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Inmigración, ocupación del territorio y catolicismo en el actual Departamento Las Colonias (1856-1900)


Partes: 1, 2

    1. Inmigración y ocupación del territorio
    2. Las estructuras eclesiásticas
    3. Atención pastoral de los inmigrantes
    4. Creación y desarrollo de las capellanías
    5. El Obispado de Santa Fe y la creación de parroquias
    6. Visitas pastorales
    7. Órdenes y congregaciones religiosas
    8. A modo de conclusión
    9. Apéndice
    10. Fuentes
    1. INTRODUCCIÓN

    2. El proceso inmigratorio y la consecuente ocupación del territorio que se abre a partir de la fundación de la colonia ‘Esperanza’ en el año 1856 dió origen a una serie de estudios, en los cuales la religiosidad y las estructuras que ésta genera no han sido suficientemente tenidas en cuenta.

      Consideramos que así como es importante que de un territorio prácticamente despoblado en 1858 ya que solo se registran 41.261 hbs se pasara a 220.332 hbs en 1887 y en 1895 a 339.500; que de una decena de centros poblados al comienzo del proceso a finales del siglo XIX se contase con mas de dos centenas y medias (ciudades, pueblos, colonias, establecimientos agrícolas) o que de 4 Departamentos en que se dividía originariamente el territorio santafesino se pasase a 17 en 1890, no es menos importante que de unos poquísimos templos y capillas se superase el centenar y de cinco Parroquias nos encontremos con 42 al final de esta etapa y esto sin contar lo que se refiere a otras confesiones religiosas.

      No es intención de esta ponencia analizar las razones que llevan a soslayar el aspecto religioso en la problemática inmigratoria –aunque es justo reconocer que en los últimos tiempos se le ha prestado una mayor atención– ya que aún al margen de ella, no podría negarse el papel que cumplió la Iglesia Católica en lo que respecta al arraigo de los colonos y la estabilización de las villas por ellos fundadas.

      La dirigencia política que toma en sus manos los destinos del país después de Caseros tenía entre sus objetivos la ocupación de los extensos espacios vacíos de nuestra llanura y dedicarlos a la explotación agrícola, previa colonización del territorio con inmigrantes de origen europeo.

      En el ámbito santafesino, la clase política, encabezada por Domingo Crespo participaba de aquellos deseos de progreso y en este sentido, el nuevo gobernador ‘… produjo un gobierno altamente progresista que inicia la transición de la provincia criolla a la provincia moderna’.

      Una expresión de esta política fue el Contrato de Colonización firmado con A. Castellanos el 15 de junio de 1853, en el cual el gobierno de la Provincia se obligaba a brindar a cada una de las mil familias que en grupos de 200 llegarían a Santa Fe, un terreno de 20 cuadras cuadradas a cuya propiedad accederían luego de cinco años de ocupación real y cumplidas las condiciones fijadas, mas un rancho, alimentos, enseres y ganados varios.

      En los primeros meses de 1856, cuando Crespo ya había sido reemplazado por José María Cullen, llegan las primeras 200 familias que Castellanos había reclutado en Suiza, Francia y Alemania las cuales son instaladas en las cercanías del cantón ‘Iriondo’, al oeste del Salado.

      De esta manera comenzaba el asentamiento de extranjeros en el territorio que luego devendría Departamento Las Colonias y que en ese momento estaba bajo la jurisdicción de La Capital y en el cual ya había núcleos de población criolla o mestiza.

      Las concesiones se distribuirán de acuerdo al idioma de los colonos, tocándole a los franceses la mitad oriental de la colonia y a los alemanes la parte oeste, y a la vez, agrupando a católicos por una parte y a protestantes por la otra.

      Los primeros años de esta colonia fueron difíciles ya que muchos de los inmigrantes no eran labriegos y debieron acostumbrarse a este tipo de trabajo y afrontar una geografía distinta a la de sus lugares de origen y la amenaza de merodeadores y montaraces.

      A pesar de estos y otros problemas, la población de la colonia crece rápidamente y ya para 1858 se censan 1236 habitantes, todos extranjeros.

      Hacia 1861 –según De Moussy- la colonia contaba con 1800 almas que se distribuían cuatro leguas cuadradas y el futuro parecía alentador ya que se experimentaba cierta prosperidad, continuaba la llegada de inmigrantes, aumentaba el precio de las concesiones y el indio se había sido alejado.

      En ese ínterin (1858) se habían fundado dos nuevas colonias: San Jerónimo Norte y San Carlos, las cuales junto con la anterior ‘… fueron las pioneras, las que mediante la perseverancia en el duro esfuerzo cotidiano, abrieron las primeras brechas en un frente de difícil penetración, tan amplio como el horizonte mismo’.

      Por casi una década estas serán las únicas colonias de la región ya que el proceso de ocupación de la zona se detiene dado que nadie quiere arriesgar, hasta que una década después y tal vez por la supervivencia de estas tres comunidades, comienza una nueva etapa de fundaciones en las que los inmigrantes de origen suizo, alemán y saboyano comenzarán a ser superados por los de origen italiano.

      Así en los últimos años de la década del ’70 se fundan Humboltd chico (1867-68), Las Tunas (1868), Unión (1868), Cavour, Humboltd, Santa María y Grütly (1869) en las que se nota aún una fuerte presencia de suizos y alemanes, aunque la excepción es Cavour donde predomina el elemento italiano.

      En la década siguiente surgen una decena de colonias que se sitúan hacia el norte y el este y el oeste de las pioneras en las cuales es dable observar el incremento de inmigrantes italianos, tal el caso de San Agustín fundada en 1870 donde la mayoría de sus pobladores son de ese origen o de Franca surgida en el mismo año en que sobre 162 hbs. , 105 son italianos, 35 suizos y 22 franceses.

