Descargar

Inmigración, ocupación del territorio y catolicismo en el actual Departamento Las Colonias (1856-1900) (página 2)


Partes: 1, 2

  1. ATENCIÓN PASTORAL DE LOS INMIGRANTES

  2. La falta de lugares de culto y de ministros idóneos será una de las grandes carencias que experimentarán los inmigrantes que se asienten en nuestra zona, lo cual se sintió mas vivamente en Esperanza por ser la primera colonización, la presencia de colonos de otras confesiones cristianas y la dificultad idiomática.

    Según una tradición recogida por el padre Grenón sj, Juan Grenón en su segundo viaje de 1856 habría venido acompañado desde París por un sacerdote mas un baúl con ornamentos y utensillos para el culto, aunque el citado clérigo habría preferido quedarse en Santa Fe en lugar de continuar camino hacia Esperanza.

    La atención pastoral en los primeros tiempos fue mas que precaria y seguramente provino de Santa Fe, aunque la única información del año 1857 que es brindada por Sommer Geis es mas bien crítica ya que señala que desde este Curato no quiso venir nadie a celebrar la Misa para no perder las que tenía en la ciudad capital.

    A partir de ese año los padres franciscanos que atendían la reducción de San Jerónimo del Sauce se acercarán a la colonia naciente y en los años posteriores harán lo mismo con San Carlos y San Jerónimo Norte.

    A partir de 1858 la colonia contará con un capellán, el abate J. A. Webber quién será luego sucedido por el Pbro. Mauricio Aymé a partir de 1860 en tanto él parte a San Carlos, lo que implica una mayor preocupación de la autoridad eclesiástica y también de la civil por la situación religiosa de los vecinos.

    En estos primeros años tanto Esperanza como San Carlos estarán bajo la jurisdicción parroquial de Coronda, tal como se desprende de la nota que el Pbro Miguel Vidal dirige al Párroco de la misma donde le señala que tanto los colonos de San Carlos como los de Esperanza ‘… por razón de su establecimiento en el Dpto. Coronda pertenecen a la feligresía de ese Curato’.

    Seis meses después –con fecha 15 de noviembre de 1860- el Pbro. Claudio Seguí escribe al Párroco de marras:

    ‘… el Sr. Obispo dispone que los atienda V. de la manera que le sea posible a los católicos de esta colonia y que procure como Párroco visitarle y celebrar allí la misa, siquiera cada vez’.

    El Obispo que ordena lo anterior –Mons. Segura y Cubas- es el mismo que con fecha 28 de julio de ese año se dirigirá al Ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública en una extensa carta en la que le manifestará su preocupación por las colonias Esperanza y San Carlos, cuya situación ha llamado sus ‘… singulares cuidados de Pastor de toda la Diócesis, por sus especialísimas necesidades religiosas que lo son también civiles, y un incontestable argumento de altar providencia con que es preciso tratar el elemento inmigración, si es que ha de ser el principio regenerador de nuestros pueblos’, para agregar mas adelante que ‘si estas colonias quedasen abandonadas a sus propios esfuerzos, y a la vida del pueblo sin ningún elemento de unidad y progreso, ¿cuál sería el resultado?.

    Sin necesidad de alta comprensión ya puede preverse que la inmigración adquirida a tanto precio daría por todo fruto a las familias inmigrantes peor malestar que el de la pobreza que sufrían en sus países y a nuestros Pueblos ni cultura, ni industria, ni civilización porque todo eso germina en el seno del orden y haciendo posible el desarrollo de las facultades humanas’

    Tras la primera experiencia de atención pastoral a través de sacerdotes diocesanos, la asistencia espiritual pasará a manos de los padres franciscanos que atenderán Esperanza, San Carlos, San Jerónimo Norte y Pilar en sus orígenes y de los jesuitas que reemplazaran a los hijos de San Francisco en virtud de su conocimiento del alemán en las colonias donde se imponía esta lengua.

    A medida que avance el proceso de ocupación del territorio, los capellanes de estas colonias fundacionales atenderán a las nuevas comunidades aunque a partir de la década del ’80 se incrementará la presencia de sacerdotes diocesanos de origen italiano.

  3. Creación y desarrollo de las Capellanías

El desarrollo de la población y la estabilización de los pueblos y colonias, y a la par la construcción de iglesias o capillas por parte de los vecinos en dichos asentamientos, fueron generando en los mismos pobladores el deseo de una atención religiosa más particularizada.

Este fenómeno que hemos denominado ‘el clamor de los pueblos’ era imposible de corresponder desde los antiguos curatos en que estaba dividida la Provincia de Santa Fe y la dinámica social y económica que vivía la región requería –en vistas al cuidado pastoral- una división de estas viejas jurisdicciones y la consecuente creación de nuevas Parroquias.

Mons. José María Gelabert y Crespo preferirá erigir en lugar de Parroquias, capellanias que no son sino iglesias no parroquiales aunque el papel que les asigne a las mismas superará con creces lo que la legislación canónica de aquellos tiempos permitía y si bien es cierto que debían guardarse de hacer la menor cosa contraria a los derechos parroquiales en la práctica funcionaban como si fuesen parroquias dado que los capellanes por lo general se comunicaban directamente con el Obispo obviando al Párroco, llevaban registros propios de los sacramentos administrados y usufructuaban de los beneficios que éstas producían.

