- Introducción
- De los hecho previos
- Bastiones
- Los hechos
- La respuesta del gobierno
- Ataque a Trujillo
- Los aviones
- Los Estados Unidos y el bombardeo aéreo a Trujillo
- Barbarie
- Repercusión
- La resistencia
- Represalias
- Bibliografía
Introducción
Han pasado casi ochenta y un años desde que la normalidad acabó por completo en la capital del departamento de La Libertad. Quedó marcada para siempre, la madrugada del 7 de julio de 1932. Allí en la histórica y bella ciudad ocurrió ese aciago día, inevitablemente, un enfrentamiento muy violento a sangre y fuego que trajo consigo miles de muertes que hasta ahora exactamente no se puede calcular, constante desolación y entero sufrimiento entre los peruanos. Estimados conservadores hablan de unos cinco mil fusilados en las ruinas pre-incas de Chan Chan, teniendo en cuenta que la población del Perú en 1940 era de seis millones de habitantes, y si extrapolamos esta cantidad a la actualidad (2013), es como si en Trujillo se hubieran ajusticiado a unos veinte y cinco mil ciudadanos.
Ilustración 1 FUSILADOS EN LAS RUINAS PRE-INCAS DE "CHAN CHAN"
Según Basadre, la Revolución de Trujillo fue una de las peores tragedias que sufrió el Perú. Ningún episodio se le puede comparar. Sin exageración para este historiador, uno de los más abominables hechos de la historia nacional. Aquí reinó el encono y la venganza que anticipó a la guerra civil española de 1936 a 1939.
Ello no justifica para el mismo analista, la represión que sobrevino. En el cumplimiento de las sentencias con pena de muerte, se hicieron barbaridades. Cabe añadir que ocurrieron centenares o miles de ejecuciones sin proceso. Pareció que predominó la política no sólo de castigo o represalia sino con miras al exterminio del adversario que, al fin y al cabo, también era peruano.
Así se enfrentaron, a como dé lugar y sin prever ninguna consecuencia, por un lado, los apristas cargados de ideales y de indignación imbuidos de apoyo popular con las fuerzas del orden compuesta por militares y policías que defendían como lo manda la Constitución y las leyes, el fuertísimo gobierno del Comandante Luis Miguel Sánchez Cerro.
Ilustración 2 PRESIDENTE SÁNCHEZ CERRO.
Jorge Basadre dice en la Historia de la República del Perú: "Resulta muy difícil decir si hubo fraude o no en 1931… El escrutinio demostró que Sánchez Cerro obtuvo más votos… Los apristas constantemente han desconocido elecciones. Lo hicieron en 1962 y 1963 con idénticas características y con idéntico contenido"…
Los detractores de la Revolución de Trujillo suelen tener como principal respaldo la opinión del célebre historiador Jorge Basadre, cuya extensa obra "Historia de la República del Perú", se refiere a esta gesta en forma peyorativa. Además de minimizarla, el historiador incluye menciones despectivas sobre la personalidad y el rol histórico cumplidos por Agustín Haya de la Torre, prefecto revolucionario de Trujillo, el mártir Manuel "Búfalo" Barreto y el líder de los insurgentes Alfredo Tello Salavarría. Esto es lo que allí leemos como demostración de que no fue más que un "alzamiento": "Ni Agustín Haya ni sus colaboradores adoptaron medidas que abrieran el camino hacia una revolución social. No entregaron la tierra a los campesinos, las fábricas a los obreros o los ingenios a los trabajadores de las haciendas industrializadas. Tampoco proclamaron la abolición de la propiedad privada o el desconocimiento de la deuda pública; ni organizaron consejos de obreros, campesinos y soldados" (Jorge Basadre: Historia de la República del Perú, tomo XIII, cap. VI). Este párrafo es un concentrado de infundios y falsas interpretaciones.
Ilustración 3 SÁNCHEZ CERRO Y SU GABINETE
Expongamos brevemente algunas objeciones básicas a lo que afirma Basadre:
1.- La Revolución de Trujillo no se circunscribe a los sucesos ocurridos entre los días 7 y 12 de julio de 1932. Fue la expresión más alta de un proceso de alcance nacional, que abarcó también Lima, Callao, Cajabamba, Huari, Huaraz, Cajamarca, Chiclayo y otras ciudades y concluyó con el alzamiento del Comandante Gustavo "Zorro" Jiménez entre los días 11 y 15 de marzo de 1933.
