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Debates filosóficos

Enviado por irichc23


    1. ¿Qué sabemos del alma?
    2. Mal y albedrío.
    3. Cómo entender la libertad.
    4. La posibilidad de la libertad como condición de la conciencia.
    5. Reductio ad absurdum de lo mismo.
    6. Respuestas a un libertino.
    7. Diálogo con un tomista.
    1. ¿Qué sabemos del alma?
    2. I.- Existe pero no se mueve; deviene pero no cambia substancialmente; acompaña al cuerpo sin ser del cuerpo: el alma. Sin embargo, ¿qué cuerpo toma el alma cuando abandona el cuerpo?; ¿en qué consistiría la resurrección de la carne? No parecen problemas sencillos que puedan ser reducidos a lo observable, a lo mensurable, a la psicología en definitiva.

      II. Toda multiplicidad ha de estar compuesta por unidades. Pero si la materia es infinitamente divisible y está, de hecho, infinitamente dividida, dichas unidades no podrán ser materiales, sino inextensas e intelectuales. Podrías replicar que la materia infinitamente divisible está compuesta por infinitas unidades materiales. Sin embargo, eso supondría dar al término unidad un significado distinto del común. Una unidad, es decir, un ser, no puede descomponerse sin perder su esencia. Con más razón si dicha descomposición es infinita. Por eso distinguimos entre los seres vivos (con alma, individuados) y los seres inanimados (sin alma, cuantificables). De lo contrario, cada ser contendría en sí infinitos seres, y en realidad ninguno. Si aceptas esto verás que la segunda pregunta se contesta por sí sola. Lo que es uno no puede cambiar, ya que no es posible añadirle ni quitarle nada. Sólo crearlo o suprimirlo, si se es omnipotente.

      2. Mal y albedrío.

      Llamamos malo al acto voluntario por acción, intervención u omisión del cual se desprenden, para uno mismo o para un tercero, consecuencias negativas. Ahora planteemos un par de hipótesis: – Si el mal y el bien fueran necesarios, no dependerían de la virtud y no los distinguiríamos a efectos morales. – Si nadie ejerciera el mal, el pecado original no existiría. Pero el hombre tiende al mal como la esfera a rodar por la pendiente. Todo mal es, pues, evitable (en tanto no ha sucedido aún) y preexistente al mismo tiempo, ya sea en el orden físico o en el moral. Resumiendo: 1) Nada que no entrañe contradicción lógica es imposible. 2) La voluntad puede determinarse a sí misma, dadas unas condiciones iniciales. 3) El mal es, pues, voluntario. 4) Si finalmente ocurre o, dadas unas condiciones, deviene necesario, habrá sido un mal querido por su autor. Más breve todavía: Voluntario se opone a involuntario, no a necesario. 3. Cómo entender la libertad.

      Hay quien cree en Dios y en el libre albedrío (católicos); otros creen en Dios y niegan el libre albedrío (maniqueos); por último, y este es un tipo derivado del segundo, hay quien no cree en Dios ni en el libre albedrío (nihilistas) Decir que la existencia de Dios se opone al libre albedrío es una tontería, como he demostrado más arriba. Pero la tontería de tonterías es colegir que el destino esté escrito a partir de la inexistencia de Dios, ya que, si Dios no existe, todo es posible. Vuestro error es confundir libertad con "creación de causas desde la nada", cosa que, evidentemente, sólo le está permitida a Dios. La libertad no es una omnipotencia de la criatura, contraria a las leyes del universo, sino parte consciente de esas leyes. Es normal que no encontréis algo así, porque buscáis un absurdo. Eso no significa que no exista, sino más bien que no sois capaces de entenderla. En resumen: Estamos determinados y predeterminados. Pero, al menos desde la perspectiva del hombre, que es una perspectiva ex ante (ya que para Dios no existe el tiempo), NO estamos necesitados.

      4. La posibilidad de la libertad como condición de la consciencia.

      Toda acción libre es, EX ANTE, lógicamente posible, que es lo que nos interesa saber a efectos humanos (necesario no se opone a voluntario, ¿en cuántas ocasiones lo he dicho ya?). Y SI NO, INSISTO, POR ÚLTIMA VEZ, DEMUESTRA QUE QUIEN ACTÚA DE UN DETERMINADO MODO CONFORME A SU CONCIENCIA, EVALUANDO ANTES DISTINTOS CURSOS DE ACCIÓN, LO HACE MOVIDO POR ALGO QUE NO ES SU VOLUNTAD, SINO UNA CAUSA EFICIENTE EXTERNA A LA INMANENCIA DE QUERER. Para querer algo, evidentemente, antes hay que poder quererlo: hay que existir y ser capaz de realizar distintas tareas, entre ellas la deseada, así como de representarlas en la conciencia. Pero PODER querer algo no significa tener que quererlo NECESARIAMENTE. El correlato físico-causal que precede y convierte en factible toda acción libre es su condición necesaria, no su condición suficiente. De no ser así, bastaría que se dieran las condiciones físicas del acto para que éste se realizara, siendo nuestra consciencia un efecto derivado de su consecución. ¡Y sin embargo la consciencia PREEXISTE a la ejecución del acto, dirigiéndolo eficazmente en su curso! ¿Cómo sería posible si tuviera que ser su efecto, por definición posterior a la causa? Y si no es causa* ni efecto, ¿qué diantre es? Pero no sólo eso: si se dieran todas las condiciones NECESARIAS para que se realizara un acto, y éstas fueran al mismo tiempo condiciones suficientes, ¿qué sucedería si contemporáneamente se dieran las condiciones necesarias de otro acto, contradictorio con el anterior? ¿Sucederían ambas a la vez? ¿No es del todo conveniente presuponer aquí un principio regulador (el alma) que decide qué hacer SIN ESTAR ABSOLUTAMENTE SUJETO A LAS CAUSAS? Por último, digamos que el orden del conocimiento es distinto al orden de las causas físicas: hay, pues, una armonía preestablecida entre la res cogitans y la res extensa. El alma tiene su propia "causalidad", por así decirlo, y su libertad consiste en conocerla y emplearla juiciosamente. La causalidad del alma no es física, sino lógica e ideal. Se corresponde exactamente, en virtud de la armonía, con la causalidad física derivada de sus acciones, y, a la inversa, las pasiones se corresponden con la consciencia. No existe, no obstante, ningún acto que empiece de cero: todos presuponen unas condiciones que los determinan parcialmente. Es decir, para conseguir la libertad es necesaria cierta complejidad de la mónada, que implica al mismo tiempo un desarrollo físico. Mientras la mónada no es libre (por ejemplo, antes de ser engendrado el futuro ser), no hay actos libres. Posteriormente la libertad deviene en el tiempo como correlato de ciertos sucesos físicos, de cuya existencia se sigue la posibilidad de aquélla.

