Algunos tipos de interrelaciones que se establecen en la clase de lenguas extranjeras (página 2)
Enviado por MSc. Roberto G. Gonz�lez Cancio
Ante tales retos, el establecimiento de interrelaciones de cooperación mutua entre el maestro y los estudiantes es imprescindible para que cada uno logre alcanzar las metas que se han propuesto en un ambiente favorable y proclive al desarrollo de la comunicación en la lengua extranjera en los últimos. Sólo el establecimiento de un adecuado clima de entendimiento en el que lo cognitivo y lo afectivo sirva de soporte a todo el sistema de tareas comunicativas que se han de desarrollar en la clase, hará posible que se alcancen los objetivos instructivo-educativos del proceso de enseñanza–aprendizaje de la lengua extranjera.
Al hablar de tareas comunicativas se toma en cuenta la definición que brinda D. Nunan: "una parte del trabajo de clase que hace que los estudiantes comprendan, manipulen, produzcan y comuniquen en la lengua meta, centrando su atención más en el significado que en la forma. La tarea deberá caracterizarse por el hecho de que constituye un todo completo, por lo que puede considerarse por sí misma un acto comunicativo". (Nunan,D. 1996)
La interrelación maestro-estudiantes en la clase de lengua extranjera implica que el maestro siempre se sienta en función de sus estudiantes, propiciándoles tareas que de verdad los lleve a ir automidiendo su progreso en espiral en el dominio de la lengua tanto en su función lingüística como comunicativa, a que el estudiante vea que su maestro siempre le tiene reservado algo nuevo y práctico en la clase, que le acerque cada vez más al logro de una adecuada comunicación en la lengua que estudia, íntimamente relacionado con la experiencia del mundo que le rodea.
La interrelación que se establece entre el maestro y sus estudiantes debe explicitar el sistema de ayudas que el maestro les brinda en la ejecución y solución de las tareas comunicativas orientadas en la clase. Ayudar no es suplantar, no es anticipar la respuesta o reacción comunicativa ante el estímulo comunicativo; ayudar no es sumir a los estudiantes en la pasividad, haciéndolos simples receptores o reproductores del modelo lingüístico que se les presenta como resultado final de la enseñanza y el aprendizaje; Ayudar es, en la enseñanza de lenguas extranjeras, promover, facilitar la activa participación de los estudiantes en el acto comunicativo, es propiciar la expresión de experiencias emocionales de carácter personal u otras a través de la lengua que estudian. Ayudar en nuestro contexto es brindar la orientación lingüística o comunicativa concreta y precisa en el momento preciso; es no interrumpir la actuación comunicativa del estudiante para señalar el error lingüístico cometido; es estimular la participación activa de todos los estudiantes por igual sin discriminaciones atendiendo al desarrollo del nivel lingüístico-comunicativo alcanzado por ellos; es llevar, al menos, a la mayoría a comunicarse lo más fluidamente posible en diferentes situaciones comunicativas; es remediar las insuficiencias detectadas en el dominio práctico de la lengua en el momento en que son detectadas y no dejarlas acumular.
La interrelación estudiante-estudiante:
El enfoque comunicativo, como concepción metodológica básica en la clase de lengua extranjera, presupone la constante inserción de los estudiantes en situaciones comunicativas que les permitan ejercitar la formación de los hábitos lingüísticos a través del desarrollo de los diferentes componentes que integran la competencia comunicativa.
Otra de las importantes interrelaciones que se desarrollan en el proceso de enseñanza-aprendizaje de una lengua extranjera es la que se establece entre los propios estudiantes. En este sentido un lugar privilegiado lo ocupan las tareas comunicativas que realizan los estudiantes entre sí de manera cooperada, el intercambio comunicativo que se logra establecer entre ellos durante la clase.
El maestro debe ser lo suficientemente hábil para poner a sus estudiantes en situaciones comunicativas lo más cercanas a la vida real en las que se establezcan relaciones interpersonales basadas en las buenas conductas y los principios y valores éticos que se correspondan con los patrones de la sociedad en que viven.