La explicación de esta opción por parte del Obispo Gelabert y Crespo creemos que está dada por la imposibilidad de su parte de llenar los requisitos impuestos por el Patronato Nacional y la escasez de clero propio o ‘nacional’ que le llevaba aceptar sacerdotes europeos, los cuales muchas veces carecían de la idoneidad suficiente y que gracias a esta figura canónica podían ser removidos fácilmente, procedimiento que no era posible en el caso de los Párrocos.

Hasta el año 1880 el proceso de erección de capellanías fue mas bien lento al punto que hasta esa fecha solo se contaba con la de las tres colonias madres y San Agustín, pero a partir de ese momento adquirirá un gran dinamismo tal como podemos observar a continuación:

+ 1881: Pilar

+ 1885: Providencia

+ 1886: Progreso

+ 1887: Felicia

+ 1888: Franck

+ 1890: Sarmiento y Humboltd

+ 1891: San Carlos Norte

+ 1892: Jacinto Aráuz, Cavour y Santa Clara de Buena Vista

+ 1893: Grütly

+ 1894: Saa Pereyra

Los capellanes de estas colonias, además de atender sus lugares de residencia extendían su acción pastoral a las colonias vecinas tal como sucede con el de Esperanza, a quién en 1878 se le da jurisdicción sobre los vecinos de Humboltd y Pujol y en épocas determinadas sobre los de Emilia y Cayastacito y al año siguiente se le amplia a Grütly, Rivadavia y Larrechea.

En el año 1883, al capellán de San Agustín se le encomiendan las colonias San José, Francklin (Franck) y la parte de Las Tunas que no corresponde a San Jerónimo.

Un año de muchos cambios en las jurisdicciones de las capellanías es el de 1885 ya que se crea la de Providencia, dándosele como límite al N: la línea divisoria con el territorio nacional del Chaco y nuestra provincia,; al S. una línea recta que partiendo desde el extremo sur de la colonia Progreso llega hasta la frontera con Córdoba quedando comprendidas Grütly, Rivadavia, Felicia, Lehmann y Eguzquiza; al E. el río Salado, comprendiendo Emilia, San Justo y Cayastacito; y al O. la citada frontera cordobesa.

Esta erección recorta las jurisdicciones de Esperanza y Pilar, pero por razones que desconocemos esta nueva circunscripción dura muy poco ya que tres meses mas tarde algunas colonias (Rivadavia, Grütly, Emilia, Cayastacito, Sol de Mayo y San Justo) vuelven a la jurisdicción de Esperanza, en tanto a Providencia se le agregan algunas nuevas como María Luisa, Felicia y las colonias del Norte.

Antes que concluya el año nos encontramos con nuevos cambios ya que las colonias situadas en la margen este del Salado pasan a pertenecer a Cayastacito, en tanto Lehmann y Felicia quedan bajo el cuidado de Pilar en lugar de Providencia.

En 1886 con la creación de la Capellanía de Progreso se colocan bajo su jurisdicción a Sarmiento y Campo Deuer y al año siguiente, se le adjudican a Felicia, Bella Italia, Nuevo Torino y parte de Colonia Nueva.

La colonia Pilar, por su parte, estaba rodeada de colonias a su cargo, algunas de las cuales pasarían a nuevas jurisdicciones en meses posteriores: Santa María y parte de Colonia Nueva, Aurelia, Susana, Saguier, Santa Clara, Josefina, Clucellas, Iturraspe, Cello, Angélica, Argentina, Merediz, San Vicente, María Juana, Garibaldi, Eustolia, Gálvez (actual colonia Margarita) casi todas pertenecientes al actual Departamento Castellanos y por si fujera poco y tal vez por error, San Francisco, Luxado y Freyre en la provincia de Córdoba.

A partir de diciembre de 1887, Pilar quedará reducida a la colonia de ese nombre, Santa María, Nuevo Torino y Colonia Nueva ya que se erigen las capellanías de San Vicente y Susana.

En 1892 al capellán de Jacinto Aráuz se le da jurisdicción sobre las colonias Adolfo Albina, Colonizadora de Córdoba, Elisa y Clara.

6) El Obispado de Santa Fe y la creación de Parroquias

A comienzos del año 1887, desde el poder civil comienza a vislumbrarse la posibilidad de elevar a Obispado el territorio de la provincia de Santa Fe pero lamentablemente esta decisión que se correspondía con las necesidades espirituales de una buena parte de nuestra población no podría implementarse de inmediato ya que el mismo Gobierno que impulsaba esta política, había con anterioridad cortado las relaciones con la Santa Sede y en sus actos no ocultaba un espíritu que en el fondo buscaba someter a la Iglesia de acuerdo con algunas teorías en boga.

Tras una serie de intentos a lo largo de una década el 15 de febrero de 1897, el Papa León XIII expide la Bula ‘In Peri Cátedra’ por la cual se erigen tres nuevas sedes episcopales en nuestro país, ‘… la segunda en la ciudad de Santa Fe.

En un primer momento es designado Administrador Apostólico Mons. José María Gelabert y Crespo quién fallece poco después y en su lugar, con fecha 6 de enero de 1898 asume el Pbro. Gregorio Romero.

El nuevo Administrador toma una serie de disposiciones destinadas a ordenar la vida pastoral ya que en los últimos años –dada la limitada salud del Obispo Gelabert y Crespo- y el crecimiento de la población se había producido un cierto relajamiento.

Con fecha 24 de enero se dirige al clero comunicándole la organización de la Curia Eclesiástica y solicitándole que en el término de quince días respondan a un cuestionario cuyas preguntas apuntan a conocer el estado espiritual y canónico de las diversas poblaciones.