      5. Reductio ad absurdum sobre lo mismo.

      Una cosa es la RAZÓN SUFICIENTE, por la que yo me guío, y otra la RAZÓN DETERMINANTE, que tú extiendes a la primera. Una indica posibilidad lógica, la otra necesidad lógica. Así, es LÓGICAMENTE POSIBLE que el recipiente capaz de contener un litro de agua pueda también contener medio litro. En cambio, es LÓGICAMENTE NECESARIO (ex ante) que dicho recipiente contenga el litro o sus medidas inferiores, pero no más, ya que de lo contrario se derramaría. E igualmente lo es (ex post) que contenga o bien un litro o bien medio litro, pero no TODO un litro y SÓLO medio litro simultáneamente. Por la mera posibilidad EX ANTE, tan posible es que se llene un litro como medio litro, pues la noción de uno incluye la del otro. Por la posibilidad EX POST (que deja de ser posibilidad para convertirse en necesidad), no será posible que, de haberse llenado sólo medio litro, se haya llenado al mismo tiempo un litro entero. Según la RAZÓN DETERMINANTE que esgrimes, si el recipiente se llena con sólo medio litro, NO ERA POSIBLE (ex ante) que se llenara con un litro entero, del mismo modo que no era posible (ex ante) que en él se llenaran dos. Lo cual choca con la lógica y el sentido común más romos, etc.

      6. Respuestas a un libertino.

      I. MORIBUNDO Aquél que simplifica las cosas, amigo, sobre todo aquél que no multiplica las causas para no oscurecer aún más los efectos. ¿Qué necesidad tienes de una segunda dificultad cuando no puedes comprender la primera? Y ya que es posible que la naturaleza por sí sola haya hecho lo que atribuyes a tu Dios, ¿por qué quieres adjudicarte un amo? La causa de lo que no comprendes es, quizás, la cosa más simple del mundo. Perfecciona tu física y comprenderás mejor la naturaleza: depura tu razón, desecha tus prejuicios, y ya no tendrás necesidad de tu Dios. (…) Respondo: El único que multiplica las causas es el que, predicando la eternidad de la materia, la declara infinita en el tiempo, es decir, infinitamente causada y, lo que es más absurdo, como no habiendo empezado a ser nunca. En otras palabras: lo que se concede en el resto de la naturaleza tomada parcialmente, a saber, que todo tiene una causa y que nada es sin razón, se niega para la naturaleza tomada como un universal. Sin embargo, ¿no nos obliga el nominalismo a ceñirnos a lo observable y a prescindir de vanas y distorsionadoras generalizaciones? Entonces, aunque no sea demostrable, como tampoco lo es la pretensión contraria, ¿no resulta más coherente presuponer a un Creador, a un Dios como hipótesis, que dé comienzo absoluto a la cadena causal? ¿Acaso no demuestra el materialista, en este sentido, el peor de los prejuicios acientíficos? MORIBUNDO No. Y ello por una razón bien simple: que es perfectamente imposible creer lo que no se comprende. Entre la comprensión y la fe deben existir vínculos estrechos, la comprensión es el primer alimento de la fe: donde no hay comprensión, la fe está muerta. Y los que en ese caso pretendieron poseerla, se engañan. No te creo capaz de creer en el Dios que predicas, porque no sabrías demostrármelo, porque no está en ti definírmelo, y en consecuencia no lo comprendes. Y como no lo comprendes no puedes proporcionarme ningún argumento razonable en su favor. En una palabra, todo lo que está por encima de los límites del espíritu humano es o quimera o inutilidad; y no pudiendo ser tu dios sino una u otra de estas cosas, en el primero de los casos sería yo un loco de creer en él, un imbécil en el segundo. (…) Respondo: Creer en lo que no se comprende de un modo completo (subráyese este último término) no sólo es posible, sino además usual y conveniente. Del Dios de la Biblia tenemos nociones reveladas, entiéndase: superiores a la razón, no deducibles de la experiencia. Ahora bien, eso no excluye que podamos intelectualizarlas -como he hecho más arriba- a fin de combatir las tesis contrarias. MORIBUNDO En consecuencia, no me has prestado ningún servicio con la edificación de tu quimera, has turbado mi espíritu, pero no me has aclarado nada, y, en lugar de reconocimiento, sólo te debo rencor. Tu Dios es una máquina que has fabricado para servir a tus pasiones, y la haces funcionar a voluntad. Pero desde el momento en que esa máquina perturba mis pasiones, debes encontrar normal que la haya derribado. Y justamente cuando mi alma débil tiene necesidad de calma y de filosofía, no vengas a espantarla con tus sofismas, que la asustarían sin convencerla y la irritarían sin mejorarla. Amigo mío, mi alma es lo que ha querido la naturaleza que sea, es decir, el producto de órganos que ella se ha complacido en brindarme, conforme a sus designios y necesidades: y como tiene idéntica necesidad de vicios y virtudes, cuando ha deseado llevarme hacia los primeros, lo he hecho, cuando ha querido las segundas, me ha inspirado los deseos consiguientes, y me he entregado a ellas sin reparos. En esas leyes de la naturaleza, que responden sólo a sus deseos y a sus necesidades, debes buscar la causa única de la inconsecuencia humana. (…) Respondo: La primera parte de este argumento es una simple falacia ad hominem. La segunda es lo que Leibniz tuvo a bien llamar Fatum Mahometanum, esto es, el sofisma perezoso según el cual, ya que todo está predeterminado, ni debemos obrar ni somos responsables de nuestras acciones. Pero ello niega la distinción lógica entre futuros contingentes y no contingentes, añadiendo un plus de necesidad a los acontecimientos por razón de la omnisciencia que se atribuye a Dios (o a la naturaleza, en el caso de Sade). Así pues, el sofisma perezoso o bien no prueba nada, o bien prueba demasiado. MORIBUNDO ¿Por qué no? Nada me divierte tanto como el exceso a que los hombres han podido llegar en materia de religión; el fanatismo y la imbecilidad son extravíos tan prodigiosos que su espectáculo, desde mi punto de vista, pese a ser horroroso es siempre interesante. Responde ahora con franqueza y sobre todo desecha tu egoísmo. Si fuera yo lo suficientemente débil como para dejarme sorprender por tus ridículos sistemas sobre la existencia fabulosa del ser que hace necesaria la religión, ¿bajo qué forma me aconsejarías que le rindiera culto? ¿Preferirías que adoptase los ensueños de Confucio antes que las extravagancias de Brahma? ¿Debo adorar a la gran serpiente de los negros, al astro de los peruanos o el Dios de los ejércitos de Moisés? ¿A cuál de las sectas de Mahoma quisieras que me convirtiese? ¿O cuál de las herejías cristianas sería preferible para ti? (…) Respondo: Respecto a lo primero, falacia de non sequitur. En lo concerniente a la multiplicidad de sectas, ya dije en otra parte que el Dios cristiano se distingue por 1) su infinita bondad y 2) el hecho de conceder libre albedrío a las criaturas racionales. Si se demuestra que este es el mejor de los mundos y que nuestra libertad, pese a la predeterminación, está garantizada cuando obramos con juicio, quedarán probados los atributos que sólo al Dios cristiano atañen. II.