2.- El Partido Aprista llamó al pueblo peruano a enfrentarse a la tiranía de Sánchez Cerro, que había dictado una Ley de Emergencia que suprimía las más elementales garantías ciudadanas, expulsando del país a 23 congresistas constituyentes (22 de ellos apristas), apresando sin causa judicial a Víctor Raúl Haya de la Torre y numerosos opositores al régimen y realizando diversos atentados armados contra actos de protesta del aprismo. El objetivo de la Revolución Aprista no era expropiar tierras ni fábricas sino restablecer plenamente la vida constitucional convocando para este fin a sectores muy amplios de la población.
3.- En Trujillo, el Partido Aprista y el pueblo organizado dieron conmovedores ejemplos de heroísmo, capacidad organizativa y disciplina revolucionaria. No hubo actos vandálicos contra la propiedad privada y se combatió hasta las últimas consecuencias manteniendo a raya tropas fuertemente armadas y protegidas por aviones de guerra. Está probado que la muerte de 10 oficiales prisioneros ocurrida el 10 de julio no fue un acto deliberado del Partido ni fue realizado por militantes apristas.
4.- Que la Revolución Aprista de 1932 tuviera objetivos democráticos no la disminuye. Una revolución popular, realmente masiva (no la simple captura del Estado por una minoría aventurera), siempre se basa en urgentes y elementales necesidades de libertad. En términos concretos, la revolución social es el alzamiento general del pueblo para imponer su soberanía contra la opresión. Y eso ocurrió en Trujillo y gran parte del país el 7 de julio de 1932.
5.- La velada comparación que hace Basadre entre la Revolución de Trujillo y la Revolución Rusa se basa en la ignorancia. La Revolución Rusa tuvo como principal consigna el fin de la guerra con Alemania (durante la I Guerra Mundial de 1914-1918). Igualmente, la Revolución China de Mao tuvo como detonante la ocupación japonesa y la Revolución Cubana de Castro sólo pretendía el fin de una odiada dictadura. En ningún caso las reformas sociales se dieron de un día para otro. Se basaron en un proceso político más largo y complejo. En octubre de 1917 ningún obrero bolchevique quería el socialismo ni hubiera sabido cómo hacerlo. Querían "pan, paz y libertad". La Ley de Nacionalización General de las Industrias del gobierno revolucionario ruso recién se dio el 28 de junio de 1918, meses después que Lenin disolviera la Asamblea Constituyente. Y, al igual que en Cuba y en China, se dieron en condiciones dictatoriales extremas. Pero lo esencial es recordar que esa Revolución de 1932 demostró que el aprismo era un movimiento esencialmente comprometido con la defensa de las plenas libertades.
La denominada Revolución de Trujillo, además de las injustas muertes de seres humanos y los daños irreparables, sí que trajo consecuencias políticas profundas durante casi medio siglo en la vida política del país porque dio lugar a una rivalidad incontenible entre las Fuerzas Armadas y el Apra que recién pudo ser superada, luego de que el Gobierno dictatorial del General Morales Bermúdez puso de por medio el entendimiento y desaparecieron para siempre, las heridas, poco antes de la muerte de Haya de la Torre, ocurrida el 2 de agosto de 1979.
De los hecho previos
1.1.- El 06 de diciembre de 1931, a las tres de la tarde, el guardia de apellido Fernández hizo algunos disparos que alarmaron a los pobladores de Paiján, haciéndoles salir de sus hogares. A los pocos minutos apareció el teniente Villanueva al mando de 15 hombres montados que se diseminaron por distintos sitios y comenzaron a realizar descargas cerradas sobre todo persona que se le ponía en frente. Después de ello, Villanueva, con una lista en mano, preguntaba por determinados vecinos consignados en ella…se allanaron domicilios, se rompieron puertas y ventanas y los que huían, caían víctimas de las balas dum dum (1) de las tropas. De esta manera fueron victimados los siguientes ciudadanos:
Braulio Esparza, de 65 años, herido en los intestinos los cuales fueron eventrados de su abdomen.
Mauricio Román, de 35 años, herido en el pecho con estallamiento de la clavícula izquierda.
Celio Murrugarra, de 85 años, tres heridas: en la cara, muñeca y muslo.
Benito Pretell, de 60 años, estallamiento de la bóveda craneana.
Julio García
Noé Abanto
Manuel Chirinos
Ricardo Flores
Julián Cipriani
Hipólito Vieda.