La orientación de tareas dirigidas al intercambio bilateral o trilateral de información, ideas o valoraciones acerca del tema objeto de estudio en la clase es muy provechosa. Esto permite al maestro comparar los puntos de vista de los estudiantes y detectar las insuficiencias que en el orden lingüístico y comunicativo se pueden presentar en los estudiantes y tomar, en consecuencia, las medidas adecuadas.
Al propiciar la interrelación estudiante-estudiante se les da la posibilidad de autoevaluarse y autocorregirse durante el propio acto comunicativo. Por otra parte, los que escuchan la intervención de sus compañeros tienen la oportunidad de evaluar la actuación de éstos y participar en la corrección de los errores detectados. Tanto la autoevaluación como la coevaluación son formas fundamentales de todo sistema de evaluación por el papel formativo que tiene en la educación de los estudiantes.
Por otra parte la interrelación estudiante-estudiante en el desarrollo de la clase de lengua extranjera contribuye a disminuir el miedo escénico y el temor de cometer errores durante el discurso, por cuanto interactúa con un interlocutor muy cercano a él, su actuación se da a un mismo nivel desde el punto de vista cognitivo y afectivo. Al interactuar con otro u otros de sus compañeros de clase el estudiante experimenta una mayor libertad de expresión y actuación.
Este tipo de interrelación contribuye significativamente a involucrar a todos los estudiantes por igual en las tareas comunicativas, lo que evidentemente eleva la dinámica de la clase y garantiza un mayor protagonismo estudiantil, evitando el aislamiento de aquellos menos aventajados.
Desde el punto de vista educativo la interrelación estudiante-estudiante durante el establecimiento de diálogos, favorece la formación de hábitos de educación formal. En este tipo de tarea comunicativa se les va llevando a modelar su comportamiento durante el intercambio de información e ideas con otras personas. Igualmente contribuye a formar en ellos patrones de conducta que los ayudan a establecer una adecuada comunicación con su o sus interlocutores, respetando el derecho de cada quien a concluir la idea que expone sin ser interrumpido. Durante las tareas dialogadas, y con la ayuda del maestro, el estudiante aprende a modular su voz, a evitar el exceso de gesticulación y las actitudes chabacanas o vulgares.
La interrelación estudiante-grupo:
El propio sistema de tareas comunicativas que elabora el maestro para desarrollar en su clase, debe tomar en cuenta aquellas que facilite el desarrollo de la interrelación del estudiante con el grupo de su aula en su totalidad o con el pequeño grupo en el que se encuentre insertado para la realización de la tarea encomendada, en dependencia de las características de esta.
Es oportuno señalar que según se va avanzando en el desarrollo de la competencia comunicativa de los estudiantes, el maestro puede prever actividades en que un estudiante se vea como protagonista principal de la tarea encomendada al pequeño grupo, por ejemplo, cuando el maestro ha dado la tarea de elaborar un breve resumen de un texto leído en clase. Entre todos los integrantes del pequeño grupo lo elaboran pero seleccionan a uno para que exponga el resumen ante el resto de sus compañeros de aula.
Otro tipo de tarea comunicativa que puede propiciar este tipo de interrelación es cuando el maestro encomienda a un estudiante, como estudio individual, la lectura de un artículo o texto literario cuya complejidad estará en dependencia del nivel de competencia comunicativa alcanzado por los estudiantes en un estadio de desarrollo dado, para que en la clase próxima exponga un resumen de lo leído y sus compañeros de aula le hagan preguntas acerca de lo planteado por él.
Algunos juegos lingüísticos pueden contribuir al desarrollo de las relaciones estudiante-grupo. En este sentido pudiera organizarse el juego "¿Qué traigo aquí?, en el que un estudiante trae al aula un objeto, cuya descripción se encuentre al nivel de desarrollo alcanzado por el grupo y sus compañeros le formulen preguntas hasta adivinar o no el objeto en cuestión.
La interrelación entre grupos de estudiantes:
Para que este tipo de interrelación tenga un efecto educativo y cognitivo es necesario que el maestro organice previamente los diferentes tipos de actividades que la propiciará.
