos   apriorísticos,   sino  que     se afana construyendo su teoría, o descubriéndola, a partir de los datos que se van obteniendo en un proceso de indagación basado en la observación, las entrevistas, el estudio de documentos y de los registros de situaciones y opiniones (grabaciones magnetofónicas o de vídeo).  En ella se pretende generar teorías, por lo cual el investigador elabora y maneja categorías abstractas y relaciones entre ellas mediante lo que los especialistas mencionados  denominan métodos de comparación constante y muestreo  teórico.  El primero supone codificación y análisis de datos de forma simultánea, contrastando categorías, hipótesis,  y propiedades que surgen en ese proceso. El proceso consta de cuatro etapas:

a) comparación de datos

b)  integración de cada categoría con sus propiedades

c) delimitación de la teoría en gestación,

d) conformación de la teoría propiamente..

            Vale aclarar que el muestreo teórico supone la selección de casos conforme a necesidades de precisión y "refinamiento" de la teoría que se viene elaborando; señalándose en este caso que: " lo importante no es el número de casos, sino la potencialidad de cada uno para ayudar al investigador a desarrollar una mayor comprensión teórica sobre el área que está estudiando. 

         Como puede apreciarse esta forma de concebir el proceso de "construcción" del conocimiento puede resultar muy útil a los efectos del trabajo heurístico; aunque ello mal se avenga con la concepción tradicional del encuadre teórico (como es concebido por la epistemología positivista), en la cual éste se convierte en una entidad constrictiva para el desarrollo del proceso de investigación.

Conclusiones

Llegado a este punto, se impone establecer meridianamente los puntos desde los cuales pretendemos concebir nuestra indagación. En primer término consideramos que las posiciones de las epistemologías cualitativas constituyen un paso de avance en la  comprensión de la realidad ‑ muy especialmente de la realidad social ‑ que involucre al individuo (a su subjetividad ) como una de las determinantes esenciales para el estudio del objeto en cuestión.

También estimamos que la consideración del hombre como individuo real, concreto, activo y actuante, no diverge del enfoque materialista dialéctico bien entendido y que su experiencia histórico‑social, tal como se entiende entre muchas de las concepciones manejadas anteriormente puede conciliarse con el concepto de "praxis", tan medular en el enfoque marxista. Razones estas por las cuales muchas de las categorías y enfoques manejados allí pueden utilizarse consecuentemente en interpretaciones que en su esencia no se riñen con esa teoría.

Por otro lado, el hecho de que una epistemología cualitativa no entrañe exclusión de procedimientos cuantitativos en sentido estricto,  permite que un diseño cuyo sustrato sea el cualitativismo puede admitir ‑ de hecho sucede con frecuencia ‑ el uso de técnicas y métodos cuantitativos, sin dejar por ello su condición cualitativa;  en este sentido el chileno Hugo Cerda (1989, 20-23) al argumentar posibles procedimientos integrativos señala tres principios a propósito para ello: los principios de convergencia, unidad de contrarios y  de triangulación y convergencia, que aluden a  unidad universal de los fenómenos;  la unidad dentro de la diversidad,  y la coherencia; así como a  la necesidad de instrumentos múltiples y diversas fuentes de datos, al uso de varios investigadores (triangulación), y a la contrastación de conclusiones.

Finalmente,  no podemos dejar de señalar que los modelos de investigaciones ortodoxamente constructivo-cualitativas, que hemos encontrado no hay alguna que cumpla rigurosamente todos los principios que teóricamente se le adjudican a las investigaciones de ese tipo, salvo en el terreno de  los trabajos  humanísticos (estudios literarios e historiográficos, fundamentalmente);  por lo que creemos  que aún queda un gran esfuerzo por realizar para dotar a esas investigaciones del rigor metodológico que subsane los sesgos y errores de perspectivas que las imprecisiones conceptuales son proclives de introducir.

Bibliografía

1.- Alonso, Ma. Margarita e Hilda Saladrigas: Metodología de la Investigación  La Habana. Facultad de Comunicación Social [ 1998? ].

2.- Cerda,  Hugo: La Investigación Total; La unidad metodológica en la investigación científica. Ciudad México, Cooperativa Editorial MINISTERIO, [S.f.].

3.- González Rey, Fernando: Epistemología cualitativa y supjetividad. Ciudad de la Habana, Editorial Pueblo y Educación, 1997.

4.- Jansen, K. Y N.W. Jankowski [Editores]:Metodologías Cualitativas de Investigación en Comunicación de Masas. Barcelona, Bosch Casa Editorial S.A., 1993.

5.- Ichikawa, Emilio: La escritura y el límite. Ciudad  de la Habana, Letras Cubanas, 1998.

 

 

 

 

 

Autor:

MSc. Rafael Fonseca Valido

Doctor En Ciencias de la Comunicación

Material de Estudio  Maestría  en Ciencias de la Comunicación.

Materia: METODOLOGIA DE LA INVESTIGACIÓN

Santiago de Cuba, febrero de 1999.      

[1] .- Vease: www. edu.red

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