En tanto que los heridos fueron:
Lorenzo Valqui Roncal
José López Valqui
Ruperto Olivares
Noé Polidoro Vásquez
Carlos García
Pablo Aniceto
Manuel Benito
Cruz Chávez.
Ilustración 4 MASACRADOS EN PAIJÁN.
1.2.- El 08 y 09 de diciembre de 1931, el destacamento de la Guardia Civil de la Hacienda Casa Grande incursiona en Chocope con el objeto de clausurar a la fuerza el local del Comité Aprista de ese lugar. A las tres de la tarde, éste se encontraba abarrotado de militantes apristas, hombres, mujeres y niños, cuando intempestivamente, aparecieron varios automóviles y un camión conduciendo tropa de asalto. Sin mediar palabras, hicieron fuero a granel. Las mujeres sobrevivientes, fueron conducidas al puesto de la Guardia Civil, donde las violaron por los jefes policiales y soldados, para después ser rematadas a culatazos por la noche. No es necesario repetir sus nombres, que se publicaron en ese momento.
1.3.- El 25 de diciembre de 1931, aproximadamente las 9 de la noche, en el local del Partido Aprista de Trujillo, situado en el jirón Independencia, irrumpió la fuerza pública disparando a diestra y siniestra. Las descargas se sucedieron una tras otras, comenzaron a caer los muertos y heridos. Las descargas que se sucedieron en el local como en las calles aledañas, duraron hasta las 5 de la mañana. Algunos de los muertos fueron:
Hercila Isla, doméstica del señor Augusto Silva Solís.
Félix Revolledo, lechero.
Alberto Llerena, muerto por las balas dum dum que le en su salida, le abrieron un boquete del tamaño de una mano abierta en toda su extensión, con destrucción de uno de sus riñones.
Domingo Navarrete, etc.
Los heridos reportados, fueron 14.
Ilustración 5 CIUDADANOS TRUJILLANOS VICTIMADOS
1.4.- El clima social en todo el Perú era tenso, aún en las clases acomodadas. En una de las mansiones miraflorinas, de los Billinghurst, uno de los asiduos concurrentes, exclamó: "Si yo tuviese un revólver, yo mato a Sánchez Cerro". Aún estaba freso en la memoria de los limeños, la forma en que Sánchez Cerro había encerrado y dejado morir vilmente a Augusto Bernardino Leguía.
1.5.- Las fuerzas armadas estaban completamente divididas. Sánchez Cerro había injuriado a sus jefes. Empezando en 1931, por el general pedro Pablo Martínez, al que hizo comparecer esposado después del fracaso del alzamiento cívico-militar del Real Felipe, y le escupió en la cara. Tan tremendo fue el agravio que cuando Sánchez Cerro renunció a su primer gobierno de seis meses y regresó de Europa como candidato a la Presidencia, lo estaban esperando los padrinos del general Martínez para retarle a un duelo. Tras las excusas del tirano, el duelo quedó en nada.
1.6.- Los coroneles Gonzáles Honderman, Pérez manzanares, el geógrafo militar Llona y Heredia, concurrieron a Palacio de Gobierno ante el requerimiento de Sánchez sobre la situación de las tropas respecto al Partido Aprista: "Estos apristas con como sacerdotes. Han renunciado a todo para dedicarse a su partido. Realmente nos equivocamos cuando pensábamos que eran comunistas". Informado, el Presidente les comenzó a insultar. Cuando Sánchez Cerro se acercó al coronel Heredia, éste sacó su revólver y le dijo:
-"¡Yo no soy el General Martínez, yo le meto a usted un tiro antes de que me escupa!".
Y Sánchez Cerro le respondió:
-"No, mi Coronel, disculpe…yo me exalto…tengo una montaña de problemas encima de mí".
Y cuando los cuatro coroneles salieron, les esperaba un pelotón que los llevó presos al Sexto.