      Las restantes colonias de esta etapa son Pujado (1872), Matilde (1874), Pilar, Nueva, Pujol y Nuevo Orino (1875), San José y Rivadavia (1876) y Delicia (1877).

      Tal incremento de colonias tanto en el ámbito del entonces Departamento La Capital como en el de los otros antiguos Departamentos obligó al Gobierno provincial a que en 1883 estos se elevaran a nueve, entre los que se encontraba el de Las Colonias que abarcaba una jurisdicción extensa en la que los centros de colonización surgían por doquier y años tras años.

      De hecho, al momento de crearse el Departamento citado ya se habían fundado las colonias Progreso (1881), Sarmiento y Providencia (1882) y María Luisa (1883) y en los años posteriores surgirían otras mas como Soutomayor (1884-85), Santa Clara de Buena Vista (1884-86), Hiparía (1886), Arrechea y Jacinto Araos (1887) y SA Pereyra y Elisa (1888) ocupando zonas mas alejadas del área de influencia de las colonias primigenias o espacios que iban quedando entre algunas de mayor antigüedad.

      En 1890 la estructura departamental de la Provincia debe ser nuevamente reformada para lo cual se crean nueve mas y en el caso de Las Colonias se recorta su jurisdicción, la cual terminará de ser ocupada con la fundación de Santo Domingo (1891) e Ituzaingo, La Pelada y San Mariano en 1892.

      Demás está decir que para entonces, aún cuando en comparación con otras zonas como Castellanos o San Martín el número de suizos y alemanes todavía seguía siendo importante, los italianos habían tomado definitivamente la delantera en el aspecto poblacional.

      La mayoría de ellos se abocaron al trabajo agrícola a través de la llamada ‘colonización espontánea’ la que le permitió acceder mayoritariamente a la propiedad de la tierra por lo cual un buen porcentaje de la población del Departamento hasta comienzos del siglo XX podía ser calificada como rural, en tanto se posicionaban como centros urbanos de importancia Esperanza, San Carlos, San Jerónimo y Pilar.

      Para 1887 la población había aumentado a algo mas de 24000 Hbs y en 1895 se aproximaba a los 35000 Hbs de los cuales 10514 se asentaban en el área urbana y el resto en las zonas rurales.

      Hacia 1900 –fecha tope de este trabajo- la población del Departamento se calculaba en 40000 Hbs, conservando su lugar central Esperanza como cabecera con unos 8000 Hbs y algunas industrias que respondían a las necesidades de la zona y le siguen en orden de importancia San Carlos con sus tres centros de población que albergan unos 5000 Hbs y Pilar con 2300 Hbs y el ferrocarril que la une a Córdoba y Rafaela.

      Humboltd y San Géronimo Norte se aproximan a los 1500 Hbs y los restos de las colonias y campos colonizados no superan los 600.

    3. INMIGRACIÓN Y OCUPACIÓN DEL TERRITORIO

    4. LAS ESTRUCTURAS ECLESIÁSTICAS

    Al comenzar el proceso colonizador, la provincia de Santa Fe pertenecía eclesiásticamente al Obispado de Buenos Aires, circunscripción que se encontraba en una estado calamitoso a lo que había que sumarle las largas distancias que separaban a la sede episcopal de los curatos asentados en nuestro territorio y a estos entre sí y el hecho de que desde 1803 ningún Obispo había realizado una Visita Pastoral en regla.

    En 1858, Mons. Marino Marini –delegado apostólico ante el gobierno de la Confederación- expide un decreto por el cual se constituye el Vicariato Apostólico Paranaense (integrado por Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe) sobre cuya base se erigirá al año siguiente el Obispado del Litoral.

    Hasta 1858 solo existían en la provincia tres parroquias –Santa Fe, Rosario y Coronda- y una Vice Parroquia –San José del Rincón- y en ese año se le agregan las de San Lorenzo y Puerto Piedras (actual Villa Constitución).

    A estas había que agregarle la existencia de algunas reducciones indígenas, las cuales tras un período de decadencia –expulsión jesuitas y crisis independentista- habían comenzado a restaurarse, al mismo tiempo que se creaban otras nuevas.

    Finalmente, no pude dejarse de hacer referencia al Convento de San Carlos en San Lorenzo, cuyos frailes recorrían parajes y estancias de nuestro territorio supliendo a los curas que eran escasos o administrando los sacramentos para lo que estaban autorizados.

    Esta estructura pastoral que se recostaba fundamentalmente sobre la zona ribereña y que contaba con escasos ministros se manifestará muy pronto como obsoleta e incapaz para responder a los desafíos que le planteaba el fenómeno inmigratorio, lo cual demandó a la Iglesia un esfuerzo enorme que le permitió arribar al siglo XX renovada y pujante.

    Hay que señalar que la principal afectada por el fenómeno inmigratorio era la Iglesia católica ya que las comunidades separadas carecían de historia en la región y estaban demasiado ligadas a la nacionalidad de origen, además de ser menos numerosa la nueva población que profesaba que adhería a estas confesiones.

    El crecimiento poblacional presentaba al catolicismo los siguientes desafíos:

    1. la presencia de una masa inmigrante que mayoritariamente adhería a esta confesión, requería de templos para sus prácticas cultuales –especialmente la dominical- y sacerdotes que los atendiesen y entendiesen.
    2. La existencia de otras confesiones, implicó la búsqueda de nuevas formas de relación.
    3. La llegada de elementos anticlericales o irreligiosos entre los inmigrantes que se establecían por lo general en los centros urbanos, introducía una cuestión hasta entonces desconocida.
    4. El hecho de que los inmigrantes accedieran a la tierra, se establecieran en la misma y formaran familias, implica la necesidad de renovar las estructuras pastorales.
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