Desde el punto de vista educativo este tipo de interrelación propicia el establecimiento de relaciones de tipo afectivo-motivacional como por ejemplo, la cooperación y ayuda mutua en la ejecución de la tarea comunicativa asignada, la solidaridad, el compromiso social, el sentido de pertenencia, la sencillez al poner los intereses de la mayoría por encima de los personales, entre otros.
En el orden cognitivo facilita la consolidación del conocimientos, hábitos y habilidades en el intercambio de criterios y opiniones entre el grupo acerca de cómo ejecutar de la mejor manera la tarea asignada, lo que contribuye al enriquecimiento de todos con la experiencia creadora de cada uno de sus miembros y su vinculación con las relaciones que cada uno de ellos establece con el mundo que les rodea.
La activación del material lingüístico estudiado en clases anteriores en las clases de consolidación, por ejemplo, puede desarrollarse a través de actividades competitivas entre grupos de estudiantes en el aula.
Aquí podría utilizarse como procedimiento el uso de juegos lingüísticos con carácter competitivo o no. El establecimiento de un ambiente positivo alrededor de la competencia a partir del presupuesto de que en ella todos ganan pues todos aprenden, posibilita la correcta combinación de lo afectivo y lo cognitivo en una atmósfera de verdadera solidaridad y cooperación.
Otra forma puede ser la orientación de una actividad en la que se involucra a toda el aula y cuyo resultado final depende de lo que se haga en cada grupo pequeño. El maestro asigna tareas concretas a los diferentes grupos pequeños de estudiantes, las que se interrelacionan entre sí de manera armónica y sistémica. En este caso la labor educativa del maestro consiste en llevar a la conciencia de cada grupo pequeño de estudiante la importancia que tiene la realización de la tarea a ellos encomendada por cuanto esta se vincula directamente con la que realizan los demás grupos pequeños lo que determina el resultado final.
Entre las actividades que pueden realizarse con los fines descritos en el párrafo anterior puede recomendarse, a manera de ejemplo, la organización de un rincón de la lengua extranjera que estudian. Para esta actividad se asignará a cada grupo pequeño de estudiantes diferentes tareas, entre las que pueden estar las siguientes: Determinar la cantidad de países del área que hablan en esa lengua, buscar datos geográficos, económicos, culturales y sociales de cada uno de esos países, así como fotos, láminas, carteles alusivos a estos. Una vez que se tienen todos estos materiales es necesario organizar el rincón, decorarlo, e inaugurarlo con una actividad que involucre a todos los estudiantes de la escuela.
El trabajo en pequeños grupos proporciona un aumento en la intensidad de la participación de los estudiantes y de la calidad en que se ejecuta la práctica de la lengua por lo que existen más posibilidades de monitoreo de la actividad encomendada así como de retroalimentación como resultado de la adecuada orientación y preparación de la actividad por parte del maestro. (Brumfit, Ch. 1984:75).
Todo esto se evidencia a partir de que queda claro que el desarrollo de la actividad encomendada transcurre por un camino mucho más natural el que se acerca a la conversación normal entre un pequeño grupo de amigos. Mientras preparan, por ejemplo, una escenificación el stress se reduce pues mientras unos participan directamente en ella, el resto de los estudiantes observa y va tomando nota de los errores que detectan, pero éstos a su vez en otro momento de la clase invierten sus papeles, pues algunos de los que eran observadores pasan a ser actores y los que fueron actores pasan entonces a ser observadores, lo que pone a todos en igualdad de condiciones en la ejecución de la tarea comunicativa orientada.
Interrelación estudiante-materiales docentes:
En el mundo moderno de hoy, el desarrollo de la tecnología en general y muy particularmente las Nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones ha invadido con su influencia, mayoritariamente positiva afortunadamente, todas las ramas de las ciencias y la técnica. De esta influencia no ha escapado la relacionada con el perfeccionamiento del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Muchos y diversos son los materiales docentes que, bajo esta influencia, apoyan de manera eficiente en la actualidad al proceso de enseñanza–aprendizaje de lenguas extranjeras, los que se caracterizan por una mayor calidad en su elaboración y dirección didáctica. Entiéndase por materiales docentes aquellos que sirven como mediadores entre el sistema de contenidos y los estudiantes y que les facilitan la ampliación, profundización, consolidación y sistematización de conocimientos, hábitos y habilidades muchas veces de manera independiente, lo que propicia en establecimiento de interrelaciones directas entre ambos.
