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Análisis sobre el trabajo de Gustavo Adolfo Vaamonde "Oscuridad y Confusión" (El Pueblo y la Política Venezolana del siglo XIX en las ideas de Antonio Guzmán Blanco) (página 2)


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"…Yo sé que los gobiernos extranjeros tienen toda la seriedad y circunspección que necesitan para no aceptar que sus representantes vengan a nuestros pueblos a abusar de nuestra ignorancia ó de nuestra insipiencia"

Para uno de los hombres más preparados de aquella Venezuela decimonónica, los habitantes de esa tierra eran "ignorantes e incipientes", es decir, gente "inexperta" e "inmadura". Tal vez tenga razón en su apreciación porque no estaba lejana a la realidad de una tierra sin suficientes instituciones educativas, donde casi la totalidad de los venezolanos eran analfabetos y la mayoría de sus líderes no se subordinaban a las leyes existentes.

Para el autor conceptos como cultura, razón e inteligencia, fueron muy importantes para Guzmán, eran valores que usó como referencias para estudiar a los venezolanos del siglo XIX.

"La verdadera civilización, que no consiste sino en el imperio de la razón sobre toda consideración humana."

En la primera parte del siglo XIX, dentro de los círculos universitarios y núcleos intelectuales pululaban las ideas innovadoras y desconcertantes de Augusto Comte. El Positivismo, conjunto de ideas que explicaban la realidad del mundo bajo la metodología de la observación, experimentación, comparación y elaboración de teorías, entendiendo que el conocimiento humano había transitado a través del tiempo por tres etapas: teológica, metafísica y positiva; lograba ahora adaptarse, gracias a la física social, a la sociedad. Se tenía gran fe en que esta tendencia filosófica podía resolver la gran crisis política y moral de los pueblos. Entre los papeles de Guzmán se localizan generalmente elementos del liberalismo y el positivismo comtiano que revelan, lejos de un pensamiento religioso, una mentalidad pragmática que se atrevió a juzgar a los venezolanos basado en la observación de su comportamiento regularmente anárquico.

Lo anterior se corrobora en el siguiente texto de Vaamonde:

"La mayor parte de la obra escrita de Antonio Guzmán Blanco estuvo dirigida, como corresponde a cualquier hombre dedicado a los asuntos públicos, a analizar las vicisitudes políticas de Venezuela y a defender su participación política en las coyunturas en las que se encontró inmerso."

Los papeles de juventud del protagonista no revelan en su totalidad una definición del pueblo venezolano, pero sin duda, serán la base de la construcción que de esa realidad haga en sus participaciones estelares de la vida política del país. Leeremos entonces, un Guzmán más objetivo en los linderos que fija a los venezolanos, más preciso al establecer sus premisas de gobierno y más talentoso en las estrategias políticas para pacificar las tumultuosas guerrillas que enfermaron el país.

Entre 1.863 y 1.868 Guzmán sale a la vida pública nacional al lado del General Juan Crisóstomo Falcón. Nuestro protagonista se perfila en las líneas económicas desde el Ministerio de Hacienda y como ministro plenipotenciario de asuntos crediticios en Europa y Estados Unidos de América. En muchas ocasiones, en ejercicio de la Vicepresidencia de la República, ejerce la Presidencia Interina acumulando experiencia necesaria para los días postreros del gobierno de la Federación. José Ruperto Monagas lo persigue cuando comienza el gobierno Azul y regresa del exilio. Sale por segunda vez del país y se adentra nuevamente con tropas enarbolando la bandera de la Revolución de Abril. Sabía desde sus tiempos de funcionario público, que la única manera de llegar a la Presidencia era ensuciándose las manos de sangre en las montoneras de guerrillas armadas. La carrera electoral sería sólo un sueño brumoso y lejano en medio de una sociedad que atendía por la fuerza y no por las leyes. Todos lo hacían así, él no sería la excepción, ni por todos los estudios cursados en la Universidad de Caracas.