1.7.- El comandante Julio silva Cáceda, jefe del Cuartel O "Dónovan, era amigo y admirador de Víctor Raúl, salía a montar a caballo con Marcela Pinillos Ganoza, hermana del recordado cancerólogo Luis Pinillos Ganoza. Ella servía de enlace entre el jefe militar y los apristas. Pero la jefatura del movimiento revolucionario, correspondió al comandante Gustavo Jiménez, ex ministro de Guerra. Los pocos capaces de enfrentar militarmente a Sánchez cerro. Jiménez, valiente, cultísimo, inteligente, iba a ser el jefe de un gran alzamiento civil y militar en todo el Perú. Cuando la revolución de Trujillo se produjo, Jiménez estaba desterrado en Arica y listo para venir al Perú. Manuel "Búfalo" Barreto se adelantó al plan y Silva Cáceda y sus jefes y oficiales, prisioneros, fueron asesinados en la cárcel. Agustín Haya de La Torre, "Cucho", el hermano de Víctor Raúl – quien se encontraba preso en el Panóptico -, tras la toma del cuartel O" Dónovan por los revolucionarios, asumió la prefectura. Él reunió a Silva Cáceda y a los militares que se habían rendido y les ofreció alojamiento en la Casa de Iturregui, el Club Central, pero ellos optaron por la cárcel, temiendo fueran descubiertos que estaban igualmente aliados con Jiménez y fueran el blanco de las iras de Sánchez Cerro. Se encontraban en la cárcel cuando fueron asesinados, y este crimen determinó cincuenta años de recordación condenatoria para la revolución trujillana. Cada aniversario, el diario "El Comercio" abría sus páginas azuzando el antiaprismo.
Bastiones
Entre las décadas de los años 1920 y 1930, Trujillo vivió la gestación y crecimiento de la organización sindical entre los campesinos y la agitación de la intelectualidad.
Las haciendas Casa Grande, Cartavio y Laredo se convirtieron en verdaderos bastiones del recién nacido Partido Aprista Peruano, organización política fundada por el líder estudiantil, seguidor del radical Manuel González Prada, Víctor Raúl Haya de la Torre.
Sánchez Cerro publicó una ley controvertida que proscribía las libertades políticas y permitía la detención de cualquier ciudadano, sin mandato judicial. Este hecho, sumado a las desigualdades sociales, al desconocimiento de los derechos laborales de los trabajadores de las haciendas azucareras ubicadas al norte de la ciudad de Trujillo, acrecentó el descontento social. A partir de entonces, las demandas en contra del gobierno y la liberación de Haya de la Torre, se volvieron incontenibles.
De madrugada a eso de las 2 am, el 7 de Julio de 1932, un grupo insurgente compuesto fundamentalmente por campesinos obreros y estudiantes del Colegio Nacional de San Juan, comandado por Manuel Barreto conocido como "Búfalo", asaltó y capturó el cuartel de artillería Ricardo O"Donovan, ubicado en la entonces entrada de la ciudad de Trujillo.
Ilustración 6 REVOLUCIONARIOS TRUJILLANOS EN UNA BARRICADA
Los hechos
En la madrugada del 7 de julio de 1932,1 un grupo insurgente compuesto fundamentalmente por campesinos y obreros, comandado por Manuel Barreto (conocido como "Búfalo") reconocido líder aprista, asaltó y capturó el cuartel de artillería Ricardo O"Donovan, ubicado en la entonces entrada de la ciudad. En esta acción, el mismo Barreto fue uno de los primeros en caer abatido. El cuartel fue saqueado. Las armas, entre ellas seis cañones móviles, fusiles y ametralladoras fueron llevadas a la ciudad de Trujillo mientras entonaban, los levantados, la "Marsellesa Aprista".
La lucha duró cuatro horas desde las 2 a.m. hasta las 6 de la mañana. Murieron, inevitablemente, muchos de los defensores y los atacantes.
El Capitán Leoncio Rodríguez Manffaurt, que vio el cadáver de el "Búfalo" Barreto en el hospital, lo describe así: "Está decentemente vestido con traje cabritilla. Era bastante musculoso, peludo y barbudo. Más que todos. Su color amarillo, como si hubiese sufrido ictericia. Por boca y narices sale ya una espuma sanguinolenta. Tiene una rosa rosada en el primer botón del saco, en el centro mismo del pecho. Un gesto de sonrisa que hiela la medula. Esa sonrisa parece una daga toledana".
Durante la mañana, la ciudad fue tomada por el pueblo insurrecto, se nombró como Prefecto (máxima autoridad civil), a Agustín Haya de la Torre (hermano de Víctor Raúl); los distritos aledaños a la ciudad también se sumaron a la revuelta.
El levantamiento se extendió a Salaverry, el valle de Chicama, Otuzco, Santiago de Chuco y Huamachuco. También llegó a Cajabamba en Cajamarca y repercutió por completo en Huaraz, la capital de Ancash.