      >Bueno, lo de que es eterno el universo para los materialistas lo das por sentado y no es asi. Lo es segun algunos. >Aun asi, la hipotesis del Creador no resuelve nada, puesto que habria que preguntarse quien creo al creador. Si aceptamos el criterio de que algo puede existir sin ser creado, por qué buscar una segunda causa con ese criterio para explicar la primera cuando podemos aplicar el criterio a la primera directamente. Eso tiene fácil respuesta. No puedes medir al Creador y a lo creado por el mismo rasero. ¿Por qué? Es evidente: el Creador ha de concebirse siendo eternamente, es decir, fuera del tiempo, del espacio, del movimiento y, en definitiva, fuera de toda cadena causal. Dios no necesita una explicación natural, ya que es absolutamente distinto al resto de la naturaleza, aunque -como lo finito y lo infinito, que formarían parte de una misma serie numeral- mantenga múltiples vínculos con ella. >Añades una entidad que no resuelve nada a las cuestiones propuestas, luego por el principio de Occam, lo cientifico es ignorar esa hipotesis. Presupongo una entidad que explica al resto y que, a su vez, no necesita ser explicada, pues es anterior a todo conocimiento (como el cero es anterior a cualquier cuenta). Lo científico es cercenar con la navaja de Occam la infinidad de causas que el "eternorretornista" -si lo prefieres en lugar de "materialista"- imagina. >Realmente NO resulta mas coherente la hipotesis de un creador. No resuelve nada al problema inicial, ni es contrastable, y por tanto solo añade elementos innecesarios. Es una hipótesis metafísica con implicaciones físicas: no se trata de compartimentos estanco. A través de la noción de fuerza, Leibniz llegó al libre albedrío y, de ahí, a la armonía preestablecida como sistema de interrelación de las substancias. Se señala a este mismo autor, por su polémica con Newton sobre la realidad del espacio y el tiempo, como precursor de la relatividad. En fin, quién sabe cuántos avances más podrá apadrinar en los próximos siglos. >No crees lo que no comprendes. Crees algo que comprendes (que hay una especie de inteligencia exterior o previa al mundo) y lo que queda sin responder presupones que la creencia que tienes lo explica sin saber como. Para reconocer que hay cosas que no comprendes y que no puedes comprender, no veo qué aporta el añadir a dios cuando no comprendes lo que ves. De nuevo, aplicamos la navaja de Occam. Me he perdido en tu razonamiento. ¿Qué es "lo que queda por responder"? ¿Quién aspira a agotar el conocimiento? ¿quién desea desecar el océano? Dios sólo nos da una certeza moral sobre nuestros actos, pero, con ella, también una clave de interpretación del universo in toto. Conocerme a mí mismo se convierte en mero juego de espejos si no logro reconocer al Creador, al "mí otro". >Sobre la revelacion: por qué esa y no otra? Es unicamente una prueba de fe (como supongo que reconoces), de arbitrariedad absoluta y en el fondo completamente vana. Parece que la fe católica y, por extensión, la protestante son las únicas que se han molestado a conciliarse con la razón, no contradiciéndola en ningún punto (como la contradicen en cambio los mitos politeístas y antropomorfitas en general, el fatalismo musulmán o el nihilismo budista). Todo ello a pesar de que el ateo prefiera hacer hincapié en etapas de mayor oscuridad y barbarie para obviar así la milenaria tradición racionalista que precedió y siguió a las mismas. >No es una falacia ad hominem, aunque se dirija en segunda persona. Realmente la edificacion del edificio deista no resuelve nada, que es lo que dice, y no solo no aporta tranquilidad y felicidad, sino que es todo lo contrario, como ya habia sostenido Lucrecio. Falsa analogía. Lucrecio combatió (al modo epicúreo, por supuesto) las religiones politeístas, que, por cierto, limitaban la libertad del hombre infinitamente más que las monoteístas. Aquéllas identificaban al fenómeno con la divinidad, mientras que éstas hicieron lo propio con el noúmeno. Así debe entenderse, pues, la crítica de Lucrecio a la superstición popular de su tiempo: como un reducir el mito a sus causas eficientes y tangibles. >Sobre la segunda parte si hay determinismo no existen los futuros contingentes. De todas maneras, de lo que habla es que actuamos en funcion de deseos que nos son dados, y que para ello la existencia de Dios no cambia nada. Sí cambia, y mucho, en tanto que actuamos conforme a fines. >La infinita bondad es incompatible con el mundo actual, a menos que realmente seamos tan estupidos como para pensar que este es el mejor de los mundos. Yo creo que es posible un mundo mejor, si no lo creyera no criticaria nunca a nadie. Si es porque el hombre no es suficientemente bueno, es que Dios no lo creo asi, luego la culpa es suya y el mundo no es el mejor. De todas maneras, esta vision es incompatible con el cristianismo, donde Dios castiga primero a Satan y luego a Adan, luego el mundo al que les envia no es el mejor posible. Tu deísmo démodé ya quedó refutado hace siglos en la Teodicea, pero parece que los voltairianos y sadianos aún no os habéis enterado. Que es posible un mundo mejor (digo "un mundo", no "un presente") sí es a todas luces una afirmación peregrina, no así su contraria. Los que enmiendan la plana al Creador actúan -dirá Leibniz- como Alfonso X de Castilla, llamado el sabio, que, al contemplar el sistema de planetas y órbitas según Ptolomeo, comentó que él podría haber aconsejado a Dios otro mejor. Pero siglos después llegaron Copérnico, Galileo y Kepler, y la humanidad descubrió que el universo era más perfecto de lo que imaginaba. Moraleja: muérdete la lengua antes de impugnar lo que desconoces en un grado tan enorme. >Sobre el libre albedrio, la idea es contradictoria en si misma. Si se hace algo es segun un criterio, o sin uno. Si no es segun un criterio es puro azar y no inteligencia, y si es segun un criterio, este o viene dado o depende de otro criterio. Luego o bien el ser con libre albedrio no puede ser inteligente, o bien actua por un criterio que le viene dado, y no hay por tanto libre albedrio, o bien hay una regressio ad infinitum. ¿Quién te ha dicho que el libre albedrío equivale a la indeterminación? Nuestra alma, por su propia naturaleza, está inclinada a querer (conforme a fines) todo lo que quiere y a hacer todo lo que hace. Existe, entonces, una voluntad antecedente, que es tan libre como nuestra capacidad de razonar, y una voluntad consecuente, equiparable a nuestra capacidad de obrar. Pero eso que tú llamas "criterio", y que confundes con la causa física, no es necesitante y absoluto, sino relativo al estado de discernimiento del que elige. Es decir, cierto y contingente. >Por otro lado, estas caracteristicas que confieres al Dios cristiano no son propiamente exclusivas del cristianismo ni originales de él. A menos que consideres cristianos a Zaratustra, a la mitad de los animistas o a los estoicos. Zaratustra era dualista, los estoicos no creían en la bondad de la Providencia (veían a Dios como "el alma del mundo") y los animistas y "metempsicóticos", hasta donde yo sé, tienen más relación con el budismo que con el cristianismo. Aunque todo fluye y refluye… III. >Si puedes concebir al creador como eterno y fuera de toda cadena causal, por qué las leyes fisicas y la existencia de la materia ha de tener causa? Si Dios no necesita explicacion natural, unicamente porque tu lo consideras asi, por qué el conjunto de la naturaleza si la habria de necesitar? Unicamente por peticion de principio. Respuesta: Porque una naturaleza acausal no tiene ejemplo en la misma naturaleza. >No