Vaamonde describe el encumbramiento de Guzmán:

"Durante el año de 1.870, luego de haber controlado el poder político en Venezuela al entrar victorioso con sus ejércitos a la capital de la República el día 27 de Abril y después de haber iniciado una campaña militar pacificadora para liquidar a los restos de la oposición "oligarca" que lo enfrentaba,…"

Como gobernante, Guzmán expone muchas veces su preocupación en relación a la creación y aplicación de un eficiente ordenamiento jurídico. El autor repite las frases del gobernante ilustrado "Sociedades caóticas, sociedad caótica." Los venezolanos conformaban una sociedad hundida en el caos. Para nuestro protagonista prevalecía el irrespeto, el desconocimiento de las instituciones y a las leyes, cosa que no ocurría en las "viejas sociedades de Europa".

Vaamonde indica:

"Guzmán resalta el orden legal que imperaba en las sociedades europeas. Esta situación propiciaba en aquellas naciones una gran "felicidad" que a los venezolanos faltaba por su escasa propensión a creer y acatar los ordenamientos jurídicos. La referencia a la organización política y, sobre todo, legal que existió en los países europeos de la época, que estaban representados, fundamentalmente, por la democracia y el respeto a las instituciones, implicaba que, por comparación, el pueblo venezolano, al no seguir este modelo, tenía que ser anárquico y caótico. La delicada situación política y militar del país, después de finalizada la "guerra larga", confirmaba aún más esta visión."

Nuestro autor le da la razón a Guzmán sobre las palabras esclarecedoras que usa para explicar la "insipiencia" de los pueblos americanos, por sus reformas constantes a la Carta Magna, por las guerras intestinas causadas generalmente por ambiciones de poder que diezmaban gradualmente la población, por los sucesivos gobernantes que lograban de forma intespectiva, hacerse del poder sin el apoyo de las mayorías certificadas por la legalidad de un evento electoral, y otros excesos que subrayaban la poca civilidad del pueblo venezolano. Nuestro protagonista se dedicará, casi exclusivamente a la política, después de su encumbramiento en la Revolución de Abril, sus papeles comentaran generalmente asuntos que conciernen a temas de Estado, las críticas a la Oligarquía Conservadora será su argumento favorito para justificar el estado paupérrimo de la nación. Culpaba encarnizadamente a aquella clase social que implantó la República Deliberativa separada de la unión, cuyo objetivo principal, decía Guzmán, era usufructuar la poca riqueza que todavía quedaba en el suelo patrio.

Me tomé la atribución de anexar tres textos que confirman que unos de los argumentos favoritos de Guzmán para justificar la condición precaria y de anarquía de Venezuela era el otrora gobierno de la Oligarquía Conservadora, que ahora, en su gobierno Federal, hacían oposición desde la clandestinidad, con sus revueltas o artículos arbitrarios. Al parecer era muy importante este argumento porque lo menciona en sus tres primeros discursos de su inicial periodo gubernamental:

Caracas 15 de Junio de 1.870: Mensaje del General Blanco al Congreso de Plenipotenciarios reunidos en Valencia:

"Este es uno de los más grandes días de la causa Liberal de Venezuela. Con vuestra instalación en Congreso, los Estados ratifican la Revolución a que los pueblos tuvieron que ocurrir contra la postrera usurpación de la Oligarquía…

Dividida Venezuela desde 1.840 en dos partidos, el uno pugnando por la libertad, el otro armado con la libertad; éste, heredero de la colonia, aquél hijo de la República; el primero que marcha al porvenir, el segundo que se aferra al pasado; entre el oligarca y el liberal ha existido siempre una distancia que no ha podido acercar ni el tiempo, ni sus elecciones, ni el prestigio de la mayoría popular, ni sus triunfos materiales, ni sus conquistas morales, ni su noble magnanimidad…"

Caracas, 20 de Febrero de 1.873: Mensaje del General Guzmán Blanco, Presidente de la República, al Congreso Constitucional:

"…La causa de nuestros treinta años de inestabilidades era, que una minoría inspirada por las preocupaciones de la colonia, disputaba a la mayoría nacional el derecho incontrovertible de disponer de su propia suerte. Esa minoría ha quedado en esta vez tan vencida como impotente…"