De las respuestas obtenidas que permitieron a Romero tener una visión general y casi pormenorizada de la situación de las diversas comunidades esparcidas por la campaña, nos detenemos en sintonía con nuestro trabajo en dos aspectos de las capellanías: límites y jurisdicción parroquial a la que pertenecían.

En el caso de Aráuz, el capellán Serafín Barberis señala que su acción ‘… se extiende a las cinco colonias, Aráuz, Albina, Elisa, Soledad y Colonizadora’ en tanto el de Esperanza especifica: ‘los límites de esta Parroquia /sic/ son al E. el Salado, en el S. las colonias Franck, Las Tunas y San Jerónimo, en el N. Progreso, Emilia y Lassaga’.

El Capellán de Pilar –Pbro. Gabriel Gardois- alega que no existe ‘… nada ajustado sobre los límites oficiales de esta Capellanía; pero los límites naturales de su jurisdicción son sobre todo la colonia Pilar, Sud casi toda la colonia Santa María, Norte casi toda la colonia Nuevo Torino, Este mas de la mitad de Aurelia (inclusive su capilla), Oeste la mitad de la colonia Nueva y Pascual Scavelli de Saa Pereyra que los límites de esa Parroquia /sic/ no habían sido fijados por ninguna Curia y sus feligreses lo eran por necesidad.

La nota del Capellán de San Agustín nada indica al respecto en tanto la del Capellán de Providencia a la par que ilustra los cambios que con el correr del tiempo había sufrido esa capellanía desde su erección a medida que se abrían al servicio religioso las capillas erigidas en las colonias vecinas, refiere que en ese momento su jurisdicción se extendía a María Luisa, Soutomayor, San Miguel, Ituzaingo y La Pelada y provisoriamente a Progreso y Sarmiento que carecían de Capellán.

Si como podemos observar no siempre hay claridad respecto a los límites menos la hay en torno a la situación canónica ya que el Capellán de Saa Pereyra sostiene que ‘jamás dependió de ninguna parroquia y se sigue la práctica del anterior capellán’, el de Pilar que ‘… aunque no lo hayan escrito (…) es como las demás colonias capilla independiente de toda parroquia (…), lo positivo es que no hay constancia de que pertenezca a Parroquia alguna’, el de Aráuz que ‘es capellanía independiente de cualquier curato, el de San Agustín que ‘… antes dependía directamente de la Curia Eccla de Paraná y ahora de la de Santa Fe’, Providencia que es capellanía y nunca se oído decir que perteneciera a alguna Parroquia, Grütly que ‘… es simplemente capellanía y pertenece a la Parroquia de San Miguel en Paraná /sic/’ y San Jerónimo Norte que se considera Parroquia.

El 30 de abril asumía como primer Obispo de Santa Fe Mons. Juan Agustín Boneo quién se encontró que a pesar de los esfuerzos realizados por Mons. Romero, persistían las anomalías referentes al status canónico y jurisdiccional de las estructuras pastorales.

Ya hemos vistos que algunos sacerdotes consideraban que las iglesias a su cargo eran parroquias, aunque en verdad no existían decretos de erección de tales, por lo cual el nuevo diocesano dispuso –como bien dice el padre Bruno- a ‘… organizar desde los fundamentos la nueva Diócesis’.

Con fecha 3 de diciembre de 1898, ‘… después de maduro examen y deliberación /y/ oído el parecer y consejo de varones eclesiásticos’ procede a dividir el extenso territorio diocesano en 46 Parroquias, la gran mayoría situada en la zona colonizada y sobre la base de las Capellanías.

En el Departamento Las Colonias se procede a las siguientes erecciones parroquiales que representan un 10 % del total, se fijan sus límites y se le asignan los pueblos y colonias (algunos de los cuales conservan el rango de Capellanía) tal como se puede apreciar a continuación:

A – San Carlos Centro

Límites: N.,Sud de las colonias Saa Pereyra, Sauce, Las Tunas, Franck y San José; S, Departamentos San Géronimo y San Martín; E, Departamento La Capital y O, Departamentos Castellanos y San Martín.

Jurisdicción sobre Matilde, Santa Clara de Buena Vista y San Agustín (Capellanías), San Carlos Norte y San Carlos Sud.

B – Esperanza

Límites: N, límite sud de colonias Santo Domingo y Progreso; S, límite norte de Franck y San José; E., río Salado y Departamento La Capital; O., línea del FFCC que va de Humboltd a Soledad desde el ángulo Sudoeste de Progreso hasta el Cululucito y siguiendo ésta hasta el ángulo S. O. de Rivadavia, el extremo este de Humboltd, San Gerónimo y Las Tunas.

Jurisdicción sobre Cavour, parte oeste de Grütly, Larrechea, Pujato, Rivadavia y Cululú.

C – San Gerónimo Norte

Límites: N., límite sur de colonia Rivadavia; S., límite norte de las colonias Las Tunas y Sauce; E., límite oeste de la Parroquia de Esperanza y O., límite del este de la colonia Nueva y su prolongación al Sud hasta el ángulo sudoeste de la colonia Sauce.

Jurisdicción sobre Humboltd (Capellanía), Las Tunas, Santa María vieja y Sauce.

D – Pilar

Límites: N., Cañada Corrales que partiendo en Galisteo termina en línea del FFCC de la Provincia (ramal de Soledad); S., límite norte de la Parroquia de San Carlos Centro; E., límite oeste de las Parroquias de Esperanza y San Gerónimo y al O., Departamento Castellanos.