haces mas que justificar una creencia sobre si misma, en una especie de razonamiento circular, una entelequia, que no tienes motivo para permitir que sea asi sobre Dios y no sobre la naturaleza sin dios. Respuesta: Eso sólo sería cierto si Dios y la naturaleza fueran sinónimos, como lo eran para el panteísta Spinoza. Éste negaba a Dios una existencia en sí, concibiéndolo como substancia única mediante la cual todo lo existente era expresado en formas (atributos, modos). Dios sería, según esta innovación, la suma de todas las formas, que habrían existido con él eternamente. Spinoza, pues, diviniza la materia prima (subyacente a toda realidad concreta), o la mera potencia en ella, y habla del ser en acto en términos de Natura naturans, es decir, como un desarrollarse del todo hacia ningún fin en particular: fatalmente. También dice que Dios-substancia tiene infinitos atributos, pero que el hombre sólo le conoce por dos, a saber, pensamiento y extensión. Esto ha de entenderse como que la naturaleza o cosa en sí va más allá de toda percepción y de toda clasificación racional. Hay, no cabe duda, un fondo de irracionalismo en el spinozismo que anticipa a Schopenhauer y a Nietzsche. Sin embargo, desde que se descubrió que el universo es finito (en el espacio, al menos), la filosofía de Spinoza pasó a ser un cuento de hadas. Leibniz tuvo el mérito de refutarle racionalmente, sin más pruebas empíricas que las que le ofrecían las leyes de la dinámica descubiertas por él. >Lo dicho, "presupones", lo das como hecho y sobre ello lo explicas todo sin exponerlo a la duda racional. Pero esa presuposicion no esta basada en nada, la crees porque si (porque es la que hay en nuestra sociedad) y al considerarla innecesaria de explicacion, niegas el argumento que te hace considerarla plausible y sobre la cual pretendes darle una razon: que las cosas han de tener una causa y por tanto todo lo material ha de tener una causa externa. Respuesta: Tú mismo te has contestado. Todo lo material ha de tener una causa externa, que, dada la infinita divisibilidad, no tiene un término en la naturaleza, sino fuera de ella. A esta causa o agente, además, se le presupone inteligencia, pues elige el mejor mundo entre los muchos posibles que se dan en su concepción. Definición de mejor en este contexto: más simple y más rico en fenómenos, en base a los principios de razón suficiente y no contradicción. Si tienes dudas racionales, exponlas racionalmente. >Añadir algo exterior que no necesita causa, me parece evidente, no aporta nada, solo desplaza el problema. Respuesta: Di más bien que ofrece una solución que no te gusta, aunque sea la única racionalmente concebible. Yo, al menos, no puedo concebir ni un mundo eterno ni uno surgido espontáneamente, sin causa. >Aun no he conocido una sola implicacion fisica previsible y medible que se deduzca de la hipotesis divina. El que hay libre albedrio y armonia es una peticion de principio. Si las consideras como ya dadas, pueden parecer plausibles, pero si no las aceptas, también es plausible. No aporta nada. Respuesta: Es al revés. De la implicación física se deduce la hipótesis divina. En las líneas inferiores hablo con más detalle del libre albedrío. >Lo que queda por responder es el por qué las cosas son las que son y por qué son. El inventarse algo (dios) que por peticion de principio hace que sean asi pero que no sabemos por qué dios es asi ni por qué es, y decir que eso no lo podemos saber es infantil. Nadie sano aspira a agotar el conocimiento, pero es que creer en Dios no es mas que un desplazamiento del problema. Respuesta: Las cosas son las que son y del modo que son en base al principio de razón suficiente. No veo petitio principii en ningún lado, excepto en el tuyo. >Bueno, la musulmana también lo ha intentado. De hecho es normal porque la filosofia occidental ha intentado reconciliarse con las religiones occidentales. Un budista no intenta reconciliarse con la filosofia occidental porque le es ajena. En cambio tiene sus propios principios filosoficos, como los tiene el taoismo y el confucionismo. Considerar que la cristiana es en algo mejor que las otras porque tiene en cuenta las ideas que existen en su propio ambito no la diferencia en nada. Respuesta: Llámame etnocentrista si quieres, pero no creo que el legado filosófico de Confucio y Lao Tse sea comparable a la tradición griega. >Por otro lado las etapas de oscuridad y barbarie aparecieron tras el cristianismo, y la milenaria tradicion racionalista de occidente es previa al cristianismo y totalmente ajena a el. No quiero decir que el cristianismo sea el culpable unico de la decadencia que ocurrio tras su advenimiento, pero reivindicar lo anterior a él como propio es absurdo. Respuesta: ¿Totalmente ajena? Hace un momento has hablado de "reconciliación". ¿Crees que tendríamos noticia de la cultura griega y latina sin la actividad de los monasterios? >Combatio el politeismo porque era la religion que habia en Roma en el siglo I a.C. Pero sus argumentos son totalmente extrapolables al monoteismo. Respuesta: En absoluto, por las razones alegadas. >No soy deista, soy ateo. El que este es el mundo mejor es de nuevo una peticion de principio para evitar las consecuencias que supondria que no lo fuera, a saber, que Dios no es infinitamente bondadoso. Pero lo cierto es que es incompatible con el propio cristianismo (los castigos de Satan y Adan muestran que o bien Dios se equivoco, o bien no es bondadoso, o bien es realmente un inutil que no puede imaginar algo mejor, si es que esta fuera del timpo y sabia que seria asi). Respuesta: El principio de razón suficiente prueba que mal en el mundo se dirige a un bien mayor, y que en este sentido es un medio y no un fin. Dios no podía crear otras divinidades, porque es absurdo, y, en orden a generar el mayor número de substancias, decidió también que ningún espíritu careciera de cuerpo. De no haber obrado así, Dios habría errado. Pues, o bien no crearía nada, o bien no sería el mejor de los mundos posibles (vid. más arriba la definición de "mejor"). >No has respondido. No he dicho que equivalga a indeterminacion, sino que he analizado las posibilidades. Si no equivale a indeterminacion, estara determinado, con lo cual no hay libre albedrio y no vale la excusa de que Dios nos dejo la libertad, porque si conoce lo que vamos a hacer no hay tal libre albedrio y Dios es responsable de lo que hacemos en cuanto ha dispuesto que vaya a ser asi. Respuesta: Falacia de non sequitur. Aunque esté determinado, el libre albedrío queda intacto, ya que nadie ha hablado de libre albedrío como indeterminación. Yo lo he definido como determinación no necesitante, esto es, dotada de espontaneidad. Si Dios conoce todo lo que vamos a hacer (omnisciencia), no por ello nuestras acciones son más necesarias, del mismo modo que no será más necesario que el Sol salga mañana porque yo lo sepa. >También muchos cristianos (la mayoria) son dualistas. No has respondido en que esas caracteristicas que consideras propias y exclusivas al Dios cristiano no lo son. Respuesta: Absolutamente ningún cristiano es dualista. Si lo es, no es cristiano, sino pseudocristiano. ¿Cómo se explicaría si no el enfrentamiento de la Iglesia Católica con la secta maniquea? El cristianismo no reconoce al mal ninguna substancia, ni cree en dos principios eternos, uno bueno y otro malo, ni imagina que la Creación sea un mal absoluto del que haya que liberarse. Hace unas semanas definí el cristianismo como monismo histórico, en tanto que opuesto al monismo mecanicista (ahistórico) y al dualismo radical (nihilista).