La respuesta del gobierno
Ilustración 7 TROPAS GOBIERNISTAS
El Mayor Alfredo Miró Quesada con tropas enviadas desde Lima, dos compañías de fusileros y una sección de ametralladoras, desembarcó en Salaverry, puerto que fue recapturado bajo protección de dos secciones del mismo destacamento, cuyo avance se efectuó por carretera desde Chimbote.
Pero al marchar sobre Trujillo, Miró Quesada encontró porfiada resistencia y tuvo que retirarse con pérdidas de vidas y de armamento. Los sublevados habían obtenido una primera victoria y la celebraron entregándose a la algarabía y el alcohol, sin perseguir al enemigo.
El Gobierno de Lima envió para debelar la rebelión de Trujillo al Coronel Manuel Ruiz Bravo, Comandante de la Primera Región Militar con sede en Lambayeque. Las fuerzas que estuvieron bajo sus órdenes fueron un regimiento de infantería, una compañía de fusileros una sección de ametralladoras de Cajamarca y varios destacamentos de la Guardia Civil.
Su acción estuvo facilitada por la defensa que efectivos de esta institución habían hecho de la hacienda Casa Grande y por la toma efectuada el 9 de Julio de la hacienda Cartavio, fuertemente defendida por los revolucionarios en cinco horas de cruento combate.
Ataque a Trujillo
Ilustración 8 CAÑONEO DE LA CIUDAD DE TRUJILLO
El ataque de Trujillo fue materia de un plan elaborado por Ruiz Bravo y su Estado Mayor encabezado por el Teniente Coronel Eloy Ureta, después general, héroe de la Guerra contra el Ecuador y Mariscal del Perú.
Este plan combinó la acción en dos frentes de las tropas provenientes de Lima, a órdenes del Mayor Miró Quesada cuya base era Salaverry y de las del noreste que tenían su vanguardia cerca del aeropuerto. La aviación recibió la misión de colaborar señalando los nidos de ametralladoras y los focos de resistencia de los facciosos.
La lucha se inició en la madrugada del 10 de Julio, precedida por el bombardeo aéreo de la ciudad sin previo aviso, incluyendo el hospital donde había números heridos y desoyendo, los atacantes, la petición de parlamentar.
El combate ocurrió dentro de la ciudad y el avance de los gobiernistas fue hecho en algunos barrios, casa por casa. En la noche del 10 de julio entraron en acción las tropas de Miró Quesada que habían sido reforzadas y a las 10 de la mañana del 11 ya combatían por la posición de la Plaza de Armas y la Prefectura. Esta fue capturada a la 1 de la tarde.
Ilustración 9 BOMBARDEO AÉREO DE TRUJILLO
Los aviones
Participaron, en la debelación del levantamiento de Trujillo, una escuadrilla de aviones de caza mandada por el Teniente Coronel Sales Torres y una escuadrilla de hidros bajo la dirección del Comandante Manuel Cánepa Muñíz. La aviación protegió, junto con el Crucero Almirante Grau y dos submarinos, el desembarco de tropas gobiernistas en Salaverry. Luego bombardeó el cuartel O´Donovan y otros lugares de Trujillo.
Los Estados Unidos y el bombardeo aéreo a Trujillo
United States Department of State / Foreign relations of the United States diplomatic papers, 1932. The American Republics (1932) page 944. Peru.
"La insurrección no es anti-extranjera, es anti-Sánchez Cerro".
Estalla la insurrección aprista en Trujillo. Los rebeldes controlan la ciudad y el Valle del Chicama. Están dirigidos por el coronel Rubén del Castillo y Augustín Haya de la Torre, hermano de Víctor Raúl. Agustín telegrafía a Lima amenazando con matar a los rehenes militares a menos que su hermano sea liberado.
Ilustración 10 AVIONES AMERICANOS TOMADOS POR EL GOBIERNO DE SÁNCHEZ CERRO PARA BOMBARDEAR TRUJILLO
El gobierno responde rápida y duramente con bombardeos aéreos que parten de la base de Chimbote. Los seis aviones militares lanzan 26 bombas de fabricación estadounidense, de 25 libras cada una, que más impacto causan en destruir la vida y la propiedad de los no combatientes, pero con el efecto militar decisivo de horrorizar a la población y destruir la moral de los insurrectos. El ejército toma Salaverry y avanza sobre Trujillo. Se combate en las calles de Trujillo. Los insurrectos se concentran en Laredo, pero los militares al final los derrotan totalmente. Todo lo que sale en la prensa, incluyendo las informaciones de Associated Press y United Press, está censurado por el gobierno. La embajada le advierte al Departamento de Estado que debe desconfiar de la precisión de tales informaciones.