Jurisdicción sobre Felicia (Capellanía), parte de Grütly, La Nueva, Nuevo Torino, Santa María y Saa Pereyra.

E – Providencia

Límites: N., Departamento San Cristóbal; S., Cañada Corrales y límite norte de la Parroquia de Esperanza; E., río Salado y O., Departamentos Castellanos y San Cristóbal.

Jurisdicción sobre Aráuz (Capellanía), A. Alsina, Hipatia, Ituzaingo, La Colonizadora, La Pelada, María Luisa, Progreso, Sarita, Sarmiento, Santo Domingo, San Miguel y Soutomayor.

Estas Parroquias, que comenzarían a funcionar como tales a partir del 1ro de enero de 1899, gozaban desde ese momento de todas las prerrogativas de Derecho y a las de la extensa campaña se les anexaban funciones vicariales.

También continuarían funcionando algunas Capellanías en colonias de cierta importancia, aunque ahora sí los capellanes se subordinarían realmente a los Párrocos de la jurisdicción en la que encontraban y la Curia ponía como exigencia a los vecinos de esos lugares el sostenimiento del Culto y del sacerdote quién sería nombrado por el Obispo, con lo cual se cortaba con la perniciosa costumbre que había facilitado las circunstancias del poblamiento y ocupación del espacio, en que los capellanes eran directamente contratados por los vecinos y luego el diocesano procedía a su designación.

Con fecha 19 de diciembre, Mons. Boneo procede al nombramiento de los sacerdotes que ejercerán la cura de almas en las nuevas Parroquias, correspondiendo a San Jerónimo Norte el padre Juan Voosen svd, a Pilar el Pbro. Gabriel Gardois, a Providencia el Pbro. Santiago Olessio, a San Carlos Centro el Pbro. Francisco Grimaldi y a Esperanza el padre Carlos Degenhardt svd.

La elección de los centros de población que serían elevados a Parroquias no dejó conforme a diversos vecindarios que reclamaban para sí este Título que era considerado una verdadera promoción tanto en lo eclesiástico como en lo civil y económico.

Una nota de los vecinos de Aráuz al Obispo, ilustra nuestra afirmación:

‘A los ojos del vulgo un capellán aunque tenga aptitudes y méritos iguales o superiores, nunca tiene el prestigio de un Párroco. Sabemos muy bien que estos conceptos dependen de un falso modo de razonar, pero nada o poco consiguen las pocas personas que emprendiendo algo se esfuerzan en destruirlo’

Los intereses económicos en torno a la erección de Parroquias queda de manifiesto en la nota que la Comisión de Iglesia de Felicia envía a Mons. Boneo donde se solicita ‘… se erija en Curia esta Capellanía /ya que/ la Comisión que suscribe ayudado por el vecindario ha construido un templo del que posee su título, el que está afectado en mas de ocho mil pesos de cuya deuda ha tenido que hacerse cargo la comisión que actúa en la localidad y que ve que siendo Capellanía jamás se podrá hacer la mas mínima amortización perjudicando a católicos deseosos del progreso de nuestra Santa religión’.

Consultado al respecto el Párroco de Pilar, de quién dependía la Capellanía, responde:

‘… no merece ser erigida en parroquia por su poca importancia, por ser nulo su porvenir y por ser inconsistentes los motivos en que los firmantes fundan su pedido’

Fracasado este intento, en los últimos meses de 1900, los vecinos de Felicia acompañados por los de Grütly vuelven a insistir ante el Obispo, pero no serán correspondidos en sus deseos aún cuando la argumentación parece ser más acorde a lo solicitado.

Mejor suerte correrán los vecinos de San Agustín ya que su elevación a Parroquia fue la única excepción hecha ante la marea de pedidos realizados desde diversos puntos de la provincia.

Al extenso alegato de aquella feligresía y tras el parecer favorable del Párroco de San Carlos a cuya jurisdicción pertenecía la colonia, con fecha 27 de octubre de 1899 el Obispo procede a la erección canónica como Parroquia asignándosele la atención pastoral de Franck y San José y los límites siguientes: N., sud de la colonia Pujato y límite norte de la colonia San José; S., límite norte de la colonia Matilde, O., límite este de San Carlos Centro y San Carlos Norte y E., Departamento La Capital.

La crisis posterior que vive la colonia muestra lo desacertado de la erección en ese momento y lo acertado que había sido la política de no ceder a los reclamos antes señalados.

Con esta nueva Parroquia se elevan a seis las establecidas en el departamento Las Colonias igualando a Castellanos y ocupando junto con éste el primer lugar en cantidad de las mismas y a la par se reforma la jurisdicción de la Parroquia de San Carlos cuyos límites pasan a ser por el N., límite sud de Saa Pereyra, Sauce, Las Tunas, n Agustín, S., Departamento San Jerónimo y San Martín; E., Departamento La Capital y límite oeste de San Agustín y O., Departamentos Castellanos y San Martín

Acerca del estado de los templos y capillas al finalizar el siglo XIX debemos señalar que en este Departamento se encontraban las construcciones más antiguas, destacándose la de San Carlos Centro con tres naves y una superficie de 42 mts por 18,20; la de San Jerónimo Norte considerada ‘… la iglesia coqueta de la Diócesis’ con su estilo gótico y sus 35 mts de largo por 9,50 de ancho; la de Esperanza construída por el padre Auwellier de tres naves, mas bien baja, bien pintada y aseada y de 30 mts por 16 y la de San Carlos Norte de 35 mts por 10,40 y 11 mts de altura, asentada sobre cuatro manzanas.