      7. Diálogo con un tomista.

      I. 1. Sobre el valor de verdad de las definiciones. Néstor escribe: "Las definiciones no son verdaderas ni falsas, porque no son afirmaciones. La verdad y el error se dan solamente en la afirmación o la negación. "Figura plana de tres lados rectos" no es una afirmación, y por tanto, no es ni verdadera ni falsa. Las definiciones son correctas o no, según que ciertas afirmaciones que formamos con ellas sean verdaderas o no, por ejemplo: "Todo triángulo es una figura plana de tres lados rectos" y "Toda figura plana de tres lados rectos es un triángulo", y alguna otra más". La distinción entre "definiciones" y "afirmaciones sobre definiciones" me parece superflua. Toda definición es un predicado y, como tal, se atribuye a un sujeto. 2. Crítica a la noción de verdad como "adequatio". A continuación, Néstor cita una teoría epistemológica obsoleta a mi parecer: "En primer lugar conocemos en forma evidente, intuitiva, que la realidad, bajo tal aspecto, es de tal o cual manera, por ejemplo, los perros son mamíferos, luego, vemos también evidentemente que la afirmación en que afirmamos eso ("los perros son mamíferos") es verdadera, y luego, vemos también evidentemente que la verdad de esa afirmación consiste en que lo que afirmamos se adecua a lo que es. Así surge la definición tradicional de "verdad": adecuación entre el intelecto y la realidad". Opongo las siguientes dificultades a la noción de verdad como "adequatio": – a) Es insuficiente, puesto que una teoría tal no podría dar razón de dos fenómenos aparentemente contradictorios. – b) Es dogmática, ya que anticipa como verdadera aquella realidad a la que el enunciado debe amoldarse. Esto es, presupone la verdad como previa la "adequatio" y, por consiguiente, como condición de la "adequatio" misma. – c) Es reductivista, dado que limita lo verdadero a lo real-efectivo, negando la virtualidad de lo posible (y entiendo por posible aquello cuyo contrario no entraña contradicción). Se siguen consecuencias nefastas: el devenir sería fatal, inherente a la composición de las cosas y ajeno a la sabiduría de Dios, que no habría podido elegir lo mejor entre la infinidad de lo posible. Un Dios sin entendimiento, dotado sólo de voluntad bruta, se parece demasiado al "Deus sive Natura" de Spinoza. – Para no refugiarme en la crítica fácil, ofrezco un ejemplo de proposición verdadera que refuta la noción de verdad como "adequatio": "Es posible que Nerón no matara a su madre". Aunque no pueda contrastarse con la realidad, nadie dudaría de que es cierta, desde el momento en que Nerón actuó sin ser coaccionado. – Las matemáticas, además, contienen tanto definiciones de los números y sus propiedades como afirmaciones a partir de las propiedades de dichos números. No empece a su cometido el prescindir de todo correlato real, siempre que el cálculo efectuado siga las reglas de la gramática establecida. 3. Alcance y límites de la evidencia.Néstor dice: "Tener una definición correcta de "verdad" no es poseerla enteramente, porque no equivale a conocer todas las verdades posibles". Se exagera mi afirmación, como si yo hubiera escrito que por ser la verdad evidente, toda la verdad nos es evidente a un tiempo. Al sostener que la luz natural es la verdad no pretendí tanto definirla como estipular un sinónimo. Entiéndase: la luz no tiene más límites que ella misma, puesto que la oscuridad no es otra cosa que su ausencia. Se me da la razón al cabo del argumento: "Es por eso que al comienzo de todas las demostraciones y de todo el conocimiento ha de estar la evidencia, inmediata e intuitiva, que no puede ni necesita ser demostrada". 4. El significado de "filosofía".A raíz de lo anterior, Néstor infiere: "Tener una definición correcta de "verdad" no es poseerla enteramente, porque no equivale a conocer todas las verdades posibles. Eso sólo Dios. Por eso "filo-sofía", porque sólo Dios es "sofos", sabio, en sentido total, ya que nuestro conocimiento no va a agotar nunca el campo total de la verdad". Creo esto que está muy bien expuesto. No tengo nada que quitar o añadir. 5. Certeza y verdad.Néstor prosigue: "Certeza es un estado subjetivo, psicológico, de seguridad que se puede tener también en el error: durante mucho tiempo se estuvo cierto de que la Tierra era inmóvil, y así con muchas otras cosas más. "Verdad" es algo objetivo, es la adecuación de lo que afirmo con lo que es". Cuando he hablado de certezas lo he hecho pensando en las certezas apodícticas, no en las aproximadas o consuetudinarias. De modo que la acusación que se me hace de subjetivizar lo objetivo se debe a que tal vez no me expliqué lo suficiente. Más adelante, añade: "Toda verdad, o es absoluta, por más pequeña que sea, o no es verdad. "Ab-solutum" significa "des-ligado", "in-dependiente", y una verdad que dependa del sujeto que la enuncie no es verdad". Coincido hasta cierto punto, pero no completamente. La verdad será absoluta, en efecto, en el sentido de poder prescindir de todo sujeto, de toda enunciación y también de toda realidad parcialmente percibida (lo que, por otra parte, repugna a la noción de verdad como adequatio). No lo será, en cambio, a la hora de delimitar con el resto de verdades. Si dos verdades fueran absolutas entre sí, ellas solas formarían dos sistemas mutuamente incompatibles, lo que vendría en grave perjuicio de la armonía universal. Luego, en aras de la coherencia de lo creado, debemos afirmar que toda verdad es congruente con cualquier otra. O, por usar terminología mística, que la naturaleza de la verdad es unitiva. 