Caracas, 20 de Febrero de 1.874: Mensaje del General Guzmán Blanco, Presidente de la República, al Congreso de Valencia:

"…Vencida la Oligarquía en los comicios, vencida por las armas en nuestras tres guerras sucesivas, últimamente también hemos vencido como administradores de la paz…"

Volviendo a la visión caótica de la sociedad Venezolana, donde no sólo Guzmán, sino el diplomático José María Rojas, el escritor y ministro Francisco González Guinán, el legislador Paúl, funcionarios norteamericanos y hasta representantes de la iglesia católica, (que Vaamonde toma en cuenta exponiendo sus ideas en Oscuridad y Confusión), que entienden una realidad nacional anárquica, sin valores patrios que le permitan respetar leyes e instituciones, pletórica de guerras civiles, corrupta, gastando el tesoro público en adquisición de armamentos y explosivos de destrucción masiva, mientras los niños no tienen suficientes escuelas, hombres sin instrucción que no saben diferenciar las ideas del Liberalismo que promueve el avance de las sociedades, al Colonialismo que atrasa a los pueblos en el letargo de una economía feudal e incipiente.

El autor da al traste con el pensamiento de los protagonistas de aquella época ambigua y difusa, no sólo el presidente habla con su libresca oratoria de librepensador, sino también sus funcionarios, con su tino particular, unos más favorecidos que otros en aquella carrera por tener o ser más.

Pero, ¿cómo describen a Guzmán desde afuera, desde aquel mundo tan diferente a la Venezuela decimonónica? Vaamonde lo revela en la página 158 con un diplomático estadounidense de la época. Un viajero que tuvo la oportunidad de salir ileso en una visita que hizo a la tierra llena de violentas guerrillas intestinas:

"Era intensamente personal y arbitrario (…) Lo juzgo totalmente desprovisto de convicciones serias y profundas. No permite a ningún miembro de su gabinete, ni siquiera a sus confidentes personales tener una opinión individual e independiente. Insiste en decidir hasta las cuestiones más triviales el mismo y da atención personal hasta en los más pequeños detalles."

La tendencia de dominar todos los sectores de la vida nacional, como lo confirma Vaamonde, fue reconocida por él mismo:

"Cada vez se evidencia más que en Venezuela no es posible realizarse nada sin mi colaboración aunque sea moral."

Como pudimos observar en las páginas anteriores, Vaamonde reúne las características del pensamiento de Antonio Guzmán Blanco, con las descripciones de sus colaboradores, ministros, milicianos, amigos, detractores y hasta sus propios papeles de gobierno. Comienza a dar pinceladas tímidas desde el principio de su libro, hasta que logra terminar un lienzo casi completo, digo casi, porque faltan todavía algunos trazos para completar un cuadro sin objeciones del polifacético personaje que pudo acumular en aquellos días de miedo, tanto amor, poder y odio.

Me permitiré terminar con un fragmento de la conclusión que del protagonista hace el mismo autor de "Oscuridad y Confusión":

"Antonio Guzmán Blanco tuvo una reconocida participación y una dilatada trayectoria en el acontecer social y político de Venezuela del siglo XIX. Desde temprana edad se inició en actividades intelectuales y políticas que lo llevaron a partir del año de 1857 a ocupar importantísimos cargos públicos. Esta trayectoria ejercida por más de cuarenta años lo convierte en un testigo de excepción para reconstruir hechos y procesos fundamentales del siglo mencionado (…)

También dice de su pensamiento:

"…Se pudo precisar las distintas corrientes del pensamiento, los intelectuales y filósofos que influenciaron sus ideas. Dentro de estas influencias sobresalieron las doctrinas liberales y las ideas del filósofo francés Augusto Comte, quien a través de sus cursos de Filosofía Positiva generó una corriente de pensamiento y de seguidores que modificaron y ampliaron sus doctrinas. Estas ideas ejercieron una notable influencia en los líderes políticos de ese siglo, quienes usaron algunos principios de esta escuela para gobernar modernizando y les sirvieron de esquemas, además, para observar a la sociedad del momento"

 

 

 

 

 

 

Autor:

Prof. Axel Blanco

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