Otras colonias con templo son Santa Clara de Buena Vista, de 28 mts de largo por 10 de ancho; la de Humboltd de 25 mts por 11; Cavour sin mayores precisiones al igual que las dos capillas de Grütly y Saa Pereyra con su construcción de 26 mts por 9, con una de sus paredes laterales bastante deteriorada.

La de Pilar era una construcción de 35 mts por 12, la cual por su gran anchura y alguna falla o defecto se había visto afectada en el techo que era de tejas y en una de las paredes laterales.

Junto a estos nos encontramos con una serie de capillas particulares o privadas que por lo general eran utilizadas por los Párrocos o capellanes para prestar algunos servicios religiosos como la de Pirola en Felicia, la de Gasser en Nuevo Torino, la de Bonetti en La Pelada, la de Demonte en Soutomayor, la de Barlassina en Providencia, la de San Roque en Cavour y San Wendelino en San Jerónimo Norte.

En cuanto a la administración parroquial, la mayoría de las Parroquias y Capellanías del departamento cumplen con las disposiciones del Derecho y las emanadas de la Curia episcopal destacándose San Carlos Centro, San Jerónimo Norte, Esperanza, Humboltd y Pilar, en tanto Santa Clara de Buena Vista, San Carlos Norte y Saa Pereyra no contaban con el Libro de Fábrica.

Tocante a la congrua para el sostenimiento del sacerdote el Párroco de San Carlos Centro recibe 60 $ mensuales, a los que seguramente se le suman otros ingresos ya que ha logrado adquirir una suerte regular de campo en sociedad con un vecino; el Capellán de Santa Clara de Buena Vista 100 $ y el de San Carlos Norte 116,66 $ -que se conforman con la suma de 50 $ que le entregan los colonos y los intereses de un depósito de 8000 $ al 10 % anual bajo hipoteca-; el Párroco de Esperanza 120 $; el Capellán de Humboltd 100 $ y el de Saa Pereyra 50, en tanto el Párroco de Pilar percibe 100 $.

7) VISITAS PASTORALES

Si bien es cierto que la creación de capellanías primero y parroquias luego surgieron como respuestas a las necesidades de las feligresías que se iban constituyendo, no debemos entender a estas como si fueran entidades autónomas sino como parte de una realidad mayor que es la Diócesis.

Por esta razón considero importante señalar que en la autocomprensión que de sí tiene la Iglesia católica, el lugar central lo ocupa la Diócesis de la que las Parroquias son parte, por lo cual el objeto de nuestro estudio –las estructuras pastorales- no podemos entenderlo desde sí mismo sino desde la Iglesia particular presidida por el Obispo, ya que no es la sumatoria de Parroquias lo que la constituye sino que por ser ella plenamente Iglesia es la que las origina.

Y en dicho proceso es de fundamental importancia el Obispo que no solo las erige como ya se ha señalado sino que además tiene la obligación de visitarlas para constatar su estado espiritual y material.

Tocará al Obispo Gelabert y Crespo llevar adelante estas Visitas Pastorales y que en la zona estudiada comienzan en el año 1871, cuando tras visitar Coronda se dirige a la cuna de la colonización santafesina, aunque primero hace escala en San Carlos, colonia que ya para 1864 contaba con una capilla bastante rústica y donde en 1870 los vecinos habían comenzado a construir una de mayor porte y dignidad.

Concluída la Visita a San carlos, en la cual confirma a numerosos hijos de extranjeros y deja una serie de instrucciones para la buena marcha de la comunidad naciente, el Obispo se establece en la colonia Esperanza donde realiza una serie de actos similares a los ejercidos en la precedente.

Teniendo a ésta como base se encaminará a las otras colonias –algunas situadas a varias leguas- para lo cual contará con la ayuda del padre jesuita Auwellier en lo que se podría considerar una verdadera misión.

Acerca de esta Visita, leemos en la ‘Crónica de la Parroquia de Esperanza’:

‘En el mes de abril del mismo año el Ilmo. Señor Obispo del Paraná deseando hacer la Visita pastoral por su Diócesis, llamó al padre Auwellier para que le acompañase. Dos meses duró esta Visita que bien puede llamarse una misión no interrumpida, puesto que por cada pueblo o colonia se establecía una especie de misión. Revalidaronse cerca de doscientos matrimonios, recibieron el pan de los Ángeles algunos millares de personas de ambos sexos, administrose el Sacramento de la Confirmación a un númedro todavía mayor de párvulos y en la Colonia Esperanza fue tal el fruto que se logró durante los ocho días que duró la misión, que sólo el número de comuniones accedió a las tres cuartas partes del número de sus habitantes’

En el año 1877 el Obispo vuelve a recorrer la zona visitando por segunda vez a Esperanza, pudiendo comprobar en la ocasión el progreso religioso y la piedad de los colonos, fruto de la acción del citado padre Auwellier, lo cual lo llena de profunda satisfacción.

Nuevamente retorna al Departamento Las Colonias en el año 1883, destacándose en esta oportunidad la Visita a Pilar ya que en esos momentos esta colonia se había convertido en un centro importante tanto en lo socioeconómico como en lo religioso para las colonias que se iban fundando hacia el oeste.