6. Verdad y error.Néstor argumenta: "Una afirmación verdadera no tiene nada de falso, al contrario del error, que tiene siempre algo de verdadero. De lo contrario la diferencia entre la verdad y el error sería sólo de grado: la verdad sería un error verdadero, y el error, una verdad falsa". Así como todo error contiene parte de verdad por estar comprendido en un sistema que, al cabo, ha de conducirnos a ella, del mismo modo, toda verdad implica un cierto grado de error (o de privación de la verdad) al no tratarse de la verdad misma, esto es, de la verdad al final de la cadena de verdades que muestra a las demás en toda su perfección. De nuevo el malentendido consiste en otorgar al error una entidad positiva. Más adelante, sin embargo, Néstor matiza su juicio. Lo mismo cabría decir de las ficciones, es a saber, de las intelecciones parciales de la verdad, que no por ello desvirtúan cuanto de verdadero haya en nuestro entendimiento. II. 1. Causas e infinito. Néstor escribe: "Aquí estás planteando una serie infinita de causas o verdades segundas, no una serie infinita de causas absolutamente hablando. Porque pones una Causa Primera, que es Dios. En efecto, no habría problema en que la serie de causas segundas fuese infinita, si al mismo tiempo existiese una Causa Primera, con lo cual la serie de causas, simplemente hablando, no sería infinita, que es lo que dicen las vías tomistas". Replico que Dios no es causa, sino agente, y que si la serie de causas en el Universo fuera finita, el mundo estaría limitado por la Causa Primera y no por él mismo, como es el caso. Ahora bien, un Dios del cual se predica que "es Espíritu" no sirve como límite de la extensión, por lo que ha de desestimarse la hipótesis tomista. 2. Racionalidad de las demostraciones. Confieso que nunca pretendí probar a Dios racionalmente, pues la razón sólo es demostrativa cuando comprende a su objeto, y Dios es incomprensible. No obstante, sí puse énfasis en señalar que la fe cristiana no se contradice ni con el proceder racional ni con las verdades particulares, y que, por este motivo, resulta preferible tanto al ateísmo como al resto de credos. Así pues, que "la razón tome siempre por referencia al mundo" no significa otra cosa que si intentáramos llegar a Dios ascendiendo por las causas segundas de la creación, al ser éstas infinitas, no llegaríamos jamás a Él. Ello no entra en conflicto con que, según vengo diciendo, la verdad no deba asociarse a la noción de "adequatio". Obsérvese el matiz, la distinción entre razón y verdad: ésta afecta a todo lo posible, aquélla sólo a lo real-efectivo. Por lo demás, la vinculación de la hipótesis de la armonía preestablecida con la mística no es mía, sino del mismo Leibniz, quien confesó haberla vislumbrado en unas palabras de Santa Teresa de Jesús. 3. Creación y causas. Néstor escribe: "Aquí habría que definir lo que se entiende por "causa", porque obviamente que Dios da el ser a las cosas, y "causa", en la escolástica, es "lo que influye el ser en otro". No se ve porqué una causa habría de estar en el tiempo, ser causada, compuesta o tangible". No voy a entrar en polémicas de palabras. Si, para la escolástica, "causa" es "lo que influye en el otro", mi objeción sigue sin resolver. Porque ¿cómo podría algo inmaterial influir en lo material, sino es por la vía del milagro? En cambio, llamamos causa a aquello que 1) puede observarse y explicarse racionalmente, 2) es conmensurable con su efecto. Ahora bien, ni la creación es observable o explicable, ni Dios es conmensurable a ella. Luego, Dios no es causa del Universo. Acto seguido Néstor aclara: "Por eso mismo, ser Causa Primera no es lo mismo que ser "término inicial" de una serie temporal. Es, más bien, ser Fundamento Último, último término de una serie de condiciones actualmente dadas y existentes. Las vías tomistas no toman en cuenta un retroceso "hacia atrás", en el tiempo, de la serie de causas, sino un retroceso, por así decir, "hacia arriba", actual, en el mismo instante en que algo existe, en la serie de las condiciones actuales de su existencia, y declaran que ese es el retroceso que no puede ser infinito, porque entonces la existencia actual de la cosa carecería de fundamentación, es decir, de razón de ser". Lamentablemente no estamos de acuerdo en este punto tan importante para la fe y la verdad de la doctrina. Concibo que la creación se llevó a cabo de una vez por todas, aunque Dios no permanezca ocioso nunca y la conserve en todo momento. Ahora bien, conservar y crear no son la misma cosa. Si la realidad experimentara una creación continua, toda substancia carecería de ser. En efecto, tendríamos que admitir que las almas perecen un número infinito de veces y que son recreadas otras tantas, todo ello por vía del milagro, lo cual también arruinaría, por cierto, la pretensión de entender el mundo causalmente. Por si fuera poco, se haría a Dios responsable no sólo de la creación de la substancia, sino también de la del accidente, lo que conlleva confesarlo autor de todos nuestros pecados. Conclusiones éstas cuya impiedad está de más resaltar. 4. Más sobre el infinito. Néstor concluye con esta reflexión: "El infinito actualmente dado es imposible, porque al mismo tiempo sería una cantidad determinada, en tanto que actualmente dada, y no lo sería, en tanto que infinita. Si destruyésemos una de esas unidades de la cantidad infinita actual, al mismo tiempo disminuiría, y no disminuiría, lo que es absurdo". No me parece que la anterior afirmación tenga ninguna fuerza. ¿Por qué habría de ser imposible el infinito en acto? Una línea es infinitamente divisible, tanto si mide diez centímetros de extremo a extremo como si mide cinco, la mitad. En este sentido, Leibniz hace constar en sus Escritos Matemáticos: "Pues que si permanecen a un tiempo dos puntos siendo en efecto dos, habrá una distancia entre ellos y por ende esta porción de materia será ulteriormente divisible en partes menores y por ende estará efectivamente dividida". De ahí se sigue que no pueden existir los átomos, puesto que la línea se define como la distancia entre dos puntos. Y si hay dos puntos, es que hay distancia entre ellos, ya que, si no la hubiera, serían un solo punto; y si hay distancia, hay una línea, y es así que siempre hay más puntos entre esos dos puntos, luego hay infinitos puntos. III.