Por lo genérico del concepto entre estos materiales docentes se encuentran desde los nuevos libros de texto y cuadernos de trabajo en los que se evidencia, de manera general, una mayor aplicación del enfoque comunicativo, hasta los softwares educativos. Además, hay que destacar la proliferación de tele-clases y video-clases, softwares educativos y juegos didácticos, como apoyo o complemento en las clases de lenguas extranjeras, todo lo cual contribuye sensiblemente a la elevación de su eficiencia y, por ende, al desarrollo de la competencia comunicativa de los estudiantes.
No obstante es lamentable que no todos los maestros de lengua extranjera aprovechen todas las posibilidades que brindan los mencionados materiales docentes, ignorando que un factor importante, tanto el desarrollo cognitivo-intelectual como el afectivo-motivacional en las clases de lengua extranjera lo constituye la interrelación que se establece entre los estudiantes y los materiales docentes.
Tradicionalmente el libro de texto y el cuaderno de trabajo han sido los más utilizados en las clases no obstante, y con mayor frecuencia, se usan para la realización de ejercicios que no desarrollan las habilidades comunicativas sino los hábitos lingüísticos de manera aislada y muy pocas veces en tareas extraclase, como fuente de información para la obtención de nuevos conocimientos o la complementación o ampliación de los conocimientos adquiridos, fundamentalmente, en las clases de presentación.
La interrelación estudiante-libro de texto-cuaderno de trabajo en el proceso de enseñanza-aprendizaje de lengua extranjera, contribuye a elevar el nivel motivacional de los estudiantes, como resultado de:
- La orientación hacia los objetivos, lo que posibilita el incremento de los conocimientos de los estudiantes;
- la eliminación de las formas y procedimientos puramente mecánicos en la ejercitación;
- la utilización de trabajos que disminuyan la interferencia;
- la consideración del nivel de preparación de los estudiantes y la dosificación de las dificultades de las tareas encomendadas;
- la dirección comunicativa de todas las acciones docentes sobre la base del libro de texto y cuaderno de trabajo de la manera más asequible;
- la utilización de formas de trabajo que activen a los estudiantes (trabajo por parejas, juego de roles, trabajo individual bajo la dirección del maestro, etc.);
- la creación de diferentes situaciones comunicativas sobre la base de los textos docentes utilizando la experiencia personal de los estudiantes;
- la ampliación y profundización de los textos del libro y de las informaciones de los medios masivos de comunicación;
- el desarrollo sistemático de clases de recapitulación lo más cercanas a las formas reales de comunicación.
El contenido reflejado en los libros de texto constituye un factor determinante en la formación de la motivación hacia el estudio de lenguas extranjeras. Para que el contenido propicie un efecto estimulante debe responder a todo un grupo de requisitos formulados en los principios de la enseñanza (la dirección oral del proceso de enseñanza, la selección y organización científica del material lingüístico, así como de los hábitos y habilidades que deben ser adquiridos en el proceso de enseñanza para garantizar el desarrollo de la competencia comunicativa, la consideración de las particularidades de la lengua materna de los estudiantes) y acompañarse de determinados procedimientos: juegos de roles y cognoscitivos, creación de situaciones problémicas, discusiones docentes, etc.
Internacionalmente se amplia cada vez el uso de la televisión y el video como soportes técnicos para el aprendizaje de lenguas extranjeras a través de video-clases o tele-clases.
El maestro de lengua extranjera tiene una alta responsabilidad en impedir que el uso de estos medios convierta a la clase en un proceso unilateral, en el que los estudiantes devengan elementos puramente receptivos de las informaciones que brinda el teleprofesor o el videoprofesor. En tal sentido hay que recalcar que en las clases de lengua extranjera el uso de estos medios de enseñanza no puede de ninguna manera eliminar la acción del profesor en la clase.