Consciente de esta importancia, en la disposición segunda del Auto de Visita dispone:

‘Que siendo de reconocida necesidad el construir una nueva Iglesia o por lo menos dar mayor extensión a la que actualmente existe, en vista de sus reducidas dimensiones para poder contener la multitud considerable de fieles que asisten a ella para cumplir sus deberes religiosos, SSI recomienda con el mayor encarecimiento al actual Capellán promuieva oportunamente la realización de dic ha obra por todos los medios a su alcance, ya sea levantando una suscripción mensual, o ya solicitando del vecindario en determinadas épocas algunos donativos con tal objeto’

A mediados del año siguiente Gelabert y Crespo encara la que podemos considerar su última Visita de cierta extensión a la Provincia de Santa Fe, para lo cual comenzará su recorrido por Esperanza donde no dejará de hacer una serie de puntualizaciones al Pbro Castronuovo –a la sazón Capellán del lugar- tanto en la faz administrativa como en la pastoral.

Desde Esperanza se llega hasta Cayastacito y Emilia que entonces dependían de esta Capellanía y posiblemente a Providencia, ya que en carta al Ministro Wilde le informa a principios del año siguiente que los vecinos han concluido el templo.

Aunque imposible de analizar las disposiciones del Obispo durante sus visitas a las diversas colonias debemos concluir de la lectura de las mismas que Gelabert y Crespo estaba convencido de que estos asentamientos no eran pasajeros sino que perdurarían en el tiempo y se integrarían a la sociedad argentina, y que en el plano canónico, en algún momento serían elevadas a Parroquias.

De allí su preocupación por la construcción de templos, su fomento y su apoyo a los vecinos y la exigencia de una buena administración y el cuidado con que debían de llevarse los libros de registros sacramentales.

Lamentablemente en el momento de mayor crecimiento poblacional su actividad se volverá prácticamente nula debido a su siempre frágil estado de salud y si bien los pueblos y colonias serán visitados por sacerdotes o religiosos delegados por él al efecto, estas no tendrán las características y los efectos de la Visita episcopal.

Si bien es cierto que el Obispo hacía esporádicas salidas, en la década que va desde 1887-1888 hasta la creación de la Diócesis se producirá un verdadero vacío que apenas asumido Mons. Boneo tratará de llenar razón por la cual, tras visitar Rosario y San Lorenzo, en los primeros días de setiembre de 1898 visita la Parroquia de Esperanza

Durante el año 1900 –término de este trabajo- con fecha 21 de abril visita la Parroquia de San Agustín que acababa de ser erigida donde a la par que aprecia el fervor de los fieles comprueba las deficiencias a causa de la pobreza y les exhorta a fin de colocar la nueva iglesia parroquial en las condiciones que reclama su dignidad.

De allí se dirige a San Gerónimo Norte, permaneciendo en la misma desde el 28 de ese mes hasta el 2 de mayo y experimentando la sólida piedad de los valesanos, acerca de la que escribe:

‘La buena fama que hasta nosotros había llegado de la fe y piedad de los moradores de esta colonia y Parroquia nos la confirmó la manifestación espléndida con que recibió al que venía a visitarlos en nombre del Señor’

A pesar de esto y del estado floreciente de la Parroquia, no deja sin embargo de hacer una precisión de mucha importancia: el Párroco no debe omitir la explicación del Evangelio en el idioma nacional, y ésta debe ser la lengua para la enseñanza del Catecismo a los niños ya que existía la práctica de hacerlo en el dialecto valesano o en el idioma alemán.

En el mes de setiembre vuelve el Obispo al Departamento Las Colonias donde Visita Providencia entre los días 18 al 21 y San Carlos Centro del 26 al 28.

En la primera puede comprobar las limitaciones surgidas como consecuencia de ‘… los exiguos rcursos de esta nueva Parroquia y los calamitosos años pasados, en que los piadosos colonos no han podido contribuir, como hubiera sido de desear a dotarlas de mayor ornato’.

Allí tiene la oportunidad de administrar 1400 Confirmaciones y ordenar que se provean los objetos de culto necesarios y se organice una Comisión para favorecer la congrua sustentación del Párroco, ‘lo que constituye un deber de justicia’.

Panorama mas alentador encuentra en San Carlos Centro, lugar en el cual la comunidad con muchos sacrificios había levantado ‘… una de las mas espaciosas y bien construídas Iglesias de la Diócesis.

Alentado por esto los invita a concluir completamente la obra y dotarla de un frontispicio que corresponda a su importancia, para luego realizar el ornato interior.

No menos complacido queda en San Carlos Norte por ‘… la cultura y el espíritu religioso de esta población’ en la cual también se había construido un templo de gran porte, en la que administrará el Sacramento de la Confirmación a un crecido número de fieles.

  1. Si bien hemos mencionado la acción de franciscanos y jesuitas al comienzo del proceso colonizador es conveniente reasaltar no solo la actuación de los mismos sino también la del resto de congregaciones religiosas que se establecieron en los centros mas importantes del Departamento y ayudaron al proceso de consolidación del catolicismos y sus estructuras pastorales.

    Respecto a los franciscanos, como señalamos mas arriba, ya se encontraban en la región al momento en que se inicia el proceso colonizador y la reducción de San Jerónimo del Sauce que estaba a su cargo será un centro de irradiación espiritual para aquellos primeros inmigrantes.

    Los franciscanos se abocarán a la atención de los inmigrantes desde 1856-1858 hasta 1881, en una primera etapa los asentados en Esperanza, San Carlos y San Jerónimo Norte y en los últimos años a los de Pilar

    Imposibilitados de una buena comunicación con los inmigrantes, especialmente los de lengua suizo-alemana , y acuciados por la necesidad de disponer misioneros para la atención del Chaco santafesino dejaron paso a los padres jesuitas conservando sólo la reducción de San Jerónimo del Sauce que también se iba despoblando ya que los varones integraban las fuerzas nacionales.