      1. La Trinidad. De acuerdo con la doctrina de las tres hipóstasis en una sola ousía. Añado que el Padre no crea a la segunda persona (como sostendrían los arrianos), sino que la genera, y que la tercera es el resultado de la comunicación de ambas. La creación, además, no es ajena al Hijo, como podría dar a entender la exposición de Néstor, pues "por Él fueron hechas todas las cosas, y sin Él no se hizo nada". 2. La fe. La fe no se basa en una simple cuestión de confianza, sino también en la credibilidad de lo que se revela. Así, si hubiera razones indubitables que demostraran que nuestra fe es absurda, nada objetivo -y tampoco nada divino- colocaría a la Biblia por encima del Corán. El Aquinate lo tuvo presente en toda su obra, y fue él quien afirmó que la fe perfecciona la razón sin destruirla. 3. Sobre el PRS. No es que haya entes finitos inmejorables, sino que la serie entera en la que están comprendidos lo es, por exclusión de todas las demás. 4. Sobre la verdad de lo existente. Escribe Santo Tomás de Aquino en De veritate: "Parece que lo verdadero es totalmente lo mismo que el ser. ARGUMENTOS: 1. Dice Agustín, en el libro de los Soliloquios, que 'lo verdadero es lo que es'. Lo que no es más que el ser. Luego lo verdadero significa exactamente lo mismo que el ser". Para, al final de sus disquisiciones, concluir: "Según esto, la verdad o lo verdadero puede definirse de tres modos. De un modo, según aquello que precede a la razón de la verdad. En ello se funda lo verdadero. Así lo define Agustín en el libro de los Soliloquios: 'Lo verdadero es lo que es'. Y Avicena, en su Metafísica: 'La verdad de cada cosa es la propiedad de su ser que se le ha asignado'. Y otros lo definen así: 'Lo verdadero es la indivisión del existir y de lo que es'. DEFÍNESE, DE OTRO MODO, SEGÚN AQUELLO EN LO QUE CONSISTE FORMALMENTE LA RAZÓN DE LO VERDADERO [subrayado mío]. Dice, así, Isaac que 'la verdad es la adecuación de la cosa y del entendimiento'. Y Anselmo, en el libro De veritate: 'La verdad es la sola rectitud perceptible por la mente' (esta rectitud expresa cierta adecuación). El Filósofo, por su parte, dice, Metafísica IV, que los que definimos lo verdadero decimos que es 'cuando se dice que es lo que es y no es lo que no es'. Un tercer modo de definición de lo verdadero es por el efecto seguido. Y así dice Hilario: 'Lo verdadero es lo declarativo y manifiesto del ser'. Y Agustín, en el libro De vera religione: 'La verdad es aquello por lo que se muestra lo que es'. Y en el mismo libro: 'La verdad es aquello por cuya conformidad juzgamos de las cosas inferiores'". Néstor aduce, no obstante: "Puede haber coherencia sin verdad: así, es coherente que el materialista, que dice que sólo existe la materia, niegue la existencia de Dios y del alma, que son espíritu. Pero nada de ello es verdadero". Discrepo enérgicamente. Si el materialismo fuera tan coherente como la fe cristiana, ¿por qué iba a ser ésta preferible a aquél? Luego, argumenta: "¿Puede haber verdad sin coherencia? No en los juicios, porque un juicio contradictorio es necesariamente falso, como "el caballo blanco de Artigas no es blanco". Sí en los discursos compuestos por muchos juicios, pues unos de ellos pueden ser verdaderos, y otros ser contradictorios con éstos, y ser falsos, con lo cual el discurso no sería coherente". Pero esto no es más que un sofisma. Puesto que de un discurso que contenga verdades y falsedades al mismo tiempo no puede decirse que sea verdadero, sino sólo en la parte en que dice verdad. Siguen las paradojas en este párrafo: "¿Cómo lo que "existe" no es "real"? Es más bien al revés: EXISTEN algunas posibilidades reales, es decir, independientes de nuestro pensamiento, objetivas, que NO SON EXISTENTES, es decir, no están dadas actualmente en la realidad, sino sólo potencialmente" [subrayado mío]. ¿Cómo pueden existir y no ser existentes? 5. Necesidad y creación. Néstor asegura: "Al afirmar que Dios sólo puede crear el mejor mundo posible, se está negando la libertad soberana de Dios respecto de su creación. Dios es soberanamente libre de crear o no crear, de crear este mundo o aquel otro". La libertad de Dios consiste en elegir siempre lo mejor posible, pues ésta no difiere en nada de su sabiduría. Hablamos aquí de una necesidad moral, no metafísica. 