Durante la preparación de su clase, el maestro tiene que condicionar el uso de estos medios a la dinámica de su clase y propiciar actividades que permitan la interrelación estudiante-video-clase o tele-clase. Esto es posible lograrlo cuando el maestro elabora un sistema de tareas comunicativas en las que la información recibida a través de las imágenes y los sonidos constituya el apoyo lingüístico y comunicativo para su realización. En este sentido pueden tomarse como punto de partida, por ejemplo, las escenificaciones que se presentan para su transposición escenificada en el aula o para su reelaboración adicionando elementos que prácticamente la hagan diferente a la observada. De esta forma le estimula la atención voluntaria de los estudiantes hacia las escenificaciones y su creatividad unido al desarrollo de la expresión oral y la comprensión auditiva.
Cada vez son más los softwares educativos que se elaboran como medios para facilitar el aprendizaje de lenguas extranjeras. Lamentablemente en muchos países desarrollados estos se producen con fines puramente lucrativos y por consiguiente no son accesibles a todos aquellos que estudian otros idiomas.
Los softwares dedicados a la enseñanza de lenguas extranjeras están concebidos para una amplia interrelación de los estudiantes con ellos y en múltiples oportunidades están dirigidos a la ejercitación o consolidación del material lingüístico estudiado en clase. Este tipo de interrelación tiene efectos colaterales que contribuyen al desarrollo del pensamiento lógico de los estudiantes y de habilidades en el uso y manejo de la computadora.
Otra de las ventajas de la interrelación estudiante-software educativo en lengua extranjera es su contribución al desarrollo de la comprensión auditiva. Muchos de los ejercicios propuestos tienen una base orientadora en la propia lengua extranjera, lo que implica que su correcta comprensión determina el éxito en la realización del ejercicio dado.
Estos mismos softwares contienen juegos lingüísticos que contribuyen a la formación de hábitos léxicos, gramaticales o fonéticos los que deberán ser usados durante el desarrollo de las tareas comunicativas que orienta en maestro en el aula.
La permanente interrelación estudiante-materiales docentes es un factor de primer orden en el proceso de enseñanza-aprendizaje de lenguas extranjeras. Constituye un elemento a tomar en consideración por el maestro en la concepción didáctica y metodológica de cada una de sus clases. En tal sentido es oportuno aclarar que su inclusión en la clase no puede ser arbitraria, sino que debe responder a una adecuada lógica de la misma, evitando que, fundamentalmente los softwares educativos y los juegos didácticos, se conviertan en elementos de pura distracción y en ello se pierda el objetivo instructivo-educativo de cada una de las actividades que en ellos se orienten. Por otra parte el libro de texto y el cuaderno de trabajo debe constituir herramientas fundamentales e insustituibles de uso permanente por los estudiantes no solo en la clase sino en tareas extraclase.
CONCLUSIONES:
La dinámica del proceso de enseñanza-aprendizaje en general y de cualquier lengua extranjera en particular, propicia el surgimiento de un conjunto de interrelaciones que incluyen no solamente las de carácter interpersonal referidas a las que se establecen entre sus componentes personales, sino también entre estos y los materiales docentes.
Es labor del maestro hacer que el surgimiento y desarrollo de estas interrelaciones tributen a la eliminación de tensiones en el aula, al desarrollo de un clima de confort en el que se fomenten la cooperación mutua, la conversión del grupo en un verdadero colectivo donde converjan los principales objetivos de sus integrantes, el estudio de la lengua extranjera como medio de comunicación.
Los diferentes tipos de interrelaciones que se establecen en el aula al calor de la clase llevan al maestro a ir descubriendo las diferencias individuales de sus estudiantes en su sentido más amplio y, en consecuencia, a trazar las estrategias pedagógicas que contribuyan de manera eficaz a la formación de la personalidad de sus estudiantes a través de los medios expresivos de la lengua que enseña.
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Autor:
MSc. Roberto G. González Cancio
Profesor Auxiliar.
Dpto. Asignaturas Teóricas. Facultad de Lenguas Extranjeras
Instituto Superior Pedagógico "E.J.Varona"
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