El embajador Dearing considera que la insurrección de Trujillo no es "anti-extranjera", sino "anti-Sánchez Cerro".Los 35 ciudadanos estadounidenses en el Valle del Chicama, básicamente de Cartavio y Grace, se encuentran bien. Los intereses estadounidenses en la zona son Grace y Northern Peru Mining and Smelting Company.
Sin embargo, el gobierno de Sánchez Cerro, para seguir con los bombardeos, por un lado, quiere recurrir a los aviones comerciales estadounidenses, propiedad de la compañía estadounidense Panagra (Pan American-Grace Airways) dirigida por el capitán Harold R. Harris, y a sus pilotos para que vuelen un tri-motor Ford. No hay pilotos peruanos que puedan pilotearlo. Los necesita para llevar municiones a sus tropas y abastecer a los aviones de combustible, como para según el gobierno llevar cigarros y avituallamiento a las tropas y trasladar de regreso a Lima a los heridos. En pleno bombardeo a Trujillo, la Panagra había llevado combustible a la base Chimbote para abastecer a los aviones militares, cosa considerada por la embajada, y por la Panagra, como una transacción puramente comercial. Por otro lado, el gobierno agota todas sus bombas en los ataques a Trujillo, por lo que le pide a los EEUU que le envié más desde la Zona del Canal de Panamá.
"No more bombs for you"
Se inicia un conflicto diplomático entre los EEUU y el Perú. Los EEUU consideran que los bombardeos aéreos son excesivos para reprimir la insurrección norteña. Tampoco quiere verse involucrado en la represión a una rebelión que no va contra sus intereses. El gobierno peruano considera que la empresa aérea estadounidense debe poner sus equipos y personal a disposición del gobierno en su respuesta militar a la rebelión.
El gobierno estadounidense protesta ante el gobierno de Sánchez Cerro por la presión a su compañía aérea, pero éste insiste, amenazando con suspenderle los contratos. Según el gobierno peruano, la compañía privada estadounidense debe apoyar al gobierno peruano en su represión contra cualquier revolución que surja. Finalmente, la compañía aérea, con la informal y desmarcada luz verde de la embajada estadounidense, accede al pedido del gobierno peruano. El piloto estadounidense Thomas Jardine, bajo órdenes de militares peruanos, vuela de la base militar de Chimbote hacia Casagrande, y de ahí a Trujillo, llevando paquetes que cree que son municiones. El piloto estadounidense cuenta a su embajada que sintió las balas de los rebeldes disparando a su nave. La población trujillana que acaba de sufrir los bombardeos está indignada con los aviadores. La embajada rechaza seguir apoyando las operaciones militares represivas. El gobierno peruano insiste y pide que la Panagra capacite a pilotos peruanos para volar las naves. La embajada rechaza el pedido.
El gobierno peruano vuelve a insistir invocando un artículo de un contrato, que estipula que en casos de "desórdenes internos graves" la empresa aérea debe poner a disposición del gobierno peruano sus equipos y su personal. El gobierno peruano le recuerda a la embajada que está restableciendo el orden en un territorio donde hay intereses de ciudadanos estadounidenses, que corrieron peligro con los disturbios allí ocurridos. Al respecto el embajador Dearing recibe una comunicación del Secretario de Estado Stimson en que le dice que desde un punto de vista estrictamente legal el gobierno peruano tendría la razón, pero que puede continuar negándole la razón al gobierno peruano.
Los EEUU también rechazan la solicitud del gobierno de Sánchez Cerro de que le envié más bombas desde su base de Colón, en la zona del Canal de Panamá, para reprimir a los rebeldes. El gobierno peruano, sin poder reabastecerse de bombas de fabricación estadounidense, recurre a bombas "hechizas", fabricadas localmente usando dinamita.