    En este lugar permanecen hasta 1886.

    A los franciscanos les suceden los padres de la Compañía de Jesús, que en virtud del conocimiento del idioma alemán podían tener un mejor entendimiento con una buena parte de la población de las colonias primigenias.

    La acción pastoral del padre Auwellier, capellán de Esperanza entre 1867 y 1878, admiró a hombres como Sarmiento y Wilckens ya que se extendió a las diversas colonias vecinas y en la sede fomentó la construcción de un templo acorde a la localidad, la educación católica y el compromiso del laicado.

    No menos importante fue la acción del padre Niemann -sucesor del padre Tewes- en San Jerónimo Norte entre 1871 y 1895 donde construyó el templo ya citado que era la admiración de propios y extraños y la del citado padre Tewes que atendió las colonias vecinas a Esperanza como Emilia y Cayastacito y entre 1873-1882 aproximadamente, San Carlos. También hay que mencionar al padre Hermann que se abocó a los colonos de Humboltd.

    En el año 1883 se establecen en San Jerónimo Norte las Hermanas Josefinas, originarias de Francia quienes apenas llegadas abren una escuela para niñas en la cual también tropezarán con el problema idiomático ya que la mayoría de los habitantes del lugar hablaban el dialecto un tanto tosco del Alto Valés.

    Dos años después, en 1885 se abre una escuela en la vecina San Carlos Centro aunque algunos mas tarde cerrará sus puertas.

    En el año 1890 el Obispo Gelabert y Crespo va a conceder a los llamados Padres de Stely (Congregación del Verbo Divino) ‘… la facultad de establecer su casa de Misión y edificar también un templo en la colonia Esperanza, como en cualquier otra colonia’

    De esta manera comenzaba una presencia que iba a marcar profundamente una buena parte de la pastoral en el Departamento Las Colonias ya que además de las Capellanías de Esperanza, Humboltd y San Jerónimo que se les confiarán a partir de mediados de la década del ’90, serán los guías espirituales de los colonos suizos alemanes asentados en colonias de mayoría italiana lo que se verá facilitado por la centralidad que para entonces ocupa la citada Esperanza y por las visitas que les realizaban en sus chacras.

    En 1891 fundan el Colegio San José el cual comienza a funcionar modestamente, pero que fue creciendo con el tiempo hasta adquirir justa fama entre los colonos que enviaban allí a sus hijos como internos y entre los cuales se suscitarán decenas de vocaciones para la Congregación

    Su labor educativa se extendió a la colonia Humboltd donde impulsaron la escuela parroquial.

    En 1893 se les encomienda la atención espiritual de Esperanza por renuncia del Capellán Castronuovo, en 1895 de San Jerónimo Norte, dándose por terminada la actuación de los jesuitas en la zona quienes se habían encargado de introducirlos en esta realidad pastoral y en 1896 en Progreso.

    Al producirse la erección canónica de las Parroquias en 1899, los Párrocos de Esperanza y San Jerónimo pertenecen a esta Congregación.

    Desde el año 1895 también las mujeres tendrán oportunidad de recibir educación católica ya que se establecen las Hermanas de la Caridad de Nuestra Señora del Huerto gracias al esfuerzo puesto desde los orígenes por la familia Gernón.

    El Colegio fue creciendo rápidamente y recibía alumnas de diversas extracciones sociales, a las cuales instruía según los programas oficiales de aquel tiempo y en diversos tipos de labores (bordado a máquina, tejido, dibujo y pintura, piano y violín, corte y confección, etc).

    Con la inauguración del Hospital de Caridad en Esperanza en los últimos años del siglo XIX, se asientan en el lugar las Hermanas de San Antonio de Padua que se dedicaban al cuidado de los enfermos.

    Finalmente no se puede dejar de mencionar la presencia de los padres de la Congregación del Santísimo Redentor (Redentoristas), que aunque no residían en nuestra provincia eran famosos por sus misiones populares en las diversas colonias

  2. ÓRDENES Y CONGREGACIONES RELIGIOSAS

  3. A MODO DE CONCLUSIÓN

Al comenzar el siglo XX, cuando el proceso colonizador alcanzaba su plenitud y se estabilizaban definitivamente los pueblos y colonias, convirtiéndose en ejes de progreso zonal unos y comenzando su lenta decadencia otros la Iglesia Católica logra una discreta pero sólida organización de sus estructuras pastorales, lo cual había comenzado ya promediando los años ’80.

Así de una capilla que existía en 1856 en la reducción de San Jerónimo del Sauce nos encontramos con 15 en 1887 –lo que significa un 20 % del total provincial- y de la ausencia total de estructuras pastorales –ya que las Parroquias mas cercanas eran las de Santa Fe y Coronda situadas a varias leguas- para la época del Censo las Capellanías –que en la práctica tenían los atributos de aquella- alcanzaban el número de ocho.

Para una población que en 1900 se calcula en unas 40000 almas –de las que un 7-8 % adhieren a los llamados cultos disidentes-, la Iglesia Católica cuenta con seis jurisdicciones parroquiales y diez capellanías, lo que implica unos 2500 Hbs promedio, cifra que tiende a aumentar en los centros importantes y a disminuir en los pequeños poblados.

En el caso de la Parroquia de Esperanza a la que le podemos calcular unos 10000 habitantes, debemos señalar que además del Cura Párroco, se contaba para la atención de ese vecindarios con los sacerdotes de la misma Congregación que atendían el Colegio San José.