6. Definiciones de mal. Me parecen bien todas ellas. IV. 1. Mónada y materia. Leo: "Las mónadas son una forma de atomismo, por así decir, "metafísico". El problema aquí es el que trata Aristóteles al hablar de la divisibilidad del continuo, y que Kant retoma en sus "antinomias": Si no hay componentes simples, se retrocede al infinito, y no habría nada, si los hay, entonces, son inextensos, y la extensión no sería posible. De hecho, para Leibniz la extensión es ilusoria, es cuestión de percepciones de las mónadas inextensas". ¿Cómo se llega a esta conclusión, a saber, que si lo inextenso existe entonces lo extenso no existe, o sólo ilusoriamente? ¿No es lo extenso una ex-tensión (tendencia hacia fuera, propagación dinámica) de lo inextenso? ¿Dónde está la aporía, pues? "Esto quiere decir que Aristóteles y Santo Tomás,. a diferencia de Demócrito y Leibniz, no son atomistas, ni atomistas materialistas ni atomistas espiritualistas. La realidad no se explica mecanicísticamente por composición de partes del mismo nivel que las cosas resultantes, sino metafísicamente, por composición de principios metafísicos que no son cosas, sino principios metafísicos de las cosas, no son sensibles ni imaginables, sino inteligibles: acto y potencia, materia y forma, etc." Se confronta vanamente a Leibniz con Aristóteles, cuando fue el de Leipzig el que confesó haber restaurado las formas de éste mediante la noción de mónada. 2. Mónada y alma. Néstor escribe: "En el hombre, y solamente en él, Santo Tomás reconoce que esa "forma sustancial", el alma, es espiritual, o sea, inmaterial, y por tanto, capaz de existir sin materia" ¿Puede el alma subsistir sin el cuerpo? No me lo parece. Si así fuera, nuestro espíritu no estaría en ninguna parte, sino en el transmundo que imaginaban los gnósticos. Además, una aseveración tal índole podría reputarse contraria al dogma de la resurrección de la carne. "…como forma no física, sino metafísica, está toda ella en cada una de las partes del cuerpo. Su radical inmaterialidad la hace independiente, de suyo, del cuerpo y de todo órgano corporal: al contrario, es el cuerpo el que existe en tanto es actualizado y animado por el alma". Corrijo: Que algo sea inmaterial no significa que no tenga lugar. Por ejemplo, un punto como intersección de dos rectas será inextenso, pero no ubicuo. Y matizo: Si el alma no fuera más que la potencia del cuerpo, es decir, su conato, no tendría sentido el dotarla de una existencia separada y habría que decir, con Spinoza, que alma y cuerpo son lo mismo. "La filosofía aristotélico – tomista no se construye a priori sobre la base de lo que a uno le parece que debería ser la realidad, sino a posteriori, sobre la base de la experiencia y el sentido común, y por eso evita estos extremos a los que llega necesariamente el racionalismo". Resulta realmente ingenuo opinar así. Ni los peripatéticos carecen de apriorismos, ni los racionalistas prescinden de la realidad en sus especulaciones. La monadología, como se sabe, no es más que una consecuencia de la dinámica leibniziana y de cierta intuición tomada del cálculo infinitesimal. "Si la vida es fuerza, entonces parece que en un volcán en erupción debería haber vida, por otra parte, la vida a esas temperaturas es imposible". Se toma aquí la noción de fuerza en su acepción lata o vulgar, esto es, la de mero movimiento pasivo. "Dios puede causar, es decir, dar el ser, a seres puramente espirituales, como los ángeles, que al carecer de materia, carecen de movimiento". No está registrado en las Escrituras que los ángeles carezcan de movimiento; más bien al revés, ya que todos los testimonios apuntan a que obraban entre los hombres y eran observados por ellos. De aquí hay que deducir, sin duda, que sí tienen un cuerpo, por sutil que éste sea. Sólo así se entiende que los ángeles rebeldes puedan experimentar dolor tras el Juicio, momento en el que serán arrojados a los infiernos. "El átomo, lo "indivisible", ha de ser lo que carece de partes absolutamente hablando. Sólo Dios es así, es decir, es absolutamente Simple. En todo lo creado hay cierta composición, aunque sea de acto y potencia, esencia y existencia. Fuera de Dios, entonces, no hay verdaderos átomos". Pero antes se había reconocido: "En el hombre, y solamente en él, Santo Tomás reconoce que esa "forma sustancial", el alma, es espiritual, o sea, inmaterial, y por tanto, capaz de existir sin materia". Y lo que existe sin materia carece de partes.

    Daniel Vicente.