"Los bombardeos en Trujillo fueron inspirados en el cine"
El embajador Fred M. Dearing le escribe la siguiente carta al Secretario de Estado:
"Señor: tengo el honor de reportar al Departamento [de Estado] cómo una película americana ejerció un efecto marcado en la forma aceptada de conducir operaciones militares en el Perú. En los últimos días de mayo una película americana titulada "Hell Divers" fue exhibida por primera vez en Lima. La película muestra vistas excelentes sobre aviadores navales americanos lanzando bombas sobre objetivos estacionarios. Como es costumbre en las primeras noches de las nuevas películas en Lima, los exhibidores se propusieron hacer la primera muestra de "Hell Divers" una función de gala. El jefe de la Misión Naval Americana en el Perú había visto esta película y comprendió su valor en promover el interés en la aviación americana haciendo que las principales autoridades militares asistan a la proyección. Asistió el presidente, acompañado por sus principales asesores y las autoridades militares y navales. Todos los aviadores en servicio activo fueron así mismo invitados y la audiencia estuvo compuesta exclusivamente por oficiales peruanos. Se afirma que el presidente quedó muy impresionado por la increíble precisión de los bombardeos navales y los militares peruanos estuvieron igualmente muy impresionados por la película.
Dos semanas después estalló la revolución de Trujillo. Normalmente, los revolucionarios hubieran podido tener tiempo para consolidarse, mientras esperaban que el ejército peruano se ponga en posición de atacar. En este caso, sin embargo, el presidente hizo que sus asesores militares movilicen inmediatamente todos los aviones militares y navales, seis en número, y los ubiquen en un pueblo cerca de Trujillo. Los aviones estaban equipados con todas las bombas disponibles en el Perú. Parece evidente que la influencia de la película de bombardeos causó este rápido empleo de los aviones bombarderos peruanos.
Barbarie
Una corte marcial comenzó a actuar de inmediato a diestra y siniestra, condenando a la pena de muerte a 44 reos presentes y a 53 ausentes. Entre ellos Agustín Haya de la Torre. Sin embargo, este último nunca fue encontrado. Recibieron la pena de penitenciaría 19 reos presentes y 62 ausentes.
Pero también ocurrieron para colmo de males, las numerosas ejecuciones no legalizadas de Chan Chan. En relación con las muertes entonces producidas, conviene distinguir entre las víctimas que hicieron la tropa y los oficiales al tropezarse en su avance casa por casa y calle por calle, con combatientes civiles o con sospechosos de serlo y quienes cayeron después de que cesó la lucha.
Inclusive se aseguró que fueron fusilados todos aquellos a quienes se encontró en las manos o en los hombros huellas de que habían disparado. Con crueldad e irresponsabilidad total.
Repercusión
El levantamiento de Trujillo repercutió en Huaraz. Después de haber sido vencidos cinco rebeldes, fueron ejecutados en cumplimiento de una sentencia de una corte marcial. Con el voto en contra de dos vocales de ella
Entre los fusilados, en un acto de crueldad innecesaria, estuvieron el Mayor Raúl López Mindreau y el joven dirigente aprista Carlos Philips. Uno de los reos, Arístides Boza, recibió la pena de prisión, sin haber sido acusado por el Fiscal y sin nombrarle defensor.
El juzgamiento fue hecho primero por grupos, clasificados de antemano por los jueces como autores, cómplices e inculpados. Las cuestiones de hecho y las sentencias fueron dictadas individualmente, sin haberse oído y juzgado a todos los acusados. Similares anomalías hubo en los procesos de Trujillo.
La resistencia
En la madrugada del día 11 de julio, tras un intenso bombardeo aéreo y terrestre, un gran despliegue de tropas inició la ocupación de la ciudad. En la "Portada de Mansiche", un grupo de francotiradores dirigidos por Carlos Cabada contuvo el avance del ejército, ayudando a fortalecer las defensas dentro de la ciudad.
En la histórica plazoleta de "El Recreo", al final de la calle central Pizarro, María Luisa Obregón, apodada "La Laredina", condujo la resistencia disparando ella misma una ametralladora. La lucha se desarrolló calle a calle. Los soldados eran recibidos con disparos y en general con cualquier objeto contundente arrojado por los pobladores rebeldes desde los techos, entre cánticos y lemas alusivos al Apra.
Fue el profesor Alfredo Tello Salavarria quien se mantuvo al frente de las últimas trincheras, en el barrio trujillano de "Chicago".
Ilustración 11 CRUCERO "GRAU" DISPARANDO A LA CIUDAD DE TRUJILLO
Represalias
El 18 de julio, el jefe de operaciones, Coronel Luis Bravo, informó tener pleno control territorial, luego de cometer numerosas represalias contra la población civil en Chepén, Mansiche, Casa Grande, Ascope y Cartavio. Las tres últimas haciendas azucareras donde laboraban algunos de los revolucionarios.
Un gran número de combatientes que incluso se rindieron fueron fusilados sin juicio. La Corte Marcial", sin ninguna garantía e independencia, dictó pena de muerte contra muchas personas sindicadas como principales responsables del alzamiento.
Muchos de ellos se encontraban fugitivos y otros fallecieron en el enfrentamiento. La pena se aplicó a los detenidos, quienes fueron llevados a la ciudadela histórica de barro de Chan Chan, obligados a cavar sus fosas que se convirtieron en sus tumbas.
Sin excepción, ellos recibieron la descarga fatal el 27 de Julio de 1932. Según algunas fuentes, el número exacto de muertos, al terminar el conflicto, llegó a sumar más de 4 mil civiles muy vinculados al Partido Aprista, quienes fueron fusilados de forma extrajudicial.
Este número, precisamente, lo dio Haya de la Torre en su manifiesto del 12 de noviembre de 1933.
Lo cierto es que el Perú pasó por uno de sus mayores sufrimientos. No le hace bien a la patria. No le hace bien a ningún peruano. De guerras estamos cansados. Y si son civiles. Peor. Mucho peor. Nunca más.
Ilustración 12 FUSILADOS CASAGRANDINOS
Ilustración 13 FUSILADOS CASAGRANDINOS APILADOS EN EL CEMENTERIO
Bibliografía
GIESECKE SARA LAFOSSE, Margarita (2010). La Insurrección de Trujillo (Jueves 7 de julio de 1932) (N°1 edición). Lima: Fondo Editorial del Congreso del Perú. pp. 371.
LEÓN ECHAHUE, Félix (1934). Lo Que Vi y Lo Que Se de la Revolución de Trujillo (N°1 edición). México D.F.: Editorial Horóscopo.
THORNDIKE LOSADA, Guillermo (1969). El Año de la Barbarie (N°1 edición). Lima: Editorial Nueva América.
Cita
(1) Dentro de las armas prohibidas, por 'inhumanas', se encuentran las balas Dum-Dum. Curiosamente, la invención de estos proyectiles no trataba de dar 'un paso adelante' en la investigación armamentística sino más bien todo lo contrario: recuperar una vieja tecnología, aunque aplicada a nuevas formas de uso. Su origen tiene lugar en la India a mediados del siglo XIX, en el momento del cambio entre los antiguos fusiles de avancarga de ánima lisa y estriada y los primeros fusiles de retrocarga. Los primeros utilizaban, como sabemos, como bala una bola de plomo que debía ser introducida por el cañón y encajada en el lugar correcto a golpes de baqueta, lo que unido a las posibles estrías del ánima, convertía la bala esférica en una masa informe de plomo.
La invención de los proyectiles con envoltura metálica en torno a 1850 produjo un claro progreso de las armas de fuego en cuanto a precisión, alcance y potencia, pero no tanto en cuanto a capacidad de detener al enemigo. Los soldados veían que los enemigos que antes quedaban fulminados por un disparo, aunque lo recibieran de casualidad, ahora podían seguir avanzando hacia ellos aunque heridos, dado que las heridas eran más limpias y eso ante un fanático musulmán afgano podía ser muy peligroso.
La solución la encontró el arsenal de Dum Dum, en Calcuta: consistió en eliminar la punta del cartucho metálico de tal forma que, una vez disparado, la fuerza del disparo hacía deformarse el proyectil, que impactaba con el objetivo ya sin forma aerodinámica alguna, pero con mucha más potencia que los viejos mosquetes, provocando unas heridas igualmente terribles. Las balas en cuestión fueron empleadas profusamente contra los afganos en esas guerras, siendo los resultados muy satisfactorios.
En tiempos de la I Guerra Mundial, el invento ya se había extendido pero se consideró impropio emplear entre europeos lo que se había empleado en las guerras coloniales, de tal forma que su uso fue oficialmente prohibido, aunque evidentemente nunca fue totalmente desterrado -aunque nunca, claro, oficialmente consentido ni aceptado- pese al riesgo de ser ejecutado de inmediato si se caía en manos del enemigo llevando esos proyectiles encima o habiéndolos disparado.
Autor:
Percy Zapata Mendo