A esto hay que sumarle la presencia de las religiosas del Huerto que se ocupaban de las niñas y las familias de estas y las Hermanas de San Antonio que incidían a través de su trabajo en el Hospital tanto en los enfermos como en sus familias y en las personas que estaban ligadas a esta obra de caridad.

Lo mismo podría decirse en el caso de San Jerónimo Norte, donde las Hermanas josefinas trabajaban sobre las familias de las niñas que allí se educaban.

Respecto a la problemática idiomática esta se había encauzado definitivamente en el caso de las colonias suizo-alemanas con lo que podríamos llamar la pastoral sistemática llevada adelante por los padres verbitas, quienes además se preocuparon por fomentar la organización del laicado.

Las colonias donde la mayoría era italiana estaba atendida por sacerdotes diocesanos que por lo general eran de ese origen.

A la vez hay que señalar que siendo los templos y capillas lugares fundamentes para el culto católico, al finalizar el siglo XIX sobre un total de 32 centros urbanos y colonias se contaba con 25 templos y capillas y en el caso de Esperanza y San Jerónimo Norte, además del parroquial se contaba con el de los colegios católicos, lo cual arroja un porcentaje del 78 % y si nos referimos al número habitantes tenemos un promedio de uno cada 1480-1500 Hbs.

También se debe contabilizar como positivo las Visitas Pastorales ya que permitieron a los Obispos conocer de cerca la situación espiritual de estas feligresías y de ir proveyendo paulatinamente a las necesidades espirituales de las mismas como así también la presencia de misioneros volantes que ayudaban al sostenimiento de la religiosidad en aquellos lugares a los que no llegaba la atención pastoral de manera frecuente.

Es necesario puntualizar que aún siendo el catolicismo la religión del Estado argentino con lo que esto podría haber beneficiado el desarrollo de la Iglesia Católica, ésta respondió mas orgánicamente a los desafíos que le presentaban los inmigrantes y una ocupación tan rápida del territorio que los cultos llamados disidentes debido a las divisiones internas de los mismos, la falta de pastores y la identificación entre fe y origen étnico.

Sin negar que la cosmovisión protestante impactó profundamente en la región y fundamentalmente en aquellas colonias donde hubo una fuerte presencia de los mismos al menos en los tiempos fundacionales, no se puede negar la importancia que tuvo el catolicismo no solo en lo espiritual ya que la mayoría de los inmigrantes que poblaron este Departamento eran latinos y católicos sino también en lo estructural de las comunidades ya que como lo indicaba Carrasco en 1887 y lo reafirmaba el Censo nacional de 1895 los templos católicos eran elementos de progreso ya que en su torno se reunían los colonos el día domingo y se edificaban los edificios mas importantes de la población y las Parroquias que se erigieron definitivamente tras la experiencia de las capellanías ponían de manifiesto la importancia civil, social y económica que había adquirido la comunidad que era elevada a ese rango.

APÉNDICE 1

RELACIÓN ENTRE FECHA FUNDACIÓN COLONIAS, CONSTRUCCIÓN TEMPLOS

Y PRIMEROS BAUTISMOS

Año Fundación Colonia Año Construcción Templo Registro 1er

Bautismo

– 1824: San Jerónimo del Sauce 1830 06 marzo 1857

– 1856: Esperanza 1864 16 abril 1860

– 1858: San Gerónimo Norte 1865 15 octubre 1865

San Carlos Centro 1862 16 mayo 1862

San Carlos Norte 1892 —

San Carlos Sud — —

– 1866 Cululú — —

– 1868: Las Tunas — —

– 1869: Grütly 1892 01 enero 1893

1893 02 agosto 1893

Humboltd 1887 01 mayo 1889

Humboltd chico —

Santa María 1887

Cavour 1891 28 enero 1891

– 1870: Franck 1876 15 noviembre 1888

Lubary — —

San Agustín 1878-1879 05 setiembre 1875

– 1871: San José 1876 —

– 1872: Pujato — —

– 1874: Matilde 1890-1891 setiembre 1894

– 1875: Pilar 1879 22 mayo 1881

Pujol — —

– 1876: Nueva — —

Nuevo Torino 1893 —

Rivadavia — —

– 1877: Felicia 1886 20 agosto 1886

– 1881: Progreso 1886 1886

Sarmiento 1888-1889 25 mayo 1890

– 1882 Providencia 1884 01 enero 1885

– 1883: María Luisa — —

Soutomayor — —

– 1886: San Miguel — —

Santa Clara de Buena Vista 1890 04 julio 1890

Empalme San Carlos — —

– 1887: Bunge — —

Hipatia — —

Jacinto L. Arauz 1889 15 mayo 1892

Maúa — —

– 1888: Sa Pereyra 1894 25 julio 1894

– 1891: Santo Domingo 1893 —

Elisa — —

– 1892: Ituzaingo — —

San Mariano — —

La Pelada — —

– 1894: Sarita — —

FUENTES

AAP Archivo Arzobispado Paraná

AASFVC Archivo Arzobispado Santa Fe de la Vera Cruz

ARGPS Archivo General Provincia de Santa Fe

APE Archivo Parroquial Esperanza

APSC Archivo Parroquial San Carlos

BEDSF Boletín Eclesiástico Diócesis de Santa Fe

 

Pbro. Edgar Gabriel Stoffel

Laboratorio de Geografía Ambiental, Universidad Católica de Santa Fe –

Grupo ‘Geografía de las Religiones

Instituto Superior ‘San Juan de Ávila’ – Santa Fe

 

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente